MORAL Y LUCES

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martes, 10 de julio de 2018

La Niña de Guatemala y José Martí

La Niña de Guatemala, más allá de una joven enamorada (+ Video)
Por: Susana Tesoro


Imagenes que se corresponden con la época en que María Cristina y José Martí se conocieron. Fotos: Archivo Nacional, Guatemala
Un diez de mayo, a las diez de la mañana, ciento cuarenta años atrás, se produjo el deceso de la joven María Cristina García Granados y Saborío, mejor conocida como “la niña de Guatemala”. Ha transcurrido más de un siglo, y aún en tertulias literarias, históricas, familiares o sociales, se debate entre pensamientos científicos y pasionales, si aquella joven de tan solo 18 años, pudo haber muerto de amor, como afirmó nuestro José Martí en sus versos sencillos.
Lo cierto es que todavía permanece un velo de misterios inexplicables por la ciencia y la conciencia: María García y José Martí mueren en el mismo mes con una diferencia de 17 años y nueve días, sus lazos de unión son como una cábala espiritual que no se ha podido resolver.
He leído documentos de la época, y escuchado testimonios, recuerdos a través de la narración oral, que casi nunca yerra. La joven María García Granados no había sido educada para los menesteres de la vida doméstica como era costumbre entonces. No fueron sus enseñanzas solamente los bordados, la culinaria, el aprender a ser una dama “muñeca”. María fue cultivada en la literatura, las artes, la música y sobre todo en defender el rol de la mujer como un ente social. No nos extraña para nada que José Martí quedara doblemente prendado no solo de su belleza física, sino de sus otras virtudes.
Ana Eugenia Cintrón Palma, una guatemalteca apasionada de la historia que une a Cuba y Guatemala. Foto: Susana Tesoro/ Cubadebate
Ana Eugenia Cintrón Palma, es guatemalteca y tataranieta del poeta y prócer cubano José Joaquín Palma Lazo de la Vega, autor del Himno Nacional de Guatemala, y que llegó a ese país entre el 1875 y 1876, invitado por un ex catedrático del colegio de Bayamo, José María Izaguirre, que ya estaba en Guatemala a raíz del primer movimiento independentista de Cuba.
Ana ha dedicado gran parte de su vida a ilustrarse de su propia historia familiar, ha escuchado las historias de su abuela y de su madre, biznieta de José Joaquín Palma. Ana se ha empeñado en cumplir las súplicas de su madre para que no quedase olvidada su ascendencia, un tronco familiar que luchó, junto a cubanos exiliados, por la libertad y la independencia.
Ahora Ana ya tiene casi a punto una novela cuyo título es: “Palmas de Bayamo”, en homenaje a su tatarabuelo y toda su ascendencia. Este texto tendrá ficción, pero estará basado en esa historia libertaria común de Cuba y Guatemala, y tendrá un capítulo dedicado a la Niña: María Cristina García Granados.
Esta guatemalteca ilustrada no es sólo una novelista y una historiadora, tiene el don de la narración oral, escuchar a Ana Cintrón contar su historia, conversar con ella, es como asistir a una conferencia magistral privada, es capaz de hacernos volar hacia el pasado en una máquina del tiempo.
José Joaquin Palma Lasso de la Vega, insigne patriota cubano, bayamés, autor de la letra del Himno Nacional de Guatemala. Foto: el crisol.com
“Según me ha contado mi familia,-dice Ana- José Martí viene de México a Guatemala, buscando a José Joaquín Palma, por recomendaciones de amigos mexicanos que le avisaron de la presencia de Izaguirre y Palma aquí. Martí ubica a Palma porque quería saber de primera mano los detalles del movimiento de revolución independentista del cubano Carlos Manuel de Céspedes”
Palma recibe a Martí en la ciudad de Guatemala en 1877, incluso viven juntos en una casa de huéspedes, casa que ya no existe, fue destruida en los terremotos de 1917.
_ ¿No se ha hecho ningún intento por reconstruir esa casa?
_No, el espacio aún está, allí hay una casa que es propiedad de una asociación privada que la utiliza para vivienda de jóvenes estudiantes del interior del país. Está ubicada en cuarta avenida, Zona 1, en el Centro Histórico de la Ciudad de Guatemala. Era una casa de huéspedes donde vivieron Palma y Martí. A tres calles vivía María Cristina García Granados, en la casa del que había sido Presidente de la República, su padre: Miguel García Granados. Esta mansión aún existe en la propia Zona 1 en 12 calle y Cuarta Avenida.
