MORAL Y LUCES

MORAL Y LUCES

viernes, 29 de junio de 2012

OJO CON "LOS GOLPES SUAVES" EN LATINOAMERICA




Cristina Fernández insta a impedir "golpes suaves" en Latinoamérica









Mendoza, Argentina, 29 jun (PL) La presidenta argentina, Cristina Fernández, instó hoy a impedir que en Latinoamérica se instalen los denominados golpes suaves, que bajo la pátina de la institucionalidad provocan el resquebrajamiento del orden constitucional.

Chávez lamenta ausencia de Paraguay en Cumbre del Mercosur

Fernández formuló el exhorto al dejar inaugurada la cuadragésimo tercera Cumbre de Jefes de Estado del Mercado Común del Sur, que tiene por sede esta provincia del occidente argentino.

La dignataria puntualizó en su discurso que la interrupción del orden constitucional democrático en Paraguay, donde hace una semana fue depuesto el presidente Fernando Lugo mediante una "parodia de juicio político", ha planteado un escenario totalmente diferente a esta cita de alto nivel.

Comentó que pocos días atrás creíamos que sería una Cumbre para evaluar los resultados de la gestión realizada por Argentina en los últimos seis meses al ocupar la presidencia pro témpore del bloque, que debía traspasar hoy a Paraguay.

Sin embargo, señaló, los hechos que son de público conocimiento plantean ahora un escenario distinto.

Con relación a la posición de Argentina sobre la situación generada en el vecino país, subrayó que es contraria a adoptar "cualquier sanción económica que perjudique al hermano pueblo paraguayo".

De ningún modo propiciaremos ni aceptaremos sanciones económicas, porque no creemos en ellas, pues nunca las pagan los gobiernos, insistió.

Más adelante aludió a la "parodia de juicio político" a que fuera sometido Lugo y enfatizó que no hay proceso de este tipo en el mundo que dure dos horas y no tenga posibilidad de defensa.

Fernández señaló también que en la región están muy frescas historias recientes de hechos similares acaecidos en Bolivia y Ecuador y ante los cuales la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) reaccionó de forma unánime y rechazando este tipo de acciones.

Estas decisiones, significó, han tenido el mérito y la virtud de haber sido adoptadas por jefes de Estado que no pensamos absolutamente igual en todo, pero que supimos reaccionar frente a hechos que han podido comprometer el orden democrático.

La presidenta argentina destacó, además, que América Latina lleva casi una década de progreso y crecimiento constante, con gobiernos elegidos democráticamente mediante el voto popular y por mayoría, lo cual les confiere no sólo legalidad, sino también legitimidad.

Lo que nos mueve hoy a reunirnos es el hecho que legalidad y legitimidad están indisolublemente unidas a la estabilidad que la región necesita para seguir creciendo en paz, sobre todo en momentos muy complejos del escenario internacional, apuntó.

A la XLIII Cumbre del Mercosur asisten los presidentes de Bolivia, Evo Morales; de Uruguay, José Mujica; de Brasil, Dilma Rousseff; de Ecuador, Rafael Correa, y de Chile, Sebastián Piñera, mientras se espera la llegada del mandatario peruano, Ollanta Humala.

Una vez concluida la cita de este bloque regional tendrá lugar una reunión extraordinaria de la Unasur, que tendrá como único punto en su agenda la evaluación de la situación en Paraguay.

mgt/mpm

JUAN BOSCH :A LA MUERTE DEL TIRANO


                               EN EL 103 ANIVERSARIO DE SU NACIMIENTO

PRESENTAMOS A CONTINUACIÓN  EL PRIMER CAPITULO DE SU LIBRO  "CRISIS DE LA DEMOCRACIA DE AMÉRICA EN LA REPÚBLICA DOMINICANA" (1964)

CAPITULO PRIMERO :  A LA MUERTE DEL TIRANO

A mediodía del 31 de mayo de 1961 estaba en San Isidro del Coronado, en las afueras de San José de Costa Rica, en el comedor del Instituto de Educación Política. Acababa de comer y hablaba con uno de los profesores haciendo tiempo mientras llegaba la hora de iniciar las clases de la tarde, cuando llegó un tropel de estudiantes —a la cabeza de ellos un dominicano apellidado Llauger Medina— gritando que habían muerto a Trujillo. Minutos después me comunicaban de la oficina que el Embajador de Honduras en Costa Rica quería hablarme por teléfono. Era para confirmarme la noticia.

