Domingo Núñez Polanco
Amigos y hermanos,
muy buenas tardes.
Antes de entrar en materia permítanme confesarle algo.
Escuchando a los colegas que me han antecedido en la
palabra, por cierto han sido exposiciones brillantes y bien explicitas al
alcance de ustedes, solo me resta decirle que mi tema, no mi turno, quedo
suficientemente expuesto, tanto por los expositores como por la participación
de ustedes en las preguntas y comentarios; de manera que mi turno lo dedicare
a tratar otros aspectos, que si bien no tienen relación
directa con el tema que me correspondía, no deja de tener cierta
importancia y utilidad para lo que aquí se trata hoy.
(…) Hace un momentito
hablamos de responsabilidad y quiero detenerme un poco en este punto. Desde el punto vista
conceptual y práctico, responsabilidad
es capacidad de percibir la obligación tanto individual como colectiva.
Es la repuesta a cada situación y esta
va a depender de la amplitud del espíritu de cada persona, al rol individual que le toca cumplir, siempre
en relación con la sociedad a la que pertenece, siempre la responsabilidad hace
referencia a algo.
El cooperativismo o
más bien la educación cooperativista
ayuda mucho en este asunto de la
responsabilidad en virtud de que la educación cooperativa promueve la responsabilidad en cuanto que
incluye saber enseñar como los otros deben ser responsables. Hacerles
comprender el valor de la
responsabilidad y todas las consecuencias
que se derivan de ello, por el hecho de vivir, convivir en una sociedad.
En la experiencia
práctica, el valor de la responsabilidad, en el cooperativismo, va apareciendo
y se va sociabilizando a través del tiempo, del paso de los años, al ir
adquiriendo la madurez moral producto de la educación en el ámbito de los
principios y valores del cooperativismo, esta misma experiencia puede ser
emulada por la sociedad en su conjunto.
Ciertamente, esa otra
responsabilidad que entra al campo de lo
existencial, la de pensar y sentir que los problemas de los otros también
forman parte de los propios y aquí es donde está el punto de partida de los
valores de solidaridad. Valor capital en el cooperativismo.
La educación de la
responsabilidad como valor global, es pertinente precisar que valores y actitudes se habrán de
desarrollar en los ciudadanos.
Además, la
responsabilidad implica respeto por lo demás, Habrá que educar la
sensibilidad antes los problemas
sociales tanto a nivel regional como
mundial.
La responsabilidad
implica exigencia, esfuerzo personal para tomar iniciativas, para crear y
producir ideas.
No hay tarea más
digna que la de contribuir a humanizar, a hacer personas libres, autónomas,
creativas, comprometidas críticamente en la elaboración de un proyecto personal de vida valioso…
Señores, nos
acercamos aceleradamente al fin de una era. Se trata de un proceso que ya se ha
iniciado.
Las crisis
financiera, alimentaria y ambiental están convirtiendo la vida de los seres
humanos en una penuria constante. Hemos llegado al punto en el que la vida,
lejos de disfrutarse, se sufre. Y se sufre más allá de la posición económica de
cada uno, no sólo sufre el pobre, sino también quien tenga conciencia de la
realidad social y ambiental, pues es muy difícil ser plenamente feliz, siendo
consciente de que miles de niños mueren cada hora por no poder acceder a unos
pocos litros de agua potable, o que muchos millones padecen hambre crónica a lo
largo de toda su corta vida.
A veces pienso que
esta lucha de llevar estos temas trascendentes al alcance de las grandes
mayorías, no pude ni debe cesar.
Me da miedo
pensar que muchos, después
de tanto batallar frente a la
infinita injusticia de nuestra era, corremos el riesgo de perder nuestra
sensibilidad, de acorazar demasiado nuestro corazón.
Corremos el riesgo de
dejar de sentir amor por el prójimo, por la madre naturaleza, por la vida, de
ahí que es necesario asumir con responsabilidad la tarea de una educación en
valores.
