MORAL Y LUCES

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martes, 14 de agosto de 2018

Bosch: ¿por qué Judas Iscariote?




NÉSTOR MEDRANO

ensayo


El Judas que vendió a Cristo por 30 monedas de plata y luego se suicidó, ahorcándose por el dolor y los golpes de conciencia, es un motivo de controversia, que surge y resurge, y que al mismo tiempo pocos autores se atreven a referir, sobre todo en países que como República Dominicana, poseen una profunda vehemencia cristiana.

¿Fue Judas un traidor o un sujeto del plan de Dios, manejado y destinado- o ambas cosas a la vez-, con un plan preconcebido? Si el plan de Yahvé estaba concebido para que Jesús el Unigénito, el Hijo del Hombre, viviera y padeciera el más cruento de los sufrimientos, incluso la vejación, la humillación y la muerte física, ¿no formaba parte Judas Iscariote de ese plan superior que lo hizo seguir un guión ya escrito? Esa controversia, mítica o histórica, está latente, e incluso se mantiene viva entre doctrinarios y entendidos en la materia, que han visto en el comportamiento del discípulo una simbología de la avaricia, la ambición y el materialismo, elementos distorsionantes de las enseñanzas secretas llevadas a cabo por el Mesías, que buscaban otros valores como la salvación del alma.

Esa temática fue abordada por Juan Bosch, lo que permite una cosmovisión del temple intelectual de quien enfrentó a los sectores más conservadores de la Iglesia Católica, esgrimiendo una visual realista de la conducta de aquel “satanizado” discípulo de Jesús.

En su libro Judas el Calumniado, Juan Bosch explica que luego de dos mil años el Iscariote ha sido víctima del escarnio, sin el derecho a la defensa, debido a que nunca antes de su muerte pudo explicar sus motivos.

¿A qué se enfrentó Bosch al escribir sobre Judas? ¿Qué pensaron sus enemigos políticos, los sectores eclesiásticos que lo adversaron y sus detractores más encarnizados al darse a la tarea de revivir a un personaje odiado por haber aceptado dinero para entregar a Jesús, el hombre ejemplo del más grande amor hacia la humanidad?

Con sus antecedentes, su trajinar político y sus creencias no comprendidas, es claro que muchos acentuaron sus disquisiciones y sus perfidias. El otro ángulo es la honestidad del escritor fiel a sus ideas, que escribe porque es libre de hacerlo y porque la autocensura no es una opción para el literato legítimo.
“Judas no escribió, no adujo palabra en su defensa; y durante dos mil años no ha habido fuente directa en qué abrevar para justificar una revisión, del juicio que le ha condenado como arquetipo de traidor”, escribió Bosch.

¿Qué ganancia obtiene Juan Bosch al convertirse en abogado de la defensa del Judas y postular, con datos rigurosamente bien documentados, a favor de ese ser despreciable que obró indignamente contra quien había nacido de vientre de mujer pero que era el hijo del hacedor del universo? Es la osadía de rebatir criterios desde un ámbito literario-conceptual, que como los más grandes de todos los tiempos siembran en la controversia valores imperecederos del pensamiento. Para Bosch existía el método de la contradicción de la Historia, con la misma revisión de la Historia. Los acontecimientos fluyen como corrientes de río, por el cauce que quien maneja la Historia, su historia, dispone. Se descubre aquí la sabiduría de Bosch para escoger los escenarios. Podía plantear la novela para limpiar de algún modo- y las vías de la ficción permiten mil posibilidades-, esa vida que él supone enterrada por los oprobios del prejuicio. Pero Bosch escogió la vía del ensayo, de la enumeración de los hechos y al mismo tiempo de la enunciación dialéctica de la Historia. Del caso de Judas Iscariote, el autor hizo una trasposición ejemplarizante de otro caso de traición en la Historia: León Trotsky, de quien se decía traicionó los ideales de la Revolución Rusa, pero, quien al decir de Bosch, vivió lo bastante para defenderse y escribió explicando su conducta.

“Si los sucesores de Stalin en el mundo de la Revolución Rusa, sostienen ese punto de vista, dentro de un siglo, suponiendo que el comunismo llegue a gobernar en toda la tierra, no habrá ser vivo capaz de imaginarse, siquiera, cuál fue la verdadera actuación de León Trotsky”, matiza Bosch en sus interpretaciones sobre lo acontecido con Judas Iscariote.

El literato dominicano ha explicado que desde que ocurre el apresamiento de Jesús en el Huerto de los Olivos, Judas desaparece de entre los discípulos. Bosch, como intelectual de ideas firmes y haciendo galas de objetividad, fue explícito al decir que Judas Iscariote, el Calumniado, como libro no tenía el interés de defender al ahorcado y sin embargo, abunda planteando que el estudio de los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, además del Libro de los Hechos de los Apóstoles, que al consignar del autor son los documentos en los que basa sus argumentos la Iglesia Católica, “arroja resultados sorprendentes en cuanto a la conducta de Judas Iscariote”.

Bosch argumenta que los cinco libros analizados por él, fríamente, sin voluntad previa de hallar al discípulo referido culpable o inocente, lo llevan a conclusiones inesperadas: “Judas no traicionó a Jesús, no le vendió, no le besó, no cobró su infamia y por último no se ahorcó”. Ese juicio temerario del escritor de cuentos enfrenta desde su esencia y origen, planteamientos aceptados como verdad universal del mundo cristiano. Juicio puntilloso, incluso para los más fanáticos, que se vuelve más agrio cuando se pregunta: ¿por qué pues, la acusación? Bosch atribuye a la acusación de traición un matiz de contenido político “usado instintivamente por todos aquellos que se lanzan a la conquista del poder, ya sea en una sociedad o en una organización”.
El autor establece que la primera acusación contra Judas la hace Simón Pedro y que la supuesta traición fue inventada por los celos enllamados que despertó la designación del único hombre de los 12 que no era galileo: ocupó la tesorería del grupo y aunque asume que sería aventurado pensar que Judas quería encabezar la agrupación, se pregunta: “¿Pero quién asegura que sus compañeros no le atribuyen esas ambiciones?”.
Es mejor poner a Bosch a decir, por qué Judas Iscariote:
“Muerto Jesús, la organización de la Iglesia era un hecho político que no podía escapar a una ley universal en el fenómeno político. A la hora de ocupar el primer puesto-vale decir, el poder- en la congregación no podía presentarse a Caifás como el enemigo que debía odiarse, puesto que ese odio se fijaría en un objeto externo a la organización misma, y era además un sentimiento que atemorizaba, no unía, disgregaba; eso explica que la primera acusación fuera la de Simón Pedro”.(Santiago de Chile, 1954, págs. 235,238 y 241).

La visión de Bosch sobrepasa en este trabajo, que primero se publicó en tres artículos en la revista semanal Bohemia de la Habana, cualquier otro intento por ofrecer una panorámica sobre Judas Iscariote y el abordaje temático del conflicto. Juan Bosch se muestra como un intelectual sin prejuicios, que lejos de confrontar a la Iglesia como muchos pudieron creer y lejos de expresar una ideología procomunista y atea, en ese trabajo sustenta una tesis, que en la distancia y revisado sin apasionamientos, se trata de un análisis político.

El discipulado de Jesús era una organización aglutinante que Bosch vio como un elemento de de disputa interna, una vez desaparecido el Mesías. ¿Pecó sólo Judas Iscariote? ¿Acaso no fue elemento de desconfianza la negativa de Pedro cuando en el pueblo le imputaron ser de los hombres del Rabí? Jesús hizo el vaticinio en la misma mesa de la Santa Cena, en la cual anunció que sería denunciado. Como se apunta en el Libro de San Mateo, versículo 69 de la versión El Nuevo Testamento- Reina- Valera 1960, Pedro estaba sentado en el patio; y se le acercó una criada diciendo: tú también estabas con Jesús el galileo, más él negó delante de todos diciendo: “No sé lo que dices. Saliendo él a la puerta le vio otra vez y dijo a los que estaban allí “también éste estaba con Jesús Nazareno”, pero él dijo esta vez con juramento: no conozco al hombre. Un poco después, acercándose los que allí estaban, dijeron a Pedro: verdaderamente también tú eras de ellos, porque aun tu manera de hablar te descubre, entonces él comenzó a maldecir y a jurar: no conozco al hombre, y enseguida cantó el gallo. (Versículos 69-al 75).

Si ciertamente Judas “vendió y entregó a Jesús”, Pedro, el más aguerrido defensor del Maestro, lo negó tres veces antes de que el gallo cantara, como lo había profetizado Jesús. ¿Hubo temor al escarnio público? ¿Dolía el dolor? ¿Era malo, indigno y pecador, Pedro? ¿Obedeció a lo trazado en un guión preconcebido? Lo que hubo fue una lucha por la retención del poder y fue tan ardua que incluso, en esencia, Pedro se convirtió “en la roca sobre la cual se erigió la Iglesia”.
Bosch lo planteó de la manera siguiente: “ No hay sino una respuesta, y es que en esa acusación (la de traidor sobre Judas) jugó un papel importante un factor de índole política, usado instintivamente, por todos aquellos que se lanzan a la conquista del poder, ya sea en una sociedad o en una organización. Cualquier idea requiere ser divulgada en sentido positivo y en sentido negativo, si es que ha de ser impuesta”. La interpretación de Bosch sobre la tal acusación de traidor contra Judas- que la hubo según las narraciones bíblicas, estuvo limitada a un asunto de celos: Judas manejaba las finanzas del grupo y posteriormente podía alzarse con el santo y la limosna.
En el versículo 14 del capítulo Judas entrega a Jesús del Nuevo Testamento, edición antes citada de Mateo, dice: “Entonces, uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote fue a los principales sacerdotes y les dijo: qué me queréis dar y os lo entregaré. Y ellos le asignaron treinta piezas de plata y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle.
El juicio valorativo de Bosch de que la actitud fue política, recorre un largo trayecto de más de dos mil años sobre una parte de la vida de Jesús de la cual se han tejido especulaciones , señalado cuestionamientos, dudado de algunos pasajes, lo que implica en el ensayista una preocupación intelectual, en la que se hace parte del litigio y ocupa el lugar de la defensa que pocos se han atrevido a insinuar, por lo espinoso del tema.
En definitiva, las apreciaciones de Juan Bosch sobre Judas el Calumniado, abren una parte del pensamiento del escritor, quien con sentido crítico emprendió un camino sin retroceso hacia la búsqueda-interpretativa o no- de la verdad sobre el Iscariote. También, el texto de esta obra permite al lector advertir que, a tantas décadas de haber sido escrito, resume la actualidad de un debate imperecedero sobre la vida de Jesús, el hombre más importante en la Historia de la Humanidad.

Publicadas por Néstor Medrano 

3 comentarios:

Hubert dijo...

En el versículo 14 del capítulo Judas entrega a Jesús del Nuevo Testamento, edición antes citada de Mateo, dice: “Entonces, uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote fue a los principales sacerdotes y les dijo: qué me queréis dar y os lo entregaré. Y ellos le asignaron treinta piezas de plata y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle.
una pregunta como sabia Mateo lo Judas Habia dicho a los Principales Sacerdotes ¿El Estuvo ahi?4:32 p. m.
Danny Casado dijo...

Saludos Hubert, quiero de la manera más respetuosa posible contestar a tu pregunta. En realidad Mateo no estuvo ahí, pero sí hay una escritura que dice en 2Pedro 1.21: "Porque los profetas nunca hablaron por iniciativa humana; al contrario, eran hombres que hablaban de parte de Dios, dirigidos por el Espíritu Santo" 

Mateo no necesitaba estar presente en el lugar para saber lo ocurrido allí, porque Dios sí estaba y como dice la escritura, él solo escribió lo que Dios le dijo a través del espíritu.

Espero haya contestado a tu pregunta.

Saludos cordiales.1:38 p. m.
Liviano dijo...

En 1953, más de cincuenta años antes de la restauración y publicación de la traducción del "Evangelio de Judas" (contenido en el "Codex Tchacos"), Ediciones Sol, en México, publicaría la obra "El Vuelo de la Serpiente Emplumada" que consta de Tres Libros. 

El Libro Tercero contiene el relato del Apóstol Judas de Kariot de sus últimos días con su “Rabí Jesús” y en el que se clarifica que, tal como muestra el “Evangelio de Judas”, Judas no traicionó a Jesús el Cristo, sino que hizo lo que hizo, “más presto”, por amorosa, y por ello dolorosa, obediencia a su Maestro, realizando “el Papel” que Jesús le indicó que hiciera… 

“…suponer que Judas pudo engañar a Jesús es poco menos que blasfemar. La relación entre Cristo y sus discípulos es una relación que no puede concebir el hombre en términos de una vida ordinaria basada en las comprensiones que aportan los sentidos. Es necesario ir tras los sentidos. O sea formarse ojos para ver y oídos para oír; ver y oír significados más que hechos aislados, es ver y oír en un plano de relaciones. Se dice que Judas traicionó a Jesús, pero cuando se capta el significado de los hechos bien pronto se advierte que la conducta de Judas no fué obra de su propia voluntad; fué obligado a vender a Jesús. Lo que ‘vender’ significa en el lenguaje evangélico está relacionado con la pobreza o riqueza en espíritu. Solamente recuerda que se dice el reino de los cielos como algo muy precioso que un buen mercader encuentra, y que enseguida ‘vende’ todo cuanto tiene para poder hacerse de esa preciosidad. Invierte el proceso para acercarte a un entendimiento. El misterio de Judas es uno de los misterios que más nos confunden. Jesús sabía que iba a morir. Es más, sabía cómo iba a morir. Su muerte estaba ya predeterminada, de modo que no cabía traición alguna, porque cualquier traición requiere el elemento de una confianza basada en una ignorancia. Piénsalo un poco. Porque Jesús insiste en que él escogió a los doce y que uno de ellos era el diablo. Mirando los hechos retrospectivamente resulta muy fácil juzgar y condenar a Judas en base a lo que otros interpretan. Pero desentrañar el misterio por sí mismo llevado sólo por el ansia de conocer la verdad, ya es otra cosa. Todos llevamos un Judas dentro de nosotros, como llevamos a un Bautista, a un Pedro, un Juan y a casi todos los personajes que figuran en los Evangelios. Si se entiende que estos escritos tratan principalmente del desarrollo interior del hombre, se comienza a ver la legión de personajes en sí mismo y también los hechos y acontecimientos que los relacionan.”

Extracto de la obra "El Vuelo de la Serpiente Emplumada", Libro I.

domingo, 7 de junio de 2015

JUAN BOSCH: LAS DICTADURAS DOMINICANAS

PROLOGO  QUE ESCRIBIERA EL PROFESOR  JUAN BOSCH  EN 1988 DE SU  LIBRO  LAS DICTADURAS DOMINICANAS

Palabras de introducción


El título de este libro debió haber sido Las dictaduras que han conocido los dominicanos, o Las dictaduras que ha sufrido el pueblo dominicano, pero de haber sido cual­quiera de esos dos, muchos, sino la mayoría de los posibles lectores, habrían dudado acerca del género de la obra, que no es un ensayo o análisis de las dictaduras conocidas por nuestro pueblo ni una historia de nuestros dictadores sino una explicación de las causas que dieron origen a esas dic­taduras, entre las cuales figuran la de Ulises Heureaux y la de Rafael L. Trujillo, pero además otra que no ha sido reconocida como dictadura en ninguno de los textos de historia nacional. 


Si esa tercera dictadura tuviera que ser mencionada colo­cándola en el orden cronológico que le corresponde, tendría que ocupar un puesto entre la de Heureaux y la de Trujillo, y así aparece en este libro, y no podría ser de otra manera por­que sin su existencia no hubiera podido establecerse la que encabezó Rafael L. Trujillo; pero el lector debe tomar en cuenta que esa tercera dictadura, que por razones de orden histórico ocupó el segundo lugar en el tiempo, fue dominicana en tan­to se implantó en nuestro país y sin embargo no estuvo enca­bezada ni formada por dominicanos sino por extranjeros, por­que sus jefes fueron varios, no uno solo como sucedió en el caso de las de Heureaux y Trujillo. 

Así pues, la tercera dictadura dominicana, segunda en el tiempo y servida por varias personas, no por una sola, le fue impuesta a nuestro pueblo por un poder extranjero, el de dos gobiernos de Estados Unidos, uno demócrata (el de Woodrow Wilson) y otro republicano (el de Warren G. Harding), y los que ejercieron esa dictadura en el país fueron los gobernado­res militares que nombraban esos presidentes norteamerica­nos. (Debo aclarar que ignoro si en los meses que le tocó gobernar como sucesor de Harding el presidente Calvin Coolidge nombró un gobernador militar para nuestro país). 

Los gobernadores nombrados por presidentes de Estados Unidos ejercían el poder calificado de omnímodo, palabra que significa total, que nada ni nadie puede limitar; y para gobernar de esa manera no tenían que fusilar a enemigos o adversarios o altos funcionarios como lo hacía Heureaux ni ordenar el asesinato de enemigos políticos como lo hacía Trujillo, pero eran dictadores porque su poder era impuesto, no procedía de la voluntad del pueblo al que gobernaban y del cual extraían los fondos con los cuales se mantenía el apa­rato de poder que habían establecido basando su autoridad en el poder militar de Estados Unidos. 

Los gobernadores norteamericanos que estuvieron gober­nando nuestro país durante siete años encarnaron una dicta­dura porque sin tener autoridad política o jurídica para go­bernar al pueblo dominicano, sin que su presencia en nuestro país y el ejercicio de su poder se explicara como producto de una guerra entre Estados Unidos y la República Dominicana que hubiera sido ganada por Estados Unidos, ellos decidían todo cuanto debía hacerse en nuestro país como producto de decisiones políticas tomadas sin consultar a ningún domini­cano. En pocas palabras, los dos gobiernos norteamericanos de Wilson y de Harding lanzaron sobre nuestro pueblo todo el peso del poder de su país como si ellos y la opinión pública  de Estados Unidos tuvieran la potestad divina de hacer en la República Dominicana lo que no podían hacer en su patria. Creo haber dicho en estas líneas todo lo necesario para que el lector sepa por qué en este libro se describen no dos sino tres dictaduras que estuvieron encabezadas y formadas por Ulises Heureaux, los gobernadores militares norteamericanos y Rafael Leonidas Trujillo.



Juan Bosch Santo Domingo, 10 de agosto de 1988.

domingo, 12 de octubre de 2014

LIBROS DE JUAN BOSCH


(Partes de las descripciones y las imágenes inclinadas han sido tomadas de la Fundación Juan Bosch; se han realizado correcciones y adaptaciones para el Foro)

“Un presidente que se respeta
Lunes, 10 de marzo de 1975
Dominicanos:
Como saben muchos de ustedes, yo había sido nombrado juez del Tribunal Russell para la América Latina… pero el año pasado no pude ir a Roma, la capital de Italia, donde se reunió ese Tribunal para conocer de los crímenes contra los derechos humanos que se cometen a diario en nuestros países; y no pude ir porque esa reunión de Roma se llevó a cabo en el mes de marzo y para esos días estábamos los hombres y las mujeres del Partido de la Liberación Dominicana metidos hasta el pescuezo en la tarea de organizarnos, pues hacía muy poco tiempo que para suerte del país y de nosotros, y especialmente para suerte mía, habíamos dejado de pertenecer al PRD, en cuyas filas cada quién estaba pensando en el puestazo que iba a coger después del 16 de agosto, soñando que aquí había elecciones y no un matadero electoral como quedó demostrado en las elecciones de 1966 y en las de 1970 (De paso permítanme que les explique eso de la suerte mía. Lo que he querido decir con esas palabras es que de todos los antiguos perredeístas que nos pasamos al PLD ninguno tuvo más suerte que yo, porque ningún dominicano siente más desprecio que yo por los oportunistas, por los charlatanes que viven engañando a este pueblo haciéndole creer que se sacrifican por él o que están dispuestos a sacrificarse por él cuando la verdad es que se han metido a la política para que el pueblo les sirva a ellos, no para servirle ellos al pueblo… 
Los dominicanos, que quizás tengamos muchos defectos, pero no somos ingratos…, escribirán la historia —ellos mejor que nadie— de la vida de aquel hombre ilustre, cuyo recuerdo no olvidaremos nunca.
Máximo Gómez”  Juan Bosch










EL PENTAGONISMO, SUSTITUTO DEL IMPERIALISMO
PREFACIO
Este libro fue presentado como tesis del autor a la Tercera Conferencia Interamericana de Ciencias Políticas y Sociales que tuvo lugar en la Universidad Autónoma de Santo Domingo -República Dominicana- en el mes de noviembre de 1967, y al mismo tiempo apareció, allí mismo, su primera edición, hecha por “Publicaciones ¡Ahora!, C. por A.”.
(…)
Juan Bosch
Benidorm, 28 de enero de 1968
1.- Qué es El Pentagonismo

(…)
Ahora bien, ese fenómeno, que debía originar necesariamente nuevos tipos de relaciones de las metrópolis con sus colonias… ha dado origen, en el país más sobredesarrollado, a un fenómeno nuevo. Este es el pentagonismo, que ha venido a ocupar el lugar que hasta hace poco ocupó el imperialismo… El pentagonismo retiene casi todas las características del imperialismo, especialmente las más destructoras y dolorosas, pero es una modalidad más avanzada…
El pentagonismo no explota colonias; explota a su propio pueblo. Este es un fenómeno absolutamente nuevo, tan nuevo como el propio capitalismo sobredesarrollado que dio nacimiento al pentagonismo.
Para lograr la explotación de su propio pueblo el pentagonismo realiza la colonización de la metrópoli, pero como para colonizar la metrópoli hay que hacerlo con el mismo procedimiento militar que se usaba para conquistar una colonia y resulta que la guerra no puede hacerse contra el pueblo propio, los ejércitos metropolitanos son lanzados a hacer la guerra contra otros países…
BREVE HISTORIA DE LA OLIGARQUIA Y TRES CONFERENCIAS SOBRE EL FEUDALISMO
I – LAS OLIGARQUÍAS GRIEGAS
(…)
La oligarquía apareció en Atenas corno había aparecido en Esparta, en el momento en que se llevaba a cabo la disolución del régimen de la propiedad común de la tierra en su etapa gentilicia. Fue entonces cuando los aristócratas guerreros descendientes de reyes y de nobles, que fueron los primeros en tener tierras propias, procedieron a esclavizar a otros miembros de sus gens para quedarse con la parte de la tierra que éstos ocupaban…
Es muy importante tener presente este detalle dado que la generalidad de los que han tratado el problema de las oligarquías griegas se han basado en Aristóteles (La Política, Libro IV, 4 y 5) para decir y recalcar que la oligarquía fue el gobierno de los pocos o los menos, sin tomar en cuenta que ésa era la apariencia, pero no la sustancia de los hechos. El propio Aristóteles dijo que “hay régimen popular cuando los hombres libres están en la dirección de los negocios (públicos), y oligarquía cuando están los ricos, pero es por puro accidente que los primeros son más numerosos que los otros, y efectivamente hay muchos hombres libres y pocos ricos” (Aristote, “La Politique”, Libraire Philosophique J. Vrin, París, 1962, Tomo I, pág. 269. Paréntesis y subrayado míos. J.B.). Aristóteles no dijo que la oligarquía era un gobierno, sino que hay (régimen de) “oligarquía cuando están (en la dirección de los negocios públicos) los ricos”, lo que supone que Aristóteles quiso decir y dijo que hay gobierno de la oligarquía cuando los ricos —u oligarcas— están en el poder; y añadió con mucha claridad que por puro accidente los ricos u oligarcas son menos que los demócratas, de manera que lo que define al gobierno de la oligarquía es la condición de oligarcas de sus miembros, no su mayor o menor número. Ese pensamiento fue dicho con mayor precisión pocos párrafos después, cuando Aristóteles explicó que “hay democracia cuando los hombres nacidos libres y pobres, estando en mayoría, se hallan a la cabeza de los negocios públicos, y oligarquía cuando las gentes ricas y de un nacimiento fuera de lo común, hallándose en pequeño número gobiernan”. (Ibid, pág. 270).
Debe quedar claro a los ojos de quien sea que para que hubiera régimen popular o democracia —las dos expresiones con que define Aristóteles el gobierno democrático— se requiere que haya demócratas y que éstos vayan al poder, y lo mismo ocurre en el caso de las oligarquías. Esto implicaba que los oligarcas formaban una clase, la clase de los poseedores de riquezas, si nos atenemos a la manera como los llamaba Aristóteles: “individuos ricos” (Ibid. pág. 268), “los ricos” (Ibid. pág. 269), “gentes ricas” (Ibid. pág. 270)…
No hay —ni podía haberla, dados los tiempos en que Aristóteles escribió— mayor claridad que en todo lo que dijo el hombre en quien se apoyan algunos, tomando la parte por el todo, para decir, primero, que la oligarquía era una determinada forma de gobierno, y segundo, que era el gobierno de los pocos o de los menos. La oligarquía, según Aristóteles y según la realidad histórica y social, era una clase, o por lo menos un conjunto de capas que formaban el sector que se hallaba en la cúspide de las sociedades griegas; que tomó el poder al quedar disuelta la propiedad gentilicia y en algunas partes, como sucedió en Esparta, retuvo el poder durante siglos, y en otras lo perdió, como ocurrió en Atenas bajo el arcontado de Solón, pero que allí donde lo perdió siguió existiendo como clase o conjunto de capas superiores, y lo que es más importante, siguió luchando por recuperar el poder…Ir Arriba
CLASES SOCIALES EN LA REPUBLICA DOMINICANA
INTRODUCCIÓN
Clases Sociales en la República Dominicana es un libro formado con artículos y entrevistas… Este libro no debe confundirse con el titulado Composición Social Dominicana, que es una historia del pueblo dominicano vista como resultado de la lucha de clases que se ha venido llevando a cabo a partir del momento en que del territorio de nuestro país se adueñaron los conquistadores traídos por Colón en el segundo de sus viajes a América.
Clases Sociales en la República Dominicana no es un libro de historia aunque en algunas de sus partes lo parezca. Lo que se hace en él es clasificar y describir las clases y las capas de clases que forman el conjunto de la población nacional y además presentar aquellos de sus aspectos que no se exponen a la vista de los más y son, sin embargo, los que las definen como clases y capas de un país dependiente, de esos denominados del Tercer Mundo, que están en el grupo de los que no son socialistas ni se cuentan entre los capitalistas desarrollados.
(…)
Dicho en otras palabras, éste es un libro político, no un tratado destinado a satisfacer exigencias propias de obras de texto. Su fin es el de ayudar a formar opiniones útiles en el terreno político acerca de cómo está compuesta la sociedad dominicana, porque si no conocemos su composición no podremos transformarla para que deje de ser dependiente y se convierta en lo que no ha podido ser hasta ahora: Libre y Justa.
Juan Bosch
Santo Domingo, 9 de octubre de 1982.

