LA RESPONSABILIDAD: VALOR DE ÉXITO EN TODO PROYECTO.
Domingo Núñez Polanco
Amigos y hermanos muy buenas tardes.
Antes de entrar en materia permítanme confesarle algo.
Escuchando a los colegas que me han antecedido en la palabra,
por cierto han sido exposiciones brillantes y bien explicitas al alcance
de ustedes, solo me resta decirle que mi tema, no mi turno, quedo
suficientemente expuesto, tanto por los expositores como por la participación
de ustedes en las preguntas y comentarios; de manera que mi turno lo
dedicare a tratar otros aspectos, que si bien no
tienen relación directa con el
tema que me correspondía, no deja de tener cierta importancia y
utilidad para lo que aquí se trata hoy.
Entiendo y pido disculpa por introducir una temática que no estaba en
agenda, pero me veo en la obligación de pedirle y compartir con ustedes algunas
reflexiones sobre aspectos, no normativo de
la teoría y práctica del cooperativismo, pero si tienen que
ver con fines trascendentes con la identidad
universal de los valores y principios cooperativistas.
Es propio tratarlo ahora que estamos en una fase
embrionaria en la formación de esta cooperativa,
Coopsisagro.
Señores, en estos momentos esperanzadores pero preocupantes de
la historia de este nuevo siglo, asistimos al fenómeno de la “globalización”
tanto económica como cultural, donde se nos quiere imponer un “pensamiento
único” para legitimar su justificación. Se intenta acuñar
en las conciencias de millones de seres humanos, utilizando
poderosísimos resortes de influencia, persuasión,
manipulación, como nunca se conocieron en la historia de la humanidad;
nos referimos a los medios masivos de comunicación, la
tv, la radio, los medios impresos, etc.
Urgente es la necesidad imperiosa de promover el conocimiento
sobre un tema tan trascendente, cuando la sociedad
necesita cambios profundos en función de hacer emerger un
nuevo modo de vida, para enfrentar la globalización, la puericultura,
y las transformaciones que la
posmodernidad impone con su ausencia de valores éticos.
El compromiso de los que tenemos funciones de dirigir, es asumir la tarea de
educadores como tales para ayudar a desvelar, discernir,
alertar, patentar, poner a prueba los valores y anti valores,
de forma crítica y constructiva.
Quizás algunos de ustedes estén pensando que nos estamos metiendo para lo
hondo, una especie de filosofar profundo con el tema que hemos improvisado aquí
esta tarde.
Pero, sucede que el tema de por si, por su naturaleza es profundo; ahora, lo que nos corresponde es hacer un esfuerzo para ponerlo al alcance de ustedes.
Pero, sucede que el tema de por si, por su naturaleza es profundo; ahora, lo que nos corresponde es hacer un esfuerzo para ponerlo al alcance de ustedes.
Óiganme, la dinámica actual del hombre en
esta compleja sociedad de hoy día, lo envuelve
en una vorágine desconcertante que lo hace dudar de cuál será
la meta para obtener la plenitud de vida total a la que
todos aspiramos.
Es precisamente aquí, en este punto de desconcierto,
de frustración, de futuro incierto, de las pérdidas de las
esperanzas que experimentan las personas, donde la puerca retuerce
el rabo.
En este punto crítico, donde al ciudadano lo asalta
la desconfianza, lo hace dudar de todos y de todas las
propuestas para un cambio de vida; Es aquí donde los
lideres, los comprometidos con las sanas y buenas causas de la
sociedad tienen que asumir con responsabilidad su
papel de orientadores.
Educar en valores y asumir principios de vida con
procederes que den coherencia al pensar y a la acción
dando prioridad a las necesidades existenciales del
hombre los cuales abarcan mucho más allá del ámbito del conocimiento.
Amigos míos, esto no es tan complicado de entender, solo poner le un
poquito de atención y pensar en nuestra cotidianidad, en nuestro
entorno, en nuestra gente, nuestros vecinos, amigos, el pulpero de la esquina,
en el cura, el maestro, el policía, en fin de todo lo que está a nuestro
alcance.
Hablamos de educación en valores y de necesidades existenciales de
los hombres y quiero que sepan que esto no es nada del otro mundo.
Educar en valores no es más que contribuir al desarrollo
global de cada persona: que aprendan cuidar y desarrollar su mente,
su inteligencia; desde el pun de vista humano, sientan sensibilidad por el
débil, el sufrido; adquieran responsabilidad individual, espiritualidad y
sentido estético de la vida.
Es decir, una educación ciudadana, con sentido para enseñar a vivir y a
convivir.
