Los analistas de la economía norteamericana registran 8 recesiones que se han presentado entre el mes de noviembre de 1948 y el mes de diciembre de 1981. En lo que se refiere a la última, mientras se escriben estas líneas se anuncia que está llamada a prolongarse por lo menos durante todo el año 1982 y hay quienes aseguren que seguirá en el 1983. pero si nos atenemos a que llegará hasta diciembre del próximo año tendremos que al terminar el 1982 las recesiones de la economía de Estados Unidos habrán durado en conjunto 9 años en un lapso de 33, hecho que por sí sólo denuncia que en esa economía hay causas permanentes de crisis cuyo origen debe ser identificado y expuesto con precisión para conocimiento de todos los pueblos del mundo dado que una situación de crisis en la economía norteamericana acaba convirtiéndose en una crisis que afecta a la generalidad de los países capitalistas debido al hecho de que el dólar estadounidense es una moneda del comercio internacional del sistema capitalista, pero también afecta a los países socialistas que comercian con los grandes centros capitalistas en una proporción importante para ellos, como ha sido el caso reciente de Polonia y Rumanía.
"estancamiento o depresión y la inflación, y su presencia en la cadena de recesiones ha dado origen a una palabra nueva: estanflación (en inglés "stanflation") que resume las dos causas, pero la creación de esa palabra definitoria no significa que los economistas norteamericanos o de otros países hayan conseguido aislar los hechos que provocan la conjunción de la depresión y la inflación como causas de la estanflación. Hasta el momento se conocen las causas de la inflación y las de la depresión por separado pero no se sabe cómo unas y otras concurren en un estado de recesión, y sobre todo, se sabe que la recesión comienza con la presencia de una inflación y se agrava al presentarse los aspectos depresivos, pero se ignora cómo se producen los últimos en medios de una inflación.
La estanflación es un mal mucho más grave que la inflación por sí sola o que la depresión por sí sola, y lo es porque los economistas saben cuáles son las medidas que deben aplicarse para superar una situación inflacionaria y cuáles son las que pueden sacar a un país de una depresión, pero cuando eso dos males se presentan de manera simultánea en una recesión, las medidas llamadas a aliviar los efectos de la inflación agravan la depresión y las llamadas a aliviar la depresión agravan la inflación, lo que significa que en realidad no hay fórmula que pueda curar una economía de los daños que le cause una estanflación. No la hay porque los economistas que tienen a su servicio las grandes empresas y el gobierno de Estados Unidos ignoran cuál es el origen de ese mal tan complejo, y sin conocer su origen es difícil adoptar un programa de medidas que pueda curarlo o al menos aliviarlo.
el ingreso de dólares provenientes de varias partes del mundo atraídos a Estados Unidos por la alta tasa de interés que se les ofrecía, provocó efectos contrarios a los que debían esperarse, pues al prestar esos dólares los bancos norteamericanos no podían cobrar por ellos un interés más bajo del que pagan a los dueños de esos dólares que los depositaban a plazo fijo, y por esa causa las industrias que emplean más mano de obra, como la construcción de viviendas, la de automóviles y equipos agrícolas, la de fabricación de acero, tuvieron que traspasar a los compradores de esos bienes y materias primas elaboradas el interés que pagaban por el dinero con que financiaban su producción, lo que tuvo efectos diferentes, según fuera la rama de la actividad industrial que usaba el financiamiento, pues en el caso de la construcción, al bajar ésta empezaron a perder valor los terrenos urbanos y semi-urbanos, baja que se reflejaba lo mismo en la situación de empresas dedicadas a la compra y venta de esos tipos de terrenos que en la de grandes cantidades de propietarios de mediano pasar que se valían de ellos haciendo hipotecas para resolver crisis económicas personales o familiares…
( …)Esta es una contradicción que se ha instalado en el seno de esa economía, pero antes nos hemos referido a otra contradicción que se mantiene también en el seno de la economía capitalista en su variedad estadounidense, y es la de una cadena de depresiones que se dan al mismo tiempo que se desarrolla la inflación".
La cantidad de 9 años de depresiones en un período de 33 años no sería nada extraño si tomamos en cuenta que el llamado Gran Crack de 1929 inició en Estados Unidos una depresión que duró 12 años corridos, desde el momento de su aparición el 24 de octubre del año mencionado hasta 1941, esto es, cuando ya la Guerra Mundial Segunda había cumplido dos años. Lo que llama la atención de la cadena de recesiones de la postguerra es que en 1970 se presentó una característica desconocida en la historia del capitalismo : la presencia en la recesión correspondiente a diciembre de 1969-noviembre de 1970 de dos componentes que en las anteriores habían figurado cada uno de ellos de manera aislada como causas de las recesiones pero nunca los dos a la vez; y a partir de ese momento los dos componentes han seguido apareciendo juntos en las recesiones siguientes, la de noviembre de 1973-marzo 1975, la de enero 1980-julio del mismo año y la que estamos viviendo en el momento en que se escriben estas líneas (mediados de diciembre de 1981).
Esos dos componentes son el estancamiento o depresión y la inflación, y su presencia en la cadena de recesiones ha dado origen a una palabra nueva: estanflación (en inglés "stanflation") que resume las dos causas, pero la creación de esa palabra definitoria no significa que los economistas norteamericanos o de otros países hayan conseguido aislar los hechos que provocan la conjunción de la depresión y la inflación como causas de la estanflación. Hasta el momento se conocen las causas de la inflación y las de la depresión por separado pero no se sabe cómo unas y otras concurren en un estado de recesión, y sobre todo, se sabe que la recesión comienza con la presencia de una inflación y se agrava al presentarse los aspectos depresivos, pero se ignora cómo se producen los últimos en medios de una inflación.
