MORAL Y LUCES

MORAL Y LUCES

martes, 26 de febrero de 2013

Las verdaderas razones de la renuncia del papa Benedicto XVI



EDUARDO FEBBRO en Paris / PAGINA12 – Un informe elaborado por tres cardenales lo terminó de convencer de que era imposible limpiar el Vaticano, donde hasta la Cosa Nostra guarda sus fondos. La abdicación como manera de sacudir el tablero en la Iglesia.

Los expertos vaticanistas alegan que el papa Benedicto XVI decidió renunciar en marzo del año pasado, después de regresar de su viaje a México y a Cuba. En ese entonces, el Papa que encarna lo que el especialista y universitario francés Philippe Portier llama “una continuidad pesada” con su predecesor, Juan Pablo II, descubrió la primera parte de un informe elaborado por los cardenales Julián Herranz, Jozef Tomko y Salvatore De Giorgi. Allí estaban resumidos los abismos nada espirituales en los que había caído la Iglesia: corrupción, finanzas oscuras, guerras fratricidas por el poder, robo masivo de documentos secretos, pugna entre facciones y lavado de dinero. El resumen final era la “resistencia en la curia al cambio y muchos obstáculos a las acciones pedidas por el Papa para promover la transparencia”.

El Vaticano era un nido de hienas enardecidas, un pugilato sin límites ni moral alguna donde la curia hambrienta de poder fomentaba delaciones, traiciones, zancadillas, lavado de dinero, operaciones de Inteligencia para mantener sus prerrogativas y privilegios al frente de las instituciones religiosas y financieras. Muy lejos del cielo y muy cerca de los pecados terrestres. Bajo el mandato de Benedicto XVI, el Vaticano fue uno de los Estados más oscuros del planeta. Josef Ratzinger tuvo el mérito de destapar el inmenso agujero negro de los curas pedófilos, pero no el de modernizar la Iglesia y dar vuelta la página del legado de asuntos turbios que dejó su predecesor, Juan Pablo II.

Ese primer informe de los tres cardenales desembocó, en agosto del año pasado, en el nombramiento del suizo René Brülhart, un especialista en lavado de dinero que dirigió durante ocho años la Financial Intelligence Unit (FIU) du Liechtenstein, o sea, la agencia nacional encargada de analizar las operaciones financieras sospechosas. Brülhart tenía como misión poner al Banco del Vaticano en sintonía con las normas europeas dictadas por el GAFI, el grupo de acción financiera. Desde luego, no pudo hacerlo. El pasado turbio le cerró el paso.

Benedicto XVI fue, como lo señala Philippe Portier, un continuador de la obra de Juan Pablo II: “Desde 1981 siguió el reino de su predecesor acompañando varios textos importantes que él mismo redactó a veces, como la Condena de las teologías de la liberación de los años 1984-1986, el Evangelium Vitae de 1995, a propósito de la doctrina de la Iglesia sobre temas de la vida, o Splendor Veritas, un texto fundamental redactado a cuatro manos con Wojtyla”. Estos dos textos citados por el experto francés son un compendio práctico de la visión reaccionaria de la Iglesia sobre las cuestiones políticas, sociales y científicas del mundo moderno.

La segunda parte del informe de los tres cardenales le fue presentada al Papa en diciembre. Desde entonces, la renuncia se planteó de forma irrevocable. En pleno marasmo y con un montón de pasillos que conducían al infierno, la curia romana actuó como lo haría cualquier Estado. Buscó imponer una verdad oficial con métodos modernos. Para ello contrató al periodista norteamericano Greg Burke, miembro del Opus Dei y ex miembro de la agencia Reuters, la revista Time y la cadena Fox. Burke tenía por misión mejorar la deteriorada imagen de la Iglesia. “Mi idea es aportar claridad”, dijo Burke al asumir el puesto. Demasiado tarde. Nada hay de claro en la cima de la Iglesia Católica.