Una formación que contribuya a sacarnos de este vivir de la
inmediatez, para profundizar en las raíces de los principios universales,
familiares y personales.
Educar el conocimiento y a la vez el interior de las personas.
Las necesidades existenciales del hombre no son más que educarlo para la
vida, a motivarlo a escudriñar lo valioso que tiene el vivir, y
enrumbarlo por un camino de compromiso hacia la consecución de sus
más elevados ideales.
Debemos preocuparnos y conseguir el surgimiento de un hombre nuevo, para
una nueva sociedad, por medio de una adecuada educación formativa.
La responsabilidad.
Hace un momentito hablamos de
responsabilidad y quiero detenerme un poco en
este punto.
Desde el punto vista conceptual y práctico, responsabilidad es
capacidad de percibir la obligación tanto individual como colectiva.
Es la repuesta a cada situación y esta va a
depender de la amplitud del espíritu de cada
persona, al rol individual que le toca cumplir, siempre en relación
con la sociedad a la que pertenece; siempre la responsabilidad hace referencia
a algo, o a alguien.
Los problemas sociales, familiares y mundiales, de alguna manera pueden ser
considerados como parte de un problema personal, algo que corresponde a quien
forma parte de un universo global.
El hecho está en cómo se aborda cada uno de esos
problemas para involucrarse o no, y
aceptar sus consecuencias.
El cooperativismo o más bien la educación cooperativista ayuda
mucho en este asunto de la responsabilidad en virtud de que la
educación cooperativa promueve la responsabilidad en cuanto que
incluye saber enseñar como los otros deben ser responsables; hacerles
comprender el valor de la responsabilidad y todas las
consecuencias que se derivan de ello, por el hecho de vivir,
convivir en una sociedad.
En la experiencia práctica, el valor de la responsabilidad, en el
cooperativismo, va apareciendo y se va sociabilizando a través del tiempo, del
paso de los años, al ir adquiriendo la madurez moral producto de la educación
en el ámbito de los principios y valores del cooperativismo, esta misma
experiencia puede ser emulada por la sociedad en su conjunto
En el cooperativismo, las dos dimensiones de este campo valorativo,
responsabilidad individual y colectiva, pretende que el sujeto asuma su propia
responsabilidad de si, y al mismo tiempo corresponsable de los
demás..”Los problemas de la humanidad, son también problemas míos, son mi
corresponsabilidad.”
Ciertamente, esa otra responsabilidad que entra al campo de lo
existencial, la de pensar y sentir que los problemas de los otros también
forman parte de los propios y aquí es donde está el punto de partida de los
valores de solidaridad. Valor capital en el cooperativismo.
La educación de la responsabilidad como valor global, es pertinente
precisar que valores y actitudes se habrán de
desarrollar en los ciudadanos.
Además, la responsabilidad implica respeto por lo demás, Habrá que educar
la sensibilidad antes los problemas sociales tanto a
nivel regional como mundial.
La responsabilidad implica exigencia, esfuerzo personal para tomar
iniciativas, para crear y producir ideas.
No hay tarea más digna que la de contribuir a humanizar, a hacer personas
libres, autónomas, creativas, comprometidas críticamente en la elaboración de
un proyecto personal de vida valioso…
Señores, nos acercamos aceleradamente al fin de una era. Se trata de un
proceso que ya se ha iniciado.
Las crisis financiera, alimentaria y ambiental están convirtiendo la vida
de los seres humanos en una penuria constante. Hemos llegado al punto en el que
la vida, lejos de disfrutarse, se sufre.
Y se sufre más allá de la posición económica de cada uno, no sólo sufre el
pobre, sino también quien tenga conciencia de la realidad social y ambiental,
pues es muy difícil ser plenamente feliz, siendo consciente de que miles de
niños mueren cada hora por no poder acceder a unos pocos litros de agua
potable, o que muchos millones padecen hambre crónica a lo largo de toda su
corta vida.
A veces pienso que esta lucha de llevar estos temas trascendentes al
alcance de las grandes mayorías, no pude ni debe cesar.
Me da miedo pensar que muchos, después de
tanto batallar frente a la infinita injusticia de nuestra era,
corremos el riesgo de perder nuestra sensibilidad, de acorazar demasiado
nuestro corazón.
Corremos el riesgo de dejar de sentir amor por el prójimo, por la madre
naturaleza, por la vida, de ahí que es necesario asumir con responsabilidad la
tarea de una educación en valores.
Recientemente estaba leyendo un texto y me encontré con un párrafo que
sinceramente me cautivo.
