MORAL Y LUCES

MORAL Y LUCES

domingo, 28 de octubre de 2012

Construir una economía solidaria, ese es el reto



Un nuevo régimen de producción debe basarse en la norma constitucional que establece la Economía Social y Solidaria, y que postula que el centro de toda actividad económica es el ser humano. Pero no desde una visión antropocéntrica, pues el ser humano no solo debe ser solidario con los demás, sino que debe vivir en armonía con la Naturaleza, de la que forma parte. Ese es el punto de partida del Buen Vivir.Igualmente, como dispone la Constitución de Montecristi, hay que asegurar una relación armónica entre Estado, mercado y sociedad. Al mercado hay que civilizarlo, para lo cual el país ya cuenta con una ley para el control de las operaciones oligopólicas y monopólicas; ley que, sin embargo, carece de poder para afectar las estructuras monopólicas y oligopólicas existentes, que frenan el desenvolvimiento dinámico de la economía. Por ello es importante romper con aquellas estructuras que hegemonizan el aparato productivo.
Si bien es cierto que al mercado hay que controlarle para que este no se sitúe por encima de los intereses de la ciudadanía y las personas, no creemos que sea función del Estado entrometerse en la vida cotidiana de la ciudadanía. El Estado no puede ser una suerte de inspector de las costumbres ciudadanas que prohíbe las conductas sociales (como sucede con la prohibición de vender cerveza los domingos o peor aún que un burócrata estatal pueda decidir cuál debe ser la vocación profesional de la juventud que quiere estudiar en una universidad).
Necesitamos una sociedad fuertemente organizada, que ciudadanice al Estado y civilice el mercado. De igual manera, consideramos que la acción productiva en el país no debe destruir la Naturaleza, pilar sobre el cual se sustenta nuestra economía y el futuro de las generaciones venideras. En tal sentido, también es indispensable fortalecer el control del Estado sobre los recursos naturales no renovables. Sin embargo, estamos convencidos de la inviabilidad económica, social y ambiental de la megaexplotación minera.
El grueso del cambio político, institucional y socioeconómico se generará desde las pequeñas y medianas empresas, así como desde aquellas organizaciones cooperativas y comunitarias, sobre la base del uso intensivo de fuerza laboral y tecnologías intermedias, insumos local-regionales, concentrando la producción para cubrir prioritariamente las necesidades del mercado interno y garantizar la soberanía alimentaria nacional.
Las prácticas monopólicas y oligopólicas concentran riqueza en pocas empresas grandes, que no son las mayores generadoras de empleo y, muchas veces, en lugar de fomentar la producción, promueven las importaciones. En el Ecuador las pequeñas y medianas empresas (PYMES) generan la mayor cantidad de empleo: 75%, y participan de un 56% de las ventas nacionales. Las pequeñas empresas, a pesar de ser el 95% del universo de empresas existentes en el país y las generadoras del 44% de empleo nacional, apenas venden el 16% de los productos que se comercializan en el mercado, lo cual refleja asimetrías que han de ser urgentemente corregidas en nuestra economía.
Los grandes empresarios tratan de acumular aplastando a otros; por ejemplo, buscan maximizar las utilidades por cada unidad de producto que se coloca en el mercado, cuando bien podrían aumentar sus utilidades incrementando la masa de productos que colocan en el mercado. Lo que se aplica especialmente al gran capital extranjero, que no sólo desnacionaliza la economía, sino que -al menor indicio de crisis- emigran al exterior, desestabilizando la economía doméstica.
La tarea es fabricar la mayor cantidad posible de productos localmente, para generar mayor valor agregado y evitar la monodependencia del producto estrella del momento (cacao, banano, petróleo). La opción es crear un aparato productivo vigoroso basado en las pequeñas y medianas empresas del campo y la ciudad, las cuales, además de generar puestos de trabajo, son las que -con frecuencia- menos problemas ambientales generan. El eje de este universo de emprendimientos estaría complementado por las unidades productivas comunitarias, asociativas y cooperativas, así como las unidades económicas populares, con los que se debe construir otra economía, una economía solidaria como manda la Constitución de Montecristi. Es decir una economía inclusiva, sustentable y generadora de puestos de empleo dignos. Proponemos, en suma, incentivar a los que nunca han sido incentivados. Hay que pasar de una economía oligopólica a una economía reciproca y solidaria.
Este sector económico popular y solidario está compuesto por el conjunto de formas de organización económica-social en las que sus integrantes, colectiva o individualmente, desarrollan procesos de producción, intercambio, comercialización, financiamiento y consumo de bienes y servicios. Estas formas de organización económica solidaria incluyen cooperativas de producción, de consumo, de vivienda y de servicios, así como a las asociaciones y organizaciones productivas comunitarias. A estas se suman las organizaciones del sector financiero popular y solidario, que tienen a las cooperativas de ahorro y crédito como uno de sus principales pilares, así como a las cajas solidarias y de ahorro y los bancos comunales.
Estas organizaciones realizan sus actividades basadas en relaciones de solidaridad, cooperación y reciprocidad y ubican al ser humano como sujeto y fin de toda actividad económica por sobre el lucro, la competencia y la acumulación de capital. De esta manera se romperá con toda forma de paternalismo, asistencialismo o clientelismo, por un lado, y por otro, con toda forma de concentración y acaparamiento; prácticas que han dominado la historia del país: migajas para el pueblo y la gran torta para las minorías. Aquí lo que cuenta, a demás, tal como dispone el mandato constitucional, es que el ser humano debe vivir en armonía con la Naturaleza, buscando, individual y comunitariamente, la construcción el Buen Vivir o Sumak Kawsay.
El Estado tendrá que invertir y generar las condiciones que dinamicen a los pequeños y medianos productores, porque son grupos con una enorme productividad del capital. Un pequeño productor con una pequeña inversión le saca mucho más rédito al dólar invertido que el dólar invertido que los grandes grupos de capital y las transnacionales que operan en el país. El problema de ese productor es que no tiene capacidad de acumular. Gana muy poco y vive en condiciones de inmediatez económica, subordinado al gran capital. Muchas veces tampoco tiene una adecuada preparación profesional y formación técnica, dado que el Estado no se ha preocupado en materia de preparación para la adecuada gestión de este sector productivo. Para lograr este propósito se requiere de la cooperación interempresarial de estas empresas de propiedad social, en lo que se denominan “Distritos Industriales”, como lo que existe de alguna manera ya en Atuntaqui. Hay que profundizar y ampliar esta experiencia, haciendo que las diversas empresas compartan costos fijos (maquinaria, edificios, equipo, tecnologías, etc.) y aprovechen así economías de escala, lo que les aseguraría una mayor productividad. (Supervisando, por cierto, que se produzca sin afectar al medio ambiente.)
Por ello se vuelve impostergable una repotenciación del aparato productivo del país, superando su sometimiento colonial extractivista, que en la actualidad se consolida de la mano del gobierno de Rafael Correa. Tenemos que superar la herencia colonial extractivista . Esta decisión exige el ejercicio soberano sobre la economía, la desprimarización de su estructura, el fomento y la inversión para la innovación científico-tecnológica, la inclusión social, la capacitación laboral y la generación de empleo abundante y bien remunerado. Este último punto es crucial para evitar el subempleo, la desigual distribución del ingreso, el desangre demográfico que representa la migración, entre otras patologías inherentes al actual modelo primario-exportador de acumulación.
La transformación del bono de desarrollo humano en un bono productivo y comunitario puede ser una interesante opción para superar visiones simplemente asistencialistas. Esto se completará con un sistema de abastecimiento del desayuno y almuerzo escolar proveniente de la producción de los campesinos y los pescadores locales, sobre todo de los propios cantones: basta de seguir favoreciendo a los grupos monopólicos, como lo hace el actual gobierno. Los resultados de esta decisión son evidentes: fortalecimiento del aparato productivo campesino y pesquero artesanal, así como mayor generación de empleo y la configuración de núcleos de producción de bienes de consumo de masas, en el marco de una ampliación del mercado doméstico y autodependiente que debilite las redes de distribución y comercialización que benefician a los grupos monopólicos en detrimento de los demás productores. (Sobre esta propuesta se puede consultar la nota del 14 de octubre del presente año)
En un presupuesto de más de 26 mil millones de dólares el financiamiento de estas propuestas solo requiere voluntad política: la pobreza se supera con producción y empleo, así como con redistribución de la riqueza y una nueva institucionalidad que vele por la justicia, la no-discriminación y la descentralización política y económica!!!
Hacia la desconcentración de la riqueza
Un documento interno del mismo gobierno sintetiza lo que el Ecuador ha vivido en estos últimos años: “nunca antes los grandes grupos económicos estuvieron mejor y los excluidos estuvieron menos peor”. A pesar de lo cual no se entiende el problema de fondo, que radica en el hecho de que mientras se mantenga la brecha, estos grupos en extremo explotados nunca podrán estar realmente mejor. En realidad estos grupos no están marginados: están incorporados a la lógica capitalista del gran capital, viven de las migajas que les deja su dinámica sobre-concentradora y sobre-explotadora heredada del pasado neoliberal y no transformada por las políticas públicas desarrolladas durante el actual gobierno.
La lucha contra la pobreza no puede hacerse sin combatir la excesiva concentración del ingreso y de la riqueza. En nuestro país persisten estructuras heredadas de las épocas colonial, oligárquica y neoliberal, que generan prácticas oligopólicas y monopólicas. Esta es la realidad del país.
Las principales actividades económicas están concentradas en pocas empresas: el 81% del mercado de las bebidas no alcohólicas está en manos de una empresa, una empresa por igual contrala el 62% del mercado de la carne, cinco ingenios (con tan solo tres dueños) controlan el 91% del mercado del azúcar, dos empresas el 92% del mercado del aceite, dos empresas controla en 76% del mercado de los productos de higiene y así podríamos seguir enumerando uno por uno cada sector productivo y comercial. Las ganancias de los cien grupos más grandes se incrementaron en un 12% entre 2010 y 2011, superando la astronómica cifras de 35.000 millones de dólares. En este sentido es necesario destacar que las utilidades de los grupos económicos en el período 2006-2010 fueron (serían) 364% superiores al período 2004-2006. Las utilidades de los grupos económicos pasaron (habrían pasado) de 529 millones de dólares en 2006 (antes de Correa) a 1.830,4 millones de dólares en 2010 (con Correa).
Si bien, por mandato constitucional, la banca y los banqueros ya no pueden tener propiedades ajenas a las relativas a su actividad específica, el crecimiento acumulado de utilidades de la banca privada en el período 2007-2009 (durante el gobierno del presidente Rafael Correa) fue 70% superior al período 2004-2006 (gobiernos neoliberales). En el ejercicio del año fiscal 2011, dada la liquidez registrada por la economía ecuatoriana, el sector bancario incrementó sus utilidades en 52,1% en relación al año anterior. Entre enero y diciembre de 2011, la banca privada registró utilidades superiores a los 400 millones de dólares; en estos cinco años de gobierno de Rafael Correa el promedio anual de dichas utilidades bordea los 300 millones.
No es simple transformar esta situación, pero es indispensable apostar por un proceso productivo que supere la actitud rentista, ociosa y parasitaria de muchos de estos grupos económicos. Lo que requiere una nueva perspectiva y una creciente movilización desde las bases, partiendo de lo local -trabajando estrechamente con los gobiernos descentralizados- para ir avanzando a lo regional y los espacios mayores.
Con la vista puesta en las dinámicas globales, expandiendo los mercados internos y potenciando la integración regional, postulamos una estrategia que impulse procesos productivos y de desarrollo tecnológico propios. El imaginario colectivo, en consecuencia, estaría dirigido a Valorar lo Nuestro, conduciendo a un desenvolvimiento autocentrado, desde dentro para y por los de dentro, con los recursos y patrones de consumo propios para recuperar las autonomías local-regionales, asegurar la inclusión social y reforzar las identidades socioculturales de los espacios descentralizados.
Tengamos presente que las empresas pequeñas y medianas, así como los emprendimientos asociativos, solidarios, de propiedad social, cooperativos y autogestionarios, son las que más invierten en el país, asumen los mayores riesgos y desafíos, generan empleo y contribuyen a incrementar la riqueza nacional. Fomentando a este segmento de la economía será factible reducir la brecha socioeconómica entre ricos y pobres. No tenemos solo un problema de mucha pobreza, tenemos un problema de unas pocas pero grandes riquezas.
Si a este empeño se suman las otras empresas, tanto mejor. Ese es uno de los retos del momento, impulsar un gran acuerdo nacional productivo, sustentado especialmente en los emprendimientos solidarios, así como en las pequeñas y medianas unidades productivas del campo y la ciudad.
Sin embargo, esto no será suficiente, pues se requerirán medidas que conduzcan a una consecuente redistribución, no sólo de los ingresos, sino especialmente de la riqueza excesivamente concentrada, que abarca gran parte de los activos sobreconcentrados: inmuebles, acciones y grandes predios agropecuarios, así como las tierras yermas, las concesiones minero-petroleras y otras. Para lo que habría que completar la reforma tributaria que cargue el peso del gasto público sobre los grandes concentradores de capital (impuestos directos sobre la propiedad y las utilidades), a la vez que reduciremos los impuestos indirectos que paga la ciudadanía y aquellas excesivas cargas tributarias derivadas del Código de Ordenamiento Territorial, que han incrementado inequitativamente el costo de las transacciones. A dichas medidas, ha de sumarse una adecuada redistribución de tierras agropecuarias e inclusive urbanas, especialmente aquellas que son usadas para fines puramente especulativos o que permanecen improductivas.
Hacia la construcción del Sumak Kawsay o Buen Vivir
Lo planteado configura nuestra propuesta de transición, no a mejorar el capitalismo que hemos tenido hasta hoy -como dice Rafael Correa- sino para colocar las bases que nos encaminen al Buen Vivir o Sumak Kawsay.
El Sumak Kawsay es una nueva concepción del sistema de vida basado en las prácticas cotidianas y tradicionales de los pueblos y las nacionalidades. No es una simple alternativa de desarrollo, es una alternativa al desarrollo. Por lo tanto es un modelo de organización económica, política y de bienestar que se asienta en los principios de reciprocidad, complementariedad, interdependencia, solidaridad, integralidad, estabilidad y armonía del ser humano con la Pacha Mama para la reproducción sostenible y orgánica de la vida. Es un sistema integral de organización que interrelaciona las esferas política, económica, jurídica, social, étnica, ambiental, cultural y generacional.
El país debe superar el actual modelo hegemónico de desarrollo, basado en la acumulación desenfrenada e ilimitada de capital, en la sobreexplotación de la fuerza de trabajo y de la Naturaleza, y en la subordinación a los requerimientos de la globalización y su agente, el gran capital transnacional y sus aliados nacionales. Sus consecuencias han sido devastadoras para el ser humano y la Naturaleza. La sociedad debe subordinar a la economía a fin de que sirva al ser humano, no al capital.
El trabajo decente y el salario justo, así como el acceso equitativo a los factores de producción, viviendo en armonía con la Naturaleza, constituyen las medidas más acertadas para reducir la pobreza y la desigualdad, bases esenciales para asegurar un desenvolvimiento sustentable y autodependiente de la economía nacional.
Por un nuevo mundo, por un cambio estructural verdadero y no solo bellas palabras e intenciones.-

