MORAL Y LUCES

MORAL Y LUCES

domingo, 17 de febrero de 2019

El Neoliberalismo

A 60 años del origen del Neoliberalismo (*)

En abril de 1947 a las faldas del Mont Pèlerin, en los Alpes Suizos, Friedrich von Hayek y Milton Friedman reunieron a un nutrido grupo de intelectuales de derecha para expresar su repudio al New Deal y el keynesianismo que en ese momento dominaba el mundo económico.

El objetivo de Hayek, Friedman y la treintena de empresarios y políticos convocados, entre los que se contaba Karl Popper -quien acababa de publicar La Sociedad Abierta y sus Enemigos-, era sentar las bases ideológicas para una reducción del aparato estatal que con la revolución del economista británico John Maynard Keynes había cobrado un nuevo ímpetu en el liderazgo del desempeño económico.

A Hayek le molestaba la presencia del keynesianismo por su posibilidad de llegar a establecer y legitimizar al socialismo, lo que constituiría un verdadero camino de servidumbre para el mundo civilizado. Su crítica a la planificación del Estado era frontal: “no puede constituir una solución económica adecuada debido a la complejidad de los cálculos económicos”. Para Hayek la planificación del estado “solo puede conducir al caos o al estancamiento”. Esta vehemente reacción teórica y política contra el intervencionismo de Estado y contra el Estado de Bienestar Social, se conoce como el origen del Neoliberalismo, movimiento ideológico que crea y desarrolla –a través de los think tanks- modelos de ataque a toda limitación impuesta por el Estado a los mecanismos del mercado.


La "biblia" de Thatcher, Reagan y Pinochet
Son los años postreros de la Segunda Guerra Mundial y Winston Churchill levanta “la cortina de hierro” para dividir en dos a Europa. Hayek intuye que el decisorio protagonismo del Estado, validado por las ideas de Keynes, puede llevar a los países al mismo desastre que el nazismo germano. De ahí el libro que sirve de carta fundacional del Neoliberalismo: Camino de servidumbre (The road to Serfdom, 1944), que, años más tarde, Margaret Thatcher (1979) tomaría como su “biblia” económica.

Richard Cockett, en su libro Pensando lo imposible, documenta en detalle cómo y por quienes fue ideada la contrarrevolución económica para contrarrestrar el impacto de las ideas keynesianas. La secta se creó en 1941 con el objetivo de derribar los argumentos de Keynes. Industriales, banqueros y la Fundación Rockefeller financiaron la operación cuyo fin era convertir a una importante generación de intelectuales al credo del liberalismo pregonado por Adam Smith. Cockett escribe con entusiasmo: “Hayek y la Sociedad del Monte Peregrino fueron al siglo XX lo que Karl Marx y la Primera Internacional fueron al siglo XIX".

Mark Hartwell, economista y miembro de la sociedad señaló que ésta “produjo en todo el mundo instituciones que propagaron el liberalismo económico contribuyendo al cambio de políticas en los gobiernos mediante el papel de sus miembros como asesores directos o creadores de políticas internas”.

Este grupo de fundamentalistas ideológicos se consagró a las divulgación de las tesis neoliberales para combatir el keynesianismo y toda forma de Estado Social y a preparar las bases teóricas de un capitalismo duro y un libre mercado exento de toda regla ética y social.

Con estos hechos reales, las advertencias de los neoliberales sobre los peligros que representa cualquier control del Estado sobre los mercados se vio muy poco creíble. Sin embargo los debates para encontrar mecanismos de regulación social tienen gran repercusión. Hayek y Friedman argumentan que este Estado “igualitario” es destructor de la libertad de los ciudadanos y de la vitalidad de la competencia, dos factores de los cuales depende la prosperidad general.
Cabe destacar que Hayek y Friedman ven en la desigualdad un valor positivo, del cual requiere la sociedad para avanzar y crecer. Esto no es otra cosa que la tesis del salvajismo y la selección natural de Spencer, en la cual sólo las especies más idóneas logran adaptarse y sobrevivir a los cambios.


Nixon y el colapso financiero de Vietnam
Tenía que pasar un cuarto de siglo para que las tesis de Hayek y Friedman pudieran saltar a la palestra. Y la relación causal fue el genocidio bélico de Vietnam. Tan grande fue el déficit fiscal del gobierno de Nixon por el costo de la guerra, y tanta la liquidez internacional de los países europeos en dólares, que cuando los banqueros centrales de Europa fueron a cambiar los billetes verdes a la Reserva Federal de los EE.UU. por el oro correspondiente (según el acuerdo de Bretton Woods, firmado al terminar la segunda guerra mundial) se encontraron con la sorpresa de que la FED no tenía oro alguno que entregar.

Richard Nixon decretó la inconvertibilidad del dólar en oro el 15 de agosto de 1971, en un acto que tuvo consecuencias desastrosas para toda la humanidad. Y la crisis que devino a raíz de la decisión unilateral del gobierno estadounidense desestabilizó los mercados de todo el mundo. Y Chile no fue la excepción. El gobierno de Allende llevaba ocho meses…

Esta situación generó una crisis generalizada y en 1974 provocó una recesión mundial que reventó con la crisis del petróleo. La inflación y el desempleo se dispararon, situación que permitió meter la cuña de Hayek y Friedman al sistema: “los Estados están haciendo mal las cosas, hay que poner Orden”.
Milton Friedman vino en persona a Chile, en Abril de 1975, a iluminar el camino que debería tomar Pinochet para evitar la debacle. Y su tesis fue bien clara: “hay sólo una, y sólo una manera de detener la inflación: reducir la oferta monetaria, reducir el gasto, hacer una política de shock”


El Programa del Neoliberalismo
La espera de casi treinta años a la sociedad de Monte Peregrino de Hayek y Friedman valió la pena. En 1979 Margaret Thatcher, en Inglaterra, se compromete públicamente a poner en práctica el programa neoliberal. En 1980 le sigue Ronald Reagan, en Estados Unidos, y en 1982 el democratacristiano Helmuth Kohl en Alemania Federal. Japón, Argentina, México y otros países, adoptaron el modelo a mediados de los 80.

