Hipólito Mejía está cometiendo el error de culpar a Leonel de todas sus angustias y todos sus quebrantos políticos.
En la actual crisis perredeísta, dice que Fernández es artífice de su expulsión dentro de un plan macabro con Miguel Vargas cuyo propósito final es destruir al PRD.
¿Pero ciertamente ha metido Leonel las narices en ese lío interno perredeísta?
Puedo asegurar con la mayor firmeza que Leonel Fernández no ha tenido absolutamente nada que ver con ese lío, que la última vez que vio a Miguel Vargas fue al coincidir en un restaurante de la capital donde apenas se produjo un saludo protocolar, y que desde el llamado pacto de las corbatas azules no intercambian palabras.
Leonel Fernández ni siquiera conocía las interioridades de ese problema más allá de lo que publicaban los medios, hasta que en su último viaje a España me correspondió a mí explicarle los detalles ocultos de ese conflicto.
Y le avancé que la única solución que tenía ese problema era la división formal del partido porque era ya imposible la cohabitación de Miguel e Hipólito en el mismo partido. Y él preguntó: Y... entonces, ¿qué puede pasar?
Uno de los dos tendrá que irse del partido, pero no se sabe cuál. Miguel, como presidente del Partido, maneja la estructura dirigencial y tiene mayoría --no muy abultada, pero mayoría al fin, en el Comité Ejecutivo Nacional y en la Comisión Política.
Pero Mejía aglutina a casi todos los “viejos robles” y figuras emblemáticas del perredeísmo, y esa gente tiene mucho peso de opinión pública y Mejía cuenta a su favor la condición de expresidente de la República.
Echarle los demonios
Mejía sabe bien que Leonel no ha tenido ninguna injerencia en el conflicto perredeísta, pero su estrategia es chubarle los demonios a Miguel vinculándolo a los supuestos planes leonelistas para destruir a las demás organizaciones del sistema para imponer el partidismo único.
Por supuesto, cree que esa estrategia volcará a su favor todo el fervor perredeísta que por diversas razones abomina de Leonel y el PLD. Lo que busca es sobreponer su figura al PRD y convertirse en interlocutor válido de la oposición... ¿Pero sin partido?
Ahí ha radicado su mayor error porque la soberbia en las horas posteriores a las elecciones lo encegueció, y antes de buscar las causas en las fallas de su candidatura, intentó volcar contra Vargas todo el odio que fue acumulando la frustración al fracasar una victoria que daban por segura.
Si Mejía hubiese tratado de aprovechar el enorme caudal de sufragios a su favor para iniciar de inmediato un proceso de unidad partidaria en torno a su figura, aunque se mordiera los labios por la presencia de Vargas, que habría quedado muy menguado a lo interno del partido, hoy fuera ciertamente el líder de la oposición y la próxima convención del PRD fuera una pasada.
La lucha hoy es otra. Mejía hará lo humanamente posible para evitar que se materialice su expulsión. Pero para ello no hay otra instancia que no sea la contenciosa. Podrá tirar a las calles a sus seguidores todos los días, y por esa vía no logrará nada que no sea debilitarse cada vez más.
Los próximos días
Los próximos días van a ser determinantes en esta lucha interna perredeísta. Ambos bandos están convocando a los organismos de dirección, Vargas al CEN; Hipólito a la Comisión Política. El grupo de Hipólito no puede convocar estatutariamente a los organismos por encima del presidente del Partido, pero tampoco cuenta con la mayoría de la Comisión Política. Vargas, en cambio, tiene a su favor la institucionalidad partidaria que él representa, pero son muy pesados los dirigentes que quedan atrás, la mayoría figuras emblemáticas del partido que en algunos casos tienen 50 años dando la cara por su organización. Si finalmente Vargas se queda con la simbología partidaria, como parece que ocurrirá, tendrá que pasarse varios meses recogiendo heridos y dándole satisfacciones y habilitando días especiales de la semana para los pasamanos de la reconciliación.
Otros jamás regresarán... Los que siempre subestimaron a Vargas ignoraron su trabajo de hormiga incansable, lanzó al juego casi todos sus recursos económicos y ya tiene una estructura partidaria que podría vencer a Leonel dentro de tres años....
Porque es verdad que los dinosaurios se extinguieron hace cientos de miles de años...
Pero en el PRD hay todavía... ¡Y muy activos!
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El Progresista: "Moral y luces", es un espacio para el estudio, análisis, refexion y propuestas en el ámbito político, económico, social y cultural desde una perspectiva histórica tomando como referente el pensamiento ético, humanista y patriótico de Duarte, Luperon y Bosch, las tres raíces del árbol de la patria
MORAL Y LUCES
jueves, 17 de enero de 2013
Hipólito ve a Leonel hasta en la sopa
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