El vergonzoso impudor de una jauría mediática
Si Danilo Medina no estuviera pulido en estos menesteres, cualquiera pudiera llegar a pensar que está siendo influenciado por una jauría mediática que en vergonzoso acto de impudor político pretende hasta trazarle la ruta que debe seguir su gobierno.
Que no ya proponerse de forma descarada como funcionarios y colaboradores, sino pedirle que persiga a sus propios compañeros de partido que han acompañado todos estos años al presidente Leonel Fernández.
En algunos casos son tan burdos que olvidan que la mayoría de los funcionarios actuales fueron llevados al gobierno por el propio Danilo Medina, el armador político del leonelismo desde los tiempos en que esa fuerza interna en el PLD no pasaba de ser un sueño de tres o cuatro de sus compañeros.
Son los mismos malabaristas políticos que se la jugaron con Hipólito Mejía, la mayoría de ellos ubicados en agrupaciones de la llamada sociedad civil que medran alrededor de opciones de poder y que viven al acecho de posiciones públicas, pero desdeñando de los partidos políticos y del liderazgo tradicional.
Y que terminan siendo, en casi el cien por ciento de los casos, los peores funcionarios públicos, los más maleables, los más corruptos...
El que quiera comprobarlo, sólo tiene que echar una mirada a los últimos gobiernos, incluyendo el del señor Mejía. Es como para trancarlos y botar la llave.
Esos personajes aparecen en todos los gobiernos desde antes de juramentarse. Pero nunca llegan a mojarse, como dicen los españoles.
Quieren ser ministros, directores generales, lucrarse de sus posiciones, exhibir el poder, pero reniegan de los partidos, de los políticos y hasta de la función pública.
Y, como las ratas, son los primeros en tirarse al agua cuando el barco empieza a zozobrar. Es lo que está viendo ahora Leonel Fernández, la misma experiencia que vivió en el 2000.
Se pueden medir con la misma vara. Todos son iguales, cortados con las mismas tijeras... Se repiten hasta en quinta generación, como bien decía de ellos Joaquín Balaguer, que los trató desde antes de la Era de Trujillo hasta el día de su muerte.
Amarante Baret
A Carlos Amarante Baret esos mismos grupos lo han tenido siempre en la mira, a pesar de que ha dado notaciones de seriedad y honestidad por donde quiera que ha pasado. Fue senador por cuatro años en representación de la provincia Espaillat y cubrió su función de forma impecable, a pesar de que en ese período el Senado bailó la danza de los millones.
Fue director de Migración entre el 2006 y el 2008 y esa función pública no lo apartó ni un minuto de su solidaridad y apoyo a Danilo Medina, a pesar de que fueron los años de mayor tirantez entre Leonel Fernández y el hoy presidente electo. Prefirió sacrificar el cargo a la amistad con Danilo, a quien ayudó en cuerpo y alma a ganar el poder.
Es lógico, entonces, que Carlos Amarante Baret vaya a una función pública importante en el próximo gobierno. Nada debe evitar que eso ocurra, pese a la mala fe, la trapacería y las malas artes de esos mismos sectores que desean condicionar el gobierno de Danilo.
Como es, por ejemplo, hacer pública una vieja auditoría supuestamente levantada en 2008 y que habría detectado irregularidades en la dirección de Migración durante la gestión de Amarante Baret.
Y de paso tratan de arrastrar también al general José Aníbal Sanz Jiminián, actualmente en Amet.
Una canallada
Es una denuncia tan canalla y con propósitos tan definidos, que el contenido de la supuesta auditoría fue desestimado desde el momento mismo en que se rindió el informe de los inspectores porque evidentemente se hizo con el propósito de dañar la imagen del señor Amarante Baret creyendo que de esa forma ganaban galones con Leonel Fernández, en aquel momento en disputa política con Danilo Medina.
En su momento Leonel fue el primero que desestimó ese informe y lo tipificó como falso y tendencioso.
¿Por qué esos grupos sacan ahora a esa supuesta auditoría? Definitivamente buscan cercar a Danilo. Y de paso enajenarle el apoyo de sus más íntimos y fieles seguidores, amigos y colaboradores.
Es parte del plan que busca provocar un cisma insalvable entre Danilo y Leonel para asaltar el poder en nombre de una falsa honestidad que no pueden sustentar ni siquiera ante sus propios hijos. Todo eso explica el enorme cariño que esos grupos le han cogido de repente a Danilo Medina.
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