COMPOSICION SOCIAL DOMINICANA
UN PREAMBULO NECESARIO
(…)
El autor publicó en la revista “iAhora!” de Santo Domingo una serie de artículos —que aparecieron semanalmente desde el mes de mayo de 1968— en que tocó aspectos parciales del tema de este libro. Pero el libro tiene poca relación con esos artículos. De ellos, sólo dos fueron trasladados al libro y dos o tres más lo fueron en parte.
Este preámbulo necesario se cierra con las siguientes palabras: El autor no ha pensado en ningún momento escribir un tratado sobre la historia de la composición social dominicana ni ha pretendido agotar la materia. Su plan fue contribuir al estudio de un aspecto de la sociología dominicana que puede servir para vernos a nosotros mismos desde un ángulo no habitual, y espera que otros dominicanos mejoren lo que él ha hecho.
Juan Bosch
Benidorm, 23 de noviembre de 1968.
1.- ORIGEN DE LAS CLASES SOCIALES EN SANTO DOMINGO

(…)
Para 1509, cuando llegó a la Isla don Diego Colón, había en la Española una clase sometida, compuesta por indios encomendados, que aunque legalmente no eran esclavos, lo eran de hecho. Y por lo que cuenta Gonzalo Fernández de Oviedo, también había castellanos ricos, puesto que las damas de compañía de doña María de Toledo, mujer del virrey don Diego, “las más bellas, que eran mozas, se casaron en esta ciudad y en la isla con personas principales e hombres ricos de los que acá estaban” (Gonzalo Fernández de Oviedo, Historia General y Natural de las Indias, Edición de la Biblioteca de Autores Españoles, Madrid, 1959, Tomo II, Libro XII, Cáp. XI, pág. 249). De manera, pues, que para el año de 1509 la población de la Isla estaba dividida en clases sociales, de las cuales las dos extremas eran la de los encomenderos castellanos y la de los indígenas encomendados. Sabemos que los últimos eran unas 33,500 personas, puesto que en el primer repartimiento hecho por don Diego se distribuyeron 33,523 indios; pero no sabemos cuántos componían el grupo de los encomenderos. Entre éstos y los indios encomendados había castellanos que pertenecían a otros sectores sociales, pero su número era pequeño, puesto que hacia el 1516 los castellanos que vivían en la Isla sumaban sólo 715.
En dieciséis años, a partir del segundo viaje de Colón, que tuvo lugar en el 1493 y que fue en realidad el de la primera fase de la Conquista, tomaron forma las clases sociales de la Isla. Más tarde ese panorama iba a evolucionar… hasta culminar en la formación de una sociedad oligárquica esclavista dedicada a enriquecerse en la fabricación y venta de azúcar. En esa oligarquía esclavista, el indio fue sustituido por el negro africano debido a la extinción del primero…
DE MEXICO A KAMPUCHEA
Un presidente que se respeta
Lunes, 10 de marzo de 1975

Dominicanos:
Como saben muchos de ustedes, yo había sido nombrado juez del Tribunal Russell para la América Latina… pero el año pasado no pude ir a Roma, la capital de Italia, donde se reunió ese Tribunal para conocer de los crímenes contra los derechos humanos que se cometen a diario en nuestros países; y no pude ir porque esa reunión de Roma se llevó a cabo en el mes de marzo y para esos días estábamos los hombres y las mujeres del Partido de la Liberación Dominicana metidos hasta el pescuezo en la tarea de organizarnos, pues hacía muy poco tiempo que para suerte del país y de nosotros, y especialmente para suerte mía, habíamos dejado de pertenecer al PRD, en cuyas filas cada quién estaba pensando en el puestazo que iba a coger después del 16 de agosto, soñando que aquí había elecciones y no un matadero electoral como quedó demostrado en las elecciones de 1966 y en las de 1970 (De paso permítanme que les explique eso de la suerte mía. Lo que he querido decir con esas palabras es que de todos los antiguos perredeístas que nos pasamos al PLD ninguno tuvo más suerte que yo, porque ningún dominicano siente más desprecio que yo por los oportunistas, por los charlatanes que viven engañando a este pueblo haciéndole creer que se sacrifican por él o que están dispuestos a sacrificarse por él cuando la verdad es que se han metido a la política para que el pueblo les sirva a ellos, no para servirle ellos al pueblo… (negritas mías, nh).
(…)
El primer país que visitamos fue México, donde se nos recibió con las atenciones que se tienen en todas partes para las personas que hayan sido jefes de Estado y donde sostuvimos muchas reuniones con mexicanos y con extranjeros, sobre todo con exiliados argentinos, chilenos, haitianos y de otros países de América, y en poco tiempo pudimos darnos cuanta de algo que nos pareció muy importante.
¿Qué era eso que era muy importante?
Pues el hecho extraño de que México es un país de los más avanzados de América en el orden económico, en el orden cultural, en el orden social, pero al mismo tiempo no tiene fuerzas políticas organizadas que puedan servirle de base real a un gobierno que quiera poner en práctica un programa de medidas económicas y sociales que puedan ser consideradas como progresistas o avanzadas. En México, la fuerza verdadera está en los círculos económicos, no en los políticos…Ir Arriba
DE CRISTOBAL COLON A FIDEL CASTRO. EL CARIBE, FRONTERA IMPERIAL
UNAS PALABRAS DEL AUTOR
Al gran público no le gusta leer libros con notas, y éste ha sido escrito para él, no para eruditos. Eso explica que ni siquiera se hayan señalado las fuentes de algunas citas, si bien se dice quiénes fueron sus autores. Aunque al final se ofrece una bibliografía extractada, hay algunas obras que no tienen por qué aparecer en ella.
(…)
Esta historia del Caribe fue escrita, casi totalmente, en Benidorm, España, gracias a la hospitalidad que le brindó al autor en aquel hermoso lugar, durante más de año y medio, con clásica generosidad española, don Enrique Herrera Marín.
(…)
Juan Bosch
París, junio de 1969.
CAPÍTULO I – UNA FRONTERA DE CINCO SIGLOS

El Caribe está entre los lugares de la tierra que han sido destinados por su posición geográfica y su naturaleza privilegiada para ser fronteras de dos o más imperios. Ese destino lo ha hecho objeto de la codicia de los poderes más grandes de Occidente y teatro de la violencia desatada entre ellos.
(…)
La historia del Caribe es la historia de las luchas de los imperios contra los pueblos de la región para arrebatarles sus ricas tierras; es también la historia de las luchas de los imperios, unos contra otros para arrebatarse porciones… (conquistadas, nh); y es por último la historia de los pueblos del Caribe para libertarse de sus amos imperiales.
Si no se estudia la historia del caribe a partir de este criterio no será fácil comprender por qué ese mar americano ha tenido y tiene tanta importancia en el juego de la política mundial; por qué en esa región no ha habido paz durante siglos y por qué no va a haberla mientras no desaparezcan las condiciones que han provocado desasosiego. En suma, si no vemos su historia como resultado de esas luchas, no será posible comprender cuáles son las razones de lo que ha sucedido en el Caribe desde los días de Colón hasta los de Fidel Castro, ni será posible prever lo que va a suceder allí en los años por venir.
(…)
EL PLD, COLECCION DE ESTUDIOS SOCIALES
PALABRAS DE INFORMACIÓN PARA EL LECTOR
Este libro se ha formado con folletos escritos para los Círculos de Estudio del Partido de la Liberación Dominicana, pero creo mi deber aclarar que no son todos los que integran la Colección de Estudios Sociales sino el número de ellos necesario para componer un volumen de más o menos 300 páginas. Este material empezó a ser escrito en agosto de 1970, cuando todavía el autor era presidente del Partido Revolucionario Dominicano. En esos días quedó iniciada la tarea de formar los Círculos pero no fue posible poner a funcionar los pocos que llegaron a organizarse…
Juan Bosch
Santo Domingo, D.N.
4 de noviembre de 1989.
HOSTOS, EL SEMBRADOR
Primera parte 
LA SEMILLA

Los dominicanos, que quizás tengamos muchos defectos, pero no somos ingratos…, escribirán la historia —ellos mejor que nadie— de la vida de aquel hombre ilustre, cuyo recuerdo no olvidaremos nunca.
Máximo Gómez
De codos en la barandilla, el viajero se deleita con los constantes cambios de luz. El sol se ha hundido ya, y apenas se ven sus rojizos resplandores a través de las nubes de oscuros tonos. El mar está plácido. Brillan fugazmente las aguas, en un cabrilleo constante; y, a lo lejos, se confunde la casi negra línea del horizonte con la noche que se inicia.

El viajero tiene poco más de treinta años y es grave como un anciano. Una barba negrísima le cubre el rostro, en el cual se destacan los ojos azules, un tanto grises, la frente alta y rosada, y la nariz aérea. Contempla el mar embelesado, y recuerda. La primera vez que lo vio, en una playa de su isla, le produjo una impresión grandiosa y aterradora. A ese recuerdo se le superpone el de una señora de cabellos blancos, de voz quebradiza y amable, muy suave, muy sobria de gestos. Con los ojos recogidos en sí mismo, el viajero sonríe ligeramente y se sorprende de oír su voz.
(…)
¡Nueva York! ¡América! He aquí la patria del derecho, he aquí la obra de la libertad y el producto vigoroso de un mal europeo. Hace menos de cien años que dispuso este país manejarse por sí solo, y ya asombra al mundo y atrae con su riqueza y su ventura a todos los hombres que padecen opresión o miseria en el viejo continente.
Eugenio María mira con ojos ávidos la ciudad que aparece entre las brumas. Ya son grises los días de otoño y una niebla ligera vela los contornos.
(…)
Eugenio María mete su ojo profundo en la oscuridad del futuro y ve levantarse en las islas privilegiadas ciudades rientes y multicolores, limpias, colmadas de árboles y de flores, llenas de trajín, de niños que cruzan con libros bajo los brazos, de hombres afanosos y optimistas. Hay bruma aquí, y aumenta a medida que se acerca más a los muelles el vapor; pero él no ve sino el sol, el sol de sus islas, iluminando con brillantes reflejos los rostros felices de aquella humanidad bienaventurada.
(…)
Sueña, sueña, sueña. He ahí su mal: el sueño, y ese optimismo contumaz que le lleva a echarse en los brazos de todos para desconfiar después y sentirse disgustado consigo mismo y desdeñoso de los hombres si no responden, como sucede siempre, a su esperanza… Sus islas no son sino fragmentos de una gran patria futura. Hay que hacerla, hay que unir los pedazos dispersos; y, como no es posible rellenar los canales, se atarán con el vínculo político de la federación. Ya están atadas por el económico, puesto que todas producen lo mismo; por el étnico, por el histórico.
Sueña, sueña… Allí está su casa, de dos plantas, airosa y señorial. Ve de nuevo las tranquilas calles de Mayagüez, y calcula cuánto hay que hacer para darle el aspecto que convenga al nuevo Estado. Ahora es una población colonial, plácida, holgazana como todas las de la isla. Allí está su casa.
(…)
Se le encienden los ojos al puertorriqueño. Va al fin a estar en contacto con hombres de verdad, con hombres que trabajan por la patria, que viven enamorados de su ideal. Pero los cuatro o cinco cubanos que encuentra no tienen visos de ser realmente patriotas. Sí; un poco entusiastas, irreflexivos: hablan de la revolución, de Céspedes, de Agramonte. Será porque son obreros de mediano entender, pueblo, en fin. Y ya es gran triunfo que tales hombres den calor a la idea de la libertad. Además, padecen el destierro. No cabe duda: no son lo que él esperó, pero merecen respeto. Lo que él esperó… He ahí su daño: esperar lo que jamás ha de llegar. En ocasiones, anhela tan vivamente hallar virtudes excepcionales en los hombres, que cree con la fuerza de su sinceridad que todos gozan el privilegio de tenerlas; la realidad lo desengaña, y sufre como nadie esos desengaños.
(…)
DAVID, BOGRAFIA DE UN REY
CAPÍTULO I
EN EL QUE APARECE SAMUEL BEN ELCANA, VERDADERO FUNDADOR DEL REINO DE ISRAEL

Una batalla en que Israel perdió treinta mil hombres, que se libró el último día de la vida y la judicatura de Elí, entregó al pueblo elegido en manos de los filisteos. La importancia de esta acción de armas es obvia, y ocurre, sin embargo, que se ignora la fecha y el punto en que tuvo lugar.
Lagunas como ésta, unas en asuntos secundarios, otras en problemas de primera magnitud, y confusiones en el orden de los acontecimientos, son frecuentes en los textos sagrados y abundan en el relato de la vida de David ben Isaí, que de pastor de ovejas pasó a capitán y yerno del rey Saúl, de ahí a fugitivo, a jefe de banda, a aliado y vasallo de los filisteos, a rey de Judá y de Israel, a conquistador de Jerusalén y vencedor de pueblos, y por último, a personaje de tan gran valía histórica que mil años después de haber muerto, su nombre sería usado por Jesús, que iba a hacerse llamar el Hijo de David.
LOS FILISTEOS VENCEN A ISRAEL Y TOMAN EL ARCA DE LA ALIANZA
La batalla a que nos referimos debió darse cerca de Silo, lugar donde en los últimos tiempos se había mantenido el Arca de la Alianza y donde residía Eli, puesto que hasta Silo llegó el mismo día de la derrota un benjaminita que huía del campo de guerra; a ese benjaminita le tocó dar la noticia de la hecatombe a Elí, cuyos hijos habían muerto en la acción. El anciano Elí, de noventa y ocho años, de vida noble aunque de carácter débil, oyó al fúnebre mensajero decir que el Arca estaba en manos de los filisteos. Elí, que se hallaba sentado junto a la puerta, cayó de espaldas, con todo y asiento, fulminado por la tremenda nueva; se desnucó y murió. A partir de ese momento la judicatura caería sobre los hombros de Samuel, y los pueblos de Israel bajo el gobierno de los filisteos.
(…)
Samuel resultó un juez notable por muchos conceptos, y no es una virtud cualquiera, entre las muchas que tuvo, la de la prudencia. Fue prudente en grado sumo y sin confusiones, pues lo fue sin mengua de la energía, que supo usar cuando hizo falta. Los textos dan fe de que él no era partidario de la monarquía, pero cuando los ancianos le pidieron un rey y le adujeron que lo necesitaban para que los encabezara en la lucha contra los filisteos, el probo juez se plegó a esa demanda y sirvió a la nueva causa con lealtad, sin perder por ello su independencia de juicio.
(…)
La judicatura de Samuel se inició en la hora más negra de Israel, cuando el pueblo de Yavé resultó tan desastrosamente derrotado por los filisteos y el Arca perdida en manos del enemigo. Es imposible colegir, siquiera, qué edad tenía Samuel entonces. Pero su prestigio era ya grande y se le tenía por «hombre de Yavé», esto es, por un señalado de Dios.
(…)
A la muerte de Elí, esto es, al asumir Samuel la judicatura, la situación no había cambiado mucho de fondo, si bien desde los días de Moisés hubo en el pueblo de Israel una minoría selecta que conservó vivo el fuego sagrado del yaveísmo…
MALDAD DE LOS HIJOS DE ELÍ
Un ejemplo notorio de corrupción religiosa es el que ofrecen los hijos de Elí. Estos hijos de Elí eran también sacerdotes. Cuando se hacía ofrenda de un animal, la grasa debía quemarse en el altar y la carne cocerse ante el Señor; sólo después pasaban los sacerdotes y los fieles a comer carne ofrendada. Pero los hijos de Eli le quitaban la carne a la gente del pueblo, empleando la fuerza, «y dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de la congregación» (I Sam. 2:22). Si esto sucedía en el santuario nacional, allí donde estaba el Arca de la Alianza, ¿qué no había de darse en otros lugares, en las tierras fronterizas con Moab, que quedaban al este, o en las pobladas por los edomitas al sur, o por los ammonitas al nordeste? En esos pueblos extranjeros se adoraban ídolos, y los judíos que vivían en sus vecindades se dejaban influenciar por ellos.
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LA JUDICATURA DE SAMUEL
(…)
Si David tiene importancia histórica es gracias a que llegó a ser un rey excepcional, el rey que logró la unidad de Israel, el que organizó a su pueblo en Estado e hizo a ese Estado poderoso y respetado. Y en que David pudiera ser rey tuvo mucha parte el que echó las bases de la monarquía, esto es, Samuel ben Elcana, el último de los jueces. Por tal razón no es posible hacer la historia de David sin detenerse un poco en la vida de Samuel.
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MUJERES EN LA VIDA DE HOSTOS
Juan Bosch y Hostos
La apostólica mujer y maestra, Dra. Margot Arce de Vázquez, quien nos explicaba el curso “Temas poéticos del Siglo de Oro en la Universidad”, me regaló un día al terminar la clase, un boleto para escuchar una conferencia de Juan Bosch. Fui aquella tarde a un acto cultural auspiciado por la Asociación de Mujeres Graduadas de la Universidad de Puerto Rico en el Instituto Blanche Kellogg, Parada 22, en Santurce. Allí vi y escuché por vez primera al ensayista, novelista, cuentista y figura patriótica antillana y universal, profesor Bosch, dibujar las siluetas e imágenes que tan profundamente me conmovieron: “Mujeres en la vida de Hostos”. Aquella experiencia histórica, cívica y estética fue, creo, en 1937.
(…)
Casi medio siglo después de aquel emotivo encuentro, en 1985, en la Biblioteca Nacional de Santo Domingo, República Dominicana, en compañía del Dr. Manuel Maldonado-Denis, dije las brevísimas frases que aquí transcribo sobre el Maestro egregio y sobre el heroico contemporáneo, defensor de la soberanía nacional y editor de las “Obras completas de Hostos”.
(…)
¡Cuánto deben la juventud puertorriqueña, caribeña, latinoamericana, los revolucionarios, los maestros de América y los estudiosos de la historia de las ideas al sacrificio, al esfuerzo, a la consagración, a la generosidad de Juan Bosch, Maestro de América!
No tengo, no conozco palabras con la dimensión sicológica que desearía, para expresar al escritor Juan Bosch la gratitud profunda que sentimos todos por esa obra ejemplar.
Y junto a los textos hostosianos, nos ofrenda Juan Bosch su Hostos, el sembrador: su visión personal del Maestro, paradigma de decoro y dignidad, libro que funde la historia y la poesía, puente para la verdad y la maravilla, ala y ancla, biografía, etopeya, ensayo libre, voz lírica. Leyendo El sembrador hacemos una doble peregrinación: por el mundo físico y la geografía de España, Estados Unidos y nuestros pueblos y por los caminos interiores, el alma heroica de Hostos.
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Porque en El sembrador está el alma de Hostos y está mucho del fuego y la nobleza de Juan Bosch…
En esta hora de deshumanización, insensibilidad y deterioro moral, cuando el minotauro quiere dividirnos más para definitivamente vencernos, recordemos el simbolismo del Grito de Lares y Yara, a Betances y a Bolívar, al indígena zapoteca Benito Pablo Juárez, a Petión, a Martí, y Máximo Gómez, a Duarte, Sánchez y Mella, y tengamos presente aquel concepto que inscribió el apóstol y profeta Hostos en nuestras conciencias y que reafirma con elocuencia el creador y militante de la justicia, Juan Bosch, en el sentido de que: Ni hoy, ni mañana, ni nunca dejará nuestra patria de ser nuestra.
José Ferrer Canales
Juan Bosch ante Hostos

Juan Bosch, el joven escritor dominicano que durante algunos meses ha vivido entre nosotros, acaba de rendir a Eugenio María de Hostos un noble homenaje. No hace mucho estudié en esbozo rápido la obra de Juan Bosch; señalando el criollismo auténtico, la orientación segura, revelados en La Mañosa (1936) y Camino Real (1933). Una producción literaria de ricos fundamentos hispanoamericanos se anuncia en esos dos libros; una personalidad impetuosa circula allí, rebasa aquellos frutos del arte, y todavía nutre con jugos de la historia y del folklore dominicanos, conferencias como Indios de La Española.
(…)
Bosch ve la vida de Hostos como una aspiración a la armonía entre el interno conflicto del hombre y el externo del patriota, del “ciudadano de América” que una vez maduro, no se eclipsó nunca…
En esta conferencia, que por su estructura y documentación asciende a la categoría del ensayo, Bosch perfila con intensidad amorosa la fisonomía moral de Hostos, iluminadora del retrato físico, muy expresivo y breve, donde nos atraen unos ojos de grises reflejos y una voz viril “decidora de grandes bellezas”.
Cumple además Bosch, en su ensayo, un acto de gratitud trascendente: la gratitud de las generaciones dominicanas que se han pasado unas a otras con lealtad el fuego de avidez intelectiva que Hostos representa; su americanismo ejemplar. En la más joven de esas generaciones, Bosch, retoño de americanismo hostosiano, se ennoblece agradeciendo la clara herencia.
Concha Meléndez
Mujeres en la Vida de Hostos

Conferencia dictada por Juan Bosch en San Juan, Puerto Rico, el 7 de noviembre de 1938, bajo los auspicios de la Asociación de Mujeres Graduadas de la Universidad de Puerto Rico, con motivo de la cebración del Centenario de Eugenio María de Hostos.Señoras y señores:
Todo hombre recibe influencia de mujer, como toda mujer la recibe de hombre. No puede ser de otra manera, porque sólo la suma de los sexos completa en su ley y en su fin natural al ser humano.
Visto de prisa, Eugenio María de Hostos parece inmune a esa influencia. Su carácter, que le llevó a aceptar como deber lo que en otros no pasaba de ser sueño, le hace figurar en la historia más como un mito que como lo que fue: una realidad de profundo contenido humano…
“Madre, amante, esposa, toda mujer es una influencia” -escribió en Santiago de Chile en 1873-; y ocho años más tarde, en Santo Domingo: “el movimiento social… directa o indirectamente es siempre determinado por acción o reacción de la mujer, por impulso visible o invisible de la mujer, por influencia buena o mala de la mujer…”.
(…)
De cada acto suyo es origen una mujer; y casi siempre lo que determina esos actos es el miedo a los deberes que impone el amor.
(…)
Espoleado por el imperativo sexual, anduvo de tierra en tierra, nuevo judío errante de la dignidad. El resorte entrañable de su vida lo mueve la mujer. En repetidas ocasiones lo reconoció así. Cuando se rinde al fantasma implacable, tras haberlo eludido una, dos, tres, cuatro veces, Hostos gana la paz sexual, se siente completo ya en carne y en espíritu, y puede entonces entregarse a la obra sustancial de su vida: la de educador. Belinda Otilia de Ayala recibe en Hostos un propagandista y le devuelve a América un apóstol de la enseñanza y un creador de cultura autóctona.
(…)
Juan Bosch
SIMON BOLIVAR, BIOGRAFIA PARA ESCOLARES
Ofrecimiento:
Joven escolar venezolano:
Se me ha pedido que sea yo quien, con estas palabras preliminares, te ofrezca este libro. Lo compuso para ti el esclarecido escritor dominicano Juan Bosch, admirador de las glorias de tu Patria, de cuyo pueblo comparte sinceramente las angustias cada vez que corre el riesgo de frustrarse algunas de sus esperanzas, y contiene la biografía de nuestro Simón Bolívar, El Libertador.
(…)
Rómulo Gallegos
CAPITULO PRIMERO

El 24 de julio de 1783 nacía en Caracas Simón Antonio de la Santísima Trinidad de Bolívar y Palacios. La casa en que nació se conserva todavía, aunque con algunos cambios, pero los lugares que la rodean no se parecen a lo que fueron en aquellos días.
(…)
CAPITULO TERCERO
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El Congreso quedó establecido el 2 de marzo de 1811. Se reunió en una casa privada de Caracas… En el célebre cuadro del pintor Martín Tovar y Tovar donde se ve a los delegados firmando el Acta de Independencia no figura Bolívar, pues él no la firmó debido a que no formaba del Congreso.
Esa Acta lleva la fecha del 5 de julio de 1811, día en que el Congreso declaró que Venezuela era un país independiente de España y que se organizaba como república federal…
CAPITULO CUARTO
(…)
Siempre ha sucedido que en las horas de la derrota y de la confusión, o en los momentos de crisis, se busca a un culpable sobre quien descargar la cólera que producen los grandes fracasos; además, los jóvenes, que habitualmente tienen ideas radicales, pretenden echar en los mayores la responsabilidad de los desastres. Esto parece ser una condición de la naturaleza humana.
(…)
CUENTOS ESCRITOS EN EL EXILIO
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Primer cuento
LOS AMOS

Cuando ya Cristino no servía ni para ordeñar una vaca, don Pío lo llamó y le dijo que iba a hacerle un regalo.
-Le voy a dar medio peso para el camino. Usté está muy mal y no puede seguir trabajando. Si se mejora, vuelva.
Cristino extendió una mano amarilla que le temblaba.
-Mucha gracia, don. Quisiera coger el camino ya, pero tengo calentura.
-Puede quedarse aquí esta noche, si quiere, y hasta hacerse una tisana de cabrita. Eso es bueno.
Cristino se había quitado el sombrero, y el pelo abundante, largo y negro le caía sobre el pescuezo. La barba escasa parecía ensuciarle el rostro, de pómulos salientes.
-Ta bien, don Pío -dijo–; que Dio se lo pague.
Bajó lentamente los escalones, mientras se cubría de nuevo la cabeza con el viejo sombrero de fieltro negro. Al llegar al último escalón se detuvo un rato y se puso a mirar las vacas y los críos.
-Qué animao ta el becerrito comentó en voz baja.
Se trataba de uno que él había curado días antes. Había tenido gusanos en el ombligo y ahora correteaba y saltaba alegremente.
Don Pío salió a la galería y también se detuvo a ver las reses. Don Pío era bajo, rechoncho, de ojos pequeños y rápidos. Cristino tenía tres años trabajando con él. Le pagaba un peso semanal por el ordeño, que se hacía de madrugada, las atenciones de la casa y el cuidado de los terneros. Le había salido trabajador y tranquilo aquel hombre, pero había enfermado y don Pío no quería mantener gente enferma en su casa.
Don Pío tendió la vista. A la distancia estaban los matorrales que cubrían el paso del arroyo, y sobre los matorrales, las nubes de mosquitos. Don Pío había mandado poner tela metálica en todas las puertas y ventanas de la casa, pero el rancho de los peones no tenía ni puertas ni ventanas; no tenía ni siquiera setos. Cristino se movió allá abajo, en el primer escalón, y don Pío quiso hacerle una última recomendación.
-Cuando llegue a su casa póngase en cura, Cristino.
-Ah, si, como no, don. Mucha gracia -oyó responder.
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MAS CUENTOS ESCRITOS EN EL EXILIO
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Primer cuento
TODO UN HOMBRE

Yeyo va a explicar su caso. Tiene gestos parcos y voz sin importancia. La gente se asombra de verle tan humilde. Es de cuerpo mediano, de manos gruesas y cortas, de ojos dulces. La verdad es que parece avergonzado de la importancia que le da el público. El juez le mira con fijeza y la gente se agolpa y se pone de pie. Yeyo está contando su caso con una tranquilidad desconcertante.
El había oído hablar de Vicente Rosa, claro. En la región nadie ignoraba su fama; además, lo había visto con frecuencia. Vicente Rosa era lo que muchos llaman un hombre de sangre pesada. ¿Antipático? No; a él, Yeyo, no le caían los hombres ni mal ni bien; cada uno es como es y eso no tiene remedio. Pero si le preguntaran qué clase de hombre le parecía ser Vicente Rosa diría que un abusador. , Cuando estaban construyendo la carretera de Jima le dieron a Vicente un cargo de capataz y estableció una casa de juego. Los peones, campesinos ignorantes, muchos de ellos haitianos, perdían allí el escaso jornal; después caían desfallecidos de hambre sobre el camino que construían, y Vicente tos arreaba a planazos. Un día los infelices se negaron a seguir siendo explotados. ¡Mala idea! Vicente montó en cólera y empezó a repartir machetazos. Algunos quisieron defenderse, pero aquel hombre era un torbellino. Abrió cráneos, tumbó brazos, seguido de los seis o siete amigos que les salen siempre a tales fieras, y entre alaridos de mujeres y de niños echaba por tierra los bohíos y les prendía fuego. Hasta los montes vecinos persiguió a los aterrorizados peones, y después se las arregló tan bien con la gente del pueblo que hasta presos fueron algunos de los perseguidos. Siempre sucede igual, claro, y también le parecía a Yeyo que tal cosa no tiene remedio.
Lo malo estuvo en que Vicente Rosa abusó de su fama de guapo. En la gallera nadie se atrevía a cobrarle si perdía, y cuando entraba en una pulpería el pulpero rogaba a Dios que se fuera pronto. Lo mismo si estaba una hora que si estaba diez bebiendo, decía tranquilamente que le apuntaran lo que fuera y nunca se acordaba de la deuda. En las fiestas le quitaba a los hombres las parejas sin decir palabra… Un hombre sangrudo, lo que se dice sangrudo.
El caso con Yeyo ocurrió así:
Por las vueltas de Pino Arriba vivía Eleodora. Toda la gente que llenaba la sala del tribunal vio a Eleodora. Bajo el pelo de brillante negrura mostraba la frente trigueña; después, las cejas finas, los ojos pequeños, y la nariz y la boca. ¡Qué boca, Dios! Sonrió dos veces y la gente se moría porque lo hiciera de nuevo. Era una boca menuda, de labios carnosos y dientes macizos. Cuando el juez le ordenó levantarse para jurar, muchos hombres la miraron alelados. ¡Eso sí era mujer! Eleodora miraba a Yeyo con simpatía y la gente no quería admitir que hubiera algo entre dos seres tan distintos.
Yeyo era muy firme hablando. El juez preguntó:
—¿Estaba usted enamorado de la joven?
—Me gustaba —dijo resueltamente.
—Yo le pregunto a usted si estaba enamorado.
—Eso de enamorarse no es asina, señor. A uno le gusta lo bonito, pero enamorarse viene de adentro y asigún las condiciones de la mujer. Tal ve andaba por enamorarme… No se lo puedo asegurar, pero si el señor me lo permite le diré que lo que pasó hubiera pasao manque ella hubiera sido vieja y fea.
Descontando todos los circunloquios de la tramoya judicial, el caso puede sintetizarse así: Vicente Rosa, con su fama de guapo y sus ojos atravesados, estaba un día dándose tragos en la pulpería de Apolonio Torres, y allí mismo, sentado sobre una pila de aparejos, fumaba pacíficamente su cachimbo Yeyo Ramírez. Por dos veces estuvo Vicente mirándole con sorna. Yeyo, tranquilo, indiferente, le devolvía las miradas. Parece que Vicente perdió los estribos. Ordenó un trago de cuatro dedos y se dirigió con él hacia Yeyo.
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CUENTOS ESCRITOS ANTES DEL EXILIO
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Primer cuento
LA MUJER

