Lo que pasará en el PRD después del 20 de mayo
No hay que salir de Harvard con un doctorado en ciencias políticas ni ser pitoniso o prestidigitador para saber que en el PRD se avecinan tiempos difíciles, graves sacudimientos que obligarán a ese partido a transitar otra vez por el camino de la división y a disputarse su simbología y representación en las cortes que afortunadamente ya existen en nuestro país para dirimir esas diferencias en las formaciones partidarias.
Horas después de la derrota que ya se avizora con claridad del candidato Mejía-- es por lo menos lo que revelan todas las encuestas--, Miguel Vargas y sus principales colaboradores serán expulsados sumariamente acusándolos de alta traición y de haber pactado con el gobierno un apoyo solapado a Danilo Medina, y los principales locales perredeistas volverán a ser ocupados.
Saben que para lograr su plan deben actuar rápido y aprovechar el agobio y la frustración de la dirigencia y la militancia perredeista que buscará un culpable de la derrota para reclamar su cabeza. Sin duda que ahora en campaña Hipólito ha logrado reagrupar a la mayoría de los dirigentes que estuvieron al lado de Miguel. Y algunos de ellos-- como el ex-senador de Dajabón Mario Torres-- ya están fanatizados con Hipólito y abiertamente en contra de Miguel. Pero la dirigencia media sigue fiel a él.
Después llegará el período de la resaca y de la reflexión serena. Pero eso tomará tiempo hasta que la dirigencia ortodoxa y los perredeistas con mayor conciencia comiencen a entender las causas de la derrota e identifiquen a los verdaderos culpables.
La división inevitable
La división en el PRD después del 20 de mayo es simplemente inevitable, sin importar el resultado de las elecciones. Claro, la derrota precipitará los acontecimientos. Aunque una eventual victoria le daría a Hipólito y sus allegados un espacio mayor para maniobrar hasta que asuman el poder el 16 de agosto y darle a Miguel un golpe de mano, similar a lo que hicieron con Hatuey siendo Hipólito Presidente.
Las cosas ahora parecen distintas. Pero en cualquier escenario Vargas está obligado a actuar más rápido que sus contendores internos, y como presidente del partido puede convocar a los organismos de dirección y provocar la expulsión de quienes han atentado contra su institucionalidad.
Vargas tiene pruebas que comprometen muy seriamente a algunos dirigentes en maniobras para contaminar la convención del 6 de marzo del 2011 en la que Hipólito fue escogido candidato. También tiene pruebas documentadas de todo cuanto hicieron esos dirigentes perredeistas para que su partido no ganara un solo senador en las elecciones del 2010 para presentarlo como un fracasado. Además, documentará la acusación de que Mejía habría recibido apoyo económico de importantes figuras del gobierno para torcer el resultado de su convención interna.
Vargas lleva meses documentando las pruebas que presentará al país para demostrar que fue víctima de una conspiración para imponer a Mejía de candidato por encima de la voluntad de la mayoría de los perredeistas. Porque para el PLD Hipólito era un candidato muy vulnerable y fácil de vencer.
Al Tribunal Electoral
Es natural que los perredeistas con esa propensión tan ligera a la jarana quieran cobrar la derrota de Hipólito con la cabeza de Miguel. Más porque esos dirigentes que se hacen llamar ortodoxos-- Hipólito, Fello, Milagros, Esquea, Tolentino-- saben bien que con una derrota el 20 de mayo les queda una sola jugada: expulsar a Miguel y quedarse con el partido.
De lo contrario, saben que Miguel en el mejor caso los anulará y que introducirá cambios esenciales en la estructura completa del PRD para erigirse en el líder y seguro candidato en el 2016.
Otra posibilidad que no puede descartarse es que Vargas aproveche la institucionalidad que representa para expulsar sumariamente a los responsables de la derrota, horas después de conocerse el resultado electoral.
En cualquier caso, nadie dude que esa nueva división del PRD será dirimida por el Tribunal Superior Electoral. Y tal vez llegue hasta la Suprema.
Porque esa es su naturaleza. Así ha sido el PRD en sus 73 años de existencia.
Cesar Medina
lobarnechea1@hotmail.com
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