28 de Julio de 2003 • Edición número 1,316 |
El siguiente articulo,el "PRD,la Nueva Torre de Babel," fue publicado en la revista Ahora el 28 de julio de 2003;al leerlo todo hace pensar que fue publicado ayer. Sucede que ocurre lo mismito de aquel entonces de 2003.
El lenguaje de los pepehachistas, que quieren imponer a Hipólito Mejía como candidato en una convención, no es comprendido por los antireeleccionistas, quienes prefieren un plebiscito para conocer la voluntad de la mayoría del partidoConforme a las Sagradas Escrituras, libro de Génesis, capítulo 11, los hijos de Noé intentaron construir en Babel (nombre en hebreo de Babilonia) una gran torre para subir al cielo. Pero el Todopoderoso, al enterarse de la osadía, resolvió acabar con esa absurda tentativa dotando de diferentes lenguas a todos los que allí estaban, rompiendo de esa manera la comunicación entre ellos, y la empresa fracasó.
En el umbral del siglo 21, en el oficialista Partido Revolucionario Dominicano (PRD) no se construye ninguna torre, pero los precandidatos presidenciales, por un lado, y el presidente Hipólito Mejía y su PPH, por el otro, parecen hablar lenguajes muy diferentes.
La repostulación presidencial es la manzana de la discordia, que mantiene a la organización sumida en el caos.
Las palabras no tienen la fuerza del entendimiento en el PRD y las técnicas de la persuasión y la retórica no funcionan entre las partes en pugna. Esto ha creado todas las condiciones para que sus dirigentes acudan a las tradicionales negociaciones que a lo largo de la historia de este partido se han dado antes y después de cada convención, porque hay que repartirse el pastel entre la confederación de grupos que gravitan en su interior.
Los perredeístas saben que tienen que seleccionar su candidato presidencial en el escenario de la vigésima convención, pero faltando apenas diez meses para las elecciones nacionales aún no se sabe cuándo, cómo, con quiénes y de qué manera realizarán su consulta interna.
Los encarnizados enfrentamientos entre el PPH, que es la corriente oficialista, y los aspirantes a la candidatura Hatuey De Camps, Milagros Ortiz Bosch, Enmanuel Esquea, Ramón Alburquerque, Rafael Flores Estrella, y José Rafael Abinader, que hacen causa común contra la reelección y abogan por la alternabilidad, mantienen un tranque en la organización que más pronto que tarde será resuelto mediante un conciliábulo en el que se repartan los cargos en el partido y en el Gobierno.
ESTATUTOS OBSOLETOSLos estatutos del PRD son tan viejos como la institución misma, con muchas cosas que en los nuevos tiempos no tienen razón de ser y especialmente porque sus principales mandatos no son cumplidos. Pese a que son el alma de la organización, su contenido es aplicado sólo para conveniencias particulares y coyunturales.
El Comité Ejecutivo Nacional es el máximo organismo deliberativo del PRD, que tiene entre sus atribuciones convocar la convención. Sin embargo, el artículo 29 de los estatutos establece que debe reunirse una vez cada tres meses y la última vez que este organismo se reunió fue en julio de 1999 para convocar la asamblea nacional de delegados que proclamó a Hipólito Mejía y Milagros Ortiz Bosch, candidatos presidencial y vicepresidencial para las elecciones de mayo del 2000. También escogió a Hatuey De Camps como presidente del PRD y a Rafael Suberví Bonilla como secretario general.
La Comisión Política tiene entre sus tareas fundamentales determinar las tácticas, conducir las tareas cotidianas y fijar las posiciones institucionales ante los temas internos o de trascendencia nacional; debe reunirse cada siete días, de conformidad al artículo 35 de los estatutos, pero esto no ocurre así. La Comisión Política lleva más de tres meses sin “dar un golpe”.
El Presidium es el organismo de más alto nivel, integrado por el presidente y presidente en funciones, los vicepresidentes, el secretario general y los secretarios nacionales de organización y comunicación, y los líderes parlamentarios. El artículo 34 refiere que el Presidium es el organismo de más alto nivel que tiene a su cargo, entre otras prerrogativas, la integración del gabinete de Gobierno y el establecimiento de líneas políticas frente a gobiernos nacionales y al país. En los tres años que lleva la administración de Hipólito Mejía no se ha consultado el Presidium para la toma de decisiones.