Esa misma tarde, mientras los muchachos del Instituto desfilaban con banderas y cartelones por las calles de San José y organizaban un mitin en el Parque Central —en el cual hablamos uno de los estudiantes, José Figueres y yo—, desde la casa de don José Figueres hablé por teléfono con Ángel Miolán, que se hallaba en Caracas, y le pedí que se trasladara a San José cuanto antes y que convocara a la capital de Costa Rica a todos los representantes del Partido Revolucionario Dominicano que estuvieran en capacidad de viajar.
El partido se había organizado desde 1939 en secciones, una por cada lugar donde hubiera afiliados suficientes; cada sección estaba compuesta por los afiliados de ese lugar y era dirigida por un comité seccional, pero todas las secciones se hallaban bajo la dirección superior del Comité Político. En el momento de la muerte de Trujillo, yo presidía el Comité Político y Ángel Miolán era el secretario general.  Miolán se movilizó sin perder un minuto, se puso en contacto telefónico con varias seccionales y salió hacia Costa Rica vía Panamá. En Panamá, la oficina de la compañía aérea le comunicó que había órdenes de no vender pasajes a los dominicanos que pretendieran viajar por el Caribe hasta tanto no se aclarara la situación que se había producido en Santo Domingo con motivo de la muerte de Trujillo. Miolán pudo averiguar que en las normas de la empresa la vía Panamá-Costa Rica no figuraba dentro de la zona del Caribe sino en la de América Central, y logró que le dieran paso hacia San José. Pero otros delegados seccionales no pudieron viajar y sólo alcanzaron a hacerlo dos que tenían pasaportes norteamericanos: Ramón Castillo, secretario de la seccional de Puerto Rico, y Nicolás Silfa, que tenía igual cargo en la seccional de Nueva York.
Los obstáculos para viajar impidieron, pues, que en San José de Costa Rica nos reuniéramos más líderes del Partido Revolucionario Dominicano. Si no recuerdo mal, el 4 de junio estábamos ya Miolán, Silfa, Castillo y yo discutiendo la salida de la crisis que se le presentaba a nuestro país con la desaparición de Trujillo. Desde el primer momento mi opinión fue que había llegado la hora de entrar en el país, y a medida que fueron llegando los compañeros, hallaba que cada uno tenía las mismas ideas. Todos estuvimos de acuerdo en que había llegado la oportunidad de mover a las masas dominicanas hacia un destino mejor, y no podíamos dejar pasar esa coyuntura.
Pero sucedía que poco antes, el 19 de mayo, y allí mismo, en San José de Costa Rica, el Partido había llegado a un acuerdo con Vanguardia Revolucionaria Dominicana para actuar juntos en cualquiera acción llamada a liquidar la tiranía trujillista, y ese acuerdo nos obligaba a consultar con la dirección de Vanguardia Revolucionaria antes de dar un paso. Llamamos a Horacio Julio Ornes a San Juan de Puerto Rico. Ornes no podía salir inmediatamente hacia San José debido a los obstáculos para viajes de dominicanos que residieran en el Caribe, ya explicados, y eso nos hizo perder tiempo; todavía perderíamos más, pues a su llegada a San José, Ornes alegó que tenía que consultar con sus compañeros de Puerto Rico, y por último, tras varias llamadas telefónicas a San Juan, concluyó en que su partido no aprobaba el plan nuestro. Los líderes de Vanguardia Revolucionaria creían que ir al país era traicionar la revolución.
En todas esas actividades se perdieron ocho días; pero al fin, el 13 de junio cablegrafiamos al doctor Joaquín Balaguer, Presidente de la República Dominicana, y al Presidente de la Comisión de la Organización de Estados Americanos que se hallaba en Santo Domingo, diciéndoles que si se daban garantías suficientes el Partido Revolucionario Dominicano trasladaría su equipo dirigente a la República Dominicana. Ambos contestaron inmediatamente; Balaguer, diciendo que daba garantías, y el Presidente de la Delegación de la OEA informando que había hablado con Balaguer, y que éste le había asegurado que el PRD tendría garantías para actuar.
Desde luego, el Gobierno dominicano no tenía otra salida. En el libro Trujillo: causas de una tiranía sin ejemplo, cuya segunda edición estaba imprimiéndose en esos momentos en Venezuela, yo decía textualmente las siguientes palabras (págs. 178-179): “[...] debido a que Trujillo resumió en su persona todas las debilidades históricas dominicanas, y debido a que sus condiciones personales fueron decisivas en la creación y en el mantenimiento de esa vasta empresa llamada el régimen trujillista, esa empresa depende vitalmente de la propia persona de Trujillo. Tal dependencia es el punto débil de la tiranía, que no perdurará un día más allá de aquel en que Rafael Leónidas Trujillo pierda el poder o dé la vida.
Las circunstancias históricas que lo produjeron a él como ser psicológico, militar, político y económico, no se han reproducido ni se reproducirán en ninguno de sus herederos; ninguno de ellos, por tanto, podrá actuar como él”.
La imposibilidad de que la tiranía se mantuviera saltaba a la vista de cualquiera que hubiera estudiado con seriedad las características del régimen. El 31 de mayo, en el mitin que había tenido lugar en el Parque Central de San José de Costa Rica, afirmé que en Santo Domingo no iba a repetirse el caso de Nicaragua, donde la muerte del tirano no significó cambios sustanciales en el sistema porque los hijos de Anastasio Somoza siguieron gobernando el país como si nada hubiera sucedido. Por otra parte, presumía que Joaquín Balaguer iba a verse en una situación difícil y sería forzado a presidir la liquidación del trujillismo. Yo había estudiado despaciosamente el problema de las castas dominicanas y tenía la convicción de que a la muerte de Trujillo se produciría en forma inevitable; la agrupación de los de “primera” para luchar por el poder; y por la forma retraída en que Balaguer se había comportado toda su vida frente a ese sector social, entendía que él no estaría con ese grupo, al cual no pertenecía ni por nacimiento ni por inclinación, pero al mismo tiempo, para no ofrecer flancos vulnerables a los ataques de ese grupo, tendría que comenzar inmediatamente a desmovilizar la maquinaria de la tiranía.
Esos razonamientos se aplicaban a una persona que estaba jugando un papel de primera fila en la crisis dominicana, no a la crisis en sí.
Al estudiar la crisis con independencia de los factores humanos que podían ser determinantes, encontraba que la crisis estaba en el choque de fuerzas nacionales e internacionales, de las cuales las que tenían mayor poder entonces —al mediar el mes de junio de 1961— eran las de tipo internacional; y esas fuerzas obligaban a la totalidad del régimen dominicano —no sólo al Gobierno civil encabezado por Balaguer sino también al poder militar encabezado por Ramfis Trujillo— a ofrecer y mantener las garantías que pedíamos. Si esta suposición era correcta —y los hechos demostraron que lo era—, el Gobierno dominicano no tenía salida: estaba forzado a darle garantías al Partido Revolucionario Dominicano, y con esas garantías el PRD movilizaría al Pueblo para llevarlo a conquistar su libertad y a hacer su revolución.
En el orden nacional, a la muerte de Trujillo no se advirtió movimiento alguno en el país. Ramfis Trujillo, el hijo del tirano, que se hallaba en Europa cuando su padre fue muerto a tiros en la Avenida George Washington de la capital dominicana, voló a Santo Domingo y tomó el mando militar. Ya en el mando, se dedicó a satisfacer apetitos de venganza mediante la cacería de los que habían participado en la conjura que le costó la vida a su padre, y a ir sacando del país la mayor cantidad posible de dólares. El país, mientras tanto, se hallaba paralizado por una crisis económica aguda que tenía su origen primario en la crisis económica norteamericana de 1957, pero que se había agravado en territorio dominicano por dos razones: por el derroche de dinero que había hecho Trujillo en edificaciones suntuosas, no reproductivas, para la Feria de la Paz, y por las sanciones que se le habían impuesto a la República en la Conferencia de Cancilleres de San José de Costa Rica celebrada en agosto de 1960.
A esa crisis económica se había sumado la crisis política producida por la muerte del tirano, y todo ello junto afectaba a las fuerzas armadas, base del poder de Ramfis Trujillo. El heredero militar del régimen necesitaba una victoria internacional que le permitiera ofrecer a sus soldados un porvenir seguro; y la única victoria internacional posible era el levantamiento de las sanciones americanas. Ahora bien, ¿cómo podían levantarse esas sanciones si se mantenía el régimen dictatorial? Y para dar pruebas de que el régimen dictatorial iba a ser liquidado, ¿qué mejor precio podía pagar Ramfis que el de ofrecer garantías a un partido democrático, cuyos líderes eran conocidos y respetados en toda América?
Sobre la crisis internacional de orden político que padecía el régimen dominicano, y que tan favorable era a los designios del PRD, había una crisis norteamericana en el suministro de azúcar. Los Estados Unidos se habían cerrado a sí mismos el mercado azucarero dominicano mediante una resolución que mandaba no comprar azúcar a países que se hallaran bajo gobierno dictatorial. La medida se había tomado para boicotear el azúcar cubano, pero como todavía Fidel Castro no había declarado que Cuba era un país comunista, resultaba difícil, ante la opinión pública internacional e incluso ante un sector importante de la opinión pública norteamericana, aplicar la resolución sólo a Cuba y no a la República Dominicana, país exportador de azúcar que se hallaba gobernado por una tiranía más vieja que la de Castro y además declarada por la Organización de Estados Americanos fuera de la ley internacional desde el intento de asesinato del presidente RómuloBetancourt realizado por Trujillo.
Los Estados Unidos, pues, no compraban azúcar dominicano; pero sucedía que en esos meses de 1961 las reservas del dulce que tenían los Estados Unidos iban en descenso, las cosechas de remolacha no eran buenas, la producción de azúcar en países de Asia y de América libres de tiranías amenazaba bajar. Washington, pues, veía la liberalización dominicana como una solución no sólo a un problema político que afectaba su posición ante América Latina, sino además como una necesidad de tipo económico que tenía reflejos serios en los consumidores norteamericanos. Al mismo tiempo, sucedía que Ramfis Trujillo, y con él su madre y sus hermanos, eran dueños del ochenta por ciento de los ingenios de azúcar dominicanos —entre ellos, de los dos más grandes del mundo—, y la familia Trujillo quería el poder pero quería más el dinero; de manera que entre conservar el poder político en la República Dominicana y obtener dólares vendiendo su azúcar en los Estados Unidos, Ramfis Trujillo titubeaba; y nosotros, los dirigentes del PRD, que nos dábamos cuenta de su situación, aprovechábamos ese titubeo.
¿Para qué lo aprovechábamos? ¿Para lanzarnos a la lucha por el poder?
No; y este no, simple pero rotundo, requiere una explicación. El estado de agitación política, de malestar económico, de debilidad de las estructuras sociales en que dejaba Trujillo el país requería una conducta muy limpia de parte de los que quisieran conducir el Pueblo dominicano hacia una liquidación gradual, cuidadosa y no sangrienta de los remanentes de la tiranía, lo cual no podía lograrse sin transformar todo el ambiente dominicano. Se requería ante todo preguntarse con verdadera honestidad, y responderse con igual honestidad, qué se buscaba.
Si se iba a la lucha por el poder, podían usarse en ese momento dos fuerzas: la de las armas que estaba en manos de los militares, y la de la presión exterior, que sólo Washington podía manejar. Usar a los militares requería conspirar, y de la conspiración podían surgir algunos generales con el poder político en la mano; además, conspirar era una infamia y nosotros no habíamos luchado tantos años para caer en infamias. Usar a Washington era renegar de los principios que nos habían situado desde hacía largos años en el campo de la revolución democrática. La revolución democrática tenía que ser básicamente nacional, hecha por las fuerzas del país. Como demócratas, podíamos aceptar ayuda de los demócratas norteamericanos, estuvieran o no en el poder, de la misma manera que la aceptábamos de los demócratas latinoamericanos; pero no podíamos atar nuestra conducta a la de ningún gobierno extranjero, por amistoso que se mostrara con nosotros.
Nuestros fines no podían ser la lucha por el poder sino la movilización del Pueblo, y sabíamos que eso no podíamos hacerlo ni en un mes ni en seis. Al mismo tiempo podíamos tratar de hacer la revolución desde el poder, pero no como partido político sino como parte de un régimen de unión nacional, y eso, como veremos en otro capítulo, no fue posible, por lo cual nuestra función quedó en la primera parte, y para cumplir esa parte —es decir, la de movilizar al Pueblo— no necesitábamos sino de nuestras propias fuerzas.
Esa movilización del Pueblo requería conocimiento del estado de ánimo general, conocimiento de la psicología de nuestras masas sector por sector, conocimiento del punto exacto en que se hallaba cada uno de esos sectores en términos de evolución económica, social y política, conocimiento de las aspiraciones de cada sector y de su capacidad para la lucha.
Nosotros creíamos saberlo y en consecuencia trazamos una línea que debía seguirse estrictamente: ir despertando al mismo tiempo la conciencia social del Pueblo y su conciencia política e ir matando simultáneamente el miedo nacional, el miedo que se había metido en los huesos de la generalidad de los dominicanos; y hacer eso dirigiéndonos en primer término a las grandes masas porque pensábamos que eran las que menos deformación habían sufrido bajo las presiones de la tiranía y las que más necesitaban liderazgo. A nuestro juicio, las clases medias estaban deformadas por la fuerza demoledora del trujillismo y se lanzarían a la conquista del poder tan pronto pudieran hacerlo.
La tarea era dura porque de antemano nos restábamos la ayuda de la juventud de los tres sectores de la clase media —la alta, la mediana y la pequeña—, y la juventud de la clase media es el alma de los movimientos políticos renovadores en la América Latina. Sin embargo nosotros, los encargados de trazar los rumbos políticos del Partido Revolucionario Dominicano, habíamos visto claro a pesar de hallarnos en el exilio hacía un cuarto de siglo —y algunos, como Ángel Miolán, durante más de un cuarto de siglo—, y tuvimos razón, pues la juventud de la clase media había trazado su camino antes del 30 de mayo de 1961 y lo había prolongado entre ese día histórico y el 5 de julio, fecha del arribo del PRD a la República Dominicana; y ese camino, aunque la juventud dominicana creía todo lo contrario, no iba a ser el del Pueblo.
Pues había sucedido que en los últimos dos años del trujillato la juventud de los tres sectores de la clase media dominicana se había lanzado a la lucha contra la tiranía; y lo había hecho estimulada, tal vez más que por otra cosa, por el ejemplo de la victoria que había alcanzado en Cuba Fidel Castro contra Fulgencio Batista. Cada joven dominicano de la clase media se sintió hechizado con la ilusión de bajar de una montaña vencedor de Trujillo, aclamado por los pueblos de América. Y sucedía que esa revolución cubana no era la que el Pueblo dominicano estaba en capacidad de respaldar.
A mediados de 1961, las grandes masas dominicanas no tenían idea de lo que era la justicia social, no tenían idea de por qué ellas pasaban hambre, sufrían enfermedades y eran ignorantes y esclavas. Entre la caída de Gerardo Machado en 1933 y la de Fulgencio Batista en 1958, los cubanos habían tenido una escuela política de veinticinco años, y toda Cuba concurrió a ayudar a Fidel en su lucha contra Batista. En la República Dominicana, el Pueblo no había participado en la batalla anti trujillista.
En muy alta proporción, los jóvenes de las clases medias dominicanas eran hijos de veteranos trujillistas, de abogados, arquitectos, ingenieros, comerciantes y finqueros que habían hecho fortuna con los favores de Trujillo.
En Santo Domingo se daba un eco de la eterna respuesta de la historia a los conflictos políticos y sociales: los hijos se rebelaban contra los padres. Muchos de los padres de esos jóvenes hallaron en la rebelión de sus hijos contra el trujillato —en las prisiones, torturas y exilios de sus hijos— la justificación necesaria para seguir usufructuando el poder a la caída del trujillismo. Un buen ejemplo para probar esa afirmación es el licenciado Rafael F. Bonnelly.
La juventud que había conspirado desde 1959 se organizó clandestinamente en el llamado Movimiento 14 de Junio, que después se denominó Agrupación Política 14 de Junio. El nombre, por sí sólo, da idea de la influencia que tenía la imagen de Fidel Castro en esos jóvenes; pero no se piense que por eso tales jóvenes eran comunistas. Todavía Castro no se había proclamado comunista. La juventud dominicana de la clase media admiraba en Fidel al héroe que había derrocado a un tirano y al líder extremadamente nacionalista, no al jefe de una revolución marxista-leninista.
Cuando los delegados del Partido Revolucionario Dominicano llegaron al país, muchos de los líderes catorcistas* estaban presos, entre ellos el de más categoría, el doctor Manuel Tavárez Justo, y el movimiento se mantenía en forma clandestina.
La delegación del Partido Revolucionario Dominicano llegó a Santo Domingo el 5 de julio de 1961, es decir, a los treinta y cinco días de haber sido muerto Trujillo por los arrojados conspiradores del 30 de mayo.
La presencia de los delegados del PRD en tierra dominicana dio al Pueblo la sensación de que habían aparecido líderes que iban a protegerlo contra sus tiranos; y los más valientes jóvenes, hombres y mujeres de los barrios que forman el cinturón de hambre de la vieja Santo Domingo de Guzmán, se lanzaron a la lucha.  Ese hecho tuvo tanta importancia en la historia dominicana, que merece —y yo diría que requiere— unos párrafos para explicarla, pues aunque han pasado algunos años desde entonces, todavía el sector dominicano que escribe la historia no se ha dado cuenta de lo que significa el 5 de julio de 1961 como hora inicial de la formación de una conciencia en las masas dominicanas.

