MORAL Y LUCES

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sábado, 25 de agosto de 2012

Danilo aprendió en el camino


ORLANDO DICE...
Danilo aprendióen el camino y se permitió una sola caída

Orlando Gil
orlandogil@codetel.net.do
CAMBIAR DE TAREA
El pasado día 16 se inició un nuevo gobierno y el mandato es “continuar lo bueno, corregir lo malo y hacer lo que nunca se hizo”. Una tarea a todas luces inmensa y que al primer descuido un beneficiado dirá que cuatro años es poco para llenar su cometido. Danilo Medina entonces, si no tiempo, por lo menos necesitará  concentración. Si pasan rápido los años y los meses ¿qué decir de las semanas, los días y las horas? Sin embargo, hay quienes quisieran que se desviara del camino o que se entretuviera en los cruces. La idea es que la carga sea más pesada, que se olvide de lo principal y asuma como cancha fundamental lo subsidiario. Que lo único y lo primero sea perseguir a sus compañeros de partido. Es decir, que vuelva a la campaña y abandone el genio táctico superior que lo llevó al poder. ¡Anjá, qué bonito! Atender en el gobierno las voces que por roncas nunca escuchó. Salir a la calle a pedir bolas cuando tiene un Mercedes Benz de caja. Hacer caso a grupos y personas que apoyando otras causas no supieron llevarlas al triunfo...

SI NO AGALLAS, CO....
Danilo Medina tiene mala suerte con la llamada percepción que por estos tiempos resulta más importante que el hecho. Con tantos logros políticos sobre sus hombros y todavía se le regatean las agallas. Bueno, si no tiene agallas, y se entendería porque no es pez, tal vez tenga lo otro, lo que corresponde al hombre y que se ubica en la entrepierna. La verdad que algo tiene a su favor y no son los brujos de su oriundo San Juan. ¿Cuál es el problema? El centrarse tanto en Leonel Fernández hace que alguna gente no se dé cuenta de que es cosa del pasado. O el haber vivido tanto sus homenajes lleva a otros a desdeñar la hazaña de Medina. Igual de grande, y quizá más verdadera. Medina no solo le ganó la lucha interna al avasallante grupo del entonces presidente Fernández, sino que hizo algo que ni los mejores apostadores ni en los casinos más inferiores: puso a la banca a cargar sus ganancias. No es eso lo que se dice. Que ganó con los recursos públicos y con los dineros de los corruptos. Justo es reconocerlo: Esa es una de las tantas cosas que nunca se habían hecho...

LA DIFERENCIA, DANILO
La historia tiene entre los dominicanos cualidades que no tiene entre otros nacionales. Se disfraza y les pasa por el lado y no la reconocen. Y si es política, se les hace invisible. Igual hay cosas que no pueden hacerse sino entre dos. Y también eso se olvida. A pesar de que no hace un siglo, ya nadie recuerda que ni Jacobo Majluta ni Jacinto Peynado lograron lo que sí Danilo Medina. Salvador Jorge Blanco pensó que con Joaquín Balaguer le iba mejor que con su compañero de partido Majluta, y como un dios bellaco levantó tormentas para que la candidatura del PRD naufragara en 1986. Balaguer, tan genio, hizo igual propósito de maldad. No consideró a Peynado capaz de llevar a puerto la barca del PRSC en 1996 y se creyó garantizado por una victoria de Fernández y el PLD. De Fernández se esperó lo mismo, y se conocen todos sus intentos. ¿Quién fue entonces la diferencia? Evidentemente que Medina. Algo vio Fernández en Medina que no vio Jorge Blanco en Majluta ni Balaguer en Peynado, que jugó la carta de su partido. El miedo a Hipólito Mejía no lo pudo ser todo...

APRIETA Y NO SUELTA
Ese Danilo Medina que aprendió tanto en el camino y que no se permitió más que una sola caída, a pesar de que en el vía crucis del Señor fueron tres, no se va a dejar sorprender por los demonios que se le aparecen en el camino y lo instan a arriesgarse con cartas ajenas o desconocidas. Se dice que no tiene agallas, y es lo mejor, pues con lo que tiene, que es lo otro, le va mejor, como se registra en su historia personal, y más en la política. Es verdad que es prudente, y que sus mordidas son tan suaves que ni se sienten, pero lo que aprieta no lo suelta. Además, lo que quieren que haga, lo hace. Solo que de manera tan sutil que no provoca confrontación. ¿Cómo pedir que diga el estado en que encontró a la economía, si desde antes de asumir había afirmado que no podría ir a la velocidad que pensaba y las primeras medidas de su gobierno buscan ahorrar y cubrir los déficits? El problema no es el Medina que se come las uñas para no arañar, sino quienes quisieran ver dagas en sus manos. Incluso, y eso es lo raro: que hiciera lo que siempre se ha hecho: sacarle las tripas a la administración anterior...

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