MORAL Y LUCES

MORAL Y LUCES

domingo, 23 de septiembre de 2012

A 39 años del fallecimiento de Pablo Neruda

                                    Una muerte envuelta en el misterio



El 23 de septiembre se cumplen 39 años de la muerte de Pablo Neruda. Su viuda, Matilde Urrutia, siempre negó que hubiera fallecido producto del cáncer de próstata. La denuncia de su último chofer, Manuel Araya, dio pie a una querella criminal presentada por el Partido Comunista, que el ministro Mario Carroza investiga desde hace quince meses. Pronto Carroza tendrá que resolver sobre la exhumación solicitada por el PC para esclarecer la misteriosa muerte de Neruda. “Nosotros no matamos a nadie y, si Neruda muere, será de muerte natural”, había anticipado, sólo una semana antes, el general Augusto Pinochet.
El 19 de septiembre de 1973, temprano en la mañana, Pablo Neruda se despidió para siempre de su hermosa casa de Isla Negra. Tras las gestiones de su esposa, Matilde Urrutia, una ambulancia le trasladó a la Clínica Santa María de Santiago, junto al cauce del Mapocho. Enfermo de cáncer desde hacía varios años, postrado en cama a lo largo de aquel invierno, el poeta se derrumbó física y moralmente la mañana del 11 de septiembre cuando conoció por radio el golpe de Estado, el dramático bombardeo de La Moneda y la inmolación de su amigo y compañero, el Presidente Salvador Allende. Militante comunista desde 1945, hombre de izquierdas desde los días luminosos del Madrid de la II República, el poeta que había dedicado a los pueblos de América su monumental Canto general entendió muy pronto que se cernía sobre su patria la noche del fascismo, de la que tanto había prevenido desde su regreso a Chile a fines de 1972.
Tras un viaje tortuoso, con un humillante registro por parte de carabineros a la altura de Melipilla, a media tarde Neruda y Matilde Urrutia llegaron a la Clínica Santa María. Le aguardaban “las sigilosas”, como él llamaba a las enfermeras, y el doctor Roberto Vargas Zalazar, el urólogo que le trataba desde que sintió las primeras molestias en la próstata a mediados de 1969. El Poeta quedó ingresado en la habitación 406 y al día siguiente recibió la visita del embajador de México, Gonzalo Martínez Corbalá, quien le transmitió la invitación del presidente Luis Echeverría para trasladarse a su país. Neruda rechazó inicialmente aquel gesto solidario, pero su esposa ya conocía la terrible devastación que había sufrido La Chascona. “Entonces tuve miedo, mucho miedo por él”, declaró en 1976 Matilde Urrutia a la revista española Por Favor. Fue en aquel momento, al explicarle lo sucedido en la hermosa casa que hizo construir en 1952 en las faldas del cerro San Cristóbal para cobijar su amor aún clandestino, cuando aceptó partir a México, un país tan vinculado a su vida y a su obra (allí vio la luz la primera edición del Canto general). En pocas horas, el embajador logró que su gobierno enviara a Pudahuel un avión con capacidad para trasladar al poeta con las atenciones médicas necesarias y de paso repatriar la colección de pintura Carrillo Gil.
En pocas horas, la embajada también obtuvo de la Junta Militar la autorización y los pasaportes para que Neruda y Matilde Urrutia salieran del país. Pinochet, que años más tarde presumiría de que en Chile no se movía “una hoja” sin que él lo supiera, estaba perfectamente al corriente del estado de salud y la ubicación del poeta. El 16 de septiembre, de hecho, había declarado a Radio Luxemburgo: “No, Neruda no ha muerto. Está vivo y puede desplazarse libremente a donde quiere, igual que toda persona que, como él, tiene muchos años y está enferma. Nosotros no matamos a nadie y, si Neruda muere, será de muerte natural”.
Y el 17 de septiembre había recibido al embajador español, Enrique Pérez-Hernández, quien, con tacto, le trasladó que “cualquier conducta represiva” contra el Premio Nobel de Literatura de 1971 “podría hacer mucho daño a la Junta”. Pinochet le aclaró que Neruda se encontraba en Isla Negra y pareció haber tomado nota del consejo: “Tendré en cuenta lo que me ha dicho, embajador”. Pero al día siguiente, desde la primera página de La Tercera, que tituló con enormes caracteres, él mismo advirtió: “No habrá piedad con los extremistas”. Evidentemente, Neruda, miembro del Comité Central del PC, encajaba de lleno en este “perfil”.
Vida para un tiempo más
