(...)Para
decir toda la verdad científica en el caso del papel que juegan en la historia
algunos hombres, Plejánov debió aclarar que él se refería a los hombres que
actúan en favor del proceso revolucionario, porque sucede que hay momentos
históricos en que un pueblo tiene a la vez líderes revolucionarios y líderes
contrarrevolucionarios; unos al servicio de las clases y las capas que reclaman
una revolución y otros al servicio de las clases y las capas y los países
colonialistas (o uno de estos) que imponen la contrarrevolución a cañonazos.
Tal es el caso de la China, que ha tenido a un tiempo y durante largos años a
Mao Tse Tung y a Chiang Kai-shek, cada uno de ellos líder de una parte del pueblo
chino; Mao Tse Tung, líder de las masas revolucionarias, y Chiang Kai shek,
líder de las clases opresoras. Esos dos hombres han ejercido “una gran
influencia en el destino” de dos porciones diferentes de la sociedad china;
pero por razones de clase uno —Mao Tse Tung— la ha ejercido en provecho del
pueblo y el otro —Chiang Kai-Shek— la ha ejercido en provecho de una minoría
privilegiada y del gran capital norteamericano.
Un
aspirante a líder, y aun un líder de una clase determinada o de una alianza de
clases, puede tener excelentes condiciones de carácter y de inteligencia, y sin
embargo puede fracasar, en el sentido de que puede hacerle mucho daño a su pueblo
si no comprende cuál es en tal o cual momento lo que Plejánov llama “la
estructura interna” de la sociedad en que actúa. Ese líder puede estar actuando
con la idea de que se halla al servicio del pueblo, y es posible que lo que
esté haciendo sea perjudicial para el pueblo" Juan Bosch
Siempre que escuchamos hablar de los grandes líderes, asociamos su vida y
sus actos a muchas características individuales que les hace ser y hacer diferentes.
Una de las características del líder exitoso es su carisma, pero el sentido
real de la palabra carisma se ha apartado permanentemente de la verdad que
guarda el significado del concepto y su verdadera aplicación.
La palabra carisma viene del griego Krisma y de su análogo Kharis que
significa gracia o don; en su sentido etimológico e histórico es el conjunto de
dones o talentos otorgados por la divinidad a una persona, que deben ser
ejercidos para poder influir positivamente en el cumplimiento de un fin común
que permita la evolución personal.
A comienzos del siglo XX, el carisma fue secularizado por el sociólogo
alemán Max Weber, quien planteó que algunas figuras excepcionales habían
revolucionado la política por la fuerza de su personalidad. El afirmaba que su
carisma era un don que los apartaba de los hombres ordinarios.
Se ha malentendido el término carisma, al considerarlo como un halo de
personalidad arrolladora de fuerza, belleza y hasta poder.
En realidad el líder carismático es aquel que centrado en las relaciones,
ordena y utiliza comprometidamente sus talentos, dones y recursos, en beneficio
de otras personas, permitiéndoles crecer y evolucionar.
La obligación carismática de todos los líderes no significa entonces la
manipulación, coacción física o moral o condicionamiento para lograr un fin que
sólo favorezca a un individuo -generalmente el que está arriba-
Es seguro que los grandes líderes han tenido una capacidad de oratoria
capaz de mover mentes y corazones hacia el compromiso, sin embargo, es esta tan
solo una cualidad (don) que el individuo ha recibido y que está poniendo al
servicio de otros.
El carisma -escribe el antropólogo de Harvard, Charles Lindholm- es un lazo
emocional inexplicable y compulsivo. Aun cuando se piensa que el carisma es
intrínseco al individuo, sólo puede revelarse en la interacción con los demás.
El carisma, afirma Lindholm, es sobre todo una relación o fusión entre el ser
interior del líder y el seguidor.
¿Y al final para que sirve el carisma?
Cuando un ser humano descubre sus dones y talentos y los desarrolla, su
vida se llena de energía, entusiasmo, pasión y fe. Es por ello que se suele
describir al líder carismático como un ser con un alo de energía especial. El
líder lleno de propósitos claros, logra que aquellas personas perdidas en su
norte, hallen una luz que desean seguir. Esa luz es el líder que muestra una
ruta (Visión).
Ese magnetismo personal que el líder posee, se manifiesta de diferentes maneras
y en diversos individuos, pero se revela especialmente en los momentos en que
otros son incapaces de actuar. El líder carismático se llena de energía y es
quien actúa primero. El carisma o magnetismo personal no es algo que aparezca
de la noche a la mañana o que no tenga nada que ver con el carácter, la
posición o la experiencia. Si el líder espera realmente ser bueno, no es
suficiente con poseer dones o habilidades especiales, si no los sabe usar. El
conocimiento es fundamental para que el líder demuestre su capacidad de apoyar
y despertar la credibilidad.
El líder no es sólo una persona que puede atraer e influir en otros; es
aquel capaz de demostrar cómo se hacen las cosas. Esto llena de inmensa
confianza a sus seguidores y de fuerza inspiradora al líder.
El carisma entonces está asociado enteramente con lo que llamamos el poder
personal. Este es el estilo de poder que el líder real ejerce, mientras que el
típico jefe aplica su poder por posición o poder asignado.
El líder carismático (desarrollando sus dones a favor de los demás) cuando
mezcla su poder personal con su poder asignado o por posición, logra ejercer
una poderosa influencia en los demás, llevándoles a los más fértiles terrenos
del compromiso.
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