¿Cuáles fueron las realizaciones de los gobiernos neoliberales? Los diferentes modelos siguieron el pie de la letra las recetas para restringir la oferta monetaria, elevar las tasas de interés, reducir drásticamente los impuestos a los ingresos más altos, abolir los controles a los flujos financieros (entrada y salida de divisas), elevar fuertemente la tasa de desempleo (para así aplastar las huelgas y quitar poder a los sindicatos), imponer fuertes recortes a los gastos fiscales y, sobretodo, dieron inicio a un amplio programa de privatizaciones que se constituyó en el proyecto más sistemático y ambicioso de todos los experimentos económicos.

Los resultados de la aplicación irrestricta de estas medidas de la hegemonía neoliberal como ideología están llevando al mundo a una polarización en términos de exclusión social. La elevación de la tasa de desempleo, conocida como un mecanismo natural y necesario para el funcionamiento eficaz del modelo, constituye su victoria más contundente.

La demostración empírica de la trampa que ha impuesto el neoliberalismo está en la creciente y sistemática ampliación de la brecha entre ricos y pobres. La última encuesta para Chile arrojó que el decil más rico se lleva el 65% del producto, mientras el decil más pobre apenas el 2%.
La ideología de mercado puede arrojarse otro éxito: la globalización de la pobreza. Una quinta parte de la población mundial (1.200 millones de personas) sobreviven con un dólar diario y 2.800 millones de personas con poco más de dos dólares al día. Cada día mueren 30 mil niños de hambre y 800 millones de personas padecen subalimentación crónica. Durante los últimos 30 años la diferencia entre los 20 países más ricos y los 20 países más pobres se ha triplicado.
Los mandamientos del egoísmo individualista pregonado por Hayek en las faldas del Monte Peregrino, han rendido sus frutos para algunos, a costa de hambre, muerte y destrucción humana.

Marco Antonio Moreno
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(*) Este es el artículo que inaugura este blog y fue publicado en Noviembre de 2007. Ver artículo original. _______

martes, 12 de febrero de 2019

La verdadera causa crisis Venezuela

Estas son las consecuencias económicas del "bloqueo financiero" a Venezuela

Una investigación del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) arroja que las sanciones internacionales causaron la crisis económica que ahora la oposición y EE.UU. quieren combatir.
Nicolás Maduro y Donald Trump.
Adriana Loureiro / Doug Mills / Reuters
El "bloqueo financiero internacional" contra Venezuela ha supuesto pérdidas de 350.000 millones de dólares en producción de bienes y servicios entre 2013 y 2017, lo que equivale a entre 8.400 y 12.100 dólares por cada venezolano o al Producto Interior Bruto (PIB) de aproximadamente un año y medio, según un estudio publicado recientemente por el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag).
En el texto se concluye que si bien la llamada "crisis humanitaria" venezolana y el incremento de la migración en ese país tienen su origen en el "boicot económico" de Washington y sus aliados, la Casa Blanca ha utilizado esos mismos argumentos para justificar "una eventual intervención" en el país sudamericano.
El análisis se basa en datos económicos y en una 'simulación contrafactual', que consiste en la suposición de distintos escenarios si no se hubieran aplicado las medidas coercitivas contra Venezuela desde 2013.

¿En qué consiste el "bloqueo"?

Según los experto del Celag, el "bloqueo" se basa en la "expulsión" de Venezuela de los mercados financieros internacionales, lo que impide que el país latinoamericano recurra a mercados de valores mundiales para renovar sus títulos de deuda pública o solicitar nuevos.
Para ejemplificar esta afirmación, se presenta el caso de Citgo, refinadora de petróleo y comercializadora de gasolina venezolana en EE.UU., cuyas recientes sanciones en su contra impiden que obtenga líneas de crédito de bancos internacionales destinadas a la compra de crudo liviano para la refinación de la materia prima.
"El embargo a Citgo ha procurado limitar la capacidad de conseguir financiamiento y, por lo tanto, de financiar importaciones", recoge el documento académico.
Este proceso de "bloqueo solapado", que se inició en 2015, dificultó y encareció las importaciones y las operaciones del Gobierno fuera del país, lo que imposibilitó la compra de productos vitales como medicamentos, alimentos o recursos imprescindibles para la siembra.

Importaciones en el tiempo

Los autores del texto afirman que la economía del país sudamericano "ha convivido con diversos bloqueos y sanciones que dificultaron su evolución económica", que se vio agravada por la caída de los precios del petróleo, que pasó en promedio de 105 dólares por barril en 2013 a 26,5 en 2016, según cifras de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep).
En Venezuela, prosigue el estudio, la oferta interna de bienes depende de la cantidad de divisas disponibles para importar. Entre 2011 y 2017, según datos del Celag, las importaciones se redujeron cinco veces, es decir, pasaron de menos de 60.000 millones de dólares a unos 12.000 millones. "Así se ha configurado el escenario de 'crisis humanitaria'", agregan. 

¿Cuáles son las pérdidas?