HISTORIA DE UN LIBRO DE JUAN BOSCH


EN EL 103 ANIVERSARIO DE SU NACIMIENTO

CRISIS DE LA DEMOCRACIA DE AMÉRICA
EN LA REPÚBLICA DOMINICANA
A José Francisco Peña Gómez, y en él a la juventud del pueblo, semilla de esperanza en la tierra dominicana.
 Juan Bosch, 1964.

INTRODUCCIÓN A LA PRIMERA EDICIÓN DOMINICANA
Crisis de la Democracia de América en la República Dominicana fue escrito en Aguas Buenas, Puerto Rico, en el mes de julio de 1964, y publicado en tres ediciones en noviembre de ese año, enero de 1965 y febrero del mismo año, las tres hechas por el Centro de Estudios y Documentación Sociales de México. Cada edición fue de 4 mil ejemplares, de los cuales los que llegaron a la República Dominicana fueron menos de 2 mil. Esta edición es, pues, la cuarta, y creo que al aprobar su publicación debo aclararles a sus lectores que al referirme en este libro a las clases que componían en los años de la dictadura la sociedad de nuestro país, yo usé las palabras alta clase media, mediana clase media y pequeña clase media en vez de las que definían esos mismos niveles sociales valiéndome de la palabra burguesía en sus diferentes valoraciones como quedó dicho en el capítulo titulado “Capas de la pequeña burguesía en la República Dominicana”, que figura en las páginas de mi libro Clases Sociales en la República Dominicana, del cual se había puesto en circulación la sexta edición en octubre de 1989. En el capítulo mencionado, que aparece en la página 107, digo: “Hay sociólogos que no nos perdonan haber dicho que la pequeña burguesía dominicana tiene cinco capas: la alta, la mediana, la baja, la baja pobre y la baja muy pobre”. En  el año 1964 el término que se usaba no era el de pequeña burguesía sino el de la pequeña clase media.
JB
Santo Domingo, R. D.,
20 de agosto de 1991.

INTRODUCCIÓN
Este no es un libro de memorias y por tanto no hay que buscar en él una historia de los sucesos que hicieron posible establecer en la República Dominicana un Gobierno de elección popular a menos de dos años de la muerte de Rafael L. Trujillo, el tirano por excelencia, y que terminaron con el derrocamiento de ese Gobierno mediante golpe militar a los siete meses de haber tomado el poder. Los que lo lean para satisfacer curiosidad de tipo subalterno quedarán desencantados.
Este libro se ha escrito para poner de relieve ante los ojos de dominicanos y latinoamericanos las debilidades intrínsecas de una sociedad cuyo desarrollo ha sido obstaculizado sistemáticamente por fuerzas opuestas a su progreso. Como resultado de esas debilidades, la democracia, creada por el Pueblo, era también intrínsecamente débil y no podía hacer frente a sus enemigos tradicionales.
La democracia es un régimen político que se mantiene sobre la voluntad de todos los sectores sociales y de todos los individuos que tienen alguna responsabilidad que cumplir como ciudadanos. Si falta esa voluntad, la democracia no puede sostenerse. En la República Dominicana, los sectores sociales más influyentes y los líderes políticos que habían conquistado prestigio luchando contra la tiranía, conspiraron en la forma más vulgar para derrocar el sistema democrático; trabajaron concienzudamente en los cuarteles para llevar a los soldados a dar el golpe del 25 de septiembre de 1963. Los soldados se dejaron conducir a esa triste hazaña, ¿pero qué había de pedírsele a ninguno de ellos si los doctores, los abogados y los sacerdotes eran incapaces de frenar sus pasiones?
En la República Dominicana se da un fenómeno social digno de estudio: las masas del Pueblo tienen más conciencia, más patriotismo, más concepto de sus deberes ciudadanos que la alta y la mediana clase media, de las cuales salieron los líderes conspiradores de 1963. En ese sentido, las diferencias son muy marcadas. Cualquier desocupado de los barrios pobres de la Capital del país puede dar lecciones de honestidad política a los que fueron candidatos presidenciales en las elecciones de 1962; y la razón no está en virtudes personales del primero y en vicios personales de los segundos; la razón está en que el primero pertenece a un grupo social coherente y los segundos pertenecen a grupos sociales incoherentes.
El lector hallará en este libro una explicación más amplia de lo que acabo de decir, y ojalá le sea provechosa y le sirva para ver los sucesos políticos dominicanos —una parte mínima de los sucesos de América— con las perspectivas que he querido darle. A menudo, en estos países nuestros quieren verse los acontecimientos sociales y políticos en función de los hombres que más se destacan en ellos; y no se ve lo que hay debajo, las corrientes que mueven los suelos, los dedos que manejan los hilos de los títeres. En cierto grado, todos somos títeres de fuerzas más poderosas.
Hasta cierto punto, este libro es continuación de uno anterior: Trujillo: causas de una tiranía sin ejemplo. Aquel fue escrito poco antes de que Trujillo muriera; éste, poco después. Trujillo fue el producto de todas las fuerzas históricas adversas al desarrollo del Pueblo dominicano a contar del día mismo en que Colón descubrió la isla en que se halla hoy la República Dominicana. Pero la tiranía de Trujillo generó fuerzas nuevas y prolongó muchas de las anteriores.
El Pueblo dominicano, que tiene que luchar todavía contra Trujillo algunos años, no sabía que muchos anti trujillistas eran, en realidad, aspirantes a sustituir al tirano, no a liquidar su régimen. El golpe del 25 de septiembre de 1963 sirvió para dejar eso en claro.
Además de los hijos de su sangre, Rafael L. Trujillo dejó numerosos herederos en la República Dominicana. Los dominicanos tienen que limpiar su tierra de esa mala semilla.
En el trabajo de limpieza, yo cumplí mi parte como líder político, como presidente democrático, y ahora aspiro a hacerlo con este libro.
JB
Luquillo, Puerto Rico,
31 de julio de 1964.

JUAN BOSCH EN EL CONTEXTO DE LA GUERRA FRIA.

Por Domingo Nuñez Polanco
Queremos hacerle saber a nuestros amigos lectores, sobre todo, aquellos interesados en profundizar en el conocimiento del  pensamiento social y político del profesor Juan Bosch, que presentaremos, a lo largo de este mes de junio(mes de su nacimiento)  una serie de trabajos con fines de poner en conocimiento de ustedes  la dimensión histórica del pensamiento social y político de uno  de los patriotas y antiimperialistas mas consumado de esta América del pasado siglo XX, el Profesor Juan Bosch.

Juan Bosch nació (30 de junio 1909) en la ciudad de La Vega, enclavada en el fértil valle del  Cibao. Vivió los primeros años de su vida en el campo, en Rio Verde y el Pino, parajes de la provincia de La Vega, donde recibió las primeras enseñanzas. El joven Juan Bosch, sobre un cuarto de siglo de vida, pero menos de veintinueve años se radica en Santo Domingo, capital de la República, donde hace varios oficios como empleado de algunas casas comerciales, también hace las veces de crítico de arte, en la sección literaria del Listín Diario; Va a la cárcel, acusado de actividades antitrujillistas,  luego de liberado termina de Empleado público, en  la oficina Nacional de Estadísticas. Es enterado que Trujillo quiere  hacerlo diputado y comprometerlo con la Dictadura. Entendía que su camino  era la literatura y no ser servil de un régimen oprobioso, no tuvo otra alternativa  que enrumbarse por el largo camino del exilio. Su primera escala es Puerto Rico. Allí, el destino le depara una nueva ruta que será  productiva y agitada y no terminará hasta el año 2001, donde expiro el último soplo de vida. 

Bosch, para 1938, llega a Puerto Rico. Dejemos que sea el propio Juan Bosch que nos diga que paso allí en la tierra de Pedro  Albizu Campos “El hecho más importante de mi vida hasta poco antes de cumplir 29 años fue mi encuentro con Eugenio María de Hostos, que tenía entonces casi 35 años de muerto. El encuentro se debía al azar; pues, buscando trabajo, lo halle como supervisor del traslado a maquinilla de todos los originales  de aquel maestro de excepción… (…) Eugenio María de Hostos, que llevaba 35 años sepultado en la tierra dominicana, apareció vivo ante mí a través de su obra, de sus cartas, de papeles, que iban revelándome día tras día su intimidad; de manera que tuve la fortuna de vivir en la entraña misma de uno de los grandes de América, de ver cómo funcionaba su alma, de conocer –en sus matices más personales- el origen y el desarrollo de sus sentimientos. Hasta ese momento, yo había vivido con una carga agobiante de deseo de ser útil a mi pueblo y a cualquier pueblo, sobre todo si era Latinoamericano; pero, para ser útil a un pueblo, hay que tener condiciones  especiales. ¿Y cómo  podía saber yo cuales condiciones eran esas, y como se las formaba uno mismo sino las había traído  al mundo, y como  las usaba si las había traído?