LibreRed



Alberto Acosta / Candidato presidencial de la Unidad Plurinacional
Fuente: http://www.librered.net/?p=21892

Promover “una revuelta cultural”


A propósito de Marinaleda y la creación de consciencia colectiva popular
Promover “una revuelta cultural”



Para Ramón Fernández Durán y Paco Fernández Buey, activistas y educadores políticos, a quienes tanto hubiera gustado seguir ayudando a promover esa revuelta.
PresentaciónLas acciones realizadas por el (SAT) [1] a lo largo del 2012 -ocupación de sedes bancarias, fincas, locales de grandes empresas y marchas de protesta bajo la campaña “Andalucía en Pie”- han puesto nuevamente ante la mirada ciudadana la inmemorial lucha jornalera por la tierra, la libertad y la justicia social. El 7 de agosto, por ejemplo, docenas de militantes del SAT entraron en dos supermercados de Écija (Sevilla) y Arcos de la Frontera (Cádiz) pertenecientes a Mercadona y Carrefour respectivamente, cadenas comerciales que controlan el 40% de la distribución de alimentos y que operan como un oligopolio que determina precios, beneficios, salarios, tipos de productos, etc. Con esa acción simbólica, las personas que participaron en ellas se llevaron pacíficamente varios carros con alimentos básicos para entregárselos a los más necesitados, y denunciaron los “recortes sociales” de las políticas neoliberales, y la pobreza y falta de soberanía alimentaria existentes. Otro ejemplo es la ocupación de la finca de Somonte (Palma del Río, en Córdoba) de unas 400 hectáreas, en manos actualmente de banqueros y terratenientes. Los jornaleros quieren transformarla en tierra de regadío y construir en ella una cooperativa que toma como modelo la realizada en Marinaleda. Portavoces y líderes jornaleros como Juan Manuel Sánchez Gordillo (sindicalista y alcalde de Marinaleda), Diego Cañamero (sindicalista y portavoz del Sindicato Andaluz de Trabajadores), o Lola Alvarez (jornalera y portavoz del Sindicato Andaluz de Trabajadoras en Córdoba), han estado en la boca de muchos (y en la inhumanidad e insensibilidad de bastantes), siendo constantemente atacados e insultados, cuando no vapuleados, por los medios de desinformación dominantes en manos del poder corporativo y financiero conservador.
Con todo, más allá del indispensable objetivo de obtener tierra y trabajo con los que vivir dignamente y resolver las necesidades más básicas, otro logro de enorme importancia en la lucha por ganar poder colectivo es el proceso de cambio en la mentalidad, ideas, valores y formas de vida de los trabajadores y las trabajadoras. Tomando como ejemplo la histórica lucha que dura ya más de tres décadas del pueblo de Marinaleda y las palabras de su alcalde, este artículo ilustra la necesidad e importancia política de un cambio cultural imprescindible.

Un oasis de lucha que da mil frutos
Un pequeño pueblecito de apenas 3.000 habitantes a poco más de 100 kilómetros al este de Sevilla. En el ayuntamiento y la alcaldía ondean banderas republicanas. Los nombres de sus calles no son comunes: ‘Ernesto Che Guevara’, ‘Miguel Hernández’, ‘García Lorca’, ‘calle de los jornaleros’, ‘plaza del pueblo’, ‘plaza de Salvador Allende’... Tampoco lo son los múltiples servicios públicos que ofrece para toda la población: asistencia médica, escuela pública, vivienda, guardería infantil, atención para mayores, instalaciones deportivas… una radio y televisión populares. La localidad tiene tierra cultivable, agua y una industria agrícola floreciente y crecientemente ecológica. El desempleo es mínimo, la desigualdad económica muy baja, y la policía local y la guardia civil no existen porque no hacen falta.
Gente luchadora y curtida, solidaria y fraternal, orgullosa de sus logros, y esperanzada con sus proyectos de futuro. Los presupuestos son participativos, la democracia del pueblo es real, participativa; poder de un pueblo donde las mujeres juegan un papel primordial. Sus conquistas sociales no se deben al azar o a un regalo divino. El enorme avance político y social de Marinaleda radica en su larga tradición de lucha jornalera y en una valiente y tozuda lucha colectiva repleta de ocupaciones fincas, huelgas de hambre, encierros, que dura ya más de tres décadas. Resumamos con brevedad algo de esa historia reciente.
En 1978 el Sindicato de Obreros del Campo (SOC), surgido apenas dos años antes, [2] ocupa la finca de Bocatinaja (Osuna) reclamando la repoblación forestal y la reforma agraria. Es la primera ocupación en Andalucía desde la II República. En abril de 1979, la Candidatura Unida de Trabajadores (CUT), un pequeño partido independiente creado por militantes del SOC logra la mayoría absoluta (77,3% de los votos y 9 concejales por 22,7% y 2 concejales para la UCD) en las elecciones municipales de Marinaleda siendo elegido como alcalde el sindicalista y profesor de instituto Juan Manuel Sánchez Gordillo. Tras doce años de luchas y múltiples actividades, procesos judiciales, represión política y policial, y de una incansable insistencia, finalmente consiguen 1.200 hectáreas para su cultivo. La tierra del “Humoso” [3] será ahora, por fin, para quien la trabaja. Tras dos décadas de luchas en la memoria, en 1997 empieza a funcionar la primera industria cooperativa popular de propiedad colectiva. Marinaleda, históricamente un pueblo de jornaleros pobres y con un desempleo elevadísimo, se acerca ahora al pleno empleo gracias a la cooperativa agrícola y a la industria del aceite y el envasado de diversos productos agrícolas. Hoy, el pueblo sigue en lucha por el bienestar popular, promoviendo, fuera y dentro del pueblo, múltiples acciones sociales con el apoyo masivo de su población y de una amplia mayoría absoluta en el ayuntamiento. [4]
El avance político y social de Marinaleda, arraigado en una centenaria tradición histórica de lucha jornalera y una valiente lucha de más de tres décadas, ha conseguido logros sociales de enorme valor: acabar prácticamente con el paro (“ahora ya no hacen falta los terratenientes, ni los aguatenientes, ni los semillatenientes” dice Sánchez Gordillo), terminar con la emigración (ahora ya ningún trabajador tiene que salir del propio pueblo para encontrar un trabajo), acabar con la explotación de los jornaleros (el fruto del trabajo generado ahora se reinvierte en el bienestar colectivo de los trabajadores), y avanzar enormemente en la obtención de derechos (servicios sociales, sanitarios, educativos, deportivos, culturales y de comunicación). [5]
“Y esto es la Democracia: darle al que no tiene, caminar hacia la igualdad, llenar los bolsillos del alma y la vida de bienes concretos que los facilite la existencia.” [6]