El sábado 22 de septiembre, Gonzalo Martínez Corbalá acudió temprano a la Clínica Santa María con la intención de recoger a los ilustres huéspedes de México y emprender camino al aeropuerto. Sin embargo, el poeta le sorprendió al pedirle que retrasaran el viaje hasta el lunes. En la declaración jurada de Martínez Corbalá que el abogado del Partido Comunista, Eduardo Contreras, remitió hace un año al ministro Mario Carroza, el ex embajador subrayó que ni mucho menos el poeta estaba al borde de la muerte: “Todo indicaba que seguiría viviendo todavía algún tiempo más y ya hacía planes respecto de su actividad en la nueva residencia”.  La denuncia del chofer Manuel Araya contradice el relato que Matilde Urrutia dejó en su libro Mi vida junto a Pablo Neruda y en las numerosas entrevistas que concedió hasta septiembre de 1983. Siempre explicó que aquel 22 de septiembre de 1973 Araya y ella estaban en Isla Negra, recogiendo las últimas pertenencias para el viaje a México, cuando recibió una llamada telefónica de su esposo, quien le pidió que regresaran de inmediato. Ya en la clínica, Neruda le contó, muy alterado y en estado febril, que varios amigos que le habían visitado aquella mañana le habían informado de la magnitud de la represión. “¿Usted no sabía lo que le pasó a Víctor Jara? Es uno de los despedazados…”. Aquella noche, después de que una enfermera le pusiera una inyección, finalmente pudo conciliar el sueño y, según Matilde Urrutia, ya no despertó jamás. “Su muerte fue muy hermosa, porque pasó del sueño a la muerte, él no sufrió”, aseguró en 1976 a Televisión Española. En cambio, Manuel Araya sostiene que aquel sábado el poeta trabajó con normalidad desde su lecho junto con su secretario, Homero Arce, y que fue el domingo 23 de septiembre de 1973 cuando Matilde Urrutia y él viajaron por última vez a Isla Negra. Alrededor de las cuatro de la tarde, una llamada del poeta les habría alertado de que le habían puesto una misteriosa inyección “en la guata”. Regresaron a la Clínica Santa María y allí un médico le pidió que comprara un medicamento en una farmacia y en el desplazamiento fue detenido por agentes de la dictadura y conducido al Estadio Nacional. Araya atribuye la inesperada muerte del poeta en última instancia a Pinochet, que no podía permitir que viajara a México, porque desde allí su voz y su poesía se alzarían para fustigar su actuación criminal.
Cáncer bajo control Cuando a las diez y media de la noche se extinguió la vida de Pablo Neruda, solo estaba acompañado por tres mujeres: Matilde Urrutia, su hermana Laura Reyes y la escritora Teresa Hamel, una de sus grandes amigas, a quien por su alegría vital llamaba “mi ola marina”. Ninguna de ellas denunció jamás que hubiera sido asesinado. A lo largo de su vida, Matilde Urrutia negó siempre la versión oficial de la muerte de su esposo, un cáncer de próstata en fase terminal, anotada en el certificado de defunción por el doctor Vargas Zalazar (el urólogo más prestigioso de Chile entonces). “No lo mató el cáncer”, declaró en febrero de 1974 a la agencia española Efe. “El cáncer estaba bajo control”, aseguró en septiembre de 1983 a la revista Análisis. Incluso, en más de una ocasión, relató que Vargas Zalazar le había explicado un mes antes: “Hasta es posible que muera de cualquier otra cosa”.  Solo en una ocasión, en el verano de 1975, Matilde Urrutia confesó sus sospechas en privado y lo hizo a la enfermera de El Tabo que atendió a Neruda en sus últimos años. E incluso, según el relato ofrecido por la enfermera Rosa Núñez a La Nación en 2005, se refirió a una inyección letal como desencadenante de la muerte. Curiosamente, de una inyección de efectos catastróficos también habló El Mercurio el 24 de septiembre de 1973 al informar sobre el fallecimiento del vate.  Pero, como hiciera Teresa Hamel en una entrevista concedida al desaparecido diario La Época en 1993, Matilde Urrutia sí habló públicamente en diversas ocasiones del trato errorífico que el personal de la Clínica Santa María les brindó desde el mismo instante de la muerte de Neruda, cuando su cuerpo fue llevado a un sótano gélido y tenebroso donde aquellas tres mujeres tuvieron que pasar la que Hamel llamó, en su novela Leticia de Combarbalá, “la tremenda noche sin aurora”. En el sumario judicial sobre el asesinato del ex presidente Eduardo Frei Montalva hay un informe de una sección de la PDI que revela que los vínculos entre este hospital privado, donde Frei fue asesinado en 1982, y los aparatos represivos se remontaban a los primeros tiempos de la dictadura.
Chile tiene una deuda con Pablo Neruda. Su muerte no puede permanecer envuelta en el misterio o, peor aún, atrapada en las sombras del terror de Pinochet. Lo merece el poeta que cantó la lucha de su pueblo, el militante que lo acompañó en los días más luminosos de su historia, el hombre que le llenó de orgullo en aquella hermosa y lejana primavera de 1971.
por Mario Amorós*
*Periodista y doctor en historia. Autor del libro Sombras sobre Isla Negra. La misteriosa muerte de Pablo Neruda.
(Ediciones B-Chile. Santiago, 2012)



