MORAL Y LUCES

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sábado, 10 de octubre de 2015

Juan Bosch: rumbo al puerto de origen


Por 
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Después de un largo exilio de 23 años, Juan Bosch regresó a su país, el 20 de octubre de 1961. Había tomado el camino del destierro, el 13 de enero de 1938, al viajar a Puerto Rico, la tierra que además de acogerlo generosamente, donde sería marcado para siempre en sus ideas políticas y en lo ético y moral, al encontrarse con la obra del maestro Eugenio María de Hostos, también fue solidaria con el prócer dominicano, tras el golpe de Estado de 1963.

Luego del ajusticiamiento del dictador Rafael L. Trujillo, el 30 de mayo de 1961, el país vivió momentos de gran agitación política y social. Explosionó la caldera de la tiranía que durante 31 años había mantenido a la República en el más férreo estado de vejámenes y opresión a las libertades y la dignidad humana.

“Al mediodía del 31 de mayo de 1961 estaba en San Isidro del Coronado, en las afueras de San José de Costa Rica, en el comedor del Instituto de Educación Política. Acababa de comer y hablaba con uno de los profesores haciendo tiempo mientras llegaba la hora de iniciar las clases de la tarde, cuando llegó un tropel de estudiantes -a la cabeza de ellos un dominicano apellidado Llauger Medina- gritando que habían muerto a Trujillo.(…). ”.

Esa misma tarde, se realizó un mitin en el Parque Central de San José, en el que hablaron uno de los estudiantes del instituto, José Figueres y Juan Bosch. Pocos días después, se reunían en San José varios de los dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), para discutir sobre la nueva etapa. Bosch presidía el Comité Político y Angel Miolán era el secretario general. También participaron en la reunión Ramón Castillo, secretario de la seccional de Puerto Rico, y Nicolás Silfa, con el mismo cargo en la seccional de Nueva York.

Todos estaban claros en un punto: la necesidad de regresar, lo más pronto posible, a la patria. Ya el 13 de junio informaban al doctor Joaquín Balaguer, entonces Presidente de la República, y al Presidente de la Comisión de la Organización de Estados Americanos (OEA), que si se ofrecían garantías suficientes el PRD trasladaría su equipo dirigente al país. La respuesta fue positiva.

Así, el 5 de julio de 1961, arribaba a territorio dominicano la delegación: Ángel Miolán, Ramón Castillo y Nicolás Silfa.

“(…) Todos estuvimos de acuerdo en que había llegado la oportunidad de mover a las masas dominicanas hacia un destino mejor, y no podíamos dejar pasar esa coyuntura.”

Ello “le dio sentido político al 30 de mayo. Sin el 5 de julio, el 30 de mayo era una fecha aislada, aunque heroica, perdida en una espantosa noche de terror”.

Pero el regreso de Bosch a su tierra, el 20 de octubre, habría de constituirse en la síntesis del añorado encuentro del pueblo dominicano con su líder, en una etapa de la historia nacional de tantas expectativas y esperanzas, de tanta agitación y confusiones. En ese reencuentro con las masas dominicanas, se generó una especie de amor a primera vista, que se mantuvo siempre en los momentos estelares de nuestro proceso social.

Bosch explica su visión de ese momento:
“Nuestros fines no podían ser la lucha por el poder sino la movilización del Pueblo, y sabíamos que eso no podíamos hacerlo ni en un mes ni en seis. Al mismo tiempo podíamos tratar de hacer la revolución desde el poder, pero no como partido político sino como parte de un régimen de unión nacional, y eso, (…), no fue posible, por lo cual nuestra función quedó en la primera parte…”.
Y más adelante:

“(…) en consecuencia trazamos una línea que debía seguirse Pueblo y su conciencia política e ir matando simultáneamente el medio nacional, (…); y hacer eso dirigiéndonos en primer término a las grandes masas porque pensábamos que eran las que menos deformación habían sufrido bajo las presiones de la tiranía y las que más necesitaban liderazgo. (…).”

El día de su arribo a suelo quisqueyano, su nuevo rumbo al puerto de origen, cuyo 54 aniversario que conmemorará próximamente, Juan Bosch habló a sus compatriotas :

“Pongo pie en mi tierra en circunstancias difíciles para los dominicanos. (…); que su destino es el de la libertad, no la esclavitud; que su función es unirse a América en un camino abierto y franco hacia el disfrute de todo lo que significa para los pueblos la libertad pública y la justicia social”.

Tomado del Periódico Hoy

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