MORAL Y LUCES

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miércoles, 5 de agosto de 2015

Oportunidades y Desafío de la Izquierda Dominicana

Tito Olivo



In Memoriam para el Camarada Ramón Almanzar, quien fuera vicepresidente del Movimiento Patria Para Todo y, que falleció de un infarto el 27 de mayo del año en curso, muerte que se produce en el momento que me encontraba volando hacia La Habana, para sostener una serie de reuniones de trabajo. Lamentamos profundamente la muerte de este valeroso compañero, quien parte sin ver la tan anhelada unidad de la izquierda Dominicana, unidad esta que nos permitiría construir un polo de poder; para de esa forma obtener conquistas políticas y económicas, en beneficio de una gran mayoría del pueblo dominicano. Ante la partida del compañero, nos hacemos las pregunta, de si tendremos que partir, los compañeros y compañeras, de nuestra generación de este mundo, para que esta unidad se pueda concretar, o por el contrario, nos pondremos a la altura que necesita el proceso revolucionario dominicano y, construiremos esa unidad que tanta falta nos hace. Para la izquierda dominicana a pesar de los pesares, existen oportunidades y desafíos, en estos momentos; que si sabemos aprovechar, pudiéramos construir una verdadera fuerza política con capacidad de poder competir con los partidos tradicionales de tú a tú, pues estos se vienen desprestigiándose, y pareciéndose uno a otros cada día mas. Pero para eso debiéramos hacernos muchas preguntas, y una de esa es, ¿El por qué la izquierda dominicana no avanza y, cada día nos vemos más disminuidos? Mientras en otros lugares



casi 117 años. Previamente, había sido colonia de España por 405 años, de 1493 a 1898. Estamos hablando entonces de un pueblo que ha ido forjando su nacionalidad, cultura y personalidad propia, a contrapelo de más de medio milenio de colonialismo. Desde hace cuatro décadas el modelo estadolibre-asociado con el que se pretendió conquistar a muchos pueblos del tercer mundo, ha entrado en una crisis progresiva y profunda, que se agrava aún más en el presente. La fundación del ELA en 1952 –curiosamente el 25 de julio, cuando se conmemoraban 54 años de la invasión yanqui– coincidió con un profundo proceso de transformación de la economía colonial, que pasó de la monoproducción azucarera a la de enclave industrial. El proceso de modernización del país a base de inversión de capital estadounidense impactó significativamente durante los primeros 25 ó 30 años de implantado. A mediados de la década de 1970 la entrada de capitales extranjeros comenzó a disminuir aceleradamente. Ya Puerto Rico había perdido su atractivo, mientras aparecían otros lugares más lucrativos para los inversionistas. Lo peor de todo es que el ELA había puesto todos los huevos en la canasta de la inversión extranjera, que durante estas décadas ha acumulado montañas de dinero en ganancias y que ahora, o se va, o no viene. No existe, por así decirlo, un plan B. Como consecuencia de esta profunda crisis estructural, las cifras de desempleados son cada vez más altas. Cerca de un millón de personas ha emigrado a Estados Unidos en las pasadas dos décadas, al punto de que ahora son más los boricuas que residen en ese país que los que viven en Puerto Rico. La economía subterránea legal e ilegal, sobre todo del narcotráfico, adquiere una relevancia creciente. El empobrecimiento generalizado y la dependencia en las dádivas gubernamentales completan el cuadro crítico que vive el País, unido a deudas públicas y privadas ascendientes a largas decenas de millones de dólares. El país que alguna vez pretendió presentarse como la vitrina de la democracia y el progreso, hoy es ejemplo elocuente de la ruta que no se debe seguir. 