Democracia real: poder popular
La principal razón que permite explicar logros de tamaña importancia y magnitud debe buscarse en la profunda consciencia colectiva popular, las maneras en cómo la población se ha agrupado, identificado y organizado para luchar, crear poder popular y promover un constante rio de solidaridad y democracia real. Esa es quizás la principal enseñanza de Marinaleda, su democracia de base, su experiencia de poder popular y el papel central de su aspiración a la justicia social y la libertad real. Eso es lo que ha hecho posible hacer acciones colectivas con una enorme contundencia y fuerza.
“La experiencia de poder popular es como una especie de democracia directa donde el pueblo es el protagonista de su propia libertad, de sus propias decisiones.” [7]

Esa democracia se vehicula alrededor de las “asambleas populares”, que concentran centenares de personas y que se realizan muchas decenas de veces durante el año; ahí es donde se toman todas las decisiones, desde las más pequeñas a las más importantes. Otros órganos de democracia popular organizados desde su origen son un “senado popular”, compuesto por unas 70 personas, un órgano abierto donde están representadas todas las calles del pueblo y que sirve como órgano de educación y formación, y un “grupo de acción”, donde los concejales se reúnen semanalmente para discutir temas y problemas relacionados con el pueblo. Esas prácticas buscan devolver el poder al pueblo. Pretenden elaborar un contrapoder subversivo que se oponga al poder para acabar con la explotación, transformar la realidad y llegar a una paz que provenga de la igualdad de derechos, económica y poder. Como el mismo Sánchez Gordillo ha señalado: “el alcalde es todo el pueblo”. [8]
En la construcción de ese proceso, la credibilidad, la coherencia entre el decir y el hacer, entre el discurso y la vida, es fundamental. Eso permite, a la vez, que se limiten al máximo posibles abusos del poder. Un primer ejemplo, ni el alcalde ni ningún concejal ganan nada por su trabajo en el ayuntamiento, lo cual permite ahorrar importantes sumas de dinero que son invertidos en el pueblo y es una muy buena muestra de modelo de ética política. Un segundo ejemplo, todos los cargos políticos son elegibles y revocables por la asamblea. Tercer ejemplo, cualquier responsable político debe firmar un documento donde se compromete a ser el primero a la hora de la lucha y los sacrificios y el último a la hora de obtener beneficios; dicho con las palabras de una jornalera dirigente del SAT: “[los responsables deben ser] los primeros en poner la cara, pero los últimos en poner la mano.” [9] Un último ejemplo del propio alcalde cuando explico su propio caso: “Si gano más porque soy profesor de instituto tengo que compartir mi sueldo con los que tienen menos. No puedo ser de izquierdas y tener una casa cinco veces mejor que los vecinos, ni más dinero, ni más comodidades.” [10]
“No se puede hablar de una manera y vivir de otra (…) uno es lo que hace no lo que dice”. [11]

La democracia directa y la construcción de una identidad común, posibilitan la participación colectiva, la solidaridad, la generosidad y el abandono de individualismos sin sentido. En uno de los carteles de una de las asambleas de Marinaleda se lee: “Quien aspire a ser revolucionario que empiece a fusilar inmediatamente su egoísmo.” [12]

Los domingos rojos
El proceso social y colectivo avanza sustancialmente sobre todo en 1979 cuando el Colectivo de Unidad de los Trabajadores, tras ganar las elecciones y llegar al ayuntamiento, detecta un importante déficit presupuestario que impide poder ofrecer servicios básicos para el pueblo. Como sea que el servicio de recogida de basuras no tiene presupuesto, la asamblea popular decide prestar en forma gratuita y voluntaria dicho servicio durante meses gracias al trabajo de más de 400 vecinos, incluidos el alcalde y los concejales. Además de las basuras, colectivamente los vecinos deciden trabajar, voluntaria y generosamente, muchas veces al año para arreglar calles, jardines, viviendas y otras prioridades de la comunidad. Esa otra manera de ser y entender la vida, esa manera nueva de recobrar una personalidad propia, una manera original de entender el mundo. Nacen los “domingos rojos”.
Muy de mañana van / años que llevan yendo / rompiendo los egoísmos / que amurallan todos los cercos / donde encarcelan al hombre / para que nunca sea pueblo / ni revienten los mil frutos / que todos llevamos dentro / ni de rienda al amor / ni le de aire a la esperanza / que llevamos siglos siguiendo / con tantos corajes y siglos / que a miles se apilan los muertos / que soñaron con la Justicia / que da de comer al hambriento / trabajo al que está en paro / y derechos al sin derecho / cobijo al desnudo y al que nada tiene sustento (…) Muy de mañana van / los puños llevan tan llenos / las flores que van sembrando / dejan olores eternos / que caminaran entre otras generaciones / seguro que entre otros pueblos / para poder despertarnos / para vivir bien despiertos.
Domingos Rojos los llaman / son la utopía que estamos siendo... [13]

Crear una revuelta cultural
Los engaños, las feroces críticas, las mil y una acciones represivas realizadas contra las luchas populares de Marinaleda generaron, desde su mismo origen, la reflexión de una búsqueda, de una necesidad política: desarrollar una cultura propia. [14]
“Una de las consecuencias que sacábamos de todos los acontecimientos que nos venían sucediendo era que se hacía necesario mejorar la cultura de nuestro pueblo. Que la cultura es un arma imprescindible para el caminar de los hombres de los pueblos. Que todo cambio está condenado al fracaso si no se produce una transformación profunda en quienes tratan de producirlo… y sobre todo comprobábamos la buena fe, el sacrificio y el coraje que ponían nuestras gentes pero la tremenda escasez de unos saberes mínimos que multiplicaran todos aquellos enormes esfuerzos (…) Fuimos buscando las raíces casi perdidas, fuimos reencontrando nuestra identidad casi desaparecida… poco a poco, al menos fuimos entendiendo la necesidad que los explotados tenemos de aprender y aprender si queremos salir del pozo de la explotación.” [15]

Para crear una cultura popular propia, basada en la solidaridad y en la ayuda mutua, la práctica es fundamental, los domingos rojos, las múltiples luchas, las huelgas de hambre, lo muestran.
“En estos días que llevamos de lucha [huelga de hambre] he podido confirmar que, aunque nadie sabe leer ni escribir, el pueblo no es analfabeto. He caído en la cuenta de que no es más analfabeto quien menos sabe leer o escribir sino aquel que no sabe mamar el saber del gran libro de la vida. Lo que ocurre son dos saberes distintos casi opuestos, dos culturas, casi dos civilizaciones. Una que domina y se ensancha, la otra que se resiste a desaparecer. El pueblo tiene su manera de entender la vida… su cultura, lo que ocurre es que esa cultura no se cotiza en el mercado y es fusilada continuamente desde arriba, porque esa es la esencia misma del pueblo ¿Y esa grandeza del pueblo quien la arroja a los arroyos?” [16]

Sin embargo, la creación de esa nueva cultura, señala Sánchez Gordillo, se enfrenta a grandes dificultades “sociológicas” en un pequeño pueblo inmerso en una autonomía y país capitalistas: la represión causada por un sistema que no permite alternativas y que se opone a todo aquello cuanto cuestiona su existencia y legitimidad, la difusión permanente de una mentalidad e ideología burguesa que el sistema va “introduciendo” en nuestras mentes sin que nos demos cuenta, y la ausencia de medios culturales, informativos y de comunicación propios, son quizás las más importantes. Para el alcalde de Marinaleda, vencer esas dificultades representa un reto de enorme magnitud que debe ser una obsesión si se quiere que el pueblo verdaderamente recupere su cultura. A eso, Sánchez Gordillo lo denominó hacer una “revuelta cultural”.
“La revuelta cultural es un paso imprescindible para cualquiera de los caminos y formas que el pueblo pueda escoger hacia su liberación. Creemos que el pueblo tiene que recuperar su cultura. No una cultura cualquiera, sino su propia cultura, aquella que nace de sus raíces, sus sentires y sus intereses éticos, políticos y económicos. No es darle “cultura al pueblo" sino, por el contrario, dejar que el propio pueblo elabore y exprese su cultura.“ [17]

Para generar una revuelta cultural que acabe con la invasión y deformación a la que la cultura burguesa somete a la ciudadanía trabajadora, se deben recorrer todos los rincones que caracterizan al movimiento obrero y popular, e ir mucho más allá de las luchas electoralistas inmediatas características desde hace tiempo de las fuerzas de izquierda.
“Preciso es decir que las direcciones de los partidos de izquierda, no han hecho un compromiso cultural serio con el pueblo y que han preferido la vía fácil del electoralismo, del mitin tente-tieso, que busca el voto y no la reflexión, que convierte a las masas en meros consumidores pasivos de una mercancía política que se vende (…) A fuerza de tanto cambalache, consensos y comportamientos objetivamente burgueses, la clase obrera se ha empezado a confundir. No sabe bien hacia dónde van sus intereses y se atolondra para terminar sin querer saber nada (“porque todos son iguales”). [18]