La divulgación de los documentos secretos del Vaticano orquestada por el mayordomo del papa, Paolo Gabriele, y muchas otras manos invisibles fue una operación sabiamente montada cuyos resortes siguen siendo misteriosos: operación contra el poderoso secretario de Estado, Tarcisio Bertone, conspiración para empujar a Benedicto XVI a la renuncia y poner a un italiano en su lugar, o intento de frenar la purga interna en curso y la avalancha de secretos, los vatileaks sumergieron la tarea limpiadora de Burke. Un infierno de paredes pintadas con ángeles no es fácil de rediseñar.

Benedicto XVI se hizo aplastar por las contradicciones que él mismo suscitó. Estas son tales que, una vez que hizo pública su renuncia, los tradicionalistas de la Fraternidad de San Pío X fundada por monseñor Lefebvre saludaron la figura del Papa. No es para menos: una de las primeras misiones que emprendió Ratzinger consistió en suprimir las sanciones canónicas adoptadas contra los partidarios fascistoides y ultrarreaccionarios de monseñor Lefebvre y, por consiguiente, legitimizar en el seno de la Iglesia esa corriente retrógrada que, de Pinochet a Videla, supo apoyar a casi todas las dictaduras de ultraderecha del mundo.

Philippe Portier señala al respecto que el Papa “se dejó sobrepasar por la opacidad que se instaló bajo su reino”. Y la primera de ellas no es doctrinal, sino financiera. El Vaticano es un tenebroso gestor de dinero y muchas de las querellas que se destaparon en el último año tienen que ver con las finanzas, las cuentas maquilladas y las operaciones ilícitas. Esta es la herencia financiera que dejó Juan Pablo II y que para muchos especialistas explica la crisis actual. El Instituto para las Obras de Religión, es decir el banco del Vaticano, fundado en 1942 por Pío XII, funciona con una oscuridad tormentosa. En enero, a pedido del organismo europeo de lucha contra el blanqueo de dinero, Moneyval, el Banco de Italia bloqueó el uso de las cartas de crédito dentro del Vaticano debido a la falta de transparencia y a las fallas manifiestas en el control de lavado de dinero. En 2011, los cinco millones de turistas que visitaron la Santa Sede dejaron 93,5 millones de euros en las cajas del Vaticano, ahora deberán pagar al contado. El IOR gestiona más de 33.000 cuentas por las que circulan más de seis mil millones de euros. Su opacidad es tal que no figura en la “lista blanca” de los Estados que participan en el combate contra las transacciones ilícitas.

En septiembre de 2009, Ratzinger nombró al banquero Ettore Gotti Tedeschi al frente del Banco del Vaticano. Cercano al Opus Dei, representante del Banco de Santander en Italia desde 1992, Gotti Tedeschi participó en la preparación de la encíclica social y económica Caritas in veritate, publicada por el Papa en julio. La encíclica exige más justicia social y plantea reglas más transparentes para el sistema financiero mundial. Tedeschi tuvo como objetivo ordenar las turbias aguas de las finanzas vaticanas. Las cuentas de la Santa Sede son un laberinto de corrupción y lavado de dinero cuyos orígenes más conocidos se remontan a finales de los años ’80, cuando la Justicia italiana emitió una orden de detención contra el arzobispo norteamericano Paul Marcinkus, el llamado “banquero de Dios”, presidente del Instituto para las Obras de la Religión y máximo responsable de las inversiones vaticanas de la época.

Marcinkus era un adepto a los paraísos fiscales y muy amigo de las mafias. Juan Pablo II usó el argumento de la soberanía territorial para evitar la detención y salvarlo de la cárcel. No extraña, le debía mucho, ya que en los años ’70 y ’80 Marcinkus había utilizado el Banco del Vaticano para financiar secretamente al hijo predilecto de Juan Pablo II, el sindicato polaco Solidaridad, algo que Wojtyla no olvidó jamás. Marcinkus terminó sus días jugando al golf en Arizona y en el medio quedó un gigantesco agujero negro de pérdidas (3,5 mil millones de dólares), inversiones mafiosas y también varios cadáveres.