La repuesta a todas esas preguntas, que a menudo me ahogaban en un mar de angustia, me la dio Eugenio María de Hostos, 35 años después de haber muerto.  (…) la lectura de los originales de Eugenio María de Hostos me permitió conocer que fuerza mueven, y como la mueven, el alma de un hombre consagrado al servicio de los demás”, (Juan Bosch, Hostos el sembrador)

Muchos años después Juan Bosch elaboraría una repuesta para las preguntas que cualquier hombre, con buenas intenciones, se haría, tal como las que el mismo se hizo allá en la lejanía de 1938, después de su encuentro con Hostos “El gran hombre aparece en los momentos decisivos de la historia de su pueblo, esto es, cuando una crisis hace estallar los moldes sociales en que ese pueblo ha estado viviendo, a veces durante siglos; aparece entonces porque sus condiciones de carácter, que generalmente han permanecido ocultas para todo el mundo y a menudo hasta para él mismo, le permiten desarrollar una capacidad de acción u otras formas de expresión de su personalidad que resultan ser las más adecuadas para dirigir a las masas en esa hora de crisis, pero esas condiciones de carácter habían sido elaboradas en el héroe por fuerzas de origen natural, como, por ejemplo, una determinada conformación cerebral, combinada con las presiones de la sociedad en que se había formado. Entre tales fuerzas ocupa un lugar decisivo lo que ahora llamamos ideología, que es un producto neto de la sociedad, aún si se trata de una parte de ella, como es la clase social de la persona que la comparte. En suma, que el hombre no es producto de sí mismo, de tales o cuales condiciones psicológicas, sino que es el producto de su sociedad porque ésta es la fuente de la psicología de la persona; y a tal extremo esto es así que en la sociedad de clases resulta fácil distinguir, a través de sus expresiones psicológicas, al capitalista del obrero y a éste del que le queda más cerca en términos clasistas, que es el bajo pequeño burgués pobre y muy pobre.

En lo que se refiere a la vocación, todavía la ciencia no ha llegado al punto de determinar cuál es su origen, pero se sabe que son muchos los hombres y las mujeres que han sentido el llamado de una vocación, a veces desde los años más tempranos. Las personas que sienten ese llamado son capaces de hacer toda suerte de sacrificios para seguir el impulso que llamamos vocación. Unas abandonan a sus familias y se van a correr mundo en busca de ambientes en que puedan desarrollar las capacidades que les permitan ser lo que quieren ser; las hay que viven aventuras fabulosas y se juegan hasta la vida persiguiendo lo que creen que es su destino; y unas más, otras menos, todas tienen una convicción profunda, sin saber por qué, de que podrán hacer aquello que persiguen, y que haciéndolo se destacarán entre todos los seres humanos; alcanzarán la gloria o el poder, pasarán a ser personajes importantes e influyentes.”(Juan Bosch, CONSIDERACIONES ACERCA DEL POLÍTICO, LA VOCACIÓN Y EL OFICIO.)

 Esa ruta productiva y agitada que le deparo el destino a Juan Bosch, desde el momento mismo que piso tierra Borinqueña por allá en aquel lejano 1938, que lo llevo desde un largo y errante exilio (24 años) a ser juramentado  ante la asamblea nacional de su país, como primer presidente de la era democrática dominicana, el 27  de febrero de 1963.

Bosch desde el gobierno se proponía poner en marcha su proyecto democrático. Todavía creía que se podía hacer una revolución democrática en el marco de la “mentada democracia representativa” y hacer los cambios estructurales que la hicieran viable.

Frente a cuestionamiento de grupos y sectores políticos, económicos, sociales y la alta jerarquía de la Iglesia católica  que  le adversaban en su proyecto democrático y del proceso de  cambios sociales, económicos y políticos vía la nueva y progresista constitución de 1963, Bosch hizo un llamado a esos sectores “Crear la democracia es un deber de todos los dominicanos y por tanto cada uno debe cargar con su parte de responsabilidad. Un hombre solo puede organizar y dirigir una tiranía, pero un hombre solo no puede construir y mantener un régimen democrático” (Juan Bosch)

La errática percepción de los sectores conservadores y antidemocráticos, de “una amenaza comunista” que avanzaba en el país como resultado de la tolerancia del gobierno de Bosch con los comunistas crearon el caldo de cultivo para las iniciativas de actividades conspirativas contra el gobierno de Bosch.  Las primeras intrigas de esta acusación para justificar las innumerables actividades  contra el primer ensayo democrático después de la muerte de Trujillo fueron recibidas primeramente por Rómulo Betancourt, antiguo aliado y amigo  de Bosch, en relación a un supuesto documento anticomunista promovido por  Betancourt, José Figueres (también antiguo amigo del Bosch) junto con  otros líderes extranjeros, cuyo documento Juan Bosch se negó a firmar ;quizá por ahí comenzaron las diferencias entre los otroras amigos y aliados de Juan Bosch  Figueres y Betancourt.

Lo que si no hay duda, es de que el ambiente anticomunista  que se  vivía en el mundo a raíz de la Guerra Fría, y particularmente en América Latina debido a el carácter socialista que adoptara la revolución cubana, que en la República Dominicana había encontrado eco entre los herederos de Trujillo, la oligarquía y sobre todo la Iglesia Católica, había generado las condiciones ideales para dar al traste con el proyecto democratizador de Bosch. El pretexto inmediato fue la nueva Constitución democrática y progresista de 1963.

La historia posterior, el golpe de Estado contra Bosch, la revuelta de abril y la ocupación militar por Estados Unidos a la República Dominicana, es historia patria. En ese sentido, vamos a permitirle al eminente catedrático dominicano, residente en México, Pablo Mariñez que nos haga un análisis en el contexto histórico en que se dieron estos acontecimientos. 

En esta primera entrega  amigo lector le dejamos con el acucioso y eminente investigador y profesor universitario Pablo Mariñez.

Pablo Mariñez:    “(…) el capitalismo se expandía, sobre todo a lo largo del siglo XIX y primera década del siglo XX, vertiginosa y arrolladoramente, desde el centro –que era Europa y Estados Unidos, básicamente  --hacia la periferia (lo que durante mucho tiempo se llamaría “Tercer Mundo”), sin impulsar necesariamente sus relaciones de producción correspondientes, y mucho menos del proceso de industrialización, este era reservado para los países del centro, donde a su vez se desarrollaba la democracia, mientras que en los países de la periferia el capitalismo  apenas incursionaba a nivel del mercado, como países y regiones que proporcionaban -como colonias o neocolonias-, materias primas  y fuerza de trabajo barata, a la vez que eran receptoras  de cuantiosas inversiones de capital.

Este proceso daría lugar  a que desde el centro del mismo sistema capitalista se produjera una gran asimetría entre los países del centro y los de la periferia; la que se expresaría en el producto interno bruto  y muchos otros indicadores económicos, a la vez que sociales.  Por lo mismo los países de la periferia  carecían de la sustancia económica y social que demandaba una democracia, como si la había en los países del centro.  Sin embargo, ello no fue impedimento para que los países de la periferia se intentaran impulsar proyectos democráticos, los cuales estaban llamados a fracasar, al menos en la mayoría de los casos, tanto por razones internas como externas.

Dentro de este contexto de asimetría entre el centro y la periferia, y en un país carente de la sustancia económica y social en su organización capitalista, como la República Dominicana a principios de  la década de 1960, tras la caída de la dictadura de treinta y un años de Rafael Leónidas Trujillo, a Juan Bosch le correspondería impulsar un proyecto  democrático, luego de ser electo Presidente constitucional, en diciembre de 1962.  Ante el fracaso para lograrlo, a consecuencia del golpe militar que lo derroco, en septiembre de 1963, posteriormente por la ocupación militar de 1965, el país quedaría colocado en una compleja y difícil situación. Bosch lo expresaría de la siguiente manera: “Creo que en la República Dominicana, Latinoamérica ha recibido una lección. La lección de que no es posible establecer una democracia con la ayuda de los Estados Unido, y de que tampoco es posible establecer una democracia contra Estados Unidos…”.  Trágica  contradicción –un verdadero callejón sin salida-para un país como la República Dominicana, situado en la misma frontera imperial del Caribe, en pleno auge de la Guerra Fría.

Sin embargo, tratando de encontrar un salida a tan difícil  y compleja situación, Bosch viaja a Europa a finales de 1966, en busca del espacio y las condiciones adecuadas para reflexionar y estudiar diversos tópicos políticos, sociológicos e históricos de la República Dominicana y el Caribe, lo mismo que a nivel internacional, que le permitiera dar una repuesta a la crisis dominicana. Después de una serie de estudios realizados, en 1969 Bosch desarrolla una nueva tesis política de gobierno, Dictadura con respaldo popular,  que consistía, en esencia, en un revolución antioligárquica, que permitiera encontrar las vías del desarrollo, con una nueva organización política que garantizara la equidad y la justicia social en un Estado de derecho que asegurara la paz y la libertad; todo ello, después de haber logrado la recuperación de la soberanía nacional.

Esto quiere decir que  la Dictadura con respaldo popular seria dada a conocer casi un siglo y medio después –ciento treinta y cuatro años para ser más precisos –de que Alexis de Tocqueville  publicara La democracia de América; y ciento veinte y cinco años después de que la República  dominicana lograra su independencia nacional,1844, y comenzara a organizarse políticamente como sistema democrático. Esa era la distancia cronológica y, por supuesto, económica, social, y política existente entre Estados Unidos, líder de la democracia representativa, y la República dominicana a finales de la década de 1960, país que sufría de una arritmia histórica, como lo definía Juan Bosch; es decir, esa era la distancia que había, en el mismo sistema capitalista, entre el centro y la periferia, al menos entre ambos países. (…) pero no debemos dejar de señalar que en realidad la distancia señalada entre ambos países es mucho mayor, pues La democracia de América no es un proyecto, sino el estudio de un caso concreto, de lo que Tocqueville había tenido la oportunidad de ver, vivir y analizar en estados Unidos  durante  su estancia en ese país en la primera década de 1830; en cambio, Dictadura con respaldo popular, apenas consiste en una tesis, como proyecto para instaurar un nuevo sistema político en República Dominicana, acorde con sus propias condiciones históricas, políticas y socioeconómicas; pero también el hecho revela que el país llevaba más de un siglo fracasando en su intento de organizarse económica y políticamente, si tomamos como punto de partida la independencia nacional de 1844, y casi quinientos años si se parte de 1492. Para Bosch, “lo que ha fracasado no ha sido el pueblo dominicano; ha sido el sistema en que ha vivido”.