“García Granados había sido, junto a Justo Rufino Barrios, promotores de la Revolución de 1871. Al entrar La Revolución asume la Presidencia Miguel García Granados y la deja luego a Justo Rufino Barrios. Los dos eran un binomio muy interesante, pues Miguel García Granados era un erudito, un académico cultural, un hombre de alta sociedad, mientras que Justo Rufino Barrios a pesar de su posición acomodada, era de familia de fincas del área de San Marcos, fronteriza con México y se movía en esa área, aunque había estudiado leyes, era aguerrido y dictatorial de mucho carácter.
“Resulta que Justo Rufino Barrios era tatarabuelo mío, la nieta de Rufino y el nieto de José Joaquín Palma se casaron y son mis dos abuelos maternos. La historia familiar de Barrios y Palma se sigue uniendo aun después que ellos no estaban. Pero está claro que fueron conocidos, compañeros y amigos, tanto Barrios como García Granados, admiraron y acogieron con mucho respeto a ese grupo de intelectuales cubanos, donde estaban Palma, Izaguirre, Martí, entre otros.
“La vinculación era bastante cercana entre esos cubanos y guatemaltecos, existía una sociedad. Miguel García Granados tuvo 5 hijas, una de las cuales era María Cristina. Vivían en una casa que se caracterizaba por estar permanentemente abierta. Miguel García se Había casado con una sobrina suya: Cristina, hija de su hermana que se convierte a la vez en su suegra  que era María Josefa García Granados,  poetisa de grandes luces, muy destacada alrededor de 1840, su hija era la mamá de la Niña de Guatemala.
Miguel García Granados y Zavala, padre de la Niña, fue presidente de Guatemala de 1871 a 1873, tras la Revolución Liberal de 1871 de la cual fue líder. Foto: Archivo Nacional de Guatemala
“En la casa de Miguel García Granados se realizaban bailes de disfraces, tertulias, veladas culturales y siempre se reunía gente interesante, era la casa en auge de la aristocracia guatemalteca no solo en lo social y económico, sino en lo cultural. En ese entorno fue introducido Martí por sus amigos, y es allí, en un baile de disfraces, donde conoce a María Cristina García Granados. Cuentan que al verla por primera vez, Martí –visiblemente impresionado- pregunta ‘¿Quién es esa niña vestida de egipcia?’, ropaje que llevaba María en una de las fiestas.
_ ¿Dicen que fue amor a primera vista y mutuo?
_ Yo me inclino a pensar que fue así. María Cristina García Granados es una personita que aparece en la vida de Martí siendo muy joven, de 16 años, perfilaba como una mujer con características especiales, heredadas de la personalidad de su abuela y tía: María Josefa, así María Cristina era una mujer independiente, interesada en las letras, una mujer inquieta, con una personalidad carismática sin ser bella, era muy atractiva, con un pelo ondulado, castaño oscuro largo, ojos muy lindos y con personalidad extrovertida.
“No se sabe cómo se desarrolla esa amistad entre Martí y María en detalle, pero si está comprobado que María Cristina asistía a un colegio privado que se llamaba Colegio de Señoritas de Centroamérica, dirigido por las señoritas Izaguirre, cubanas, hermanas de José María Izaguirre. Ellas abren este instituto para niñas y señoritas de alta sociedad, y desarrollan un modelo más abierto con el Instituto Belén, que funcionaba como un Instituto privado al principio y termina como un Instituto Público de educación secundaria. Justo Rufino Barrios, quien es reconocido en Guatemala como ‘el Reformador’, por los cambios que introdujo en esa nación, transformando  Guatemala de un país con aspectos coloniales, a un país moderno de la época.
“Rufino Barrios declara la independencia educativa de la religión, la declara como laica, publica y obligatoria, y en esa línea los cubanos fungen un papel muy importante porque nombra a Izaguirre y a Palma como impulsores de un nuevo modelo de educación secundaria pública para hombres y mujeres y conforman el primer instituto Nacional para varones en la ciudad de Guatemala y en Chiquimula, por otro lado estaba el colegio privado de señoritas, donde asistía María.
“En este colegio se daban cita catedráticos de alto calibre para dar charlas de literatura, poesía, y en ese entorno Martí fue invitado a dar varias conferencias. Describen que él más que miraba, admiraba a María la joven que ya conocía de las veladas culturales. Está comprobado que se desarrolla ahí una relación de mutuo respeto y mutua admiración”
Martí, admirador y defensor de la mujer repartía un atractivo especial entre las féminas con acceso a las lecturas. En un artículo titulado “Los códigos nuevos”, publicado en El Progreso, el 22 de abril de 1877 Martí hace una reflexión acerca de la mujer: “¿Cuál es el primero de los lastres coloniales de la legislación depuesta que menciona? El poder omnímodo del señor bestial sobre la esposa venerable. Da la patria potestad a la mujer, la capacita para atestiguar y, obligándola a la observancia de la ley, completa su persona jurídica. ¿La que nos enseña la ley del cielo, no es capaz de conocer la de la tierra?”
Inspirado en la niña María Cristina, Martí escribe estos versos: Quisiera el bardo, cuando al sol la mece, / colgarle al cuello esclavo los amores; / ¡Si se yergue de súbito, parece / que la tierra se va a cubrir de flores! // ¡Oh! Cada vez que a la mujer hermosa / con fraternal amor habla el proscripto, / duerme soñando en la palmera airosa, / novia del Sol en el ardiente Egipto.
Martí, quizás sin proponérselo, iba exponiendo su pasión: “Amo el bello desorden, muy más bello / Desde que tú, la espléndida María, / Tendiste en tus espaldas el cabello, / ¡Como una palma al destocarse haría!”
_ ¿Qué tipo de relación habría entre ellos, Ana?, ¿Intima, amorosa? ¿Tiene usted alguna información sobre eso?
_ No creo que pasara de lo platónico. Ella sabía desde un principio que él estaba comprometido en México y que se tendría que ir a casar. Pero aun así en sus anhelos de adolescente desarrolla por él un amor platónico muy profundo. Todos los relatos coinciden con que ella le producía a él una ternura inmensa, porque sabía que era un amor imposible, que era una niña a la que él no podía comprometer.
“Sé por relatos familiares, que Palma fue testigo de todo este romance platónico del amor entre ella y Martí, pero en el verso que José Joaquín Palma escribe, “A María García Granados”, el día de su muerte, expresa que veía en ella, en sus últimos meses, cierta sombra de tristeza, depresión, mal augurio en su cara, ya presentía algo, o sería que la vio enferma. La familia Gracia Granados tenía una precondición genética pulmonar. El expresa en su poema, escrito la misma noche de su muerte: “Y mientras todos con igual porfía / Respiraban de amor aquel ambiente, / Yo no sé qué letal melancolía / Llevabas en la frente”
_ ¿Ha podido deducir desde los relatos familiares si ella esperaba que Martí rompiera su compromiso?
_Martí quería, pero no podía, y ella sabía esto, sin embargo aún albergaba esperanzas. Él se retira de Guatemala para casarse con Carmen Zayas Bazán y regresa en los primeros días de mayo para hacer su vida aquí. Él ya no se sentía cómodo en Guatemala, pues el gobierno de Justo Rufino Barrios había dado un giro: tenía ya lineamientos dictatoriales con los que Martí no estaba de acuerdo y empieza cierta lucha interna entre los mismos cubanos que estaban en la parte educativa, pues había cierta represión y ya Martí no podía expresarse como quería y piensa en retirarse de Guatemala más adelante.
“Mientras tanto, Palma es nombrado por Barrios como secretario personal del presidente de Honduras, Marco Aurelio Soto, y sale a esa nación a vivir con su familia, logrando mas adelante, traer a los insignes cubanos exilados en Jamaica, a trabajar en puestos dignos de su rango y conocimiento. Es así como Antonio Maceo y Máximo Gómez entre otros, llegan a Honduras por un período de tiempo, que les permite estar juntos y recuperarse de la salida humillante de Cuba.
“Martí había vuelto casado y María Cristina estaba visiblemente enferma. Existen varias versiones, dicen que ella gustaba de bañarse en un lago cercano y que estando ya enferma fue a nadar y al regresar regresó con una afección respiratoria, se decía que tuberculosis, que pulmonía. Como está hoy día comprobado, la tristeza baja las defensas, el sistema inmunológico. Saber que él había regresado, él aparentemente no logra tener el valor de verla, sin saber que estaba enferma.
Ella le escribe esta nota: «Hace seis días que llegaste a Guatemala, y no has venido a verme. ¿Por qué eludes tu visita? Yo no tengo resentimiento contigo, porque tú siempre me hablaste con sinceridad respecto a tu situación moral de compromiso de matrimonio con la señorita Zayas Bazán. Te suplico que vengas pronto. Tu niña.»
_ ¿El vio esa nota a tiempo?
__No lo sé, lo que sí está comprobado es que se entera de la muerte de ella en el colegio y muy impresionado, corre hacia la funeraria, Palma lo acompaña y se van al cementerio. Él no la ve viva y manifestó su arrepentimiento de ello porque en esos días hubiera podido hablarle y elevarle el ánimo a ella en su enfermedad.
En el 2013, aniversario 160 del nacimiento de José Martí, la Embajada de Cuba en Guatemala develó una placa conmemorativa a la Niña de Guatemala, dicen que es muy visitadas por jóvenes que piden ayuda a La Niña, acerca de situaciones amorosas. Foto: el guatemalteco.com
“La encuentra tendida en su lecho de muerte y en el día del entierro -también esta testimoniado- él se queda allí en el cementerio sentado con Palma junto a la tumba, inmóvil, hasta que el sepulturero les pide que salgan, pues debían cerrar. Esa noche Palma escribe el poema dedicado a María García Granados y se lo da a Martí y le dice: “Mira este es un regalo que te quiero dar: eran los versos dedicados A María García Granados (*)
_ No es hasta 1891 que se hacen públicos los Versos Sencillos y el Poema La Niña de Guatemala (**) ¿Que pasa después que la Niña muere?
_La muerte de María fue un golpe muy duro para la sociedad cultural guatemalteca. Su familia quedó devastada y mantienen su línea de cultura con un perfil más bajo por la ausencia de su hija, y María Cristina García Granados queda olvidada por muchos años, solo recordada en su entorno familiar hasta más de 10 años después, refiere Ana.
“Como se sabe, José Martí desde Nueva York Martí en 1891, escribe los versos sencillos y ahí aparece el Poema La Niña de Guatemala. Dicen que la esposa de Martí, a su manera, y de acuerdo con su época, le arma un lío, pues él confiesa algo tremendo: ‘era su frente la frente que más he amado en la vida’. Una confidencia muy fuerte para ser aceptada por una esposa.
Según la propia narración oral archivada se dice que: Cuando Martí consiguió publicar los Versos Sencillos, en 1891, Carmen y su hijo habían ido a visitarlo a Nueva York. Poco después, Carmen embarcó hacia La Habana a escondidas, para lo cual solicitó colaboración a las autoridades españolas, produciéndose así la separación irreversible del matrimonio y el alejamiento definitivo de su hijo. Martí entonces escribió a un amigo: «Y pensar que sacrifiqué a la pobrecita, a María, por Carmen, que ha subido las escaleras del consulado español para pedir protección de mí»
“Entonces allí vuelve a surgir esta relación, como el gran amor platónico de Martí que él no logra concretar, y esa historia romántica, pero triste, se convierte en leyenda. Bien podemos imaginar que ella hubiera podido ser otra cosa y Martí también, si ese amor hubiera florecido,considera Ana Citrón.
“Ella había quedado olvidada hasta que él como que la saca de su corazón y hace ese amor público. Y es a partir de entonces que ella resurge como una figura importante, como si la resucitara”
_ ¿Qué descendencia directa de esa familia existe aquí en Guatemala?
_En la familia García Granados no hay descendencia de ella, por supuesto, pero si de sus hermanas y sus tíos hay como dos familias García Granados en Guatemala. Una prima mía está casada con uno de esos descendientes de García Granados y nos cuentan que la historia de María la llevan en su corazón con cariño y nostalgia.
_ ¿Cómo la recuerda la sociedad guatemalteca?
_Existe un grupo de jóvenes, un colectivo de teatro que han implementado una obra que se llama así: “La niña de Guatemala” que cuenta esta leyenda y recitan versos de José Martí y de José Joaquín Palma.
“Yo te diría como una conclusión, que la personalidad de María García Granados es de un distintivo especial, interesante para la época, donde las mujeres se quedaban en casa aprendiendo las labores de la casa, en tanto que la familia de esta joven le crea un entorno favorable que ella aprovecha muy bien y florece interesada en el tema cultural como una mujer independiente, como una chica fuera de su época.
“María tenia inquietudes culturales intelectuales y sociales, su familia defendía el espacio de la mujer en la literatura, la música y las artes, todo eso ayudaba a abrir las mentes de las mujeres que estaban tan sometidas.
“ El matrimonio García Granados venía de una línea de mentes abiertas y propició que sus hijas se cultivaran, creo que ellas y sobre todo María, son un símbolo de las primeras mujeres en Guatemala que realmente tuvieron un espacio en la cultura y en una sociedad desprejuiciada y liberada para la mujer, cosa que a la fecha era muy difícil en Guatemala; y no te hablo de las familias criollas del país o las de una clase media alta, sino más bien de la masa enorme de mujeres invisibles que hay en Guatemala. Por ejemplo las mujeres indígenas, que a la fecha, en una gran mayoría, no han logrado acceso a educación y a trabajo digno, todavía están muy sometidas en una cultura machista. Sin embargo, poco a poco se han ido consolidando espacios para mujeres indígenas que se van liberando y logran un espacio en la sociedad y en sus comunidades. Finalmente logran el respeto y el espacio en su entorno. Pero todo eso requiere de mucho esfuerzo.
¿Cuál es el legado de La Niña de Guatemala para su país y por qué no, para el mundo?
_ Primero debemos reconocer que el legado de María Cristina García Granados, parte de la voluntad de sus padres de exponer a sus hijas a una cultura abierta y participativa, y lo otro es el deseo de superación que ella tenía,  su apetencia de estudio, de conocer, de sus lecturas, de discusiones de historia, cultura, literatura en aquellas peñas de intelectuales.
“Abre una línea a seguir por la mujer en tanto que podía criticar, opinar, expresarse tanto en tertulias como en la prensa, que podían criticar incluso la política.”
_Por las referencias que uno tiene de Martí es fácil deducir que de la Niña no solo le gano su belleza física, sino ese mismo desarrollo intelectual, esa valentía social y hasta política.
_ Pues claro, eso era un atractivo tremendo para él, le llamó la atención esta chica tan liberada , tan espontanea, que recitaba, cantaba , tocaba piano, una muchacha expresiva que no temía a exponer sus opiniones, era extrovertida, no se detenía para escribirle a un hombre casado y decirle “mira aquí estoy qué pasa contigo” algo que en aquella época era un gran tabú y le dio su almohadita y tomaba iniciativas que no eran de la época y entonces considero que ella es un símbolo de la juventud que no se ha aprovechado en Guatemala que no se le ha visualizado como en realidad fue, sería muy bueno rescatar una figura, que como dije antes, en mi opinión y por lo que he leído de ella, es un símbolo de valentía y honor para la juventud de hoy.
(*)Poema a María García Granados, de José Joaquín Palma Lasso
Rompió la muerte el delicado broche / Que a la existencia terrenal te unía: / ¡Así mueren los lirios de la noche / Al resplandor del día!
Como un aroma tu postrer aliento / Aún vive en las magnolias entreabiertas: / ¡Así dejan perfumes en el viento / Las tuberosas muertas!
Feliz la virgen que inocente y pura / Nos dice “adiós” y las pupilas cierra, / Sin que manche su blanca vestidura / El fango de la tierra!
¡Feliz quien muere respirando en torno / Las auras puras de la fe celeste! / Que de una virgen el mejor adorno / Es la mortuoria veste!
¡Feliz la alondra que emprendió su huida / Llena de cantos y gentiles galas, / Sin dejar en las zarzas de la vida, / Las plumas de sus alas!
Siempre me acuerdo de la vez primera / En que admiré tus gracias singulares…/ Era una noche azul de primavera, / De fiestas y cantares.
Juventud, hermosura, gentileza; / Del dulce piano los festivos sones, / Y un aire de deleite y de pereza / Llenaba tus salones.
Y mientras todos con igual porfía / Respiraban de amor aquel ambiente, / Yo no sé qué letal melancolía / Llevabas en la frente.
Y dije sin pensar:- ¡Pobre retoño / Que azotan ya recónditas congojas, / No cubrirán los pámpanos de otoño / Tus amarillas hojas-…!
Y al fin cumplióse mi fatal presagio; / Llegó bramando la tormenta grave, / Se enfureció la mar, vino el naufragio / Y zozobró la nave.
Dichosa tú que al empezar el llanto / Cerró tus ojos la voluble suerte, / Y ya duermes tranquila bajo el manto / Del ángel de la muerte!
En la forma graciosa y delicada / Copiaba tu conjunto peregrino, / Una Venus helénica animada / Por el fuego divino.
De Filomena la canción nocturna / Imitaban tus ecos virginales, / Y era tu boca perfumada urna / De mieles y corales.
Si en el jardín tus pies se deslizaban / Cual se desliza el ánade en las olas, / Las verbenas en flor te saludaban, / Meciendo sus corolas.
Y si tus negras trenzas esparcías / Sueltas y libres de importuno broche, / Con su manto de sombras parecías/ El ángel de la noche.
Semejaba tu rostro sosegado / Do amor vertió sus gracias una a una, / El pálido nenúfar coronado / Por un rayo de luna…
Si hoy no se viste el arpa de tristeza / Y sí se viste de festivas palmas, / Es porque sé que en el sepulcro empieza / La vida de las almas.
Las lágrimas que en ayes se deshacen / O que al rodar nuestras mejillas hieren, / Se deben derramar por los que nacen, / Jamás por los que mueren.
¿Qué es la existencia?… perdurable guerra…/ Hiciste bien en emprender tu vuelo; / La patria de una virgen no es la tierra: /¡Su patria está en el cielo!…
Del funeral flamero el brillo escaso / Refleja en tu faz marchita y bella / Ese mate opalino que en su ocaso / Deja al morir la estrella.
¡Morir y renacer! -esa es la norma, / La muerte el germen de la vida lleva, / La materia se funde, se transforma / Y la esencia se eleva…
Duerme del sauce al soñoliento ruido, / Ese sueño feliz de eterna gloria; / Que el musgo amarillento del olvido / No cubra tu memoria;
Que implores por los tristes de la tierra, / Que vele siempre la piedad cristiana / Apoyada en el mármol que te encierra /
Y… ¡adiós! ¡Hasta mañana!…
(**)Poema La Niña de Guatemala, de José Martí
Quiero, a la sombra de un ala, /contar este cuento en flor: / la niña de Guatemala, / la que se murió de amor.
Eran de lirios los ramos; / y las orlas de reseda / y de jazmín; la enterramos/
en una caja de seda…
Ella dio al desmemoriado / una almohadilla de olor; / él volvió, volvió casado; /
ella se murió de amor.
Iban cargándola en andas /obispos y embajadores; /detrás iba el pueblo en tandas, / todo cargado de flores…
Ella, por volverlo a ver, / salió a verlo al mirador; / él volvió con su mujer, / ella se murió de amor.
Como de bronce candente, / al beso de despedida, / era su frente -¡la frente
/ que más he amado en mi vida!…
Se entró de tarde en el río, / la sacó muerta el doctor; / dicen que murió de frío,
/ yo sé que murió de amor.
Allí, en la bóveda helada, / la pusieron en dos bancos: / besé su mano afilada,
/ besé sus zapatos blancos.
Callado, al oscurecer, / me llamó el enterrador; / nunca más he vuelto a ver / a la que murió de amor.
La casa de Miguel García Granados, padre de María Cristina. El inmueble que ocupa casi media manzana, se conserva actualmente en buen estado y se ubica en 12 calle y cuarta avenida en la Zona 1 de Ciudad de Guatemala. Foto: Susana Tesoro/ Cubadebate

Sobrecoge ver el portón que hace mas de 100 años estaba siempre abierto a aquellas tertulias donde se encontraban José Martí y María Cristina. Foto: Susana Tesoro/ Cubadebate
Queremos compartir con ustedes un programa de Televisión conducido por Álvaro Enrique Arzú Irigoyen, político y empresario guatemalteco, presidente de la República de Guatemala en el período de 1996 a 2000 y cinco veces alcalde capitalino, y que falleció de forma repentina el 27 de abril de este 2018.
https://youtu.be/1iSk8uiYJoY

sábado, 23 de mayo de 2015

José Martí: el alma que aquí tengo no es la mía

Por: Fidel Díaz Castro

marti_jose_2Y te busqué por pueblos,
y te busqué en las nubes,
y para hallar tu alma
muchos lirios abrí, lirios azules.
 Y los tristes llorando me dijeron:
— ¡Oh, qué dolor tan vivo!
¡Que tu alma ha mucho tiempo que vivía
En un lirio amarillo!—
Mas dime —¿cómo ha sido?
¿yo mi alma en mi pecho no tenía?
Ayer te he conocido,
y el alma que aquí tengo no es la mía.
José Martí
Hace exactamente 120 años cayó combatiendo en Dos Ríos José Martí; su arma apenas llegó a disparar, pero –increíblemente- su vida crece desde entonces, indetenible, como si hubiera sido inmune a los disparos. Cada día, desde aquel 19 de mayo de 1895, se van descubriendo y publicando escritos suyos, cada vez más se publican libros más libros sobre él, y son más los seres que lo buscan –y se buscan- en sus razones, dolores, pasiones y sueños, en las huellas de su espíritu. Llegó tan lejos su pensamiento, su proyección social, su manera de amar y de vivir, que todavía está distante en el futuro; sigue siendo un escalón muy alto de la especie humana.
Vengo amasando hace tiempo, un proyecto de libro-disco con doce canciones, cada una derivada de un relato que entreteje poemas con detalles de la vida de algunos de los más entrañables duendes que me acompañan: “Los amores del Diablo Ilustrado”. En ese camposanto uno de los más intensos amantes (y amado) es José Julián Martí Pérez, en este caso el muchachito que, con apenas 19 años, delira con la belleza de una mujer, con la belleza que emerge desde lo más hondo del alma de una mujer. Brindemos este día por una noche lluviosa de poético amor de nuestro Pepe.
Blanca
Mi Blanca: A las ocho y media empiezo a escribir para ti esta brevísima historia—feliz ya, porque nace de tu cariño y tu deseo.
Espacio estrecho es una hora, y cosa rápida y risible ha de ser todo lo que en ella precipitadamente escriba yo. Tiempo, papel… —todo es estrecho para este poderoso amor que vive en mí.
Llueve copiosísimamente; llueve sin cesar. Es, Blanca mía —y no te rías—, que el cielo mismo frunce el ceño, y se pone mohíno, y llora, porque no hemos podido hablarnos hoy. Tú eres el cielo.
Mi prólogo, extravagante en verdad, te dice aquí adiós.
Tú esperas un cuento; yo no puedo hacerte esperar: allá va a ti.
Escribo como en un torbellino de pasiones. Los relámpagos centellean constantemente tras los cristales y tras mi piel, donde se desata otra tempestad. Debo estudiar, pues tengo mañana examen de derecho romano en la universidad, pero no tengo cabeza para otra cosa que no seas tú. Tú que comprendes mis angustias.
—Ni patria ni amor. ¿Entiendes tú que un corazón lata en vano, y no sepa el miserable por qué late?¿Entiendes tú, que un alma se sienta repleta de vigor, ardiente para amar, henchida con intentos generosos, —y no sepa en qué ha de emplear su fortaleza ni encuentre cosa digna de poseer sus ansias ni halle dónde verter su generosidad?—Así vivo yo. Yo siento un mí una viva necesidad, un potente deseo, una voluntad indomable de querer; yo vivo para amar; yo muero de amores, —y he querido encarnarlos en la tierra, y una fue carne y otra vanidad, y otra mentira y otra estupidez, y entre tantas mujeres para los ojos, no halló el alma una sola mujer. La patria me ha robado para sí mi juventud.
Mi corazón se va lleno de ira de esas necias criaturas que lo usan, que lo desean, que lo aman quizás, pero que no son capaces de entenderlo.—Y vivo cadáver, encerrado en extraño país;—avergonzado de tanto necio amor. Y vivo muerto.
No puedo seguir escribiendo. Una ráfaga de viento abrió la ventana de un golpe, se ha apagado la vela. Cojo un paraguas —inútil ante las dimensiones del temporal— y salgo a buscarte. Ensopado llego al umbral de tu puerta. Abres, sonríes halagada, sin salir de tu asombro: ¡Estás loco, Pepe!
Ciertamente, parezco un desastre, tan flacucho, con mi viejo traje negro —al que le salen las desgarraduras con el agua— pegado al cuerpo. Me tomas de la mano y me acercas a la estufa, en lo que me buscas una toalla. Me secas primero la cabeza.
Me miras. Toda la vida de una mujer está en sus ojos y eran aquellos ojos más claros que la luz, más puros que el amor primero, más bellos que la flor de la inocencia.
Nos besamos. Hicimos el amor allí mismo, sobre la alfombra de tu sala. Luego de aquel primer acto desesperado nos acurrucamos en el sofá.
—¿Qué has visto en mí, José Julián?— Susurraste embriagada, y yo te contesté como por instinto: —Tu profunda elegancia.— Frunciste el seño, pidiendo explicación. Te dije entonces ideas algo vagas que años más tarde, ya lejos, escribiría:
La elegancia del vestido, —la grande y verdadera—, está en la altivez y fortaleza del alma. Un alma honrada, inteligente y libre, da al cuerpo más elegancia, y más poderío a la mujer, que las modas más ricas de las tiendas. Mucha tienda, poca alma. Quien tiene mucho adentro, necesita poco afuera. Quien lleva mucho afuera, tiene poco adentro, y quiere disimular lo poco. Quien siente su belleza, la belleza interior, no busca afuera belleza prestada: se sabe hermosa, y la belleza echa luz. Procurará mostrarse alegre, y agradable a los ojos, porque es deber humano causar placer en vez de pena, y quien conoce la belleza la respeta y cuida en los demás y en sí. Pero no pondrá en un jarrón de China un jazmín: pondrá el jazmín, solo y ligero, en un cristal de agua clara. Esa es la elegancia verdadera: que el vaso no sea más que la flor.
Al amanecer aún lloviznaba. Ya era 30 de abril (de 1873). Apenas tenía veinte años. Tú, Blanca, presentías que muy pronto partiría de Zaragoza y de tu vida. Sabías que mi destino estaba en la lejana tierra mía, Cuba, desafiando las balas por salvar la dignidad humana. Pero en aquel instante era todo tuyo, y preferías ignorar el desenlace, apresar por unas horas todos los sueños posibles. Nuevamente tu cuerpo, ahora en la cama, emprendía sus juegos creativos. Esparcías tu cabello por mi pecho, escaló tu rostro a nuevos besos, luego las puntas de tus senos pasearon por mi frente y se deslizaron hasta mi boca; desenfreno y contención de saborearte saboreado; se fue perdiendo el mundo cabalgando contra el imposible de un después. Entre las caricias, de un nuevo regreso a la vida mortal, me provocabas para que disertara acerca de la eternidad de una relación. Ya en el balcón, tras un café, nos quedamos mirando el horizonte morado rojizo. Del techo caían algunas gotas, tu mirada, entrando en una de ellas. Susurraste un monólogo que me incluía: “¿será esta dicha de ahora los únicos momentos de plenitud que me dará la vida?… Pues bienvenido instante divino. Nos empecinamos en buscar el matrimonio eterno y… ¡total!, la rutina de los días va transformando la pasión en deber… ¿Es que la satisfacción del amor mata el amor?”
Vi el temor de la verdad que se impondría en tu aliento, besé tu naricita y traté de animarte:
—¡No! Es que el amor es avaricioso, insaciable, activo: es que no se contenta con los sacrificios hechos sino con los sacrificios que se hacen —es que es una gran fuerza inquieta que requiere grandes alimentos diarios, es que es el único apetito que no se sacia nunca. No es que anhele cuerpo que lo sacie: es que solo la solicitud incesante, tierna, visible y sensible, lo alimenta. —Creen las mujeres con error, y creen los hombres, que una vez dada la gran prenda, la prenda del cuerpo; el beso sacudidor, todo está dado y todo conseguido. ¡Oh! ¡no! El alma es espíritu, y se escapa de las redes de carne: —es necesario conquistarla con espíritu. —Un beso presente desarruga una frente que no basta a desarrugar el calor entibiado de muy amantes besos anteriores. (…) —Las atenciones amorosas que se dan son un cuerpo de resistencia que se hace en el alma del ser amado contra la invasión del amor ajeno. —Compensación inteligente, —premio sabroso— ¡dulcísimo trabajo! dando a otro ventura, fabricamos la nuestra. —Siendo tiernos, elaboramos la ternura que hemos de gozar nosotros. —Y sin pan se vive: —sin amor —¡no!— No ha de desperdiciarse ocasión alguna de consolar toda tristeza, de acariciar la frente mustia, de encender la mirada lánguida, de estrechar una mano caliente de amor.
—Perpetua obra, obra de todo instante es la ternura. —Si no, ¡el amor no satisfecho busca empleo! Hay una palabra que da idea de toda la táctica de amor: rocío-goteo. —Que haya siempre una perla en la hoja verde: —Una palabra en el oído, una mirada naciente en nuestros ojos; —en nuestra frente, un beso húmedo. —El que así no ame, no será jamás amado.  
Ha pasado siglo y medio de aquella hora de lluvia. Ya sé que no puedes ser Blanca de Montalvo. Ella es apenas un nombre sin siquiera una foto, un halo de pureza que inspiró a aquel muchacho que hoy la historia dimensiona como uno de sus grandes héroes, José Julián Martí Pérez. Pero aquella noche tormentosa fueron simple, e inmensamente, dos amantes. Yo tampoco puedo ser él, pero te extiendo mis manos con un santo y seña que ese mismo Pepe, siendo casi un niño, sugirió. Así que seguiré siendo para ti, mientras me quieras un poco… El Diablo Ilustrado   
Si brillan en tu faz tan dulces ojos 
que el alma enamorada se va en ellos, 
no los nublen jamás tristes enojos,
que todas las palabras de mis labios,
no son una mirada de tus ojos…
José Martí
Con la primavera
Poema de José Martí
Con la primavera
Vuelve el verso alado:
¿Qué hará mi corazón, que amar no quiere,
Si le asalta el amor por el costado?
Hará lo que hace el cielo
Cuando el fuego lo abrasa:
Brillárá como bóveda encendida
Hasta que el fuego pasé:
Todo pasa.
TOMADO DE CUBADEBATE

EL DUARTE DE MIGUEL NÚÑEZ

DANIEL BALCÁCER: EL DUARTE DE MIGUEL NÚÑEZ

De  Juan Pablo Duarte  solo se conoce una fotografía hecha en  Caracas  en 1873 cuando el patricio contaba con 60 años de edad.  A...