MORAL Y LUCES

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sábado, 29 de marzo de 2014

David se impuso a Goliat

Monumento a la Victoria de Dien Bien Phu en Hanoi. Foto: AVN
Imagine llevar sobre sus hombros una bolsa repleta de armas y municiones mientras escala una empinada ladera cubierta de maleza. Imagine que un enemigo poderoso lo acecha desde el aire y, que de ser descubierto, podría poner en peligro la vida de sus compañeros y el éxito de una campaña militar decisivo para el futuro de su nación.

¿Lo logró? Sí. Es una pesada carga.


Así debieron sentirse los combatientes vietnamitas que, al mando del General Vo Nguyen Giap, transportaron hacia Dien Bien Phu las armas que vencieron a Francia en 1954.


Dien Bien Phu no debe verse como una batalla aislada de gran envergadura, cuyo desenlace condujo de golpe al colapso del aparato militar francés en Indochina, sino como el colofón de la resistencia que durante más de un siglo libró el pueblo vietnamita contra los colonialistas europeos y de la guerra que tuvo que sostener contra estos y sus secuaces norteamericanos después de proclamada la República Democrática de Vietnam.


La exitosa campaña desarrollada entre el 13 de marzo y el 7 de mayo de 1954 significó también la culminación de ocho años de lucha en condiciones de bloqueo, frente a un agresor que se negaba a reconocer los derechos de un pueblo ya soberano y capaz de superar incontables dificultades y carencias.

Bandera  de Vietnam
A los 60 años de esta histórica batalla, Granma recuerda en qué condiciones llegó el Ejército Popular de Vietnam (EPV) a Dien Bien Phu y qué estrategia siguió para vencer al enemigo.

TEATRO DE OPERACIONES

El 2 de septiembre de 1945 el líder revolucionario Ho Chi Minh proclamó desde la Plaza Ba Dinh, en la actual ciudad de Hanoi, la fundación de la República Democrática de Vietnam (o también llamada Vietnam del Norte). El territorio indochino dejaba entonces de ser una colonia francesa para convertirse en un Estado con aspiraciones socialistas.


Francia, recién liberada de la ocupación nazi, intentó restaurar de cualquier forma su régimen sobre Indochina abortado por la Segunda Guerra Mundial. Desplegó una intensa labor para segregar el Sur del país, mediante el establecimiento de un gobierno títere con el ex emperador Bao Dai.


Fueron meses difíciles, en los que la República Democrática de Vietnam se esforzó por mantener la paz en la península, pero la injerencia del agresor francés se hizo inaceptable.


La guerra estalló el 19 de diciembre de 1946. En aquel momento los combatientes del Norte no tenían prácticamente experiencia en la aplicación del método de lucha regular, estaban mal armados y carecían de los aseguramientos necesarios; pero estaban imbuidos de un espíritu combativo muy alto y tenían plena confianza en la Dirección del Partido y del presidente Ho Chi Minh.


“(...) nuestro país es uno, nuestra nación es una (...) el Norte debe avanzar hacia el socialismo”, proclamaba el Tío Ho ante las amenazas que emergían desde Occidente por la “molesta” referencia a los principios del marxismo-leninismo desde el país asiático. A Estados Unidos nunca le gustó la idea de un Vietnam unificado y comunista, como añoraba el Padre de la Patria vietnamita.


En 1950 los países socialistas reconocieron a la República Democrática de Vietnam, lo que elevó el prestigio y la posición del joven Estado en la arena internacional. El apoyo directo de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y de la República Popular China propició que a la altura de 1954 las tropas guerrilleras del General Giap estuviesen más fortalecidas.


De hecho, fuentes castrenses aseguran que en esos momentos el Ejército Popular de Vietnam ya podía considerarse una fuerza armada regular.

ATACAR SOLO PARA VENCER

En el verano de 1953, Francia atravesaba innumerables dificultades en su obstinación por proseguir la guerra. “El ejército de ocupación tenía alrededor de 450 mil efectivos en Indochina, de ellos 120 mil franceses, africanos y de la Legión Extranjera y el resto compuesto por tropas títeres. No obstante, la correlación de fuerzas se inclinaba a nuestro favor”, afirma Giap en el libro Dien Bien Phu. Memorias de la Guerra (edición del 2005).


“Las tropas enemigas estaban cansadas y desmoralizadas. En el plano político, a causa del carácter injusto de su guerra de agresión, nuestros enemigos tropezaban con la oposición cada vez más férrea del pueblo francés y de las fuerzas progresistas del mundo (…) Para salvar la situación, el imperialismo francés solicitó mayor ayuda del norteamericano, haciendo que su dependencia hacia este se incrementara sin cesar. La ayuda norteamericana cubría en 1951 el 12 % de los gastos militares franceses en Indochina, y para 1953, se incrementó al 71 %.


“Mientras Francia se hundía en una situación difícil en Indochina, EE.UU. aprovechó el armisticio de Corea para intensificar su injerencia en Vietnam y entrar en relación directa con el gobierno títere del Sur. Así se gestó el plan Navarre, como una nueva tentativa de los imperialistas franceses y norteamericanos para extender su guerra de agresión en nuestro país.


“El propio Eisenhower proclamó en reiteradas ocasiones que no permitiría en absoluto al comunismo internacional avanzar un solo paso en el Sudeste Asiático, especialmente en Indochina, territorio considerado como una posición estratégica de suma importancia”.