El golpe de Estado de 1963 que derroco al presidente Juan Bosch, y la ocupación  militar estadounidense de 1965 tuvieron tan fuerte impacto en su pensamiento político, que solo son comparables al que origino la lectura de la obra de Eugenio María de Hostos, cuando el joven Juan Bosch, a la edad de 29 años, llego a Puerto Rico en 1938.

Sin embargo, entre ambos acontecimientos hay una diferencia significativa, que bien vale la pena abordar, aunque sea muy sucintamente. Mientras el encuentro de Bosch con la obra de Hostos  “le permitió conocer que fuerza mueven, y como la mueven, el alma de un hombre consagrado al servicio de los demás”, y por lo tanto modifico su cosmovisión, definió su horizonte político y sentó las bases para lograr una solida  formación intelectual, que lograría incluso consolidar en el curso de sus primeros años de exilio, en cambio, el golpe militar de 1963 contra su gobierno, pero fundamentalmente la ocupación armada de 1965,modificaría las condiciones materiales de producción existente, de las cuales Bosch no podía substraerse, por lo que el enfoque de sus análisis estaba conminado a tomar un curso diferente.

En efecto, a lo largo de los veinte y cinco años transcurridos entre 1938, al iniciar su exilio, y 1963, cuando llega a la Presidencia de la República Dominicana, se habían producido significativos cambios internacionales que se constituirían en verdaderos desafíos para Bosch llevar adelante el proyecto político democrático que muy cuidadosa y seriamente  ---asumiendo múltiples retos, que lo llevaría al exilio dentro del exilio, así como a la cárcel –había ido elaborando durante sus años de vida errante por diversos países, pero fundamentalmente en el Caribe, y el interior de este, en Cuba.

La región del Caribe, que Bosch había estudiado amplia y profundamente, también se había transfigurado, en particular a raíz del triunfo de la revolución Cubana en 1959.  En suma, su proyecto político democrático, tal y como él lo había concebido, se enfrentaba a un escenario geopolítico distinto, mucho más complicado, que reducía la posibilidad de hacerse realidad.

Sin embargo, por la sagacidad político que lo caracterizaba, Bosch había alcanzado a comprender, muy tempranamente, el impacto de la Revolución Cubana en la región, cuya geopolítica había sido modificada; en cambio, las transformaciones que se habían ido produciendo, justamente alrededor  de esos años en el imperialismo, es decir dentro de la economía capitalista, así como de los aparatos de poder de Estado Unidos, no fueron percibidos tan rápidamente; cambios que por lo demás ningún internacionalista o analista político había logrado comprender y analizar, al menos en profundidad.

Ciertamente, tendrían que producirse la ocupación militar de 1965 en la República dominicana  -y un año antes, 1964, en Viet Nam--, para que el líder político dominicano hiciera una lectura de la historia de Estados Unidos, de sus sectores de poder, de su política internacional, y más que nada del capitalismo en su fase imperialista. Acontecimientos que le darían el privilegio, gracias a su solida formación intelectual y política, de ser un pionero  en el análisis de los cambios que se estaban produciendo al interior de dicho sistema.

Como podemos observa, sería un simplismo, como han hecho algunos analistas, plantear que en Juan Boch se produjo un cambio radical en su pensamiento político –o incluso que se había convertido en un amargado y resentido-.  Es cierto, se había producido un cambio en su pensamiento político, pero solo en algunas dimensiones, como la democracia y el partido político, pues en la demás dimensiones  encontramos una continuidad… (…) Lo que no se puede perder de vista es que el verdadero cambio se había desarrollado en la estructura del capitalismo, y en la coyuntura de la región del Caribe, pues el orden geopolítico se había transformado. Y siendo Bosch un actor político de primer plano en los hechos que allí se producían, no podía quedarse aferrado a un viejo libreto, que partencia a una etapa de la historia que había sido modificada, al menos en la correlación de fuerzas económicas, militares, políticas y sociales. Desde una perspectiva metodológica de análisis del pensamiento político de Juan Bosch, lo correcto sería plantear un enfoque dialectico para una adecuada comprensión del mismo, dejando a un lado el simplismo de las subjetividades antes señaladas. Las condiciones de producción se habían modificado como resultado de los cambios políticos internacionales, y en consecuencia se tenía que producir un cambio en el enfoque y análisis políticos, incluso recurriendo a otras propuestas teóricas paradigmáticas, pues al modificarse la problemática objeto de estudio los viejos instrumentos teóricos  no son suficientes para dar cuenta, de manera rigurosa, del curso que estaban siguiendo los nuevos acontecimientos.

Por lo que acabamos de plantear, nos parece un gran acierto que el Pentagonismo, sustituto del imperialismo (1967) y dictadura con respaldo popular(1969),formen parte de un mismo tomo para ser prologada… pues aunque la primera corresponde al campo de los estudios internacionales, y la segunda al de la sociología política, ambas se encuentran estrechamente relacionada entre sí, tanto porque corresponden a desafíos teóricos para el autor, como que pertenecen a una misma coyuntura política internacional, regional y nacional.  Sin embargo, la vinculación es mucho más estrecha y profunda de lo que acabamos de exponer, pues sin la primera Bosch no hubiera podido desarrollar la segunda; a su vez, en lo que a las condiciones de producción se refiere, tendríamos que plantear, lapidariamente, que ambos libros son hijos de la ocupación militar estadounidenses de 1965 a la República dominicana. Sin esta última, Bosch se hubiera dedicado al ejerció de sus funciones de Presidente de la República, cargo para el que había sido elegido libre y soberanamente por el pueblo dominicano, y hubiera comenzado a impulsar su proyecto político de democracia representativa, o de democracia revolucionaria, como él  prefería llamarla.

A finales de 1966, cuando Bosch emprende su viaje hacia España, que luego lo llevaría a ´Francia, y desde ahí a varios países europeos y asiáticos, apenas hacia un año y medio se había producido la ocupación militar estadounidenses en República dominicana, en abril de 1965.  (…) ya había tomado posesión del gobierno  el Dr. Joaquín Balaguer, candidato favorito de las tropas de ocupación; al momento de su salida todavía el olor a pólvora se respiraba en las calles dominicanas; las casas y edificios mostraban las perforaciones  de los impactos de balas, proyectiles, morteros, bazucas y cañonazos que habían causado las armas estadounidenses, con un saldo de más de tres mil muertos; cientos de jóvenes habían tenido que abandonar el país –y lo seguirían haciendo durante varios años más, en un numero de miles--, (…) Apenas era el preámbulo de los doce años  de crímenes y terror causado por las bandas paramilitares, que perseguían y asesinaban a líderes políticos, sindicales, estudiantiles, y a la ciudadanía en general; todo ello durante el gobierno del Dr. Joaquín Balaguer,1966 a 1978.

Por cuanto, Bosch  no podía perder tiempo, tenía que actuar con rapidez para buscarle solución política al país, sobre todo para que recuperara, antes que nada, su soberanía nacional, de tener el crimen de las más tarde llamada “fuerzas incontrolables”, especie de escuadrón de la muerte que operaba impunemente en todo el territorio nacional, así como proponer un nuevo modelo económico y político de gobierno que garantizara el desarrollo nacional, la libertad, la paz social.

Dada  las condiciones existentes en la región, había que ser muy creativo, audaz y decidido políticamente para encontrar tal solución, Bosch era absolutamente consciente de ello, el país posiblemente atravesaba  por una de sus peores encrucijadas de toda su historia.

Eran los años de la guerra fría, políticamente difíciles y sumamente complejos, no solo para las pequeñas naciones del Caribe como República Dominicana; sino también a nivel internacional.

En suma, eran años convulsionados, de  luchas anticoloniales, de movimientos de liberación nacional; de luchas antiimperialistas que recorrían por todo el mundo. Las aspiraciones, para algunos, eran de establecer un amplio frente de carácter  tricontinental, donde se pudiera mancomunar las fuerzas revolucionarias del tercer mundo, es decir, de América Latina, África  y  Asia.  Eran los años en que el Che Guevara había proclamado la consigna de crear “dos, tres…muchos Vietnam”, como lo plantearía a principio de 1967.

En ese complejo y tenso contexto internacional es en  el  que Juan Bosch  se establece en España… (…) permanecería hasta 1969, (…) retornaría a la República Dominicana en abril de 1970. En esos tres años y medio escribiría sus más  importantes obras, entre ellas, el Pentagonismo sustituto del imperialismo (1967), Dictadura con respaldo popular (1969), De Cristóbal Colon a Fidel Castro o Caribe  Frontera Imperial, Composición Social dominicana, entre otros no menos importantes”. (Pablo Mariñez)

CESAR MEDINA PROFETIZO LO QUE IBA A PASAR EN EL PRD


Lo que pasará en el PRD después del 20 de mayo

No hay que salir de Harvard con un doctorado en ciencias políticas ni ser pitoniso o prestidigitador para saber que en el PRD se avecinan tiempos difíciles, graves sacudimientos que obligarán a ese partido a transitar otra vez por el camino de la división y a disputarse su simbología y representación en las cortes que afortunadamente ya existen en nuestro país para dirimir esas diferencias en las formaciones partidarias.

Horas después de la derrota que ya se avizora con claridad del candidato Mejía-- es por lo menos lo que revelan todas las encuestas--, Miguel Vargas y sus principales colaboradores serán expulsados sumariamente acusándolos de alta traición y de haber pactado con el gobierno un apoyo solapado a Danilo Medina, y los principales locales perredeistas volverán a ser ocupados.

Saben que para lograr su plan deben actuar rápido y aprovechar el agobio y la frustración de la dirigencia y la militancia perredeista que buscará un culpable de la derrota para reclamar su cabeza. Sin duda que ahora en campaña Hipólito ha logrado reagrupar a la mayoría de los dirigentes que estuvieron al lado de Miguel. Y algunos de ellos-- como el ex-senador de Dajabón Mario Torres-- ya están fanatizados con Hipólito y abiertamente en contra de Miguel. Pero la dirigencia media sigue fiel a él.

Después llegará el período de la resaca y de la reflexión serena. Pero eso tomará tiempo hasta que la dirigencia ortodoxa y los perredeistas con mayor conciencia comiencen a entender las causas de la derrota e identifiquen a los verdaderos culpables.