Desde 2013, tras la llegada a la presidencia de Nicolás Maduro, los mercados internacionales se cerraron sin que hubiera un "choque económico endógeno ni exógeno, ni una crisis interna ni un desplome en el precio del petróleo", sostiene el estudio.
Los venezolanos perdieron, según los cálculos del Celag, entre 12.100 y 8.400 dólares per cápita entre los años 2013 y 2017 "como consecuencia directa del boicot financiero y comercial". Esto equivale a entre trece meses y un año y medio de producción de PIB del país.
Por otra parte, el sector público, en ese mismo periodo, dejó de recibir divisas provenientes del mercado financiero internacional y tuvo que pagar más de 17.000 millones de dólares, lo que equivaldría a unos 3.300 millones de dólares en términos netos al año.
En el periodo de 2008 a 2012 el sector público se financió con 19.200 millones de dólares por año. A esta cifra, que no ingresó al país sudamericano a partir de 2013, los autores le suman los 3.300 millones de dólares anuales que se tuvieron que desembolsar y obtienen un total de 22.500 millones de dólares anuales de "asfixia internacional" que "sufrieron la economía y la sociedad".

Tres escenarios, tres posibilidades

Los especialistas hicieron una "simulación contrafactual" de los posibles escenarios que podrían haber ocurrido en Venezuela si no hubiera sido víctima de las sanciones. ¿Qué hubiera pasado?: 
  • Escenario 1: Si los 22.500 millones de dólares de asfixia anual se hubiesen destinado a importaciones.
  • Escenario 2: Si el financiamiento externo de 15.000 millones anuales hubiera seguido ingresando al país.
  • Escenario 3: Si los 22.500 millones de dólares se hubiesen destinado a incrementar la producción de barriles de petróleo, atraer divisas y, por ende, compensar la caída del precio.

Pago de la deuda

En la investigación se afirma que "uno de los brazos del boicot provino de las agencias calificadoras" debido a que el indicador del 'Riesgo país' subió sin guardar relación con el riesgo económico real, ni con los precios del petróleo ni con la capacidad de pago del país.
Si bien entre 2014 y 2017 el país latinoamericano perdió 68.653 millones de dólares por pago de deuda externa, obtuvo las "peores notas" de las calificadoras de riesgo como Moody's y Standard & Poors. 
La deuda venezolana, a pesar de seguir pagándose sostenidamente, era calificada como si correspondiera a países en guerra, como Siria, concluye el análisis. Esta situación empeoró con las sanciones financieras del Gobierno estadounidense desde 2017.
Este aislamiento y pago de la deuda coincidió con la caída de los precios internacionales, lo que produjo escasez de divisas en Venezuela.

Recursos naturales

La investigación arroja que aunque no puede demostrarse con basamento las supuestas razones que tendría EE.UU. para dar un golpe de Estado contra Maduro, "es útil tener una aproximación a cuáles serían las ventajas que dispondrían los países participantes".
  • 300.000 millones de barriles, lo que la convierten en la nación con mayores reservas de petróleo del mundo.
  • 5,7 billones de metros cúbicos de gas natural, lo que la posiciona como la octava nación con mayores reservas de ese hidrocarburo.
  • 8.900 toneladas de oro, lo que ubica a Venezuela como el segundo país con mayores reservas de este mineral.
  • 14.600 millones de toneladas de hierro, convirtiéndolo en el quinto país con más reservas.
Nathali Gómez
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lunes, 11 de febrero de 2019

Venezuela No está Sola



OPINIÓN, POLÍTICA »
Las antípodas en Venezuela
Por: Gilberto López y Rivas
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Como sucede en las problemáticas políticas del convulsionado tiempo que se vive en el ámbito planetario, en el caso venezolano se enfrentan fundamentalmente dos perspectivas ideológicas. Por un lado, quienes apoyan la soberanía y el derecho de autodeterminación de la República Bolivariana de Venezuela reconocen a Nicolás Maduro como el único y legítimo presidente constitucional y quienes, en el otro polo equidistante, se posicionan en favor del injerencismo de Estados Unidos.








POLÍTICA  »

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En estos tiempos de dictadura de la coyuntura, afloran los expertos sabelotodo. Sin embargo, la mayoría de ellos no aprobaría el más mínimo test de conocimiento del objeto en cuestión. Con salvadas excepciones, de aquellos que escriben o hablan sobre Venezuela, ninguno tiene la más remota idea si Lara es una ciudad o un Estado. O sea, falta un poco de base para aventurarse a dar lecciones.
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OPINIÓN, POLÍTICA »
Venezuela: epicentro geopolítico mundial
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Estados Unidos, desesperado ante el fracaso de sus intentos por destruir la Revolución Bolivariana, ha nombrado a un payaso como presidente de Venezuela. Equivalente a una declaración de guerra, ha puesto nuestra región a las puertas de un conflicto bélico de grandes proporciones. Juan Guaidó fue preparado en Estados Unidos y en Serbia para el cambio de régimen bajo la supervisión de la CIA.
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Academia Militar de Venezuela, cuna de la Revolución Bolivariana




Academia Militar de Venezuela, cuna de la Revolución Bolivariana: la formación de Hugo Rafael Chávez Frías en “La Casa de los Sueños Azules”. 1971-1975.*

Yo considero que la Academia Militar de Venezuela es la Cuna de la Revolución Bolivariana. Podría ser también de la Resurrección Bolivariana. Yo diría que en términos filosóficos la esencia de Simón Bolívar no se ha perdido a lo largo del proceso de consolidación de la Escuela Militar, desde que se fundó el 3 de septiembre de 1810.

Desde mi perspectiva, el destino de la Academia Militar es el destino de Venezuela, son inseparables, la historia de Bolívar es la historia de Venezuela, es la historia de América y ella cuenta la historia de la Academia Militar.