No hice más que memorizarlo.
Y lo voy a compartir con ustedes, ahí le va: “Abramos nuestra mente,
volvamos a sentir la lluvia en la cara y el barro en los pies. El frío, el
calor.
El canto de un pájaro, el perfume de una flor y el silencio.
Abramos nuestro corazón y volvamos a sentir el dolor de la injusticia, de
los niños que mueren de hambre y sed.
Y luego volvamos a pensar cada cosa de las que como autómatas hacemos cada
día. Volvamos a encontrar el sentido de nuestras vidas”
Señores, en esta parte introductoria de mi
exposición o más bien podríamos decir de estas reflexiones que estoy
compartiendo con ustedes, era necesario bordear aunque fuera de lejito eso de
la educación y formación en valores y quiero que sepan que aquí hay mucha tela
que cortar, pero eso será para otra oportunidad.
Pero ahora de lo que se trata y debemos hablar es de este
mundo cambiante y complejo lleno de muchas necesidades,
dificultades, precariedades; ustedes mismos que son la mayoría pequeños y
medianos productores, esta con el grito al cielo: Insumos caros, insuficiencia
de recursos financieros para prestarlo a la agropecuaria, caminos vecinales
deteriorados, problemas de comercialización de los rublos
agrícolas, falta de asistencia técnica y capacitación para la
competitividad, así, entre
otras diversas inquietudes.
Ciertamente, el hombre desde los comienzos de la historia,
desde los tiempos de Dios, ha luchado, se ha organizado, por la necesidad de
cambio.
Por un bienestar de vida.
En los tiempos modernos, se organiza y lucha por necesidades básicas como
es tener: salud, medicina, vivienda, comida y educación…
Hay por ahí una expresión que dice: “querer es
poder”, y eso es tan cierto como decir que hay un Dios.
Muchos de nosotros, con frecuencia, vemos nuestros sueños,
planes y proyectos, las cosas que queremos alcanzar, la vemos como algo en un
mundo aparentemente lejano y extraño, difícil de alcanzar.
Pero quiero que sepan, que en el interior de cada ser humano, dentro de
cada uno de nosotros, albergamos unas energías, que si nos educamos para
dominarlas, podemos tener la posibilidad de programar el
presente y cambiar el futuro, de decidir entre la enfermedad y la
salud, entre el éxito o el fracaso, entre la abundancia y las escases.
Por eso, dicen los que saben de estas cosas que las personas no usan todo el potencial del cerebro humano.
Todavía estamos a tiempo para tomar el camino correcto para mejorar
nuestras condiciones de vida. Prueba de ello es la presencia de
ustedes aquí esta tarde.
Cabe preguntarnos; Porque estamos reunidos aquí? ¿Qué propósitos nos
unifica para estar juntos aquí?
Organizase en una cooperativa, para mejorar las
condiciones de vida y juntos enfrentar y buscar soluciones a los problemas que
les afectan.
Esto de formar parte de este proyecto de Coopsisagro es un gran
paso de avance en la búsqueda del camino viable y factible para alcanzar una
vida más plena.
Ahora bien, quiero que sepan que el éxito del
proyecto Coopsisagro, no solo va a depender de
nosotros que vinimos hoy aquí y recuerden que siempre
estaremos aquí con ustedes, repito el éxito no solo dependerá de
nosotros, sino que también va a depender de la actitud y el
compromiso, la responsabilidad que cada uno de ustedes asuman con
este proyecto que es su proyecto, un plan de bien común para
beneficios de toda esta comunidad.
Y fíjense ustedes como de nuevo surge la palabra responsabilidad, la
importancia que tiene, si la ponemos en práctica, para hacer exitosa esta idea
de la cooperativa.
Si, ciertamente, para que este proyecto cooperativo
sea exitoso, si queremos que sea viable en esta comunidad y más allá, debemos
asumir una postura de honestidad, de carácter, de fe, de integridad y lealtad
con el proyecto, con la cooperativa.
La responsabilidad no es más que la honestidad, el carácter, la fe, la
integridad y la lealtad que al mismo tiempo son las piedras
angulares que garantizan el éxito de cualquier plan, no solo el de
una cooperativa, sino en cualquiera idea en que nos embarquemos en
la vida.
Ojo, recuerden, Si sacrificamos en parte cualquiera de estos
principios, obtendríamos para nuestro proyecto solo una limosna de
todo lo que nos puede ofrecer.
Estoy de acuerdo con alguien que dijo: “Se alcanza la cumbre manteniéndose
recto.” Si hermanos y amigos, Con este proyecto tenemos que
ser recto, asumir una actitud de compromiso si en verdad queremos
alcanzar la meta.