 Esta situación de crisis estructural de la economía y la sociedad puertorriqueñas crea condiciones favorables para adelantar la lucha por la descolonización e independencia, habida cuenta de que es precisamente la ausencia de poderes soberanos para enfrentar con éxito problemas económicos y sociales, el impedimento más importante que debe ser superado. Ciento diez y siete años de colonialismo yanqui nos han traído hasta este callejón sin salida. Corresponde aplicar medidas distintas y superiores, que sólo las brinda la independencia nacional. Ese es nuestro gran reto; librar, como lo hemos hecho por décadas, una lucha altamente desigual contra la potencia imperialista más poderosa del planeta. Lucha que se expresa de manera tangible en la figura de Oscar López Rivera, independentista puertorriqueño que lleva treinta y cuatro años preso en cárceles estadounidenses, por el único “delito” de ser un combatiente por la independencia de su Patria. Por eso es tan importante que los pueblos, organizaciones y gobiernos de Nuestra América se sensibilicen sobre la justeza del reclamo que hace el Pueblo puertorriqueño, y le respalden activamente. De ahí el enorme valor que tiene la posición cada vez más firme asumida por la CELAC y la solidaridad consecuente de numerosos dirigentes latinoamericanos y caribeños con esta causa libertaria. La independencia de Puerto Rico y, más allá, la desaparición total del colonialismo de la faz de la Tierra, es responsabilidad indelegable de los pueblos que ya han roto las ataduras coloniales. 

La responsabilidad primaria, la batalla de todos los días, esa es nuestra. Pero la solidaridad internacional adquiere un valor extraordinario. Ciento diez y siete años de colonialismo yanqui son demasiados. Más de medio milenio de colonialismo, sin haber tenido siquiera un instante para vivir libre y soberanamente, es inadmisible. Es hora ya que Puerto Rico se incorpore al concierto de países independientes de América y el mundo. Es hora ya de que demos fin al colonialismo donde quiera que exista “Jon Lee Anderson, autor del libro Che Guevara, a Revolutionary Life, narra un episodio harto elocuente del encuentro sostenido entre Nixon y Fidel Castro”




de este continente americano, la izquierda obtiene logros significativos, constituyéndose en polo de poder, que le ha permitido alcanzar la dirección del Estado. Entendemos que para contestar esta pregunta, como izquierda debemos hacer un análisis crítico y profundo, un tanto reflexivo, que nos permita ver dónde hemos fallados y dónde hemos avanzados. Este análisis debe de hacerse, desde el ajusticiamiento del tirano Trujillo en mayo de 1961; lo decimos así, porque a que a partir de ahí, hubo una apertura política aunque un tanto limitada, que le permitió a la izquierda participar en el proceso político hasta el día de hoy. Si lo hacemos así, podremos ver de esa manera cuál ha sido nuestro accionar histórico. Por medio de ese análisis profundo, pudiéramos ver los errores y los aciertos que hemos tenido. Nosotros muy particularmente entendemos, que los errores vienen por el campo del martirologio al que hemos estado jugando, sin hacer un análisis certero de la realidad social dominicana. Estos errores le costaron la vida a Manolo Tavarez, y al comandante de la revolución de abril de 1965, Coronel Francisco Alberto Caamaño Deño. Manolo quien comandó el alzamiento guerrillero del 28 de noviembre de 1963, donde se tenia el propósito de restituir el gobierno constitucional del profesor Juan Bosch, que había sido derrocado por un golpe de estado cívico-militar, apoyado por los Estados Unidos meses antes, entendemos que fue una acción noble y valerosa, pero las condiciones socios-políticas, no estaban aún maduras para dicho alzamiento; mientras el coronel Caamaño cae fusilado el 16 de febrero de 1973, después de desembarcar en un foco guerrillero el 3 de febrero del mismo año. Pero así como decimos esto, también podemos decir, que en abril de 1965, se dio la epopeya mas grande del siglo XX en nuestro país, donde el pueblo en armas escribió paginas gloriosas con sangre, donde la izquierda revolucionaria dominicana desempeñó un papel preponderante, e importante, cuando gran parte de la dirección polí- tica del PRD y muchos militares se exiliaron el 27 de abril, rehuyendo a la cita que tenían con la Historia, cuando entendían que todo estaba perdido, pero en los enfrentamientos en el puente Duarte de ese 27 se logró revertir la situación y obligó a los Estados Unidos a intervenir militarmente el 28 de abril, convirtiendo esta guerra en Guerra Patria.