Si el pueblo no dispone de una cultura nueva que lo galvanice terminará dividido y sin ilusión para avanzar recuerda Sánchez Gordillo. Pero la batalla por una cultura popular es muy difícil ya que no tiene una rentabilidad política inmediata. La cultura burguesa dominante nos bombardea sin cesar con mil maneras para confundirnos, distraernos, idiotizarnos… y deshumanizarnos. En un texto de 1980, el alcalde de Marinaleda lo decía con estas palabras:
“Hoy se habla y se habla de la apatía actual del movimiento obrero, pero nadie tiene el valor de hablar de sus causas, pero nadie tiene el coraje de decir por las claras que el obrero está desilusionado porque ha dejado de saber cuál es su mundo en contraposición con el mundo que le imponen (…)

Hace falta esta revuelta cultural que obliga a la coherencia entre palabras y hechos. Que dé a las masas más capacidad de reflexión y de poder, para que los dirigentes que esas masas generen no se conviertan en castas aparte que habitan en hoteles de cinco estrellas, desde donde es muy difícil entender el hambre. Hace falta esta revuelta cultural para que la igualdad en derecho y poder sea dentro de las organizaciones obreras un hecho y no una simple utopía. Y sobre todo para que todos los trabajadores podamos tener la certeza de que nuestra lucha no se desvía ni un sólo minuto de los intereses que a través de los siglos han ido buscando los explotados: una sociedad sin explotadores (…)
Estamos solos pero no vencidos, por eso desde aquí llamemos a cuantos estén dispuestos al combate cultural que ponga en pie a nuestro pueblo andaluz.” [19]
Un combate que tiene que hablar de la libertad, la distribución de la riqueza y la lucha política. Un combate cultural que “se encuentra en la raíz de todo, incluso de la cuestión del poder” señaló Manuel Sacristán. Un combate cultural que, más allá de líderes y portavoces, se sabe anónimo, porque los héroes obreros son héroes anónimos, que conocen el principio de modestia porque saben que existe la muerte, que cada generación muere y le sigue otra.[20] Un combate cultural, imprescindible para humanizarnos a nosotros mismos, en la defensa tenaz del único camino de salvación justo y razonable, el de una humanidad más justa y libre en una tierra habitable.

NOTAS:
[1] Sindicato de Obreros del Campo.
[2] La Asamblea Fundacional del SOC se celebró en Antequera en el verano de 1976 siendo el primer sindicato legalizado en Andalucía tras la dictadura franquista. El primer Congreso del SOC se celebró en Morón de la Frontera en septiembre de 1977 siendo el primer Congreso del sindicalismo agrario desde la Guerra Civil. En el 2007 se constituyó el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), tras la unión de varios sindicatos andaluces entre los que estaba el SOC.
[3] El Humoso (también llamado “Los Humosos”), es un cortijo de 1.200 hectáreas situado en el municipio sevillano de Écija en la Vega del Genil, en la comarca de Sierra Sur, a 11,5 km de Marinaleda. El Humoso perteneció hasta 1991 al duque del Infantado cuando, tras un largo y duro periodo de lucha jornalera encabezada por el SOC, pasó a manos de los habitantes de Marinaleda, quienes fundaron la "Cooperativa Marinaleda S.C.A."
[4] En las elecciones municipales de 2011, la CUT integrada en IULV-CA consiguió 9 concejales (con el 73,1% de los votos) mientras que el PSOE de Andalucía logró 2 concejales (21,4%). El PP (4,1%) no obtuvo representación.
[5] El pueblo cuenta con una agroindustria que da empleo a 500 familias que son copropietarias. Su acción se basa en el cooperativismo solidario: el sueldo es igual para todos los trabajadores (1.200 € al mes por 35 h semanales). Los beneficios son para crear empleo e incluso se da trabajo a jornaleros de pueblos aledaños. Existe una cooperativa instalada en una granja de la localidad donde son cultivadas y se hacen conservas de alcachofas, pimientos y otras legumbres. La sanidad y servicios sociales son públicos: la atención médica se realiza a través de un consultorio. Hay atención para ancianos en los hogares de Marinaleda y Matarredonda, y asistencia a domicilio de las personas enfermas o muy mayores. La vivienda es un derecho, no una mercancía; el suelo es municipal, a disposición de quien quiera hacerse su casa (el ayuntamiento pone los albañiles y arquitectos gratis y el futuro propietario pone su trabajo). Con ello, ya se han realizado 350 viviendas de 90 m2 con 100 m2 de patio, por 15€ mes. Los niños y niñas tienen educación (el instituto José Saramago), una guardería municipal (de 7 a 16h) por sólo 12€ mes, y parques infantiles. En cuanto a instalaciones deportivas, se cuenta con dos piscinas municipales al aire libre, pabellón cubierto, gimnasio y dos campos de fútbol, cuatro pistas de tenis y cinco de pádel. Para la promoción de la cultura y participación social se ha realizado un proyecto de alfabetización por el método de Pablo Freire, se cuenta con una radio y TV propias, el sistema wifi es gratuito para todo el pueblo. [6] JM Sánchez Gordillo entrevista en el documental “Un domingo rojo en Marinaleda: de la casa a la lucha.” Directora: Lola G. Luna, 1986. Ver: http://www.lolagluna.com/videos/25DomingoRojo/25DomingoRojo.html
[7] JM Sánchez Gordillo. Charla-Debate “Otras Políticas son posibles” en la casa de la Cultura de Coin (Málaga), organizada por la Asociación Cultural de Progreso y Libertad “VIVA COIN”. 20 de enero de 2012. Ver: http://www.youtube.com/watch?v=h54DlIIKUFk&feature=relmfuhttp://www.youtube.com/watch?v=UOdPc0x4Sew
[8] JM Sánchez Gordillo entrevista en el documental “Un domingo rojo en Marinaleda: de la casa a la lucha.” Directora: Lola G. Luna, 1986. Ver:http://www.lolagluna.com/videos/25DomingoRojo/25DomingoRojo.html
[9] Citado por Lola Álvarez, 22 de septiembre 2012, Centre Cívic de Sant Narcís, Girona. Álvarez es responsable del SOC-SAT en la ocupación de Somonte (http://somonte.net/), una finca de la Junta Andaluza que iba a ser privatizada y que, siguiendo el ejemplo de Marinaleda, está siendo ocupada desde hace meses por los jornaleros del SAT que quieren trabajar la tierra.
[10] JM Sánchez Gordillo. Charla-Debate “Otras Políticas son posibles” en la casa de la Cultura de Coin (Málaga), organizada por la Asociación Cultural de Progreso y Libertad “VIVA COIN”. 20 de enero de 2012. Ver: http://www.youtube.com/watch?v=h54DlIIKUFk&feature=relmfuhttp://www.youtube.com/watch?v=UOdPc0x4Sew
[11] JM Sánchez Gordillo. Charla-Debate “Otras Políticas son posibles” en la casa de la Cultura de Coin (Málaga), organizada por la Asociación Cultural de Progreso y Libertad “VIVA COIN”. 20 de enero de 2012. Ver: http://www.youtube.com/watch?v=h54DlIIKUFk&feature=relmfuhttp://www.youtube.com/watch?v=UOdPc0x4Sew
[12] Cartel colgado en la Asamblea de Marinaleda. En el documental: “Un Domingo rojo en Marinaleda. De la casa a la lucha”. http://www.lolagluna.com/videos/25DomingoRojo/25DomingoRojo.html
[13] JM Sánchez Gordillo. Fragmento del poema “Domingos Rojos”
[14] JM Sánchez Gordillo. Marinaleda. Andaluces, levantaos. Granada: Aljibe, 1980.
[15] “La revuelta cultural”. Sección incluida en el libro de Juan Manuel Sánchez Gordillo. Marinaleda. Andaluces, levantaos. Granada: Aljibe 1980:53-54.
[16] JM Sánchez Gordillo. Marinaleda. Andaluces, levantaos. Granada: Aljibe 1980:99-100. [17] “La revuelta cultural”. Sección incluida en el libro de Juan Manuel Sánchez Gordillo. Marinaleda. Andaluces, levantaos. Granada: Aljibe 1980:55.
[18] “La revuelta cultural”. Sección incluida en el libro de Juan Manuel Sánchez Gordillo. Marinaleda. Andaluces, levantaos. Granada: Aljibe 1980:55-56.
[19] “La revuelta cultural”. Sección incluida en el libro de Juan Manuel Sánchez Gordillo. Marinaleda. Andaluces, levantaos. Granada: Aljibe 1980:56.
[20] Fernández Buey F, López Arnal S (editores). De la primavera de Praga al marxismo ecologista. Entrevistas a Manuel Sacristán. Madrid: Los libros de la Catarata, 2004:97-98.

Joan Benach es profesor de salud pública y salud laboral en la UPF, y amigo y colaborador habitual de SinPermiso.
María Menéndez trabaja en el departamento de salud laboral de CC.OO.
Salvador López Arnal es miembro del CEMS (UPF) y colaborador del diario digital Rebelión. J
Jordi Mir es profesor de humanidades en la UPF y miembro del CEMS (UPF).
Carles Muntaner es profesor de enfermería y salud pública en la Universidad de Toronto (UofT).
Benach, Menéndez y Muntaner son miembros de GREDS-EMCONET (UPF, Barcelona).

