MORAL Y LUCES

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viernes, 3 de marzo de 2017

Las cuentas claras y el chocolate espeso

Por Diomedes Nuñez Polanco






                                                                          Ahora resulta que, para sectores de la vida social y política del país, todos los males de la República Dominicana son de la exclusiva responsabilidad del Partido de la Liberación Dominicana. Y se han propuesto llevar a cabo una guerra santa para demostrarles a la sociedad y al mundo su razón.




Si bien en nuestro territorio se ha operado un cambio vertiginoso, durante los últimos 50 años, como afirma el historiador Frank Moya Pons en su libro El Gran Cambio (La transformación social y económica de la República Dominicana 1963-2013), Santo Domingo, R. D., Impresión Elcograf (Publicación del Banco Popular Dominicano), es en los últimos 20 años, de los cuales el PLD ha gobernado 17, cuando se han producido las mayores transformaciones económicas y sociales.

En ese sentido, citamos a Juan Bosch, quien en 1967, al responder a la periodista francesa Elena de la Souchere, sobre la situación económica del país, declaró que “(…) Nuestro país, en términos cortos y en términos medianos y largos, se encuentra en una situación difícil. Tendríamos que aumentar nuestro producto nacional bruto en un 5 por ciento anual durante 20 años seguidos. (…)”. (Revista Mundo Nuevo, No. 13: julio, París, 1967, en: Guillermo Piña Contreras, En primera persona. Entrevistas con Juan Bosch, p. 192).

Además, Bosch se refirió a la ausencia, para entonces, de infraestructuras: “Nosotros necesitaríamos una gran cantidad de canales, de carreteras, puertos, aeropuertos, de bancos, de escuelas técnicas, de universidades, de tendidos eléctricos, de centrales eléctricas, de acerías. Es decir, inversiones tan grandes que esperar el tiempo necesario para realizarlas resulta casi imposible, dado el ritmo de crecimiento de nuestro país y a la distancia cada vez mayor en que nos vamos situando en relación con los países desarrollados. (…)”. (Ibíd., p. 195).

Y cierra sus juicios con esta perla: “Lo más importante es capitalizar para poder invertir en infraestructura. Y no debemos olvidar que la más valiosa de las infraestructuras es la cabeza del hombre, es decir, la educación, y la educación requiere un largo tiempo para dar sus frutos”. (Ibídem.).

A propósito de esos juicios, en un artículo en Hoy (PLD frente a la historia, el 22 de mayo de 2015), comenté que “El PLD ha tenido (y tiene) grandes y profundas responsabilidades. Ellas se resumen en la declaración solemne de don Juan en 1973: tendremos la misión de concluir la obra de liberación iniciada en 1844 por Juan Pablo Duarte y los Trinitarios, así como la de los que la han continuado, en defensa de la soberanía, la transformación, la justicia y la dignidad humana.

“Además de lo institucional, la modernización y la organización social, los avances en infraestructura y otras obras materiales han sido altamente significativos. En cierta medida, les quedan al partido y al Gobierno las tareas propias de la revolución democrática que enarboló e inició Juan Bosch en 1963.”
Con motivo de los recientes escándalos internacionales, que también han tocado a nuestro país, algunos han querido pescar en río revuelto. Y no les luce, porque, en realidad, tienen los escrúpulos de María Gargajo. De ahí que hayamos referido, además, el refrán español que da título a este artículo, que expresa la manera de “decir las cosas por su nombre, sin medias verdades, palabras directas, claras y honestas”, según la Academia Andaluza.

En su respuesta a los que pedían las palabras del presidente Danilo Medina Sánchez sobre el tema en cuestión, el mandatario aseguró, en su rendición de cuentas ante la Asamblea Nacional, el pasado 27 de febrero, que “… no escatimaría esfuerzos ninguno para que se conozca la verdad en todos sus puntos sobre esa licitación ni sobre ninguna otra”. De igual modo, dijo estar “decidido a que el pueblo dominicano conozca toda la verdad, porque este gobierno no tiene nada que ocultar”.

A su vez, el Presidente enfatizó: “No voy a permitir que se detenga el progreso de este país para seguir alimentando los intereses de unos pocos a los que les conviene el caos y el atraso”. “Son muchas las cosas que han cambiado, y siguen cambiando, aunque algunos prefieran no ver y mirar al otro lado”.

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