MORAL Y LUCES

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jueves, 31 de octubre de 2013

Bosch La holística de su paradigma


El boschismo encierra los más altos valores, los cuales previenen del enriquecimiento ilícito y de la asociación de malhechores. Más han querido reconocerlo por el cuento que por la verdad, pero la verdad se revela en sus cuentos
Escrito por: LUISA NAVARRO
Me pidieron que hablara unos breves minutos sobre el paradigma de Juan Bosch y comencé a cambiarle el nombre a las cosas, en lugar de ajustarme al título decidí referirme a la holística y verán por qué hice eso. Es por todos sabido que a sus contrarios políticos les ha resultado más fácil aceptar sus aportes literarios que su producción histórica, sus aproximaciones a la teoría social de lo particularmente dominicano, a su interpretación psico antropológica del ser humano y a su práctica política: honesta, digna, nacional, autonomista, solidaria, consciente, y patriótica.
Así que si tengo que empezar a reordenar las fractales del paradigma de Juan Bosch para su análisis, debo comenzar por la cuentística.
Es mundialmente conocida la pericia de los pueblos del hemisferio oriental en las artes de contar cuentos.
Los árabes, hindúes y chinos son los antecesores por naturaleza del cuenta cuentos.
Desde los desvelos de la princesa Sherezada, en Las mil y una noches, y las historias de los mercaderes de Damasco, los cuentos de las caravanas sirias, los cuentos versados de los persas, por decir algunos, el arte de contar cuentos ha sido una forma de difusión y producción de una tradición oral, herencia de la humanidad.
En República Dominicana, y tal vez en la América Latina, la producción literaria ha contado con el autor más reconocido por su producción de cuentos, el profesor Juan Bosch.  Ello ha sido aseverado por los más conspicuos autores de cuentos en la lengua española, hasta el grado que algunos de ellos han llamado al Profesor Juan Bosch como “el Maestro del cuento”.
La cuentística de Juan Bosch constituye un acervo de todas las manifestaciones de la cultura nacional.
En ella, las más depuradas técnicas literarias, la vocación de escritor, el coraje personal y la disciplina del autor, crean una obra literaria que recoge y expresa in extenso, lo que es el ser humano dominicano.
Es el dominicano visto por Juan Bosch a través del prisma de su ser total: sus pupilas, su alma y su imaginación; en virtud de sus tradiciones, costumbres, vivencias, creencias, paisajes, formas de ser, comportamientos, sentimientos e imágenes mentales de los distintos pueblos del país, lo que el lector encuentra retratado en cada cuento.
Su producción cuentística posee tales niveles de ascendencia social que el mismo profesor Juan Bosch sentenció en sus Apuntes sobre el arte de escribir cuentos, cómo este género rescata al ser humano, a quien lo lee y a quien lo escribe: “el cuento es intenso… en ocasiones un cuentista nato puede producir un buen cuento por adivinación de artista”.
En sus cuentos Juan Bosch nos transmite valores de respeto, compañerismo, trabajo en equipo, amor, pero de una manera preclara, la comprensión de la psicología del ser humano.
A través de su producción literaria, el profesor Juan Bosch nos acerca a esas características y costumbres del ser humano dominicano del campo, de la ciudad, hombre o mujer, joven o viejo, pobre o rico, de una manera lúdica y creativa; e involucrando sus habilidades mentales, comunicativas, emocionales e imaginativas con las del resto del pueblo.
Es para la educación del país una necesidad de alto valor lúdico, el desarrollo de un programa a través del cual los sectores más jóvenes de la sociedad tengan un acercamiento personal a la figura y obra de Juan Bosch. ¿Por qué decimos esto? Porque la cuentística es el inicio de todo lo posible de encontrar en la escritura del profesor.
Aunque sabemos también que ella es para algunos la evasión al debate feroz, a muerte que llevó a efecto durante toda su vida por el rescate de lo moral, de lo digno, de lo justo.
Aquello que la historia y la sociología de su pueblo le dio como conocimiento y combatió desde un discurso y una práctica personal del deber hacer política por los menos favorecidos y que expresó en forma holística en un paradigma total, globalizante.
Ahora bien, ¿Por qué nos atrevemos a decir que el paradigma boschista es holístico, por qué mejor no decir que Juan Bosch, él como persona y nada más tenía una visión holística?
