Brasil hoy, modelo a seguir
HOY Brasil es un referente obligado al colocarse como la sexta economía mundial y primera de América Latina, pero sobre todo por el milagro de sacar de la extrema pobreza a 25 millones de brasileños y elevar el 50% de la población a clase media, debido a las políticas sociales de redistribución del ingreso implementadas por los gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva y su continuidad por parte de la presidenta Dilma Rousseff.
Los teóricos de la economía mundial justifican este crecimiento en el aumento de las exportaciones, la apertura y liberalismo de su economía, la expansión del mercado interno y la reversión histórica de sus viejas políticas proteccionistas, generadoras de desequilibrios macroeconómico y déficit fiscales. Paradójicamente, en el marco de esas estigmatizadas políticas fue que se crearon las bases científico-tecnológica y de infraestructura física que sustentan el desarrollo, dinamismo y crecimiento de los sectores económicos de Brasil, tales como: industrial, agrícola, energético, automotriz, militar y petrolero, por citar los más relevantes.
Estas capacidades han permitido a Brasil competir con éxito en el mercado mundial y aprovechar el incremento de los precios internacionales de sus principales productos de exportación, llamados commodities: soya, café, azúcar, acero, petróleo etc., que por décadas permanecieron deprimidos, y las divisas que ingresaban, independientemente de las políticas fiscal y monetaria interna generadoras de déficit, resultaban insuficientes para financiar el desarrollo y mantener la estabilidad de la economía, por lo que para impulsar estas capacidades fue necesario en gran medida recurrir al endeudamiento externo. De ahí que Brasil durante los años 70 y 80 del pasado siglo llegó a ser el país con la mayor deuda externa de América Latina, pero en la actualidad como consecuencia de esta coyuntura de revalorización de las materias primas en el mercado mundial, apertura económica y aumento de la capacidad exportadora de su aparato productivo, esta situación ha revertido, convirtiéndolo en un acreedor de otros países( incluso del FMI), mediante el financiamiento de las exportaciones de productos y servicios que incorporan tecnologías brasileña (obras de ingeniería, armas, aviones, plataformas y explotación petroleras, tecnología informática, producción de alcohol como combustible, siderurgia, automotriz, etc.)
Una mirada retrospectiva a la evolución del desarrollo de Brasil, permite entender mejor el porqué del éxito de su economía y el rol del capital humano y del sistema de ciencia y tecnología en ese proceso. En los primeros años de los 50, había un especial interés por la capitación de los recursos humanos de alto nivel y las investigaciones científicas y el fomento a la producción. En efecto, durante el segundo gobierno de Getulio Vargas, se fundó el Banco Nacional de Desarrollo para el financiamiento de las empresas, y que en la actualidad juega un papel estelar en el financiamiento de la producción de bienes destinados al comercio exterior. De ese mismo año, 1951, data el Consejo Nacional de Pesquisa (CNPq), creado con el objetivo de promover y fomentar la investigaciones científicas y tecnológicas y la capacitación de los recursos humanos. En ese mismo año también se fundó la Coordinación para el Perfeccionamiento del Personal de Nivel Superior (CAPES), cuyo principal objetivo era promover la formación del personal de alto nivel para el Gobierno y el sector privado. En 1953 fue fundada Petrobras, empresa dedicada a la exploración, explotación y comercialización del petróleo y sus derivados. Actualmente ocupa el primer lugar en la producción de petróleo en América Latina y cuarto en la producción mundial; y en años recientes logró alcanzar la autosuficiencia petrolera de Brasil. Además es líder en producción de petróleo en el lecho marino mediante plataformas marinas de alta tecnología. Ya a principios de los años 60 surge el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE), y con la llegada de los militares al poder en el año 1964, no obstante la afrenta a la democracia y la violación de los derechos humanos que estos protagonizaron; el desarrollo de Brasil recibe un gran impulso enmarcado en una visión más amplia e integral, conjugando la instauración de su infraestructura física con la I+D para explotar sus inmensos recursos naturales, y convertir a Brasil en una potencia económica y militar. Es precisamente durante este mandato, que se dan los pasos necesarios para la consolidación y articulación definitiva del sistema nacional de ciencia y tecnología, en 1967 surge la Financiadora de Estudios y Proyecto (FINEP) dedicada al fomento de la innovación tecnológica en las empresas industriales, universidades e institutos