Recientemente estaba
leyendo un texto y me encontré con un párrafo que sinceramente me cautivo. No hice más que memorizarlo. Lo voy a compartir con ustedes, ahí le va: “Abramos nuestra mente, volvamos a sentir la
lluvia en la cara y el barro en los pies. El frío, el calor. El canto de un
pájaro, el perfume de una flor y el silencio. Abramos nuestro corazón y
volvamos a sentir el dolor de la injusticia, de los niños que mueren de hambre
y sed. Y luego volvamos a pensar cada cosa de las que como autómatas hacemos
cada día. Volvamos a encontrar el sentido de nuestras vidas”
Señores, en esta parte introductoria de mi exposición o más bien podríamos decir de estas
reflexiones que estoy compartiendo con ustedes, era necesario bordear aunque
fuera de manera rápida eso de la educación y formación en valores y quiero que
sepan que aquí hay mucha tela que cortar, pero eso será para otra oportunidad.
Por un bienestar de vida
Ahora de lo que se
trata y debemos hablar es de este mundo
cambiante y complejo lleno de muchas necesidades, dificultades,
precariedades; ustedes mismos que son la mayoría pequeños y medianos
productores, estan con el grito al cielo: Insumos caros, insuficiencia de
recursos financieros para prestarlo a la agropecuaria, caminos vecinales deteriorados,
problemas de comercialización de
los rublos agrícolas, falta de
asistencia técnica y capacitación para
la competitividad, así, entre otras diversas
inquietudes o necesidades.
Ciertamente, el
hombre desde los comienzos de la
historia, desde los tiempos de Dios, ha luchado, se ha organizado, por la
necesidad de cambios. En los tiempos modernos, se organiza y lucha por
necesidades básicas como es tener: salud, medicina, vivienda, comida y
educación…
Hay por ahí una
expresión que dice: “querer es poder”,
y eso es tan cierto como decir
que hay un Dios.
Muchos de
nosotros, con frecuencia, vemos nuestros
sueños, planes y proyectos, las cosas que queremos alcanzar, la vemos como algo
en un mundo aparentemente lejano y extraño, difícil de alcanzar. Quiero que
sepan, que en el interior de cada ser humano, dentro de cada uno de nosotros,
albergamos unas energías, que si nos educamos para dominarlas, podemos tener la
posibilidad de programar el presente y
cambiar el futuro, de decidir entre la
enfermedad y la salud, entre el éxito o el fracaso, entre la abundancia y las
escases. Por eso, dicen los que saben de
estas cosas que las personas no usan
todo el potencial del cerebro humano. Todavía estamos a tiempo para tomar el
camino correcto para mejorar nuestras condiciones de vida. Prueba de ello es la presencia de ustedes
aquí esta tarde.
Cabe preguntarnos.
Porque estamos reunidos aquí? ¿Qué propósitos nos unifica para estar juntos
aquí? Organizase en una cooperativa, para mejorar las condiciones de vida y juntos
enfrentar y buscar soluciones a los problemas que nos afectan.
Esto de formar parte
de este proyecto de Coopsisagro es un
gran paso de avance en la búsqueda del camino viable y factible para alcanzar
una vida de más calidad.
Ahora bien, quiero que sepan que el éxito del proyecto Coopsisagro, no solo va a depender de nosotros
que vinimos hoy aquí. Recuerden
que siempre estaremos aquí con ustedes,
repito el éxito no solo dependerá de nosotros, sino que también va a depender de la actitud y el
compromiso, la responsabilidad que cada uno de ustedes asuman con este
proyecto que es su proyecto, un plan de bien común para beneficios de
toda esta comunidad.
Fíjense ustedes como
de nuevo surge la palabra responsabilidad, la importancia que tiene, si la
ponemos en práctica, para hacer exitosa esta idea de la cooperativa. Si, ciertamente, para que este proyecto
cooperativo sea exitoso, si queremos que sea viable en esta
comunidad y más allá, debemos asumir una postura de honestidad, de
carácter, de fe, de integridad y lealtad con el proyecto, con la
cooperativa. La responsabilidad no es
más que la honestidad, el carácter, la fe, la integridad y la lealtad que al
mismo tiempo son las piedras angulares
que garantizan el éxito de cualquier plan, no solo el de una
cooperativa, sino en cualquiera idea en
que nos embarquemos en la vida.
Ojo, recuerden, Si
sacrificamos algunos de estos
principios, obtendríamos para nuestro proyecto solo una limosna de todo lo que nos
puede ofrecer.
