MORAL Y LUCES

MORAL Y LUCES

viernes, 23 de marzo de 2018

Desesperación EEUU por su pérdida de hegemonía




La guerra ya está aquí. La desesperación de EEUU por su pérdida de hegemonía es de tal calibre que hay que echarse a temblar, aunque todavía no llegue la sangre al río pese a que hoy se haya visto ya un primer baño de sangre. EEUU ya está en guerra con China, aunque los chinos han respondido como siempre suelen hacerlo: con paciencia. Su tiempo no es el nuestro. Ellos van a lo suyo y, siguiendo con los proverbios, como os decía el otro día, tienen otro que dice: "no temas ir lento, lo que tienes que temer es pararte". China a nivel económico y Rusia a nivel militar han situado a EEUU fuera de la posición global dominante. Digo han, no que lo vayan a hacer. Ya lo han hecho. El cambio es inevitable y el nuevo orden multilateral que está surgiendo sólo puede intentar pararse de una forma: la guerra. Pero no una guerra clásica, sino que será una guerra híbrida. O sea, se utilizarán nuevas estrategias que vayan graduándose hasta llegar a las bombas, que son el último recurso. Con Rusia esa guerra se llama sanciones. Con China esa guerra se llama aranceles.

EEUU no tiene ninguna opción. Por el tipo de país que es, arrogante, no puede permitirse el lujo de echarse atrás y permitir que China sea el país más poderoso del mundo. No sólo por la diferencia de sistemas políticos, con independencia de la aplicación económica, sino por los valores. China no es injerencista, EEUU sí. Por lo tanto, EEUU tiene que ir a la guerra porque en ello le va su supervivencia.

Hoy ya se ha visto el primer resultado de esa guerra, el baño de sangre en todas las bolsas asiáticas, todas, que han bajado de forma espectacular. Gracias a EEUU, el capitalismo ha tenido hoy uno de sus peores días y eso va a suponer un reposicionamiento de alianzas que ya se está dejando entrever.


EEUU ha impuesto aranceles a los chinos por valor de 60.000 millones de dólares. China ha respondido imponiendo aranceles a los estadounidenses por valor de 3.000 millones. O sea, ha respondido con mucha moderación y dando a EEUU, con elegancia, la posibilidad de rectificar antes de ir a la guerra abierta. 

China no tiene prisa. EEUU ha impuesto los aranceles tres días antes de que entre en funcionamiento el petroyuan. No es casual. Ha querido adelantarse y ha querido hacer daño, al tiempo que está avisando a otros países sobre lo que es capaz de hacer para no perder su hegemonía mundial. Pero ya es tarde. Muy tarde.

El petroyuan está respaldado por los bonos del Tesoro de EEUU que tiene China, lo que va a ayudar a impulsar el gasto deficitario de EEUU. Eso significa que cuando China se deshaga de esos bonos, como ha venido haciendo (y lo mismo Rusia), los problemas de EEUU no harán más que crecer.

El valor del dólar depende, sobre todo, del petrodólar. O sea, de su situación mundial como moneda de comercio del petróleo. La entrada del yuan lo debilita ya en sí mismo. Por que, además, lo que diferencia al petroyuan del petrodólar es que se va permitir a los productores de petróleo que conviertan los yuanes en oro en la Bolsa de Oro que ya tiene China y que lleva dos años funcionando, por lo que de inmediato el dólar desaparecerá de las transacciones petroleras. Tal vez por eso la cotización del oro lleva toda la semana subiendo sin parar, en paralelo al descenso del dólar.


Es decir, se han puesto todas las condiciones para que el dinero del petróleo vaya hacia el yuan y el oro y no hacia los dólares y los bonos del Tesoro de EEUU. Y aunque lo haga sólo China eso va a suponer que todos los días desaparecerán del mercado 510 millones de dólares, que es lo que gasta ahora China en la compra del petróleo, unos 8'5 millones de barriles diarios.

Sumad a Rusia, que desde el año 2015 tiene un acuerdo con China para vender y comprar petróleo y gas en sus propias monedas y a Irán, que desde el 1 de este mes anunció que deja de utilizar el dólar, y tendréis una composición más clara de lo que está pasando y el por qué EEUU hace lo que hace. Incluso se debe añadir a Venezuela y su "petro", también recientemente atacada por EEUU.