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

El fin de la ilusión socialdemócrata


Alemania
El fin de la ilusión socialdemócrata

CEPRID


Los socialdemócratas del SPD alemán ya tienen a su candidato para enfrentarse a Angela Merkel en las elecciones de septiembre del año que viene. Es Peer Steinbrück, ex ministro de Finanzas en el primer gobierno de la canciller, uno de coalición entre cristianodemócratas y socialdemócratas entre los años 2005 y 2009. Casi toda su vida política ha ocupado cargos de responsabilidad en temas económicos y de finanzas no sólo en el gobierno federal, sino en los land de Schleswig-Holstein y de Renania del Norte-Westfalia. Es, por lo tanto, el hombre perfecto para que el SPD intente desbancar a Merkel de la cancillería germana y que indica al resto de Europa de qué va la cosa en Alemania: continuar con el control subyacente de la UE y marcar su rumbo económico.
Steinbrück es uno de los máximos exponentes del ala derecha del SPD, si es que hay alguna otra ala en este partido pese a alguna crítica puntual o postura particular en algún land determinado. Ha sido elegido por unanimidad de los 35 miembros del comité ejecutivo para “captar al electorado de centro”, según reconocen en el SPD. Con esta elección, el SPD da lo que también ha sido definido como “un paso adelante” pero, en realidad, son muchos pasos atrás. Otros más en la senda que ya comenzó a transitar a finales de la década de 1990 tras la desaparición del muro de Berlín. Desde entonces hablar de socialdemocracia no es más que una ilusión que se ha mantenido porque al capitalismo le interesa. La socialdemocracia no es más que la otra cara de la moneda capitalista y de ahí que haya habido alternancia política en los gobiernos, eso que eufemísticamente se denomina “centro-izquierda” y “centro-derecha”, pero que no se haya tocado la esencia del sistema capitalista. Quien manda es el capitalismo, y ahora, el financiero.
Steinbrück es, también, el preferido por todos los medios de comunicación alemanes dado que le consideran el máximo representante del “modelo alemán” que viene impulsando su partido desde el año 2003 –el SPD fue el precursor de las políticas neoliberales, los recortes sociales y en dar prioridad al “mercado” antes que al ciudadano- y que con tanto ahínco defiende ahora Merkel, es decir, reducir el gasto público con la excusa de combatir la crisis. Echar un vistazo a todos los editoriales publicados tras su nombramiento es bastante clarificador de lo que nos espera en caso que sea capaz de derrotar a Merkel: elogios y recordatorios de cómo desreguló a los bancos y recortó la asistencia social para ayudar a capear la crisis provocada por la caída de Lehman Brothers que, a su vez, provocó un pequeño terremoto en la banca alemana que se solventó con la puesta en marcha de un fondo de rescate de 480 millones de euros… a costa del contribuyente.
No debe sorprender el amor que le profesan los llamados medios de comunicación porque con este tipo de políticas fue el responsable de la mayor catástrofe sufrida por el SPD en Renania del Norte-Westfalia en toda la historia del partido, de la que sólo se ha recuperado ahora en las elecciones de mayo de este año por el hartazgo con la política de Merkel. El que el SPD recuperase el gobierno de este land se debe no sólo a este factor, que es el determinante, sino también a que su nuevo candidato hizo lo posible por alejarse de lo que Steinbrück hizo y ahora propugna. Por ejemplo, hablando de una política dura contra el sector financiero y por eso ganó. Hubo quien, dentro del SPD, creía que este nuevo dirigente de Renania del Norte-Westfalia, Hannelore Kraft, era el idóneo para que el SPD recuperase su esencia socialdemócrata, pero no fue más que una ilusión. No cuenta con apoyos dentro del máximo aparato del partido. Está bien para un land, no para todo el país porque con su discurso sería “incapaz de acercarse al voto conservador”. El fin de la ilusión socialdemócrata y toda una declaración de principios sobre qué es hoy el SPD.
Eso sí lo hace Steinbrück, que no arremete contra el sector financiero sino que se milita a hablar de una “mejor regulación”. No es extraño. Steinbrück es un hombre muy bien relacionado con empresas como Porsche, Telekom o ThyssenKrupp, de la que ha sido un alto directivo. Y no es extraño que el SPD votase en bloque a favor del “pacto fiscal y de estabilidad” impulsado por Merkel porque, como repiten sin cesar los llamados medios de comunicación, “de votar en contra el SPD se abría situado en la marginalidad política”.
Steinbrück representa un retorno a las mismas y terribles políticas que impulsó el SPD desde 1995 hasta el 2005 –en coalición con Los Verdes, no hay que olvidarlo- en todos los gobiernos que ha tenido, tanto en los land como en el gobierno federal y luego en el gobierno de coalición que mantuvieron la CDU (cristianodemócratas, el partido de Angela Merkel) y el SPD desde 2005 hasta el 2009, cuando la CDU logró la mayoría necesaria para deshacerse del SPD y formar gobierno con los liberales del FPD. Entonces Steinbrück no tuvo ningún empacho en hablar de “regular los mercados financieros” (2008), en su etapa como Ministro de Finanzas, pero no movió un solo dedo para que ello fuese posible. Ahora vuelve a hablar de lo mismo.
8 millones de trabajadores pobres
En todo este proceso, y según los datos de la principal central sindical alemana, la Deutscher Gewerkschaftsbund (DGB), Confederación de Sindicatos Alemanes, la situación laboral se ha vuelto tan grave como en cualquier otro de los países europeos. La precarización laboral afecta a 7’7 millones de trabajadores, con un crecimiento del 45% en los últimos diez años, y son las agencias de trabajo temporal quienes han pasado a casi monopolizar los contratos en detrimento del servicio público de contratación. En esta década, 2002-2012, este tipo de contrataciones ha crecido en un 150%. Los trabajadores pobres ya son 8 millones en la Meca del capitalismo europeo, 2’3 millones de ellos han llegado a esta trágica situación desde 2010 hasta ahora. Esta cifra supone el 23’1% de la población trabajadora de Alemania. Y del total de los 8 millones de trabajadores pobres el 63%, algo más de 5 millones, son mujeres. Para ellas, el gobierno de Merkel viene impulsando los llamados “mini-job”, un trabajo a tiempo parcial que no está sujeto a cotización social alguna por parte de los empresarios. Los “mini-job” no son vistos con malos ojos por el SPD.
Pero, a pesar de reconocer que el SPD tiene una gran parte en la responsabilidad de esta situación, los sindicatos alemanes son reacios a cortar sus relaciones con la hasta ahora socialdemocracia y apuestan de forma clara por el “mal menor”. En ello casi les va la vida porque ha sido la socialdemocracia quien les ha alimentado en épocas de bonanza y les ha permitido moderar el descontento en épocas de flaqueza o cuando ha gobernado la otra cara de la moneda capitalista, el CDU. Como ahora. Sin embargo, hay un sindicato integrado en la DGB que considera que un mal es un mal. Es el caso del metalúrgico IG Metall, que ha dado un paso para ir más allá y ha ganado el pulso que mantenía tanto con el gobierno federal como con la patronal al conseguir un aumento salarial para este año del 4’3%, el doble de la tasa de inflación, convirtiéndose así en un referente para el resto de sindicatos y trabajadores puesto que es el mayor aumento salarial en Alemania desde 1992. Esto no ha gustado en el SPD.
Tampoco hay que sorprenderse por el hecho que el comité ejecutivo del SPD votase unánimemente por Steinbrück como candidato a la cancillería pese a negarse expresamente a precisar cuál sería el programa idóneo para alcanzarla derrotando a Merkel. Nada de mencionar una autocrítica por el comportamiento neoliberal del partido en los años anteriores, nada de hablar sobre si el SPD va a mantener la edad de jubilación en los 67 años o la va a rebajar –una de las principales reivindicaciones de la sociedad alemana- y nada de nada. Steinbrück dice que necesita “espacio para mover sus piernas”, es decir, para “captar al electorado de centro”.
Las primeras iniciativas del candidato socialdemócrata se limitan a conferencias y entrevistas en las que habla de “defender los logros de la democracia” con alguna tímida referencia al “Estado social” . Por supuesto, no especifica cómo. Eso también lo dice sin tapujos Merkel. A pesar de ello los sondeos otorgan al SPD el 29% de los votos que junto al 12% que dan a Los Verdes les colocan con el 41%, mientras que la CDU tendría el 35% y los liberales el 4%. O sea, muy parejos unos y otros. Salvo que se re edite la gran coalición CDU-SPD de 2005-2009, las únicas alternativas posibles para que el SPD alcanzase el gobierno serían o bien la “coalición semáforo” (SPD-Verdes-liberales) o bien una coalición con Los Verdes (nadie duda que se producirá de nuevo) y, además, lograr acuerdos con otras fuerzas políticas. Pero sólo hay dos: el Partido Pirata (7%) y Die Linke (8%). Y Steinbrück ya ha manifestado por activa y por pasiva que no va a aliarse “nunca, nunca” con “los rojos, los estalinistas y los amantes de la República Democrática Alemana”, calificativos todos ellos que ha utilizado para referirse a Die Linke.
El Partido de La Izquierda (Die Linke) ha salido de un proceso duro, después de haber perdido la representación que ostentaba en la mayoría de los land, sobre todo del Oeste del país puesto que mantiene su fuerza en el Este, la ex RDA. Sus porcentajes aquí superan el 15% y hay localidades donde llega al 30% de apoyos. Debe ser a eso a lo que se refiere con desprecio Steinbrück. El 8% que le auguran las encuestas no está mal si se tiene en cuenta que tras la derrota sufrida en las elecciones de primeros de mayo en Renania del Norte-Westfalia se le otorgaba apenas un 6% a nivel federal (en las elecciones de 2009 logró el 12%). Es decir, ha subido dos puntos en tres meses como consecuencia de su renovada apuesta en su reciente congreso de junio de reforzar los planteamientos de izquierda, no debilitarles como planteaba un sector del partido, los “realos”, partidarios de acercarse a los socialdemócratas. Esta postura dubitativa frente al SPD había sumido a Die Linke en un profundo debate interno que había paralizado a la organización en aspectos claves como las reconversiones industriales o cierres de empresas de carbón o acerías. Sin embargo, ahora ha resurgido con fuerza y su apuesta decidida por poner el acento en las cuestiones sociales y económicas frente a las políticas y culturales marca una línea clara entre izquierda y derecha, puesto que ésta es insensible a cuestiones como educación, salud, vivienda y alimentación dignas. El discurso de Die Linke es claro contra los grandes bancos, las corporaciones industriales gigantes y la participación militar de Alemania en países como Afganistán (1). Veremos si las expectativas se cumplen en las elecciones del próximo enero en el land de Baja Sajonia.
El candidato del SPD es el ideal para el capitalismo alemán en estos momentos. La crisis europea también está pasando factura a Alemania, sus exportaciones se resienten. El Institut für Makroökonomie und Konjunkturforschung (IMK), Instituto de Política Macroeconómica, reconoce que la tendencia de Alemania es hacia abajo (ha caído el 3’1% su exportación en los países de la zona euro en lo que va de año) sin que se vean perspectivas de recuperación a corto o medio plazo. Como consecuencia, se acentúan las políticas de austeridad que son la seña de identidad de Merkel y del SPD, puesto que fue este partido quien las puso en marcha durante el gobierno de Gerard Schroeder, y ello conlleva que los trabajadores alemanes se vean cada vez más amenazados con la precariedad laboral, los recortes y los despidos. Aquí merece la pena recordar que durante el gobierno del SPD (1998-2001) el entonces ministro de Finanzas, Oscar Lafontaine, se enfrentó al canciller Schroeder porque lo que quería era dar un giro a la política económica y en vez de potenciar el sector exportador planteó potenciar la demanda doméstica subiendo los salarios y el gasto público. Lafontaine perdió la partida y terminó abandonando no sólo el gobierno en 1999, sino el SPD en 2005 y hoy es uno de los principales puntales de Die Linke.
No se está, por lo tanto, muy lejos de una situación de combatividad –salvando las distancias- como la de los países del sur de Europa. Pero mientras que aquí es controlable, especialmente por la debilidad sindical, en Alemania supondría la defunción de la Unión Europea si los sindicatos la encabezan. Y eso sólo lo puede evitar la socialdemocracia. Esta es la baza que juega el capitalismo. A fin de cuentas, tanto el SPD como la CDU coinciden en considerar que la única solución a la crisis pasa por Alemania y eso significa rectitud fiscal ante todo aunque con alguna diferencia, menor, sobre austeridad y crecimiento.
Hacia el “ordoliberalismo”
El SPD ha renunciado de forma clara a los parámetros clásicos de la socialdemocracia, ya apenas hay referencias ni siquiera a Keynes y se ha adentrando en lo que los economistas conocen como “ordoliberalismo”, una escuela de pensamiento típicamente alemana surgida en los años 1930-40 y que, siendo conservadora y derechista, se diferencia de los neoliberales clásicos en que considera la posibilidad de una cierta regulación de los mercados, sobre todo los financieros. La Tasa Tobin va en esa dirección. A tenor de las declaraciones y proclamas de Steinbrück, esta postura se va a convertir en una de las señas de identidad del SPD. La hasta ahora socialdemocracia europea está virando hacia el “ordoliberalismo”. Defiende cada vez con más ahínco sus planteamientos (política fiscal o algunos aspectos macroeconómicos en manos del gobierno, mientras siguen las privatizaciones del sector público, aunque otras cuestiones quedarían sólo en manos de los empresarios y, en el caso de los sueldos, también de los sindicatos) y este discurso se puede oír con intensidad en ciertas organizaciones hasta ahora socialdemócratas de Francia, España, Italia y Grecia.
Se puede decir, por lo tanto, que las propuestas del SPD, que no son otras que las ya presentadas en 2009 aunque más edulcoradas para “captar los votos del centro”, se han convertido en el punto de referencia para todos los socialdemócratas europeos, especialmente del sur. Significan potenciar las exportaciones a base de reducir la demanda doméstica y el consumo, es decir, salarios más bajos y menor protección social. Y, en síntesis, son las mismas que plantean quienes defienden el neoliberalismo. Lo único que diferencia a los “ordoliberales” de los neoliberales es el grado de austeridad que sería necesario para impulsar y potenciar la exportación puesto que ambos coinciden en la necesidad de reducir el déficit público del Estado para “recuperar la confianza de los mercados”, o sea, del capitalismo. Para los primeros, es imprescindible mantener una cierta estabilidad social, para los segundos da igual el coste porque lo prioritario es el déficit. Pero ambos coinciden en una defensa estricta del sistema capitalista. Pese a la retórica, asistimos al fin de la socialdemocracia y cómo se intenta ocultar su muerte aparentando dar un paso adelante cuando, en realidad, se dan dos –o más- pasos atrás.
Nota:
(1) Alberto Cruz, “Alemania: Sin perdón (con la socialdemocracia y otras hierbas)” http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article1470
Alberto Cruz es periodista, politólogo y escritor. Su último libro es “La violencia política en la India. Más allá del mito de Gandhi””, editado por La Caída con la colaboración del CEPRID. 
Fuente: http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article1545