da, el 15 de Abril de 2008 a las 02:03

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#2 · Publicado por neftalipabloneruda, el 15 de Abril de 2008 a las 02:06

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#3 · Publicado por neftalipabloneruda, el 15 de Abril de 2008 a las 02:10
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#4 · Publicado por neftalipabloneruda, el 15 de Abril de 2008 a las 02:13
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#5 · Publicado por neftalipabloneruda, el 15 de Abril de 2008 a las 02:16
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#6 · Publicado por neftalipabloneruda, el 15 de Abril de 2008 a las 02:20
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El coste letal de la guerra de drones: una visión muy personal


"Estaba a punto de ordenar un ataque de drone contra un insurgente talibán cuando me di cuenta de que se trataba de un niño afgano jugando"

ICH/The Guardian
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Me vi atrapado entre la necesidad de continuar el debate sobre los drones (aviones teledirigidos sin tripulación) y la necesidad de evitar los recuerdos desagradables que provoca. Utilicé drones durante el punto más bajo de mi carrera militar que fue un período operacional en Afganistán. Recuerdo que alisté un ataque de un Predator estadounidense antes de decidir que el monitor del ordenador no mostraba a un insurgente talibán enterrando un artefacto explosivo improvisado en la carretera, sino a un niño jugando en la tierra.

Después de volver de Afganistán a finales de 2009, abandoné el ejército británico en 2010. Quería distanciarme lo más posible del Reino Unido, y me fui a estudiar a EE.UU. (donde todavía resido). Al hacerlo, me instalé impensadamente en el país que encabeza el desarrollo de la tecnología y utilización de drones, destacada en cada informe sobre un ataque de drones y las usuales víctimas civiles.

La filósofa política Hannah Arendt describió la historia de la guerra en el Siglo XX como la creciente incapacidad del ejército de cumplir su función básica: defender a la población civil. Mis experiencias en Afganistán llevaron el tema a un punto crítico, dejándome incapacitado para comprender de que mi papel como soldado había cambiado, en palabras de Arendt, de “la de protector a ser un vengador tardío y esencialmente fútil”. Nuestras acciones colectivas en Irak y Afganistán después del 11-S fueron, y siguen siendo, una fútil venganza y los drones son el último progreso tecnológico para empoderar esa estrategia defectuosa.

Los drones se están convirtiendo en los instrumentos preferidos de venganza, y su propósito principal es análogo a la cambiante relación entre sociedad civil y guerra, en la cual esta última se realiza a control remoto y a una distancia segura para que la implementación de muerte y asesinato se haga cada vez más agradable.

¿Hipérbole? Pero yo estuve allí. Me senté con mi traje de camuflaje y participé en las clases de reglas de enfrentamiento y de guerra ética. Y francamente, yo no acepto mucho –si algo– de eso ahora, especialmente respecto a los drones. No cabe duda de su efectividad, pero hay terribles consecuencias de su uso incontrolado.

