JUAN BOSCH
“Si mi vida llegara a ser tan
importante que se justificara algún día escribir sobre ella, habría que empezar
diciendo: “nació en la vega, república dominicana. el 30 de junio de 1909, y
volvió a nacer en San Juan de puerto rico a principios de 1938, cuando la
lectura de los originales de Eugenio María de Hostos le permitió conocer qué
fuerzas mueven el alma de un hombre consagrado al servicio de los demás”.
“El hecho más importante de mi vida hasta poco
antes de cumplir 29 años fue mi encuentro con Eugenio María de Hostos, que
tenía entonces casi 35 años de muerto. El encuentro se debía al azar; pues,
buscando trabajo, lo halle como supervisor del traslado a maquinilla de todos
los originales de aquel maestro de excepción… (…) Eugenio María de Hostos, que
llevaba 35 años sepultado en la tierra dominicana, apareció vivo ante mí a
través de su obra, de sus cartas, de papeles, que iban revelándome día tras día
su intimidad; de manera que tuve la fortuna de vivir en la entraña misma de uno
de los grandes de América, de ver cómo funcionaba su alma, de conocer –en sus
matices más personales- el origen y el desarrollo de sus sentimientos.
Hasta ese
momento, yo había vivido con una carga agobiante de deseo de ser útil a mi
pueblo y a cualquier pueblo, sobre todo si era Latinoamericano; pero, para ser
útil a un pueblo, hay que tener condiciones especiales. ¿Y cómo podía saber yo
cuales condiciones eran esas, y como se las formaba uno mismo sino las había
traído al mundo, y como las usaba si las había traído? La repuesta a todas esas
preguntas, que a menudo me ahogaban en un mar de angustia, me la dio Eugenio
María de Hostos, 35 años después de haber muerto. (…) la lectura de los
originales de Eugenio María de Hostos me permitió conocer que fuerza mueven, y
como la mueven, el alma de un hombre consagrado al servicio de los demás”,
(Juan Bosch, Hostos el sembrador)
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