Os dije hace unos días que por estas fechas Rusia se convierte un poco en la Unión Soviética. El día 9 de mayo se celebra la victoria sobre el fascismo y no hay lugar que se precie que no lo celebre. En parte se debe a Putin que, muy hábilmente, recuperó fechas históricas como forma de distanciarse del abrazo neoliberal de Yeltsin a Occidente la década que siguió a la desaparición de la URSS (1991-2000) y paró los intentos de reescribir la historia según los dictados occidentales. En ellos, por ejemplo, queda en muy segundo lugar el papel de la URSS en la derrota nazi cuando en realidad fue determinante porque fue la URSS quien logró, prácticamente en solitario, destruir casi el 80% del poderío militar nazi. Nadie con un mínimo de cerebro discute que la derrota nazi en Stalingrado marcó el principio del fin nazi. Yeltsin, como digo, se plegó a Occidente en eso y en todo pero Putin no y recuperó la historia.
Aunque una parte importante de la población rusa ya ha nacido sin la URSS o era muy niña cuando desapareció, el ejemplo de los "veteranos" aún está muy presente. Un ejemplo de lo que ocurre puede ser lo que os voy a contar de Lipetsk, una ciudad de medio millón de habitantes y a unos 460 km al sur de Moscú. Allí tengo una amiga viviendo que me ha mandado una historia y unas fotos que me parece reflejan con claridad lo que os he venido diciendo.
El ayuntamiento está en manos del partido de Putin, Rusia Unida, que tiene 40 concejales, 3 el Partido Comunista de la Federación Rusa, 2 otro partido que se llama Rusia Justa y que es una alianza que se denomina de centro-izquierda y que en las elecciones generales suele pedir el voto para Rusia Unida, uno el Partido Liberal y otro el Partido de los Comunistas de Rusia (una escisión del PCFR).
Desde el día 3 y hasta el día 11, Lipetsk celebra "la semana del recuerdo".
Se han colocado por toda la población paneles con las fotografías, historias y biografías de los más de 23.000 ciudadanos del municipio que combatieron, en mayor o menor grado, contra los nazis; se destacan en ellos a los 156 conciudadanos que tuvieron un papel más relevante en la guerra (bien por sus acciones o bien por las condecoraciones recibidas).
Se celebran festivales musicales, cinematográficos y homenajes a quienes pusieron su granito de arena para derrotar al fascismo. Incluso los autobuses circulan con carteles dando las gracias a los veteranos antifascistas y, si os fijáis bien, con la foto de Stalin. Puede que en este caso sea una iniciativa del conductor, o puede que no. Pero el hecho es que circulan así.
Las panaderías elaboran el "pan de guerra" que se comía entonces (con el mismo peso que se hacía en la época, 240 gramos).
Como forma de involucrar a los jóvenes, que ya lo están por sí mismos, se ha creado el colectivo "Voluntarios de la Victoria", que escriben cartas a los veteranos antifascistas agradeciéndoles su aportación a la victoria sobre el fascismo y les acompañan a los actos programados.
El Lince
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