La carretera está muerta. Nadie ni nada la resucitará. Larga, infinitamente larga, ni en la piel gris se la ve vida. El sol la mató; el sol de acero, de tan candente al rojo, un rojo que se hizo blanco, y sigue ahí, sobre el lomo de la carretera.
Debe hacer muchos siglos de su muerte. La desenterraron hombres con picos y palas. Cantaban y picaban; algunos había, sin embargo, que ni cantaban ni picaban Fue muy largo todo aquello. Se veía que venían de lejos: sudaban, hedían. De tarde el acero blanco se volvía rojo; entonces en los ojos de los hombres que desenterraban la carretera se agitaba una hoguera pequeñita. detrás de las pupilas.
La muerta atravesaba sabanas y lomas y los vientos traían polvo sobre ella. Después aquel polvo murió también y se posó en la piel gris.
A los lados hay arbustos espinosos. Muchas veces la vista se enferma de tanta amplitud. Pero las planicies están peladas. Pajonales, a distancia. Tal vez aves rapaces coronen cactos. Y los cactos están allá, más lejos, embutidos en el acero blanco.
También hay bohíos, casi todos bajos y hechos con barro. algunos están pintados de blanco y no se ven bajo el sol. Sólo se destaca el techo grueso, seco, ansioso de quemarse día a día. Las canas dieron esas techumbres por las que nunca rueda agua.
La carretera muerta, totalmente muerta, está ahí, desenterrada, gris. La mujer se veía, primero, como un punto negro, después, como una piedra que hubieran dejado sobre la momia larga. Estaba allí tirada sin que la brisa le moviera los harapos. No la quemaba el sol; tan sólo sentía dolor por los gritos del niño. El niño era de bronce, pequeñín, con los ojos llenos de luz, y se agarraba a la madre tratando de tirar de ella con sus manecitas. Pronto iba la carretera a quemar el cuerpo, las rodillas por lo menos, de aquella criatura desnuda y gritona
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CUENTOS MAS QUE COMPLETOS
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PROLOGO
En 1961 el profesor Juan Bosch vivía en Costa Rica una de las etapas del largo exilio que lo había llevado por distintos países. Fue el año en que lo conocí. Era entonces un desterrado emblemático del Caribe revuelto, que al tiempo que escribía cuentos ejemplares reclamaba una alternativa democrática para la República Dominicana, dominada por un tirano a su vez emblemático, el generalísimo Rafael Leónidas Trujillo, quien solía aparecer en las fotografías suyas que imprimían los periódicos de Nicaragua, con un bicornio coronado por un airón de plumas de avestruz, y metido en un uniforme fúnebre entorchado de bordaduras de oro, todo copiado de algún viejo figurín de pompas militares.
Emblemáticos los dos, pero cada uno por su propio lado, representantes de mundos contrapuestos. Pero las fanfarrias y los disfraces de Trujillo no lo eran todo. Más siniestro que su uniforme de opereta era su modo de manejar los hilos del poder, entre el envilecimiento, el terror y el halago, y su mano sabía alcanzar a sus enemigos por muy lejos que se hallaran. Así Había ocurrido con el atentado que su policía secreta urdió para matar al presidente de Venezuela Rómulo Betancourt en 1960, haciendo detonar al paso de su caravana un coche cargado de explosivos. Betancourt sobrevivió, con quemaduras, y aquel atentado marcó el inicio del fin de Trujillo, porque perdió el favor de los Estados Unidos de Kennedy y la OEA lo puso en cuarentena.
El profesor Bosch se hallaba en Caracas para entonces, y ese mismo año en que empezaba el ocaso de Trujillo, él escribía el último cuento de su vida, “La mancha indeleble”. En adelante, el torbellino de los acontecimientos, en los que quedó envuelto, lo sacaría para siempre de la literatura. Pero como quiero explicar luego, no sólo los acontecimientos lo empujaban fuera, sino su propia convicción ética que envolvía por igual la literatura y la política.
Cuando lo conocí en el mes de mayo de aquel año de 1961, el profesor Bosch enseñaba historia de América Latina en la escuela que la hermandad de líderes socialdemócratas -José Figueres, Muñoz Marín, Haya de la Torre, Rómulo Betancourt, y él mismo- habían abierto en San Isidro de Coronado, un poblado del valle central cercano a San José, para entrenar a jóvenes dirigentes políticos del continente. Yo venía de participar en un congreso centroamericano de estudiantes celebrado en Panamá, y me detuve a visitar a amigos nicaragüenses que estudiaban en la escuela. Uno de ellos, Julio López Miranda, me presentó delante de don Juan como escritor, y él se complació mucho en sentarse conmigo a compartir una taza de café, y aleccionarme por una media hora sobre el arte de escribir cuentos, oficio en el que yo me iniciaba entonces.
Recuerdo su figura delgada, sus ojos celestes, sus anteojos de marco de carey, su pelo rizado prematuramente cano, y su acento neutro, que no tenía ningún deje caribeño. Todo el mundo le decía “el profesor”, y por la forma didáctica de explicar sus convicciones, fueran políticas o literarias, hacía honor al nombre.
(…)
Sergio Ramírez
Cuento catorce
EL ALGARROBO

El hombre que estaba allá adentro, en el corazón del monte, oía sólo dos cantos: el suyo y el hacha.
De mañana empezó a tumbar la yaya y a los primeros golpes aletearon los pajaritos. Piaron y se fueron. El hombre, duro, oscuro y desnudo de cintura arriba, los siguió con la vista. Por entre los claros de las hojas había manchas azules.
“Aoé, tolalááá…”
El canto tiraste del hombre resonaba en el monte. Hasta muy lejos, tropezando con todos los troncos, se regaba el golpe del hacha. Tres días estuvo él tirando al suelo los árboles que rodeaban el algarrobo; pero no se sentía con fuerzas para picar el algarrobo. Seis hachadores hubieran tardado una semana. Era un árbol grueso hasta lo increíble, majestuoso, alto: el rey del monte.
La tarde sube las lomas desde la tierra llana; después persiste en levante una pintura rojiza. El hombre piensa que el cielo se quema. En el filo de su hacha está también el incendio del cielo.
Todavía canta él. Viene cantando, como si eso le ayudara a caminar. Tras los guayabales, aquí a la izquierda, recoge su humildad el techo del bohío.
El hombre vienen cantando, la mano oscura mecida, la otra al mango del hacha. Su mujer no está a la puerta, como siempre.
Estamos acostumbrados al silencio, tan acostumbrados que los pensamientos nos habla a la vista nada más. Por eso le sorprende al hombre la voz.
—Lico, estoy mala.
Su mujer, que se siente mal. Tiene el vientre esponjado y espera…
Lico piensa en la yegua, en la vaca.
—Cuidado si está cerca –murmura él.
(…)
CUENTOS Y VALORES
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NOTA EDITORIAL
(…)
En la mayoría de los cuentos seleccionados se observa preponderancia de antivalores, a partir de los cuales es posible trabajar la didáctica de los valores. A través del proceso de selección se puso identificar el antivalor más repetido: el irrespeto por la vida y dignidad humana, a partir del cual se ddesprenden múltiples juicios y críticas de la realidad descrita en los cuentos.
(…)
La Fundación Juan Bosch ha publicado “Cuentos y Valores”, una selección de relatos del profesor Bosch, para fomentar el desarrollo de la conciencia moral y ética.PROLOGO
(…)
El haberse dedicado (Juan Bosch, nh) por entero a buscar el bienestar colectivo, el saber su “lugar” en el mundo y asumir de lleno un compromiso con sus ideales, hicieron de él un hombre consciente, especialmente en lo moral y en lo ético. No sólo asumió un conjunto de valores humanistas como principios rectores de su acción cotidiana, sino que se responsabilizó por cumplirlos cabalmente, sin importar el momento o la circunstancia.
(…)
Matías Bosch
Cuento doce
LUIS PIE

A eso de las siete la fiebre aturdía al haitiano Luis Pie. Además de que sentía la pierna endurecida, golpes internos le sacudían la ingle. Medio ciego por el dolor de cabeza y la debilidad, Luis Pie se sentó en el suelo, sobre las secas hojas de la caña, rayó un fósforo y trató de ver la herida. Allí estaba, en el dedo grueso de su pie derecho. Se trataba de una herida que no alcanzaba la pulgada, pero estaba llena de lodo. Se había cortado el dedo la tarde anterior, al pisar un pedazo de hierro viejo mientras tumbaba caña en la colonia Josefita.
Un golpe de aire apagó el fósforo, y el haitiano encendió otro. Quería estar seguro de que el mal le había entrado por la herida y no que se debía a obra de algún desconocido que deseaba hacerle daño. Escudriñó la pequeña cortada, con sus ojos cargados por la fiebre, y no supo qué responderse; después quiso levantarse y andar, pero el dolor había aumentado a tal grado que no podía mover la pierna.
Esto ocurría el sábado, al iniciarse la noche. Luis Pie pegó la frente al suelo, buscando el fresco de la tierra, y cuando la alzó de nuevo le pareció que había transcurrido mucho tiempo. Hubiera querido quedarse allí descansando; mas de pronto el instinto le hizo salir la cabeza.
—Ah… Pití Mishé ta eperan a mué —dijo con amargura.
Necesariamente debía salir al camino, donde tal vez alguien le ayudaría a seguir hacia el batey; podría pasar una carreta o un peón montado que fuera a la fiesta de esa noche.
Arrastrándose a duras penas, a veces pegando el pecho a la tierra, Luis Pie emprendió el camino. Pero de pronto alzó la cabeza: hacia su espalda sonaba algo como un auto. El haitiano meditó un minuto. Su rostro brillante y sus ojos inteligentes se mostraban angustiados. ¿Habría perdido el rumbo debido al dolor o la oscuridad lo confundía? Temía no llegar al camino en toda la noche, y en ese caso los tres hijitos le esperarían junto a la hoguera que Miguel, el mayor, encendía de noche para que el padre pudiera prepararles con rapidez harina de maíz o les salcochara plátanos, a su retorno del trabajo. Si él se perdía, los niños le esperarían hasta que el sueño los aturdiera y se quedarían dormidos allí, junto a la hoguera consumida.
Luis Pie sentía a menudo un miedo terrible de que sus hijos no comieran o de que Miguel, que era enfermizo, se le muriera un día, como se le murió la mujer. Para que no les faltara comida Luis Pie cargó con ellos desde Haití, caminando sin cesar, primero a través de las lomas, en el cruce de la frontera dominicana, luego a lo largo de todo el Cibao, después recorriendo las soleadas carreteras del Este, hasta verse en la región de los centrales de azúcar.
—¡Oh, Bonyé! —gimió Luis Pie con la frente sobre el brazo y la pierna sacudida por temblores—, pití Mishé va a ta eperán to la noche a son per.
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CUENTO DE NAVIDAD
Ver Página “Cuentos de Juan Bosch”/Foro de Nemen Hazim

Pocas historias poseen la virtud de ser contadas o leídas, produciendo un mismo encantamiento en los niños, y en los adultos. El :Cuento de Navidad” del profesor Juan Bosch es uno de estos casos de excpeción: la ternura, el frescor y la fantasía deleitan a los pequeños, el espíritu y el mensaje provocan la reflexión de los más grandes, el tono vivaz y la escritura tan poética como simple “llegan” a todas las sensibilidades.
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Marianne de Tolentino
Santo Domingo, diciembre 1977.
CAPITULO I

Más arriba del cielo que ven los hombres, había otro cielo, su piso era de nubes y después, por encima y por los lados, todo era luz, una luz resplandeciente que se perdía en lo infinito. Allí vivía el Señor Dios.
El Señor Dios debía estar disgustado porque se paseaba de un extremo al otro extremo del cielo. Cada zancada suya era como de cincuenta millas y a sus pisadas temblaba el gran piso de nubes y se oían ruidos como truenos. El Señor Dios llevaba las manos a la espalda, unas veces doblaba la cabeza y otras la erguía y su gran cabeza parecía un sol deslumbrante. Por lo visto, algo preocupaba al Señor Dios.
Era que las cosas no iban como Él había pensado. Bajo sus pies tenía la Tierra, uno de los más pequeños de todos los mundos que Él había creado y en la Tierra los hombres se comportaban de manera absurda, guerreaban, se mataban entre sí, se robaban, incendiaban ciudades, los que tenían poder y riquezas y odiaban a los vecinos ricos y poderosos, formaban ejércitos y salían a atacarlos. Unos se declaraban reyes, y mediante el engaño y la fuerza tomaban las tierras y los ganados ajenos, apresaban a sus enemigos y los vendían como bestias. Las guerras, las invasiones, los incendios y los crímenes comenzaban sin que nadie supiera cómo, ni debido a qué causa y todos los que iniciaban esas atrocidades decían que el Señor Dios les mandaba a hacerlas y sucedía que las víctimas de tantas desgracias le pedían ayuda a Él que nada tenía que ver con esas locuras. El Señor Dios se quedaba asombrado.
El Señor Dios había hecho los mundos para otra cosa y especialmente había hecho la Tierra y la había poblado de hombres para que éstos vivieran en paz como si fueran hermanos, disfrutando entre todos de las riquezas y las hermosuras que Él había puesto en las montañas y en los valles, en los ríos y en los bosques. El Señor Dios había dispuesto que todos trabajaran a fin de que ocuparan su tiempo en algo útil y a fin de que cada quien tuviera lo necesario para vivir y con la claridad del Sol hizo el día para que se vieran entre si y vieran sus animales y sus sembrados y sus casas y vieran a sus hijos y a sus padres y comprendieran que los otros tenían también sembrados y animales y casas, hijos y padres a quienes querer y cuidar. Pero los hombres no se atuvieron a los deseos del Señor Dios, nadie se conformaba con lo suyo y cada quien quería lo de su vecino, las tierras, las bestias, las casas, los vestidos y hasta los hijos y los padres para hacerlos esclavos. Ocurría que el Señor Dios había hecho la noche con las tinieblas y su idea era que los hombres usaran el tiempo de la oscuridad para dormir. Pero ellos usaron esas horas de oscuridad para acecharse unos a otros, para matarse y robarse, para llevarse los animales e incendiar las viviendas de sus enemigos y destruir sus siembras.
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SOBRE LAS CAUSAS DE LOS ATAQUES A SANTO DOMINGO EN LOS SIGLOS XVI Y XVII
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La Española era importante, pero no era rica. El oro que se sacaba de los ríos se acabó pronto, y la fabricación de azúcar, que pudo habernos producido mucha riqueza, no llegó a cuajar porque España no consumía el azúcar que nosotros podíamos producir, y además prohibió que nuestra azúcar fuera vendida fuera de España. La fabricación de azúcar estaba en sus buenas ya para el año de 1520 y para el de 1550 se hallaba en caída. En 1603 salieron para España 3,355 quintales de azúcar, o lo que es lo mismo, menos de 170 toneladas. Esos números indican nuestra pobreza.
Pero como La Española era importante, los países de Europa donde había ya una burguesía comercial y productora de artículos hechos a mano, o sea manufacturados, querían arrebatarle a España nuestro país para extender hasta aquí su comercio y para usar nuestra tierra y la de otros lugares de América en producir artículos que ellos necesitaban, como por ejemplo, azúcar. Desde luego, era más fácil atacar a España aquí que en España, porque aquí era militarmente más débil debido a que nuestro país se hallaba a gran distancia de España, y por esa razón a España le era difícil tener aquí poderío militar. Por eso nuestra isla fue atacada en 1537 y 1538 por corsarios franceses, que tomaron y quemaron la villa o pueblo de la Yaguana y en 1538 atacaron por Azua y las Calderas y se llevaron unos 80 quintales de azúcar de un ingenio que estaba cerca de lo que hoy es Palmar de Ocoa. Parece ridículo que se llevaran sólo unos 80 quintales de azúcar; pero resulta que en esa época lo que podía cargar un buque era poca cosa.
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JUDAS ISCARIOTE, EL CALUMNIADO
ACLARACIÓN PARA LA EDICIÓN DOMINICANA
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Cuando los señores de la caverna política de este país se enteraron de que en alguna parte del mundo se había publicado un libro mío titulado Judas Iscariote, el Calumniado, se llenaron de júbilo porque dedujeron del título que ahí estaba la prueba de mi militancia comunista. Se adelantaron un poco, porque mi conocimiento de Marx y Engels vino a darse por el año 1969, después de haberme instalado en París, y fue de ese conocimiento, no muy amplio, por cierto, de donde salió mi afiliación al marxismo.
Lo que sí puede ver cualquiera de los lectores de Judas Iscariote, el Calumniado, es el afán de hacerle justicia a un personaje que tenía cerca de dos mil años de vida en la infamia.
Cuando Raúl Roa se enteró, allá por el año 1947, de que planeaba este libro, me dijo con su lengua chispeante, tan cubana para dar con el ángulo risible de toda actitud humana: “Sí, escríbelo, que la familia de Judas te lo va a agradecer mucho”…
Judas Iscariote, el Calumniado, no se había publicado antes en la República Dominicana porque yo le había vendido los derechos de autor a Editorial Prensa Latinoamericana, S. A., que hizo la edición chilena en agosto de 1955, y los derechos de autor se venden por treinta años. Ese plazo no se ha cumplido aún, pero la Editorial Prensa Latinoamericana no existe ya porque su propietario, el Partido Socialista de Chile, fue desmantelado por la espantosa tiranía de Pinochet, y los derechos de autor han revertido a mí. Eso es lo que explica que pueda disponer ahora la publicación de un libro que era literariamente mío y sin embargo no lo era en el orden comercial.
Juan Bosch
Santo Domingo, 16 de febrero de 1977
UN PROLOGO INDISPENSABLE

Después de haber escrito “Judas Iscariote, el Calumniado”, el autor ha tenido que responderse a ciertas preguntas que su propia obra dejó flotando, como una estela. La obra ha sido el producto de muchos años de meditación, pero no fue acometida con prejuicios, sino, bien al contrario, con mente abierta y lista a aceptar las conclusiones que se derivan de un estudio realmente honesto del personaje y de los acontecimientos en que se destacó.
Las preguntas principales que quedaron en la conciencia del autor eran dos: ¿Cómo se originó la acusación de traidor contra Judas? O mejor aún: ¿Por qué se originó? ¿Cómo se explica que durante dos mil años esa acusación haya sido aceptada sin un análisis serio?
Para ambas hay respuestas…
Juan Bosch
Molinos de Niebla, Chile, enero de 1955.
I

Desde hace veinte siglos la grey cristiana del mundo viene acusando a Judas Iscariote de haber vendido a Jesús. Así como el nombre de Caín es sinónimo de crimen, el de judas se ha convertido en sinónimo de traición.
No sabemos —nadie lo sabe— cómo era Judas; si joven o viejo, si imberbe o barbado, si de tez quemada o rubia, si de ojos negros o claros, si alto o bajo, si delgado o grueso. Sin embargo, en esa figura no precisada encarnamos al traidor. Y tras evocarlo con el disgusto con que venimos haciéndolo durante dos mil años, consustanciado en lo más profundo de nuestros sentimientos con la idea de la vileza, hallamos que no tiene contorno ni estatura ni rostro; que no es más que un sentimiento repulsivo designado con su nombre.
(…)
Lo único que se sabe de Judas sin lugar a dudas, antes de que prendan a Jesús en Gethsemaní, es que a él le tocaba guardar el dinero de la comunidad formada por Jesús y sus discípulos, y que su padre se llamaba Simón de Kerioth. Estos datos se los debemos a Juan, el más implacable de sus acusadores. Por el hecho de que él se llamara Iscariote —es decir, natural de Kerioth o Cariote— y su padre también, se deduce que Judas había nacido en tal lugar. Kerioth estaba situada a una jornada al sur de Hebrón, en las lindes del desierto, esto es, bastante al sur de Jerusalén; y de ser así, es lógico que para ir a Galilea Judas tuvo que pasar por Jerusalén, puesto que Galilea queda al norte de la que entonces era capital de los judíos…
En cuanto al evangelio de Juan, su valor es incalculable para los fines de este estudio. Porque es Juan el único que ha lanzado sobre Judas acusaciones tan tremendas como la de que era ladrón, el único que pone en sus labios la sola frase que, de resultar cierta, se le atribuye a Judas antes de la cena pascual; el único capaz de afirmar que Jesús le dijo a él, y a nadie más que a él, que quien habría de venderle sería el Iscariote.
(…)
LA GUERRA DE LA RESTAURACION
PALABRAS DE INTRODUCCIÓN
Los capítulos de este libro se publicaron en el semanario Vanguardia del Pueblo a partir del número 253, correspondiente al 20 de agosto de 1980, y se recogen ahora en un volumen porque no me queda la menor duda de que la guerra de la Restauración es la página más notable de la historia dominicana y también la más ignorada, no ya desde el punto de vista subjetivo sino desde el objetivo. La casi totalidad de los dominicanos no tienen idea de lo que fue esa guerra como esfuerzo colectivo, gigantesco y heroico, y también lo que fue como hazaña militar; y quien lo sabe, como le sucede al autor de estas líneas, está en el deber de hacer todo lo posible para que el mayor número de personas hagan conciencia de la grandeza de ese episodio de la vida nacional.
La guerra de la Restauración comenzó el 16 de agosto de 1863 y el día 22 caían en manos de los restauradores Guayubín, Dajabón, Monte Cristi, Sabaneaba (hoy Santiago Rodríguez); el día 24 el capitán general español declaraba el estado de sitio en todo el país; el 28 caían en poder de los insurgentes el ayuntamiento y el cuartel de Puerto Plata, La Vega, San Francisco de Macorís, Cotuí; el 30 cayó Moca, y Gaspar Polanco llevaba a Santiago mil hombres con los que iba a iniciarse ese mismo día la batalla conocida con el nombre de esa ciudad.
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Juan Bosch
Santo Domingo, 7 de febrero de 1982.
I

(…)
Si el general Santana y los hombres de su gobierno tenían razones políticas para anexionar el país a España, la gran masa del pueblo tenía una que para ella era determinante: la miseria en que vivía. La única descripción de esa miseria que conocemos es la que hizo Alejandro Angulo Guridi, que aparece en Composición Social Dominicana (página 175) expuesta como sigue: “Yo llegué (a la Capital) en septiembre de 1852, y voy a decir en pocas palabras del aspecto que ofrecía… las calles llenas de surcos, cubiertas de yerbas, muchas, muchísimas casas en ruinas… Había muchísimas casas, la mayor parte con gran ausencia de aseo en sus puertas, pisos y paredes; con algunos taburetes viejos, y una o dos hamacas en las salas, habitadas por familias pobrísimas… De esas, gran número ofrecían a la vista del transeúnte el cuadro de un comercio humildísimo, efecto de la haraganería, consistiendo en un reducido número de frutos del país y algunas bagatelas colocadas unas en el suelo y otras en una tabla que descansaba sobre dos barriles, todo ello cerca de la puerta de la calle”.
La descripción que hace Angulo Guridi es muy viva, pero no es acertada cuando dice que el comercio humildísimo que se hacía en la capital del país era efecto dé la haraganería. De lo que era efecto era de la miseria, y en un medio donde lo único que abundaba era la miseria no se les podía pedir a las gentes que fueran trabajadoras. ¿Qué iban a producir con su trabajo? Ese comercio humildísimo que todavía hoy vemos en las calles de Santo Domingo —el hombre maduro que ofrece en venta tres aguacates o una mano de guineos en una esquina de la avenida 27 de Febrero o en otra vía de mucho tránsito— es el símbolo del subdesarrollo, palabra que significa escaso desarrollo económico con su lógica consecuencia de pobre desarrollo social, cultural y político.
(…)
La anexión se hizo posible porque la alta y la mediana pequeña burguesía comercial cibaeña que se levantó contra Báez no pudo conseguir el respaldo popular que le hacía falta para derrotar a las fuerzas gobiernistas. Ese respaldo debían ofrecerlo las tres capas más bajas de la pequeña burguesía, pero éstas, que eran mayoritariamente campesinas, seguían a Báez, y muy especialmente después que se produjo el cambio del oro y la plata destinados a la compra del tabaco por las papeletas del gobierno, pues esa operación, que arruinó a los comerciantes, benefició a los cosecheros de tabaco, que para entonces eran sobre todo pequeños propietarios campesinos.
Colocadas en una situación difícil, la alta y la mediana pequeña burguesía comercial cibaeña, seguramente seguidas por la alta y la mediana pequeña burguesía agricultora que no producían tabaco, o por lo menos seguidas por sus representantes políticos, decidieron traer a Pedro Santana de Santomas, adonde había ido a vivir, de manera que al cabo de varios años volvía a darse la alianza entre la pequeña burguesía y los hateros… Esa alianza de 1857 llevaría a Pedro Santana al poder, sin el cual no habría podido anexar el país a España.
(…)
BOLIVAR Y LA GUERRA SOCIAL
Al lector
Este libro ha sido escrito sin tener a mano las obras necesarias para ampliar a sus últimas posibilidades la tesis que en él se expone. Por ausencia de esas obras el autor no ha podido señalar la fuente bibliográfica de cada cita; éstas se han reproducido copiando las notas que el autor había tomado durante su estancia en Venezuela, especialmente para escribir una biografía del Libertador, y en esas notas no figuran las fuentes bibliográficas.
El autor pide excusas al lector por esa falta, pero puede asegurar que el hecho de que cada cita haya sido tomada, y escrupulosamente copiada, de la correspondencia y de otros papeles de Bolívar, así como el hecho de que en cada cita se mencione la fecha de la carta, la proclama o el discurso del Libertador en que figuran sus palabras, permite hallar con facilidad la fuente.
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Juan Bosch
Aguas Buenas, Puerto Rico, abril de 1964.
PRIMERA PARTE – Los Antecedentes
I – Las guerras Americanas

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La guerra social de Venezuela no tuvo definiciones tan categóricas como la de Haití; pero ofrece más material para el análisis. Un amasijo histórico tan complicado no se encuentra fácilmente en América, y para los fines de ver con claridad en el espejo del porvenir, la guerra social venezolana de 1812-1814 es ejemplar.
En la segunda mitad del siglo XX un alto número de americanos ven en cualquiera actividad subversiva a lo largo de todo el Hemisferio la mano comunista; pero cuando estallaron las guerras sociales de Haití y de Venezuela no había comunismo y pasarían todavía muchos años antes de que Marx y Engels escribieran el manifiesto comunista. ¿Por qué, pues, se produjeron esas dos guerras sociales, tan feroces, relativamente, como la rusa de 1917?
Los acontecimientos de Venezuela fueron, desde luego, sólo una parte de los que se presentaron en toda América al comenzar el siglo XIX. La revolución estalló casi simultáneamente en varios puntos: en La Paz, en Quito, en Caracas, en México, en Buenos Aires. Todos esos brotes eran hechos que obedecían a las mismas causas que habían provocado la revolución norteamericana y la francesa, esto es, el paso, en la sociedad occidental, del sistema feudal al capitalista. Pero el movimiento venezolano tenía algunas de sus raíces bien cerca; pues aunque la desigualdad social y las diferencias raciales venían desde los orígenes de la colonia, la desigualdad económica se había producido, por lo menos en sus aspectos más violentos, en el siglo XVIII.
(…)
BREVE HISTORIA DE LOS PUEBLOS ARABES
ORIGEN DE ESTE LIBRO
26 de junio de 1975.