La izquierda difusa



A principios de los años ochenta, Marco Pannella, principal dirigente del Partido Radical italiano, seguidor de Gandhi, activista por los derechos civiles y persona bastante confusa, recuperó para la política aquella vieja máxima que decía: “Si no puedes vencer a tu enemigo, acuéstate con él…”. El genial Leonardo Sciascia y otros intelectuales italianos creyeron a Pannella desencantados con la política de los partidos de izquierda, sin darse cuenta que al Partido Comunista Italiano se le había impedido gobernar en numerosas ocasiones por órdenes directas de Estados Unidos, órdenes que acataron los partidos republicanos y socialistas de aquel país sin rubor alguno. Las propuestas “renovadoras” de Pannella no llevaron a ninguna parte y el boicot yanqui al gobierno comunista en Italia llevó a la descomposición y desaparición de todos los partidos tradicionales italianos, incluido el comunista, y a la situación increíble en que vive Italia desde que un tipo como Silvio Berlusconi llegó al poder con los votos del pueblo italiano. La democracia había comenzado a dejar de serlo para convertirse en una parodia macabra al servicio de la oligarquía más ruin, cruel y patética de Italia y de la UE.

Cito aquella célebre frase de Pannella porque el mensaje que lanzaba con ella no tenía nada novedoso. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, esa fue la forma de hacer política de la socialdemocracia europea: Puesto que no queremos saber nada del régimen imperante en la URSS –argumentaban sus principales dirigentes- ni que exista contagio alguno, nos acostaremos con los poderosos, hablaremos, comeremos, bailaremos y nos fumaremos –llegado el caso- unos porritos con ellos para intentar hacerles ver que es mejor que hagan concesiones a las clases trabajadoras para convertirlas en clases consumidoras que el virus soviético. En principio, la estrategia no estaba mal pensada, pero claro, cuando uno se acostumbra a dormir, comer, fumar y folgar con tu poderoso antagonista político, algo, inevitablemente se te tiene que pegar de él, de modo que a la vuelta de unas décadas nos encontramos a los socialdemócratas poniendo en práctica políticas económicas regresivas al más puro estilo de la Escuela de Chicago. No seré yo quien diga que todos son iguales, pero lamentablemente esa es la percepción que recibe una ciudadanía cada vez más inculta, perpleja, pobre y dividida. Acostarte con tu enemigo puede estar bien si se trata de algo momentáneo para conseguir un objetivo concreto, pero es asunto peligroso cuando esa cohabitación coyuntural de convierte en costumbre porque normalmente se suele producir un corrimiento ideológico hacia el lado del poderoso, de modo que la derecha sea cada vez más extrema y la izquierda con posibilidades actuales de gobernar, menos izquierda.

Pongamos un ejemplo bastante visible: Joaquín Almunia. Este señor fue militante de UGT y del PSOE, ministro de Trabajo y de Administraciones Públicas, cargos que ejerció con más pena que gloria, y en la actualidad es comisario europeo –las minúsculas estás escritas adrede- de la competencia. Joaquín Almunia no es que se haya acostado con su enemigo, es que ahora mismo es el enemigo, porque pocas personas como él interpretan tan a la perfección el “cántico espiritual” de la ortodoxia de los mercados. Si tuvo ideología, la perdió en el camino; si alguna vez creyó en el ser humano, se lo merendó en un almuerzo de trabajo; si en ocasiones levantó el puño y se atrevió a cantar La Internacional -¡¡qué horror!!!- fue un despiste perfectamente achacable a los furores incontrolables de la adolescencia y la juventud, un pecado venial que una persona como él, formada en la universidad jesuítica de Deusto, sabe bien como limpiar sin dejar mácula en su expediente. Sonriente, cínico, distante, alejado de todo lo que huela a pueblo -¡¡¡ufff, qué pesadilla!!!-, erigido en juez infalible dicta sentencias conminatorias en perfecta connivencia con agencias, bancos y demás fantasmas cotidianos de nuestras vidas y haciendas contra aquellos países que están más asediados por la crisis, sin que jamás se le haya oído en los últimos años una palabra contra la tiranía de los mercados, contra sus efectos devastadores sobre las clases trabajadores o la privatización del Estado del bienestar que está llevando a cabo la comisión europea de que forma parte y que nadie ha elegido salvo que consideremos electores universales a Ángela Merkel y los desaprensivos que manejan la libre circulación de capitales y de la explotación, y que han puesto la política al servicio de las grandes corporaciones. Y es que treinta y tres años ejerciendo la política burlona y renegando de principios ideológicos que uno dijo un día defender son muchos años. Lo mismo podríamos decir de Soares, Rocard, Fabius, Blair, Brown, Prodi o el último Zapatero, que olvidaron, o nunca supieron, en qué lado de la “barricada” estaban.

El caso del Sr. Almunia es paradigmático y creo representa muy bien lo que ha ocurrido con la socialdemocracia europea desde mediados de los ochenta, aunque conviene hacer una precisión en el caso español. Aquí partíamos casi de la nada después de cuarenta terribles años de dictadura, muerte y lobotomía generalizada, y todo lo que tenemos, o queda, de eso que llaman Estado del bienestar se debe a los gobiernos socialdemócratas, desde la universalización de las pensiones y la asistencia sanitaria, hasta la creación de infraestructuras, la construcción y restauración de una magnífica red de teatros públicos, la igualdad de derechos entre homo y heterosexuales, la ley del aborto o la multiplicación de las universidades en todo el Estado. Dicho esto, me parece adecuado recordar que el ideario republicano-socialista –que conformó el pensamiento socialdemócrata- siempre tuvo dos ejes esenciales, uno el que afectaba a la mejora de las condiciones de vida de las clases trabajadoras, de los marginados y excluidos; y otro, tan fundamental como el primero y que debería correr a la par, la educación del pueblo. Por muy bien que viviese un pueblo, decían los viejos socialistas, jamás sería libre si ese bienestar no iba acompañado de uno paralelo en su formación, en su educación, en su cultura, en su Humanización. Pues bien, la socialdemocracia española y europea, se olvidó de esta segunda parte fundamental, y a fuerza de acostarse con el enemigo comenzó a aplicar medidas políticas y económicas propias del antagonista político: Abandonemos a su suerte a la Escuela Pública, demos apoyos y dineros suficientes para que “la Iglesia y otras corporaciones financieras” se hagan con la Educación, consintamos que quienes tienen competencias para ello construyan escuelas públicas de tres al cuarto y que las concertadas luzcan esplendorosas con los dineros de todos; admitamos que el clero y quienes montan colegios para lucrarse han cambiado y lo hacen por puro altruismo, que son demócratas de toda la vida y que pueden cumplir con esa función vital tan bien o mejor que el Estado, que no tienen ningún empeño en controlar y manejar conciencias. El primer paso hacia la pérdida de identidad de los partidos socialdemócratas, el más terrible de todos porque hipotecaba el futuro, estaba dado. Después vendrían, sin demasiado esfuerzo, los demás.

