Los riesgos de la mediación en el conflicto interno de perredeístas
EL EMBARRE.- Quienes se metan ahora en el pleito del PRD saldrán embarrados, y de mala manera, igual que aquellos que se encarguen de cuidar a un niño de meses de nacido y no sepan cambiar pañales. Podrá ser mucha la ternura, pero al final no habrá más que fastidio. A monseñor Agripino Núñez Collado que no se apresure en ponerse los ornamentos, que hasta Dios sabe guardarse para mejores momentos. Que mire bien las cosas, o el curso que toman. Los perredeístas no son capaces de juntarse ni siquiera en una misa, como se comprobó ahora en los fastos del 5 de julio. Mientras unos rezaron en el templo de Las Mercedes, en la capital, otros se fueron al Hermanas Mirabal, en La Joya, Santiago. No resisten decirse “La paz sea contigo, hermano”, ni darse el abrazo propio de miembros de una misma iglesia. Y menos coincidir en una ofrenda floral, ya que uno de los bandos tributó a los manes de la Patria y el otro a los del partido. Como si la República no fuera la obra de todos. Desde el punto de vista de los perredeístas, así como hubo un 27 de febrero de 1844, tiene que haber un 5 de julio de 1961...
LOS PODERES.- Monseñor Núñez Collado tiene que tomar en cuenta la circunstancia, de que no se trata de una simple garata entre perredeístas, sino que en la ocasión las implicaciones son mayores. Los perredeístas, entre ellos, pueden faltarse el respeto, pero nunca a los poderes públicos, como hace y pretende seguir haciendo la facción que encabeza Hipólito Mejía. Que desconoció la autoridad de la Junta Central Electoral y del Tribunal Superior Electoral, como si la Constitución fuera un mero pedazo de papel. Incluso, no debe olvidar que es compromisario de la situación. La nueva Carta Magna se debió ñen muchoñ a sus esfuerzos y desvelos, a su búsqueda de consenso, y no puede, a menos que quiera deshonrarse, aprobar las insurgencias que se promueven contra las instituciones creadas bajo su patrocinio. El problema, visto desde su perspectiva, no puede ser, al igual que los compañeros de las bases, si Miguel Vargas o Hipólito Mejía. Lo suyo debe ser que los mecanismos de la democracia funcionen, y no pueden serlo en un ambiente de rebeldía...
EL CARÁCTER.- Además, tiene que fijarse en la ligereza con que se reacciona frente al hecho de la mediación. Que da igual que sea pan o casabe, siempre que se ponga sobre la mesa. Que puede ser monseñor Núñez Collado, pero también Participación Ciudadana. Como si la investidura no importara, y fuera lo mismo la majestad de la Iglesia que el oportunismo de la sociedad civil. No se quiere la mediación, y se dice que si para cumplir con la opinión pública. Si acaso, se quisiera que otros carguen con la cruz. Al final de la jornada sería fácil decir: Ni fulano pudo. Pues se habla de los organismos. Bien. ¿Cómo se explica, entonces, que si se encargó a una comisión para que acopiara y analizara las diferentes propuestas de solución al “impasse”, de buenas a primeras se busquen o se acepten instancias ajenas al partido? O se resuelve adentro, o afuera, pero nunca al mismo tiempo, pues se le supone a la segunda un carácter supletorio. ¿Que ocurriría si se tuviera una salida recomendada por la Comisión Consultiva y simultáneamente otra de la Iglesia?...
EL ESPEJO.- Si el PRD quiere irse por el fregadero que ponga sus asuntos en manos de Participación Ciudadana. Si quiere que se mire en el espejo del Partido Reformista Social Cristiano, que no ha vuelto a ser una entidad verdadera desde que permitió que este movimiento hiciera de observadora en un proceso interno. Aquel en que se disputaron la nominación Jacinto Peynado y Eduardo Estrella. Los reformistas estaban acostumbrados a sus maldades, e incluso la continuaron después, pero con su pujanza ya disminuida. No pudieron recuperarse de aquellos enconos. La solución que se plantea ahora en el PRD, que adelante la convención, es no entender la dinámica del problema. El “impasse” se originó por la desesperación de un grupo que quiso desollar la vaca antes de matarla. Pudo haberse aguantado las ganas, dejar que el tiempo transcurriera y en el momento justo cobrárselas todas al oponente. ¿Con cuáles bases se haría la convención, con las del PRD o con las del PLD, pues no puede olvidarse el reclamo de Miguel Vargas de que en la última fue víctima de fuerzas extrañas al partido blanco?... |
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