La división inevitable

La división en el PRD después del 20 de mayo es simplemente inevitable, sin importar el resultado de las elecciones. Claro, la derrota precipitará los acontecimientos. Aunque una eventual victoria le daría a Hipólito y sus allegados un espacio mayor para maniobrar hasta que asuman el poder el 16 de agosto y darle a Miguel un golpe de mano, similar a lo que hicieron con Hatuey siendo Hipólito Presidente. 

Las cosas ahora parecen distintas. Pero en cualquier escenario Vargas está obligado a actuar más rápido que sus contendores internos, y como presidente del partido puede convocar a los organismos de dirección y provocar la expulsión de quienes han atentado contra su institucionalidad.

Vargas tiene pruebas que comprometen muy seriamente a algunos dirigentes en maniobras para contaminar la convención del 6 de marzo del 2011 en la que Hipólito fue escogido candidato. También tiene pruebas documentadas de todo cuanto hicieron esos dirigentes perredeistas para que su partido no ganara un solo senador en las elecciones del 2010 para presentarlo como un fracasado. Además, documentará la acusación de que Mejía habría recibido apoyo económico de importantes figuras del gobierno para torcer el resultado de su convención interna.

Vargas lleva meses documentando las pruebas que presentará al país para demostrar que fue víctima de una conspiración para imponer a Mejía de candidato por encima de la voluntad de la mayoría de los perredeistas. Porque para el PLD Hipólito era un candidato muy vulnerable y fácil de vencer.

Al Tribunal Electoral

Es natural que los perredeistas con esa propensión tan ligera a la jarana quieran cobrar la derrota de Hipólito con la cabeza de Miguel. Más porque esos dirigentes que se hacen llamar ortodoxos-- Hipólito, Fello, Milagros, Esquea, Tolentino-- saben bien que con una derrota el 20 de mayo les queda una sola jugada: expulsar a Miguel y quedarse con el partido.

De lo contrario, saben que Miguel en el mejor caso los anulará y que introducirá cambios esenciales en la estructura completa del PRD para erigirse en el líder y seguro candidato en el 2016.

Otra posibilidad que no puede descartarse es que Vargas aproveche la institucionalidad que representa para expulsar sumariamente a los responsables de la derrota, horas después de conocerse el resultado electoral.

En cualquier caso, nadie dude que esa nueva división del PRD será dirimida por el Tribunal Superior Electoral. Y tal vez llegue hasta la Suprema.

Porque esa es su naturaleza. Así ha sido el PRD en sus 73 años de existencia. 

Cesar Medina 
lobarnechea1@hotmail.com

PLD POST BOSCH, LOS NUEVOS PARADIGMAS


PLD POST BOSCH, LOS NUEVOS PARADIGMAS

Diomedes Núñez Polanco

El PLD Post Bosch, los nuevos paradigmas, del periodista Rafael Grullón, nos coloca frente a una estimulante crónica de la vida partidaria y de la nación, justo cuando asistimos a un momento clave del Partido de la Liberación Dominicana. La obra está enmarcada en una etapa de transición de procesos internos de la organización, del país y del mundo. 

El libro esboza cómo han ido conformándose los nuevos paradigmas en el PLD, a partir de que el profesor Juan Bosch renunciara, en julio de 1994, a sus funciones ejecutivas en la entidad fundada por él en diciembre de 1973; laque tendría como misión terminar la obra iniciada por Juan Pablo Duarte y los Trinitarios. 

Este es el tercer libro que publica Grullón sobre el rol del PLD en el proceso histórico de la República Dominicana de las últimas décadas. Todos son recopilaciones de sus artículos publicados en Vanguardia del Pueblo, vocero del PLD,en el cual durante años, formó parte del equipo de dirección, en las funciones de Jefe de Redacción. 

En este nuevo libro,Grullón nos presenta capítulos fundamentales de la vida del PLD, en una prosa ágil y sencilla, marcada por el análisis, matizada de anécdotas propiaso ajenas. Su narración, en ocasiones parecería novelada y poética: escribe sobre una actividad política en que define a Jánico, municipio de la sierra santiaguera:”Jánico es una tacita entre montañas. En las cimas que rodean aquel pueblo viven los serranos. Son hombres fornidos, hechos a la medida de las montañas, y sin las debilidades físicas de los que no han tenido que abrirse camino en las veredas.” (Pág. 309 de esta obra). 

Más allá de sus reflexiones partidarias, el autor nos trae interesante información sobre liderazgo, recogida de textos del profesor Bosch sobre el tema (La función del líder,Consideraciones acerca del político: La Vocación y el Oficio, Táctica y estrategia en la actividad política, así como las lecciones señaladas en sus biografías y escritos sobre Simón Bolívar, Eugenio María de Hostos, Judas Iscariote, José Martí, Máximo Gómez, Juan Pablo Duarte y Gregorio Luperón, entre otros),además recurre a autores destacados del liderazgo, la administración y otras áreas: Stephen Covey, Al Ries, Jack Trout, Peter Senge, Peter Drucker, Karl Von Clausewitz, Warren Bennis y DagHammarskjold. 

Su interés por el liderazgo, se trasluce al conocer algunos títulos de sus artículos: Paralelismo intelectual entre Bosch y Covey; Es tiempo de revisión; A la hora de aplicar un plan; No trate de cambiar la mente; La renovación impide la muerte; Paradigmas a los que no se puede renunciar; Cómo revisar viejos paradigmas; Bosch: entre los clásicos de la sociología universal; Cuando no se comprende el cambio; y El pensamiento paradigmático. 

Los artículos de Grullón en Vanguardia del Pueblo, tenían buena acogida, eran más bien esperados;el semanario fue pilar fundamental de la cultura política dominicana durante años[1]; como organizador, Vanguardia[2] fue clave en el crecimiento y desarrollo del Partido de la Liberación Dominicana. 

Bosch creó no sólo una escuela política, sino que con el periódico peledeísta, también dejó como legado una importante escuela de periodismo político. 

Para el Profesor Bosch, el periódico “es un instrumento político que tiene para el partido el mismo valor y rinde la misma utilidad que un serrucho en las manos de un carpintero , un bisturí en las manos de un cirujano o una máquina calculadora en las manos de un contable”[3]. Llegó a expresar que “entre el desarrollo del Partido y los progresos de Vanguardia hay una relación parecida a la que hay entre el cuerpo de un ser vivo y su piel”.[4]

En el 22 aniversario del periódico, en agosto de 1996, el doctor Leonel Fernández, entonces presidente electo, afirmó que “Vanguardia debe ser fortalecido como órgano de difusión del Partido, debe ser renovado permanentemente, y las nuevas tecnologías de confección de periódico y practica del periodismo deben ser incorporadas a Vanguardia del Pueblo, porque pienso que además del PLD, otra gran obra de Juan Bosch se llama Vanguardia del Pueblo”[5]

Doña Carmen Quidiello de Bosch ha repetido que Vanguardia es “ la eucaristía del Partido, el Evangelio según Don Juan”. 

Para el doctor Euclides GutiérrezFelix, director del semanario[6] en tres ocasiones, “Es el periódico político dominicano de mayor trascendencia en la historia del país que ha circulado de manera permanente y sin interrupción desde su fundación hasta la fecha. En la realidad histórica, como periódico, Vanguardia ha sido la primera y única escuela de periodismo político de la Republica Dominicana, en cuya sala de redacción han aprendido, se han formado y desarrollado excelentes y brillantes periodistas, la mayoría de los cuales fortalecen y prestigian el periodismo nacional”[7]

Aborda Grullón la vida del peledeísmo desde la perspectiva de los cambios que se han operado en la sociedad dominicana en los últimos tiempos, y en el propio PLD, pero asienta su mirada en el impacto que tuvo, y sigue teniendo, en la vida de la organización, el VI Congreso Ordinario morado , celebrado en el 2001. 

Algunas de sus reflexiones podrían constituirse en materia de debate. Señala, por una parte, lo que significó la eliminación de los Círculos de Estudio como vía imprescindible para la formación política y práctica de los militantes peledeístas (pág. 133), y por otra parte, el otorgamiento de la membresía sin los requisitos establecidos en la organización desde su fundación; Grullón observa que en realidad la apertura en el PLD comenzó en 1994, “cuando en distintos puntos del país personas que no tenían la membresía del partido pasaron a ser candidatos”. (Pág. 133). 

Además, el autor explica lo que se ha considerado el paso a un partido de personas, tras la eliminación del requisito de ser circulista, para convertirse en miembro:“…se dio cuando el PLD llegó al gobierno y no en el VI Congreso: Fue a partir del gobierno (de 1996) cuando los peledeístas comenzaron a cambiar aquel espíritu de colectividad”. (Grullón, pág. 237). 

Estatutariamente no ha sido eliminado el concepto de organismo. El Articulo 5, acápite h, de los Estatutos del PLD, establece que “los organismos y órganos del Partido deben funcionar sobre el fundamento de la dirección colectiva y de la división social del trabajo, la responsabilidad individual y la racionalización y especialización del trabajo político”.[8]

Se comenta con frecuencia que la masificación que se produjo en el PLD, a raíz del VI Congreso, ha disminuido su calidad política. En realidad, se debe a una serie de elementos convergentes. 

Las situaciones que han afectado elPartido no tienen que ver con la apertura en sí; más bien, con los procedimientos: es una cuestión operativa. Hizo falta, desde el inicio, que se siguiera un control de calidad[9]

Como sucede en el campo industrial: el mecanismo de control de calidad al que es sometida la producción, garantiza el logro de un producto óptimo. 