Pero a pesar del rol destacado en ese episodio de nuestra historia y después de firmado el tratado paz, que puso fin al enfrentamiento armado, nuestra izquierda fue cayendo en errores que han permitido que se encuentre en un estado de postración, con poca articulación con las masas y, muy dispersa. El principal error nuestro, fue querer extrapolar esquema de lucha revolucionaria de otras naciones, sin ni siquiera hacer un estudio de la realidad social dominicana, para saber qué forma de lucha era la que debía aplicarse en nuestro país. Esa falta de análisis profundo, nos hizo caer en enfrentamientos estériles, que fueron llevados al campo militar , teniendo esto un alto costo en vida útiles y, que en gran medida incidió directamente en el fraccionamiento de nuestra izquierda, que hoy aún nos mantiene postrados y, atomizados, solamente sirviendo de comodín a los partidos tradicionales, cuando se le presentan crisis para tratar de recomponerlos, o simplemente para serviles de apoyo para que lleguen al poder, esto se da, sin nosotros poder plantear aunque sean transformaciones mínimas; en beneficio de la clase trabajadora y del capital nacional. Esta falta visión, no nos ha permitidos darnos cuenta, que los partidos que se han repartido el poder desde 1966 hasta hoy; han sido los culpables todos, por la situación que atravesamos en estos momentos, sin excepción ninguna, pues ellos han sidos los impulsores del modelo neoliberal en nuestro país, medidas estas que originaron una poblada, con una gran cantidad de muertos y heridos en abril de 1984. Se puede afirmar categóricamente, que varios de estos partidos aunque tuvieron una base inicial de centro izquierda, han ido evolucionando hacia la derecha, aplicando políticas neoconservadoras, cuando han accedido al poder; hasta tal punto, que unos y otros no se diferencian en nada, su lucha está dirigida en hacerse graciosos a los sectores del poder interno y de los Estados Unidos. Debido a la aplicación de estas políticas neoliberales, hoy tenemos una economía, altamente liberalizada, donde la carga tributaria es esencialmente al consumo, lo que afecta grandemente a la clase trabajadora y el desarrollo de un capital nacional, debido a que los salarios son demasiados bajos y, el nivel de consumo es mínimo, beneficiando esto principalmente al gran capital transnacional, creándose una nueva forma de dependencia económica y política, a partir de la década de los ochentas, después de la caída del modelo socialista del este europeo, así como la crisis por la que pasó el modelo de sustitución de importaciones; impulsado por economistas de pensamiento de izquierda, conocidos como los de la teoría de la dependencia. Este modelo económico además de aplicar una sobre explotación de la fuerza de trabajo, así como una injusta distribución del ingreso, está basado en los servicios, como el turismo y las zonas francas industriales, donde priman los bajos salarios, incrementando las desigualdades dentro de nuestra sociedad. También este modelo se ha caracterizado por entregar los recursos naturales en condiciones leoninas al capital extractivo internacional; el cual viene devastando los recursos naturales, a esto tenemos que sumarle, los tratados de libre comercio que hemos firmados con E.U., que son tratados que han ido en detrimento del capital productivo nacional, entre otras cosas, debido a las medidas para arancelarias que aplican y, al costo del financiamiento interno; que es muy caro, así como una energía eléctrica costosa e ineficiente, que después de una privatización del sector eléctrico, donde fue entregado al gran capital a precio de vaca muerta, con el supuesto objetivo de terminar con los apagones, así como con los subsidios que el estado le daba al sector, pero hoy después de esa privatización, se continúa con los apagones, y se vienen acumulando subsidios onerosos multimillonarios mayores que los anteriores, dándose todo tipo de corrupción dentro de este sector. Ante esta situación se hace necesario volver a retomar el discurso y el debate de los teóricos de la dependencia, desde otra óptica mucho mas objetiva, que nos permita crear mercados regionales entre naciones similares; con financiamiento barato y a lo interno del país, recomponer el sector energético con inversiones del Estado, así como del sector privado, pero aplicando la ley correctamente y desconociendo los contratos leoninos, que estafan al pueblo dominicano dentro del sector energético, como son los contratos que les pagan a las empresas por la capacidad instalada y, no por la