FIGURAS DE ESTE MUNDO
GENERAL LUPERON
(Nació el 8 de septiembre de 1839 en Puerto Plata, Rep. Dom. |
En 1897, Gregorio Luperón estaba enfermo de cáncer en la isla de Saint Thomas. Enterado el presidente Lilís, su antiguo discípulo y luego feroz rival político, viajó a verlo personalmente. Allí tuvo que escuchar serios reproches del restaurador, su exjefe, y los aceptó calladamente. El prócer le dijo: “Tú no has venido a buscarme por gratitud, sino por adquirir renombre”. Finalmente se reconciliaron y Luperón acordó regresar al país en el mismo buque de guerra que había transportado a Lilís hasta la vecina isla.
En Puerto Plata, su ciudad natal, Luperón pasa sus últimos días. “Un tumor canceroso le señala ya poco tiempo de vida ñsegún escribe Rufino Martínezñ. Día por día asoma a uno de los balcones de su residencia, y permanece allí un rato contemplando la majestuosidad de la montaña Isabel de Torres. Se siente más enamorado de la patria, y lamenta hondamente no poder seguir luchando por el engrandecimiento de ella”. Cada vez más enfermo, el héroe le pidió a su médico de cabecera, el doctor Fosse (de origen belga) un último deseo: no dejarlo morir desvariando. El doctor Fosse prometió darle un tóxico tan pronto comenzara a perder lucidez.
Llegado el día final, 21 de mayo de 1897, alrededor de las 8:00 de la noche, el paciente invita al doctor Fosse a cumplir lo prometido. Pausadamente, el médico echa gotas en una copa, pero Luperón, creyéndose engañado, se incorpora de repente y, en un esfuerzo supremo, le dice: “Doctor, cumpla como caballero; eche más gotas”. El enfermo tomó la copa con mano trémula y, despidiéndose de su doctor, apuró el veneno y en pocos minutos murió.
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