El 18 de junio de 1982 apareció un cadáver ahorcado en el puente londinense de Blackfriars. El cuerpo pertenecía a Roberto Calvi, presidente del Banco Ambrosiano y principal socio del IOR. Su aparente suicidio corrió el telón de una inmensa trama de corrupción que incluía, además del Banco Ambrosiano, la logia masónica Propaganda 2 (más conocida como P-2), dirigida por Licio Gelli, y el mismo Banco del Vaticano dirigido por Marcinkus. Gelli se refugió un tiempo en la Argentina, donde ya había operado en los tiempos del general Lanusse mediante un operativo llamado “Gianoglio” para facilitar el retorno de Perón.

A Gotti Tedeschi se le encomendó una misión casi imposible y sólo permaneció tres años al frente del Instituto para las Obras de Religión. Fue despedido de forma fulminante en 2012 por supuestas “irregularidades en su gestión”. Entre otras irregularidades, la fiscalía de Roma descubrió un giro sospechoso de 30 millones de dólares entre el Banco del Vaticano y el Credito Artigiano. La transferencia se hizo desde una cuenta abierta en el Credito Artigiano pero bloqueada por la Justicia a causa de su falta de transferencia. Tedeschi salió del banco pocas horas después de que se detuviera al mayordomo del Papa y justo cuando el Vaticano estaba siendo investigado por supuesta violación de las normas contra el blanqueo de capitales. En realidad, su expulsión constituye otro episodio de la guerra entre facciones. En cuanto se hizo cargo del puesto, Tedeschi empezó a elaborar un informe secreto donde consignó lo que fue descubriendo: cuentas cifradas donde se escondía dinero sucio de “políticos, intermediarios, constructores y altos funcionarios del Estado”. Hasta Matteo Messina Denaro, el nuevo jefe de la Cosa Nostra, tenía su dinero en el IOR. Allí empezó el infortunio de Tedeschi. Quienes conocen bien el Vaticano alegan que el banquero amigo del Papa fue víctima de un complot armado por consejeros del banco con el respaldo del secretario de Estado, monseñor Bertone, un enemigo personal de Tedeschi y responsable de la comisión cardenalicia que vigila el funcionamiento del banco. Su destitución vino acompañada por la difusión de un “documento” que lo vinculaba con la fuga de documentos robados al Papa.

Más que las querellas teológicas, es el dinero y las sucias cuentas del Banco del Vaticano lo que parecen componer la trama de la inédita renuncia del Papa. Un nido de cuervos pedófilos, complotistas reaccionarios y ladrones, sedientos de poder, impunes y capaces de todo con tal de defender su facción, la jerarquía católica ha dejado una imagen terrible de su proceso de descomposición moral. Nada muy distinto al mundo en el que vivimos: corrupción, capitalismo suicida, protección de los privilegiados, circuitos de poder que se autoalimentan y protegen, el Vaticano no es más que un reflejo puntual de la propia decadencia del sistema.

EDUARDO FEBBRO 


efebbro@pagina12.com.ar
7 Comentarios
Leila
27/02/2013 • 12:00 AM

Los catolicos siempre han sido minoria en el mundo, es una falacia la cifra de millones que presentaban muchos años atrás; porque la esencia de esta religión es el cristianismo; y no es nada facil, pero tampoco imposible ser cristiano. Así que muchos de los denominados catolicos, lejos están de llevar dicho nombre. Amar al projimo como así mismo requiere de tal desprendimiento, uno que te impide ser egoista, que te impulsa a servir enforma constante, a ser caritativo; la caridad procedente del Amor. Las construcciones donde muchos suelen reunirse para redir culto a Dios pueden desaparecer; pero las convicciones, la fé y la caridad, no. La iglesia catolica esta en crisis porque muchos de los “consagrados” al servicio dejaron de serlo para satisfacer sus propios deseos; el hedonismo toco a sus puertas y lo albergaron. Estoy segura, la esencia de la doctrina de Jesús prevalecerá; y deseo que estos acontecimientos logren sacudir y despertar a aquellos jerarcas que aún no se han contaminado. Ruego por sostenerme en la fé y por la conversión de aquellos cárdenales, obispos y sacerdotes que cerraron sus puertas al amor de Dios por el poder, el sexo y el dinero.
Responder
JOSE A GARCIA
23/02/2013 • 10:07 PM