Jacinto Pérez Arcay

Introducción

Varios son los hitos que se podrían indicar como relevantes para comprender el impulso integracionista latinoamericano que se consolidó en la primera década del siglo XXI en la región. En este proceso, la República Bolivariana de Venezuela tuvo un rol fundamental en tanto promotor de algunos organismos supranacionales como el ALBA, CELAC y UNASUR, pero también cumpliendo un rol primordial en el reforzamiento de otros ya existentes como el Mercosur, dando lugar de esta manera a la consolidación de una arquitectura regional con un nivel de integración sin precedentes en la historia de América Latina y, particularmente, de Sudamérica. Sin embargo, es necesario profundizar en los estudios que expliquen las causas por las cuales Venezuela devino en uno de los puntos neurálgicos de irradiación de ese movimiento integracionista, y para esto es necesario indagar en su historia. De esta manera, la idea de buscar parte de la genealogía del proceso regional en un país como Venezuela remite a las motivaciones culturales, económicas, políticas y sociales que perseguía el elenco gubernamental que accede al gobierno venezolano por vía democrática en 1999. Por esta razón, no se puede soslayar el hecho de que varios cargos de relevancia en el Estado hayan sido ocupados por militares, por ejemplo, el principal de ellos, el cargo de presidente de la Nación, por parte de Hugo Rafael Chávez Frías. En este sentido, abundantes son los estudios acerca de la influencia de diversas agrupaciones políticas venezolanas sobre la propia biografía de muchos de esos militares, pero escasas han sido las investigaciones específicas sobre la formación de los mismos en el ámbito castrense. Actualmente, analizar en profundidad también este aspecto se torna una tarea ineludible para comprender, de manera holística, los antecedentes que dieron lugar al proceso integracionista latinoamericano de principios del siglo XXI.

El objeto de análisis del presente artículo es el proceso de profesionalización del Ejército en Venezuela a partir de la formación de la promoción Simón Bolívar II, de la que fue parte Hugo Rafael Chávez Frías, desde 1971 a 1975 en el marco del Plan educativo Andrés Bello que transformó en un instituto militar universitario a la Academia Militar de Venezuela (ahora llamada Academia Militar del Ejército Venezolano, AMEB). En esta institución, los cadetes se instruían para egresar como oficiales del ejército con el grado de subtenientes, pero a partir de la aplicación de dicho plan se graduarían además con el título de licenciados en Ciencias y Artes Militares opción Terrestre con las menciones de Ingeniería, Administración o Educación. De los 375 aspirantes que ingresaron en 1971 a la Academia Militar de Venezuela, jóvenes en su mayoría de 17 a 18 años provenientes de sectores populares y heterogéneos en cuanto a su procedencia regional dentro de la geografía venezolana, sólo egresaron 75 en 1975.

Contexto histórico: Venezuela y la Academia Militar

Con el objetivo de interpretar históricamente el período abordado y sus consecuencias, hay que tener en cuenta que, así como en otros países de América Latina, en los que desde el período independentista del siglo XIX (e incluso antes) los militares ejercieron una gran influencia en la política, protagonizando la escena en muchos casos, esto puede registrarse también para el caso específico venezolano. Particularmente, la historia de Venezuela estuvo íntimamente vinculada con las acciones desarrolladas en el Ejército de ese país. Como antecedentes concretos, esto puede verse reflejado, por ejemplo, para el siglo XX, en dos oficiales graduados en la Academia Militar de Venezuela que ejercieron el cargo de presidente de la nación caribeña: los generales Isaías Medina Angarita (1941-1945) y Marcos Pérez Jiménez (1950-1958).

Para el momento en que la promoción Simón Bolívar II ingresó a la Academia Militar de Venezuela, única institución de formación básica de oficiales del ejército venezolano, en 1971, ya la guerrilla estaba debilitada a nivel militar. Políticamente no existía el grado de tensión de la década del sesenta y no había, por ende, la misma necesidad de formar personal para la lucha antiguerrillera. El gobierno venezolano, encabezado por Rafael Caldera (1969-1974), pretendía concretar la pacificación del país. Por esto, en parte, se fue consolidando un mundo militar más exigente en términos académicos en la etapa formativa y hubo cierta merma en lo referente a la formación en la Escuela de las Américas. Los recursos militares antes destinados a la lucha antiguerrillera había que ponerlos al servicio de otros objetivos de desarrollo social y nacional. A diferencia de casi todos los países de la región, Venezuela ya no estaba ante esas hipótesis de conflicto (GUERRERO, 2007).

Por otro lado, a nivel interno de las Fuerzas Armadas había escasas perspectivas de progreso y bienestar sociolaboral para los oficiales activos. De manera que había que generar una opción educativa superior para incentivar la permanencia de los oficiales, atenuar la crisis de las bajas y proyectar el desempeño profesional más allá de la fenecida lucha antiguerrillera desde la perspectiva del nuevo escenario nacional. Había que buscar la forma de dar continuidad a la carrera y al desempeño profesional del oficial, una vez dado de baja o tras su paso a situación de retiro en la fuerza.

