MORAL Y LUCES

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domingo, 5 de abril de 2020

Maniobras estratégicas detrás de la crisis ‎del coronavirus

«EL ARTE DE LA GUERRA»‎
por Manlio Dinucci

Todos los Estados europeos se reorganizan para enfrentar la epidemia de coronavirus. ‎Todos los sectores de la vida y la actividad de cada país europeo se ven afectados por esa ‎reorganización. Todos menos uno… 
la cooperación con la OTAN. ‎
RED VOLTAIRE 


‎Mientras que la crisis del coronavirus paraliza sociedades enteras, fuerzas muy poderosas ‎se dedican a sacar el máximo de ventaja de la situación. El 27 de marzo la OTAN, bajo las ‎órdenes de Estados Unidos, se amplió pasando de 29 países miembros a 30, con la ‎incorporación de Macedonia del Norte. ‎

Al día siguiente, mientras continuaba el ejercicio estadounidense denominado «Defender Europe ‎‎2020» –con un poco menos de soldados pero con la misma cantidad de bombarderos nucleares– ‎comenzó en Escocia el ejercicio aeronaval de la OTAN «Joint Warrior», con la participación de ‎fuerzas de Estados Unidos, Reino Unido y Alemania, entre otros países. «Joint Warrior» ‎se prolongará hasta el 10 de abril e incluirá una serie de maniobras terrestres. ‎

Mientras tanto, Washington advirtió a los países miembros de la OTAN que, sin importar las ‎pérdidas económicas que pueda provocar la crisis del coronavirus, tendrán que seguir ‎incrementando sus presupuestos militares para «conservar la capacidad de defenderse», ‎por supuesto, de la «agresión rusa». ‎

El 15 de febrero pasado, en la Conferencia de Seguridad de Munich, el secretario de Estado ‎estadounidense Mike Pompeo anunció que Estados Unidos solicita a sus aliados de la OTAN que ‎desembolsen 400 000 millones de dólares suplementarios para incrementar el presupuesto de ‎la alianza atlántica, que ya sobrepasa ampliamente los 1 000 millones de dólares anuales. ‎

Eso significa que Italia tendría que incrementar su presupuesto militar, que ya se eleva a más de ‎‎26 000 millones de euros anuales, cifra superior a la suma que el parlamento italiano autorizó ‎específicamente para enfrentar la crisis del coronavirus (25 000 millones de euros). ‎

La OTAN gana así más terreno en una Europa ampliamente paralizada por la crisis del coronavirus, ‎una Europa donde Estados Unidos –hoy más que nunca– puede hacer lo que le venga en ganas. ‎En la Conferencia de Seguridad de Munich, Mike Pompeo arremetió duramente no sólo ‎contra Rusia sino también contra China, acusándola de utilizar varias de sus compañías –como ‎Huawei– como «caballo de Troya de la inteligencia», o sea como herramientas para su ‎espionaje. Con esas acusaciones, Estados Unidos endurece su presión sobre los países europeos ‎para que rompan sus acuerdos económicos con Rusia y con China y refuercen las sanciones ‎contra Rusia. ‎

‎¿Qué tendría que hacer Italia?, si contara con un gobierno que quisiese defender nuestro ‎verdaderos intereses nacionales. ‎Tendría que negarse a incrementar el presupuesto militar, ya artificialmente “inflado” a causa de ‎la fake news de la «agresión rusa». Incluso debería someter el actual presupuesto a una revisión ‎radical para reducir el despilfarro de fondos públicos en sistemas de armas como el avión de ‎guerra estadounidense F-35. Tendría que suprimir inmediatamente las sanciones contra Rusia y ‎desarrollar al máximo el intercambio con ese país. Tendría que sumarse al pedido –presentado ‎el 26 de marzo en la ONU por China, Rusia, Irán, Siria, Venezuela, Nicaragua, Corea del Norte ‎y Cuba– para que la ONU exija a Washington el levantamiento de todas las sanciones, ‎principalmente las que más daño hacen en momentos en que los países víctimas de esas ‎sanciones luchan contra el coronavirus. ‎

El levantamiento de las sanciones contra Irán implicaría beneficios económicos para Italia, cuyos ‎intercambios con la República Islámica se han visto prácticamente bloqueados por las sanciones ‎estadounidenses. Esa medida y otras más aportarían una bocanada de oxígeno principalmente a ‎pequeñas y medianas empresas que están en peligro de desaparecer por el cierre forzoso, ‎aportarían fondos que podrían destinarse a resolver la crisis, favoreciendo sobre todo a ‎los italianos más desfavorecidos, sin endeudar por ello el país. ‎

El mayor peligro que hoy corremos es encontrarnos al final de esta crisis con que tenemos ‎al cuello el nudo corredizo de una deuda externa que pondría a Italia en una situación económica ‎como la de Grecia.

Las fuerzas de la gran finanza internacional, que están utilizando la crisis del ‎coronavirus en una ofensiva de envergadura mundial con las armas más sofisticadas de la ‎especulación, son más poderosas que las fuerzas militares ya que también controlan las ‎decisiones del complejo militaro-industrial. Esas fuerzas son capaces de llevar millones de ‎ahorristas a la ruina y pueden utilizar la deuda para apoderarse de sectores económicos enteros. ‎

En esta situación, es decisivo el ejercicio de la soberanía nacional. No de esa que tanto se invoca ‎en la retórica política sino de la soberanía nacional real y verdadera, la que pertenece al pueblo ‎y garantiza nuestra Constitución. ‎

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