Pero aún hay más, el petroyuan es la carretera asfaltada sobre la que circulará en 2025 la Nueva Ruta de la Seda, el proyecto de infraestructura más grande de la historia: ferrocarriles, carreteras, oleoductos, puertos y aeropuertos. Eso va a redibujar el mapa económico mundial.

China lo anunció en el lejano año de 1999 y eso le costó un bombardeo por parte de EEUU: el ataque a la embajada china en Belgrado. Los chinos nunca olvidaron, aunque no respondieron. Al menos bélicamente. Lo que hicieron fue acelerar los plazos y lo que se preveía, entonces, 1999, para el 2030 se ha convertido en realidad en 2017 en muchos aspectos, y será total en el 2025 también en la cuestión militar y no solo por la Nueva Ruta de la Seda. 

Por dar un dato, sólo entre ese año de 1999 y el 2006 China construyó más carreteras y autopistas que EEUU en toda su historia. Veréis así hacia dónde se inclina la historia y sobre qué eje está girando, ya, el siglo XXI: el siglo de Eurasia.

El Lince

miércoles, 21 de marzo de 2018

A la desesperada

Dos cosas han ocurrido estos últimos días que indican que EEUU va a la desesperada. Consciente de su pérdida de hegemonía, constante, se está convirtiendo cada vez más en un factor muy peligroso para el mundo.

La primera tuvo lugar el día 19, cuando Trump emitió una orden ejecutiva prohibiendo la compra del "petro" venezolano. La segunda hoy cuando ha dicho que puede aplicar la Ley para Contrarrestar a los Adversarios (sic) contra todas las empresas que participen en la construcción del gasoducto Corriente del Norte 2 con Rusia.

La prohibición del "petro" es una buena y mala noticia para Venezuela. Buena porque indica que la criptomoneda es un acierto y que sus primeros movimientos han sido más exitosos de lo esperado. De hecho, tras el anuncio de Trump todas las criptomonedas han bajado su cotización, por lo que están obligadas a buscar un margen de maniobra conjunto si no quieren verse metidas en la misma cesta. EEUU se comporta cada vez más como un animal herido y eso le hace cada vez más peligroso porque es cada vez más imprevisible. Con Trump o sin Trump. Es una cuestión del sistema. Mirad este gráfico y lo entenderéis.


Resulta que las criptomonedas, todas, habían tenido una subida espectacular coincidiendo con la reunión que el G-20 tiene estos días en Argentina. Llega Trump y arremete contra el "petro" y todas bajan. La pregunta es por qué y si ha tenido algo que ver la posibilidad de que en el G-20 no se arremetiese contra las criptomonedas. La respuesta es sí, puesto que el G-20 pese a intentar nadar entre dos aguas, es decir, afirmando, por una parte que no va a haber represalias inmediatas sobre las criptomonedas, sí ha dicho, por otra parte, que ante el rápido crecimiento de las mismas se hace necesaria una regulación de ese tipo de dinero "porque en algún momento podrían tener implicaciones para la estabilidad financiera". 

EEUU no ha arremetido contra el "petro" por manía persecutoria contra Venezuela, que también, sino porque ve que el chiringuito se va de las manos para todo Occidente e, incluso, se le va de las manos incluso dentro del propio país porque se estima que ya el 8% de la población estadounidense tiene o actúa con criptomonedas. Básicamente, con el bitcoin y el ethereum.

La medida de Trump contra el "petro" afecta únicamente a los estadounidenses o a quienes residan en EEUU. Pretende también que desaparezca de las casas de intercambio electrónico del mundo, especialmente por las que pasan por EEUU. Pero aunque eso pueda hacer daño al "petro", no es tanto como se pretende dado que, por ahora, la mayoría de las transacciones que se han hecho en esta criptomoneda han sido en yuanes.