El artículo 26 habla del Pleno Nacional de Dirigentes, cuyos integrantes son los mismos que componen las instancias antes mencionadas, igual que sus atribuciones, por lo que no se percibe la razón de ser de este organismo.
El extinto líder José Francisco Peña Gómez encabezó personalmente la XVII Convención Nacional Extraordinaria donde se aprobó: “Prohibir la reelección en dos períodos consecutivos de los legisladores y síndicos que pertenezcan al partido a partir del año 2002, es decir, tomando como referencia o punto de partida el período constitucional que inició el 16 de agosto de 1998”.
También se estableció la incompatibilidad de las funciones públicas con las del partido, al establecer en el acápite B) de dicha Convención: “Ampliar el principio de la incompatibilidad entre el ejercicio de un cargo en el partido y una función pública para extenderlo, mientras el PRD esté en la oposición, a las funciones legislativas y municipales”.
En el PRD apenas el presidente Hatuey De Camps y los secretarios de organización, Rafael Gamundi Cordero; electoral, Henry Mejía, y de educación, Ivelisse Prats, no ocupan funciones públicas. Todas las demás autoridades del partido, incluyendo los vicepresidentes, ocupan una función pública o una curul en el Congreso.
EL DEDO DE PEÑA GÓMEZEl dedo de José Francisco Peña Gómez estuvo siempre por encima de las disposiciones estatutarias y hasta de los resultados de la voluntad de la mayoría expresada en una convención, en muchos casos para imponerse a sí mismo como candidato a síndico (en 1982 y 1998).
Peña Gómez ejerció un liderazgo sólido que se expandió a raíz de que todas las tendencias depositaron en él plenos poderes para lograr la reunificación del PRD, dividido desde 1989 luego que Jacobo Majluta se fuera y fundara el Partido Revolucionario Independiente (PRI).
Pero Peña Gómez no resolvía los problemas del PRD de manera institucional, sino mediante el dedo y con fórmulas salvadoras que reconocían el triunfo de una parte y daban a los contrincantes el control de la organización o cargos en futuros gobiernos.
El extinto líder perredeísta también fue el ideólogo del “dos y dos”, que consistió en que gran parte de los candidatos a senadores, diputados, síndicos y regidores para las elecciones de 1998 ocuparan sus puestos por dos años y luego fueran reemplazados por otros compañeros en los dos años restantes del periodo constitucional. Esta fórmula generó también crisis en el PRD, que no se agravaron gracias a que Hipólito Mejía ganó los comicios del 2000 y los afectados por el “dos y dos” pasaron a ser funcionarios del nuevo gobierno.
Cronología de las negociaciones en el PRDEn 1962. El PRD realiza su primera convención y se origina la primera crisis interna porque los 485 delegados participantes escogieron a Juan Bosch, candidato presidencial, Buenaventura Sánchez, candidato vicepresidencial, y a Angel Miolán, presidente de la organización. Bosch no quiso a su compañero de boleta e impuso a Segundo Armando González Tamayo.
En 1964. La pérdida del poder llevó a los dirigentes del PRD a presionar por puestos ejecutivos, por lo que José Francisco Peña Gómez dirigió la tercera convención y para saciar las apetencias personales se crearon la Comisión Ejecutiva Nacional, el Comité Político y el Comité Disciplinario.
En 1969. Se convoca a elecciones internas en la clandestinidad y se produjo una repartición de cargos, donde la tendencia de Antonio Guzmán Fernández logra la mayor cantidad de miembros en el CEN. Juan Bosch estaba fuera del país y retornó con el propósito de “quitarle las garrapatas al buey”.