Estoy de acuerdo con
alguien que dijo: “Se alcanza la cumbre manteniéndose recto.” Si hermanos y amigos, Con este proyecto
tenemos que ser recto, asumir una actitud de compromiso si en verdad queremos alcanzar la meta.
Desearía poder
contarle la historia de muchas personas
aparentemente de éxito, persuasivas, talentosas --incluso brillantes- que he oído- Y por lo común van apenas a un paso adelante
del cobrador y con frecuencia a solo dos pasos delante de la ley. Siempre están buscando “una ventaja”, el “dinero fácil”. Estas personas, Jamás parecen comprender que
el uso adecuado del talento propio es lo
que ayuda a avanzar, a progresar más
allá que los demás.
Aquí todos tenemos
algo de talento y virtud.
El hecho de que
ustedes estén aquí, hoy sábado, dejando otros compromisos, para estar en este
encuentro, dice que en ustedes hay algo
de talento, de compromiso y cuidado si
más de lo que muchos de ustedes se imaginan. Ahora bien, ese talento, esa
virtud, esa fuerza que nos inspira, nos motiva para poner, por lo menos, un
granito de arena en la formación de la cooperativa, tenemos que organizarla, orientarla. Seguir una dirección correcta. Un camino
correcto.
Recuerdo ahora, una
historia que le escuché alguien contar:
Dos jóvenes se
perdieron en un camino rural, vieron a un viejo granjero y detuvieron el auto
para preguntarle: “Señor, Puedes decirnos a donde lleva este camino? “Sin dudar
un momento, el granjero respondió: “hijos, este camino los llevara a cualquier
parte del mundo que quieran ir, con tal
de que vayan en la dirección correcta”.
De modo, que el proyecto cooperativo
y otros proyectos que emprendamos, para ser exitoso, alcanzar la
meta, debemos darle una dirección correcta.
El proyecto de la
cooperativa tenemos que verlo como una escalera que nos
conducirá hacia la cumbre, hacia al
éxito. Donde el brazo de la escalera, es de donde nos agarraremos para ascender, lo
cual representa: honestidad, carácter, fe, integridad y lealtad. Cada escalón
de esa escalera, son pasos que tenemos que dar, bien seguro, claro y bien
orientado, para no pisar en falso, para esta ocasión vamos asumir que la
escalera tiene seis pasos: Imagen
propia, su relación con otros, objetivos, actitud, trabajo, deseo.
Siempre el ser humano
desea tener: amistades, crecimiento, salud, dinero, felicidad, paz, seguridad,
tiempo libre, oportunidad, amor. Estas son las motivaciones primarias que todo
ser humano considera vitales para su existencia. Por lo tanto, hay que definir muy bien y
darle una fuerte orientación hacia los
objetivos; que queremos? Y como lo lograremos?
De la misma manera
que para construir una casa se necesita
un plan, así mismo se necesita para
formar una organización, incluso hasta para
construir una vida.
De manera pues que si asumimos actitud mental “correcta” y estar dispuesto a
trabajar comprobaremos lo que siempre
sea expresado:” El precio del éxito es mucho más bajo que el del fracaso”.
Sucede que dentro de
nosotros y dentro del propio grupo hay fuerzas poderosas que si la usamos
correctamente, si nos organizamos debidamente podemos hacer grandes cosas.
Y volviendo con las
historias, les contare una que leí hace varios días:”En una ciudad de los EEUU, Oklahoma en la propiedad de un viejo Indio apareció petróleo. Buen indio, ya rico se compró un cadillac,
dentro del auto, en su motor, se encontraban cien caballos de fuerza --listos, dispuestos, capaces y ansiosos por
arrancar--, pero el viejo, al no saber conducir el auto utilizaba solo dos caballos, animales, para
arrastrar el auto, como si fuera una
carreta, así se paseaba por el pueblo, solo con dos caballos en el exterior;
cuando en realidad el cadillac tenía en su interior 100 caballos. Muchas personas cometen el mismo error de
buscar afuera dos caballos cuando en
realidad adentro tienen más de cien.