El anuncio de sancionar a las empresas que participen en la construcción del gasoducto Corriente del Norte 2 supone un ataque directo contra todos los principios que el capitalismo dice defender, como la economía de libre mercado, por ejemplo. Si todavía os creéis los cuentos para niños de los valores occidentales y todas estas zarandajas, aquí tenéis otra muestra más de que tenéis que hacer una profunda revisión de vuestras creencias. A Occidente, y a EEUU en particular, le importa una mierda todo lo que no sea su supremacía. Si él gobierna, todo está bien y todas las normas están bien y son correctas. Si pierde poder, como está ocurriendo, patea el tablero y se vuelve muy, muy peligroso. Es una fiera herida de muerte, pero antes de morir aún puede hacer mucho daño.

Lo intentó con el Tratado de Libre Comercio con la UE, y ahora lo vuelve a intentar. Las exportaciones de gas a Europa son su meta, pero se da la curiosa circunstancia que son mucho más caras, para Europa, que el gas que llega de Rusia. Esa menudencia le importa otra mierda a EEUU. Por eso lo que necesita es deshacerse del único obstáculo que tiene ahora, dado que el tapón de Ucrania ya no es eficaz, y es deshacerse del oleoducto que llevará gas directamente a Alemania. No es probable que lo consiga, pero si lo hiciese aún tiene otro frente abierto, el gasoducto Corriente Turca, que ya está en construcción muy avanzada y que entrará en funcionamiento en junio de 2019. Es decir, dentro de poco más de un año.



Aquí EEUU no actúa en solitario, sino con el respaldo de los neonazis ucranianos, polacos, lituanos, letones y moldavos. Incluso el ex secretario de la OTAN, el siempre mezquino Rasmussen, se ha sumado al coro neonazi para intentar prohibir el gasoducto Corriente del Norte 2.

No es probable que Alemania ceda. Para este país es vital que el gas llegue sin interrupción puesto que es uno de los mayores consumidores de gas del mundo. Lo necesita no solo para las casas, sino para la industria que es, básicamente, exportadora. Si deja de exportar, Alemania deja de ser Alemania, es decir, el motor de Europa. Sus principales proveedores de gas son, por este orden, Rusia, Noruega y Gran Bretaña. Pero los dos últimos son insuficientes por sí solos, ni siquiera juntos, para suplir el gas ruso.

Además, en virtud de la situación política interna, Alemania va a eliminar su producción de energía nuclear en 2021, por lo que se ve abocada a un mayor consumo de gas a partir de ese año.

Estamos a punto de ver un bonito enfrentamiento entre EEUU y Alemania. Queda por ver cuál es la postura de la UE, aunque habrá dos campos opuestos que pondrán de manifiesto que eso de "Unión" Europea es una falacia, además de estar ya muerta: por una parte los países del Este, rusófobos hasta la náusea, y los occidentales, que no es que sean muy amigos de Rusia, tampoco, pero que al menos no quieren perder la amistad con Alemania.

EEUU se muere y actúa a la desesperada. No solo con estos movimientos, sino que ahora se tiene que enfrentar a otra amenaza mucho mayor: el petroyuan. Desde el 18 de enero China ha venido realizando pruebas, reales y simuladas, en la Bolsa Internacional de Energía de Shanghái sobre la compra de petróleo en yuanes y no en dólares. Esas pruebas han sido exitosas y el día 26 de este mes el petroyuan será definitivo.

La fijación de precios y comercialización del petróleo en yuanes va a asestar un golpe mortal al dólar. No será inmediato, por supuesto, pero como mayor importador de petróleo del mundo y principal fuente de inversión para las naciones productoras de petróleo, China va a tener la sartén por el mango sobre el tiempo que le queda de hegemonía al petrodólar.

Me gusta mucho la cultura china. Uno de sus proverbios dice: "el agua goteante perfora la piedra". China poco a poco ha ido preparando el terreno para todo lo que está pasando. La piedra aún no ha sido perforada, pero sí tiene ya claras las marcas de su erosión y terminará rompiéndose y convirtiéndose en polvo.