energía servida. Denunciar el acuerdo de Madrid, que es inconstitucional, pues viola la ley de energía que fue publicada previamente a dicho acuerdo, donde la ley dice tácitamente, que se debe de licitar la energía y el Estado compraría al precio más bajo; pero el acuerdo de Madrid plantea, que el Estado pagaría la energía a todas las generadoras, partiendo del precio del combustible más caro que se esté usando para generar en ese instante . Entendemos que como país dependiente en alrededor de un 90% de las importaciones de energético y, debido al impacto negativo que los combustibles fósiles derivados del carbón mineral y del petróleo, les causan al medio-ambiente, debemos de prestigiar las energías renovables, para de esa manera poder disminuir la importación de combustible y, en cuanto a los combustibles fósiles; debemos de usar el gas natural en transición hacia la renovables, donde se debe de mejorar la distribución de la energía, así como las pérdidas técnicas y no técnicas que son una de las más altas de nuestro continente y del mundo, para bajar así el costo del kilovatio hora, plantearnos además el uso de los vehículos eléctricos para el transporte masivo de pasajeros, la eliminación de los calentadores de agua tradicionales, sustituyéndolos por calentadores de aguas solares, así como legislar para que las casas sean construidas con bloques de aislante térmico,de forma que puedan ahorrar energía. Es importante señalar, que los políticos que están en el gobierno, se jactan en decir, de que las medidas económicas que se han venido aplicando en nuestra economía; han permitido un crecimiento económico por encima de la media regional, pero lo que no dicen ellos, es que este no se ha reflejado en bienestar para la población; por la sencilla razón de que este modelo se basa en bajos niveles salariales, y una sobre explotación de la mano de obra, que lo único que hace es hacer que la pobreza se multiplique, donde el último estudio de la CEPAL, sobre la pobreza en América Latina del 2014, dice que somos unos de los países con mayor número de pobreza de los países estudiados, con un 40.7 %, ocupando el tercer lugar de los países con mayor número de indigencia, con un 20.2%, creciendo esta última con relación al 2013 que fue del 20%. En el modelo que nos han impuesto, la estructura tributaria recae en impuestos que gravan al consumo, donde las personas de menores niveles de ingresos son las más perjudicadas, debido a que estas, tienen que destinar la mayor parte de su ingreso al consumo; teniendo un bajo nivel de ahorro. Para que se tenga una idea de cómo es que este modelo ha venido afectando a los trabajadores formales e informales en nuestro país, el promedio de la canasta básica anda por alrededor de 28 mil pesos dominicanos, según el Banco Central Dominicano, valor este que es de unos 628 dólares mensuales aproximadamente. Pero si investigamos en la seguridad social, podemos darnos cuenta, que más o menos el 80 por ciento de la población económicamente activa, que está laborando gana menos de 20 mil pesos mensuales, cerca de unos 448 dólares mensuales. Estos bajos niveles de ingresos, han ido desarrollando la informatización de la economía, donde una gran parte de esos trabajadores informales, no tiene derecho a la seguridad social. Como se puede ver, el cuadro que hemos señalado, no es nada halagüeño; por lo tanto, se hace necesario impulsar una política de alianza, que nos permita salir de la atomización y dispersión en la cual nos encontramos en este momento, planteando una revisión de la capitalización energética, los contratos leoninos y corruptos que se han dado en ese sector, planteando financiamientos blandos para el sector productivo nacional, mejorar los salarios de los y las trabajadores y trabajadoras, para que se mejores así la demanda interna y se desarrolle de esa manera el capital nacional, dentro de este esquema es importante cambiar la estructura impositiva, sustituyéndola por impuestos que graven las ganancias, en vez del consumo; disminuyendo la evasión y la elusión fiscal, que es una de las más altas que existen en nuestro continente, prestigiando también los acuerdos de comercios regionales de países similares, como el del ALBA entre otros, que nos permita desarrollar nuestras fuerzas productivas y; romper con la dependencia del gran capital imperialista. De hacerlo así avanzaríamos, de no hacerlo continuaríamos por el mismo camino que hemos venido atravesando, pero sabiendo que nos haríamos más pequeños aún

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