Bosch dejó claro el tipo de partido al que aspiraba. La masificación no era problema. En la Conferencia Salvador Allende,[10] celebrada en mayo de 1974, centrada en asuntos organizativos, no ideológicos, fue planteado ese tema. Bosch insistió en que había que dedicar tiempo suficiente a organizar primero el partido. Aceptó como buena y válida esta propuesta: 

“Que todo el esfuerzo político del Partido vaya dirigido a crear las bases para ser una fundamental fuerza de masas[11], con política de masas, desde una sólida organización de cuadros”. [12]

En diciembre de 1973, había tocado el tema ante la pregunta del periodista Víctor Grimaldi, acerca del tipo de partido al que aspiraba, si de cuadros o de masas. A juzgar por su detallada respuesta a Grimaldi y por sus análisis de cómo la calidad debía convertirse en cantidad para luego volver en calidad, se colige que su meta era un partido de cuadros y de masas. Lo explicó así: 

“Hoy no se dan diferencias entre un partido de cuadros y uno de masas. Por ejemplo, el Partido Comunista Francés (PCF)[13] o el Partido Comunista Italiano (PCI)[14] son al mismo tiempo de masas y de cuadros; los dos tienen varios millones de miembros dirigidos a todos los niveles, por miles y miles de cuadros. Ahora bien, los cuadros son profesionales políticos y a través de ellos van las consignas y líneas del partido hasta las masas, como a través de ellos van también hacia la dirección del partido las inquietudes[15] y las preocupaciones de las masas.”[16]

El que Bosch citara especialmente a esos dos partidos, evidencia su profundo conocimiento de la evolución del partidismo internacional. En los años siguientes, aún después del final de la Guerra Fría, esas organizaciones jugaron roles importantes en sus países, de manera determinante el PCI. 

En 1981, François Mitterrand logró su elección como presidente de la República Francesa en segunda vuelta[17], gracias al acuerdo con el PCF, partido al cualle correspondieron varios Ministerios en el nuevo Gabinete. Mitterrand fue reelegido para el período 1988-1995. El PCF también tuvo participación en el Gobierno encabezado por Lionel Jospin, del Partido Socialista (1997-2002). 

En el caso del PCI, aún después de su división en 1991, tras la caída del Muro de Berlín, ha encabezado en varias ocasiones el Gobierno de Italia. Los partidos Democrático de la Izquierday de Refundación Comunista, frutos de su fragmentación, han sido fundamentales en la elección de esos gobiernos. Romano Prodi ha ocupado dos veces el cargo de Primer Ministro (1996-1998, 2006-2008) y MassimoD´Alema (1998-2000), en una ocasión. Walter Veltroni fue alcalde de Roma (2001-2008), y el actual presidente de la República Italiana,desde 2006, Giorgio Napolitano, también es militante del hoy Partido Democrático. 

Pero, ¿cómo convertir en realidad, en hecho, esa aspiración de partido de cuadros y de masas? 

Bosch empieza a responder haciendo, a su vez, otras preguntas: 

“¿Cómo podíamos conseguir que el PLD fuera lo que el PRD se había negado a ser? ¿Qué debíamos hacer para que cada peledeísta fuera lo opuesto a lo que eran los perredeistas? 

“La respuesta estaba en la historia de la Iglesia Católica y de los ejércitos, especialmente de los de Europa y de Estados Unidos: era la integración de los hombres y las mujeres en organismos que formaran parte de organizaciones multitudinarias. Como ente aislado, el ser humano actúa para beneficiarse él; para dar de sí a los demás lo que beneficie a la colectividad hay que encuadrarlo entre miembros de esa colectividad.”[18]

Al referirse a la Iglesia Católica y a los ejércitos, Bosch resaltaba sus métodos y procedimientossistemáticos[19]de hacer las cosas. Probablemente, la Iglesia Católica sea de las instituciones religiosas la que más se corresponda con la denominación de cuadros y de masas. 

El PLD es un partido que desde sus orígenes apostó por la capacitación, poruna militancia robusta desde la óptica formativa y ética, además decidida a transformar la sociedad dominicana. Así lo definió Bosch en la introducción de su libro El PLD, un partido nuevo en América: 

“Fue precisamente el atraso político del pueblo dominicano lo que produjo, como reacción ante ese atraso, la necesidad de crear un partido que debía operar como formador de cuadros, de hombres y mujeres nuevos en su posición ante los problemas que afectan al pueblo; o dicho de otra manera, hombres y mujeres capaces de enfrentar los males nacionales…”[20]

En el mismo libro, Bosch cita un texto del primer folleto de su serie de trabajos titulados “Organización y disciplina 1”[21]: “…todos los peledeístas que entran en el Partido por los Círculos de Estudio acaban pensando igual, y los que piensan igual actúan igual, y la actuación igual crea sin esfuerzos una disciplina consciente, no impuesta, no forzada, sino al tipo de disciplina que nace de manera casi natural de las ideas que han sido el alimento teórico de los hombres y las mujeres que se desarrollan políticamente a partir de lo que van aprendiendo en el estudio[22] y en la práctica diaria”[23]

Además de la educación formal en los Círculos de Estudio, se aplicaba la formación alternativa a través de charlas y conferencias, y la publicación del periódico Vanguardia y la revista Política: Teoría y Acción, órgano teórico del PLD. Este medio empezó a circular siendo el profesor Bosch presidente del PRD[24]. Aparecieron 12 números, entre 1972 y 1973. 

Independientemente de la eliminación del Círculo de Estudio como requisito para obtener la condición de miembro del PLD, los Estatutos establecen entre los deberes de sus militantes, en el Artículo 9, acápite b, “estudiar , defender y propagar la teoría, los objetivos estratégicos y las posiciones tácticas del Partido”.[25]Y en el acápite h : “mantener el interés por el desarrollo político a través del estudio y la experiencia que da la práctica.”[26]

Según el artículo 6, “El Boschismo[27]constituye la teoría oficial del Partido, entendida como un conjunto de principios, interpretaciones de acontecimientos históricos, sociológicos, políticos e ideológicos, métodos y lineamientos organizativos desarrollados y explicados en la obra política del Profesor Juan Bosch, así como su ejemplar vida patriótica e intelectual”.[28]

También figuran los métodos de trabajo y su base teórica. En el artículo 5, entre otros acápites, citamos los siguientes: “ b) el respeto a los métodos de trabajo, junto al conocimiento y promoción de los objetivos estratégicos y tácticos del Partido, es la base de la disciplina consciente de los miembros así como de la mística y la unidad del Partido; c) el partido se estructura apegado al predominio de la mayoría democrática y del respeto a la minoría, que regula su vida interna y constituye la condición esencial de su cohesión ideológica y su unidad de acción”. Este último equivale al de Centralismo Democrático, que en los Estatutos del 2001 figuraba en el articulo 2, acápite d. 

En el mismo artículo 5, destacamos estos otros acápites: “g) los mandatos otorgados a organismos, órganos y dirigentes podrán ser revocados cuando violen los principios, los métodos de trabajo y las disposiciones del Partido; el c (está citado ya en la nota al pie No. 8 de este trabajo) ; j) el método fundamental para el tratamiento de las divergencias es la Unificación de Criterios, junto al análisis de sus posibles causas metodológicas y la educación de sus miembros.”.[29]

Aunque no está el Círculo de Estudio como requisito para la membresía, se mantiene todo el corpus doctrinario. El PLD tiene un gran desafío en ese tema: la formación es garantía del sustento de la calidad política de la organización. 

En la medida en que los partidos pierden su cuerpo doctrinario, sus principios, sus esencias, se acercan a su desnaturalización, a la pérdida de su identidad. Ya ha ocurrido con organizaciones de tradición histórica y heroica, que han traicionado expectativas: Partido Revolucionario Institucional( PRI), de México; Acción Democrática (AD) y Copei, de Venezuela; el Partido Justicialista (Peronista), Argentina; Partido Revolucionario Dominicano (PRD), de República Dominicana, y Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), de Perú, entre otros.. 

El PLD ha gobernado un país ubicado en un vagón del tranvía llamado desarrollo,en un momento de auge tecnológico, informacional y de comunicaciónen el sentido más amplio, cosa que, si bien ha significado un desafío del cual el partido ha sabido salir airoso, no es menos cierto que la condición de la región, limita más de un aspecto del quehacer político y de la gobernabilidad misma. 

Así como la imprenta tuvo un profundo impacto en la historia mundial, como propulsor del renacimiento, del desarrollo científico, de las artes y del pensamiento, al igual que en el surgimiento de los Estados modernos; el impacto de la gran red de computadores conectados entre sí con información viajando a una velocidad casi de tiempo real, es comparable en más de un aspecto, a aquella que tuvo en su siglo, la imprenta. 

Son impresionantes los cada vez mayores avances de la ciencia y la tecnología, sin embargo, tienen repercusiones devastadoras no sólo la crisis sistémica que desde hace años afectaa la humanidad, sino la desatada en 2008, en los Estados Unidos. El ojo del huracán se sitúa hoy sobre los países de la llamada Eurozona. 

Ese caos económico y financiero mundial se refleja en la definición que hace la directora-gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde,de este decisivo momento, y advierte sobre una crisis económica similar o peor que la de 1930, en Berlín, el pasado 23 de enero, en el Consejo Alemán de Relaciones Exteriores, donde bservó: “… No se trata de salvar a un país o a una región en particular. Se trata de salvar al mundo de una espiral económica descendente.”[30]

En opinión de George Soros,“…el mundo se enfrenta a uno de los periodos más peligrosos dela historia moderna. En Estados Unidos, incluso, predice disturbios en las calles que conducirán a una represión brutal que limitará las libertades civiles. El sistema económico mundial podría, incluso, colapsar por completo.”[31] 



Esa turbulencia de un mundo en crisis económica, financiera y alimentaria, caracterizado por una gran fragilidad en la política internacional de los mayores polos económicos del planeta, resulta preocupante; más aún, con esa espada de Damocles que pende sobre todos, llamado cambio climático. 

Pero no pueden ser sólo augurios fatales: además de una sociedad de la información y el conocimiento en ascenso, nuevos aires recorren las naciones: América Latina crece hacia la patria grande que soñaron sus fundadores y forjadores, la primavera árabe y los indignados por las injusticias frente a Wall Street, en Nueva York, y a Davos, en Suiza, así como el avance delos países que conforman el Bric (ya Brasil es la sexta economía global), no son sólo símbolo de libertad, sino de que efectivamente vivimos un cambio de época. 



En el caso dominicano, la economía se ha mantenido en crecimiento, propiciando, incluso, la inversión extranjera. Los gobiernos del PLD, encabezados por el doctor Leonel Fernández, han sido el motor de una economía solida y estable. En 2012 el PLD es un partido afianzado en la práctica política, pleno de experiencia. Ha dirigido el país en tres ocasiones, la última de las cuales concluye el próximo 16 de agosto (2012), y están dadas las condiciones para que a partir de esa fecha continúe en el poder, con el licenciado Danilo Medina, como presidente de la República. El Partido ha resultado triunfador en cuatro elecciones consecutivas (las presidenciales de 2004 y 2008, y las congresuales y municipales de 2006 y 2010). 