El Lince

lunes, 19 de marzo de 2018

No está mal, pero es poco

Putin ganó, como era previsible. Más que ganar, ha arrasado. Hay que dar las gracias a Occidente, otra vez, con la estupidez del envenenamiento de agentes en Gran Bretaña y el cierre de filas, ONU incluida, de todos contra Putin. Eso ha galvanizado a una gente que iba a quedarse en casa más que otras veces y que, finalmente, ha provocado que la participación estuviese cerca (68%) de la propugnada por Putin, el 70/70. Todo Occidente ha trabajado con denuedo para que las elecciones fuesen un fracaso. El Kremlin, y Putin en particular, deben estarle muy agradecidos por todo lo contrario.

Ha habido sitios, como Crimea (92'15%) o Chechenia (91'44%), que hablan por sí solos de lo que supone Putin para ellos. Eso le debería hacer pensar a Occidente, si es que hay alguien que piensa ahí.


Por lo demás, y como os he venido diciendo, nada nuevo bajo el sol. La tan cacareada "oposición prooccidental" es inexistente (1'67+0'76+1'04). El neoliberalismo más neoliberal, aunque en Rusia se reviste de nacionalismo, está en la irrelevancia (5'66%) y sólo el Partido Comunista tiene algo que decir frente a Putin. Ha conseguido el 11'79%, que no está mal pero que es poco. No está mal porque ha subido más de cuatro puntos respecto a la última encuesta que se conoció, pero se queda por debajo del 13% que se había marcado como objetivo más modesto. La valoración es la que hacen todos: que si hubo irregularidades, que si no ha sido una elección justa, que si...

Fuera de todo ello hay algo para la esperanza: ha conseguido unos resultados espléndidos en varias regiones que le van a servir de mucho de cara a las elecciones a gobernadores y a alcaldes en septiembre. Por ejemplo, en Jakutia ha conseguido el 27'25%, en Altai el 23'67%, en Primorie el 21'39%  y en Omsk el 20'39%. El partido de Putin, Rusia Unida, tiene que ponerse las pilas a nivel social si quiere mantener el chiringuito para entonces. Incluso en Moscú el PC ha logrado un porcentaje mayor que a nivel federal, el 12'47%. Insisto, no está mal pero es poco. El PC se ha salvado, por los pelos casi, de caer en la irrelevancia total.

Eso tiene que provocar una verdadera renovación en el PC. Porque aunque el porcentaje no está mal, sí está por debajo de lo logrado en 2012 (el 17% entonces) aunque en esa ocasión no hubo la campaña en contra que sí ha habido ahora. El PC necesita rejuvenecer el liderazgo y el planteamiento, y no eligiendo a millonarios, precisamente, como candidatos.

La abrumadora mayoría de Putin, acuciada por la agresión occidental contra él, hace difícil medir el nivel de apoyo real para el PC, de ahí que haya que esperar a septiembre para hacerse una idea cabal y si con un liderazgo más joven, convincente y capaz, se puede convertir en el "ogro" otra vez. Y en contra de lo que se cree, con porcentajes como los mencionados más arriba no son únicamente los mayores, los nostálgicos de la URSS, quienes le apoyan sino una parte importante de la nueva generación, la nacida en los estertores de la URSS y tras su desaparición.

Las otras dos formaciones a su izquierda han logrado el 0'68% y el 0'65%, respectivamente. No hubiese supuesto mucho ese 1'5% escaso si se hubiese sumado al PC, pero sí se ha iniciado ya un ligero debate en esas dos formaciones para intentar vincularse al PC en otras elecciones si hay un cambio tanto de dirigentes como de planteamientos, más a la izquierda y menos "socialdemocratizantes".

Por cierto, un amigo me envía esta foto desde Ekaterimburgo. La placa de abajo fue colocada por el Komsomol, las juventudes del PC en 2011 y aún sigue ahí.


La parte de arriba es una placa conmemorativa dedicada a Boris Yeltsin y menciona los cinco años de su presidencia. La parte de abajo dice: "Durante su presidencia se privatizaron todas las industrias propiedad del pueblo, se redujo el nivel de vida, la pobreza alcanzó el 64%, una guerra en Chechenia mató a 160.000 personas, hubo 26 ataques terroristas y la población sufrió una pérdida de 7'7 millones de personas".

Para que os ayude a interpretar, y entender, lo que ocurre en Rusia con Occidente y los prooccidentales.

El Lince

viernes, 16 de marzo de 2018

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