MORAL Y LUCES

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lunes, 11 de junio de 2012

COMANDANTE TOMAS BORGES : POETA DE LA FRATERNIDAD


                                                                                   
Rafael René Corea 

“Mientras Nicaragua tenga hijos que la amen, Nicaragua será libre”. Sandino 


Nadie puede a nivel continental negarle a Tomás Borge la condición de poeta y de revolucionario. Además, yo agregaría la de poeta de la fraternidad humana, amigo de Lenin, del materialismo histórico y fundador del FSLN para la liberación de Nicaragua de la intervención extranjera  en Tegucigalpa en 1961.

El comandante Borge perteneció a esa extraña condición de hombre, que además de ser sandinista hasta los huesos, era también un revolucionario que se sentía orgulloso de ser socialista. El comandante Borge proyectaba un humanismo solidario con amor por los desamparados y luchó toda su vida contra la pobreza material y de espíritu, por aquellos que Franz Fanon llamó “los condenados de la tierra”.

El líder guerrillero sandinista perteneció a los hombres que el poeta socialista alemán Bertolt Brecht denominó “los imprescindibles”, es decir, los que luchan toda su vida, los que garantizan el ideal de la batalla por el socialismo, sin que por eso el comandante Borge abandonara su inmensa estatura sandinista o se alejara de la realidad de la política nacional, ni tampoco de la utopía socialista.

Su extraordinaria coherencia de su dialéctica guerrillera sandinista jamás tuvo ruptura con su análisis de las causas y los efectos del subdesarrollo de la sociedad nicaragüense y de las intervenciones extranjeras del pasado.

La desaparición física del Comandante no propicia, sin embargo, que su brillante inteligencia pase al olvido, pues su influencia política, moral y cultural en nuestro país, me permite citar al profesor Maro Menacorda, de la Universidad de Roma, cuando afirma que el socialismo hoy está llamado a aportar en la consolidación de una sociedad libre y democrática en estos tiempos de modernidad:

“Llamarse hoy socialista es simplemente reivindicar un proyecto de construcción de un mundo libre, como esencia misma de la libertad humana, en contraposición al conformismo marginizante que impulsa el neoliberalismo como fachada del capitalismo salvaje”. 

No quiero finalizar estas breves notas en memoria del comandante Tomás Borge, sin antes señalar otra condición personal de él como nicaragüense y revolucionario aportó a la nueva identidad del hombre latinoamericano, pues considero que al afirmar esta nueva identidad latinoamericana hay que intentar remontar los caminos que nos llevan al mundo, a los hombres, a la vida dura, a la lucha, a la revolución y Tomás Borge simplemente lo hizo.

Y al final, si es que logramos llegar, encontraremos lo que verdaderamente buscamos y necesitamos: una aventura humana fraterna, hecha, vivida, escrita por nosotros mismos, pues cuando la meta que nos propongamos sea noble, grande, ya entonces habremos dado un primer paso con nosotros mismos y así nuestra identidad latinoamericana empezará a desarrollarse, a manifestarse y será finalmente nuestra, y la “paciente impaciencia” habría terminado: ésta es la epopeya que nos lega el comandante Tomás Borge Martínez  a toda Nicaragua.

Aquí  unos versos con un hasta pronto para el comandante Borge:
“¿Cómo serán las manos que toquen tu ceniza?

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