Sus años de gobierno han contribuido a dotar de conocimiento de Estado y de manejos administrativos a muchos dirigentes peledeístas, lo cual se expresa también en esos que ocupan o han ocupado funciones ejecutivas en alcaldías, ayuntamientos y el Congreso Nacional, así como en labores diplomáticas y consulares. 

A esto se agrega, además, la delicada participación de la alta dirigencia peledeísta, en la escogencia de los integrantes de áreas muy sensibles de la Administración Pública, como la Junta Central Electoral y la Cámara de Cuentas, al igual que las llamadas Altas Cortes: Suprema Corte de Justicia, Tribunal Constitucional y Tribunal Superior Electoral. 

El PLD cuenta hoy con importantes líderes locales, condición que durante años solo podían exhibir los partidos Revolucionario Dominicano y Reformista Social Cristiano. 

La política de alianzas ha constituido un largo aprendizaje para el PLD, formalizada desde 1994, con la Fuerza Nacional Progresista, FNP, de Marino Vinicio Castillo. En aquella ocasión, se contaba con la experienciadel intentofallido de Bosch por seguir en el recién fundado PLD, con el Bloque de la Dignidad Nacional, que él había forjado siendo presidente del PRD. 

De haber cuajado como proyecto programático, en oposición al plan continuista del Partido Reformista, en 1974, y no perecer por los imponderables de la coyuntura política, este gran frente de partidos de distintas ideologías pudo haber cambiado el curso del proceso histórico dominicano de esos años. 

Ha evolucionado la estructura socio-económica del país en estas cuatro décadas, y también se han transformado las instituciones: ya el PLD no es sólo la organización de pequeños burgueses o de clase media de sus primeros años; está permeado por los diversos sectores económicos que componen la sociedad dominicana (pág. 291, libro Grullón). En los años del PLD en la dirección de la Administración Pública, el crecimiento sostenido y la estabilidad macro-económica de la nación han generado esa conexión y sintonía. 

También han recibido la impronta de la epoca las demás organizaciones políticas, sociales y empresariales del país. Aunque algunas se hayan resistido al cambio, muchos de sus dirigentes y afiliados han logrado dar el salto. A esto se suman las alianzas políticas generadas en estos años. 

Podría afirmarse, que el momento político actual es el resultado de ese proceso. Sin embargo, los partidos no utilizan en toda su dimensión las fórmulas y herramientas que aportan las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, tampoco los grandes avances de la administración y las metodologías organizacionales. 

Aunque definen metas u objetivos, en Congresos o Convenciones, hasta donde sabemos, los partidos dominicanos no suelen elaborar planes estratégicos.[32] De estas fórmulas han sacado mayor provecho el sector empresarial, las iglesias, las ONGs, instituciones gubernamentales,militares y universitarias, incluso en estas últimas, incluso sus bibliotecas cuentan con estrategias. 

Los gobiernos de Leonel Fernández han sido importantes aciertos en la historia del PLD. Han dejado huellas en la sociedad dominicana. Además de ser el líder del Partido, se ha constituido en líder de la nación y cuenta con un indiscutible liderazgo regional. Se le reconocen sus esfuerzos en favor de la paz y la distención internacional.Son ejemplo de ello, su mediación en el caso Colombo-ecuatoriano y su campaña en favor del cese al conflicto palestino-israelí, entre otras gestiones en pro dela confraternidad de pueblos y naciones. 

Fernández se ha convertido en una voz que reclama que se tomen medidas contra la especulación financiera en los mercados de futuro de petróleo y alimentos. En apoyo a esta petición, la sexagésima Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó una resolución para enfrentar la volatilidad de los precios de esos productos en los mercados internacionales. 

Al recibir la resolución de manos de Nassir Abdulaziz Al-Nasser, presidente de la mencionada Asamblea General dela ONU, el presidente Fernández definió la aprobación como un triunfo importante para la humanidad. Ya antes había recibido el apoyo de líderes internacionales, incluyendo reyes, mandatarios y presidentes de paísesde diferentes regiones del mundo. 

Le ha correspondido cubrir un trecho importante del proceso de transición que ha vivido el país desde 1961 tras la caída de la tiranía de Trujillo, que condujo hacia el gobierno democrático que encabezó Juan Bosch en 1963. La Constitución de 2010 conecta, en cuanto a modernidad y expectativas nacionales, con la de 1963. Ambas responden a una visión de desarrollo y transformación de la sociedad dominicana. Tienen de común, además, que no fueron hijas de la coyuntura. Sus elaboraciones correspondieron a etapas especiales de la historia nacional. 

Al presentar sus Memorias de 2009, se refirió a la Constitución de 2010,en los términos siguientes: 

“Esa nueva Constitución, que postula el Estado de Derecho, la eliminación de la arbitrariedad y el abuso de poder, la iniciativa popular en materia legislativa, la garantía al pleno ejercicio de las prerrogativas individuales, la equidad de género y la creación de un Tribunal Constitucional, constituye el punto de partida de lo que debe ser el objetivo político fundamental de la República Dominicana en el siglo XXI: la consolidación de la democracia, la libertad y el desarrollo”.[33]

La visión de Estado expresada en la Constitución, se refleja en los montos de los presupuestos y los Producto interno Bruto[34] del periodo 1996 al 2012. Cada cuatro años se ha duplicado el Presupuesto Nacional, aún en los gobiernos de 2000 a 2004;naturalmente, el correcto y equilibrado manejo de la economía en el período precedente incidió en este último comportamiento; y no se duplicó en el lapso 2008 a 2012, probablemente a causa de la crisis económica y financiera de 2008 en los Estaos Unidos y sus efectos, especialmente en Europa, aunque el monto para el 2012 es considerable: 430 mil millones de pesos. 

Su candidatura se convierte en un hecho histórico. Después de los gobiernos de Leonel Fernández, es Medina el segundo candidato presidencial del partido , con las mayores posibilidades de ser elegido presidente de la Republica, según varios sondeos de opinión bien acreditados. 

Formado y forjado en la fragua de la militancia partidaria y las luchas más intensas del PLD por la conquista del poder, ha logrado unificar en torno a su candidatura a toda la organización. A esto suma su experiencia de Estado, como presidente de la Cámara de Diputados y ministro de la Presidencia. Y halogrado compactar un poderoso sector externo, que juega un rol inédito en la historia de las campañas políticas dominicanas. 

En su proyecto proselitista se han introducido fórmulas nuevas en la historia de los procesos electorales del país, por lo menos en la magnitud en que ha llegado a insertársele, como las tecnologías de la información y el comunicación, la internet y las redes sociales. Tanto en la propaganda proselitista como en la operatividad propia de la organización del proceso y el monitoreo cotidiano en las estructuras y núcleos de campaña. 

La candidata vicepresidencial, la doctora Margarita Cedeño de Fernàndez, es una presencia trascendente en la actual campaña electoral. La encuesta Penn,Schoen y Berland la señalan como la figura politicamàs valorada en este momento. Esto se explica por el gran trabajo social que realiza en favor de los sectores màs vulnerables de la sociedad dominicana. 

Al ser proclamada candidata vicepresidencial del PLD, en Santiago de los Caballeros expreso: 

“Mi apoyo a la familia, se sustenta en el convencimiento de que si tenemos familias sanas, formadas en valores, con padres y madres responsables y con oportunidades de trabajo y generación de ingresos, tendremos menos delincuencia, más seguridad, paz y prosperidad”.[35]

Danilo, el candidato de 2012, no es el candidato de 2000. Ha evolucionado profundamente. Su discurso es sintetizado y de consignas precisas: continuar lo que está bien, corregir lo que está mal y hacer lo que nunca se hizo. 

Al ser proclamado como candidato presidencial del PLD, el……. de agosto de 2011, hizo un compromiso solemne: 

“Compañero y maestro Juan Bosch, aquí está su partido, sus militantes y seguidores, aquí estoy yo, este discípulo suyo, dispuesto a seguir el camino 

“Aquí, ante todos me comprometo a ser un gobernante digno de su memoria, de su lucha y de sus anhelos”.[36]

En otra parte de su discurso, manifestó aspectos claves de la filosofía de sus propuestas gubernamentales: 

“Construir una sociedad donde cada dominicana y dominicano tenga la posibilidad de desarrollar sus sueños y sus ilusiones en igualdad de oportunidades”.[37]

Al comparecer a un panel con el candidato Hipólito Mejía, organizado por la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD), dijo esta contundente declaración: 

“Asistimos en todo el mundo a un momento excepcional de la Historia y 

debemos estar preparados para aprovechar esta coyuntura. Vivimos el 

final de un modelo económico y social que se agota y la oportunidad de 

construir un nuevo modelo, un nuevo pacto social y económico en el 

que, esta vez sí, todos tengan las mismas oportunidades”.[38]

Bosch fue en el PLD el más informado y actualizado. Por ello siempre iba al ritmo de los cambios y, en ocasiones, se adelantaba.[39]Hay que volver a las raíces. Esas que lo atan al pueblo, al futuro. Evitar que se esfume todo el corpus de valores y acción política queconvirtió al PLD en una entidad grande y respetada( que lo llevó de los 18 mil votos que obtuvo en las elecciones de 1978 a los triunfos consecutivos en losúltimos cuatro torneos electorales,[40] que lo llevó a marcar la diferencia con el PRD y los demás partidos de la misma tradición. 

Pienso que lo más importante del PLD Post Bosch, los nuevos paradigmas, es ese esfuerzo de Rafael Grullón por colocar en el fiel de la balanza, en las crestas de las olas del hoy y ahora, las esencias de la tradición partidaria boschista, la recuperación de la primavera, en estos tiempos difíciles de la humanidad y del país. Al mismo tiempo, expone cómo la revolución científico-técnica y las comunicaciones impactan en todas las áreas y estratos económicos de la sociedad, haciendo hincapié en las áreas empresarial y política. 

Los nuevos paradigmas se constituyen de todo ese andamiaje de ideas, preceptos, mística, vivencias políticas e, incluso, la experiencia gubernamental, asumido en el marco de los avances y las complejidades del mundo de hoy, para seguir sembrado conciencia individual y colectiva en la sociedad dominicana, vía imprescindible para lograr una verdadera cultura de desarrollo y de plena liberación. 

Santo Domingo, D.N-, 

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