Eso es tan así que
alguien dijo una vez: “la mayor tragedia de América no es el gran desperdicio
de recursos naturales, aunque ya es trágico. La mayor tragedia es el desperdicio
de recursos humanos”. Por igual un gran
músico Norte Americano en una ocasión dijo: “que las personas promedio llega a
la tumba llevando todavía su propia música sin tocar.
Así, las melodías más
hermosas de todas son aquellas que no se han interpretado”.
Hermanos y
compañeros, finalmente permítanme hablarle de la significación de una educación
en valores.
Señores, en estos
momentos esperanzadores pero
preocupantes de la historia de este nuevo siglo, asistimos al fenómeno de la
“globalización” tanto económica como cultural, donde se nos quiere imponer un
“pensamiento único” para legitimar
su justificación. Se intenta
acuñar en las conciencias de
millones de seres humanos, utilizando poderosísimos resortes
de influencia, persuasión, manipulación, como nunca se conocieron en la historia de la
humanidad; nos referimos a los medios masivos de comunicación, la tv, la
radio, los medios impresos, etc.
Urgente es la necesidad imperiosa de promover el
conocimiento sobre un tema tan trascendente,
cuando la sociedad necesita cambios profundos en función de hacer emerger un
nuevo modo de vida, para enfrentar la
globalización, la puericultura, y las
transformaciones que la
posmodernidad impone con su ausencia de
valores éticos.
El compromiso de los
que tenemos funciones de dirigir, es asumir la tarea de educadores
como tales para ayudar a
desvelar, discernir, alertar, patentar, poner a prueba los valores y anti valores, de forma crítica y constructiva.
Quizás algunos de
ustedes estén pensando que nos estamos metiendo para lo hondo, una especie de
filosofar profundo con el tema que hemos improvisado aquí esta tarde. Pero, sucede que el tema de por si, por su
naturaleza es profundo; ahora, lo que
nos corresponde es hacer un esfuerzo para
ponerlo al alcance de ustedes. Óiganme,
la dinámica actual del hombre en esta compleja
sociedad de hoy día, lo envuelve
en una vorágine desconcertante que lo
hace dudar de cuál será la meta para
obtener la plenitud de vida total a la
que todos aspiramos. Es precisamente
aquí, en este punto de
desconcierto, de frustración, de futuro incierto, de las pérdidas de las esperanzas que experimentan las personas, donde la
puerca retuerce el rabo. En este punto crítico, donde al ciudadano
lo asalta la desconfianza, lo hace dudar de todos y de todas las propuestas para un cambio de vida. Es aquí donde los
lideres, los comprometidos con las sanas
y buenas causas de la sociedad tienen
que asumir con responsabilidad su
papel de orientadores.
Educar en valores y asumir principios de vida con procederes que den coherencia al pensar y a la acción dando prioridad
a las necesidades existenciales del hombre los cuales abarcan mucho más
allá del ámbito del conocimiento.
Amigos míos, esto no
es tan complicado de entender, solo poner le un poquito de atención
y pensar en nuestra cotidianidad, en nuestro entorno, en nuestra gente,
nuestros vecinos, amigos, el pulpero de la esquina, en el cura, el maestro, el
policía, en fin de todo lo que está a nuestro alcance.
Hablamos de educación
en valores y de necesidades
existenciales de los hombres y quiero que sepan que esto no es nada del otro
mundo. Educar en valores no es más que contribuir al desarrollo global de cada persona: que aprendan cuidar y
desarrollar su mente, su inteligencia; desde el pun de vista humano, sientan
sensibilidad por el débil, el sufrido; adquieran responsabilidad individual,
espiritualidad y sentido estético de la
vida. Es decir, una educación ciudadana, con sentido para enseñar a vivir y a
convivir. Una formación que contribuya a sacarnos de este vivir de la inmediatez, para profundizar en las
raíces de los principios universales, familiares y personales.
Educar el
conocimiento y a la vez el interior de las personas. Las necesidades
existenciales del hombre no son más que educarlo para la vida, a motivarlo a
escudriñar lo valioso que tiene el
vivir, y enrumbarlo por un camino de compromiso
hacia la consecución de sus más elevados ideales.
Debemos preocuparnos
y conseguir el surgimiento de un hombre nuevo, para una nueva sociedad, por
medio de una adecuada educación formativa.
Muchas gracias.
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