MORAL Y LUCES

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sábado, 14 de julio de 2012


 


Héctor Lachapelle: Héroe militar y héroe social  
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Héctor Lachapelle Díaz participó en todas las batallas del Frente Constitucionalista:
-El primer combate con tropas de la Policía Montada, cuando se iniciaba el movimiento, el mismo 24 de abril;
-La batalla del Puente Duarte, encabezada por Francis Caamaño y Montes Arache;
-La toma de la Fortaleza Ozama, a bordo del único tanque de guerra de los “Rebeldes” tomado por él en Villa Francis-ca, operación que dirigió el mayor Juan María Lora Fernández;
-El intento de toma del Palacio Nacional, junto a su comandante Rafael Fernández Domínguez;
-Los combates del 15 y 16 de Junio, contra las tropas de intervención norteamericanas; y
-La batalla del Hotel Matun, de Santiago.

Fuera de esos combates, que se llevaron a cabo con fiereza y muchas bajas de lado y lado y víctimas de la población civil, en la Revolución del 65 sólo se combatió en la zona norte de Santo Domingo, sobre todo en los alrededores del cementerio de la Máximo Gómez durante la llamada “Operación Limpieza” ejecutada por los guardias del Cefa con logística de los marines norteamericanos.
En cada uno de esos escenarios el joven capitán Lachapelle exhibió un valor espartano y se lució en cada batalla, en el manejo de las armas, impartiendo instrucciones y estableciendo estrategia de combate.
En varias ocasiones he dicho que después de la Revolución cada combatiente contó hazañas a su manera. Y en tono de broma digo que de esa Revolución salieron más héroes que de la invasión de Normandía en 1944 cuando 250 mil soldados iniciaron la mayor movilización militar de la historia en el Noroeste de Francia en el avance final de los aliados contra el Eje del Tercer Reich.
Pero las historias de ese pequeño grupo de oficiales de 1965 ñCaamaño, Fernández Domínguez,  Montes Arache, Lora Fernández, Peña Taveras, Hernando Ramírez, Lachapelle, entre otros de menor rango y similar valorñ, han quedado registradas como auténticos actos de heroísmo.

Lachapelle en el tanque
Seis días después de iniciadas las hostilidades, el 30 de abril, el alto mando constitucionalista dispuso la toma de la fortaleza Ozama, donde estaban acantonadas las tropas policiales más represivas de la época, denominadas cascos blancos.
Lachapelle era el segundo al mando de esa operación, cuyo comandante era el coronel Juan María Lora Fernández, quien caería luego en la batalla del Matun. Rodeados durante días en el fortín colonial, con muy escasa alimentación y el agua racionada, los “cascos blancos” estaban comandados por el coronel Valentín Despradel Brache.

Resistieron por muchas horas el hostigamiento constitucionalista. La ocupación de la fortaleza se hacia difícil no sólo por la dura resistencia, sino también por el alto enverjado del recinto. Es en esa situación que aparece el capitán Lachapelle a bordo del tanque de guerra y desde la Padre Billini con  calle Hostos hizo un certero disparo que abrió un enorme boquete en la pared frontal, por donde pudieron entrar abriendo fuego los soldados y civiles constitucionalistas que en cuestión de horas tomaron la fortaleza.
Casi todos los policías se rindieron y fueron arrestados, pero otros, entre ellos su comandante Despradel Brache, se lanzaron al río Ozama y lograron salir a salvo en la orilla contraria. Despradel llegó herido de bala, otros oficiales y alistados murieron ahogados o alcanzados por las balas que les disparaban los constitucionalistas mientras nadaban tratando de salvarse.
Lachapelle también participó de forma muy activa en los combates del 15 y 16 de junio, cuando las tropas norteamericanas intentaron ocupar la zona constitucionalista utilizando su masivo poder de fuego. Fueron dos días de duros combates, día y noche. Y las tropas interventoras no pudieron avanzar mas que dos cuadras por la zona de San Antón.

La guerra y la paz
Lachapelle hizo la guerra, pero también firmó la paz. El 30 de abril suscribió el cese al fuego junto al coronel Caamaño, al coronel Montes Arache y a Héctor Aristy, el teniente coronel Rogelio Jiménez Herrera y Héctor E. Conde, junto al nuncio Emmanuel Clarizzio, el embajador norteamericano W. Tapley Bennett, Elías Wessin y Wessin y Bartolomé Benoit.
También firmó el “Acta de Santo Domingo”, el 5 de mayo, ratificando el acuerdo de cese de fuego, junto a los coroneles Caamaño y Montes Arache, Héctor Aristy, el mando militar de San Isidro y los mediadores diplomáticos y de la Iglesia Católica. Lachapelle no se retiró nunca de la línea de operaciones. Desde la batalla del puente Duarte hasta el día del cese final de las hostilidades, se mantuvo en el puesto de mando de la avenida Duarte con Barahona, al lado de Montes Arache, nariz con nariz con los gringos.

El lunes contaré su vida en el exilio después de la Revolución. Porque si alguien lo ha olvidado, Francis Caamaño “desapareció” de su casa en HolandaÖ Y lo invitó a que se fueran juntos a entrenarse a Cuba.
Pero Héctor Lachapelle nunca creyó en el foquismoÖEsa es otra parte de la historia.

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