Se puede decir que tanto Pakistán como Yemen son menos estables y más hostiles hacia Occidente como resultado del aumento del uso de drones por parte del presidente Obama. Al estudiar el ponzoñoso legado dejado al pueblo iraquí, y lo que dejaremos al pueblo afgano, es más que deprimente oír hablar de los halcones que merodean por otros escenarios como Pakistán y Yemen, avivando las llamas del intervencionismo.

Temo que la locura en la que participé no termine nunca y que la sociedad acabará atrapada irreversiblemente en lo que advirtió 1984 de George Orwell­: guerras constantes contra el Otro, a fin de forjar una falsa unidad y lealtad al Estado.

Es muy fácil matar si no se ve al objetivo como una persona. Cuando fui a Irak como comandante de tanques, las órdenes de fuego que di al artillero reconocían una cierta legitimidad de la condición de ser humano: “Ese hombre, 100 metros adelante”. Cinco años después en Afganistán, la corrupción lingüística que siempre asiste a la guerra significaba que nos referíamos a “zonas candentes”, “múltiples pasajes en tierra” y “persiguiendo un objetivo”, o “maximizando la cadena mortal”.

El Pentágono opera unos 7.000 drones y ha pedido el Congreso cerca de 5.000 millones de dólares para drones en el presupuesto de 2012. Antes de retirarse como jefe de estado mayor de la fuerza aérea, se informó de que el general Norton Schwartz dijo que “era ‘concebible’ que los pilotos de drones en la fuerza aérea llegarían a exceder en número a los de las cabinas de piloto en el futuro previsible”. No es un mundo feliz, lejos de eso.

La intrusión de drones al campo civil también gana impulso. El presidente Obama firmó una ley federal el 14 de febrero de 2012, que permite que se utilicen en una variedad de usos comerciales y para el mantenimiento policial del orden. El firmamento nunca volverá a ser el mismo. Como en el caso de los elementos más tenebrosos de EE.UU., como su cultura de las armas, se trata de obtener beneficios, el mercado de los drones se evalua ya en 5.900 millones de dólares y se espera que se duplique en 10 años.

Durante mi estadía en Afganistán, los drones eran suministrados sobre todo por EE.UU. ya que nuestra capacidad para drones era minúscula en comparación. Los militares británicos todavía dependen del apoyo de EE.UU., ya que solo poseen unos cinco drones armados. Pero han estado ocupados: en mayo de 2012, el ministerio de Defensa confirmó que habían volado un total de 34.750 horas y habían disparado 281 misiles y bombas guiadas por laser.

Con los continuos recortes en los niveles de personal británico, no es difícil prever que los drones reemplacen cada vez más a los soldados en el terreno. Y ya que el Reino Unido ya tiene la mayor cantidad de cámaras de televisión por circuito cerrado, la intrusión de drones en la vigilancia en Gran Bretaña no requiere mucha imaginación.

Los avances tecnológicos en la guerra no tienen buenos antecedentes en términos de consecuencias imprevistas. Como revela Chris Hedges en su libro War is a Force That Gives Us Meaning, se estima que 62 millones de civiles murieron en las guerras del Siglo XX,  “casi 20 millones más que los 43 millones de personal militar”.

¿Repetirá una tragedia tan demencial el Siglo XXI? Todavía quedan muchos años. Yo diría que deberíamos pecar de precaución y mantenernos profundamente preocupados por los drones.

James Jeffrey es un periodista británico que vive en EE.UU., donde obtuvo una maestría en periodismo de la Universidad de Texas en Austin, en mayo de 2012. Dejó el ejército británico como capitán en abril de 2010, después de servir más de nueve años en Queen's Royal Lancers, incluyendo períodos operacionales en Kosovo (2002), Iraq (2004, 2006) y Afganistán (2009)

© 2012 Guardian News and Media Limited

Fuente: http://www.informationclearinghouse.info/article32498.htm
rCR

Gregorio Luperón: una vida ejemplar

"El general Gregorio Luperón fue un patriota que consagró todo su amor al servicio de la patria por cuya grandeza luchó siempre llevándolo a defenderla y a exponerse ante el peligro, rechazando toda oferta que fuera a manchar el nombre de la República Dominicana” 
Palabras expresada sobre Luperon por el Gral.(R) Jorge Radhames Ozuna en el mausoleo del Panteón Nacional frente a la tumba del General Gregorio Luperon en la celebración del 173 aniversario de su nacimiento.

