La Habana (PL) Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica -los llamados Brics- han decidido construir una agenda propia e insertarse en el actual orden económico global como una alternativa frente al desarrollo, el crecimiento, la cooperación y el comercio, entre otros temas.
Los líderes de estas cinco potencias emergentes se reunieron la pasada semana en la ciudad sudafricana de Durban, a orillas del océano Índico, con el objetivo de consolidar una alianza estratégica con mayor implicación en la economía mundial y la política internacional.
Para ello, el Brics acordó la creación de un banco de desarrollo propio, que movilizará recursos nacionales para financiar proyectos de infraestructura y fomentar el desarrollo sostenible en países emergentes y en vías de desarrollo.
Esta iniciativa supondrá un desafío al dominio del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, entidades que para el grupo son controladas en exceso por Estados Unidos y Europa.
Por otra parte, expertos consideran que esos dos organismo multilaterales, nacidos de los acuerdos de Bretton Woods tras la Segunda Guerra Mundial, ya no reflejan la nueva realidad internacional.
De esa manera la creación del banco de los Brics surge de la necesidad de financiamiento interno, que según cálculos de economistas podría superar los 15 billones de dólares en los próximos 20 años.
Incluso esta alianza -en opinión de expertos- superaría en cierta medida la dependencia que tienen las citadas cinco naciones emergentes de las principales economías del mundo.
Un factor nada despreciable, si se tiene en cuenta que el Brics generan alrededor del 20 por ciento del rendimiento económico mundial y en un tiempo previsible podrían duplicar ese porcentaje, acorde con economistas.
En 2012 el grupo representó el 21 por ciento del producto interno bruto a nivel global y su comercio ascendió a 282 mil millones de dólares, mientras dispone del 42 por ciento de la población mundial y el 45 por ciento de la fuerza de trabajo del planeta.
Otro factor a destacar, es que el Brics también acordó interconectarse por medio de un cable submarino y crear una reserva de riesgo para el comercio y el desarrollo.
Con ello se busca promover una mayor cooperación entre los cinco Estados, al tiempo que se profundizan y promueven los vínculos económicos, comerciales y las inversiones.
Para analistas, dicha reserva daría más autonomía al Brics, ya que podría hacer frente a dificultades en la balanza de pagos y utilizarse como una herramienta de estabilización económica en tiempos de crisis financieras globales.
Pero más allá de los aspectos económicos, el grupo también ha adquirido un creciente peso a nivel geopolítico.
Una muestra de ello lo constituye el llamado que hicieran al Brics el presidente sirio, Bachar el Asad, así como organizaciones de derechos humanos, para que utilicen su influencia para poner fin al conflicto en ese país del Oriente Próximo.
En tanto, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, llamó en Durban a fortalecer las alianzas de cooperación del grupo en asuntos como la seguridad, el tráfico de drogas y la lucha contra el terrorismo.
Para el Brics, resulta crucial -más allá de las diferencias que puedan existir- fomentar acciones conjuntas para enfrentar los desafíos y amenazas de estos tiempos.
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