Si partimos de que lo holístico comprende la ocurrencia de cada cosa, evento, situación en un contexto en el que intervienen múltiples factores que interaccionan en una sinergia, que se organizan con propiedades sistémicas, de una ecografía de diversidad cooperante, donde la totalidad se convierte en algo más que la suma de las partes;  que se trata de otra forma nueva de sumar; esto es, lo que algunos quieren ver como partes nosotros lo tenemos que ver como un todo.
Es imposible ver a Juan Bosch parcialmente y decir su literatura era buena y su historia era mala, o los partidos políticos que organizó fueron un acierto y su estilo de hacer política un desacierto, porque nada de eso es posible si se asume lo que es un paradigma en la teoría de fractales.
Es totalmente viable y acertado decir que el paradigma boschista es holístico porque el holismo entiende esa interdependencia entre los factores, en un contexto en el que ninguno pierde su independencia, pero tampoco actúa por cuenta propia, lo que le agrega una explicación dialógica y dialéctica.
El paradigma boschista debe ser considerado como un sistema completo que se comporta de un modo distinto a lo que algunos podrían pensar como la suma de sus partes.  Si se quiere entender mejor, cada uno de los aquí presentes podemos ser boschistas sin dejar de ser nosotros mismos y tener pensamientos propios, sentimientos propios y vida privada.
Y es justo lo que estoy llamando la holística del paradigma de Juan Bosch, pues no se trata de ponernos un uniforme, sino todo lo contrario, con diversidad de ropajes ordenar un sistema que funcione en la dirección que todos queremos dentro de nuestra valiosa diversidad individual.
La siguiente pregunta sería, ¿Por qué la Escuela de Sociología de la UASD habla de un paradigma boschista? ¿Qué es un paradigma?
La cuestión debe empezar por entender cuáles son los elementos que explican las características de una sociedad históricamente formada en sus componentes sociales, políticos, económicos, lingüísticos, étnicos, en sus relaciones íntimas, domésticas y sus relaciones hacia afuera, sus regulaciones jurídicas, sus formas de desarrollo, articulación y desarticulación, sus niveles de conflicto, el interaccionismo simbólico, y sobre todo, las formas de interpretación de los hechos y procesos de la historia en la construcción imaginaria de la realidad.
Y es ahí, en todos esos componentes en que Juan Bosch es el genio.  Me recuerdo a mi misma, de niña, muy pequeña aún, haciendo siesta recostada sobre una axila de mi papá, escuchando en un radito de pilas, porque nunca había luz, un programa que era toque de queda nacional: Tribuna Democrática, donde el presidente derrocado explicaba con experticia didáctica unas clases que nunca me enseñaron en la escuela, en la universidad de aquí, ni la de otros países donde he estudiado; cosas tan sencillas, difíciles y tan profundas que crearon una sabiduría política en mi pueblo, tan necesaria para ese ser humano dominicano que por tantos años de dictadura nunca había podido escuchar, leer o saber.
Pero llegar a la adolescencia y conocer lo que era la formación política en un partido que al mismo tiempo era una escuela donde debía aprender historia y sociología dominicana y que los muchachos hablábamos casa por casa, con base  la lectura de un periódico llamado Vanguardia del Pueblo y que para los más avanzados se hizo a través de una revista política Teoría y Acción,  que sus ideas se expandían como reguero de pólvora en las discusiones en las esquinas de los barrios de las ciudades del país, en las enramadas de los campos, en los pasillos y explanadas de las facultades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, en las canchas de baloncesto y voleibol de las escuelas públicas, en las galerías de las casas, en los descansos de los médicos en los hospitales, y que formaba, instruía, enseñanza a un pueblo que tenía una venda en sus ojos y sus oídos y había que abrirle el pensamiento después de tan férrea dictadura.
El boschismo es indestructible, Juan Bosch el guía y el PLD la vía. Eran los eslóganes de una forja universitaria llamada Frente Estudiantil de Liberación donde empecé a pensar y sentir las enseñanzas de un líder que señalaba la trayectoria de la liberación nacional.
El boschismo,  más que un pensamiento político, significó para mí un modo de vivir, digno, humano, sincero, veraz, crítico, reflexivo y un espíritu de lucha constante contra toda forma de injusticia y mentira, pero sobre todo contra toda forma de acción que me conduzca al rechazo de la historia.

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