Sres. Dr. Rafael Kasse Acta,
Dr. Luis G. González Canahuate, 
Lic. Jorge Yeara Nasser,
Don Yamil Michelen,
Dr. Salomón Morún Acta,
Don Jorge Andón Jaar, y
Lic. Zahira E. Sainz Aybar.Distinguidos amigos:

Respondo a la carta que a nombre de la Hermandad Domínico-Árabe me enviaron Uds. el 19 de este mes en la cual me invitaban a dar, bajo su patrocinio, una conferencia dirigida principalmente a la comunidad árabe y sus descendientes, en que se traten los conflictos del Oriente Medio y el problema del petróleo.
Debo decirles que me siento muy honrado con su invitación y que les doy las gracias por el honor que me hacen, pero al mismo tiempo debo decirles también que el tratamiento de los conflictos del Oriente Medio y del problema del petróleo requiere más de una conferencia y también más de dos, porque esos conflictos y ese problema tienen raíces lejanas en la historia y sin relacionarlos con sus raíces será difícil explicarlos y hacerlos comprender.
Así pues, respondo a su invitación con la siguiente propuesta: Que se organice una especie de cursillo de cuatro conferencias y que éstas sean dadas en cuatro semanas sucesivas en vez de hacerlo en cuatro días seguidos. Esas conferencias podrían tener los siguientes temas:
1ero.: El imperio árabe, desde su formación hasta su suplantación por el imperio otomano;
2do.: Aparición de los países árabes a causa de la desintegración del imperio otomano, hasta el final de la primera guerra mundial;
3ero.: Surgimiento de más países árabes como resultado de la segunda guerra mundial y formación del Estado de Israel;
4to.: El papel que ha jugado el petróleo en la política de los países del Oriente Medio.(…)
Reciban un saludo afectuoso de su amigo,
Juan Bosch
PREFACIO

Buenas noches dominicanas y dominicanos de origen dominicano o de origen árabe; buenas noches a los árabes que se encuentran aquí.
Deseo iniciar este acto entregando a los miembros de la comisión que lo organizó, a cada uno una de las tarjetas de invitación que se usaron para el acto con una dedicatoria mía a fin de que la guarden como un recuerdo de esta noche, no porque esta noche sea memorable desde el punto de vista de lo que voy a decir sino porque es memorable desde el punto de vista de la amistad domínico-árabe…
Y ahora deseo dedicar esta charla a la memoria de Aquiles Nimer, un palestino dominicano, palestino porque nació en Palestina, dominicano porque aquí vivió y aquí hizo su obra de escritor, y deseo dedicársela no solamente porque fue palestino-dominicano y porque fue escritor y porque tuve el privilegio de ser su amigo, sino porque en el año 1919, cuando se celebraba en Versalles la conferencia en la que el presidente Wilson de los Estados Unidos, que había ordenado la ocupación militar de nuestro país en el año 1916, como figura central de aquella conferencia de Versalles señalaba en el mapa de Europa y en el mapa de Asia y en el mapa de África los territorios que debían ser cedidos a tal o cual país, un hombre, joven entonces, alto, fornido, le gritó de pronto: “¡Presidente Wilson, acuérdese de la República Dominicana!”; y ese hombre era Aquiles Nimer (aplausos prolongados).
Todos los mapas que usaremos en esta charla son obra de una pareja de compañeros, Isabel Roques Martínez y Hernán Espinola, a quienes les pedí sentarse en la primera fila para que ustedes puedan identificarlos (aplausos).
DESDE EL IMPERIO ÁRABE HASTA EL IMPERIO OTOMANO
(…)
El imperio árabe del cual vamos a hablar esta noche no se fundamentó en el reconocimiento de la superioridad del pueblo árabe ni en el orden militar ni en el social. Se fundamentó, de parte de los pueblos no árabes que lo formaron, en la aceptación de la religión mahometana, es decir, en la aceptación del Islam, y en la aceptación de la lengua árabe porque fue ésa la lengua que usó Alá para hablarle a Mahoma; para darle a Mahoma sus ideas y decirle qué tenía él que hacer. Ahora bien, no seamos ilusos. No vaya ninguno de ustedes a creer que el Islam y la lengua árabe habrían sido recibidos por tantos pueblos diferentes si sus diversas capas sociales no hubieran recibido beneficios personales y sociales, beneficios de carácter material tan pronto como aceptaban ser parte del Islam…
Pero hay un hecho evidente; Mahoma va a representar para los árabes un papel similar, palabra que no quiere decir igual sino parecido, al que representó Solón para los atenienses; y ese papel consistió en organizar la vida social sin poner en peligro el poder y los privilegios de los eupátridas que formaban la capa de la cual iba a salir la oligarquía ateniense. Pero mientras la función de Solón consistió en crear un nuevo tipo de organización de la sociedad sin que eso signifique de ninguna manera que creara una sociedad nueva, la de Mahoma consistió en crear la unidad del pueblo árabe alrededor de una religión monoteísta, es decir, una religión en la que había un solo dios. En vez de la diversidad de dioses de las tribus impuso la creencia de un dios único que él no creó pero que hizo respetar y adorar de todos los árabes, y él se hizo respetar y seguir pero no como hijo o parte de ese dios sino como su profeta, el que hablaba por ese dios.
Para tener una idea de las diferencias que hubo entre Cristo y Mahoma, conviene consultar el libro El Islam, editado por John Alden Williams en la colección Grandes Religiones del Hombre Moderno. En ese libro se nos dice que en el Islam el equivalente de Cristo no es Mahoma; es el Qurán o Corán, palabra que quiere decir El Libro. El equivalente de Mahoma en el cristianismo son los evangelios y los doce apóstoles.
(…)
Fue, pues, una contradicción fundamental lo que destruyó al Imperio Árabe. Esa contradicción consistió en que la necesidad de prolongar su vida le produjo la muerte. Quizá en la historia política de la humanidad no haya otro caso de lucha de los contrarios que pueda apreciarse tan nítidamente en conjunto y en detalle como puede apreciarse en el caso del Imperio Árabe. Por esa razón el nacimiento, el desarrollo y la desaparición del Imperio Árabe forman una lección histórica de tal importancia que debería enseñarse en todas las escuelas del mundo, y muy especialmente debería enseñarse en las escuelas de los países de habla española, porque nosotros no podemos conocer nuestra historia si no conocemos a fondo la historia de España, y la historia de España no puede conocerse si no se conoce la historia del pueblo árabe.
(…)
CUBA, LA ISLA FASCINANTE
(…)
La isla fascinante comenzó a escribirse, a mediados de 1951, en la finca “La Favorita” cerca de La Habana, gentilmente ofrecida por su dueño, el escritor y diplomático cubano José de la Luz León. Partes del libro se escribieron en Santa Cruz del Norte, en Varadero, en San Diego de los Baños y en San José de Costa Rica. Terminado en febrero de 1952, fue necesario ponerlo al día en cuanto a acontecimientos políticos, razón por la cual su publicación se ha retardado hasta ahora.
El autor pretende que La isla fascinante interprete la gratitud de todos los que hemos recibido de Cuba el pan de la hospitalidad. En su caso, el autor aspira, sobre todo, a que la Cuba de hoy pueda ser vista mañana en estas páginas por un niño que nació, hace nueve años, en la ciudad de Santiago de Cuba.
Ese niño es mi hijo.
Juan Bosch
Santiago de Chile,
abril de 1955
(…)

El hombre que se case con una cubana sabe que va a tener quien le ayude y estimule. Se dice que la habanera es maestra en el arte de arreglar un pequeño espacio para que le quepa toda suerte de muebles; y ello es cierto. Pero también es cierto que esos muebles, como la limpieza con que hace brillar el lugar en que vive, están por entero dedicados al marido o al hijo. Para la cubana, el marido y el hijo resumen su corazón de vivir. Ducha en administrar el dinero, por escaso que este sea, siempre encontrará manera de sorprender a su hombre con una corbata, con un pañuelo, y para llevarle al hijo las vitaminas, la mejor ropa, la fruta fresca.
(…)
Al cubano no le gusta emborracharse. No lo hace ni siquiera para satisfacer citas de amor. No desea ser físicamente inconsciente; su afán es disfrutar a plenitud el menor placer. Jamás he visto en las calles de Cuba un beodo dando tumbos, y mucho menos a nadie tendido en la acera durmiendo la embiaguez, espectáculo común en casi toda la tierra. El cubano bebe, pero hasta tanto empieza a sentirse mal. Por eso prefiere bebidas como el brandy y el whisky o la cerveza, todas las cuales son de graduación más baja que el ron…
Llegará el día en que las chimeneas de los ingenios despidan, todo el año, su tardo y rojizo humo hacia los cielos azules, y de las vastas naves saldrán multiplicados los subproductos, el papel para los periódicos y libros, los fertilizantes y las vitaminas. Entonces, cuando el obrero no tenga que trabajar temeroso de que la zafra termine y con ella se liquide la alegría de recibir un jornal decente, al caer de las tardes, por las callejas de los bateyes o por las guardarrayas flanqueadas de altivas palmeras, los hombres retornarán a sus hogares con la ilusión de sentar en las rodillas al hijo pequeño y empezar a contarle:
-Esto que tú ves, mi hijo, es Cuba, la tierra iluminada por las estrellas, la azucarera del mundo. Y algo más…
INDIOS, APUNTES HISTORICOS Y LEYENDAS
INTRODUCCION
En Juan Bosch se conjugan ejemplarmente las dotes de excelente escritor con las del hombre de clara visión. Esas cualidades se destacan ya en su primer libro Indios, apuntes históricos y leyendas, publicado en Santo Domingo en 1935. Pasado medio siglo de su aparición, impresiona la lucidez con que el joven autor asumió la responsabilidad de siempre poner su pluma al servicio de una buena causa. Consciente de que un pueblo que ignora su pasado carece de futuro, se entrega a la necesaria tarea de recobrar raíces rescatando sucesos ocurridos en el crucial momento en que dos culturas chocan y se funden en suelo antillano. Como podrá constatar el lector en las páginas de este libro, Bosch aúna la resuelta búsqueda de cuanto se sabía entonces de la etnohistoria del pueblo taíno con la captación imaginativa del mundo poético de aquel pueblo desaparecido. Del primero de esos objetivos han surgido las doce estampas que agrupa en la sección Los aborígenes, y del segundo las tres leyendas que respectivamente titula La Ciguapa, Atariba y El destino de la tierra. En el primero de aquellos tuvo que lanzarse, como él mismo declara en la Advertencia, a las turbias fuentes de nuestra historia, para esclarecer y ordenar datos que resultaban confusos y desordenados. Y los narra en una prosa lúcida, cálida y vibrante. Por eso da gusto leer esos apuntes históricos en los cuales la erudición sirve de sostén, pero no de obstáculo al pleno disfrute de una lectura placentera. En las tres leyendas su prosa, ahora luminosa y lírica, se enriquece con voces taínas que nos producen profundas resonancias. Ocurre así cuando percibimos las notas crujientes de la “yagua seca”, la sonridad del sombreado “sao”, el relámpago alado del”guaraguao” en vuelo, la dulzura de “Anaó la callada” y el espacio acogedor de la “barbacoa en el bohío”. Y desfilan también el “cocuyo” de tenue luz, la “guanábana” perfumada, las abiertas “sabanas”, y otros términos que confieren su grata melodía a la lengua de los antillanos. Y es de esta prosa que se vale cuando reinventa y anima las creencias y mitos que subyacen en los más recónditos hondones de nuestro folclor. Esto y más es lo que logra Juan Bosch en este breve libro que anticipa lo que habrá de ser su obra total. Y como es bien sabido, en ella prolonga nuestras mejores tradiciones literarias y continúa, con inalterable honradez intelectual, la defensa de la dignidad del hombre. De ahí la importancia de este libro primigenio de quien es un gran escritor y un ciudadano ejemplar de nuestra América.
José Juan Arrom
ADVERTENCIA

Las fuentes de nuestra historia son muy turbias. He estado acechando bajo las estrellas a que aclarase el agua; pero como no lo consiguiera, hube de esforzarme en limpiarla sin pedir ayuda.
Creo que me he valido útilmente de la intuición para dar al público un plato histórico asaz desconocido. Los datos estaban, pero tan confusos y desordenados, que a nadie podían ser servidos.
Ahora, que me perdonen los auténticos historiadores, a quienes respeto y saludo tímidamente, en la puerta de este paquetito de papeles.
LOS ABORIGENES
La diestra mano engarfiada en una jarcia, la otra prieta sobre el pomo de la espada; centelleantes los ojos y ardorosa la mente por la idea de la cercana riqueza, el soldado de la conquista cruza el claro mar que sus hermanos han llamado “de los caribes”. Sobre cubierta, húmeda la nariz, dormita el perro que el blanco enseñará a cazar indios.
Cercana debe estar ya la tierra, puesto que la brisa trae otro olor que el de sal y puesto que en el diáfano cielo hay a veces manchas de avecillas.
Todos son iguales a este, de fino bozo, delgado, con una armazón que enseña la fuerza tras la delicada arquitectura. Todos tienen como éste mirada brillante; y a todos los exalta la fiebre de la cercana propiedad. En los sueños de posesión de vírgenes indias, no está sin embargo implícita la renuncia de la prometida que espera en Las Españas. Esta supone la tranquilidad en la vuelta, cuando se haya abandonado el doble voluntarioso y fogoso que retornará algún día de las Indias cargado de oros.
(…)
LA FORTUNA DE TRUJILLO
PALABRAS DE INTRODUCCION
El pequeño libro que lleva el título de La Fortuna de Trujillo tiene una historia que comenzó al iniciarse el año 1959, época en la que el autor estaba viviendo en Venezuela desde que tuvo que salir de Cuba en abril de 1958 a raíz de haber sido detenido por la policía en cumplimiento de órdenes del comandante Ventura que figuraba en la galería de los jefes policiales batistianos más conocidos por sus crímenes.
Al comenzar ese año 1959 los pueblos de lengua española del Caribe estaban conmovidos por la agitación política. En enero de 1958 había sido derrocada en Venezuela la dictadura de Pérez Jiménez y en diciembre se habían celebrado elecciones que ganó Acción Democrática, cuyo candidato presidencial fue Rómulo Betancourt. Ese sólo hecho bastaba para enardecer los ánimos de las grandes masas venezolanas, pero apenas veinticuatro días más tarde Fulgencio Batista huía de Cuba y el 8 de enero siguiente entraba en La Habana Fidel Castro seguido por un mar humano que lo aclamaba en Cuba y por el entusiasmo de los pueblos de la región, entre los cuales estaba en primer lugar el de Venezuela.
Sucedía, sin embargo, que ese estado de ánimo ebullente generalizado en la región del Caribe daba paso, al mismo tiempo, a una pregunta que no hallaba respuesta: ¿Por qué en medio del estado de agitación que se vivía en el Caribe la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo se mantenía como una montaña de horrores y de opresión totalmente inconmovible?
(…)
Juan Bosch
Santo Domingo, 31 de mayo de 1985
(…)

LA FORTUNA DE TRUJILLO – I
¿Cuál era la fortuna de Rafael Leonidas Trujillo? Según un informe detallado hecho por el jefe o encargado de la llamada Oficina Particular del Generalísimo, el licenciado Tirso E. Rivera J., al morir el 30 de mayo de 1961 Trujillo tenía en la República Dominicana bienes a su nombre por valor de 55 millones, 110 mil 728 pesos con 28 centavos; tenía además inversiones y acreencias (dinero que le debían) por 69 millones 342 mil 176 con 87, y a nombre de María Martínez 24 millones 358 mil 124 con 60, lo que hacía un total de 148 millones 811 mil 29 con 75.
¿Pero era ése el monto de toda la fortuna de Trujillo? No. Además de esa suma (le faltaban 189 mil pesos para llegar a 149 millones) que tenía en el país, a nombre suyo o de su señora María Martínez de Trujillo y de sus hijos Ramfis, Radhamés y Angelita, Trujillo tenía dinero depositado en un banco suizo (o tal vez en más de uno) por una cantidad mayor que ésa. En mi libro Composición Social Dominicana se cuenta que “El día 8 de junio de ese año (1954), mientras el dictador se hallaba en Madrid, su señora envió a Suiza, para ser depositada a su nombre, una cantidad de dólares que pasaba de los cien millones”. El relato de ese episodio me fue hecho por un testigo presencial que merece fe. La cantidad de dólares enviada a Suiza llegó a 150 millones. De manera curiosa, en el estado de cuenta hecho por el licenciado Rivera no figura la finca Fundación, aunque figuran terrenos en varios lugares del país, unos a nombre del dictador y otros a nombre de su señora, así como acciones y bonos por valor de varios millones de pesos a nombre de sus hijos Ramfis, Angelita y Radhamés. A menudo se dijo que Trujillo tenía propiedades en Puerto Rico y en los Estados Unidos, pero de ser así, esas propiedades no figuran en el informe a que estamos refiriéndonos.
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LA PEQUEÑA BURGUESIA EN LA HISTORIA DE LA REPUBLICA DOMINICANA
CAPÍTULO I
La clave para comprender por qué la historia Dominicana presenta tantos altibajos, tantos puntos débiles, tantos momentos oscuros y de confusión, está en la existencia de la pequeña burguesía en condición de componente mayoritario de la población del país, pero hay que tomar en cuenta que la pequeña burguesía de nuestro país no sólo es numéricamente más fuerte que el resto de los habitantes sino también que está formada por varias capas, y en éstas, la alta, la mediana y la baja son minoritarias en comparación con la suma de la baja pobre y la baja muy pobre, y además que no sólo es así ahora, cuando somos un país de seis millones de personas sin tomar en cuenta a más de un millón que viven en Estados Unidos y Venezuela, sino que lo fue desde mucho antes de que comenzáramos, hace poco más de un siglo, a ser una sociedad capitalista, hecho que podemos fechar en la década de los años 1871 a 1880, debido a que fue entonces cuando se establecieron aquí los primeros ingenios de azúcar movidos por vapor, es decir, las primeras instalaciones en que se invirtieron capitales destinados a extraer plusvalía del trabajo obrero. De paso debemos explicar que quienes hicieron esas inversiones no eran dominicanos y la mayoría de los obreros, los de las plantas industriales o de las factorías, como se les llama aquí, eran traídos de otros lugares del Caribe.
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TEMAS ECONOMICOS I
PALABRAS DE ORIENTACION PARA EL LECTOR
En este libro hay artículos escritos lo mismo en el año 1971 que en el 1982 y el 1985; entre ellos los hay que fueron dichos en conferencias, como los titulados Tres conferencias sobre la inflación, pero otros fueron dichos o leídos por radio, y la mayor parte se publicaron en Vanguardia del Pueblo, entre ellos todos los titulados La crisis y sus causas.
La serie que lleva ese título fue escrita a mediados del año 1982 con el propósito de explicarles a los miembros del PLD interesados en el análisis de los problemas económicos a qué se debía la crisis que estaba padeciendo en esos días la economía norteamericana…
Seguramente hay material para un segundo tomo de Temas Económicos. Si lo hay, en tres o cuatro meses estará listo para que el lector lo sume al actual.
Juan Bosch
Santo Domingo, 28 de marzo de 1990.
EL DEFICIT DE LA BALANZA COMERCIAL

El Dr. Balaguer dijo hace poco que “los técnicos y… los expertos en materia económica coinciden en cuanto al temor de que el auge que empieza a notarse en la economía dominicana se refleje adversamente sobre nuestras balanza de pagos”. Y yo digo, por mi parte, que el que tiene miedo de que aquí se produzca un déficit en la balanza de pagos no está bien de la cabeza, porque ese déficit ya se ha producido. Lo que sucede es que al pueblo se le oculta la verdad, y ni siquiera la gente que está al frente de la mayoría de los negocios sabe lo que está pasando. Sólo en los últimos 4 años —1967, 1968, 1969 y 1970— el país ha acumulado un déficit en divisas de 486 millones 500 mil pesos. Ese déficit se descompone de la siguiente manera: En la balanza comercial, 133 millones 100 mil pesos; en la de servicios, 234 millones 900 mil pesos; amortizaciones, 93 millones 400 mil pesos.
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TEMAS ECONOMICOS II
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Del Lic. Vicente Bengoa
Me corresponde clausurar este acto en mi condición de miembro del Comité Político y Secretario de la Secretaría de Asuntos Económicos del Partido. Quiero aprovechar esta breve intervención para dar testimonio de lo que ha sido una constante en la vida política del autor del libro que hoy se pone en circulación.
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He podido observar… que el autor del libro se ha preocupado de estudiar los problemas económicos por la relación que éstos tienen con la política. Siempre nos decía: “Si la economía anda bien, la política anda bien; en cambio, si la economía anda mal, la política también andará mal”.
Es impresionante con la precisión que el compañero Juan Bosch pronosticó en el seno de la antigua Comisión Económica del Partido la crisis fiscal y monetaria que surgió a raíz de la llegada al poder del gobierno perredeísta encabezado por Don Antonio Guzmán.
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El gobierno del Dr. Joaquín Balaguer ha multiplicado los efectos negativos de la crisis en forma impresionante, a tal punto que la inflación acumulada de este período constitucional de cuatro años ha sido la más alta de toda la historia de la República Dominicana, hay un millón de personas desempleadas y la crisis energética no tiene precedentes históricos.
Si alguna persona desea comprender las causas de la actual crisis podrá encontrar en este libro una buena guía, porque su autor la predijo con una claridad sorprendente hace ya más de una década.
Muchas gracias a todos por su asistencia y buenas noches.
¿QUIEN ES EL DUEÑO DEL DINERO?
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Lo cierto es que todo el mundo cree que el dinero de que dispone Fulano o Zutano o Mengano porque se lo pagaron en condición de sueldo o salario o porque lo recibió como parte de los beneficios que produjo un negocio, lo heredó o se lo regalaron o lo ganó jugando billetes de lotería, es propiedad suya, y poner en duda la legitimidad de esa posesión es idea de un demente o de alguien que tiene propósitos ocultos en perjuicio suyo. Así piensa la gente en todas partes, en nuestro país y en Estados Unidos; en Francia, en Inglaterra, en Suecia, Alemania, Japón; y seguramente así piensan también los soviéticos, los húngaros y los cubanos, sobre todo los últimos debido a que cada jefe de familia de Cuba paga con una parte de su salario la casa en que vive, pero no en condición de arrendamiento sino en la de propietario que está pagándola en plazos mensuales y la dejará en propiedad a sus herederos cuando le toque morir.
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En resumen, aunque todas las personas que reciben dinero para mantenerlo consigo o en depósito en algún lugar —sean banqueros, industriales, comerciantes, agricultores, empleados o trabajadores asalariados— creen que el dinero de que disponen es suyo, lo cierto es que están equivocados porque el dueño del dinero, esté donde esté y téngalo quien lo tenga, es el Estado. El Estado tiene el dominio eminente del dinero y porque lo tiene la moneda de cualquier país lleva el sello de posesión en el nombre del Estado que lo ha hecho y lo ha puesto a circular impreso en los billetes de banco y en las monedas de metal, y en lugar destacado lleva también el símbolo de ese Estado, que es el escudo, su emblema, el año de la emisión, la firma del funcionario que representa al Estado y su valor.
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CAPITALISMO, DEMOCRACIA Y LIBERACION NACIONAL
ESTE LIBRO SE PUBLICA… no por decisión mía sino porque el presidente de la Editora Alfa y Omega, Miguel Cocco, creyó que haría algo bueno si compilaba los artículos que yo había escrito en el semanario Vanguardia del Pueblo, órgano del Partido de la Liberación Dominicana, en dos series que fueron tituladas, una, Qué es un Partido de Liberación Nacional, y la otra, Liberación Nacional y Socialismo. Yo me enteré de los propósitos de Miguel Cocco cuando él me envió las pruebas de páginas de esas dos series, y al dedicarme a corregir las erratas que normalmente tienen todas las primeras versiones tipográficas de cuanto se imprime en cualquier parte del mundo, y de manera especial en la República Dominicana, me di cuenta de que en uno de esos dos trabajos había una mención de Capitalismo y Democracia, otra serie que había escrito a saltos entre 1978 y 1979, y en vista de que me refería a los artículos que la componían me dije que Capitalismo y Democracia debía ser parte del volumen que Miguel Cocco había resuelto publicar.
Capitalismo y Democracia es un una tesis que no se le ocurrió a ninguno de los clásicos del marxismo pero tampoco a ninguno de los teóricos de esa escuela de pensamiento entre los cuales hay varios que han aplicado los métodos de análisis marxistas a nuevas áreas de las actividades sociales, y sin embargo los hechos en que podía basarse un estudio acerca de los orígenes de la llamada democracia representativa eran tan evidentes, resaltaban de manera tan notoria ante los ojos de cualquier observador, que no hacía falta ser una lumbrera en el conocimiento de los problemas sociales y sus efectos políticos para darse cuenta de la conexión entrañable, de madre a hijo, que hay entre el capitalismo y el régimen político inglés, norteamericano o francés…Ir Arriba
CAPITALISMO TARDIO EN LA REPUBLICA DOMINICANA
UNA INTRODUCCIÓN NECESARIA
En la colección de artículos recogidos en forma de libro que el lector tiene en sus manos se exponen los hechos demostrativos de que la República Dominicana fue un país de capitalismo tardío a tal extremo que el primer establecimiento capitalista conocido vino a fundarse en la década de 1871-1880 y el primer banco de propiedad privada abrió sus puertas en el año 1963, pero en sus páginas no se explican las causas de que el país donde se hizo azúcar por primera vez en América —lo que sucedió en 1515— viniera a conocer su primer establecimiento capitalista 360 años después.
Lo que acaba de decirse significa que durante más de tres siglos el pueblo de la porción de la isla bautizada por Colón con el nombre de La Española que en 1844 se llamaría República Dominicana estuvo viviendo en pleno precapitalismo a pesar de que el país, que había sido colonia de España desde que a fines de 1493 llegó a sus costas la primera expedición pobladora del Nuevo Mundo, pasó a ser territorio francés en 1795, cuando la Revolución Francesa tenía ya seis años cumplidos, y a pesar, además, de que a partir de 1844 mantuvo relaciones económicas y consulares con países capitalistas tan importantes como la propia Francia, Inglaterra y Estados Unidos. Es más, antes de que se fundara en 1874 el primer establecimiento capitalista que conoció el país hubo dominicanos que pensaban como si fueran miembros de una sociedad capitalista avanzada, tipo Estados Unidos, que dejaron constancia de su manera de pensar en la llamada Constitución de Moca y en exposiciones políticas de carácter económico; tal fue el caso, por ejemplo, de Benigno Filomeno de Rojas.
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Si este prefacio a Capitalismo tardío en la República Dominicana no convence al señor Narciso Isa Conde de que somos eso, un país de capitalismo tardío, no hay nada que hacer con él, porque ignorar la historia dominicana y sobre todo ignorar que para conocerla hay que estudiarla aplicándole las reglas que manda el materialismo histórico, es un síntoma de analfabetismo muy serio; es más, yo diría que grave porque para eso no hay remedio.
Juan Bosch
Santo Domingo, 21 de agosto de 1986.
CAPITULO I

Hace algún tiempo el secretario general del Partido Comunista Dominicano hizo declaraciones para una revista de lengua española dedicada a problemas de América Latina que se edita en la Unión Soviética y al referirse a mi decía, como una manera de demostrar mi ignorancia o mi atrevimiento a la hora de hacer juicios de valor, que yo tenía la creencia de que el capitalismo había llegado a la República Dominicana tardíamente, algo que por lo visto le causaba asombro al señor Narciso Isa Conde, de seguro porque él entendía, y debe seguir entendiéndolo así, que el capitalismo cayó del cielo sobre todo el globo terráqueo a una hora dada de un día dado de un año determinado, y si piensa así o está viviendo en un mundo irreal o no tiene noción de cómo se comportan los hechos históricos; lo primero, porque el que conozca el mundo tal como es hoy y como lo describen viajeros inquisidores y periodistas armados de cámaras de cine y de televisión sabe que en las selvas de Brasil, para no mencionar otros lugares, hay numerosas tribus indígenas que no tienen la menor idea de lo que es el capitalismo ni con qué se come eso, ignorancia que nos dice en forma más que elocuente que a esa parte del mundo llamada selva amazónica no ha llegado el capitalismo; de manera que ni siquiera se puede decir que los indígenas que viven en esa enorme extensión de tierras salvajes han recibido el capitalismo tardíamente sino que lo que hay que decir de ellos es que están viviendo a fines del siglo XX sin haberse enterado todavía de que en otras partes del mundo hay un sistema social o de vida que se llama capitalismo.
Desde luego, a la región de Brasil donde viven esas tribus indígenas han llegado capitalistas, y ahora mismo se denuncia la presencia allí de grandes, de poderosas empresas capitalistas norteamericanas que contando con el apoyo de políticos y militares del país están despojando a esos indígenas de las tierras en que viven; pero la llegada a un lugar dado de uno o de cien capitalistas no significa que en ese lugar se estableció el capitalismo; lo que hacen en ese caso los capitalistas es ejercer en ese punto la llamada acumulación originaria a la cual se refiere Carlos Marx diciendo así: “Se le llama originaria porque forma la prehistoria del capital y del régimen capitalista de producción”, y usamos la autoridad en esa materia de Carlos Marx porque fue él, él y nadie más, quien explicó qué cosa es el capitalismo y qué son los capitalistas.
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CRISIS DE LA DEMOCRACIA DE AMERICA EN LA REPUBLICA DOMINICANA
INTRODUCCION
Este no es un libro de memorias y por tanto no hay que buscar en él una historia de los sucesos que hicieron posible establecer en la República Dominicana un Gobierno de elección popular a menos de dos años de la muerte de Rafael L. Trujillo, el tirano por excelencia, y que terminaron con el derrocamiento de ese Gobierno mediante golpe militar a los siete meses de haber tomado el poder. Los que lo lean para satisfacer curiosidad de tipo subalterno quedarán desencantados.
Este libro se ha escrito para poner de relieve ante los ojos de dominicanos y latinoamericanos las debilidades intrínsecas de una sociedad cuyo desarrollo ha sido obstaculizado sistemáticamente por fuerzas opuestas a su progreso. Como resultado de esas debilidades, la democracia, creada por el pueblo, era también intrínsecamente débil y no podía hacer frente a sus enemigos tradicionales.
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Además de los hijos de su sangre, Rafael L. Trujillo dejó numerosos herederos en la República Dominicana. Los dominicanos tienen que limpiar su tierra de esa mala semilla. En el trabajo de limpieza, yo cumplí mi parte como líder político, como Presidente democrático, y ahora aspiro a hacerlo con este libro.
Juan Bosch
Luquillo, Puerto Rico
31 de julio de 1964.
I. A LA MUERTE DEL TIRANO

A mediodía del 31 de mayo de 1961 estaba en San Isidro del Coronado, en las afueras de San José de Costa Rica, en el comedor del Instituto de Educación Política. Acababa de comer y hablaba con uno de los profesores haciendo tiempo mientras llegaba la hora de iniciar las clases de la tarde, cuando llegó un tropel de estudiantes —a la cabeza de ellos un dominicano apellidado Llauger Medina— gritando que habían muerto a Trujillo. Minutos después me comunicaban de la oficina que el Embajador de Honduras en Costa Rica quería hablarme por teléfono. Era para confirmarme la noticia.
Esa misma tarde, mientras los muchachos del Instituto desfilaban con banderas y cartelones por las calles de San José y organizaban un mitin en el Parque Central —en el cual hablamos uno de los estudiantes, José Figueres y yo—, desde la casa de don José Figueres hablé por teléfono con Angel Miolán, que se hallaba en Caracas, y le pedí que se trasladara a San José cuanto antes y que convocara a la capital de Costa Rica a todos los representantes del Partido Revolucionario Dominicano que estuvieran en capacidad de viajar.
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La juventud que había conspirado desde 1959 se organizó clandestinamente en el llamado Movimiento 14 de Junio, que después se denominó Agrupación Política 14 de Junio. El nombre, por sí sólo, da idea de la influencia que tenía la imagen de Fidel Castro en esos jóvenes; pero no se piense que por eso tales jóvenes eran comunistas. Todavía Castro no se había proclamado comunista. La juventud dominicana de la clase media admiraba en Fidel al héroe que había derrocado a un tirano y al líder extremadamente nacionalista, no al jefe de una revolución marxista-leninista. Cuando los delegados del Partido Revolucionario Dominicano llegaron al país, muchos de los líderes “catorcistas” estaban presos, entre ellos el de más categoría, el doctor Manuel Tavarez Justo, y el movimiento se mantenía en forma clandestina.
La delegación del Partido Revolucionario Dominicano llegó a Santo Domingo el 5 de julio de 1961, es decir, a los treintaicinco días de haber sido muerto Trujillo por los arrojados conspiradores del 30 de mayo. La presencia de los delegados del PRD en tierra dominicana dio al pueblo la sensación de que habían aparecido líderes que iban a protegerlo contra sus tiranos; y los más valientes jóvenes, hombres y mujeres de los barrios que forman el cinturón de hambre de la vieja Santo Domingo de Guzmán, se lanzaron a la lucha.
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DICTADURA CON RESPALDO POPULAR
Contextualización y vigencia de un texto
Al ser lanzada a la publicidad hace algo más de dos décadas, la tesis de la Dictadura con Respaldo Popular, escrita por el profesor Juan Bosch, se apoyaba esencialmente en la idea de que a pesar de todas las estrategias experimentadas y de todos los programas de ayuda provenientes del exterior, América Latina no daba un solo paso de avance hacia el desarrollo.
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Lo que genera sorpresa hoy día es la virulencia con que la tesis de laDictadura con Respaldo Popular fue criticada en sus días iniciales, tanto por la mayoría de las organizaciones de la derecha como de la izquierda.
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Si el establecimiento de un régimen de democracia representativa resultaba obstaculizado por la preeminencia de la oligarquía sobre la burguesía, y si no existían las condiciones sociales para un régimen de dictadura del proletariado, habría que crear una tercera vía: Dictadura con Respaldo Popular.
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Al cabo de algo más de dos décadas de haber visto la luz por primera vez, la tesis de la Dictadura con Respaldo Popular conserva una vigencia inusual, aunque desafortunadamente esa vigencia le venga proporcionada por la tragedia que sufren los pueblos de América latina.
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Leonel Fernández
Santo Domingo, D.N.
14 de noviembre de 1991
Nota: Las itálicas y las negritas son del propio Leonel Fernández, nh.