La estanflación es un mal mucho más grave que la inflación por sí sola o que la depresión por sí sola, y lo es porque los economistas saben cuáles son las medidas que deben aplicarse para superar una situación inflacionaria y cuáles son las que pueden sacar a un país de una depresión, pero cuando eso dos males se presentan de manera simultánea en una recesión, las medidas llamadas a aliviar los efectos de la inflación agravan la depresión y las llamadas a aliviar la depresión agravan la inflación, lo que significa que en realidad no hay fórmula que pueda curar una economía de los daños que le cause una estanflación. No la hay porque los economistas que tienen a su servicio las grandes empresas y el gobierno de Estados Unidos ignoran cuál es el origen de ese mal tan complejo, y sin conocer su origen es difícil adoptar un programa de medidas que pueda curarlo o al menos aliviarlo.
Por de pronto, hay efectos de la situación en que se halla hoy la economía norteamericana que deben ser expuestos en conjunto porque todos ellos son síntomas de una crisis generalizada que se presenta en forma de encadenamiento de recesiones. Uno de esos efectos es el déficit crónico de la balanza comercial, que ha venido pesando sobre el dólar desde hace años, y ha forzado a los Bancos Centrales de varios países capitalistas a hacer compras no previstas de dólares, a veces por miles de millones en un sólo día, para evitar un colapso de esa moneda; ha sido necesario devaluar el dólar dos veces en menos de un año, el 4abril de 1972 y el 13 de febrero de 1973; la deuda pública llegó el 22 de octubre de este año (1981) a 1 billón de dólares ( 1,000,000,000. 000, o sea, el billón español, que no debemos confundir con el billón norteamericano, equivalente a sólo 1,000 millones), y sus intereses serán en 1982 de 96,000 millones; pero además en cuatro años más esa deuda habrá llegado a 1,500,000,000,000 ( 1 billón 500,000, millones), porque el gobierno de Reagan se ha confesado incapaz de evitar el incremento del déficit anual del presupuesto, y ese déficit tendrá que ser cubierto con bonos del tesoro y otros medios de pago que acabarán engrosando la deuda pública.
Otro efecto de los males que aquejan a la economía norteamericana es la alta tasa de interés que ha alcanzado el dólar. Esa situación fue creada debido a que los tenedores de dólares en todo el mundo (los euro y petrodólares, que para fines de 1980 tenían en su poder, según estimaciones de algunos expertos en la materia, entre 750,000 y 800,000 millones de dólares) enviaron sus dólares a Estados Unidos para ganar esa alta tasa de interés, que en muchos casos era superior a los beneficios medios de las inversiones industriales, comerciales y financieras que se hacían con ellos, sobre todo en Europa. de hasta 20.5 por ciento en 1981, hecho que tuvo como consecuencia inmediata el debilitamiento de las monedas del sistema capitalista, que tienen al dólar como reserva, y con ese debilitamiento la incapacidad de muchos países de pagar sus importaciones por falta de dólares, lo que ha provocado un apreciable grado de parálisis en el comercio internacional.
Por otra parte, el ingreso de dólares provenientes de varias partes del mundo atraídos a Estados Unidos por la alta tasa de interés que se les ofrecía, provocó efectos contrarios a los que debían esperarse, pues al prestar esos dólares los bancos norteamericanos no podían cobrar por ellos un interés más bajo del que pagan a los dueños de esos dólares que los depositaban a plazo fijo, y por esa causa las industrias que emplean más mano de obra, como la construcción de viviendas, la de automóviles y equipos agrícolas, la de fabricación de acero, tuvieron que traspasar a los compradores de esos bienes y materias primas elaboradas el interés que pagaban por el dinero con que financiaban su producción, lo que tuvo efectos diferentes, según fuera la rama de la actividad industrial que usaba el financiamiento, pues en el caso de la construcción, al bajar ésta empezaron a perder valor los terrenos urbanos y semi-urbanos, baja que se reflejaba lo mismo en la situación de empresas dedicadas a la compra y venta de esos tipos de terrenos que en la de grandes cantidades de propietarios de mediano pasar que se valían de ellos haciendo hipotecas para resolver crisis económicas personales o familiares; y en cuanto a los fabricantes de automóviles, equipos agrícolas, vehículos pesados y acero, esos tenían que traspasar a sus compradores el interés que pagaban por el dinero con que financiaban su producción, lo que los colocaba en situación desventajosa ante sus competidores extranjeros que se aprovechaban- y se aprovechan- de ello para aprovecharse de partes importantes del Mercado norteamericano.
La situación descrita se refleja en un aumento del déficit comercial y a su vez ese déficit debilita la posición del dólar en relación con las monedas de los países que compiten con los productos industriales de Estados Unidos en el territorio norteamericano y en los mercados abastecidos por la industria de ese país, de manera que nos hallamos ante el curioso hecho de que lo que beneficia a los dueños de dólares perjudica a la economía norteamericana. Esta es una contradicción que se ha instalado en el seno de esa economía, pero antes nos hemos referido a otra contradicción que se mantiene también en el seno de la economía capitalista en su variedad estadounidense, y es la de una cadena de depresiones que se dan al mismo tiempo que se desarrolla la inflación.
20 de diciembre de 1981.
33 Artículos de Temas Políticos, Primera Edición, 1988, páginas 119 a 123.
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