El Plan educativo experimental Andrés Bello aplicado en la Academia Militar de Venezuela desde 1971 fue la segunda gran reforma militar del siglo XX. La primera la hizo el General Cipriano Castro hacia 1904. El entonces presidente socialcristiano del partido COPEI (Comité de Organización Política Electoral Independiente), Rafael Caldera, adoptó esta segunda reforma, como antes se expresó, en función de su estrategia política en un contexto de intento de pacificación del conflicto con la guerrilla. Hugo Rafael Chávez Frías, reconocía a Caldera como un hombre con un nivel intelectual por encima del promedio de los políticos tradicionales de la década del setenta y admirador del ideario del humanista, filólogo y educador Andrés Bello, maestro de Simón Bolívar (RAMONET, 2013). Caldera favorecía una visión que apuntaba a la pacificación en comparación con las opciones más reaccionarias de aquellos militares que continuaban defendiendo la necesidad de orientar grandes recursos humanos y económicos a la lucha antiguerrillera. Y esto, el entonces presidente, lo hacía apoyándose en parte en oficiales de las Fuerzas Armadas que compartían el interés por modificar la lógica que había primado en las Fuerzas Armadas durante la década de 1960 en que había preponderado el conflicto militar con los grupos insurgentes. De hecho, en la Academia Militar, plantean algunos miembros de la promoción Simón Bolívar II, hubo una singular resistencia a los cambios por parte de oficiales con mayor antigüedad y algunos alféreces. Pero tuvieron que ceder frente al impulso de un grupo de oficiales, entre los que se destacaba el director, General Osorio García, los cuales les dieron permiso e incentivaron a los cadetes para hacer lecturas libres y les hablaban de la Teoría del Desarrollo, incluían conferencias sobre visiones distintas a la tradicional militar imperante hasta entonces (RAMONET, 2013).

Es en ese contexto que surge el Plan Andrés Bello como una Reforma educativo-militar. El proyecto modernizador de Caldera hacia las FFAA no se inspiraba en las vertientes represivas que dominaban en el Cono Sur ni América Central, tampoco en las organizaciones opuestas a la influencia de EEUU en América Latina ni en las de militares con proyectos nacionalistas como el de Velasco Alvarado en Perú (1968-1975) o Torrijos en Panamá (1968-1981), pero sí había puntos de contacto con ellos: gobernaba un país subdesarrollado, en un momento de incremento del rechazo al influjo norteamericano en el Tercer Mundo. Caldera era dirigente de la Internacional Demócrata Cristiana, en cuyos postulados, orientados desde la Alemania Occidental, había una relativa resistencia al modelo militar de EEUU. Los países de la Europa capitalista participaban a su manera en la Guerra Fría; no tan apegados al macartismo de EEUU ni a los golpes de Estado que ese país promovía en determinados países de América Latina (GUERRERO, 2007).

A diferencia de lo que sucedía en la precedente Escuela Militar del Ejército de Venezuela, a partir de la implementación del Plan Andrés Bello se exigía poseer el bachillerato completo para ingresar a la Academia Militar de Venezuela, convirtiéndose la misma en un Instituto superior Universitario, con requerimientos académicos de mayor exigencia que los de las generaciones anteriores, otorgando título de Licenciado en Ciencias y Artes Militares a sus egresados luego de 4 años de formación. Se graduaban con el grado de subtenientes. Se estudiaba, además de cursos de teoría y estrategia militar o historia de la guerra, materias como Introducción a la Sociología, Introducción a la Filosofía, Derecho Constitucional, Introducción a la Economía, Introducción a la Política, un curso propedéutico, Historia Universal, Historia de las Ideas Políticas, Psicología de la Adolescencia, necesarios para dar validez universitaria al Plan por parte del Consejo Nacional Universitario. Hugo Chávez planteaba que, en el marco de ese Plan, esa primera promoción, la Simón Bolívar II, era vista como conejillo de indias, y hasta llegó a haber rivalidad entre esa generación llamada por las anteriores “los licenciados”, los sabiondos, y ellos, los más antiguos, que los veían como bachilleres, y en muchos casos los subestimaban, por la capacidad que habían adquirido para diagnosticar, para solucionar problemas y querían utilizar la arbitrariedad para frenarlos (MUÑOZ, 1998).

Un factor de relevancia es que los integrantes del ejército venezolano, tanto sus tropas, como sus tropas profesionales, suboficiales profesionales de carrera y los oficiales “son personas provenientes del pueblo, de las barriadas, de las zonas rurales, de los extractos medios y bajos de la sociedad” (AGUILAR; CAMARGO, 2008, p. 68), a diferencia de varias organizaciones militares de otros países en las que la oficialidad son hombres y mujeres pertenecientes a las clases altas y élites privilegiadas de la sociedad. Este se puede considerar como “un factor importante en los acontecimientos venideros, donde el liderazgo consta esencialmente en la relación directa con las tropas” (AGUILAR; CAMARGO, 2008, p. 68).

En consonancia con lo anteriormente expuesto, la investigadora chilena Marta Harnecker (2004, p. 9) se pregunta “¿Qué hace a estos militares diferentes? ¿Por qué la gran mayoría de ellos apoya un proceso de transformaciones profundas en su país orientado a resolver los problemas de los más desposeídos?” En primer lugar, considera que es notable la influencia de Simón Bolívar en su formación en función de la integración latinoamericana y la relevancia que tienen los sectores populares en la concepción bolivariana. En segundo lugar, destaca el significativo impacto causado a partir de la educación militar en el marco del Plan Andrés Bello. Posteriormente, indica que hay que tener en cuenta que para la década de 1970 el país ya se encontraba pacificado y muy pocos núcleos guerrilleros persistían, originándose una situación de empatía con los campesinos pobres en los patrullajes cotidianos. Finalmente, Harnecker asevera que en la Fuerza Armada venezolana no hay discriminación social para acceder a los grados más altos dentro de la Fuerza Armada (HARNECKER, 2004, p. 9).

Hugo Chávez y la Academia Militar de Venezuela

Hugo Chávez manifestó en algún momento ser hijo de la Academia Militar y es probablemente porque allí surgieron sus primeras motivaciones políticas (ELIZALDE; BÁEZ, 2004), al igual que en el caso de varios de sus compañeros de promoción. En el nacimiento de las mismas es importante la influencia de ese Plan Educativo experimental, Andrés Bello (y que, por ende, la promoción Simón Bolívar II fue la pionera), como también la proyección de algunos miembros de la corriente de oficiales de la Academia Militar que educó a esa promoción.