EL PROXIMO PASO: DICTADURA CON RESPALDO POPULAR
Comentando los informes preliminares sobre la economía de la América Latina en 1968, ofrecidos por la Organización de Estados Americanos (OEA), “Comercio exterior”, de México, D. F., (Ver “Modesta recuperación”, en “El Caribe”, Santo Domingo, 12 de abril de 1969, pág. 6-A), decía que “lo cierto es que América Latina no sale del caos en su desarrollo industrial, no puede programar sus inversiones y no alcanza, por consiguiente, una capacidad suficiente de producción y de mercado propios”. Todas esas palabras significan simplemente que la América Latina no avanza ni un paso hacia el desarrollo.
A fines de 1968, el Departamento de Publicaciones de las Naciones Unidas distribuyó un libro de 268 páginas llamado “Estudio Económico de la América Latina, 1967″, y sus primeras palabras son éstas: “La evolución económica de América Latina mostró en 1967 resultados insatisfactorios, que se resumen en un crecimiento del producto por habitante de sólo 1.5 por ciento. Este incremento tan débil, unido al también exiguo que se registró en 1966, anuló los avances relativamente apreciables que se registraron en 1964 y 1965, y determinó que en lo que ha corrido de esta década el promedio de aumento anual del producto por persona apenas llegue al 1.6 por ciento”.
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No nos hagamos ilusiones. No es con ayuda norteamericana como nosotros podemos solucionar nuestros problemas. Nuestros pueblos han llegado a la situación que dicen los números copiados en este trabajo en los años en que más grande ha sido la expansión del bienestar en otros países de mundo, especialmente en los Estados Unidos. Lo que tenemos que prever es lo que sucederá cuando en esos países se presente una crisis económica. No hay soluciones extranjeras. Esas soluciones han fracasado completamente. Este fracaso fue reconocido por el presidente Nixon cuando al hablar en la sede de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en Washington, el 15 de abril, en ocasión de la celebración del Día de las Américas, dijo que el crecimiento de la economía latinoamericana no era más grande que cuando se inició ocho años atrás el programa de la Alianza para el Progreso. “La proporción de crecimiento (económico de la América Latina) es menor que la de los países no comunistas del Asia”, declaró Nixon en esa oportunidad (ver “Nixon Cast Doubt on the Future of the Alliance for Progress”, en International Herald-Tribune”, París, April 16, 1969 “1era página).
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Efectivamente, la Alianza para el Progreso no ha podido favorecer el desarrollo latinoamericano, lo que se explica porque fue concebida para ayudar al desarrollo de una sociedad burguesa atrasada o en crisis, y resulta que la América Latina no es una sociedad burguesa sino oligárquica; por otra parte, el imperio-pentagonismo, que es un integrante de la oligarquía, desvía los fondos de la Alianza en provecho suyo y de sus compañeros de los frentes oligárquicos.
El fracaso de la Alianza ha sido de carácter económico y político, pero la intervención armada de 1965 en la República Dominicana fue la expresión de un fracaso político total. Desde el año 1934, cuando abandonó la política de intervenciones militares, el imperialismo norteamericano había realizado intervenciones ocultas, en las que el gobierno de los Estados Unidos tenía el cuidado de no comprometerse públicamente y sobre todo el de no usar sus fuerzas militares, pues necesitaba mantener a los ojos del mundo la idea de que sus relaciones con la América Latina eran honorables, las de un país que respetaba la soberanía de los demás países del Hemisferio Occidental y respetaba sus trabajos y sus compromisos internacionales.
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Para precipitarla y darle sentido social hay que organizar todas las fuerzas revolucionarias del Continente a fin de establecer la Dictadura con Respaldo Popular, el régimen que se encargará de desmantelar definitivamente a los frentes oligárquicos de nuestros países.
¿Qué será la Dictadura con Respaldo Popular? La Dictadura con Respaldo Popular será un nuevo tipo de Estado que se dedicará a:
1ro.- Garantizar trabajo, salud y educación a todos aquellos que actualmente no disfruten de esos atributos;
2do.- Garantizar absolutamente todas las libertades fundamentales del ser humano; la supresión del hambre y sus funestas consecuencias sociales; de la explotación de unos hombres por otros que tienen el dominio de los bienes de producción; del terror gubernamental, policial o de otra índole;
3ro.- Garantizar la verdadera igualdad de todos los ciudadanos, no sólo ante las leyes del Estado sino también ante aquellas que no están escritas y sin embargo mantienen divididos a los seres humanos por razones de raza, religión, estado social, cultura y sexo, y las que lanzan a luchar a unos contra otros para arrebatarse, o no dejarse arrebatar, la comida, la posición y los derechos.La Dictadura con Respaldo Popular no será la llamada democracia representativa, sistema político propio de la sociedad burguesa, que ha venido fracasando en la América Latina durante más de siglo y medio. No lo será, porque la democracia representativa, en el mejor de los casos, no puede garantizar trabajo, salud y cultura para todo el mundo; no puede garantizar las libertades fundamentales del ser humano y no puede garantizar su verdadera igualdad, dado que se trata de un sistema político y social fundamentalmente injusto, que se organiza y se sostiene sobre el principio de que hay hombres con derecho a explotar a otros y los hay con el deber de dejarse explotar.
A fin de asegurar no sólo el respeto a las libertades de todos, sino también los derechos de cada uno y los de cada clase o sector social a disfrutar, en condiciones de igualdad con todos los demás, de los beneficios que pueda proporcionar la sociedad, en el gobierno de la Dictadura con Respaldo Popular estarán representados, a través de las personas que ellas escojan libremente, todas las organizaciones del pueblo, las políticas, las sindicales, las económicas, las culturales, las científicas, las religiosas, las deportivas, el ejército, la policía, los empleados públicos y cualquier otra organización de cualquier índole. Los representantes de esas organizaciones actuarán al nivel de todos los órganos del Estado, desde las aldeas o secciones campesinas, los barrios de las ciudades, las provincias o estados, hasta el gobierno nacional, y en ninguno de esos niveles podrá tomarse medidas que no sean aprobadas libremente por la mayoría de esos representantes.
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EL ESTADO Y SUS ORIGENES
I: LA PALABRA ESTADO Y SU DOBLE SIGNIFICACION
Cuando se escribe con e minúscula la palabra estado quiere decir muchas cosas, o sea, su significado es muy diverso; por ejemplo, se dice que el estado civil de una persona es el de soltera o casada o divorciada; cuando alguien está muy enfermo se alega que su estado es muy delicado, y si una mujer va a ser madre se dice que está en estado. En el orden político sucede lo mismo, como lo demuestra el uso que se le da a esa palabra en Estados Unidos, país cuyas provincias o departamentos tienen el nombre de estados con e minúscula; así, se dice “el estado de Minnesota”, “el estado de Texas”, y sin embargo todos juntos llevan el nombre de Estados Unidos, a lo que en inglés se agrega “de América”, y en ese caso la palabra Estados aparece escrita con E mayúscula.
¿Cuál es la causa de esta diferencia? ¿Por qué si los estados que forman ese país son partes de él, al mencionarlos la palabra estado no se escribe en la misma forma que cuando se usa para decir el nombre de todo el país que se llama Estados Unidos de América?
En ese caso la diferencia de la palabra estado se explica porque todos los estados reunidos forman un Estado y sin embargo ninguno de ellos es Estado, así como en el caso de nuestro país el Estado se llama República Dominicana y sin embargo ninguna de sus provincias puede usar ese nombre y tienen otros; por ejemplo, Santiago, La Vega, Duarte, Puerto Plata, Barahona, San Cristóbal. Si se trata de España el caso es más complejo aún, porque España tiene muchas provincias pero también varias regiones, como Cataluña, Asturias, Galicia, Andalucía, pero el Estado es uno sólo: el español.
Los estados que forman el país llamado Estados Unidos se diferencian del que lleva ese nombre, primero que nada, en el hecho de que no tienen autoridad ni para hacerle la guerra a cualquier país ni para hacer la paz con otro país en caso de que Estados Unidos se halle en situación de guerra con otro Estado; no tienen autoridad para mantener una política internacional y por tanto no pueden nombrar embajadores ni cónsules ni representantes ante otros Estados o ante los organismos internacionales; no pueden acuñar moneda ni mantener fuerzas armadas de carácter federal, es decir, que puedan actuar militarmente en todos los estados que forman el Estado norteamericano. Ellos son partes integrantes de ese Estado y nada más; pueden tener a su servicio fuerzas militares pero para ser usadas dentro de los límites del estado, sin salir de esos límites, y esas fuerzas militares de los estados se llaman Guardias Nacionales.
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Hay palabras que tienen significados parecidos, pero no iguales; tal es el caso de las palabras país, nación, patria y Estado. Nación se relaciona con el nacimiento, la raza, el origen… étnico (racial); en la lengua española nación es el conjunto de habitantes de un país que están bajo la autoridad de un gobierno propio, o los que tienen tradiciones e idiomas comunes; y también se llama nación el territorio de un país. En cuanto a país, es el territorio de una nación, pero a menudo se le llama país al territorio de una región o una provincia; así, en España se dice el país vasco o el país catalán, y en Francia, el país de Normandía o en Inglaterra el país de Gales. Hay naciones formadas por pueblos diferentes, que viven y hablan de manera diferente, como es el caso de la India, y en América Latina los hay, como el Perú, con una población indígena que habla el quechua y otra blanca o mestiza que habla el español…
Ni nación ni país quieren decir Estado. Tanto la nación como el país existen de manera natural, pero el Estado no; el Estado es una organización política creada por una clase social con el fin de someter a su dominio a una parte de la sociedad, y para poder someter a una parte de la sociedad los creadores del Estado lo fundan apoyándose en la fuerza y mantienen la fuerza a su servicio porque no le ceden a nadie el control del Estado. Una patria, en cambio, no es una organización clasista sino una realidad formada en la esfera del sentimiento a base de sumar las esencias más finas del territorio y del pueblo, así como de su historia, sus tradiciones, su lengua, su música, sus danzas, sus paisajes; en fin, es la suma de todo lo que forma y expresa la realidad territorial y humana, social e histórica, y no es ni la creación ni la propiedad de una clase que se beneficia de ella.
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LAS DICTADURAS DOMINICANAS
PALABRAS DE INTRODUCCION
El título de este libro debió haber sido “Las dictaduras que han conocido los dominicanos”, o “Las dictaduras que ha sufrido el pueblo dominicano”, pero de haber sido cualquiera de esos dos, muchos, sino la mayoría de los posibles lectores, habrían dudado acerca del género de la obra, que no es un ensayo o análisis de las dictaduras conocidas por nuestro pueblo ni una historia de nuestros dictadores sino una explicación de las causas que dieron origen a esas dictaduras, entre las cuales figuran la de Ulises Heureaux y la de Rafael L. Trujillo, pero además otra que no ha sido reconocida como dictadura en ninguno de los textos de historia nacional.
Si esa tercera dictadura tuviera que ser mencionada colocándola en el orden cronológico que le corresponde, tendría que ocupar un puesto entre la de Heureaux y la de Trujillo, y así aparece en este libro, y no podría ser de otra manera porque sin su existencia no hubiera podido establecerse la que encabezó Rafael L. Trujillo; pero el lector debe tomar en cuenta que esa tercera dictadura, que por razones de orden histórico ocupó el segundo lugar en el tiempo, fue dominicana en tanto se implantó en nuestro país y sin embargo no estuvo encabezada ni formada por dominicanos sino por extranjeros, porque sus jefes fueron varios, no uno sólo como sucedió en el caso de las de Heureaux y Trujillo.
Así pues, la tercera dictadura dominicana, segunda en el tiempo y servida por varias personas, no por una sola, le fue impuesta a nuestro pueblo por un poder extranjero, el de dos gobiernos de Estados Unidos, uno demócrata (el de Woodrow Wilson) y otro republicano (el de Warren G. Harding), y los que ejercieron esa dictadura en el país fueron los gobernadores militares que nombraban esos presidentes norteamericanos. (Debo aclarar que ignoro si en los meses que le tocó gobernar como sucesor de Harding el presidente Calvin Coolidge nombró un gobernador militar para nuestro país).
Los gobernadores nombrados por presidentes de Estados Unidos ejercían el poder calificado de omnímodo, palabra que significa total, que nada ni nadie puede limitar; y para gobernar de esa manera no tenían que fusilar a enemigos o adversarios o altos funcionarios como lo hacía Heureaux ni ordenar el asesinato de enemigos políticos como lo hacía Trujillo, pero eran dictadores porque su poder era impuesto, no procedía de la voluntad del pueblo al que gobernaban y del cual extraían los fondos con los cuales se mantenía el aparato de poder que habían establecido basando su autoridad en el poder militar de Estados Unidos.
Los gobernadores norteamericanos que estuvieron gobernando nuestro país durante siete años encarnaron una dictadura porque sin tener autoridad política o jurídica para gobernar al pueblo dominicano, sin que su presencia en nuestro país y el ejercicio de su poder se explicara como producto de una guerra entre Estados Unidos y la República Dominicana que hubiera sido ganada por Estados Unidos, ellos decidían todo cuanto debía hacerse en nuestro país como producto de decisiones políticas tomadas sin consultar a ningún dominicano. En pocas palabras, los dos gobiernos norteamericanos de Wilson y de Harding lanzaron sobre nuestro pueblo todo el peso del poder de su país como si ellos y la opinión pública de Estados Unidos tuvieran la potestad divina de hacer en la República Dominicana lo que no podían hacer en su patria.
Creo haber dicho en estas líneas todo lo necesario para que el lector sepa por qué en este libro se describen no dos sino tres dictaduras que estuvieron encabezadas y formadas por Ulises Heureaux, los gobernadores militares norteamericanos y Rafael Leónidas Trujillo.
Juan Bosch
Santo Domingo,
10 de agosto de 1988.
UNA COLONIA DESPOBLADA

En todo el llamado Nuevo Mundo, empezando por Estados Unidos, está muy difundida la idea de que las dictaduras que figuran en la historia de América Latina han sido -y las actuales son- productos de la perversidad de sus jefes y fundadores, y los que piensan de esa manera no alcanzan a darse cuenta de que las sociedades humanas no flotan en el vacío llevadas y traídas por vientos poderosos que les llegan desde afuera de sí mismas o que se originan de manera inesperada en sus entrañas. La dictadura, y con ella el dictador, es el fruto histórico de un pueblo que no pudo desarrollar a tiempo las fuerzas que generan los pueblos cuando sus condiciones de vida se desenvuelven de manera normal, situación que no se dio en nuestro país en ningún momento de su historia en la época y las circunstancias en que debió darse. Vea el lector un ejemplo que reproduzco tal como lo escribí en diciembre de 1972:
El puesto de Arzobispo de Santo Domingo era de gran categoría en los primeros siglos después de la conquista de América y sin embargo un Arzobispo de Santo Domingo huyó secretamente del país porque no podía sufrir el estado de miseria general en que se vivía aquí. Ese alto personaje de la Iglesia fue Fray Fernando Carvajal y Rivera, nombrado para el cargo el 11 de diciembre de 1686 pero vino a tomar posesión del arzobispado a mediados del año 1690, es decir, cuando faltaban diez años para terminar el siglo XVII.
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POKER DE ESPANTO EN EL CARIBE
HISTORIA DE ESTE LIBRO
Es un hecho curioso que un libro inédito tenga historia, pero “Póker de Espanto en el Caribe” la tiene aunque sea sólo por que se publica 33 años después de haber sido escrito. La distancia temporal de un tercio de siglo entre su redacción y su publicación tiene necesariamente una causa, o más de una, y al explicar ésa o esas causas quien las explicara, quisiera o no quisiera, se vería obligado a hacer la historia del libro por lo menos durante el tiempo en que se mantuvo inédito, valga decir, mientras fue sólo un manojo de cuartillas escritas a maquinilla que a lo largo de tantos años fueron cambiando de color y en algunos casos perdieron su tamaño original aunque por suerte, no su integridad salvo las números 67 y 68 que se perdieron; y resulta que es a mí, el autor de Póker de Espanto en el Caribe, a quien le toca hacer esa historia porque sólo yo la conozco, por lo menos en su conjunto.
“Póker de Espanto en el Caribe” fue escrito en Santiago de Chile y terminado en abril de 1955, y así está dicho en las primeras dos páginas de los originales, que no fueron numeradas porque la numeración comenzó en la tercera página, la primera de las 12 dedicadas a la introducción. En la que debió llevar el número 1 se explica que el póker es un juego de cartas de las cuales al final el jugador se queda con cinco. Cuatro de ellas, cuando son de igual valor, forman el triunfo llamado póker.
Cuando terminé de escribir ese libro se hallaba en prensa “Cuba, la isla fascinante”, cuya primera edición estaba a cargo de la Editorial Universitaria, S. A., una empresa editora de la Universidad Central de Santiago de Chile, que era estatal; y sucedía que al mismo tiempo que la Editorial Universitaria hacía “Cuba, la isla fascinante”, la Editorial Prensa Latinoamericana, S. A., propiedad del Partido Socialista chileno, componía las páginas de otro libro mío, “Judas Iscariote el calumniado”, y la Editorial Nacimento acababa de poner en circulación “La muchacha de La Guaira”, una colección de cuentos míos. Como en Chile no abundaban las editoriales, al terminar “Póker de Espanto en el Caribe” no hallaba quién podría publicarlo, y a los pocos meses, habiendo tomado la decisión de retornar a Cuba a fines de ese año o a principios de 1956, me cayó del cielo la noticia de que un amigo de quien las autoridades venezolanas no podían tener sospechas de tipo político estaba preparándose para viajar a Venezuela; fui a verlo, le pedí que cuando llegara a Caracas dejara en manos de un amigo los originales de “Póker de Espanto en el Caribe” con la recomendación de que no se los mostrara a nadie y sólo se los entregara a quien le llevara una carta mía en la que le pidiera dárselos.
Tal como me lo había propuesto, volví a Cuba donde dos años después fui hecho preso por el renombrado comandante Ventura, una fiera que vestía ropa de hombre de cuyas garras salí indemne porque así lo determinó una acumulación de hechos de los cuales no voy a decir nada ahora porque lo que estoy escribiendo no es la historia mía sino la del libro que el lector tiene en sus manos. Esos hechos se conjugaron en pocos minutos, precedidos, sin embargo, por algo trascendental que había ocurrido en Venezuela unos dos meses antes: el derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en enero de ese año —1958—, hecho que abrió para mí las puertas de ese querido país donde tenía amigos entrañables y adonde llegué en abril, cuando todavía vibraba en el aire el júbilo provocado por la fuga de Pérez Jiménez, que había buscado refugio en Santo Domingo y amparo en Trujillo.
Pero algo extraño sucedía, y es que en casi dos años y medio de los cerca de tres que estuve viviendo en Caracas fue a fines de 1960 cuando hice memoria de Póker de Espanto en el Caribe, y como cuando quise localizar al amigo a quien se lo había enviado cerca de cinco años antes se me hizo difícil dar con él le encomendé a otra persona que lo hiciera por mí y le dejé una carta en la que lo autorizaba a pedirlo y a hacérmelo llegar. Fue a fines de 1962, y quizás después de haber tomado posesión de la presidencia de la República, cuando en una maleta llena de papeles entre los cuales había muchos relacionados con mis actividades antitrujillistas de los años del exilio llegaron a mis manos los originales del libro cuya historia estoy haciendo. Para entonces yo estaba dedicado enteramente a trabajos políticos que no me permitían dedicarle ni media hora de tiempo a los papeles que había en la maleta de marras, pero en relación con los originales de “Póker de Espanto en el Caribe” la situación no era igual a la de antes porque en 1962 y 1963, a seis o siete años de distancia de los días en que los escribí, sabía que los había escrito y que estaban en Santo Domingo aunque no estuviera enterado de en qué lugar de mi biblioteca se hallaban.
Fue después de haber vuelto de mi segundo exilio, en septiembre de 1965, esto es, a 10 años y medio de los días en que había escrito a varios miles de kilómetros de distancia el libro cuya historia estoy haciendo, cuando mi hermana Angelita me dijo que tenía en su casa la maleta cargada de papeles a que me he referido hace poco, y sin que sepa cómo ni cuando, los originales de “Póker de Espanto en el Caribe” volvieron a mi poder.
¿Para qué? ¿Qué hice con ellos? Nada, porque no tardaron en perderse de vista entre los montones de libros que me rodean, pero esa vez iban a reaparecer en manos de Guillermo Piña Contreras cuando el joven y capaz intelectual dominicano vino a Santo Domingo, desde París, donde reside hace años, a cerrar en nombre de la Editora Alinea el trato para la publicación de un libro de cuentos míos traducidos al francés. Piña Contreras aprovechó su viaje para rebuscar en mis archivos y encontró los originales de este libro; pero ni él podía sospechar que pocos días antes de dar con esos originales alguien había dejado en mi escritorio una copia de un informe oficial de la Guardia Nacional de Nicaragua ni yo podía relacionar ese informe con el hallazgo de Piña Contreras porque aunque tenía varios días en mi escritorio no lo había leído; es más, no me daba cuenta de que era un documento histórico debido a que no tenía encabezamiento ni aspecto de ser lo que era.
Voy a reproducir inmediatamente ese documento. Sólo le haré enmiendas en la puntuación y todas las palabras que agregue al texto para hacer aclaraciones o explicaciones figurarán entre paréntesis; y como el lector verá, en ese documento se dice dónde fue sepultado el 6 de abril de 1954 Amado Soler, a quien menciono en la página 183 de los originales de este libro diciendo: “Junto con Pablo Leal y con otros luchadores cayó en Nicaragua Amado Soler, compañero muy querido en las filas del Partido Revolucionario Dominicano, amigo cuyo recuerdo acompaña siempre al autor de este libro”. ¿No es extraño, y más aún, extrañísimo, que al mismo tiempo que Guillermo Piña Contreras, llegado pocos días antes de París, hallaba los originales de “Póker de Espanto en el Caribe”, que tenían años perdidos entre montones de papeles, apareciera en mi escritorio la copia de un informe oficial en el que se daba cuenta de dónde había sido sepultado Amado Soler, un dominicano que cayó en Nicaragua luchando contra la dictadura de Anastasio Somoza un año antes de que se escribiera este libro en Santiago de Chile?
He aquí el documento:
El 4 de abril recibimos orden de salir para Carazo a las 10 de la noche. (Carazo es un departamento que se halla en la región cafetalera de Nicaragua en cuyo territorio hay varios caseríos que se comunican entre sí por carreteras conocidas con el nombre de Las Cuatro Esquinas). En la intersección de Las Cuatro Esquinas de Carazo recibimos órdenes de dirigirnos para la hacienda La Amistad de los señores Chamorro donde estaban escondidos una parte de los que habían entrado por Costa Rica (a los que me refiero eh las páginas 82 y 83 de los originales de este libro diciendo: “En abril de 1954 Somoza descubrió una importante conspiración para derrocarle; en verdad, la más seria de cuantas se han organizado con ese fin” (palabras a las que siguen 46 líneas), y querían asesinar al presidente (Anastasio Somoza) la noche anterior . Llegamos a la hacienda y procedimos a registrar y a limpiar cafetales con metralla. En los cafetales del norte de la hacienda, al lado de Masatepe, nos contestaron los diparos y entonces tomamos ese rumbo. Eramos 100 hombres bien armados. Al llegar al lugar denominado San José hicimos contacto con ellos y después de un leve tiroteo y de pedirles con magnavoces que se rindieran y que les garantizábamos la vida ellos huyeron y nosotros los perseguimos tomando rumbo a Nandaime. Por los disparos nos dimos cuenta (de) que eran pocos los que andaban, y al informarlo al Cuartel General nos dieron orden de regresar (devolver) 60 hombres y quedarnos 40 porque podíamos encontrar otros grupos. Los perseguimos y fuimos constatando (por) donde pasaban. Unos campesinos nos dijeron que ellos les habían pedido (que) se entregaran y ellos contestaron que iban a avanzar a la frontera de Costa Rica. Entonces supimos que primero eran 4 y que iban sólo dos porque uno se había entregado y otro había muerto. Seguimos siempre tras de ellos y al pasar (de) Jinotepe nos dijeron que de Nandaime había salido otra patrulla para que los cercáramos, pero antes de que esto ocurriera entablamos un buen tiroteo al llegar cerca de la carretera a Dolores. Allí los tuvimos controlados durante dos horas y pidiéndoles siempre que se rindieran. Como no resolvieron nada atacamos fuerte y fuimos cercándolos y los encontramos, a Lacayo en agonía y al dominicano muerto. Parecía que tenía rato de estar muerto. A Lacayo lo llevamos al hospital y al dominicano procedimos a identificarlo, a obtener toda la documentación que portaba. Según eso él sería el encargado de volar (tirarle) bombas al carro del Señor Presidente (Somoza) una vez que las balas hubieran paralizado los carros, y según la documentación él se ofreció voluntariamente para esa aventura. Toda esa documentación se le entregó al Cuartel General quien creo la envió a Santo Domingo (República Dominicana) o dejaron copias. Nosotros nos comunicamos con Managua y recibimos orden de darle sepultura allí mismo, o sea, en la punta de la plancha, entre las Cuatro Esquinas y la carretera de Jinotepe, como a 50 varas de cada carretera. Se pidió (una) caja (ataúd) a Jinotepe y la enviaron. (Amado Soler Fernández) está (enterrado) debajo de un palo (árbol) de guanacaste, y unos mozos de esa hacienda saben bien el lugar (donde fue sepultado). Esto fue (sucedió) el 6 de abril (de 1954).Al llegar a este último punto y aparte me siento obligado a hacerle al lector una advertencia; la de que este libro fue escrito hace la tercera parte de un siglo, tiempo muy largo durante el cual los criterios que tenía sobre acontecimientos y personas han sido alterados en varios casos o por cambios en mis ideas o por transformaciones en la conducta de algunos de los hombres que figuran en “Póker de Espanto en el Caribe”, y pongo el ejemplo de Rómulo Betancourt, quien en los últimos años de su vida dejó de ser como aparece descrito en este libro, y no sólo en el terreno político, que abandonó para entregarse a posiciones francamente opuestas a las que había mantenido desde su juventud. En contraste con Betancourt, José Figueres sigue siendo en el orden político lo que era hace 40 años, cuando encabezó el movimiento que lo llevó por primera vez a la presidencia de Costa Rica. Otro tanto puede decirse del Partido Revolucionario Dominicano, fundado para dirigir la lucha contra la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo, que al llegar al poder 40 años después de fundado salió del Palacio Nacional dejando tras sí la fetidez propia de todo lo que se corrompe (negritas e itálicas mías, nh).
Juan Bosch
5 de julio, 1988
INTRODUCCION

