MORAL Y LUCES

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viernes, 19 de febrero de 2016

PLD: preservemos ese legado # 4

Por DIÓMEDES NÚÑEZ POLANCO
diomedesnp[@]gmail.com




Fue tanta la entrega y la pasión que aportaron a su partido los peledeístas hasta el VI Congreso Ordinario Juan Bosch, celebrado en marzo de 2001, que convirtieron a esa organización en una fuerza debidamente dotada para la toma del poder: ya en 1990, con apenas 8 mil miembros en sus organismos, la llevó a ser la más votada y a obtener el triunfo en esas elecciones generales. (Las razones que impidieron a Juan Bosch tomar la Presidencia no son materia de este trabajo).

El crecimiento de la simpatía popular del PLD fue extraordinario, como queda expresado en los datos siguientes, con participación de los aliados: 1978: 18,375; 1982: 179,849; 1986: 387,881;1996 (segunda vuelta) con la coalición del Frente Patriótico (PRSC y otros): 1,446,384; 2000: 753,349; 2004: 2,063,871; 2008: 2,199,734; y 2012: 2,323,150. En los planos congresual y municipal de las últimas dos elecciones, experimentó estos resultados: 2006: 1,155,833 (52.23 %), y 2010:1,859,821 (56.18 %).
Estos números expresan un historial, obviamente avalado por la trayectoria peledeísta, siempre apegada a las mejores causas del pueblo y la sociedad, así las significativas y contundentes ejecutorias gubernamentales. El PLD ha operado, sin duda, como una maquinaria electoral, término que no ha dejado de generar su controversia. Así, doña Carmen Quidiello de Bosch, a raíz del VI Congreso Juan Bosch, en marzo de 2001, expresó:
“Me confieso sorprendida ante las nuevas misiones anunciadas por algunos de los protagonistas cobijados bajo el nombre de Juan Bosch. Se habla de la conversión del partido en una poderosa e invencible maquinaria electoral y nada más”. (Listín Diario, 19 de marzo, 2001).
Tras estas y otras inquietudes de doña Carmen, militante y compañera de vida de Juan Bosch, aparecidas con gran despliegue en el diario citado, ella fue visitada por miembros del Comité Político y la comisión organizadora del VI Congreso, quienes le hicieron las aclaraciones correspondientes.

Tal como infería doña Carmen, el problema no es ser maquinaria electoral, sino el riesgo de que fuera esa la única fortaleza partidaria, cuando en el fundamento de los triunfos y las obras de los gobiernos encabezados por el PLD están, en lo esencial, la doctrina y la trayectoria de mística y disciplina en las que se forjó el partido.

Más aún, cuando los congresos peledeístas, especialmente desde el VI de 2001 hasta el VIII Comandante Norge Botello, en 2015, han acordado y proclamado el “boschismo como la teoría oficial del Partido”, definido en trabajos anteriores de esta mini serie, y la obligatoriedad de ejecutar un eficaz programa de formación política.

Los mayores ejemplos de maquinarias institucionales están en la Iglesia Católica y el ejército: ambas entidades fueron tomadas como paradigmas de disciplina cuando Bosch se propuso modernizar el Partido Revolucionario Dominicano, y también cuando decidió fundar el PLD. “(…). El conocimiento – explicaba – de que tanto la Iglesia Católica como los ejércitos tenían siglos de vida me llevó a pensar que los partidos eran relativamente pasajeros porque no aplicaban métodos de trabajo en sus actividades…”.
La Iglesia, siendo una gran maquinaria social, se convirtió en la religión mayoritaria de Occidente, sin perder sus esencias, su doctrina, constituida en una entidad universal de sólido prestigio: Cuenta con grandes tesoros materiales, espirituales y culturales, y se le reconoce trascendental peso político y moral.

Comenzó siendo una comunidad pequeña, con Jesús como líder y los doce apóstoles, que él mismo seleccionó, con un mensaje de ruptura política y social, frente al Imperio romano; fue conglomerado perseguido y en ocasiones diezmado, pero su templanza y su fe renacían hasta de las cenizas. Esa calidad se convirtió en cantidad, muchedumbre de seguidores por doquier, sin perder sus valores, principios y vocación intelectual, de pensamiento. Su castillo ha sido construido en la roca, no en la arena, lo que explica que ni sus alianzas con imperios, ni cismas como los de 1054, en Oriente, y el de la Reforma Protestante de 1517, ni la Inquisición , ni la pederastia, hayan podido destruirla. Al contrario, como reivindicación humana y símbolo de un cambio de época, lo que ha brotado de su seno es una estrella llamada Francisco.


La Biblia y los evangelios marcan su ruta, su cotidianidad. En gran medida, la Iglesia Católica y otras confesiones han devenido en organizaciones de cuadros y de masas, como aspiró Bosch que fuera alguna vez el PLD, tal como le respondió a Víctor Grimaldi en aquella memorable entrevista de diciembre de 1973.


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