Conquistada la Educación por las fuerzas ideológicamente enemigas sin ningún tipo de lucha, la socialdemocracia siguió quitándose ropa, y lo siguiente fue llamar libertad de prensa y de expresión a que unas personas, instituciones o empresas privadas con muchísimo dinero pudiesen tener los periódicos, las radios y las televisiones que quisieran, es decir, que tuviesen los instrumentos claves para el control y la formación de la opinión pública. De la noche a la mañana, el número de cadenas de televisión-basura se multiplicaron en Europa como los peces y los panes en las bodas de Canaán, todas con igual ideología, todas con idénticos propósitos, todas obedeciendo sin rechistar a la voz de su amo. Controlada la Educación y los medios de comunicación de masas en un mundo globalizado y dirigido por y desde arriba por personas y grandes corporaciones de todos conocidas, se trataba de de dar el paso definitivo para asfixiar a los Estados para que, mermados sus ingresos mediante la parálisis económica premedita, la ciudadanía domesticada e indolente viese como un mal menor inevitable la privatización de todos los servicios públicos esenciales, es decir la transformación de los derechos a la Salud, la Educación y una vejez digna en el mayor negocio jamás conocido.

¿Colaboraría en esa tarea la socialdemocracia? No creo que de buen grado, pero hay que volver a aquella consigna de Marco Pannella y recordar lo que ocurre cuando compartes cama y condones, mesa y mantel durante mucho tiempo con quien en principio era tu enemigo acérrimo. Es entonces cuando se admite que no hay alternativas, cuando se es consciente de que la actual política económica lleva a la ruina general; que el endeudamiento es la muerte, pero no se actúa contra los que lo propiciaron fomentando la especulación financiero-inmobiliaria; que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, cuando en los “años buenos” no bajo el índice de pobreza ni una décima; que hay que recortar aunque nosotros no tocaremos Educación, Sanidad y pensiones, salvo que sea necesario. Y ahí está la clave porque ya te has corrido tanto hacia la derecha, te has olvidado tanto de tus orígenes, de por qué hace 140 años tus antecesores se unieron para hacer un mundo mejor para todos, que casi nadie aprecia matices al dejar al socialismo sin el necesario componente utópico que creaba esperanzas, fuerzas para seguir luchando y los lazos fraternales indispensables para que el mundo evolucione y progrese en libertad y justicia; al crear un vacío ético que se cimentaba sobre el ejemplo personal, sobre aquellas personas que demostraban con sus actos que sólo estaban en política por el interés general y en ningún caso por el personal y que la corrupción era la antítesis de tu ideal. Pero es más, renuncias por completo a tu ideología cuando no cuentas –seas del país que seas, sin ambigüedades- que quienes prestaron a los países periféricos para burbujas inmobiliarias y otras especulaciones, se jugaron los dineros a la ruleta, igual que el que va al casino y a veces gana y las más pierde, y en ésta han perdido; porque no eres capaz de decir que la mayoría del pueblo no tiene deudas ningunas que pagar, que la deuda es de los bancos, que tienen que ser nacionalizados y sus gestores enjuiciados; porque ocultas que nunca, jamás de los jamases, se volverá a crear empleo digno mientras las reglas de juego no sean las mismas para todos, es decir que si aquí se paga lo que dice un convenio, se paga sanidad, paro y pensiones, en China, Corea, Taiwan y La India tienen que hacer lo mismo si quieren que compremos sus productos, del mismo modo que cuando se juega al fútbol, si el defesa toca el balón con la mano dentro del área es penalti sea aquí en Madagascar, en el Río de la Plata o en Pekín; porque olvidas y desprecias la ideología que dices tener y empujas a la ciudadanía hacia el peligrosísimo populismo cuando no planteas –tal como están hoy las cosas- la eliminación sin excepción alguna de cualquier tipo de prebendas de los cargos y representantes públicos, cuando no atacas la corrupción a quemarropa, cuando abandonas a parados inmigrantes, jóvenes y trabajadores precarios a su suerte, cuando tu acción política –que desde luego choca con el monopolio derechista de todos los medios de socialización- no ilusiona, no emociona, no crea expectativas de futuro y, lo que es peor, está provocando que cada día más personas se pasen a las filas del enemigo o del nihilismo.

Los partidos socialdemócratas europeos –es un canto al sol, pero por intentarlo que no quede- tienen que volver a Pablo Iglesias, a Jean Jaures, Rosa Luxemburgo, García Quejido, Seailles, Guesde, Víctor Bach, Ferrer i Guardia, Anatole France y a tantos otros que lo dieron todo por mejorar la vida de los más oprimidos, porque ellos siempre tuvieron claro quién y dónde estaba el enemigo, porque nunca se acostaron con él y lo combatieron en todos los frentes, desde la nada, porque abominaron de los nacionalismos como esencialmente contrarios a los intereses de los trabajadores, porque no alimentaron confusiones. Porque hoy, queridos amigos, estamos más cerca de 1900 que de 1980 y de seguir por este rumbo, la desaparición, sin que haya un sustituto claro, de los partidos socialdemócratas es cuestión de unos pocos años, y personalmente, creo que no será una buena noticia. Cuando un partido socialista gobierna debe hacerlo en socialista, y si los poderes fácticos lo impiden, dimitir y denunciarlo. Desde la oposición, sin hacer ni una sola concesión más a los plutócratas, recuperando el terreno perdido, se puede cambiar el mundo: En el caso español, negar la legitimidad de la deuda, luchar para que los Estados controlen y regulen las transacciones financieras y pongan tasas al libre comercio, denunciar la sumisión a la dictadura de los mercados dirigida en Europa por Ángela Merkel, exigir la paralización de los desahucios y combatir por todos los medios los presupuestos de 2013 sería una buena forma de recomenzar.


Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

La solidez político-filosófica de un comunista imprescindible


Francisco Fernández Buey, la solidez político-filosófica de un comunista imprescindible

Nou Treball

Pasa con los grandes, con los que sabemos que serán clásicos del pensamiento y la acción en poco tiempo. Hay tantos nudos, tantos vértices, tantas caras en su denso, complejo y poblado poliedro que cualquier aproximación a su obra, a su hacer, a su ser, tiene el riesgo de rozar la injusticia. En el caso de Francisco Fernández Buey (Palencia, 1943; Barcelona, 2012) el riesgo de multiplica por 69, los años que vivió, amó, ayudó y combatió el amigo y compañero de Manuel Sacristán. Amor y revolución fue uno de sus lemas.
FFB es más, mucho más que su enorme obra, una obra que abarca, aparte de sus artículos, editoriales, notas y entrevistas imprescindibles, las figuras de Antonio Gramsci, Lenin, Bordiga, Pannekoek y Della Volpe; su exhaustivo conocimiento de Bartolomé de las Casas y la época de La gran perturbación; la filosofía y la sociología de la ciencia (uno de sus grandes libros es La ilusión del método); la universidad democrática; la utopía emancipatoria; Albert Einstein, ciencia y consciencia comprometida; el pacifismo antimilitarista; el ecocomunismo anticapitalista (su prólogo al último libro de Jorge Riechmann sobre la llegada del socialismo en bicicleta es uno de sus mejores textos); la crítica a los tribunos; los movimientos sociales altermundistas; la aproximación crítica y documentada al marxismo analítico y al marxismo cientificista; la poliética; una sensibilidad poco usual hacia el movimiento feminista (Paco se hacía llamar Paca en ocasiones). Etcétera, largo y diverso etcétera.
FFB es mucho más, decía, que su obra escrita, porque Paco (así le llamaban sus amigos y conocidos, cuesta lo suyo llamarle Francisco Javier Fernández Buey) fue, además de un escritor excepcional que usaba un magnífico y hermoso castellano, un filósofo de primera magnitud, un marxista sin ismos pero con una enorme pulsión socialista que conocía al detalle mil momentos esenciales de la historia de los comunismos del siglo XX (apuntó en más de una ocasión la necesidad –y justicia- de escribir con urgencia el “libro blanco” del comunismo del siglo XX, nos regaló incluso un guión para una película con ese fin), un militante fuertemente vinculado al movimiento obrero que habló como pocos de federalismo y autodeterminación, un agudísimo crítico de cine, poesía y literatura (un vértice de su obra no siempre recordado), un prologuista como ha habido pocos (véanse, por ejemplo, sus introducciones a la obra de Ernesto Guevara, Gramsci, Sacristán o Simone Weil), FFB ha sido, además de todo y junto a ello, un maestro de generaciones de ciudadanos y ciudadanas y no sólo del ámbito académico donde, por supuesto, ha sido un profesor excepcional, de los que dejan huella en todas las bases y largas cadenas de nuestro ADN… Y para siempre. ¿Qué levante la mano alguien que haya escuchado a Paco, a Francisco Fernández Buey en una conferencia, en una clase, en una intervención política, y no haya deseado escucharle otra vez, leer sus escritos, saber más de él y de su obra? Hay muchos puños levantados pero seguro que no hay ninguna mano alzada.
Y FFB ha sido un maestro de la forma en que los grandes lo son. Con el ejemplo. Haciendo y pensando con consistencia. FFB llegó a Barcelona a principios de los años sesenta del siglo pasado y se convirtió por su compromiso, por su entrega, por su entusiasmo, por su racionalismo temperado y enrojecido, en uno de los estudiantes esenciales de aquel gran movimiento democrático, antifranquista, repleto de estudiantes comunistas, que fue el Sindicato Democrático de Estudiantes de Barcelona. Lo pagó caro, nada era gratis. Aparte de algunas delicadezas violentas de Creix el torturador y de sus fieles y serviles colegas, hizo unos dos años de mili en el Sáhara, entonces colonia franquista, por su atrevimiento antifascista. Compartió destierro con Quim Boix y Paco Téllez. Ni que decir tiene que incluso, en circunstancias tan adversas, FFB –como Quim y el otro Paco- siguieron militando en territorios donde la infamia, la ignominia, la persecución y la salvaje represión eran monedas corrientes, marcas de aquella casa y de aquella dura época donde, a diferencia de otros, algunos y algunas practicaban la resistencia no silenciosa.
Vinieron luego muchos aventuras políticas e intelectuales. FFB fue esencial en la colección Hipótesis de Grijalbo, en el surgimiento de la revista Materiales, en mientras tanto, en El Viejo Topo, y en cien lugares más. Dejó de militar en el PSUC porque nunca le convencieron ni el eurocomunismo ni las posiciones políticas que la dirección del PSUC y el PCE mantuvieron durante los años, ciertamente difíciles, de la transición-transacción. No por ello dejó de colaborar una y mil veces en el que consideró partido esencial en la lucha contra el fascismo y por el socialismo. Un partido muy suyo que llevaba incrustado en su alma.
De su marxismo, un marxismo-sin-ismos-pero-con-mucha-alma-comunista, del marxismo del autor de Marx (sin ismos), dice lo esencial una reflexión epistolar en la que señaló que la inspiración moral era lo primero en Marx y en todos los marxistas importantes. El coautor de Redes que dan libertad lo expresaba así: “el marxismo empieza siendo un filosofar sobre la práctica humana, una filosofía moral, la cual, para hacer razonada (o razonable) la justa pasión igualitaria de los de abajo, se va configurando sucesivamente: a) como historia crítica de las ideologías, b) como antropología filosófica con atención a lo económico-social, c) como economía sociohistórica, d) como antropología histórico-filosófica con intención científica”. En esta configuración, había tres elementos que se reiteraban: la afirmación materialista, la vocación científica y el punto de vista o estilo dialéctico.
¡Arden las pérdidas!, escribió su amigo y compañero Víctor Ríos, tomando pie en Antonio Gamoneda, un poeta muy del gusto también de Francisco Fernández Buey. Su pérdida sigue ardiendo. No habita el olvido, nunca habitará el olvido en el hacer, en la obra, en el internacionalismo, de un comunista imprescindible en la historia de la izquierda catalana-española y mundial.
Paco Fernández Buey, entre muchas más cosas, nos ayudó a todos a no ser unos pingos almidonados. ¡Le hemos querido tanto! ¡Le debemos tanto!


