De Luperón, desde Europa, a Hostos quien instala y organiza la escuela normal en el país con el apoyo resuelto de Luperón.
En carta de 15 de febrero 1882, que le dirige Luperón a Hostos. Misiva para el maestro, palabras de gratitud, de aliento, de cariño y previsiones de gloria:
"Mi muy querido y para siempre amigo:
Aquí he leído con verdadero placer los brillantes resultados de los exámenes de la Escuela Normal, que usted dirige y lo felicito de todo corazón.
Muy grande se presente el porvenir de mi patria, preparando con las luces que usted difunde en la juventud de un pueblo: su misión es más que meritoria, es sagrada.
Su método de enseñanza practica y positiva hará de mi país una nación de ciudadanos libres, viriles, inteligentes, sabios, económicos y laboriosos: en una palabra, un pueblo civilizado y digno de llamarse un pueblo independiente en pleno siglo 19.
Todos los que sirven a mi patria, me sirven a mi, y yo, agradecido profundamente de sus inapreciables esfuerzos, de sus inmensos servicios por la juventud de mi patria, en nombre de mi familia y mío le envio un abrazo; si, mi querido amigo, un abrazo con la más sincera cordialidad y con la más profunda gratitud.
Prosiga su tarea adelante y sin inquietarse por las dificultades que presentárselas puedan todavía, ya que usted lo sabe, que no hay mérito en hacer lo fácil sino lo difícil. Hasta ahora solamente toca usted las espinas, después cosechará las flores.
Mil expresiones de la familia y mías para usted y esposa, un beso para los niños y un abrazo para usted y para todos sus discípulos.
Soy muy suyo de corazón, amigo, G. Luperón".
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