La zona del Caribe viene padeciendo tiranías desde hace tanto tiempo que la opinión general entiende ya que siempre las ha tenido. Se olvida que en el Caribe hay países que nunca han sufrido tiranos, como Costa Rica, o que durante mucho tiempo vivieron en democracia política, como Colombia.
Ahora bien, ¿a qué se debe que Costa Rica no haya padecido los males de una dictadura, siendo así que su vecina Nicaragua, por ejemplo, recuerda épocas tan sombrías como la de Zelaya, y vive desde hace más de veinte años al capricho de Anastasio Somoza? ¿A qué se debe, en el caso contrario, que un pueblo de alma tan libre como Cuba tenga que avergonzarse de la dictadura de Fulgencio Batista; o que un pueblo tan viril como el de Venezuela se halle maniatado por un régimen de gobierno tan despiadado como el que encabezan Marcos Pérez Jiménez y Pedro Estrada?
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RAFAEL LEONIDAS TRUJILLO, LA CARTA DOMINICANA
El 16 de mayo de 1916 fuerzas de la Infantería de Marina de los Estados Unidos desembarcaron en las cercanías de Santo Domingo de Guzmán, la capital de la República Dominicana. Ese día comenzó una intervención militar llamada a durar ocho años y a trastocar profundamente el curso de los acontecimientos históricos en aquel país.
Era la tercera vez, desde que los dominicanos se declararon independientes de España y parte integrante de la Gran Colombia, en diciembre de 1821, que un poder extranjero se adueñaba militarmente del país. Primero lo hizo la vecina República de Haití, cuyos ejércitos fueron expulsados en 1844… después España, en 1861. Los españoles abandonaron su presa en 1865, tras una lucha sangrienta… Pero ni haitianos ni españoles, aunque cueste creerlo, causaron en la historia dominicana una perturbación de tan graves caracteres como la que originó la ocupación militar estadounidense.
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Esa tropa, formada por dominicanos, servía bajo el pabellón de Estados Unidos. En ella ingresó el joven Rafael Leónidas Trujillo, valiéndose de un tío suyo que servía como secretario de un funcionario norteamericano, un juez militar o provost marshall.
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Los jefes de los partidos políticos –de ellos, en realidad, sólo dos eran importantes desde el punto de vista cuantitativo– se comprometieron a respetar la legislación de los ocupantes, lo juzgado en materia de tierras, los empréstitos hechos durante la intervención. Los tributos de aduanas seguirían siendo cobrados por representantes del gobierno norteamericano mientras no quedaran cancelados los empréstitos tomados. En (esa, nh) situación… el gobierno dominicano encabezado por Horacio Vásquez tomó el poder el 12 de julio de 1924.
Ese día embarcaron las últimas fuerzas de ocupación. De un extremo al otro del país el pueblo festejó su vuelta a la libertad. Ignoraba que esos soldados que se alejaban dejaban en su seno a sus continuadores, llamados a ser más crueles, más voraces, peores enemigos que ellos mismos. Allí quedaban la tropa y los oficiales criollos que habían jurado fidelidad a la bandera de las barras y las estrellas. Entre ésos se hallaba Rafael Leonidas Trujillo, en posición destacada como de una de las dos zonas militares del país (negritas mías, nh).
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TEMAS HISTORICOS
PALABRAS DE PRESENTACION
Aunque éste es el primer volumen de los escritos históricos de Juan Bosch, no es la primera obra que sobre el tema publica su autor. Ya en su segundo libro, “Indios, Apuntes históricos y leyendas” (Imprenta El Mundo, Santo Domingo, 1935), muestra interés por ese tópico. Con los años, el ensayo histórico, político y sociológico iba a convertirse en la parte mayor de su producción intelectual…
Aún cuando estaba dotado de capacidad y talento para la literatura, juicio avalado por una obra extensa y depurada en ese campo, que lo ha situado entre los cuentistas destacados de la lengua española, como lo demuestra el respeto (del, nh) que goza en universidades europeas y de América, así como por los elogios recibidos de dos Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez y Camilo José Cela, Bosch ha preferido tomar el camino del magisterio al servicio de su pueblo; entiende que de ese modo aporta más al proceso de conducción de nuestra patria hacia los niveles necesarios de justicia y desarrollo.
Desde entonces sustituye el estilo culto, elaborado, que caracterizó sus escritos hasta principios de lo años 60, y su verbo pasó a ser, mas bien, pedagógico, coloquial, afín con la lengua de las multitudes en sus charlas radiales –el primer encuentro con su pueblo fue a través de este medio– y sus discursos pronunciados bajo el sol radiante de los trópicos.
Obras como De Cristóbal Colón a Fidel Castro (El Caribe, frontera imperial) –Editora Alfaguara, Madrid 1970-, la más completa historia del Caribe, y Composición social dominicana (Imprenta Arte y Cine, Santo Domingo, 1970), pionera en República Dominicana de la interpretación científica de la historia, son ya clásicas de la historiografía dominicana y de la región del Caribe. El primer libro cuenta con varias ediciones extranjeras y seis dominicanas, y el segundo con dieciséis reimpresiones y es obra de consulta imprescindible en escuelas secundarias y universidades del país.
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Diómedes Núñez Polanco
Santo Domingo, 12 de enero de 1991.
PALABRAS ACERCA DE LA HISTORIA Y EL HISTORIADOR

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La historia no es nada más una narración o relato de lo que ha sucedido en tiempos lejanos o cercanos. La historia es la memoria de los pueblos expuesta en palabras e imágenes, y las imágenes pueden ser estáticas, cuadros de pintores, fotografías, pero también palabras expuestas en escrituras y actualmente grabadas en cintas sonoras; es más, a veces la historia se manifiesta a través de ruinas que permanecieron ignoradas miles de años.
La historia es obra de los seres humanos entre los cuales unos cuantos pasan a ser personajes históricos, y un personaje histórico puede ser hombre o mujer, ambos guerreros, como Napoleón Bonaparte o Juana de Arco, o un intelectual como Carlos Marx, que nunca desempeñó cargos públicos. Para definir qué significan las palabras personaje histórico debe decirse que lo es todo aquel que para bien o para mal ha influido en el curso de la historia de su pueblo o de otros pueblos llevando a cabo hechos materiales, intelectuales, artísticos, militares, políticos, que de alguna manera son importantes en su país o en aquel que fue escenario de su actuación. Por ejemplo, Simón Bolívar fue un personaje histórico debido a todo lo que hizo en los varios millones de kilómetros cuadrados que ocupan Venezuela, Colombia, Panamá, Ecuador, Perú y Bolivia, y Máximo Gómez es un personaje histórico por el papel que jugó en las dos guerras de independencia que llevó a cabo el pueblo cubano.
Es bueno aclarar que una cosa es la historia y otra es el historiador. En nuestro país se tiene por historiador al que relata por escrito hechos históricos, y el solo hecho de relatar lo que sucedió no le confiere al relatador categoría de historiador. En este aspecto el diccionario de la Real Academia dice la verdad cuando explica que la historia es “narración y exposición verdadera de los acontecimientos pasados y cosas memorables”, y aunque las palabras exposición verdadera demandaban mayor claridad y por tanto más palabras, lo cierto es que el historiador debe estar seguro de que lo que dice es lo cierto, no lo que sea dicho por tradición como ocurre tantas veces según podemos ver en el caso de la historia dominicana. Por ejemplo, en nuestra historia se afirma que la batalla de Palo Hincado fue ganada por Juan Sánchez Ramírez, pero un estudio de lo que escribieron acerca de ese hecho personas que participaron en él conduce a la afirmación de que quien ganó esa batalla fue Tomás Ramírez Carvajal, tal como quedó dicho por mí en el artículo titulado “Palo Hincado: Una Batalla Decisiva” publicado en el número 79 de la revista “Política: Teoría y Acción”.
Juan Bosch
Santo Domingo,
15 de agosto, 1988.

TRUJILLO, CAUSAS DE UNA TIRANIA SIN EJEMPLO
PROLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN
En los momentos en que salía a la calle la primera edición de este libro —enero de 1960— se producía en la República Dominicana una intensa agitación contra el régimen de Rafael Leónidas Trujillo. La tiranía descubrió un vasto movimiento de oposición y la jerarquía de la Iglesia Católica protestó contra los métodos de violencia ejercidos por la dictadura contra esos oponentes clandestinos; todo lo cual llevó a mucha gente a suponer que los días del trujillismo estaban contados.
Unos meses después fue descubierta la participación principalísima de Trujillo en el atentado contra la vida del Presidente de Venezuela y en el asesinato de un refugiado político español en México, hechos ante los cuales reaccionó América produciendo el Acuerdo de San José -agosto de 1960-, mediante el cual el régimen trujillista quedaba aislado diplomáticamente y se echaban las bases para proceder a su aislamiento económico. Los dominicanos libres y sus amigos del Hemisferio pensaron que los días del trujillismo estaban contados.
Pero sucede que el régimen de Trujillo no ha caído, sino que sigue manteniendo en Santo Domingo la misma férrea tiranía de otros tiempos y sigue perturbando la vida política de la América Latina con igual vigor que antes, como si su poder no hubiera disminuido con los tropiezos que ha tenido dentro de sus fronteras y en el exterior.
¿Qué fuerzas sostienen a Trujillo como rey sin corona de Santo Domingo?
Las leyes políticas y sociales que se aplican a un sistema de gobierno más o menos afectado por la opinión pública no tienen papel alguno en la República Dominicana.

La significación de los movimientos antitrujillistas que se producen de manera esporádica dentro y fuera de la República Dominicana es a menudo deformada por el afán de aplicar al caso dominicano la experiencia de otros países de la América Latina; y eso llevó a los observadores más sagaces a hacer cálculos errados sobre la situación de la tiranía de Trujillo.
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El caso dominicano tiene apariencia política, pero cualquier conocedor de la vida latinoamericana ha visto numerosas veces ese caso en pequeña escala. En las villas menores de nuestro Hemisferio, el mayor latifundista es a menudo también el propietario de la casa de comercio del lugar, y debido a su preeminencia económica domina la vida de la zona en todos los órdenes, a veces sin que necesite estar respaldado por la fuerza de las armas.
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Juan Bosch
Caracas, 9 de febrero de 1961.
INTRODUCCIÓN

Las ideas que aparecen en este libro fueron originalmente expuestas en una conferencia que el autor dió en el Salón de Conciertos de la Universidad Central de Venezuela, bajo los auspicios de la Dirección de Cultura de la Universidad, el 27 de febrero de 1959. Ese día se cumplían ciento quince años de la fundación de la República Dominicana, buena oportunidad para hablar sobre las causas históricas, sociales, económicas y políticas que han participado en la formación y en el mantenimiento del régimen dictatorial encabezado por Rafael Leónidas Trujillo. Lo que se pone ahora en manos del lector no es un resumen ni una versión de la conferencia, pero ha sido escrito teniendo por delante la transcripción de lo dicho en la Universidad, tal como aparece en las cintas en que fue grabada la conferencia, y haciendo uso de las notas que sirvieron para la exposición.
La calificación del trujillismo tiene necesariamente que ser un estadio previo al del análisis de las causas que produjeron y mantienen su existencia. Esa calificación está contenida en la disposición a realizar el análisis. Pero precisamente porque se trata de un análisis, y no de una pieza de agitación, en este trabajo no hay que buscar un lenguaje de tipo proselitista. En la larga lucha por las libertades públicas de su país, el autor hace un alto para comportarse no como militante antitrujillista, sino como investigador de la historia dominicana, a quien le interesa sobre todo dar con los orígenes del mal de su pueblo, a fin de que otros puedan evitar que el porvenir vea su repetición.
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Juan Bosch
Caracas, octubre de 1959
I: ORIGEN DE LA DEFORMACIÓN SOCIAL DOMINICANA

La deformación social del pueblo dominicano comenzó al nacer, con el segundo viaje de Cristóbal Colón. Con el segundo, y no con el primero, porque en su primer viaje -el del Descubrimiento- Colón tocó en la isla de Santo Domingo de manera fortuita. Habiendo llegado el 12 de octubre a Gaunahaní, el Almirante se dirigió hacia el sudoeste y tocó tierra en la costa nordoriental de Cuba; después puso proa este franco, y el 5 de diciembre echaba el ancla en una bahía de la costa norte de la isla que el mismo bautizaría con el nombre de La Española. La Española se llamaría más tarde Santo Domingo, por extensión del nombre de la ciudad que fue la capital de la colonia.
Es cierto que al finalizar ese año de 1492 Colón fundó un fuerte en la propia costa norte de la isla, y que estableció guarnición en él. Pero ese fuerte -que se llamó de la Natividad- no era punto de partida de una política colonial. Lo fundó porque la “Santa María”, una de las tres carabelas del gran viaje, había encallado; su tripulación no podía ser repartida entre las dos restantes, que no tenían capacidad para llevarla en el retorno a España, y como había que disponer algo para asegurarles protección a esos tripulantes sin barco, con los restos de la carabela encallada se levantó el fuerte y se dejaron en él cuarenta hombres, al mando de un Diego de Arana y bajo los cuidados de un cacique llamado Guacanagarix.
El descubrimiento de Santo Domingo, ocurrido en ese primer viaje, fue un hecho fortuito. De la misma manera que tocó en sus costas, Colón pudo haber ido a dar a otra isla o al continente, ya el norte, ya al sur. La fundación del fuerte de la Natividad fue otro hecho fortuito, e incluso su nombre -que no tiene nada que ver con el nacimiento de un mundo nuevo- resultó accidental; se le dió debido a que la “Santa María” se perdió el día de la Navidad de Nuestro Señor. La guarnición se estableció allí también por causas ajenas a la voluntad y a los planes del descubridor. Esa guarnición no tuvo papel en la conquista de la isla, pues fue asesinada a poco de haberse alejado Colón en dirección este, camino hacia España.
El pueblo dominicano nace en realidad con el segundo viaje del Almirante, y ya al nacer, como esas criaturas que traen la sangre envenenada desde el claustro materno, lo hace deformado por males sociales que habrán de prolongarse durante siglos, hasta culminar, mezclados con otros, en la persona y en el régimen de Rafael Leonidas Trujillo.
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POST SCRIPTUM
Treinta y dos años —casi un tercio de siglo— después de haber sido puesta a circular, en Caracas, Venezuela, la primera edición de Trujillo: Causas de una Tiranía sin Ejemplo, me asaltaron recuerdos de episodios de mi vida ilustrativos de hechos que demuestran de manera contundente la razón que me asistió cuando dije en esa obra que la familia Trujillo —fueran Trujillo Valdez o Trujillo Molina— formaba parte de las que en aquellos tiempos figuraban en el número de las llamadas “de segunda”. De esos episodios el primero debe haber sucedido en el año 1923, cuando en las vacaciones escolares yo viabaja de La Vega a la Capital en un camión Ford de una tonelada que mi padre había comprado cuando debido a la devastadora crisis de los años 1921-1922 hubo que clausurar la firma comercial, importadora y exportadora, establecida en La Vega con el nombre de Gómez, Bosch y Compañía, de la cual era gerente mi padre. Esos viajes se hacían con el camión cargado de frutos cosechados en el Valle de la Vega Real que se vendían en la capital, adonde se llevaban en viajes de unos cien kilómetros de una carretera no asfaltada.
En esa carretera, tal vez a 25 o a 30 kilómetros de la Capital, al final de una larga curva conocida con el nombre de “La U”, había un pequeño comercio establecido en una típica construcción de madera de palma y techo de yaguas, ante el cual se detenía el camión Ford de mi padre como lo hacía en otros pequeños comercios establecidos a lo largo de la carretera para preguntar qué pedían los dueños de esas pulperías campesinas que mi padre les llevara cuando volviera de la Capital hacia La Vega. Unos pedían un saco de azúcar o dos cajas de fideos; otros pedían algunas libras de frijoles —nombre que se le daba entonces a lo que hoy llamamos habichuelas—; otros pedían que se les llevaran cigarrillos y fósforos o dos cajas de gas morado, que se usaba para cocinar. Mi padre anotaba en un cuaderno todo lo que se le pedía porque esa actividad le reportaba algún beneficio, puesto que de no hacerlo los viajes de la Capital a La Vega causaban pérdidas si se hacían sin llevar carga, aunque el total de los pedidos no llenaran el camión.
Algunos años después de lo que acabo de decir pasé yo a trabajar en la casa comercial conocida por el nombre de su dueño; Ramón Corripio, situada a pocos pasos de la Puerta del Conde, en la capital de la República. En ese comercio, que era al mismo tiempo una firma importadora y un colmado, nombre que se les daba a los establecimientos donde se vendían provisiones al detalle, entre mis quehaceres estaba el de administrar todo lo que se relacionaba con los ingresos de dinero y por tanto me tocaba recibir los pagos en efectivo de compras que se hacían en el colmado o en el llamado almacén. En esos años eran contadas las personas que recibían cheques en pago de trabajo o de alguna venta, pero recuerdo como si hubiera sucedido hace una hora el caso de un señor con aspecto de tener más de sesenta años que iba cada fin de mes a entregarme debidamente firmado un cheque de cien pesos (en esa época el dólar era la moneda nacional dominicana). Ese cheque era extendido por la Tesorería Nacional, lo que equivale a decir que quien lo recibía era un empleado del gobierno, que en ese caso desempeñaba el puesto de Inspector de Frutos.
Lo que acabo de decir sucedía en los años del gobierno de Horacio Vásquez cuando el jefe militar del país se llamaba Rafael Leónidas Trujillo Molina, y sucedía que el Inspector de Frutos a quien yo le cambiaba cada mes el cheque de cien pesos que el gobierno le pagaba por las funciones de Inspector de Frutos que desempeñaba se llamaba José Trujillo Valdez, el padre del General Rafael Trujillo Molina, y el pequeño comerciante de “La U” a quien mi padre le llevaba provisiones compradas en la Capital para ser vendidas en el bohío de tablas de palma y techo de yaguas era conocido, no por su nombre de Arismendy, sino por el apodo de Petán y el apellido Trujillo a secas porque no usaba el segundo apellido, que era el del futuro dictador, el mismo de la madre de ambos: Molina.
La cuantía de los ingresos mensuales del padre de Rafael Leónidas Trujillo, que era ya el jefe del Ejército dominicano, y la categoría del negocio propiedad de Petán son un índice convincente de que los familiares del próximo dictador eran miembros del conjunto de capas sociales conocidos en esos años con la denominación de “gente de segunda”, fuertemente despreciada por los que se autodenominaban “gente de primera”.
Juan Bosch
Santo Domingo, R.D. 17 de junio de 1991.

EL PARTIDO: CONCEPCION, ORGANIZACION Y DESARROLLO
PALABRAS DE EXPLICACIÓN
Al elaborar el programa de los actos dedicados a conmemorar el décimo aniversario del Partido de la Liberación Dominicana, la Comisión del Comité Central que tiene a su cargo esa tarea acordó que se publicaría un libro en el cual se reunirían los artículos que en esos años había escrito el autor sobre asuntos relacionados directamente con el PLD, su creación, su organización, su desarrollo; y ese libro es el que el lector tiene ahora en sus manos.
Todos los artículos que figuran en él fueron publicados en Vanguardia del Pueblo, que ha sido el vocero del PLD, pero los primeros no se escribieron como tales artículos sino en forma de entrevistas debido a que la entrevista hace posible que el lenguaje del entrevistado se mantenga en un nivel coloquial, como debe ser el de la conversación entre él y un público hipotético que asume la representación de la gente del pueblo, y ese tipo de lenguaje facilita en grado muy importante la comprensión, por parte de hombres y mujeres de las capas populares, de temas que para la mayoría de ellos, de manera especial en la República Dominicana, son abstractos, y a menudo endiabladamente abstractos debido a que en su conjunto la sociedad dominicana carece de experiencia de vida política a tal punto que la casi totalidad de los periodistas que informan acerca de la actividad política no saben cómo están organizados los partidos de los cuales tienen que ocuparse, si no a diario, por lo menos de dos a tres veces a la semana.
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Entre los muchos de esos hombres y mujeres que merecen la dedicatoria de este libro están Efraín Calderón Fernández, Nin Diplán y Napier Díaz González, que no vivieron el tiempo necesario para ver el nivel de desarrollo a que llegó el partido que contó con su trabajo, su entusiasmo, su fe.
El autor les rinde en estas líneas el homenaje que ellos se ganaron con su espíritu de lucha y su amor a su pueblo.
Juan Bosch
Santo Domingo
13 de noviembre, 1983.
ANALISIS DEL PARTIDO
I

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El PLD no es el PRD ni puede serlo. El PRD era un partido populista, en el que cabía todo el mundo sin que hubiera que hacer definiciones ideológicas, y el PLD no puede ser eso. El PLD tiene que ser un partido de militantes, y lo primero que se requiere para ser militante de un partido es aceptar y defender su posición ideológica sin un titubeo. Nosotros no podemos organizar comités del PLD así como así, porque no todo el mundo tiene las condiciones que se necesitan para ser miembro del PLD; no todo el mundo está dispuesto a sacrificar tiempo y energía en servicio del Partido, y el que no se sienta dispuesto a hacer eso no cabe en el PLD como miembro. Puede ser simpatizante, pero no miembro. En el PRD no había diferencia entre miembros y simpatizantes, pero en el PLD sí la hay, y grande. El paso de simpatizante a miembro no es fácil en el PLD, y si no es con miembros no pueden formarse comités del PLD. No podemos, pues, ponernos a formar comités del Partido con la gente que diga que simpatiza con nosotros, porque esa gente tiene que demostrar que es verdad que simpatiza con nosotros, y después tiene que entrar en un Círculo de Estudios, y en ese Círculo tiene que demostrar condiciones de militante para pasar entonces a un Comité de Base. Como ves, el proceso de pasar de simpatizante a miembro del Partido es largo y necesita tiempo para llevarlo a cabo.
(…)
El partido puede ser chiquito y sin embargo tener el respaldo del pueblo o de aquella parte del pueblo que tiene poder para hacer cosas (porque es bueno aclarar que no todo el pueblo y no todos los sectores del pueblo tienen poder para hacer cosas). Ahí está el caso nuestro en el 1961 y el 1962. ¿Cuántos éramos en el 1961? Un grupito de hombres que volvían del exilio desconocidos del pueblo. Recuerdo que cuando llegué al país, el 20 de octubre de 1961, pedí que se hiciera una reunión de dirigentes perredeístas y se reunieron 14, de ellos, 2 de San José de Ocoa y el resto de la Capital. Sin embargo, exactamente un año después, una convención nacional me eligió candidato presidencial y dos meses después, el 20 de diciembre de 1962, ganábamos las elecciones por una mayoría enorme. En catorce meses, un grupito de desconocidos se puso a la cabeza del pueblo y el pueblo los siguió. Esa lección de la historia política reciente de nuestro país nos dice que la importancia de un partido no está en el número de sus miembros. En el PLD no necesitamos cientos de miles de miembros sino capacidad política y mucha capacidad de sacrificio.
(…)
El Partido es un hecho y su desarrollo está en marcha y además está garantizado, al menos en esta etapa, por la existencia de los Círculos de Estudios, cuyos miembros pasan a ser miembros del Partido. No hay que preocuparse por el porvenir del Partido, que mientras esté bien dirigido, es decir, mientras no engañe o confunda al pueblo, mantendrá su autoridad moral sobre él, y autoridad moral quiere decir autoridad política. Por lo que hay que preocuparse ahora es por el pueblo. Al que hay que organizar, y hacerlo de tal manera que su organización lo lleve a desarrollarse políticamente, es al pueblo; y la manera natural de organización del pueblo es la formación de Comités Patrióticos y Populares. Y digo que es la manera natural porque el pueblo lo ha comprendido así, y ya está actuando, en defensa de sus intereses, dentro de Comités Patrióticos y Populares; no solamente resuelve problemas como el de enterrar un muerto, sino que se enfrenta a la corrupción en los barrios y lo hace por sí mismo y a nombre de esos comités. Solamente en la Capital hay ya más de 50 Comités Patrióticos y Populares. ¿Podría haber ese número si el pueblo fuera indiferente a ese tipo de organización? ¿Verdad que no? Pues claro que no, y ten la seguridad de que no somos tú y yo los únicos que pensamos así. Voy a terminar diciéndote una cosa: De aquí a un año en el país va a haber más Comités Patrióticos y Populares que verdolaga en el campo.
10 de octubre de 1974.
(…)

33 ARTICULOS DE TEMAS POLITICOS
UNAS LINEAS DE INTRODUCCION
Este libro se ha compuesto, tal como lo dice su título, con treinta y tres artículos. Lo que no dice el título es que esos artículos fueron extraídos de la revista Política: Teoría y Acción, una publicación mensual que el Partido de la Liberación Dominicana viene haciendo desde enero de 1980. La revista, como lo dice su nombre, dedica todas sus páginas a tratar temas políticos, en unos casos porque lo que se dice en ellas describe una situación política determinada, en otros porque los autores de los trabajos plantean problemas y a veces soluciones de tipo económico, social, histórico, cada uno de carácter político, a menudo de raíz ideológica; y esas características están presentes en los artículos que componen este volumen.
En un país como la República Dominicana, prototipo de los del Tercer Mundo o dependientes, de capitalismo tardío y en consecuencia de un nivel de desarrollo que en sentido general está muy por debajo de los que iniciaron su vida política siguiendo las normas de sociedades de desarrollo capitalista avanzado, la concepción de lo que es la política no ocupa un lugar en las ideas de las grandes masas. Para la mayoría de los
hombres y las mujeres que forman esas grandes masas la política es algo indefinible que en ocasiones, dependiendo de la persona que encabece el gobierno, provee de medios económicos, mediante un empleo o un negocio que a menudo es sucio, a tales o cuales personas con las que determinado funcionario mantiene relaciones personales o familiares. La preocupación de las grandes masas es de tipo económico-social: en lo que ellas piensan y por tanto lo que reclaman de la política es la satisfacción de sus necesidades materiales, y cuando un político o un partido, tenga o no tenga funciones de gobierno, no les proporcionan la satisfacción de esas necesidades, las grandes masas lo ignoran o lo combaten.

Para curar a los enfermos hay que aprender medicina y lo mismo puede decirse de la política, cuyo ejercicio requiere de estudios; estudio de la sociedad en que vivimos y de sus problemas así como de los acontecimientos de carácter político y las causas que los provocan, incluyendo en ellos los de origen foráneo o internacional, y la revista Política: Teoría y Acción dedica todas sus páginas al relato, la exposición o el análisis de los hechos de origen o efecto político acaecidos en nuestro país o en cualquier lugar del mundo, incluyendo en ellos a algunos que ocupan un lugar en la historia. A los límites de ese marco se ajustan los artículos que escribo para la mencionada revista de los cuales en este libro, como lo dice su título, se reúnen treinta y tres.
El hecho de que Política: Teoría y Acción tenga cerca de ocho años saliendo cada mes indica que sus lectores, que están por encima de los diez mil, forman un conjunto de hombres y mujeres interesados en conocer los hechos políticos o relacionados con la política que se dan en la República Dominicana y en el mundo, me ha llevado a disponer la reunión en “Treinta y tres artículos de temas políticos” de una parte de lo que he escrito para Política: Teoría y Acción.
A ellos dedico este libro.
Juan Bosch
Santo Domingo, 24 de abril, 1988
LA FUNCION DEL LIDER

¿Qué es un líder político y qué función tiene en su partido y en su país?.
Si nos limitamos a estudiar el problema del liderazgo en la República Dominicana, después de la muerte de Trujillo y dentro del campo de los partidos que el pueblo reconoció, aunque fuera por un tiempo breve, como opuestos al sistema que implantó Trujillo, debemos preguntarnos y respondernos por qué desde principios de julio de 1961 hasta ahora se formaron y desaparecieron en nuestro país tantos partidos y grupos, y por qué con ellos surgieron tantos aspirantes a líderes que no tardaron en volver a la oscuridad política en que habían vivido o se retiraron a posiciones modestas en la vida pública.