PINTURA DEL GRAL. GREGORIO LUPERON PINTADA POR EL PINTOR DE LA PATRIA MIGUEL NUÑEZ 



El domingo 8 de septiembre de 1839, nació en la villa de Puerto Plata, un prócer, un incansable luchador de la causa liberal. Gregorio Luperón nació en ese año no por casualidad, sino por una sagrada encomienda de la providencia. No es fortuito que doña Nicolaza Luperón haya alumbrado a poco más de un año de haberse fundado La Trinitaria, al niño que transcurrido un cuarto de siglo se convertiría en líder de La Restauración.

Luperón nació en la adversidad. De esta infancia cargada de infortunios, Luperón aprendió lo que sería útil al soldado guerrero, al político tenaz, al restaurador, al líder del Partido Nacional o Azul. El arte de perseverar, de la lucha constante, la lealtad y la vocación inconmensurable de servicio, se fueron impregnando en su personalidad en estos primeros años de vida.

Estuvo poco tiempo en las aulas, su educación fue autodidacta, pero esto no impidió que fuera un ávido lector, curioso e interesado en conocer las ideas liberales que se fraguaban en todo el orbe y el surgimiento de nuevos estados independientes. Aprendió el idioma inglés primero que el español ya que sus primeras enseñanzas las recibió de un maestro de nacionalidad inglesa. Contaba con apenas 12 años cuando el comerciante Pedro Eduardo Dubocq le confió la dirección de un colmado de corte de madera en Jamao, posición desde la cual demostró don de mando y valor.

DOMINGO NUÑEZ POLANCO POSANDO AL LADO PINTURA DE LUPERON  PINTADA POR MIGUEL NUÑEZ
Se inició en la política a los 18 años, cuando en el 1857 es nombrado Comandante Auxiliar del Puerto Cantonal de Rincón.

No había cumplido los 22 años cuando se produce la Anexión a España el 18 de marzo de 1861. La poca edad no le impidió discernir entre lo saludable y dañino para la patria. Su juventud no fue excusa para dejarse convencer por lo que establecía el Acta de Anexión.

Por su oposición férrea a la ignominia dirigida por Pedro Santana, se vio obligado a salir a su primer exilio: Cabo Haitiano, México, New York y Jamaica. Regresó entrando por Monte Cristi, para integrarse al fallido levantamiento de Sabaneta en febrero de 1863, logrando que lo proclamaran General de Brigada. En La Vega fomentó clandestinamente la rebelión que más adelante apoyaría la proclamación de la segunda independencia el 16 de agosto de 1863, que se materializó con el Grito de Capotillo.

Su primera participación importante en la guerra restauradora, se produjo cuando el 3 de septiembre de 1863 asume el mando de las tropas que atacan a Santiago, impregnando a éstas el estímulo necesario para sitiar esa zona que se le estaba haciendo difícil de vencer a los revolucionarios. Gracias a esta heroica actitud, logró que se le concediera la jefatura de un cantón y que además lo calificaran como un hombre de un “valor fabuloso”.

Ya en los primeros años de ascenso al firmamento, esta estrella de la vida política dominicana dio muestra de su desinterés por el poder político. Luperón sostenía la tesis de que en medio de la lucha restauradora, lo mejor para los revolucionarios no era resaltar las ambiciones políticas particulares, sino la de trabajar de manera mancomunada por un objetivo común: La Restauración de la República.

“Al lanzarme en la arena de la revolución sólo he tenido por móvil el ansia de ver restaurada la República Dominicana, sus leyes y sus libertades”. En ese párrafo de una carta enviada por Luperón a los miembros del Gobierno Provisorio, vemos reiterada su posición de no ocupar cargos políticos que lo alejaran de los campos de batalla. Robustecía su posición de defender el ideal patriótico desde donde pueda dar más a la causa, sin importar comodidad o trascendencia transitoria. No quería convertirse en un burócrata dando órdenes tras un escritorio, en una cómoda oficina.

