Por Nagham
Salman, experta en asuntos de Oriente Medio
En 1992, dos años después de la desintegración
de la Unión Soviética, Francis Fukuyama publica 'El fin de la Historia y el
último hombre'. En este ensayo político, el autor afirmaba que la historia,
como lucha de ideologías, había terminado con la caída del régimen comunista y
el fin de la guerra fría. Francis Fukuyama preveía que a partir de
entonces se iniciaría un proceso a nivel mundial en que la única opción viable
sería la democracia liberal occidental, tanto en lo económico como en lo
político. Un proceso tutelado por Estados Unidos y en el que pensamiento
único, el fin de las ideologías y la economía capitalista llevarían al
fin de las guerras y las revoluciones sangrientas.
En 1993, en respuesta a las tesis anteriores y
retomando las tesis formuladas anteriormente por Arnold J. Toinbee, Samuel
Huntington publicaría su teoría del 'Choque de Civilizaciones', según la
cual los principales actores políticos del Siglo XXI serían las civilizaciones.
Sus tesis reafirman que los Estados-nación seguirán siendo los actores más
poderosos del panorama internacional, pero que los principales conflictos de la
política global ocurrirán entre naciones y grupos de naciones pertenecientes a
diferentes civilizaciones. El choque de civilizaciones dominará la política
global y las fallas entre las civilizaciones serán los frentes de batalla del
futuro. Según el autor, las líneas de fractura entre civilizaciones son
casi todas religiosas:
• Cultura Occidental, incluye
principalmente a países cristianos: Europa y América. Podrían existir otras dos
"subcivilizaciones":
• El mundo ortodoxo de Europa
oriental y Rusia.
• El mundo latinoamericano de
Sudamérica, Centroamérica, México y gran parte del Caribe.
• El mundo musulmán de
Oriente Medio, el Magreb, Somalia, Afganistán, Pakistán, Malasia e Indonesia.
• El pueblo judío, civilización
hebrea, la diáspora.
• La civilización hindú,
localizada fundamentalmente en la India.
• La civilización sínica de
China, Vietnam, Singapur, Taiwán y la diáspora china en Asia, el Pacífico y
Occidente.
• La civilización japonesa,
archipiélago del Japón.
• El África
subsahariana.
• Las áreas budistas del
norte de la India, Nepal, Bután, Mongolia, Birmania, Tailandia, Camboya, Laos y
el Tíbet.
Tony Blair, George Bush y José María Aznar en la llamada 'foto de las Azores'. |
A finales de los años 90 del siglo pasado, los
geoestrategas del Pentágono, ante el crecimiento económico constante de algunas
potencias emergentes, en especial China y Rusia, elaborarían la agenda del
nuevo milenio, que tendría como eje primordial Oriente próximo, Cáucaso, Asia
Central y Pacífico. El primer paso fue la invasión de Afganistán en 2001 tras
los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono, cuya autoría está
todavía por esclarecer. El segundo sería la invasión de Irak en 2003, después
de una campaña mediática de propaganda y pruebas falsas sobre la existencia de
armas químicas, que convenció a la comunidad internacional y cuya falsedad
escandalizó posteriormente a la opinión pública de los países occidentales que
habían participado en la operación.
Los promotores de la campaña mediática y
militar, que firmaron el Pacto de las Azores, perderían toda su credibilidad y
caerían en el ostracismo político posteriormente.
Tony Blair, George Bush y José María Aznar en
la llamada 'foto de las Azores'. El 11 de marzo de 2004, los atentados de
Madrid, cuya autoría tampoco ha sido todavía esclarecida, dejarían más de 200
muertos y, según muchos analistas, provocaron la victoria electoral del
PSOE en España. José Luis Rodríguez Zapatero cumpliría inmediatamente una
de sus promesas electorales, que fue la retirada de las tropas españolas de
Irak, lo que alejaría de nuevo a España de la órbita estadounidense. A continuación Zapatero lanzaría su proyecto
internacional estrella en copatrocinio con el ya entonces presidente turco
RecepTayippErdogan: la Alianza de Civilizaciones.
Foto oficial de la Cumbre de la Alianza de Civilizaciones. |
La Alianza de Civilizaciones tuvo una gran
acogida en sus inicios, hasta el punto que tras la cumbre de las Naciones
Unidas se estableció un organismo permanente en la organización multilateral.
No obstante, la realidad política internacional y el creciente intervencionismo
y neo imperialismo norteamericano hicieron que la propuesta prácticamente
desapareciera de la política internacional.
Foto oficial de la Cumbre de la Alianza de
Civilizaciones.
A día de hoy, casi 20 años han pasado desde que
se formularan las tesis del 'Fin de la Historia' y el 'Choque de
Civilizaciones', y casi ocho desde que se lanzara la Alianza de civilizaciones.
El balance es claramente favorable al choque deliberado que induce la gran
hegemonía norteamericana, que intenta mantener y aumentar su supremacía
política y económica internacional a través de su supremacía militar y un
neoimperialismo creciente en todas las regiones del mundo. El lucrativo negocio del cambio de regímenes y el
fomento de la conflictividad entre países o comunidades permite a Estados
Unidos y sus aliados vender armas y expoliar los recursos naturales después de
producido conflicto. Para ello se sirve de sus servicios de inteligencia
y convencen a sus opiniones públicas por medio de una propaganda según la cual
se fomentan la libertad, la democracia y los derechos humanos.
Rusia y China serían portadoras de sendas
civilizaciones que podrían llegar a tener más peso en la esfera internacional
en los próximos años. La manera de mantener subyugadas a estas potencias
emergentes es fomentar la conflictividad regional y tomar posiciones en sus
respectivas áreas naturales de influencia, en especial Oriente Medio, Asia
central y Asia Pacífico. Por otra parte, intentar contrarrestar la inversión
creciente de ambas en África y América Latina, esta última considerada el patio
trasero del Tío Sam durante las últimas décadas.
El caso más actual de conflicto de
civilizaciones deslocalizado es Siria, donde los servicios de inteligencia
occidentales han conseguido que las rencillas históricas de dos de sus
comunidades acaben desembocando en una cruenta guerra civil de posibles
consecuencias catastróficas para toda la región. Mientras, Rusia y China apoyan
al gobierno de Al Assad por sus intereses geoestratégicos en la región,
conscientes de que Siria es la antesala del ataque a Irán.
Para terminar, cabe remarcar que la estrategia
del choque de civilizaciones podría llegar a ser un arma de doble filo a largo
plazo, especialmente en la vieja Europa, donde las comunidades islámicas
llegarán a significar el 30% en algunos países. Este factor, unido al
previsible agravamiento de la crisis económica y posible desaparición de la
Unión Europea, podría desencadenar una ola de racismo y xenofobia en el antiguo
continente.
Nagham Salman es jefa de proyectos europeos de
investigación y analista política especialista en asuntos de Medio Oriente.
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