El que busque la respuesta a esas preguntas fuera de las ciencias políticas se dedicará a enumerar una por una todas las que considere que fueron debilidades de carácter o fallas de la inteligencia de esos aspirantes a líderes que actuaron en nuestro país a partir de julio de 1961. ¿Y qué haría con eso? ¿Lograría hallar una explicación para el fracaso de esos aspirantes a líderes? No la hallaría, porque la explicación del fracaso (o de los fracasos) tiene que ser elaborada analizando, en primer lugar, no a los aspirantes a líderes sino a la sociedad dominicana, tal como ésta ha venido siendo desde el mes de julio de 1961, y al decir que “ha venido siendo” se deja dicho que desde entonces acá en ella se han operado cambios de ésos que se ven (es decir, en cantidad o cuantitativos) y de los que no se ven (es decir, en calidad o cualitativos).
(…)
La función del líder, en un partido y en su país, es dirigir; pero el que dirige orienta y al mismo tiempo guía; orienta al pueblo y guía a sus partidarios. El líder guía a sus partidarios a través de otros líderes, que son en los hechos representantes políticos de la clase o de las clases sociales que actúan en su partido. Si esas clases son las que explotan al pueblo, la función del líder viene a ser la del traidor; si son las explotadas, la función del líder es encabezar la lucha por su liberación.
Julio 28, 1972.
CONFERENCIAS Y ARTICULOS
TRES CONFERENCIAS SOBRE LA INFLACION
(…)
El día 24 de septiembre, hace ahora poco más de un mes (un mes y una semana), se publicó en El Caribe y en el Listín Diario un cable de la Associated Press dando cuenta de un discurso que había pronunciado en Detroit el presidente Ford. En ese discurso el presidente Ford lanzó una velada amenaza de guerra contra los países árabes y Venezuela, aunque no mencionaba a Venezuela. Tampoco mencionaba a los países árabes, pero el cable de la AP se refería a ellos y no a Venezuela, a pesar de que Venezuela fue la madre del cordero, es decir, fueron venezolanos, y más concretamente Juan Pablo Pérez Alfonso, un economista venezolano, quienes produjeron la idea de crear la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). La insistencia de Pérez Alfonso, respaldado por los gobiernos de Venezuela desde el 1945 en adelante, culminó al cabo de varios años en la organización de esa asociación de países exportadores de petróleo, y fue ella la que determinó el alza del petróleo en octubre del año pasado. El presidente Ford amenazó a esos países hasta con la guerra, aunque en realidad era evidente que las declaraciones de Ford resultaban demasiado fuertes, que lo que él quería con esas declaraciones era presionar a los países petroleros pobres, especialmente los países árabes. Pero la Associated Press dijo entonces, según se publicó aquí, en El Caribe y en el Listín Diario, que Ford había planteado la posibilidad de una guerra mundial si los problemas desatados por el alza de precio y por la baja en los abastecimientos de petróleo no se resolvían. Las palabras de Ford que copiaron esos periódicos eran las siguientes: “Las naciones soberanas no pueden permitir que su política sea dictada y su destino decididos” por países que manipulan el mercado del petróleo y lo distorsionan. (Más tarde veremos que esos países ni manipularon ni distorsionaron el mercado del petróleo; que ellos fueron llevados a subir el precio del petróleo por una carrera de muchos años de encarecimiento de los artículos que esos países compraban en los Estados Unidos y en Europa). El presidente Ford habló ante representantes de 69 países que se reunían en Detroit para tratar el problema del petróleo y allí dijo estas palabras: “Durante toda la historia las naciones han ido a la guerra por ventajas naturales como agua, alimento o tránsitos convenientes por tierra y mar”. Pero reconoció que en este momento un conflicto militar podría transformarse en una hecatombe mundial, porque ahora los Estados Unidos no tienen el monopolio de la fuerza. La balanza del poder mundial está equilibrada: en un lado se hallan los Estados Unidos; en el otro, los países socialistas y especialmente la Unión Soviética, de manera que no es tan fácil hacer hoy lo que se hacía antes, y especialmente lo que hicieron Inglaterra y Estados Unidos en el siglo XIX y en la primera mitad de este siglo, que donde alguien quería defender sus intereses allí se presentaban inmediatamente los acorazados británicos o norteamericanos y la infantería de marina de esos países.
El discurso del presidente Ford lo que hizo fue darle énfasis a una situación de crisis económica, destacar esa situación de crisis queriendo culpar de ella a los países petroleros. Y lo cierto es que los países petroleros no son responsables de esa crisis. Esta había sido predicha desde el año 1968 por varios periódicos serios, como por ejemplo el Times de Londres, Le Monde de París, por economistas, por internacionalistas, y algunos de ustedes recordarán que el año 1971 estuve hablando varias veces por radio y por televisión sobre esa crisis que al fin culminó ese año de 1971 en la primera devaluación del dólar, que se llevó a cabo en el mes de agosto. Al producirse esa devaluación dije por el programa de televisión El Pueblo Cuestiona que ella no resolvía el problema de la crisis, que lo que hacía era echar ese problema sobre Japón, sobre Alemania, sobre Suecia, sobre Inglaterra, sobre Francia, pero con eso no se resolvía nada porque el problema no es norteamericano, ni es francés ni es alemán; es del sistema capitalista. Ahora bien, los Estados Unidos son la cabeza y el corazón de ese sistema, los Estados Unidos no pueden rehuir su responsabilidad o quitarse de encima sus problemas echándoselos en los hombros al Japón, a Alemania y a Inglaterra, porque esos problemas retornan a los Estados Unidos exactamente como retorna el bumerang a las manos del que lo lanza, y han retornado ahora no solamente a los Estados Unidos sino a todo el mundo capitalista, incluyendo a países como el nuestro, que no somos beneficiarios sino víctimas del sistema. El 23 habló el presidente Ford; el mismo día habló Kissinger en las Naciones Unidas; la Associated Press transmitió sus palabras y comenzaba diciendo: “En una enérgica advertencia a los países árabes productores de petróleo (y ya ahí están señalados concretamente los países árabes), el secretario de Estado Henry Kissinger dijo hoy que un mundo que se encuentra en el umbral de una depresión general no puede afrontar los actuales precios del petróleo y mucho menos las continuas alzas. Las naciones más pobres, muchas de las cuales tratan desesperadamente de superar la escasez de alimentos, podrían verse envueltas en una espiral inflacionaria sin fin, dijo Kissinger ante la vigésima novena asamblea general de las Naciones Unidas”.
Probablemente Kissinger no habló de una espiral inflacionaria porque aunque Kissinger no es economista es el secretario de Estado del país más importante del mundo capitalista y debe tener consejeros economistas que le hubieran dicho, de haberse expresado así (y con toda seguridad su discurso fue escrito) que una espiral inflacionaria es una modalidad de la inflación que no se da en los países pobres; porque una de las causas que origina la espiral inflacionaria es la presión de los trabajadores organizados sobre los patronos para obtener salarios más altos, con los cuales los trabajadores puedan hacer frente al encarecimiento de la vida, y eso sí sucede en los Estados Unidos y puede suceder en Alemania y en Francia, pero no en los países árabes, y no en países del llamado Tercer Mundo, que son los más numerosos, porque en ellos no se permite la llamada libre organización de los obreros. La inflación a que tal vez quiso referirse Kissinger no sería en espiral sino una inflación general. Dijo Kissinger que “el alto costo del petróleo no es el resultado de factores económicos, de una falta real de capacidad o del libre juego de la oferta y la demanda. Más bien es causado por decisiones adoptadas para restringir la producción y mantener un nivel de precios artificialmente elevado”.
Observen que tanto Kissinger como el presidente Ford estaban echando la responsabilidad de la crisis económica sobre los países árabes, y ésa era una manera de desviar la atención del mundo. Ellos debieron haberles dicho al pueblo norteamericano y a los delegados de las 69 naciones que participaron en la conferencia de Detroit y a los que estaban allí como representantes de sus países en las Naciones Unidas, que había una crisis en el sistema capitalista y que había que enfrentar esa crisis con imaginación, con audacia, con decisión; pero no dijeron eso. Los dos les echaron la culpa a los países árabes, que no la tenían, porque los países árabes encarecieron, junto con Venezuela y Ecuador, los precios del petróleo en octubre del año pasado y la crisis tenía ya muchos años. Kissinger dijo en esa ocasión que “esa elevación artificial del precio del petróleo ha provocado un ataque sin precedentes al sistema económico mundial y que ese sistema había sido puesto en el umbral de un regreso al excesivo nacionalismo económico que acompañó el derrumbe del orden económico en la década de 1930″. Tampoco es cierto: la crisis de 1929 no tuvo nada que ver con el nacionalismo económico y eso lo veremos cuando hablemos de la inflación.
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TEXTOS CULTURALES Y LITERARIOS
INTRODUCCION PARA ORIENTAR AL LECTOR
La primera parte de este libro está compuesta de opiniones y noticias sobre cuáles son y cómo se manifiestan en nuestro país las actividades sociales a cuyo conjunto se le aplica la denominación de cultura, y entre esas actividades están las literarias, pero la palabra literarios que aparece al final del título de esta obra corresponde a trabajos míos, y son un cuento titulado Kazán, que no figura en ninguno de mis libros pero sí en la revista en que se publicó por vez primera —Bohemia, de La Habana, Cuba, edición del 13 de enero de 1952— y recientemente en la sección Suma del diario El Nacional, de Santo Domingo, R.D.; otro es Bolívar, de Trujillo a Caracas, 1813, el único texto completo de los más de cien que escribí para Los Forjadores de América, serie de episodios históricos a la cual me refiero en una charla titulada El locutor y la comunicación social dicha el 14 de enero de 1981 que aparece en este libro. En esa ocasión mencioné también Memorias de una dama cubana, lo que se explica porque se trataba de dos programas simultáneos que se transmitían por la estación de radio C.M.Q. de La Habana, uno los lunes, miércoles y viernes y otro los martes, jueves y sábados. En ambos programas se escenificaban episodios de las luchas por la independencia de los países de América y de hechos que tenían categoría histórica.
De todo ese material guardaba copias en un archivo en el cual se hallaba toda la correspondencia que recibí desde mi salida de la República Dominicana y copias de todas las cartas que envié desde Puerto Rico y Cuba con mensajes políticos o personales, y todo ello fue sustraído, según me pareció y sigo pensando así al cabo de más de cuarenta años, por agentes de la dictadura de Trujillo, y al cabo de tanto tiempo aparecieron uno de los dos o tres episodios de la vida de Simón Bolívar y la primera página del que estuvo dedicado a la lucha de los conquistadores de Perú, Francisco Pizarro y Diego de Almagro, que le costó la vida al último. El que se publica ahora por primera vez es el que corresponde a las hazañas que llevó a cabo Bolívar en el año 1813, que él coronó con su entrada en Caracas, la capital de Venezuela, ocasión en que fue aclamado por los caraqueños con el título de Libertador.
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CONCEPTOS CULTURALES
La palabra Cultura

Cuando decimos cultura estamos usando una palabra que puede tener varios significados. El vocablo llegó al español desde la lengua latina, en la que se escribía exactamente con las mismas letras, y en latín quería decir cultivo refiriéndose a las actividades agrícolas.
A tal punto ha perdurado en el español esa significación que para calificar a una persona de culta podemos valernos de cinco o seis sinónimos, entre ellos el de cultivada; sin embargo es el caso que ya corre por los países que hablan el idioma de Machado y de Neruda el consenso de que persona culta es alguien que tiene amplios conocimientos en varias materias, y en sentido limitado, que lo tiene en una materia, y en ese caso hay que agregar esto último; por ejemplo: Luis tiene una sólida cultura musical, o poética, o médica; o que se distingue por sus modales: Julio tiene maneras cultivadas.
Pero lo cierto es que en su significación más amplia y profunda la palabra cultura significa la acumulación de todos los conocimientos y de todas las artes que la humanidad ha venido creando en su larga lucha por dominar la naturaleza que lo rodea, de la cual saca su sustento, su techo, lo que la viste y la cura, y en suma todo lo que ha necesitado para mantenerse con vida y en constante evolución.
Cuanto el hombre ha hecho y todo lo que ha aprendido ha sido el producto de esa lucha contra la naturaleza, puesto que para ponerla a su servicio tenía que dominarla, y para dominarla necesitó de millones de años a partir del momento en que se dio cuenta de que en la Tierra había cosas que podían serle útiles; por ejemplo, desde que advirtió que tal árbol daba tal fruta y de que esa fruta era jugosa, dulce, y le aplacaba el hambre, hasta el día en que terminó de clasificar, dándoles nombres y describiéndolos, a cada árbol, a cada arbusto, a cada yerba; y otro tanto hizo con los animales de la Tierra, los peces y los moluscos y los quelonios de las aguas, y con la Tierra misma en sus valles, sus montañas, sus desiertos, y con lo que guarda en su seno y con el aire que la rodea y los planetas que ruedan con ella por los espacios.
Haciendo cosas con los elementos naturales que hallaba a su paso ese ser que acabaría llamándose hombre fue creando los conocimientos que ha acumulado a lo largo de los tres y medio millones de años que se le atribuyen de existencia desde que apareció en la Tierra en condición de antropopiteco, y para embellecer lo que hacía agregó las artes a los conocimientos.
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VIAJE A LOS ANTIPODAS
DEDICATORIA
La guerra de Viet Nam le dio a la región del Sudeste Asiático una notoriedad política y un relieve histórico que no había sido sospechado ni por los más connotados analistas de los acontecimientos mundiales ni por los más agudos observadores de los países de esa región. De buenas a primeras el Sudeste Asiático pasó a jugar en la sociedad internacional un papel de tanta trascendencia como el que habían jugado en los siglos XVIII y XIX los países más importantes de Europa, digamos, Francia e Inglaterra. Con el relieve que tomó Viet Nam la humanidad reconoció como grandes figuras de la historia universal a hombres cuya medida extraordinaria no había sido ni siquiera presentida un año antes de que sus nombres comenzaran a aparecer en los periódicos de todas las lenguas y en los proyectores de televisión y los aparatos de radio. Bien avanzado el año 1945, en los Estados Unidos, que iba a ser después el revelador de los valores auténticos de Viet Nam, no había una sola persona que tuviera la menor idea de quién era, y sobre todo de quién iba a ser Ho Chi—Minh, y el Pentágono, que debía ser el centro militar mejor informado de la Tierra, no se imaginó ni durante un segundo que sus mejores generales y sus formidables ejércitos iban a ser derrotados por tropas de hombrecitos amarillos, como dijo despreciativamente Lyndon B. Johnson de los heroicos soldados vietnamitas, comandadas por un maestro de escuela llamado Vo Nguyen—Giap. El largo y despiadado ataque norteamericano concentró la atención del mundo en Viet Nam, primero, y después en Laos y Cambodia, tres países que hasta pocos años antes habían estado viviendo su propia historia sin que en ellos se fijara la atención extranjera, salvo la de sus colonizadores, que fueron los franceses.
Lo que hizo sobresalir de la superficie del mundo al Sudeste Asiático, y en consecuencia llevó hacia ese lugar la atención de sabios y trabajadores, de artistas y militares, de sacerdotes y estadistas de las naciones que se auto denominan occidentales fue la decisión con que el pueblo del antiguo Annam respondió al ataque militar de los Estados Unidos. En mi caso el interés era anterior a la agresión norteamericana, y así lo prueba un artículo mío publicado en la revista Bohemia de La Habana bajo el título, si recuerdo bien, de “El País de las Hojas Amarillas”, que debe ser de antes de 1950; pero cosa era el interés, digamos intelectual, de 1950 y otra la pasión de justicia que me sacudía cuando leía, cosa que ocurría a diario, una noticia de la AP o de la UPI sobre batallas y bombardeos y abusos de poder cometidos en Viet Nam. Para decirlo con toda propiedad, Viet Nam pasó a ser algo así como una extensión de mi patria dominicana; y hoy que es libre, sigue siendo eso en mi amor y en mis recuerdos.
Con esos sentimientos dedico este libro a Viet Nam; a sus niños quemados con napalm, a sus heroicas mujeres, a los millones de sus hijos que murieron en la lucha por la libertad.
Juan Bosch
Santo Domingo, 15 de enero de 1978
ASIA Y EL SUDESTE ASIATICO
La Ilusión de las Guerras Limitadas

Evidentemente, la guerra mundial segunda hizo pasar a la humanidad, en términos históricos, del siglo XX al siglo XXI; de la edad de la dinamita a la edad atómica y nuclear; de la edad del motor de pistón a la del jet; del avión terrestre al satélite espacial; de la máquina calculadora que se manejaba a mano al computador electrónico; de la industria desarrollada por técnicos autodidactas como Thomas Alva Edison y Henry Ford a la industria sobredesarrollada a base de estudios de científicos de primera categoría corno Enrico Fermi y la pareja china de Yang y Lee. Y ese salto, asombrosamente violento si lo vemos desde el punto de vista del corto tiempo en que se produjo, debía reflejarse en grandes cambios sociales y políticos en todo el mundo. La incapacidad de los Estados Unidos para aceptar esos cambios y ajustarse a ellos se ha traducido en una actitud de violencia internacional muy peligrosa.
En lo que se refiere a la América Latina, ese estado de violencia deberá desembocar, me parece que de manera inevitable, en una revolución social de grandes vuelos. No hay que hacerse ilusiones: esa revolución comenzó ya en Cuba, y hágase lo que se haga o dígase lo que se diga, podrá ser demorada pero no podrá ser evitada. Es probable que la decisión de evitarla lleve a los Estados Unidos a guerrear en la América Latina como los ha llevado a guerrear en el Sudeste Asiático, y está dentro de lo posible que la guerra en Asia produzca el estallido de la revolución en América Latina (negritas mías, nh).
¿Qué tiene que ver la América Latina con la guerra de Viet Nam, y qué tiene que ver la guerra de Viet Nam con la incapacidad norteamericana para aceptar los cambios introducidos en el mundo por el paso de la industria de los técnicos autodidactas a la industria sobredesarrollada de los científicos? ¿Cuál es la razón de que un país tan excepcionalmente desarrollado en el campo científico, como son los Estados Unidos, no pueda ajustarse a los cambios políticos y sociales impuestos en el mundo a consecuencia de la segunda guerra mundial?
Todas esas preguntas se relacionan entre sí porque todas ellas surgen de un mismo hecho: el estado de violencia que prevalece en el ámbito internacional.
Hasta el momento, lo que está sucediendo en Viet Nam se mantiene dentro de lo que en estrategia militar se llama “guerra limitada”. Sin embargo debemos notar que esa “guerra limitada” ha traspasado varias veces los límites que se le habían fijado; por tanto, no hay razón para que no traspase también los actuales y llegue a convertirse en una guerra general asiática.
Inicialmente, el plan norteamericano fue organizar un gobierno y unas fuerzas armadas anticomunistas en Viet Nam del Sur, y darles apoyo político, económico y militar a ese gobierno y a esas fuerzas armadas, para lo cual se enviaron a Viet Nam del Sur unos cuantos cientos de consejeros militares y de técnicos civiles y unos cientos de millones de dólares en dinero, armas y equipos; pero después hubo que traspasar esos límites, hubo que aumentar los envíos de consejeros militares y civiles, los de dinero y armamentos y equipos, de manera que los gastos subieron a un billón de dólares al año; más tarde se ampliaron otra vez los límites y se procedió a construir grandes bases aéreas, navales y de infantería para soldados norteamericanos, lo que significó el aumento de los gastos en Viet Nam por encima del billón de dólares al año; y por fin hubo que mandar al combate a las fuerzas norteamericanas, primero para defender esas bases y después para guerrear en todo el Viet Nam del Sur, lo que se tradujo en gastos superiores a los veinte billones de dólares al año y en una guerra abierta contra Viet Nam del Norte.
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EL ORO Y LA PAZ
CAPITULO I
Al quinto día de su llegada a Tipuani, precisamente en el momento en que se preocupaba con la presencia de sus indios —que vagaban de un sitio a otro llamando la atención de la gente—, Pedro Yasic oyó los motores de un avión. Preguntó, intrigado, y supo que se trataba de un viejo Junker bimotor que llegaba todos los jueves para transportar el oro del Banco Minero a La Paz; además, llevaba correspondencia, medicinas, cierto tipo de carga valiosa, funcionarios del Gobierno y del Banco. Mirando en todas direcciones, Yasic vio el terreno ondulante, desigual, los pedregales que se extendían aquí y allá, a ambos lados del río, la tierra convertida, gracias a la codicia de los lavadores de oro, en grandes hoyos semejantes a cráteres sin profundidad. No podía explicarse dónde aterrizaba el Junker.
— ¿Pero dónde está la pista? —preguntó.
Valenzuela le explicó que estaba a la orilla del río, junto al cerro, y que había sido hecha acarreando tierra con cestos y apisonándola con troncos gruesos de madera.
El avión hacía círculos, situándose para aterrizar. Yasic y Valenzuela se encaminaron a la pista. Cuando llegaron, la nave entraba a tomar tierra. Pedro Yasic se quedó asombrado.
—Pero si necesita una inclinación de catorce grados, por lo menos! —dijo en alta voz, impresionado por la hazaña que era ese aterrizaje en una pista que no sobrepasaba los trescientos metros.
José Valenzuela se volvió a su amigo para mirarle. Yasic se sintió molesto. El, tan cuidadoso, había perdido su guardia. Estaba seguro de que Valenzuela iba a preguntarle: “¿Usted es aviador?”; y entonces él tendría que responderle: “Bueno, aprendí a volar en Chile”. Pero no podría explicarle por qué causa aprendió, porque si le decía: “Para ir a pelear en Yugoeslavia, en los días de la guerra”, podría suceder que Valenzuela le dijera: “Aquí vivió un paisano de Puerto Montt que se llama Pedro Ibáñez y según nos contó tenía allá un sobrino hijo de un yugoeslavo que se llamaba Pedro como él”.
La primera pregunta no se produjo, sin embargo, y por tanto no hubo la segunda. Cuando el tío le agarraba la mano, ya para morir, catorce o quince días antes. (No, once hoy; hace hoy once días justos que murió el tío y todavía no le he dado la noticia a mamá), repetía con angustia: “Que no lo sepan, Pedro; que nadie sepa en Tipuani que eres sobrino mío… Que no lo sepan, Pedro”. Y con sus dedos débiles de moribundo le tocaba y le tocaba la palma de la mano, como si quisiera decirle con el tacto lo mismo que le decía con palabras.
El avión tomaba pista y bajaba los alerones. Cuando el piloto abrió la puerta y se tiró a tierra, llevando en una mano un paquete que debía ser de papeles, Valenzuela se dirigió a Yasic.
—Es España. Otras veces viene Bill —dijo.
Yasic pensó que España debía ser boliviano, a pesar de su tipo rubio, y Bill inglés o norteamericano, a juzgar por el nombre. La diferencia de nacionalidad no tenía importancia; lo que podía tenerla, y grande, era saber si en los viajes de vuelta a La Paz iba un piloto solo o si llevaba copiloto, si al llevarse el oro viajaba en el avión alguna escolta policial. A Yasic le hubiera gustado saber cuánto ganaba cada piloto. Pues muy bien podía suceder que España o Bill o el demonio, si le tocaba al demonio volar ese viejo Junker, recibiera por vuelo menos de lo que Yasic pudiera ofrecerle. Ahí podía estar la solución.
—Volvamos al cerro —dijo.
Una bandada de chiquillos, seguida de algunos perros, se encaminaba hacia la pista. El sol era fuerte.
“El avión es la solución. Si lo dejan solo, sin guardias, puedo robármelo. El tal España bajó solo. No venía nadie con él”.
—Oiga, Valenzuela —dijo de pronto—, ese piloto es muy bueno. Debido a las aproximaciones, esta pista me parece la peor del mundo y creo que debe ser más difícil despegar que aterrizar.
Para Valenzuela ese lenguaje era incomprensible, de manera que no dio ninguna respuesta. Pero quería ser complaciente con su amigo.
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LA MAÑOSA
PALABRAS DEL AUTOR PARA LA TERCERA EDICION
“La Mañosa” fue escrita en el año 1935, pero su tema se remonta a una época anterior. Por una de esas contradicciones inherentes a la naturaleza de las tiranías, dejó de leerse en Santo Domingo durante un cuarto de siglo a pesar de que un libro sobre los desórdenes armados que se llamaban en nuestro país revoluciones no debía considerarse peligroso para el régimen, sino todo lo contrario.
Sin embargo “La Mañosa” no fue escrita para poner de relieve una situación política, correspondiera o no al presente o al pasado de nuestra convulsa sociedad. “La Mañosa” fue escrita con un propósito estrictamente literario. “La Mañosa” obedeció al plan de elaborar una novela en la que no hubiera un personaje central ni caracteres de carne y hueso que pudieran atraer la atención del lector y “robarse” el libro. En “La Mañosa no debía haber ni siquiera un tema desenvuelto con los requerimientos normales de intriga, la habitual lucha del “bueno” y del “malo” que tanto atrae a los lectores, la presencia de la mujer cuyo amor es el premio ofrecido al “bueno” como recompensa por sus trabajos y por el heroísmo con que se enfrenta al malvado de la trama. En “La Mañosa”, según el plan que me hice, debía haber un “personaje” central, y sería la guerra civil; y todos los seres vivos que desfilaran por las páginas del libro, sin exceptuar la mula que le daría nombre, deberían ser, en un sentido o en otro, víctimas de ese personaje central: El mismo jefe del movimiento armado, Fello Macario, sería otra víctima de la fuerza que había desatado, puesto que su imagen de combatiente leal a ciertos principios debería quedar destruida al final.
Sólo en ese sentido “La Mañosa” sería política, puesto que las continuas revueltas armadas causaron tantos males al país que contribuyeron a impedir su desarrollo. En una forma o en otra, todos los dominicanos sufrieron las consecuencias de esas contiendas personalistas planteadas y resueltas a balazos.
Frente a un plan literario como el que he resumido en lo que va dicho, quedaba por resolver un aspecto importante; el de la forma. Si lo que me proponía era presentar los efectos de nuestras mal llamadas revoluciones en todos los sectores de la sociedad dominicana, ¿cómo hacerlo? La solución era describir esos efectos, no la “revolución” en sí misma. Eso es lo que explica el escenario de la novela, la casa en el camino real, por donde debían pasar los hombres y las mujeres que circulan por las páginas de la obra; la situación de esa casa familiar en un campo, donde necesariamente tenía que ser el centro de atracción de los vecinos.
“La Mañosa” no es una novela autobiográfica, pero hay en ella muchos detalles autobiográficos: los nombres del padre, de la madre, de los dos niños y de José Veras son auténticos; José Veras fue como se dice en el libro; la casa existió en el Pino, y en esa casa fue curado José Veras de la herida de machete que le infirieron en el cuello dos hermanos que le persiguieron por fechorías antiguas de José; papá tuvo negocio de recuas y su mula de silla fue robada por un cuatrero de los lados de Bonao. Con esos datos se agota lo que hay de autobiográfico en la novela.
“La Mañosa” fue un título simbólico. La mula de silla de papá se llamó La Melada. En la obra se llama La Mañosa porque nuestras llamadas revoluciones de aquellos tiempos eran una maña nacional, la versión tumultuosa y populachera y sangrienta de lo que después de 1930 serían los ya clásicos golpes de Estado latinoamericanos.
La novela es un género que en su aspecto formal comenzó a evolucionar en Europa después de la primera guerra mundial y ha seguido evolucionando tanto que ya hoy ha abandonado del todo los viejos moldes que le dieron los maestros del siglo XIX. “La Mañosa” fue un esfuerzo juvenil en ese camino de novedades; un camino que dejé abandonado cuando los infortunios dominicanos me forzaron a dedicar mi limitada capacidad de escritor a la lucha política.
Esto quería decir en la oportunidad que me ofrece una tercera edición de “La Mañosa”.
Juan Bosch
Santo Domingo,
12 de agosto de 1966.
PALABRAS PARA LA EDICION ESPECIAL

El 12 de agosto de 1966 escribí unas palabras que iban a figurar al frente de la tercera edición de La Mañosa, y el 31 de agosto de 1968 le daba fin en Benidorm, España, a la primera versión de Composición Social Dominicana. Entre las dos fechas había sólo dos años, pero en esos dos años todo el conjunto de mis ideas había tomado un rumbo nuevo.
En agosto de 1966 me dolía de las interminables guerras civiles que había padecido el país, y La Mañosa, escrita algo más de treinta años antes de esa fecha, era la expresión novelada de ese dolor; pero para ese mes de agosto de 1966 ignoraba la causa de esas guerras civiles tanto como la ignoraba cuando escribí la novela; y en agosto de 1968 estaba diciendo, en Composición Social Dominicana, que la causa de nuestras guerras intestinas era la lucha de clases, una lucha de clases que carecía de orientación ideológica y que además se llevaba a cabo entre capas diferentes de una numerosa pequeña burguesía que peleaban a muerte porque la guerra civil fue, durante muchísimo tiempo, el canal de ascenso social más seguro que conocía el país. Por la vía de la guerra civil cualquier bajo pequeño burgués pobre o muy pobre, del campo o de los pueblos que llamábamos ciudades, podía llegar a general casi de un salto, y del generalato se pasaba a una posición de privilegio, aunque se tratara, en la mayoría de los casos, de privilegios muy limitados. El general Fello Macario, que tuvo otro nombre, desde luego, nacido en un campo de Bonao de una familia bajo pequeño burguesa pobrísima, se hizo general con dos o tres asaltos audaces, y como tenía presencia y autoridad natural pasó a comandante de armas y a gobernador, pero apenas aprendió a firmar; ahora bien, al morir era dueño de una finca. Por la vía de las guerras civiles había ascendido socialmente desde bajo pequeño burgués muy pobre a propietario rural acomodado. Había luchado para llegar a ese nivel; se había jugado la vida no una sino varias veces, aparentemente por seguir ciertos principios políticos encarnados en su caudillo, y en realidad lo había hecho para obtener lo que alcanzó y para retenerlo.
¿Qué fue lo que le dio a la larga historia de las guerras civiles dominicanas ese aspecto de cadena de violencias sin sentido que todavía hoy es usada para presentarnos a los ojos del pueblo como sanguinarios sin remedio; eso que llevó a uno de los personajes de La Mañosa a decir: “A mi mula le pude quitar las mañas; pero a los hombres nadie se las quita”?
Fue la sensación de inutilidad de nuestras mal llamadas revoluciones. Gracias a ellas hubo hombres que ascendieron socialmente, pero fueron tan contados que no cuajaron en una burguesía, y sin una burguesía que lo dirigiera el país no tenía salida histórica. Esto es lo que explica el desaliento que dejaban las guerras civiles en las capas superiores de la pequeña burguesía, que no veían posibilidad de pasar a la burguesía; eso es lo que explica el desaliento del final de La Mañosa.
Yo no sabía lo que acabo de decir cuando escribí la novela en el año 1935 ni cuando escribí en el 1966 las palabras para su tercera edición; vine a saberlo cuando el conocimiento de lo que es la lucha de clases iluminó para mí la historia del país y me llevó a escribir Composición Social Dominicana.
Ojalá que igual que yo, y por las mismas razones, puedan explicárselo los lectores de esta edición especial de La Mañosa.
Juan Bosch
Santo Domingo, 24 de abril de 1974.
PRIMERA PARTE
LA REVOLUCION

