La guerra del PRD será entre Ranas y Comandantes
Todos están viejos y jubilados, pero a algunos les quedan ánimos para uniformarse. Y aunque con mucha dificultad, pueden aún terciarse un fusil o colgarse una pistola al cinto.
Arturo Pujols y Lilito Barahona —comebalas en el 65, ahí en San Antón, cara a cara con los gringos—, andan uniformados de coroneles desde que Hipólito en su gobierno los autorizó a “vestirse” por decreto.
Y aunque ya están derrengados de un lado por el peso del pistolón, piensan que están vivos y a veces se emocionan tanto entre trago y trago que se creen que todavía son “Comandantes de la Revolución”.
Jaime Cruz —ese sí que era guapo, se emburujó a tiros muchísimas veces con los guardias del Cefa, y al frente de Los Rolitas en esas noches aburridas del 65 se quitaba la pereza entrándole a tiros a los yanquis que tenía casi a boca-jarro en la cuesta de San Carlos—, pero está con Miguel dispuesto a cualquier cosa.
Aníbal López, Rana consagrado por el Viejo Montes, su espaldero de toda la vida, herido varias veces en los “combates“ del 65, otro comebalas de la Revolución, anda ahora cuidando a Leonel, en la Avanzada Presidencial, y quien le hable del PRD y sus líos tiene que matarse con él.
La mayoría de los Comandantes y hombres distinguidos de la Revolución inspirada por el retorno de Bosch al poder, andan por ahí haciendo nada. Pero casi todos con pensiones militares que les permiten vivir con un mínimo de dignidad, gracias a que Leonel Fernández se ha ocupado de todos esos viejos.
Muchos otros se han ido de este mundo, y de ellos quedan sus recuerdos llenos de hazañas fantasiosas y heroicidades que sólo existieron en sus cabezas.
Porque de esa bendita Revolución del 65 fue que más héroes salieron ¡Ni siquiera de la invasión de Normandía…!
Los dos “coroneles”
A Pujols y a Barahona no ha habido forma de quitarles ese uniforme y las insignias de coroneles. A ellos les llaman “los coroneles inorgánicos” porque andan uniformados sin pertenecer a las Fuerzas Armadas, aunque llevan insignias del Ejército.
El “rango” les llegó por su amistad con Hipólito, y siendo éste Presidente los complació emitiendo un decreto que les autorizaba a usar “uniformes e insignias de coroneles del Ejército Nacional”. Algo impensable en cualquier ejército del mundo. Pero habitual en el gobierno del señor Mejía.
Y como todavía nadie ha derogado ese decreto… Bueno, por ahí andan Barahona y Pujols disfrazados de altos oficiales.
Y como tampoco con eso le hacen daño a nadie…, nadie se mete con ellos.
El problema es que ahora con este conflicto interno en el PRD, también se han dividido los comandantes constitucionalistas.
¡Y de qué forma! Pujols y Barahona están con Hipólito —o por lo menos estaban hasta el 20 de mayo— y Jaime Cruz tiene grandes responsabilidades “militares” con Miguel Vargas.
Jaime Cruz es ahora mismo el “gobernador militar” de la Casa Nacional del PRD al frente de sus “Rolitas”, y solo recibe órdenes de Miguel.
¿Por qué no se han atrevido todos esos guapos que andan con Hipólito a intentar ocupar la Casa Nacional del PRD? Porque saben muy bien que tendrían que enfrentar a Jaime Cruz y sus “Rolitas”. Y eso no está en sus planes. “Loco no se come su...cosa”, dice la gente.
Es mejor quedarse en el local del Instituto de Formación Política… ¡Saben mejor los mangos bajitos!
Andrés Bautista: “Encuerú”
Andrés Bautista corre el riesgo de quedar como Perico en la Estaca después del fallo del Tribunal Superior Electoral del pasado viernes.
Porque al restituirse las facultades legales de Miguel Vargas como presidente del PRD y declararse ilegales todas las resoluciones y medidas adoptadas por el grupo de Hipólito Mejía, Bautista retorna legalmente a su posición de “presidente en funciones”, un cargo imnominal para cubrir las ausencias del titular.
Peor aún. Ese es el único cargo —fuera del personal administrativo— que designa a discrecionalidad al presidente titular del Partido, tal como lo consignan los estatutos.
Es decir, Miguel Vargas puede destituir cuando lo desee a Andrés Bautista de la presidencia en funciones del PRD, sin tener que darle explicación a nadie. Solo tendría que enviar una comunicación a la Junta Central Electoral a través del delegado político de su partido informando su decisión y acreditando al sustituto.
Esta situación hace recordar los aguaceros de mayo en los tiempos viejos.
La muchachada de los pueblos —que ya empezaba a “emplumar”— se bañaba en cueros bajo las lluvias torrenciales, y en el disfrute pleno del momento, entre juego y juego, nos alejábamos mucho del barrio.
¡De pronto salía un sol brillante! Y entonces nos dábamos cuenta que estábamos desnudos muy lejos de la casa y que teníamos que regresar muertos de la vergu¨enza, con una mano atrás y otra alante… Y los tígueres más grandes voceándonos: ¡Encuerú, encuerú, encuerú…! ¿El precio de la traición?
Fuente: Listin Diario
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