Fidelio Despradel: Había una dinámica, después que la impulsamos no podíamos desmontarla.
Hoy/Rafael Segura.

  
VIAJE POR LA HISTORIA
Después de Trujillo, en pos del  socialismo
En 1961, Fidelio Arturo Despradel se reunió con Alfredo Manzano, Josué Erickson, Félix Germán y Miguelito Vásquez en la “Doctor Delgado” esquina “Bolívar” para desenmascarar los planes de la derecha que se aprestaba a crear la Unión Cívica Nacional como elemento de presión para que el 14 de Junio no surgiera como organización  independiente.
El intrépido izquierdista relata los pormenores de este histórico encuentro, tantas  veces reseñado, y desmenuza su actuación en la convulsa realidad política de la transición de la dictadura a la democracia enfrentando las juntas militares, el Triunvirato, Consejo de Estado y en los aprestos del  alzamiento de Manolo Tavárez Justo, en 1963.
Por su actuación en  Manaclas, lugar donde le tocó acompañar al carismático líder del IJ4, ha sido cuestionado, acusado de inducir a su jefe “a una aventura suicida” para después dejarlo a su suerte. Ignoran su aflicción frente a la caída de ese hermano soldado con quien armó la expedición y al lado del que estuvo en todas las  multitudinarias manifestaciones del agitado periodo que vivió la República después del ajusticiamiento de Trujillo, antes y después de la salida de los remanentes de su funesta “Era”.
“Yo no me fui, yo salí a la misión más peligrosa, decidida por Manolo y por mí”, explica luego de relatar la otra fuerte conmoción de su espíritu cuando vio moribundo a Domingo Sánchez Bisonó (El Guajiro). Fidelio se refiere a su salida del escenario de la guerrilla para  indagar la posibilidad de trasladarse a otro lugar ante el cerco del ejército que los acorralaba.
Si Fidelio se queda ahí, agrega, “Manolo no se entrega, yo no hubiera aceptado, yo hubiera creado las condiciones, pero a Manolo lo chantajearon: si tú no vas, nos van a matar a todos”, enfatiza, explicando la rendición de  aquel grupo, muchos diezmados por el hambre, el cansancio. Algunos, acota, se embarcaron en esa empresa padeciendo serios problemas de salud.
Refiere que una parte decidió que no claudicaría y Manolo le  entregó su fusil, las mejores armas, “y esos compañeros vivieron el asesinato de Manolo y conocen las interioridades de la discusión. Manolo cedió…”, explica.
Después de la guerrilla, volvió al exilio y fue de nuevo prisionero en Suiza y Bélgica cuando compraba armas junto al entonces embajador Max Puig. Le fabricaron un expediente como delincuente político internacional. Pero antes y después de estos hechos, Fidelio Despradel formó generaciones de militantes con “Los fundamentos del socialismo en Cuba”, por Blas Roca; “Principios elementales de filosofía”, del comunista francés Georges Politzer; “Manual de economía política”, de P. Nikitin, obras que, según Fidelio, “ya Manolo había leído desde finales de los 40”.
El 14 de Junio es su insignia y primera escuela de educación política aunque después haya creado otras agrupaciones de tendencia marxista. Es la raíz, afirma, contando su experiencia en la casa secreta del kilómetro 12 de la carretera Sánchez, “donde instruíamos en técnicas militares y educación política”.
Carta a Fidel Castro. Después de la reunión en que analizaron  supuestos planes de la UCN, Fidelio advirtió que  Luis Gómez Pérez había desaparecido tras un enigmático encuentro  con  Tavárez Justo. “A los dos días se me acercó y me contó: Manolo enviaba con él una carta a Fidel Castro para que entrenara militarmente dos grupos, uno en guerrillas, y lo encargó de llevarla y articular los grupos”, que Gómez organizó entre octubre y noviembre para que regresaran al país en enero y febrero de 1962”, cuando se instaló el Consejo de Estado.
A su retorno, ellos y otros jóvenes que habían viajado a otros países con los mismos fines, fueron maestros de la academia clandestina del “14”. Fidelio cita a Hugo Toyos, Darío Solano, Rafael Cruz Peralta, Polo y Marco Rodríguez, Juan Miguel Román, Eddy Ross, Roberto Duvergé… Las tres obras base para ese adoctrinamiento se “picaban” en un esténcil en la casa de los padres de Fidelio “e imprimimos tres mil ejemplares de cada una y Manolo llevó 300 al Movimiento Popular Dominicano”. A estos libros sumaban folletos de la instrucción cubana que trataban de emboscadas, contraemboscadas, explosivos, arme y desarme.
Entretanto, Fidelio retornó a la Universidad y Máximo Bernal y Antonio Isa Conde le invitaron a formar parte de la Federación Dominicana de Estudiantes. “Yo reforzaría el comité provisional con hombres de la izquierda, en este caso del 14 de Junio. Estuve dos meses activo en el Comité Central y Asdrúbal y yo redactamos el Manifiesto de la FED”. Pero seguía como subencargado de la sección de organización del “Catorce”, del cual era secretario Josué Erickson.
De la FED evoca las pugnas con Romeo Llinás “y otros que formaron el núcleo del socialcristianismo con posiciones más a la derecha, como Rafaelito Alburquerque, o sumamente conservadoras, como las de Armando Hoepelman”, dice. Asdrúbal, José Israel Cuello y él, integraban el ala contraria, añade. “Éramos incipientes marxistas, antiimperialistas, izquierdistas”.
Después, en reuniones secretas con Víctor Bisonó, Juan José Segura, César Rojas, Asdrúbal,  Erickson, “el 14 de Junio entró en la formación acelerada de sus cuadros”. Manifiesta que solo se hable del 14 de Junio insurgente y no del aglutinador del “inmenso pueblo”. “Nunca un partido de izquierda había tenido una actividad más febril. Y todo organizado por Manolo”.
Obvio que en esta etapa de su vida sus acciones no estaban encaminadas a matar a Trujillo, “sino a organizar la insurrección”.
“Nadie dijo que no fueran”. “Nadie dijo que no fueran, y si alguien lo expresó, los catorcistas no le hicieron caso, sería gente marginal, porque había una dinámica, y después que la impulsamos, no podíamos desmontarla”.
Fidelio  responde así a los que argumentan que se trató de disuadir a Manolo Tavárez para que no se aventurara en subir a las “escarpadas montañas de Quisqueya” con los frentes guerrilleros de 1963, considerando que sería una inmolación.
“Algunas personas manejan eso en forma antihistórica y oportunista, buscando golpear un sector y manipularlo, tergiversan los hechos”. Dice que en ese momento prevalecieron las posiciones del líder máximo. Describe el espíritu insurgente del 14 de Junio, la infraestructura militar, sus hombres entrenados. “Era parte de la cultura de  los jóvenes de la época. En América Latina ocurrieron acontecimientos de una absurdidad espontánea”, exclama.
Cita a Daniel Ozuna, Jimmy Durán, Fafa Taveras, Leandro Guzmán, Norge Botello, Pin Montás, Juan B. Mejía, entre otros que “desarrollaron una crítica radical contra los guerrilleros sobre la base de que habíamos empujado a Manolo a la muerte”.
Cuando estalló la revolución de 1965, añade, “ya habíamos acabado con esa campaña. Fuimos los que tuvimos el contacto con  constitucionalistas y perredeístas conspiradores, en una reunión el 23 de abril”.
Fuente: Periódico Hoy