Esto nos lo contó el viejo Dimas, cierta noche agujereada de estrellas:
—Yo andaba con uno de mis muchachos buscando caoba; ya teníamos buen trecho caminando cuando topamos la culebra…
Estábamos en la cocina. Las llamas del fogón se alzaban y removían incansablemente. Pepito y yo atendíamos a Dimas, mientras papá hacía chistes sobre la lentitud con que mamá preparaba el café.
El viejo Dimas explicaba:
—Dende la madrugada habíamos cogido el camino, porque yo sabía que la caoba no se orillaba mucho.
Se detuvo, miró la tierra dorada del piso y prosiguió:
—Dicen que si uno ve un animal de ésos y no lo mata, el animal lo maldice. Asigún cuentan son obra del Enemigo Malo.
Mamá, que iba vaciando el café en el colador, exclamó, con la mirada clavada en Dimas:
—¡Jesús! Ave María Purísima…
Allí, sobre el hombro de madre, estaba la cara de papá, y una sonrisilla maliciosa rompió a bailar entre sus labios.
Eran mansas como vacas viejas aquellas noches estrelladas del Pino. A veces iba Simeón; tarde, después de ver la novia, se detenía en la puerta Mero; una que otra noche no iban ni el uno ni el otro; pero jamás faltaba Dimas. Si llovía entraba el agua en la cocina y se tertuliaba en la casa; bebían café, hablaban de la cosecha, de los malos tiempos, de la muerte de algún compadre. De mes en mes reventaba la luna por encima de la Encrucijada. Una luz verde y pálida nadaba entonces sobre los potreros, subía las lomas distantes de Cortadera y Pedregal, engrasaba las hojas de los árboles que orillaban el Yaquecillo y pintaba de azul las tablas de la vieja casa.
Aquella noche estaba dorado el cielo. Unas nubes berrendas salían por detrás de las lomas y se tragaban las estrellas. Dimas contaba:
—Asina que vide ese animal tan tremendo, tan negro, desenvainé el machete y le tiré dos veces; pero la maldita tenía el cuero duro y nada más le partí el espinazo sin cortarla. Verdá es que el machete no estaba bien afilado, por mucho que el muchacho estuvo dándole en una piedrecita vieja que hay en casa. Bueno, se fue el bicho, yo creía que a morirse lejos, y como yo no lo diba a seguir entre tanto matojo, le dije al muchacho: “Sigue, hijo, que horitica se mete la noche”. “Taita —me respondió—, pa mí que esa culebra no está bien muerta”. “Ni te apures… Esa condenada ha dío a morirse por ahí”… ¿Morirse?… Bueno.
(…)
MAXIMO GOMEZ, EL NAPOLEON DE LAS GUERRILLAS
I – LA CAMPAÑA DE LA TEA
El número 8 del periódico semanario Cuba Libre que se publicaba en Buenos Aires, la capital de la República Argentina, bajo la dirección de J. B. Govin, estuvo dedicado al jefe del Ejército Liberador cubano, el mayor general Máximo Gómez. Ese número 8 tiene la fecha del 23 de marzo de 1897 y excepto el encabezamiento, todo el espacio de la primera página -19 pulgadas de alto por 14 de ancho- fue dedicado a una estampa en colores del fabuloso guerrero banilejo a quien The London News llamó “el Napoleón de las guerrillas”.
Napoleón estaba considerado como el más extraordinario organizador y jefe de ejércitos de todos los tiempos y los ingleses no eran dados a exagerar; y además, a pesar de que fue el dios de las batallas, Napoleón terminó su vida militar con la derrota que sufrió en Waterloo, de manera que no se llevó a la tumba el laurel de general invicto, palabra que significa el que nunca fue vencido, y Máximo Gómez, en cambio, convirtió en victorias todos sus hechos de armas…Ir Arriba
MAXIMO GOMEZ, DE MONTE CRISTI A LA GLORIA
INTRODUCCION
Lo que el lector tiene en sus manos no es un libro escrito para conmemorar los 150 años del nacimiento de Máximo Gómez que se cumplen en este mes; es la publicación en un volumen de varios artículos escritos en fechas diferentes a partir del primero, que lo fue en el año 1952 como parte de una obra desconocida en la República Dominicana titulada “Cuba, la isla fascinante”, editada el año 1955 en Santiago de Chile en la Colección América Nuestra, que publicaba la Editorial Universitaria, de la Universidad Central de aquel país.
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Juan Bosch
Santo Domingo, 5 de noviembre de 1986
MAXIMO GOMEZ

Máximo Gómez había mandado las acciones más sonadas de la guerra. No había entrado en ella con prestigio de hacendado; ni siquiera era cubano. Peor aún, en su país había combatido contra los dominicanos cuando estos se sublevaron en 1863 para echar a los españoles de su tierra. En la retirada española, Máximo Gómez llegó a Cuba hacia 1865, escasamente tres años antes del estallido de la revolución; y estaba explotando un pequeño fundo agrícola cuando se dieron los sucesos del 10 de octubre.
Gómez había nacido con el genio de la guerra. Era duro en el trato, pero parco en el hablar, corto de vista, regular en la estatura, de pocas carnes, altivo, rápido en el pensar y de un valor seguro y prudente. Nadie tenía acceso a su intimidad. Desterrado en Cuba, comenzó a sentir la nostalgia de su patria que él no había aprendido a amar, y poco a poco fue poniendo en la tierra cubana la callada y fuerte pasión de que hubiera sido capaz por la suya, acaso aumentada con la sensación de que había procedido como un mal hijo de su país. La historia le reservaba el título de último libertador americano, a él, que había blandido el machete al servicio de los opresores de su patria.
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EL PLD, UN PARTIDO NUEVO EN AMERICA
¿POR QUE SE HA ESCRITO ESTE LIBRO?
Por varias razones. Una de ellas es proporcionarles a los miembros del Partido de la Liberación Dominicana que ingresaron en él años después de haber sido fundado, el conocimiento de las causas de su fundación, porque ese conocimiento fortalece en ellos su sentimiento partidista; otra razón es la necesidad de dejar constancia, para que lo tomen en cuenta, de manera especial los que piensan que el PLD es un partido del tipo del Reformista Social Cristiano o del PRD, que en nuestro país hay por lo menos una organización política que ha creado normas de organización absolutamente nuevas, que no eran conocidas en la República Dominicana pero tampoco en otros lugares de América, lo que quiere decir que la manera como se ha organizado y funciona el PLD ha sido una creación política puramente nacional.
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Juan Bosch
Santo Domingo, RD
23 de junio de 1989
CAPITULO I

Los orígenes del Partido de la Liberación Dominicana no se hallan a la distancia de los 15 años transcurridos desde el día 15 de diciembre de 1973, fecha en la cual se llevó a cabo su fundación; en realidad son más lejanos, nada menos que 34 años -un tercio de siglo- antes de ese día, pues fue en el 1939 cuando se inició la etapa política de mi vida, que comenzó con la fundación del Partido Revolucionario Dominicano, que no fue obra mía como ha dicho alguien sino de un médico nacido en la República Dominicana pero llevado a Cuba cuando tenía 2 años…
TEMAS INTERNACIONALES
Compilación de ensayos y los artículos más importantes que el profesor Juan Bosch dedicó al anílisis de temas internacionales, publicados entre 1975 y 1993, en el periódico Vanguardia del Pueblo y en la revista Política: Teoría y Acción.
Una lección de la Historia: la unidad de los pueblos centroamericanos
No hay manera de medir la intensidad y la extensión de los vínculos que unen a los pueblos de América Latina, y sin tomar en cuenta esa fuerza unitaria es muy difícil, sino imposible, dar con la fórmula capaz de hacer respetable y eficaz cualquier plan político que se elabore con la intención de aplicarlo en un país latinoamericano. Por ejemplo, la idea de que un peruano se desentienda de lo que sucede en Uruguay o en Nicaragua porque esos países no tienen comercio con Perú carece de validez a la hora de formar un criterio político debido a que un peruano de posición izquierdista se sentirá unido a un nicaragüense o un Uruguayo que compartan esa posición así como un peruano de derechas le ocurrirá lo mismo con nicaragüenses y uruguayos que compartan la suya.
Algo similar sucede en todos los casos de afinidad política. Un boliviano, un angolano, un mexicano de izquierdas se sentían partidarios de los vietnamitas que luchaban en su país contras norteamericanos, coreanos del sur, australianos, neozelandeses y sudvienamitas en los años de 1960 y tantos, y en cambio un boliviano, un angolano, un mexicano de derechas apoyaban con toda su alma a los sudvienamitas y a los aliados que Estados Unidos había llevado a combatir contra los defensores de la independencia de Viet Nam.
Ahora bien, en el caso de los latinoamericanos el sentimiento unitario no requiere, para manifestarse en alguna forma, del estímulo de una Guerra, y por tanto no se limita al terreno político aunque cuando se da en ese campo se define políticamente y entonces pasa a ser dominante en ese sentido. Una música, un cantar, una danza identifican a dos latinoamericanos nacidos en países muy alejados entre sí; los identifican y los unen sin que en ese movimiento de sus almas hacia la unidad juegue un papel la posición política; pero si además de su identificación latinoamericanista se produce también la de carácter político, entonces el vínculo que los une pasa a ser múltiple y por tanto más poderoso que el que es de origen puramente político. Hasta dónde es verdad lo que acaba de decirse lo prueba una experiencia que a personas no latinoamericanas podría parecerles inaplicable o fantasiosa.
A Principios de 1975 el autor de estas líneas se hallaba en el edificio de correos de Barcelona, la capital de Cataluña, cuando se le acercó un anciano y le preguntó dónde podría él tomar un tranvía que lo llevara a Montjuich. Al oírnos hablar el anciano captó en la respuesta una entonación no hispánica y de inmediato interrogó:”Usted, ¿de dónde es? ¿Es de América? “ De la República Dominicana”, dijimos. Al interlocutor se le iluminaron los ojos y se acercó a nosotros con aire de persona deslumbrada a la vez que exclamaba casi a gritos: “¡ Yo soy de Barranquilla! ¡Somos del mismo mar; somos del mismo mar!”.
(…)Ir Arriba
CONFERENCIA SOBRE PERIODISMO Y LITERATURA
Conferencia Sobre Periodismo y Literatura. Santo Domingo, República Dominicana: Alfa y Omega, 1985. 17 p.
El texto es un extracto de la conferencia sobre periodismo y literatura, pronunciado el 30 de agosto de 1984, titulada Lenguaje Literario y Lenguaje Periodístico. En este texto el autor expone las diferencias entre arte y profesión dentro del contexto literario y periodístico y muestra las particularidades de cada profesión. “La literatura es arte y el periodismo es profesión”, dice Juan Bosch, y destaca el lazo que los une: la lengua.
También aborda el tema del conocimiento de la ortografía en la redacción periodística y su relevancia para evitar distorsiones en los textos que manejan los periodistas después de escuchar la grabación de una entrevista. Entre otras observaciones, señala que la mayoría de los reporteros no se dan cuenta de que cada escritor usa la puntuación de una manera personal, y no usar esa puntuación puede llevar a los lectores a confusiones.Ir Arriba
EL ESPAÑOL EN SANTO DOMINGO. UN TRABAJO EJEMPLAR DE PEDRO HENRIQUEZ UREÑA
(…)
Durante siglos, el español de Santo Domingo se habló a grandes rasgos en una forma en la parte sur del territorio y en otra forma en la parte norte, con variantes dialectales en ambos casos, pero la variante más notable era la que predominaba en la parte norte, la denominada con la voz indígena Cibao, que hoy ocupan las provincias de Santiago, Espaillat, La Vega, Duarte, María Trinidad Sánchez, Juan Sánchez Ramírez y Bonao. Esa es la región donde todavía en 1935 y 1936 el 82 por ciento de la población, que era campesina, hablaba el español a que se refiere Henríquez Ureña en el tercer párrafo de la explicación de su obra diciendo: “Para quienes lean libros que reflejan las hablas campesinas de Santo Domingo, incluso el Diccionario de Criollismos de Brito, podrá parecer, a primera vista, ilusorio el cuadro que presento: aquellos libros dan la impresión -meramente visual- de que el idioma está muy alterado e impuro…
Juan Bosch
Santo Domingo, 9 de septiembre de 1984

UNA INTERPRETACION A LA HISTORIA COSTARRICENSE
INTRODUCCION
Sin duda que el lector se preguntará por qué razón he escogido para este ensayo el tema “Apuntes para una interpretación de la historia costarricense”, pues debe suponerse que yo no sé tanta historia de Costa Rica como cualquier costarricense. Pero sucede que la historia no es un coto cerrado sino un bosque comunal al que puede entar el que lo desee, con escopeta para cazar, con caña para pescar, con hacha para cortar leña y hasta hamaca para pernoctar.
Yo soy un forastero en el bosque de la historia de este país, y si me interesa escribir para costarricenses acerca de una manera de interpretar su historia es porque entre los compatriotas de ustedes con quienes he hablado de este problema he hallado generalizada la opinión de que Costa Rica es un país sin historia…
Juan Bosch
San José, Costa Rica
21 de mayo de 1961

CAPITULO PRIMERO – EL CARACTER NACIONAL
(…)
El carácter nacional del costarricense viene determinado por una serie de factores que han estudiado, comentado y explicado casi todos los historiadores modernos del país. Se puede dar por acuerdo general, expreso o tácito, de los historiadores y los sociólogos costarricense, que el tipo de economía que se desarrolló en Costa Rica determinó la formación de una sociedad de pequeños propietarios rurales. Ahora bien, fue la pugna entre esa sociedad de pequeños propietarios rurales con determinada actitud regional la que formó la base del carácter nacional.
(…)
CAMINO REAL
Ver Página “Cuentos de Juan Bosch”/Foro de Nemen Hazim
Camino Real es el primer libro de Juan Bosch. Fue hecho en La Vega, lugar de nacimiento del autor, en la imprenta El Progreso, donde se editaba el periódico de ese nombre.
Camino Real salió de la imprenta de don Ramón Ramos a finales del mes de noviembre de 1933, en número de 500 ejemplares, de los cuales, medio siglo despu♪0s, es difícil encontar uno completo.
La edición facsimilar que hemos reproducido con motivo del quincuagésimo aniversario no tenía la cubierta, razón por la cual no figura en el ejemplar que el lector tiene en sus manos. En cambio, sí es reproducció legítima de la edición original todo el cuerpo del libro que Alfa y Omega se ha esmerado en copiar hasta en los más mínimos detalles aplicando a ese fin los avances técnicos que en el último medio siglo sa han hecho en la industria editorial.
Editora Alfa y Omega
Ultimo cuento
CAMINO REAL

Cuando terminó la cosecha de tabaco, con la perspectiva de tiempo de agua por delante, decidí ir hacia otra tierra en busca de trabajo. En el camino de Los Higos me alcanzó un hombre que andaba de prisa. llevaba machete al cinto, una hamaca doblada al hombro y otro pequeño bulto rojo en la mano derecha. Vestía pantalones azul muy estrecho, camisa amarilla, sombrero de cana. Me saludó en voz baja y siguió: pero a pocos metros se detuvo.
-¿Uté sabe si pu aquí haberá finca? -preguntó
-Yo ando en lo mismo -dije.
(…)
APUNTES SOBRE EL ARTE DE ESCRIBIR CUENTOS
Ver Página “Cuentos de Juan Bosch”/Foro de Nemen Hazim

Apuntes sobre el arte de escribir cuentos es un ensayo hecho en tres partes para complacer una petición de Miguel Otero Silva, que por esos años, y desde hacía muchos, dirigía El Nacional (Caracas, Venezuela, nh), uno de los periódicos más importantes de América Latina…
Fue publicado… en el mes de septiembre de 1958, hace ya veinte y siete años; ha aparecido en las catorce ediciones de mi libro “Cuentos escritos en el exilio” y en forma de plaquette o folleto en la Universidad de los Andes y en La Habana donde se ha estado usando como material de estudio.
(…)
Juan Bosch
Santo Domingo;
23 de agosto, 1985
Capítulo I

El cuento es un género antiquísimo, que a través de los siglos ha tenido y mantenido el favor público. Su influencia en el desarrollo de la sensibilidad general puede ser muy grande, y por tal razón el cuentista debe sentirse responsable de lo que escribe, como si fuera un maestro de emociones o de ideas.
Lo primero que debe aclarar una persona que se inclina a escribir cuentos es la intensidad de su vocación. Nadie que no tenga vocación de cuentista puede llegar a escribir buenos cuentos. Lo segundo se refiere al género. ¿Qué es un cuento? La respuesta ha resultado tan difícil que a menudo ha sido soslayada incluso por críticos excelentes, pero puede afirmarse que un cuento es el relato de un hecho que tiene indudable importancia. La importancia del hecho es desde luego relativa, mas debe ser indudable, convincente para la generalidad de los lectores. Si el suceso que forma el meollo del cuento carece de importancia, lo que se escribe puede ser un cuadro, una escena, una estampa, pero no es un cuento.
“Importancia” no quiere decir aquí novedad, caso insólito, acaecimiento singular. La propensión a escoger argumentos poco frecuentes como tema de cuentos puede conducir a una deformación similar a la que sufren en su estructura muscular los profesionales del atletismo. Un niño que va a la escuela no es materia propicia para un cuento, porque no hay nada de importancia en su viaje diario a las clases; pero hay sustancia para el cuento si el autobús en que va el niño se vuelca o se quema, o si al llegar a su escuela el niño halla que el maestro está enfermo o el edificio escolar se ha quemado la noche anterior.
(…)
EL PERIODICO DEL PARTIDO Y LA COMUNICACION CON LAS MASAS
A MODO DE PRESENTACION
Con… (esta obra, nh), la Comisión de Publicaciones del Comité Central del Partido de la Liberación Dominicana se honra honrando al fundador del PLD y de nuestro periódico al inaugurar la Colección de Vanguardia con textos suyos sobre el semanario de nuestra organización y otros trabajos relacionados con el mundo de la comunicación. Esta colección se crea en ocasión del 25 aniversario del nacimiento del Partido…
El personaje de la historia de América que es Bosch, como estadista, humanista, pensador, paradigma para estos tiempos difíciles y para el futuro, fue forjándose desde la más temprana infancia en un ambiente familiar marcado por intereses culturales…
Diómedes Núñez Polanco
Director de Vanguardia del Pueblo
Santo Domingo, DN, diciembre de 1998
(…)

Vanguardia del Pueblo es un instrumento político que tiene para nuestro Partido el mismo valor y rinde la misma utilidad que un serrucho en las manos de un carpintero, un bisturí en las manos de un cirujano o una máquina calculadora en las de un contable.
(…)
VANGUARDIA no es un periódico comercial; no se hace para ganar dinero; no publica avisos; no se parece en nada ni siquiera en su aspecto formal, a los demás periódicos, sean o no sean dominicanos…
La venta del periódico debe estar bajo vigilancia permanente de los Comités de Base porque vivimos en una sociedad predominantemente pequeño burguesa, que por serlo es muy inestable en todos los sentidos; unas veces lo es en el orden político y otras veces lo es porque su situación económica la lleva a mudarse no sólo de casa sino a menudo de barrio, y al comprador de VANGUARDIA que se mude hay que localizarlo adonde se haya ido a vivir.
(…)
PROLOGOS/Orlando Inoa – Editor
PRESENTACION
El presente libro es la compilación, en un solo volumen, de los prólogos que Juan Bosch escribió en su dilatada carrera de más de medio siglo. Cronológicamente esos prólogos coinciden con la carrera literaria de Juan Bosch: se inician con un prólogo a un escritor anodino en el año 1933, el mismo año en que publicó su primer libro de cuentos titulado “Camino Real”, cuando Bosch a su vez también era totalmente desconocido en el país, y culmina con un prólogo escrito en el año 1991, en el techo de su vida productiva como intelectual.
(…)
Orlando Inoa
Santo Domingo, 15 de abril del 1999

DISCURSOS POLITICOS: 1961-1966 TOMO I
El Tomo I comprende los discursos del profesor Juan Bosch desde el 20 de octubre de 1961, a su llegada a la Casa Nacional del PRD, hasta el 18 de septiembre del 1963, apenas siete días antes del golpe de Estado que lo depuso.INTROITO:
(…)
Los aportes pedagógicos de los discursos políticos de Don Juan, no se circunscribían a la construcción moral, sino que también sirvieron para enseñar sociología, política y economía a un pueblo al que se le había secuestrado por años la oportunidad de formarse intelectualmente en libertad…
Su discurso establecía con claridad para los “hijos de machepa” que lo importante no era sólo la libertad política, recién lograda al caer la tiranía trujullista, sino que además era importante entender que en la sociedad había ricos y pobres, y que el meollo de la cuestión política estaba alrededor de la distribución del ingreso y la justicia social.
(…)
“No hay justicia para el pobre” dice el profesor en su discurso a través de Tribuna Democrática, el 27 de noviembre del 1962. Don Juan completa la idea afirmando: “…, y tiene que haberla”…
”Madre adolorida, esta República descansa en la base misma de tu corazón” le decía a las mujeres en el día de las madres de 1966…
Esa gente no quiso comprender que el problema dominicano “es el de ganarle una guerra al tiempo… son cientos de miles de personas que nacen en esos cuatro años condenadas a la miseria, o de por vida o durante una parte de su vida. En un país como el nuestro, donde la población aumenta tan de prisa, no aumentar la riqueza equivale a aumentar la pobreza”.
(…)
En 1963, dijo: “como gobernante elegido por el pueblo tengo una gran responsabilidad, y es la responsabilidad de gobernar bien y honestamente”. En 1966 dijo: “… y nuestra aspiración es que un día, cuando los niños que están empenzando hoy a hablar sean hombres viejos y de nosotros no quede si no una cruz sobre una tumba, esos viejos les digan a sus hijos que el compañero Juan vivió y murió pensando en cada hora de cada día en servir a su pueblo”.
(…)
JUAN BOSCH DIJO A SU LLEGADA: “HAY QUE MATAR EL MIEDO”
Hoja suelta conteniendo el discurso pronunciado por Juan Bosch el 20 de octubre de 1961 a su llegada a la Casa Nacional del PRD después de un exilio de 23 años.
(…)
No hay corazón infatigable para sufrir, no hay pueblo infatigable para padecer agresiones; llega una hora en que no se puede sufrir más y en que no se puede humillar más. Estamos a tiempo todavía, y lo digo para el pueblo dominicano, y lo digo para los gobernantes dominicanos, de emprender una cruzada de corazón limpio y brazo fuerte para matar el miedo en este país, para que termine el miedo del pueblo al gobierno y a los soldados, para que termine el miedo de los soldados y del gobierno al pueblo, para que termine el miedo de los opresores a la libertad, y para que termine el miedo de los luchadores de la libertad a sus opresores.
Nosotros somos una tierra pequeña, que sólo podemos engrandecernos por el amor, por la virtud, por la cultura, por la bondad. Nuestro pueblo tiene básicamente amor, bondad, virtud, y una gran capacidad para adquirir la cultura.
(…)
DISCURSOS POLITICOS: 1961-1966 TOMO II
El Tomo II contiene los discursos que pronunció el profesor Juan Bosch después del golpe de Estado del 25 de septiembre del 1963. Comprende del 13 de diciembre de 1965 al 2 de agosto del 1966.
INTRODUCCION

En momentos de rebeldía el pueblo puede coger la carabina para defender sus derechos, pero ningún pueblo puede vivir con la carabina en la mano”. Palabras pronunciadas el 13 de junio de 1966 por el profesor Juan Bosch. Es aquí donde vemos que la sabiduría de este gran maestro lo llevaría a entender que la democracia era un largo camino que se construye día a día.
Vemos que el golpe de Estado contra el Gobierno del PRD de 1963 no conmovió los valores populares del Profesor al declarar: “Lo que a nosotros nos preocupa no es que el PRD tenga beneficios políticos; lo que nos preocupa es la suerte de la República Dominicana”… (25 de marzo de 1966, nh).
(…)
Bosch, al perder las elecciones de 1966 no claudica. Sus convicciones se refuerzan, su pensamiento político se va haciendo cada día más maduro. En vez de sentirse abatido o golpeado, dice el día 13 de julio, desde el momento en que se enteró del resultado de las elecciones, y pensando en las oportunidades que se le presentaban: “Estamos creando condiciones para la democracia, para que los dominicanos tengamos democracia estable alguna vez”.
(…)
ANTOLOGIA PERSONAL/Editorial de la Universidad de Puerto Rico
Antesala
Mi niñez ha pesado mucho en mi vida porque fue muy dramática debido a que para mí tenían importancia cosas que no la tenían para otros niños. En mi memoria está incorporado el recuerdo de la pobreza de los campos y la pobreza de los niños. Eso influyó mucho en mi vida. Fue la fuerza que me llevó a desear hacer cosas que otros muchachos de mi edad no desearon. A eso se unió otro hecho. Mi abuelo era un hombre culto. Tenía una biblioteca. Ahí leí yo, de niño, El Mío Cid, Los Doce Pares de Francia, El Infierno de Dante, El Quijote; leía, además, mucha historia de España. Mi padre también era lector. Nada de eso lo podían hacer otros niños de mi época, de mi entorno.
En cuanto a mi sensibilidad artística, esta se encaminó por la literatura, especialmente por el cuento. Para ello tuvo que ver el hecho de que mi padre me enseñó a escribir a máquina. Empecé con un periodiquito que yo mismo hacía llamado El Infantil, y que luego lo vendía en la escuela a medio centavo. Luego pasé a escribir “cosas” para un periódico de la provincia de Barahona. Recuerdo que escribí un verso que decía:
Yo quiero ser entre los hombres, hombre.
Yo quiero ser entre los bravos, bravo.
Quiero llegar a donde Dios se esconde 
y al mismo Dios arrebatarle el rayo.(…)

El escritor, no importa el género al que se dedique, si escribe con responsabilidad para su pueblo, no para él, no para sentirse halagado, sino para orientar a su pueblo, se convierte en un elemento altamente positivo, en una fuerza directora de la sociedad. El que trae a la vida el don de comunicarse por medio de la palabra con los demás seres humanos tiene una alta función que realizar, que ejecutar, y está en la obligación de desarrollar esa capacidad. Porque no se puede malgastar esa capacidad, no se puede dedicar a cosas que no sean nobles, fecundas, hermosas.
Juan Bosch
Segundo cuento
DOS PESOS DE AGUA

La vieja Remigia sujeta el aparejo, alza la pequeña cara y dice:
-Déle ese rial fuerte a las Animas pa que llueva, Felipa.
Felipa fuma y calla. Al cabo de tanto oír lamentar la sequía levanta los ojos y recorre el cielo con ellos. Claro, amplio y alto, el cielo se muestra sin una mancha. Es de una limpieza desesperante.
-Y no se ve ni señal de nube comenta.
Baja entonces la mirada. Los terrenos pardos se agrietan a la distancia. Allá, al pie de la loma, un bohío. La gente que viva en él, y en los otros, y en los más remotos, estará pensando como ella y como la vieja Remigia. ¡Nada de lluvia en una sarta bien larga de meses! Los hombres prenden fuego a los pinos de las lomas; el resplandor de los candelazos chamusca las escasas hojas de los maizales; algunas chispas vuelan como pájaros, dejando estelas luminosas, caen y florecen en incendios enormes: todo para que ascienda el humo a los cielos, para que llueva… Y nada. Nada.
-Nos vamos a acabar, Remigia -dice.
La vieja comenta:
-Pa’ lo que nos falta.
La sequía había empezado matando la primera cosecha; cuando se hubo hecho larga y le sacó todo el jugo a la tierra, les cayó encima a los arroyo; poco a poco los cauces le fueron quedando anchos al agua, las piedras surgieron cubiertas de lama y los pececillos emigraron corriente abajo. Infinidad de caños acabaron por agotarse, otros por tornarse lagunas, otros lodazales. Sedientos y desesperados, muchos hombres abandonaron los conucos, aparejaron caballos y se fueron con las familias en busca de lugares menos áridos.
La vieja Remigia se resistía a salir. Algún día caería el agua; alguna tarde se cargaría el cielo de nubes; alguna noche rompería el canto del aguacero sobre el ardido techo de yaguas.

EL DUARTE DE MIGUEL NÚÑEZ

DANIEL BALCÁCER: EL DUARTE DE MIGUEL NÚÑEZ

De  Juan Pablo Duarte  solo se conoce una fotografía hecha en  Caracas  en 1873 cuando el patricio contaba con 60 años de edad.  A...