La idea central era formar un oficial de mayor nivel cultural académico que las generaciones precedentes, y con ello elevar el nivel general de las Fuerzas Armadas. Hugo Chávez afirmaba que a la Academia Militar iban docentes civiles y militares con gran preparación intelectual, donde se planteaba la libertad de discusión, sobre temas de historia, de sociedad o de economía, en detrimento del dogmatismo (ELIZALDE; BÁEZ, 2004). Se realizaban conferencias organizadas por los mismos oficiales de planta, como el entonces director de la Academia Militar, el General Jorge Osorio García, fallecido en 2009, quien tenía un trato especial con esta promoción e insistía con que ellos serían los Generales del año 2000, buscando favorecer un clima de superación, les expresaba que serían la “vanguardia de una nueva generación” (HIDALGO, 2009). Igualmente, el sub-director Rojas Araujo, que además era Doctor en Historia; el teniente Pompeyo Torrealba, actualmente muy activo por sus posiciones vinculadas a la recuperación del Territorio del Esequibo (en disputa con Guyana) por parte de Venezuela; y sobre todo el General Jacinto Pérez Arcay, quien entonces era teniente coronel, historiador, autor posteriormente de La Guerra Federal: Causas y consecuencias (1977) y El fuego sagrado (1979). Este último, según planteaba Hugo Chávez fue quien le encendió la llama bolivariana, su filósofo y maestro para toda la vida, el culpable de su segundo nacimiento (ELIZALDE; BÁEZ, 2004).

Hugo Rafael Chávez Frías afirmaría, al referirse a la Academia Militar de Venezuela que “aquí se han forjado generaciones y generaciones, aquí fuimos forjados. Y yo pudiera decir algo más, sin exageraciones de ningún tipo, la Academia Militar fue desde los años ’70, finales de los ’70, toda la década de los ’80 y buena parte de los ’90; cuna donde anidó la Revolución Bolivariana” (CHÁVEZ, 2006). De esta manera, Hugo Chávez asignaba a la Academia Militar de Venezuela un rol histórico de relevancia al recalcar el valor de su formación en la proyección hacia el ámbito político y social del país.

Al referirse a las transformaciones producidas a partir de la implementación del Plan Andrés Bello, Chávez en 1993 aseveraría que “las implicaciones de este cambio estructural fueron determinantes en la formación de un nuevo tipo de oficial, alejado cada vez más del viejo autoritarismo” y agregaría que “los historiadores venezolanos deberán indagar con atención en este proceso que incidirá de diversas formas en los acontecimientos futuros”. (CHÁVEZ, 2007, p. 14).

En este último sentido, en una de sus alocuciones televisivas, Hugo Chávez nuevamente afirmaría “cuando salí (de la Academia Militar de Venezuela) cuatro años después ya era subteniente bolivariano y revolucionario, aquí yo me hice bolivariano, aquí comencé a sentir la pasión bolivariana y ya salí con un pensamiento al menos pre revolucionario” (CHÁVEZ, 2006).

Consideraciones finales

A partir de la implementación del Plan Andrés Bello en 1971 en la Academia Militar de Venezuela, como programa educativo experimental, se transformó el perfil profesional de los cadetes y futuros oficiales, siendo esto reflejado en varios miembros de la primera promoción egresada de ese plan, la Simón Bolívar II, particularmente en el fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Estos últimos encontraron en este nuevo pensum de estudios la posibilidad de interpretar a las Fuerzas Armadas Nacionales de Venezuela como motor indispensable para la transformación del país, a nivel geopolítico, hacia un mayor nivel de integración con otros países de Latinoamérica y, a nivel económico, abocado hacia un modelo de desarrollo con inclusión social a partir de la redistribución de la renta petrolera, lo cual requería involucrarse políticamente.

Es posible apreciar que fueron principalmente cuatro aspectos los que influyeron en la formación de esos militares en el contexto de la Academia Militar de Venezuela bajo el Plan Andrés Bello, impulsando un pensamiento crítico a nivel político, social y económico y una perspectiva latinoamericanista a partir de la concepción bolivariana. Por un lado, en relación a lo estrictamente prescriptivo, se puede considerar que la ampliación de las disciplinas hacia un carácter más humanístico contribuyó a forjar esa visión de los cadetes antes expresada. En segundo lugar, los docentes que brindaron educación a la promoción Simón Bolívar II aportaron también su visión crítica sobre la historia y situación venezolana. Las experiencias e intercambios con militares nacionalistas, especialmente del Panamá de Omar Torrijos y del Perú de Velasco Alvarado, también fueron cruciales para forjar una identidad política en esa promoción. Finalmente, el carácter universitario del Plan Andrés Bello permitió revalorizar el rol del militar en la sociedad, elevando de esta manera la autoestima corporativa. Todos estos factores que, como se recalcó, influyeron en buena parte de los cadetes de la promoción Simón Bolívar II, lo harían, teniendo en cuenta el desarrollo histórico posterior, particularmente en la formación del miembro más destacado de la misma: Hugo Rafael Chávez Frías.

El nombre de la promoción (Simón Bolívar II), los docentes y oficiales de planta que tuvieron la responsabilidad de formar a esa generación, como así también el carácter de las disciplinas, especialmente la Cátedra Bolivariana, dan cuenta del valor otorgado a la concepción del fundador de la Gran Colombia y Bolivia. Esto, sumado a las experiencias e intercambios con los militares nacionalistas peruanos y panameños, se configuran en hitos fundamentales para comprender la concepción integracionista latinoamericana de esos oficiales.

