Por DIÓMEDES NÚÑEZ POLANCO
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04 marzo, 2016
El día que se anunció al país el resultado de la encuesta que determinó el mayor posicionamiento peledeísta para escoger el candidato a alcalde para el municipio Santo Domingo Este, me encontré con el diputado Lupe Núñez, en una barbería. “Acaba de ocurrir algo muy significativo, extraordinario, compañero”, me dijo, con aire de optimismo.
Lo explicó así: “Cuando la empresa encuestadora informó el resultado final que daba al diputado Alfredo Martínez con un porcentaje superior (27.8% frente a 26.5%) al de su competidora, la también diputada Karen Ricardo, ésta se puso de pie y lo felicitó con un abrazo. Y al ver esa escena la compañera Alejandrina Germán, comentó: compañeros y compañeras, tendremos PLD para rato”.
Esa actitud respondía a la mejor tradición de la historia del PLD. Concebir la política como servicio, además de ser un ejercicio permanente de la democracia verdadera, en el marco de la convivencia civilizada. Un gran mentís a los bochornosos sucesos del 13 de diciembre de 2015, especialmente los de Pescadería, Barahona, y Santiago, llamados a no repetirse, en la medida en que continúen tomándose medidas ejemplarizadoras con los que violen los estatutos y las normas procedimentales que se aplican en los congresos electores peledeístas, así como en los procesos en que se requiera complejidad en su organización y desarrollo.
Tras empoderar a la Comisión Nacional Electora (CNE) del PLD, dos días después de los hechos de diciembre, para que en un plazo prudente investigara rigurosa y exhaustivamente a los responsables de los actos de perturbación para sancionarlos con todo el peso de los estatutos, el Comité Político anunció, el jueves 18 de febrero, sus decisiones al respecto.
En síntesis, se tomaron oportunas decisiones, recomendadas por la CNE: cinco expulsiones y seis suspensiones, así como anulaciones de elecciones o congresos electores peledeístas y la profundización en investigaciones de compañeros, incluyendo a un Director Regional de Educación, por el hecho de que su conductor estuvo involucrado en actos de violencia.
Las decisiones tomadas tocan a las siguientes provincias, municipios y distritos municipales: además de Barahona y Santiago, La Altagracia (distrito municipal de Verón), Santa Bárbara de Samaná (distritos municipales de Arroyo Barril, Las Galeras y El Limón), María Trinidad Sánchez, Nagua (distritos municipales de San José de Matanzas y El Factor), Monte Plata (distrito municipal de Chirino), San Cristóbal, Yaguate (distritos municipales de Hato Dama y Doña Ana) y Hermanas Mirabal, municipio de Villa Tapia.
Al referirse a esos hechos, el doctor Leonel Fernández advirtió que “más que una descripción de lo que ocurrió, lo que resulta trascendente es poder determinar por qué aconteció, cuáles fueron las causas que desencadenaron esos episodios que enlutecen y desdicen de la tradicional conducta de los integrantes del Partido de la Liberación Dominicana”. (“El futuro del PLD”, Listín Diario, 21 de diciembre, 2015, Pág. 2).
“Por supuesto, – prosigue el presidente del partido- el desafío fundamental del PLD consiste en promover la calidad de sus miembros, luego de haberse hecho, en el Sexto Congreso Profesor Juan Bosch, la transición de un partido de cuadros a un partido de masas”. (Ibidem.).
El problema fundamental está en la disminución de la calidad política como consecuencia de la falta de aplicación efectiva de un programa de formación, no necesariamente en la cantidad de miembros. En realidad, ha hecho falta, además, un eficiente control de calidad en el crecimiento de la militancia. Y así proceder a aplicar, de manera coherente, la dinámica dialéctica planteada por el profesor Bosch: de la calidad saldría la cantidad, para volver de nuevo a un proceso de cualificación de sus integrantes.
El propio doctor Fernández plantea en su citado artículo que “ahora, de lo que se trata es un proceso inverso, esto es, el de convertir la cantidad en calidad. Eso así, para que el partido vuelva a un reencuentro con sus raíces, actúe siempre conforme a sus principios fundacionales, con orden y disciplina, y continúe hacia el futuro…”. (Ibidem.)
La garantía de que el PLD pueda cumplir con la visión de Bosch de concluir la obra iniciada por los Trinitarios y continuada por los Restauradores, es implementando, desde de las altas instancias del partido, un programa de estudios políticos, única forma de que pueda insertarse y dar frutos. Es bien sabido que la Secretaría de Formación Política del PLD cuenta con novedosos proyectos, incluso un programa digital de educación política y ciudadana. Pero, como dice el pueblo en su singularísima sabiduría, “una alejandrina no hace verano”.
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