de investigaciones. Ya en la primera mitad de los 70, se crea Embrapa para realizar investigaciones agropecuarias (la productividad del cultivo de la soya es un resultado de este esfuerzo), se relanza el CNPq como organismo rector y articulador del sistema de CyT y fomento de la investigación básica y aplicada, el CAPES asume un papel fundamental en el fomento de la expansión y consolidación de los programas de Posgrado en el país y el exterior, que permitió a las universidades enviar a sus profesores a realizar maestrías y doctorados en los países más desarrollados del mundo, y que una vez reincorporados a Brasil, tuvieron acceso a buenos laboratorios en sus universidades y apoyo económico de fondos estaduales y nacionales de financiamiento para realizar investigaciones e impartir docencia a tiempo completo en los programas de posgrado, al tiempo de poder vivir dignamente. Según cifras recientes, en las universidades brasileñas, fruto de la continuidad del esfuerzo y que alcanzó su punto culminante con la creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología en 1985, se ofrecen 2,228 programas de maestrías y 652 de doctorados, lo cual ha contribuido a colocar a siete universidades de éstas entre las primeras 100 del ranking mundial y generado 1953 solicitudes de patentes de invención entre los años 2005-2009, primer lugar en América Latina. También es digno de resaltar como antecedente de este desarrollo tecnológico, la puesta en marcha en 1973 del programa nacional Pro-alcohol, para enfrentar la crisis de los precios del petróleo y disminuir la dependencia del Brasil de este combustible, este evento también impulsó a Petrobras para alcanzar el nivel en que se encuentra actualmente.
Simultáneamente y sustentado en este progreso técnico -científico, se fue desarrollando y modernizando de manera rápida la industria nacional, rompiendo los esquemas estatales de la época de Getulio Vargas, hasta el punto que ya en los años 80 el Estado de Sao Paulo, por el grado de industrialización y desarrollo alcanzado, disputaba al estado de California el noveno lugar entre las principales economías del mundo. Cabe destacar que este proceso estuvo apoyado por políticas proteccionistas de reservas de mercado para la industria local, que generaron serios enfrentamientos en los organismos de comercio mundial y los EEUU, todavía está fresco en la mente la reserva de mercado dictada a favor de las empresas de tecnología informática de Brasil.
Como se observa el crecimiento de la economía de Brasil, no es un milagro que surgió de la noche a la mañana, es el resultado de largos años de incubación basadas en la definición de políticas y estrategias orientadas a transformar al país en una potencia regional y mundial que privilegiaron, sin importar costos, el desarrollo de su capital humano y la capacidad científico-tecnológica para ponerla al servicio de su aparato productivo, imponer reservas de mercado en los años 80 para algunos productos nacionales considerados estratégicos, crear instituciones para el fomento de la producción nacional y la investigación-desarrollo (I+D), impulsar la construcción de su infraestructura física, aprovechar sus recursos naturales, desarrollar su mercado interno a través de la reorientación del ingreso en beneficio de la mayoría de la población, y una agresiva política de relaciones internacionales que conllevó la firma de tratados comerciales con países del mundo, y la formación de bloques económicos con países de la región con miras a incrementar y expandir sus exportaciones.
Si bien en sus inicios la implementación de estas políticas provocaron desequilibrios en la economía brasileña ya expresados en párrafos anteriores, no es menos cierto que vistos los resultados en el marco de las nuevas políticas de liberalización de la economía y combate frontal a la pobreza implementadas por Lula, el sacrificio del pasado se transformó en una inversión que en el presente está redituando beneficios a la economía de Brasil, cuyos excedentes en gran medida se desparraman sobre su población pobre, contribuyendo con la expansión del mercado interno brasileño al incorporar más gente con capacidad de consumir y con mayor poder de compra.
Muchos dominicanos, incluido nuestro recién electo presidente Danilo Medina, quisieran replicar el modelo brasileño en nuestro país como forma de lograr el definitivo desarrollo y estado de bienestar de la población, pero son muchos los retos y barreras que han de salvarse en el ámbito de nuestra economía, y que no es el objetivo de este articulo enumerarlos o analizarlos, el presidente Medina lo sabe y tiene claro el esquema, por lo que no dudamos que saldrá triunfante de este lance, para dicha de todos los pobres de la nación.
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