EN EL 103 ANIVERSARIO DE SU NACIMIENTO
CRISIS DE LA
DEMOCRACIA DE AMÉRICA
EN LA
REPÚBLICA DOMINICANA
A José Francisco
Peña Gómez, y en él a la juventud del pueblo, semilla de esperanza en la tierra
dominicana.
Juan Bosch, 1964.
INTRODUCCIÓN A
LA PRIMERA EDICIÓN DOMINICANA
Crisis de la
Democracia de América en la República Dominicana fue escrito en Aguas Buenas,
Puerto Rico, en el mes de julio de 1964, y publicado en tres ediciones en
noviembre de ese año, enero de 1965 y febrero del mismo año, las tres hechas
por el Centro de Estudios y Documentación Sociales de México. Cada edición fue
de 4 mil ejemplares, de los cuales los que llegaron a la República Dominicana
fueron menos de 2 mil. Esta edición es, pues, la cuarta, y creo que al aprobar
su publicación debo aclararles a sus lectores que al referirme en este libro a
las clases que componían en los años de la dictadura la sociedad de nuestro
país, yo usé las palabras alta clase media, mediana clase media y pequeña clase
media en vez de las que definían esos mismos niveles sociales valiéndome de la
palabra burguesía en sus diferentes valoraciones como quedó dicho en el
capítulo titulado “Capas de la pequeña burguesía en la República Dominicana”,
que figura en las páginas de mi libro Clases Sociales en la República
Dominicana, del cual se había puesto en circulación la sexta edición en octubre
de 1989. En el capítulo mencionado, que aparece en la página 107, digo: “Hay
sociólogos que no nos perdonan haber dicho que la pequeña burguesía dominicana
tiene cinco capas: la alta, la mediana, la baja, la baja pobre y la baja muy
pobre”. En el año 1964 el término que se
usaba no era el de pequeña burguesía sino el de la pequeña clase media.
JB
Santo Domingo,
R. D.,
20 de agosto de
1991.
INTRODUCCIÓN
Este no es un
libro de memorias y por tanto no hay que buscar en él una historia de los sucesos
que hicieron posible establecer en la República Dominicana un Gobierno de
elección popular a menos de dos años de la muerte de Rafael L. Trujillo, el
tirano por excelencia, y que terminaron con el derrocamiento de ese Gobierno
mediante golpe militar a los siete meses de haber tomado el poder. Los que lo
lean para satisfacer curiosidad de tipo subalterno quedarán desencantados.
Este libro se ha escrito para poner de relieve ante los
ojos de dominicanos y latinoamericanos las debilidades intrínsecas de una
sociedad cuyo desarrollo ha sido obstaculizado sistemáticamente por fuerzas
opuestas a su progreso. Como resultado de esas debilidades, la democracia,
creada por el Pueblo, era también intrínsecamente débil y no podía hacer frente
a sus enemigos tradicionales.
La democracia es un régimen político que se mantiene
sobre la voluntad de todos los sectores sociales y de todos los individuos que
tienen alguna responsabilidad que cumplir como ciudadanos. Si falta esa voluntad,
la democracia no puede sostenerse. En la República Dominicana, los sectores
sociales más influyentes y los líderes políticos que habían conquistado
prestigio luchando contra la tiranía, conspiraron en la forma más vulgar para
derrocar el sistema democrático; trabajaron concienzudamente en los cuarteles
para llevar a los soldados a dar el golpe del 25 de septiembre de 1963. Los
soldados se dejaron conducir a esa triste hazaña, ¿pero qué había de pedírsele
a ninguno de ellos si los doctores, los abogados y los sacerdotes eran
incapaces de frenar sus pasiones?
En la República
Dominicana se da un fenómeno social digno de estudio: las masas del Pueblo
tienen más conciencia, más patriotismo, más concepto de sus deberes ciudadanos
que la alta y la mediana clase media, de las cuales salieron los líderes
conspiradores de 1963. En ese sentido, las diferencias son muy marcadas.
Cualquier desocupado de los barrios pobres de la Capital del país puede dar
lecciones de honestidad política a los que fueron candidatos presidenciales en
las elecciones de 1962; y la razón no está en virtudes personales del primero y
en vicios personales de los segundos; la razón está en que el primero pertenece
a un grupo social coherente y los segundos pertenecen a grupos sociales
incoherentes.
El lector
hallará en este libro una explicación más amplia de lo que acabo de decir, y
ojalá le sea provechosa y le sirva para ver los sucesos políticos dominicanos
—una parte mínima de los sucesos de América— con las perspectivas que he querido
darle. A menudo, en estos países nuestros quieren verse los acontecimientos
sociales y políticos en función de los hombres que más se destacan en ellos; y
no se ve lo que hay debajo, las corrientes que mueven los suelos, los dedos que
manejan los hilos de los títeres. En cierto grado, todos somos títeres de
fuerzas más poderosas.
Hasta cierto
punto, este libro es continuación de uno anterior: Trujillo: causas de una
tiranía sin ejemplo. Aquel fue escrito poco antes de que Trujillo muriera;
éste, poco después. Trujillo fue el producto de todas las fuerzas históricas adversas
al desarrollo del Pueblo dominicano a contar del día mismo en que Colón
descubrió la isla en que se halla hoy la República Dominicana. Pero la tiranía
de Trujillo generó fuerzas nuevas y prolongó muchas de las anteriores.
El Pueblo
dominicano, que tiene que luchar todavía contra Trujillo algunos años, no sabía
que muchos anti trujillistas eran, en realidad, aspirantes a sustituir al
tirano, no a liquidar su régimen. El golpe del 25 de septiembre de 1963 sirvió para
dejar eso en claro.
Además de los
hijos de su sangre, Rafael L. Trujillo dejó numerosos herederos en la República
Dominicana. Los dominicanos tienen que limpiar su tierra de esa mala semilla.
En el trabajo de
limpieza, yo cumplí mi parte como líder político, como presidente democrático,
y ahora aspiro a hacerlo con este libro.
JB
Luquillo, Puerto
Rico,
31 de julio de
1964.
No hay comentarios:
Publicar un comentario