Bibliografía
AGUILAR, R. F. P.; CAMARGO, J. F. E. (2008) Influencia que tuvo la Academia Militar de Venezuela en la formación del Tcnel. (Ej) Hugo Rafael Chávez Frías, Comandante de la rebelión militar del 4 de febrero de 1992. Tesis de licenciatura. Caracas: AMV.
CHÁVEZ, H. R. (2007) Mensaje Bolivariano del comandante HUGO CHÁVEZ FRÍAS a la Nación. A un año del 4F: Aniversario de la Dignidad. Caracas: Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información - MIPPCI.
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* El presente trabajo es una selección del artículo presentado en el marco del XVI Congreso Internacional del FoMerco, Salvador de Bahía, Brasil, 27-29 sep. 2017. Disponible en: http://www.congresso2017.fomerco.com.br/resources/anais/8/1503496190_ARQUIVO_Giantomasi,Santiago-HugoChavezylaAcademiaMilitardeVenezuela.pdf. Acceso en: 31 oct. 2018.

Escrito por: Santiago Giantomasi
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lunes, 4 de febrero de 2019

La guerra inminente: El chavismo ni claudica ni se rinde


A US soldier looks through a pair of binoculars as a fire in the Rumeila oil field burns in the background in southern of Iraq, Sunday, March. 30, 2003

Lo que oculta el Pentágono sobre una posible intervención militar en Venezuela

© AP Photo / Yonhap/ Jin Sung-chul
FIRMAS

José Negrón Valera
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La visceralidad con que Donald Trump maneja su política exterior, lo ha llevado a un callejón sin salida en Venezuela. Arrastrado por sus operadores político-militares en el eje Miami-Bogotá-Madrid, se encuentra a las puertas de una nueva derrota diplomática que hundirá aún más su precario liderazgo internacional.
Una guerra, librada a través de sus aliados en Suramérica parece ser la única opción, pero una cosa es el marketing mediático y otra muy distinta la realidad operacional.

Lo que no quieren que sepas

La Fuerza Armada Bolivariana se mantiene cohesionada en torno a la Constitución del país y del liderazgo de su Comandante en Jefe, Nicolás Maduro. A pesar de individualidades sin ningún peso real dentro del aparato militar, no existe nada que nos indique que el bastión que define la estabilidad del sistema político en Venezuela, vaya a derrumbarse.
Gina Haspel, experta en operaciones encubiertas, ha sido la gran artífice de la campaña para intentar quebrar la voluntad de la Fuerza Armada Bolivariana. Su objetivo es organizar y alimentar al ejército paralelo que se está preparando en Colombia y que ya ha sido denunciado por el Gobierno venezolano. Para tal fin, cuenta con amplios perfiles de los oficiales que han sido dado de baja por actos ilegales o anti éticos, además de información sobre aquellos que poseen dinero, familiares y propiedades fuera de Venezuela. Cualquier elemento es usado como punto de presión.
Gina Cheri Haspel, es una oficial de inteligencia estadounidense, actual directora de la CIA
© AP PHOTO / EVAN VUCCI
Gina Cheri Haspel, es una oficial de inteligencia estadounidense, actual directora de la CIA
Haspel necesita una vanguardia mediática, pues no puede mostrar a las cámaras de televisión el grueso del ejército paralelo, conformado mayoritariamente por paramilitares y elementos de bandas criminales ligadas fundamentalmente al narcotráfico. Sin embargo, a pesar de la cruenta guerra de intimidación, no se ha logrado más que puntuales y tímidas declaraciones desconociendo a Nicolás Maduro. Si pensamos en que la FANB cuenta con más de 500.000 efectivos y en estos momentos, se aproxima a incorporar más de dos millones de milicianos a la defensa del territorio, lo que ha logrado Haspel luce absolutamente insignificante.
Otro aspecto se corresponde con la realidad interna de cada uno de los países que serán usados como punta de lanza para la agresión bélica.
Colombia vive en guerra desde hace más de cincuenta años. En estos momentos, fracasadas las conversaciones con Ejército de Liberación Nacional (ELN) y con el incumplimiento de los acuerdos de paz firmado con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el Ejército colombiano reconoce que dejaría amplias vulnerabilidades en su propio territorio si se comprometiera en un conflicto fuera de sus fronteras.
A ello, le sumamos la imposibilidad que tiene Colombia para hacerle frente a los desplazados que provocaría un conflicto militar con Venezuela.
Brasil, no se encuentra mejor. En estos momentos se especula muchísimo sobre el verdadero estado de salud del presidente Jair Bolsonaro. La narrativa oficial, atribuyen la operación a la que fue sometido hace más de una semana, al evento aún no aclarado del todo, en el que fue apuñaleado mientras era candidato presidencial. Una lucha por la sucesión del poder parece abrirse paso en Planalto. Si le agregamos a esta tensión, los señalamientos de corrupción que ha recibido Flávio Bolsonaro y la negativa del ejército brasileño a aceptar una base militar norteamericana en su territorio, podemos atestiguar que las condiciones políticas en Brasil no son del todo propicias para quienes desean involucrarlo en la guerra.

¿A qué le teme Estados Unidos?

El 3 de octubre de 1993, rebeldes somalíes derribaron dos helicópteros Black Hawk, asesinando a más de 18 soldados de las fuerzas especiales e hiriendo a otros 73. Las imágenes transmitidas por cadenas de noticias como CNN, en la que se podían apreciar como los rebeldes desfilaron por las calles de Mogadiscio con los cuerpos de los soldados, generó tal rechazo en la opinión pública de Estados Unidos, que la Administración de Clinton tuvo que verse forzado a retirar sus tropas de Somalia unos meses después.
En una época de amplísima interconexión digital, Estados Unidos no puede darse el lujo de someterse a más derrotas que serán viralizadas instantáneamente. Por esta razón, ha optado por subsidiar la guerra a través de mercenarios, como lo hizo en Siria y Libia, pero además, en hacer que otros países la peleen por ellos. No obstante, el problema sigue latente: ¿está dispuesta la población brasileña y colombiana, ver a sus soldados morir por un conflicto cuyo único beneficiario, tal y como lo ha expresado abiertamente John Bolton, serán las empresas petroleras estadounidenses?
A través de la propaganda mediática, se ha querido vender la idea de que una guerra contra el país suramericano, sería una especie de "operación quirúrgica" al mejor estilo de las películas hollywoodenses. Sin víctimas, más allá de los combatientes militares y civiles que se opongan a que Nicolás Maduro sea apartado del poder, y con los partidarios de la oposición escondidos cómodamente en sus casas, siguiendo todo en tiempo real a través de las redes sociales.
El Pentágono ha hecho un análisis exhaustivo de las capacidades armamentísticas venezolanas, y sabe que miente cuando afirma que la intervención será corta y que además no encontrará resistencia.
Yuri Liamin, experto militar, considera que la prioridad de Estados Unidos es fracturar las Fuerzas Armadas Bolivarianas, para no tener que enfrentarse al armamento ruso que incluye sistemas de defensa aérea de largo alcance S-300VM Antey-2500, Buk-M2E y el Pechora-2M de mediano alcance, así como un gran número de tanques T-72B1V, BMP-3, BTR-80A, SAU Msta-S, armas autopropulsadas Noah-SVK, MLRS Grad y Smerch.
Liamin, apunta especialmente al poder aéreo del Estado venezolano, que cuenta con aviones de combate Su-30MK2, lo cual lo ubica como uno de los primeros de suramérica.
Otra complejidad para Estados Unidos, son las fuerzas terrestres venezolanas, equipadas con sistemas Igla-S MANPADS y ZU-23 / 30m1-4así como los comandos de operaciones especiales, especialmente los grupos de francotiradores altamente entrenados y apertrechados con fusiles Dragunov SVD, capaces de detener por sí solos a un contingente entero de soldados enemigos.
Pero quizá, el mayor de los obstáculos de aquellos que claman por un desenlace militar en Venezuela, es precisamente la propia doctrina militar de defensa integral del país, que contempla "la guerra de todo el pueblo", así como un ágil y poderoso sistema de adiestramiento conocido como el Método Táctico de Resistencia Revolucionaria.
Si se cumplen las expectativas del Gobierno venezolano de fortalecer la Milicia Bolivariana con dos millones de miembros antes de abril, y de organizarlos en unas 50.000 unidades de defensa a lo largo de todo el territorio nacional, es posible generar un poderoso elemento de disuasión (y quizá de conciencia) para quienes no quieren un desastre militar de escala continental.

El asedio psíquico como último recurso

Entendiendo la realidad operacional, Estados Unidos ha optado durante las últimas horas por mantener saturadas las redes sociales, de noticias falsas y rumores sobre la entrada de la 'ayuda humanitaria' en Venezuela. La intención es tratar de quebrar la unidad de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y del propio pueblo venezolano que apoya el proyecto bolivariano.
Mientras los partidarios de la oposición se encuentran aterrorizados en sus casas, presos de los últimos audios o mensajes que proclaman el fin del mundo, quienes desean la paz del país deben comprometerse a una opción que libere la 'mente colectiva' del asedio que se le quiere imponer.
Esto no implica tomar un camino pasivo o desatender la amenaza, sino dotarla de nuevos significados: repolitizar a la población en torno a la necesidad del proyecto político, organizarla y formarla para la defensa del territorio, lograr el mayor consenso y diálogo entre todos los sectores que se opongan a la guerra y a la intervención militar; y por último, vencer la agresión económica a la que se ha sometido al pueblo venezolano.
En estos momentos, el enemigo se llama desesperanza y su arma más potente es la que busca hacernos creer que Venezuela es un país aislado, desvalido, sin posibilidad de respuesta ante una agresión y que espera de manera resignada el apocalipsis que le ofrecen. Nada más ajeno a la verdad.
Recuérdese que hace 200 años, este mismo país venció para el momento al que era el imperio más poderoso de la tierra. Ojalá, no haya que demostrar, de nuevo, de qué es capaz y se le permita, al igual que lo piden los versos de la poeta palestina, Suheir Hammad, una vida lejos de la tragedia bélica.
"No bailaré al ritmo de su tambor de guerra.
No prestaré mi alma y mis huesos a su tambor de guerra.
No bailaré a su ritmo.
Conozco ese ritmo, es un ritmo sin vida.

Conozco muy bien esa piel que usted golpea.
Estuvo viva aún después de cazada, robada, expandida.
No bailaré al ritmo de su tambor de guerra. 
Yo no voy a odiar por usted, ni siquiera voy a odiarlo a usted.

No voy a matar por usted. Especialmente, no moriré por usted.
No voy a llorar la muerte con asesinato ni suicidio.
No bailaré con bombas porque todos los demás están bailando.
Todos pueden estar equivocados.

La vida es un derecho, no un daño colateral o casual.
No olvidaré de dónde vengo. Yo tocaré mi propio tambor.
Reuniré a mis amados cercanos y nuestro canto será danza.
Nuestro zumbido será el ritmo. No seré engañada.

No prestaré mi nombre ni mi ritmo a su sonido.
Yo bailaré y resistiré y bailaré y persistiré y bailaré.
Este latido de mi corazón suena más alto que la muerte.
Su tambor de guerra no sonará más alto que mi aliento".

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