Washington se queda solo en la cuestión venezolana
por Salim Lamrani
La revuelta antibolivariana pierde impulso. A falta de lograr movilizar
a los venezolanos, los «insurgentes» de los barrios acomodados
y sus padrinos estadounidenses tratan de movilizar diplomáticos
en la sede washingtoniana de la OEA. El investigador francés
Salim Lamrani analiza este nuevo fracaso del Departamento de Estado.
Desde el inicio del mes de febrero de 2014, los
sectores de la extrema derecha multiplican los actos criminales en Venezuela
con el objetivo de quebrar el orden constitucional y derrocar
al presidente democráticamente electo Nicolás Maduro.
Los actos de violencia causaron la muerte de
al menos 28 personas, entre ellas varios miembros de las fuerzas del
orden. Tres líderes de la oposición elaboraron el plan de acción en enero de
2014: Leopoldo López, presidente del partido de extrema derecha Voluntad
Popular; María Corina Machado, diputada de la Asamblea Nacional, y Antonio
Ledezma, alcalde de Caracas. Los tres llamaron públicamente a recurrir a la
fuerza contra el gobierno legítimo de la República Bolivariana de
Venezuela [1].
Estados Unidos se opuso desde el inicio a Hugo
Chávez y a la Revolución Bolivariana, a pesar de su carácter democrático y
pacífico. Desde 1999, Washington aporta su respaldo político, diplomático,
financiero y mediático a la oposición venezolana. En 2002, George W. Bush
orquestó un golpe de Estado contra el presidente Chávez con la complicidad de
la oligarquía venezolana, de una parte del ejército y de los medios
informativos privados del país. Hoy, la administración Obama apoya abiertamente
los intentos de desestabilización contra la democracia venezolana respaldando
las actividades de la extrema derecha.
El Departamento de Estado defendió las
manifestaciones violentas invocando «la libertad de expresión».
Exigió a las autoridades venezolanas la liberación de los responsables
de esos actos, «injustamente detenidos«», a pesar de que
varios portaban armas en el momento del arresto. El secretario
de Estado, John Kerry, incluso amenazó a Venezuela con la
adopción de sanciones [2].
No obstante, Washington se quedó solo ante el
continente americano.
La inmensa mayoría de los países de la región
condenaron los actos de violencia orquestados por la oposición y brindaron su
apoyo al gobierno legítimo de Nicolás Maduro. El 7 de marzo de 2014, la OEA
(Organización de Estados Americanos), tradicionalmente conservadora y alineada
con Washington, que agrupa todas las naciones del continente menos Cuba,
infligió una derrota a la administración Obama. Una resolución, que adoptaron
todos los países con excepción de Estados Unidos, Canadá y Panamá, expresó la «solidaridad»
y el «apoyo [de la OEA] a las instituciones democráticas, al diálogo y a la
paz en la República Bolivariana de Venezuela».
En una alusión a la posición de Washington, la OEA
llamó al «respeto al principio de no intervención en los asuntos
internos de los Estados» y expresó su «compromiso con la defensa de
la institucionalidad democrática y del Estado de Derecho». También
condenó la actitud de la oposición expresando su «más enérgico rechazo
a toda forma de violencia e intolerancia». Finalmente los miembros de la
OEA declararon su «pleno respaldo y aliento a las iniciativas y los
esfuerzos del Gobierno democráticamente electo de Venezuela y de todos los
sectores políticos, económicos y sociales para que continúen avanzando en el
proceso de diálogo nacional» [3].
Por su parte, la Unión de Naciones Suramericanas
(UNASUR), que agrupa los 12 países de la región, condenó «los recientes
actos de violencia». «Cualquier demanda debe ser canalizada de forma
pacífica, por la vía democrática, y respetando el Estado de Derecho y sus
instituciones», enfatizó.
También expresó UNASUR su «solidaridad» con
«el pueblo y el Gobierno democráticamente electo de esa nación» y
decidió «respaldar los esfuerzos del Gobierno de la República Bolivariana de
Venezuela para propiciar un diálogo» con todos los sectores de la sociedad.
En una clara alusión a Estados Unidos, la UNASUR expresó además su «preocupación
ante cualquier amenaza a la independencia y soberanía de la República
Bolivariana de Venezuela» [4].
Michelle Bachelet, presidenta de Chile, quien
acogió en Santiago la reunión de la UNASUR, brindó su apoyo total a
Nicolás Maduro y condenó los intentos de la oposición de romper el orden
constitucional. «No aceptaremos jamás que nadie, ni persona
ni país, incite a través de mecanismos violentos, a derrocar a un
presidente legítimamente electo» afirmó, en una nueva alusión a Estados
Unidos. Según la señora Bachelet, los conflictos deben resolverse mediante
«una vía de diálogo y de paz”», rechazando así las manifestaciones
violentas de la oposición [5].
Cristina Fernández, la presidenta de Argentina,
también expresó su rechazo a los intentos golpistas y ofreció su apoyo a «la
democracia venezolana», recordando que la legitimidad del actual poder
venezolano proviene de los 18 procesos electorales sobre 19 que ganó durante
los últimos 15 años.
La presidente de Argentina llamó a la oposición
venezolana a no abandonar la vía democrática enfatizando la posibilidad de
organizar en 2016 un referéndum revocatorio, de medio-mandato, que permitiría
convocar elecciones presidenciales anticipadas en caso de triunfo. «Venezuela
es el único país del mundo que tiene revocatorio, o por lo menos de la región,
donde al presidente le ponen el derecho de revocatorio», subrayó Cristina
Fernández. Del mismo modo, no dejó de denunciar los intentos de
desestabilización que orquesta Estados Unidos y advirtió contra las «intervenciones
foráneas y extranjeras, por lo que sería lamentable permitir que vientos ajenos
derrumben a un país hermano como Venezuela» [6]. Cristina Fernández también denunció el «intento
de golpe suave que se quiere dar contra la República Bolivariana de Venezuela» [7].
Al igual que durante la presidencia de Hugo Chávez,
entre 1999 y 2013, Estados Unidos no renuncia a acabar con
la Revolución Bolivariana democrática, pacífica y social. Se opone al
presidente Maduro y apoya a la oposición golpista.
Por su parte, los medios informativos occidentales,
principales apoyos de este intento de desestabilización, han tomado
posición a favor de los partidos de la ruptura del orden constitucional y
contra la democracia venezolana.
Fuente: Opera Mundi
[1] Salim Lamrani,
"25 verdades sobre las manifestaciones en Venezuela",Opera Mundi, 23 de febrero de 2014.
[2] EFE, "EEUU
no responde a oferta de diálogo de Maduro e insiste en pedir mediación",
17 de marzo de 2014.
[3] Declaración del Consejo
Permanente de la Organización de los Estados Americanos sobre Venezuela, Red Voltaire, 7 de marzo de 2014.
[4] Unión de Naciones
Suramericanas, «Resolución», 12 de
marzo de 2014.
[5] The Associated
Press, "Bachelet reitera apoyo a Maduro", 16 de marzo de 2014.
[6] Agencia
Venezolana de Noticias, "Presidenta Fernández: Defendemos la democracia de
Venezuela", 1º de marzo de 2014.
[7] Telesur,
"Fernández: Derrocamiento del Gobierno de Venezuela sería fatal para
Latinoamérica", 1º de marzo de 2014.
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