Hace pocos días, la NASA organizó un simposio donde la posibilidad de hallar vida extraterrestre en un futuro cercano fue puesta sobre la mesa ante un conjunto de científicos, historiadores, filósofos y teólogos de todas partes del mundo. La concurrida reunión se llevó a cabo en la Biblioteca del Congreso, en Washington D.C. y su objetivo principal fue explorar las formas de preparar al público para el inevitable descubrimiento de vida extraterrestre, ya sean simples organismos como los microbios o seres inteligentes avanzados.
«Estamos considerando todos los escenarios posibles al hallar vida. Si hallamos microbios, es una cosa. Si hallamos inteligencia, es otra; más si ellos son capaces de comunicarse», dijo Steven J. Dick, astrónomo, ex historiador de la NASA y organizador del simposio Preparándonos para el Descubrimiento: Un acercamiento racional al impacto del hallazgo de vida microbiana, compleja o inteligente más allá de la Tierra.
«La idea es que no tengamos que esperar hasta hacer el descubrimiento para preparar al público ante las posibles implicaciones», explica Dick. «Pienso que la razón por la cual la NASA ahora respalda esto es debido a la reciente actividad en el hallazgo constante de exoplanetas y los avances de la astrobiología en general».
Entre los disertantes del simposio de la semana pasada, estuvo presente uno que hace no mucho tiempo ya llamó la atención por sus declaraciones.
«Creo que existe la vida alienígena, pero no tengo evidencia de ello. Estaría muy emocionado si se anunciara [la existencia de vida ET]. Profundizaría mi entendimiento sobre la religión de una manera que no puedo imaginar», dijo el hermano Guy Consolmagno, sacerdote jesuita y científico planetario del observatorio del Vaticano.
Consolmagno ganó algunos titulares cuando hace años declaró que «cualquier entidad —sin importar cuántos tentáculos tenga— tiene un alma», y sugirió que él «estaría contento de bautizar a los extraterrestres si así se lo solicitaran». Actitud que el mismísimo Papa Francisco ha secundado este año.
«Tiene que haber libertad al hacer ciencia. Ser un buen científico implica admitir que no nos la sabemos todas —siempre hay algo nuevo que aprender», declaró Consolmagno, quien además piensa que el público no entraría en pánico si se revelara el hallazgo de vida extraterrestre.
Otras de las figuras en el simposio fue Seth Shostak, astrónomo del Instituto SETI de California, quien dio detalles fascinantes en números que evidencian claramente que no estamos solos en el Universo.
«El número de mundos habitables de nuestra galaxia se mide en decenas de billones, y eso no incluye a las lunas. El número de galaxias que podemos ver, además de la nuestra, es aproximadamente de 100 mil millones».
«Es un gran número; y sabemos que la mayoría de esas estrellas tienen planetas —70 u 80 por ciento. Sería demasiado excepcional que seamos la única cosa interesante del Cosmos. No somos un milagro, solo somos otro pato de la fila. (…) Probablemente una de cada cinco estrellas tenga un análogo de la Tierra. Son un montón de mundos habitables; de hecho, el número de “Tierras” en nuestra propia galaxia podría estar en el orden de los 50 mil millones», argumentó Shostak.
El tema OVNI no pudo faltar entre las preguntas. Según el organizador del simposio si bien «un gran porcentaje de los casos puede ser explicado por fenómenos naturales, existe un porcentaje de entre el 3 y 4 por ciento que no tiene explicación natural y debería estudiarse más a fondo».
La conferencia en Washington D.C. también trató sobre la próxima misión destinada a ser la sucesora del famoso Hubble: el Telescopio Espacial James Webb. Tan grande como una cancha de tenis, este observatorio del espacio profundo se lanzará en 2018 y orbitará más allá de nuestra luna. El James Webb centrará su misión en obtener nuevos datos y recolectar información atmosférica de los exoplanetas, algo que permitirá encontrar posibles indicadores de vida en otros mundos.
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