Los jerarcas de la iglesia católica son sepulcros blanqueados, fariseos e hipócritas, que se han enriquecido en nombre de Jesús el Cristo. Los espera el octavo círculo dantesco, tal como lo dijo DANTE en la DIVINA COMEDIA. Desde siempre han adorado al “Becerro de Oro”.
Responder
José Ysmael Román
18/02/2013 • 9:30 AM

Nos alegramos de la renuncia del Papa, para ver si la iglesia retoma su papel de la vuelta a la doctrina social de la Iglesia, la cual se a convertido en un nido de lo peor, asociada a las fuerzas mas reaccionarias que dirigen el mundo, queremos una iglesia al lado de los pobres del mundo.
Responder
Ana Zanetta
17/02/2013 • 11:48 PM

Es importante que personas probas desenmascaren estas cosas que no son nuevas.
. La Iglesia Católica deberá hacer un mea culpa y cumplir con su mandato de guías de la moral cristiana. Tengo edad suficiente para haber observado como se perdieron adeptos porque su dedicación evangélica dejo de serlo en la medida imperiosa para los tiempos actuales. En desmedro de cientos de hijos de la iglesia que dedican su vocación de servicio, sacerdotes y civiles; aun mas… porque laicos , agnósticos o ateos colaboran generosamente con la feligresía católica por su acto humanitario en ocasiones mas allá de sus posibilidades.
CREO QUE EL MUNDO ENTERO PIDE A GRITOS QUE CONSTRUYAMOS UNA VERDADERA HUMANIDAD MORAL. A.Z.
Responder
Fernando de Galia
18/02/2013 • 11:25 AM

Amigo Zanetta: La iglesia católica es una secta maligna (como todas las organizaciones religiosas); el mundo no avanzará mientras se mantengan instituciones como estas.

América Latina está avanzando mucho en los derechos humanos, sociales y políticos pero no lo hará más allá de lo que consientan estas aberrantes sectas. En mi opinión, el avance social de los pueblos del mundo pasa por prescindir de toda influencia religiosa. O creemos en nuestra capacidad humana, lejos de dioses y socerdotes, o no podremos avanzar adecuadamente en los derechos sociales y libertades públicas.

La iglesia católica siempre ha colaborado con los regímenes totalitarios y golpes de estado; mejor mantenerla lejos.
Responder
Fernando de Galia
18/02/2013 • 8:07 PM

Estimado Fernando, no te creas que solo los derechos humanos, sociales y polìticos son el todo del hombre, si todos somos buenos, no habrìa necesidad de esos derechos, y si buenos y malos tenemos iguales derechos, a quien le daràn la razòn. Estamos en un callejon sin salida. Mira a tu alrredor, màs delincuencia, mas inseguridad, mas suicidios, màs consumo de droga.y mayor inflaciòn. Es verdad que tenemos en Amèrica Latina un nuevo enfoque para enfrentar el desarrollo, pero debemos construirlo nosotros mismo partiendo de nuestra realidad, no asumiendo paradigmas foraneos que responden a un sistema de cosas que nos dejaran sin salida en un tiempo prudencial

carlos
18/02/2013 • 10:36 PM

Estos altos gerarcas de la iglesia no ven, o mejor dicho se hacen de la vista gorda cuando de poner orden en su propia casa se trata, son muchos los tuneles sin salida en que muchos de estos seres estan atrapados gracias ala corrupcion y los antivalores que conforman el cuerpo espiritual de ese mamotreto arquitectonico llamado VATICANO y a cuya sombra medran los mafiosos, capitalistas, politiqueros, gendarmeria y toda fauna afin con los negocios mas oscuros que cualquier cristiano de a pie pueda imaginar….TREMENDO Y JUGOSO NEGOCIO ES LA SOLEDAD DEL HOMBRE.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

EL DUARTE DE MIGUEL NÚÑEZ

DANIEL BALCÁCER: EL DUARTE DE MIGUEL NÚÑEZ

De  Juan Pablo Duarte  solo se conoce una fotografía hecha en  Caracas  en 1873 cuando el patricio contaba con 60 años de edad.  A...