Desearía poder contarle la historia de
muchas personas aparentemente de éxito,
persuasivas, talentosas --incluso brillantes- que he
oído- Y por lo común van apenas a un paso adelante del cobrador y
con frecuencia a solo dos pasos delante de la ley.
Siempre están buscando “una ventaja”, el “dinero fácil”.
Estas personas, Jamás parecen comprender que el uso adecuado del talento
propio es lo que ayuda a avanzar, a progresar más allá
que los demás.
Aquí todos tenemos algo de talento y virtud.
El hecho de que ustedes estén aquí, hoy sábado, dejando otros compromisos,
para estar en este encuentro, dice que en ustedes hay algo de talento,
de compromiso y cuidado si más de lo que muchos de ustedes se
imaginan.
Ahora bien, ese talento, esa virtud, esa fuerza que nos inspira, nos motiva
para poner, por lo menos, un granito de arena en la formación de la
cooperativa, tenemos que organizarla, orientarla. Seguir
una dirección correcta. Un camino correcto.
Recuerdo ahora, una historia que le escuché alguien contar:
Dos jóvenes se perdieron en un camino rural, vieron a un viejo granjero y
detuvieron el auto para preguntarle: “Señor, Puedes decirnos a donde lleva este
camino? “Sin dudar un momento, el granjero respondió: “hijos, este camino los llevara
a cualquier parte del mundo que quieran ir, con tal de que vayan en
la dirección correcta”.
De modo, que el proyecto cooperativo y otros
proyectos que emprendamos, para ser exitoso, alcanzar la
meta, debemos darle una dirección correcta.
El proyecto de la cooperativa tenemos que verlo como
una escalera que nos conducirá hacia la cumbre, hacia al éxito.
Donde el brazo de la escalera, es de donde nos
agarraremos para ascender, lo cual representa: honestidad, carácter, fe,
integridad y lealtad.
Y cada escalón de esa escalera, son pasos que tenemos que dar, bien seguro,
claro y bien orientado, para no pisar en falso, para esta ocasión vamos asumir
que la escalera tiene seis pasos: Imagen propia, su relación con
otros, Objetivos, Actitud, trabajo, deseo.
Siempre el ser humano desea tener: amistades, crecimiento, salud, dinero,
felicidad, paz, seguridad, tiempo libre, oportunidad, amor.
Estas son las motivaciones primarias que todo ser humano considera vitales
para su existencia.
Por lo tanto, hay que definir muy bien y darle una fuerte
orientación hacia los objetivos; que queremos? Y como lo lograremos?
De la misma manera que para construir una casa se necesita un
plan, así mismo se necesita para formar una organización, incluso hasta
para construir una vida.
De manera pues que si asumimos actitud mental
“correcta” y estar dispuesto a trabajar comprobaremos lo que siempre
sea expresado:” El precio del éxito es mucho mas bajo que el del fracaso”.
Afortunadamente, ya tenemos todas esas características
necesarias para alcanzar el éxito o por lo menos podemos
desarrollarla: algo de carácter, de fe, integridad, y
lealtad.
Sucede que dentro de nosotros y dentro del propio grupo hay fuerzas poderosas
que si la usamos correctamente, si nos organizamos debidamente podemos hacer
grandes cosas.
Y volviendo con las historias les contare una que leí hace varios días:”En
una ciudad de los EEUU, Oklahoma en la propiedad
de un viejo Indio apareció petróleo.
El buen indio, ya rico se compro un cadillac, dentro del auto, en su motor,
se encontraban cien caballos de fuerza --listos, dispuestos, capaces
y ansiosos por arrancar--, pero el viejo, al no saber conducir el
auto utilizaba solo dos caballos, animales, para arrastrar el auto,
como si fuera una carreta, así se paseaba por el pueblo, solo con
dos caballos en el exterior; cuando en realidad el
cadillac tenía en su interior 100 caballos.
Muchas personas cometen el mismo error de buscar afuera dos
caballos cuando en realidad adentro tienen más de cien.
Eso es tan así que alguien dijo una vez: “la mayor tragedia de América no
es el gran desperdicio de recursos naturales, aunque ya es trágico. La mayor
tragedia es el desperdicio de recursos humanos”.
Por igual un gran músico Norte Americano en una ocasión dijo: “que las
personas promedio llega a la tumba llevando todavía su propia música sin tocar.
Así, las melodías más hermosas de todas son aquellas que no se han
interpretado”.
Muchas gracias a todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario