Pelicula Rusa el “Regreso”
Dirigido: Andrei Zvyagintsev
Sinopsis:
La vida de dos hermanos sufre un brusco cambio cuando de repente aparece su padre, al que sólo recordaban por una vieja fotografía. ¿Es realmente su padre? ¿Por qué ha vuelto después de tanto tiempo? Los chicos encontrarán la respuesta a sus preguntas en una remota y solitaria isla, después de un emocionante viaje con su padre por los bellos parajes de Siberia. Ópera prima del realizador ruso Andrey Zvyagintsev, nacido en 1964, autor de varios filmes para la televisión rusa. León de Oro en Venecia, donde fue calificada por la crítica como "un film sobre el amor, la pérdida de los afectos y el ingreso en la edad adulta, de irresistible fuerza emocional." (FILMAFFINITY)
Reflexiones sobre la película "El Regreso"
Sobre la Presencia del Padre y la Transformación de los Hijos.
Por Sergio Sinay
Se puede
sintetizar la trama de la película rusa El regreso en un par
de párrafos. En la casa donde vive una mujer con sus dos hijos varones de 12 y
15 años, reaparece de pronto el padre, ausente desde hace doce años. Duerme la
siesta, cena con su esposa y sus hijos y, al día siguiente, parte con los
chicos en un viaje cuyo destino sólo él conoce y en el que vivirán experiencias
transformadoras y trágicas o trágicas y transformadoras. No hay más.
¿De dónde
regresa el padre? ¿Por qué se fue? ¿Qué es lo busca en el viaje al que lleva a
sus hijos? ¿Qué hay en la caja que desentierra de una casa en ruinas y que
luego, sin que sus hijos lo sepan, esconde en el bote con el que cumplen el
tramo final de la travesía? La película no responde explícitamente a estos
interrogantes. Tampoco lo ha hecho Andréi Zvyagintsev, el director de esta
opera prima, en ninguna entrevista. Ese minimalismo ha dado lugar a numerosas
interpretaciones sobre El regreso. Hay quienes vieron en el film
una parábola política sobre el autoritarismo; para otros se trata de una
metáfora religiosa y encuentran en la figura del padre, y en la primera y la
última imágenes que lo muestran, una semblanza de Jesús; no faltaron quienes
hicieron comentarios morales acerca de la responsabilidad o irresponsabilidad
de quien así como desaparece aparece y no da explicaciones. Y, por fin, hay una
mirada, en la que me incluyo, que ve en El regreso una
reflexión sobre el lugar y la función del padre. De hecho es así como se nombra
al personaje a lo largo de todo el film: "padre", "tu
padre", "papá". Su rol es su nombre.
Los dos cordones
En mi opinión, El
regreso refleja de un modo dramático y contundente algo sobre lo que
nunca se insistirá demasiado y sobre lo cual a veces se pasa con preocupante
ligereza: ni la presencia ni la ausencia del padre son cuestiones contingentes
o subsidiarias en la vida de los hijos. Es preciso repetirlo en una cultura en
la cual prevalece (como recuerda Elisabeth Roudinesco en La familia en
desorden) un viejo adagio de Auguste Comte:
"Los hijos son, en todos los aspectos, e incluso físicamente, mucho
más hijos de la madre que del padre". Así, muchas veces, se acaba por tomar
la ausencia, física o emocional, voluntaria o involuntaria, del padre como algo
casi previsible y subsanable, mientras se tiñe de tonos trágicos la eventual
ausencia materna.
La película
nos muestra en un comienzo a dos muchachitos aún aniñados, amorosamente
confortados por una madre solícita ante sus temores frente a los riesgos del
crecimiento y de la exploración de experiencias vitales. Mientras están con
ella no son impulsados hacia el mundo, sino protegidos de él y de sus
inclemencias. Esto es parte de la función materna, sin duda, pero cuando no
está compensada por la función paterna de guiar hacia el mundo externo, de
acompañar las experiencias de iniciación, de orientar desde la costa, como un
faro, sin evitar la vivencia instrumentadora de la tormenta, aquella función no
ayuda a crecer. Hay un cordón umbilical, físico, que corta la obstetra y hay un
cordón umbilical emocional que sólo puede ayudar a cortar (amorosamente) el
padre. Si esto no se hace a cierta edad, precisamente en la adolescencia, puede
convertir en tóxico lo que era nutricio.
El final del
film entrega a esos mismos chicos convertidos, como resultado de una transición
dramática, conmovedora y trágica, en dos varones que, en el umbral de la
hombría, han adquirido recursos para atravesar el mundo, moverse en espacios
lejanos y ajenos y, desde allí, regresar a casa transformados. Cabe aquí la
pregunta: ¿de qué regreso habla el título del film? ¿Del regreso del padre, del
de los hijos, que vuelven de una experiencia en la que han tenido un contacto
pleno y duro con el padre anhelado, temido y también odiado, después del cual
ya no serán niños? ¿O habla, en fin, del regreso del padre a ese lugar inasible
y difuso en el que ha sido buscado y perdido?
Entre ese
comienzo y ese final el padre ocupará su lugar de manera excluyente. Será
inflexible, omnipresente, exigente. También, a su manera, será instrumentador.
En medio de una tormenta aprobará el modo en que su hijo mayor conduce el auto
para sacarlo de un barrial, y con ello dará al chico una herramienta esencial,
como luego se verá.. Cuando un ladronzuelo le robe la billetera a uno de sus
hijos tras amenazarlo, él mismo irá en busca del ladrón, lo traerá ante el hijo
y le dejará a éste la responsabilidad: "Te robó a vos, decidí que
harás". Y respeta la decisión del hijo de no vengarse. Antes, en un
restaurante, de habrá retirado de la mesa tras dejar su billetera en manos de
uno de sus hijos diciéndole: "Pagá vos". Al lado de ese padre de
pocas palabras y casi ningún gesto amoroso, los chicos aprenderán, a través de
la experiencia pura y física, nociones esenciales de supervivencia.
Mucho de
esto se cumplirá a través de acciones bruscas, autoritarias. Aunque, entre sus
pocas frases, ese padre dejará esta: "Volví porque quería estar con
ustedes". ¿De dónde volvió? ¿De una ausencia que él decidió? ¿Fue la madre
la que, ante la imposibilidad de la convivencia le pidió que se fuera? ¿Estuvo
en la cárcel? ¿Es, como creen los hijos, un marino o un aviador? No lo
sabremos, no lo sabrán sus hijos ¿Basta esa ignorancia y la crudeza de su
estilo para cuestionar la transformación que ese par de días provoca en los
hijos?
El hambre de padre
A lo largo
del contacto entre el padre y los hijos, una de ellos, el mayor, irá
demostrando su admiración creciente y silenciosa, expresada en gestos y
miradas, por ese hombre que es su padre. Reaccionará como una
planta sedienta ante las primeras gotas del agua tan necesaria. El otro
mostrará su rabia, bajo la forma de rechazo y planteos, ante ese desconocido
que lo hirió con su ausencia, cuando él tanto precisaba tenerlo para crecer.
"Si no fueras así, te querría", clama entre gritos y llantos. Una
dolorosa confesión de amor, un testimonio desgarrador de ese síndrome que hiere
el alma y la psiquis de tantos hombres y tantos niños: el hambre de padre.
He escuchado
comentarios airados acerca del autoritarismo de este padre o cuestionamientos a
su derecho a presentarse ante sus hijos luego de haberse ausentado. Esa aproximación
moralizante refuerza, en mi opinión, la desvalorización que predomina en
nuestra cultura sobre el rol y la función paterna. Castiga la ausencia, sin
preguntarse por las razones, y pasa por alto las consecuencias transformadoras
de la presencia. Prefiero pensar al padre de este film como a un hombre que
hace lo que sabe, lo que hicieron con él, que intenta reparar como puede
aquello que no le enseñaron a proveer (me refiero no sólo a la presencia
física, sino al alimento emocional) y que por ser un analfabeto emocional, como
tantos hombres de cualquier edad y nivel cultural y social, termina pagando el
precio más alto, su vida, como legado del pasaje fugaz y transformador por la
existencia de sus hijos.
Por supuesto
esta es apenas una interpretación, la mía. Agradezco que el director no haya
entregado una lectura cerrada y predigerida de su película, porque eso nos
permite a todos, y de manera urgente y necesaria a los varones, reflexionar
sobre el lugar del padre, sobre su regreso a un espacio vacío que sólo él puede
ocupar y que, como hombres, debemos aprender y enseñar a transitar de una
manera nutricia y constante antes que dolorosa o trágica.
El poeta
Robert Bly dice que sólo una madre puede convertir a un embrión en niño y que
sólo un padre puede convertir a un niño en hombre. El regreso ilustra
esa hipótesis. Es tarea de los varones (en nuestra vida personal, familiar,
profesional y social) encontrar modos de dar significado y vigencia a esa
expresión con actos de presencia a los que nos autoriza nuestra condición,
antes que perpetuar ausencias, físicas o emocionales, sombrías.
PD: En
mi opinión la misteriosa caja que los hijos portan sin saberlo y que queda con
ellos, no es tan misteriosa. Contiene, creo, la herencia que el padre, que sólo
él, puede dejar a sus hijos. Acaso, ignorándolo él mismo, ese fue el motivo
real de su regreso.
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