Con el espíritu de Marte, este guerrero merecedor por demás de ser incluido en un diccionario mitológico por sus hazañas legendarias y por su bizarría inenarrable, a pocas horas de haber renunciado al altísimo honor de convertirse en el presidente más joven en la historia de nuestro país, inicia el peregrinar de la liberación, enfrentando en La Vega el 15 de septiembre de 1863 a las tropas del General Pedro Santana. Ese peregrinar de batallas incesantes contra las fuerzas anexionistas no terminó hasta que en julio de 1865 las tropas españolas abandonaron la isla.

Terminada la guerra, regresa a Puerto Plata dispuesto a llevar una vida como un ciudadano común en un país libre e independiente. Tanto es así que pasado los tres meses de la retirada española se dirige al Congreso expresando sus deseos de apartarse a la vida privada.

El ascenso de Buenaventura Báez al poder, lo obliga a cambiar de opinión. Inicia una revolución para derrocarlo y organiza el Gobierno del Triunvirato que quedó establecido el 1 de mayo de 1866, compuesto por él y dos generales más. Ocupó un lugar en ese triunvirato porque consideró que la patria restaurada corría peligro. Sólo en esas circunstancias, a este eunuco del serrallo que constituye el poder político, se le podía observar ofreciendo una caricia a uno de sus miembros, no porque experimentara el placer carnal producto de los bajos instintos, sino el placer sublime que experimentan las almas superiores tras una misión cumplida y una necesidad satisfecha. Más que su propio bienestar buscó siempre y en todo momento el de la nación.

Logrado su objetivo de derrocar a Báez, rechaza nueva vez la oportunidad de quedarse en el poder, lo que permite que José María Cabral asuma la presidencia, rehúsa ocupar posición en este gobierno. Se dirige a su pueblo y establece allí una casa de comercio con la intención por segunda vez de dedicarse a los negocios.

El 15 de noviembre de 1867 se inicia el período de los 6 años de Báez y con éste una férrea campaña internacional dirigida por Luperón para impedir que el viejo zorro conservador anexara nuestro país a los EEUU. Poseedor de una voluntad diamantina, supo resistir todas las tentaciones, incluyendo la oferta que le hiciera el presidente de los EEUU Ulysses S. Grant, de entregarle 500,000 dólares y el título de gobernador de Santo Domingo si permitía la materialización de la anexión. Resistió todo y finalmente venció.

Como líder y caudillo del Partido Nacional o Azul sólo ocupó el poder provisionalmente en 1879-1880. Su estadía de menos de un año en la Presidencia de la República fue positiva para el país. Como en otras ocasiones cuando se le presentó la oportunidad de permanecer en el poder más allá de 1880, declinó en favor de Fernando Arturo de Meriño. Esta actitud de ceder el lugar que gloriosamente se había ganado fue una constante en toda la vida de Luperón. Siempre cedía y apoyaba a personas valiosas e intachables como por ejemplo a Ulises Francisco Espaillat.

El más grave error de Luperón fue apoyar a Ulises Heureaux (Lilís), quien lo traicionó. Luperón protegió y ayudó a ascender a Lilís bajo su amparo, lo propuso para las elecciones de 1882 y también lo apoyó para las elecciones de 1886, pero no bien había pasado un año cuando recibió la decepción, al darse cuenta de la traición tanto a él como a la patria.

Debido al mal gobierno de Lilís y a sus iniciativas desfavorables para la nación, Luperón quiso reaccionar y proponerse para las elecciones de 1888, pero ya era demasiado tarde. Lilís tenía el control de gran parte del Partido Azul, además de que controlaba el organismo organizador de la contienda. Consciente de la situación y de que las condiciones no le favorecían, Luperón decide retirar su candidatura, lo que permitió que se iniciara la más espantosa tiranía en la República  Dominicana del siglo XIX.

Luperón enfrentó la tiranía de Lilís sin éxito. El tirano tenía un control absoluto de la situación, había desarticulado toda oposición, con el soborno, con el asesinato o el destierro.

El restaurador, impotente, salió del país con su familia. Enfermó gravemente y estaba dispuesto a morir como el padre fundador lejos de su amadísima patria. Saint Thomas parecía que iba a ser la última morada de Luperón, pero Don Emiliano Tejera comunicó a Lilís la situación del más prominente discípulo de Eleuteria, y éste, experimentando el despertar de su conciencia de un terrible letargo, no pudo resistir el dolor que produce el remordimiento, por lo que decidió ir personalmente a buscar a su antiguo jefe y protector. Luperón aceptó porque quería morir en su Puerto Plata querida, en esa tierra paridora de hombres de la estatura de Emilio Prud' Homme, Emilio Rodríguez Demorizi y Carlos Morales Languasco entre otros.