En el otoño y el invierno de ese año, el ejército de ocupación estableció una poderosa fuerza móvil en la llanura de Bac Bo, que llevó a cabo un sangriento patrullaje para destruir las bases del Ejército Popular de Vietnam, a fin de detener y desgastar sus tropas regulares y obligarlas a permanecer en actitud defensiva.


A principios de 1954 el enemigo preveía aprovechar el descanso forzoso de “las fatigadas tropas vietnamitas” para transportar una gran parte de sus fuerzas móviles hacia las zonas de combate en el Sur del país, ya que precisamente en este momento del año las condiciones climáticas allí eran más favorables. Su intención era recuperar los territorios que permanecían liberados.


Sin embargo, Francia recibió información de sus fuentes de inteligencia que indicaban el desplazamiento de varias unidades vietnamitas en dirección noroeste. Ello los obligó a cambiar de estrategia. El 20 de noviembre de 1953, seis batallones de sus fuerzas móviles fueron lanzados en paracaídas en la llanura de Muong Thanh y ocuparon Dien Bien Phu.


Según el General Giap, las tropas vietnamitas estaban determinadas a “agujerear” el plan Navarre. “Nuestra estrategia consistía en utilizar una parte de nuestras fuerzas regulares para atacar las direcciones donde el enemigo fuese vulnerable y, paralelamente, aprovechar todas las ocasiones propicias para batirlo mediante acciones de guerra de movimiento. Al mismo tiempo intensificar la guerra de guerrillas en su retaguardia y fortalecer en nuestras zonas liberadas la actividad de las fuerzas regionales, las formaciones de milicianos, los guerrilleros y el pueblo, a fin de relevar paulatinamente a las tropas regulares que pudiesen cumplir otras misiones”.

Para garantizar el éxito —afirma Giap en su libro—, era preciso atacar cuando hubiese seguridad de vencer, librar las acciones combativas en los lugares escogidos como más favorables para sus tropas, elegir acertadamente los puntos más débiles del enemigo y presionarlo por allí. Así llegaron los combatientes del EPV a Dien Bien Phu.
EL GOLPE MORTAL

Dien Bien Phu era en ese momento un pequeño poblado en un valle rodeado de montañas, en el más vasto, rico y populoso de los cuatro grandes llanos del noroeste del país. Poseía desde entonces un importante nudo de carreteras que comunica con varias ciudades de relevancia económica. Los imperialistas la veían como una plataforma para la expansión y agresión en el Sudeste de Asia, y un lugar ideal para diezmar a las tropas regulares vietnamitas si estas se decidían a atacarlo.

De acuerdo con la narración del General Giap, “Dien Bien Phu tenía las características generales de una fortaleza, pero con particularidades (…) Su abastecimiento y refuerzo dependían enteramente de la vía aérea, desde aeródromos muy lejanos. Si se interrumpía o limitaba el empleo de esta vía, la región fortificada muy pronto revelaría su debilidad.
“Como consecuencia de nuestra ofensiva de invierno, las tropas enemigas se habían ido disgregando y previmos que esa tendencia se acentuaría en los días venideros (…) Al igual que nuestro enemigo, nosotros escogimos Dien Bien Phu para librar allí una batalla decisiva y obtener un triunfo estratégico”.

En Dien Bien Phu. Memorias de la Guerra, el legendario jefe militar vietnamita resume las etapas de la batalla de la siguiente manera: primero, el Ejército Popular de Vietnam destruyó las posiciones periféricas de las tropas francesas en el norte y el nordeste. Luego, en la más larga y encarnizada etapa, las fuerzas vietnamitas atacaron el dispositivo de defensa principal en la zona central, ocuparon las colinas situadas al este del aeródromo de Muong Thanh y crearon progresivamente un cinturón de fuego en torno a las restantes posiciones enemigas, estrechando el cerco cada vez más con vista a cortarle el abastecimiento y los refuerzos a los galos. En ese sentido, la tercera etapa —orientada a ocupar todas las fortificaciones— fue muy corta, porque las condiciones favorables ya habían sido creadas.


“El 7 de mayo a las 14:00 horas, una de nuestras unidades se lanzó al ataque del punto de resistencia número 507 cerca del puente de Muong Thanh. La reacción enemiga —dice Giap— fue pusilánime. Francia izó la bandera blanca y se rindió. Aprovechando esta victoria, nuestras tropas se apoderaron sucesivamente de los puntos de resistencia números 508 y 509 en la ribera izquierda del Nam Rom.


“A las 15:00 horas, nuestras tropas recibieron la orden de atacar sin esperar a la noche y lanzar un asalto general partiendo del este y del oeste, ambos en dirección al puesto de mando enemigo. Por dondequiera que irrumpieron nuestras tropas, el enemigo alzó la bandera blanca y se rindió. A las 17:30 horas nuestras tropas ocuparon el puesto de mando e hicieron prisionero al general De Castries y a todo el Estado Mayor de la región fortificada de Dien Bien Phu (…).


“La bandera de nuestro ejército, que llevaba en letras doradas el lema de ‘resueltos a combatir, determinados a vencer’, flotó sobre el valle”.


David se había impuesto sobre Goliat.

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