MORAL Y LUCES

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martes, 3 de julio de 2012

EN POLÍTICA EL SILENCIO TIENE SU VALOR


Los perredeístas deben olvidarse de los peledeístas
Orlando Gil
orlandogil@codetel.net.do
AHORA NO.- Miguel Vargas no debió haber hablado por estos días y solo observar el movimiento de sus oponentes, quienes al igual que él y los suyos están cansados de nadar y deseosos de que aparezca una embarcación y los recoja.
Es gente de puerto, no de mar.
Palabra más, palabra menos, no cambiaba nada. Además, tuvo oportunidad de decirlo todo, de defenderse atacando y se guardó los puños y dejó que las instancias de ley resolvieran el problema. Que es como decir devolverlo a la situación anterior. Se pensaba que la pelea era con Hipólito Mejía, y sin embargo, las voces que lo atacan son de Geanilda Vásquez y “la emblemática” Ivelisse Prats. Como si fuera un asunto de género y no político. Aunque, evidentemente, no cayeron del cielo.
Están haciendo el trabajo de otros, pero sus enconos son personales. ¿Atendió Vargas a Prats cuando le habló de La Escuelita? De seguro que no.
E hizo bien. ¿Cómo se explica que quien dirigía la escuela de cuadros en los años setenta pretenda iguales responsabilidades ahora? En el PRD falta seguridad social: nadie se jubila… 
EL TÍTULO.- Miguel Vargas no debió haber hablado por ahora porque lo que menos le conviene es dar excusas a sus oponentes para mantenerse haciendo sombras debajo del cuadrilátero. Nada más tiene que ver cómo reaccionó Hipólito Mejía a la posibilidad de un encuentro ahora que surgen otras mediaciones. Dijo que no, y en horas que sí. Lo cual es un mal síntoma. Hace pensar que por un lado está su temperamento, irreductible, primario, y por otro, las persuasiones de terceros interesados en buscar salidas. Aunque no lo digan por soberbia, todos se dan cuenta de que el callejón, además de oscuro, es interminable. Ni resuelven los organismos convocados unilateralmente, ni los fallos de los poderes públicos. El entrampamiento es tan grande, y tan grave, que la consigna de “Miguel, Traidor” se agotó tan pronto que nadie quedó ronco.
Pero al hablar, y al plantear acuerdos con el nuevo gobierno, da municiones a carabinas que ya estaban vacías. Vargas se les está yendo por arriba, como lo hizo la otra vez, y asume como si ya fuera “jefe de la oposición”, uno de los títulos en disputa… 
EL OLVIDO.- Los perredeístas de todas las tendencias debieran olvidarse por un rato del PLD porque la gente no es tan tonta y se está dando cuenta de que existe una dependencia, hasta de tipo emocional. Es verdad que el PLD tiene guantes, bates, pelotas, y es dueño del play, pero nadie los obliga a jugar.
Que las corbatas azules, que el 6 de marzo, que el 20 de mayo, que el 16 de agosto. Pelean y pelean por sus espacios, que es algo natural, pero siempre meten a los peledeístas en el medio y los culpan de los golpes que se han dado entre sí. ¿Por qué se critica tanto El Pacto de las Corbatas Azules, y se dice que fue un error de Vargas, si fue aprovechado por Mejía? Los hipolitistas debieran ser más honestos y reconocer a quienes les favorecen. De otra manera no pudo haber sido candidato. Entonces, lo justo es que celebraran esa fecha como si fuera Pascuas y agradecieran a Vargas por esa iniciativa. Sin embargo, hacen todo lo contrario.
A pesar del tiempo, se lo siguen sacando en cara, como si estropear su gloria fuera una hazaña superior… 
LO SUYO.- Los perredeístas, insisto, deben olvidarse de los peledeístas, pues Miguel Vargas con el Pacto de las Corbatas Azules descubrió el camino, pero otros lo siguieron. Vargas logró con ese acuerdo una principalía y una categoría que no tenía. Se constituyó a partir de ese momento en el interlocutor válido del gobierno sin tener control ni dominio del partido.
Quedó claro a muchos de sus compañeros que si se sabía buscar la vuelta, el PLD era salida o era solución. Y no solo el presidente Leonel Fernández. El 6 de marzo es la mejor demostración.
Los seguidores de Hipólito Mejía no han seguido con el can de la traición de Vargas en la campaña o el 20 de mayo porque, entre otras cosas, temen que suban los fuegos del infierno y se escapen los demonios e intenten quemarlo todo. Dije que Vargas debió haber hablado antes con mayor consistencia, y no lo hizo, pues el capítulo de la convención resulta más que interesante, e incluso importante.
Si la verdad no daña, y abunda, lo mejor es que se conozca toda. La de Penélope, por ejemplo…

FUENTE:LISTIN DIARIO


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