ONU cumple aniversario entre turbulencias y sin reforma

Naciones Unidas cumple hoy 67 años de fundada, los últimos 20 de ellos envuelta en reiterados e infructuosos debates sobre una reclamada reforma del Consejo de Seguridad aún lejos de convertirse en realidad.

  
Por Victor M. Carriba

Naciones Unidas, 24 oct (PL) 
ONU
Naciones Unidas cumple hoy 67 años de fundada, los últimos 20 de ellos envuelta en reiterados e infructuosos debates sobre una reclamada reforma del Consejo de Seguridad aún lejos de convertirse en realidad.

Dos décadas de esfuerzos que no han conseguido variar en nada la composición de ese órgano ni las desigualdades y privilegios implantados desde su creación tras el fin de la II Guerra Mundial y reforzados durante el posterior período de la guerra fría.

Sin embargo, "el mundo atraviesa un período de profunda inestabilidad, transición y transformación", como afirmó ayer el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en su mensaje con motivo del nuevo aniversario del organismo mundial.

"La inseguridad, la desigualdad y la intolerancia se están extendiendo. Todo ello está poniendo a prueba a las instituciones mundiales y nacionales", admitió el máximo responsable de la ONU.

Desde su primera sesión en enero de 1946, el Consejo de Seguridad solo realizó una modificación en su estructura (1976) al elevar de seis a 10 la cantidad de miembros rotativos, sin alterar el derecho de veto que ostentan los permanentes.

Buena parte de los actuales 193 Estados miembros, en particular los subdesarrollados, reclaman incrementar los actuales 15 escaños del Consejo en las dos categorías hasta un total de 25-26 asientos.

Ese aumento está en correspondencia con el crecimiento del número de países que forman parte de la organización: de 51 en el momento de la fundación en la ciudad norteamericana de San Francisco, a los 193 del presente.

Un amplio espectro de la membresía considera injustificable que regiones enteras como África y América Latina y el Caribe no cuenten ni con un representante permanente.

En el primer caso, la contradicción cobra mayor fuerza por el hecho de que más de la mitad de los temas de la agenda del Consejo de Seguridad están relacionados con el continente africano.

Otra coincidencia existente a la hora de discutir la reforma de ese cuerpo radica en la necesidad de eliminar el privilegio del veto de los miembros permanentes (Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Rusia y China) por resultar una prerrogativa anacrónica y antidemocrática.

Pero ante la poca probabilidad de que eso suceda, existe la iniciativa de otorgar ese derecho también a los nuevos integrantes permanentes que surjan de la reforma, pues la creación de esos asientos sin veto equivaldría a añadir otra categoría con un estatus inferior al de los actuales vitalicios.

La exigencia de una reforma del Consejo de Seguridad incluye la realización de una profunda transformación de sus métodos de trabajo para hacerlo más representativo, democrático y transparente.

Ese reclamo se sustenta en duras críticas a la reiterada intromisión del órgano en las funciones de otras instancias como la Asamblea General y al uso que algunos miembros permanentes hacen de sus prerrogativas para promover intereses nacionales, más allá de los principios de imparcialidad y no selectividad.

Los actuales integrantes no permanentes son Colombia, Suráfrica, India, Alemania, Portugal, Guatemala, Marruecos, Togo, Pakistán y Azerbaiyán.

Los cinco primeros abandonarán su asiento a finales de este año y serán sustituidos el 1 de enero por Argentina, Ruanda, Surcorea, Luxemburgo y Australia, electos la semana pasada para ocupar un escaño durante el período 2013-2014.

Por América Latina, los países fundadores de la ONU fueron Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.

ocs/vc
 

Venezuela: El reto de la inflación

Grandes retos de la economia Venezolana


Por Mario Esquivel

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Caracas, 24 oct (PL) La economía venezolana, caracterizada por el componente petrolero y un presupuesto que prioriza el gasto social, tiene hoy en las presiones inflacionarias el principal reto a superar para mantener la tendencia a la expansión.

Las cifras muestran que el gobierno espera para el ejercicio fiscal del 2013 una asignación presupuestaria de 396 mil 406 millones de bolívares (92 mil 187 millones de dólares), con un aumento interanual del 33,1 por ciento.

En ese sentido, el 37,3 por ciento de la suma total se orientara a la inversión social, con un valor promedio del petróleo de 55 dólares el barril como referencia a la hora de diseñar la estrategia de gastos e ingresos.

El tema pendiente esta en la inflación, con pronósticos que oscilan entre 14 y 16 por ciento para el venidero año, la cual seria inferior a las previsiones del 2012 (20-22 por ciento).

Asimismo, en el ejercicio fiscal del 2011 el negativo indicador cerró en el 27,6 por ciento, uno de los más elevados en toda la región latinoamericana.

No obstante, esas cifras representan un paso de avance respecto a los resultados del Indice de Precios al Consumo (IPC) durante la segunda gestión presidencial de Carlos Andrés Pérez (1989-1993), cuando marco un promedio del 45,3 por ciento.

Mientras, en el segundo mandato de Rafael Caldera (1994-1999) la tasa inflacionaria alcanzó el 60 por ciento.

Economistas críticos del gobierno consideran la devaluación de la moneda nacional -situada en 4,30 bolívares por dólar- como alternativa para frenar el avance del IPC, lo cual esta descartado por el Ejecutivo.

Unido a ello, cuestionan la política oficial de gasto publico, sin tomar en cuenta las enormes carencias sociales que enfrentó el presidente Hugo Chávez a su llegada al poder, herencia de administraciones anteriores.

También el Fondo Monetario Internacional (FMI) manifestó su posición, al advertir que las inquietudes en torno a los riesgos de mayor inflación son especialmente agudos en Venezuela y Argentina, que no han adoptado políticas visiblemente más restrictivas.

Por tal motivo, dijo el ente multilateral, el IPC se mantiene en niveles elevados.

Sin embargo, ignoran que Venezuela es uno de los países con el salario mínimo mas elevado de la región, tras un incremento del 32,3 por ciento en el actual año.

Según el Instituto Nacional de Estadísticas, la remuneración promedio se acerca a los tres mil bolívares (697 dólares), al incluir los aportes de los cupones de alimentación.

Los esfuerzos del gobierno apuntan, sin duda, a llevar la tasa de inflación a un digito, para lo cual se impone el fomento de las capacidades productivas nacionales con vistas a satisfacer la creciente demanda del mercado.

mgt/mem/ema

Bajo presión popular, Congreso panameño deroga ley privatizadora

Bajo presión popular, Congreso panameño deroga ley privatizadora
  
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Panamá, 28 oct (PL) El pleno de la Asamblea Nacional de Panamá aprobó hoy con 59 votos el proyecto que deroga la polémica Ley 72 de 2012 sobre venta de tierras de la Zona Libre de Colón responsable de manifestaciones, muertes y saqueos.


Fue el último debate de la ley sancionada el 19 de octubre por el presidente Ricardo Martinelli en tres horas después de aprobada por la Asamblea Nacional en 37 minutos y un irregular proceso, la cual provocó un sangriento conflicto en Colón que se extendió a todo el país.

El reclamo por su derogación fue unánime desde antes de que el mandatario la sancionara, pero aún así la firmó y a las pocas horas desapareció del país para iniciar una gira asiática de la cual regresó hoy en la madrugada.

La represión policial, para lo cual el gobierno movilizó a sus efectivos de la frontera, dejó cuatro muertos, un número aún no determinado de heridos y cientos de detenidos, solamente 238 el último día en la capital donde se produjeron los principales asaltos a comercios y saqueos.

La oposición política y las organizaciones sociales culpan al gobierno por sancionar la ley que la gente no quería, por mantenerla vigente durante casi 10 días de virtual guerra civil, y de provocar esta última pues estaba consciente de que sucedería.

Las demandas por abuso de poder, violación de los Derechos Humanos, inconstitucionalidad de la referida ley, las muertes ocurridas, los daños causados a la economía y al pueblo, suman casi un centenar en instancias judiciales en Colón y en la capital, y algunas incluso en organismos internacionales.

Durante la sesión de la Asamblea, que comenzó a las 00:09 hora local de este domingo y terminó dos horas después, 17 diputados hablaron durante 10 minutos cada uno. La propuesta de derogación debe ser sancionada por Martinelli y publicada en Gaceta Oficial.

mh/lma

EL DUARTE DE MIGUEL NÚÑEZ

DANIEL BALCÁCER: EL DUARTE DE MIGUEL NÚÑEZ

De  Juan Pablo Duarte  solo se conoce una fotografía hecha en  Caracas  en 1873 cuando el patricio contaba con 60 años de edad.  A...