En 1977. En la octava convención se produce un tranque porque ninguno de los tres precandidatos presidenciales: Guzmán Fernández, Jacobo Majluta y Salvador Jorge Blanco ganaron la convención. Peña Gómez propuso que el que quedara primero fuera el candidato, el segundo lugar ocuparía la vicepresidencia y el tercero la senaduría del Distrito Nacional para las elecciones de 1978. Guzmán y Majluta se aliaron logrando la mayoría de los miembros del CEN y los cargos congresuales y municipales, mientras a Jorge Blanco se compensó con la presidencia del PRD y la senaduría de la Capital.
En 1981. Jorge Blanco gana la convención y es proclamado candidato presidencial para las elecciones de 1982, pero Majluta se resiste forzando una negociación que le permitió obtener la presidencia del PRD, la senaduría por la Capital y la mayoría de los cargos congresuales y municipales para los guzmanistas. Peña Gómez también fue el auspiciador del entendimiento.
En 1985. Se registra la más desgarradora lucha interna en el PRD en la convención para elegir el candidato para las elecciones de 1986. Tanto Peña Gómez como Majluta se declararon ganadores del certamen y la salida fue la repartición de cargos mediante el “Pacto de la Unión”, propuesto por Jorge Blanco, mediante el cual Majluta fue el candidato presidencial, a Peña se le cedió el control del PRD y la mayoría de los cargos congresuales y municipales, y a Jorge Blanco se le otorgó la senaduría de la Capital, que recayó sobre su esposa Asela Mera, y Hatuey De Camps pasó a ocupar la secretaría general del PRD.
En 1990. Peña Gómez encarna un liderazgo absoluto en el PRD y vuelve a negociar ofreciéndole a Jacobo Majluta y al PRI compartir el poder con su fórmula del “2 y 2”, pero éste no aceptó y por primera única vez el PRD quedó en el tercer lugar en las elecciones nacionales.
En 1993. Peña Gómez logra reintegrar a los dirigentes del PRD que se fueron con Jacobo Majluta al PRI, ofreciéndoles una vicepresidencia para Winston Arnaud y puestos ejecutivos para Willian Jana, Amadeo Lorenzo, Rafael Díaz Filpo, Sandino Grullón, Carlos Lalane, Radhamés Rodríguez, Tony Raful, Vicente Castillo, Henry Mejía, Francisco Peña, Víctor Tió y Betsaida Santana, entre otros.
Peña Gómez también cedió la candidatura vicepresidencial para las elecciones de 1994 a Fernando Alvarez Bogaert, un disidente del PRSC que se congregó en la Unidad Democrática. Además ofreció cargos congresuales y municipales a los partidos integrantes del Acuerdo de Santo Domingo, estos fueron: Partido de los Trabajadores Dominicanos, Unidad Democrática, Concertación Democrática, de la Unidad Democrática y el BIS.
En 1997. La encrucijada fue armada por los candidatos a síndicos de la Capital que eran auspiciados por los presidenciables. La unidad del PRD se vio afectada por los candidatos Eligio Jáquez, aupado por Hipólito Mejía; Miguel Vargas, pupilo de Hatuey De Camps, y Julio Maríñez, por Fello Suberví, quienes desconocieron los resultados de la convención. Peña Gómez se impuso como candidato a la alcaldía de la Capital para los comicios de 1998 y distribuyó con el “2 y 2” gran parte de los cargos congresuales y municipales.
En 1999. Con la muerte de Peña Gómez en 1998 se abre la zafra y aspiran a la nominación presidencial Hipólito Mejía, Hatuey De Camps, Milagros Ortiz Bosch, Fello Suberví y José Rafael Abinader, quienes firmaron un pacto antes y después de la convención, denominado “Pacto de garantías institucionales”. Mejía resultó ganador y pactó con Ortiz Bosch la candidatura vicepresidencial para las elecciones del 2000, mientras que a De Camps le correspondió la presidencia del PRD y a Suberví Bonilla la secretaría general.
En 2001. Se realiza la convención interna en la que el Proyecto Presidencial Hipólito (PPH) se impuso en la mayoría de los cargos a regidores, síndicos, diputados y senadores. A De Camps no le quedó otra alternativa que negociar puestos en el Gobierno para los dirigentes meritorios que no fueron favorecidos con el voto popular, pero esto no fue más que palabras.
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