El canto del cisne de este apóstol de la libertad fue una composición breve, capaz de emocionar al más estoico de los mortales. “Los hombres como yo no deben morir acostados”, dijo, cuando sentía que se le escapaba la vida. Intentó pararse pero sólo pudo levantar la cabeza y murió. Eran las 9:30 de la noche, de ese jueves 20 de mayo de 1897. Puerto Plata estaba de luto, pues acababa de perder a uno de sus hijos. Sólo se escuchaba el grito lejano de las olas del Atlántico y el canto triste de las aves nocturnas. San Felipe de Puerto Plata lloraba desconsoladamente.

Bibliografía

• Tolentino Dipp, Hugo. Perfil nacionalista de Gregorio Luperón. Santo Domingo: Editora Enriquillo, 1964.
• Tolentino Dipp, Hugo. Gregorio Luperón: biografía política. Cuba: Casa de las Américas, 1979.
• Bosch, Juan. La guerra de la Restauración. Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 1980.
• Chez Checo, José. Ideario de Luperón, 1839-1897. Santo Domingo: Comisión Permanente de la Feria Nacional del Libro, 1997.
• Luis González, es politólogo. Encargado de la Agenda Legislativa y Judicial de la DIAPE, miembro del Centro de Estudios Sociales de FUNGLODE y Secretario General de la Asociación Iberoamericana de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales (AICIPRI).

POR LUIS GONZÁLEZ



ENTREVISTA A LA LEONEL FERNANDEZ



EL EX PRESIDENTE FUE ENTREVISTADO TRAS EL PREMIO DE "ESTADISTA DEL AÑO
 Leonel Fernández recibió el "Estadista del Año" del Consejo Canadiense para las Américas. 
The Globe and Mail
Toronto, Canadá (Traducción de A. Valenzuela)
¿Qué debe hacer la República Dominicana para seguir reduciendo la pobreza?

¿Qué debe hacer la República Dominicana para seguir reduciendo la pobreza?
Siempre tendrá que ver con el crecimiento económico sostenido: Usted necesitará por lo menos un crecimiento de 6 por ciento durante muchos años -yo diría que 15 a 20- para tener impacto. También se necesitan políticas enfocadas hacia resultados concretos. La educación, por ejemplo. Es el mejor igualador social, que proporciona destrezas para ascender en la escala social. Pero se necesita tiempo. Esta es una lucha permanente y a largo plazo. No es nada que realmente se pueda resolver en un período de cuatro años, o dos. Está arraigada en la historia.

Uno de los mayores problemas para América Latina es la guerra contra las drogas. Usted ha calificado la guerra como un fracaso. ¿Por qué?
Creo que fue [el presidente de EEUU, Richard] Nixon que llamó a una guerra contra las drogas. Pero siempre ha habido una distinción en el papel que juega cada país.

Colombia, por ejemplo, fue un productor de hojas de coca que fueron transformadas en cocaína. Los EEUU y Europa eran principalmente los consumidores de la droga. Un país como la República Dominicana no era ni un productor ni consumidor, sólo un lugar para los tráfico.
Pero con el paso de los años estos papeles se han sobrepuesto. Un país puede ser productor, un trampolín y consumidor. Muchos países de América Latina, por ejemplo, han aumentado su consumo. Así que es más complejo que lidiar con el tráfico de drogas y todas las actividades ilegales relacionadas con la misma. Las armas son otro tema. Se compran con relativa facilidad en EEUU, y si se quedan allí, eso está bien. Pero si son transportadas a nuestros países, crean un montón de dificultades para nosotros. Así que creo que es necesario que haya un nuevo enfoque para hacer frente a estos problemas. Hemos fallado en los últimos 30 años en la lucha contra el tráfico de drogas.
¿Es la actividad militar extranjera la respuesta? ¿Debe perseguir a los narcotraficantes?
Yo hablaría de vigilancia por parte de los militares. Pero no es prudente utilizar a los militares en diariamente para enfrentar el tráfico de drogas. Deben ser utilizados en casos de emergencia, en caso contrario, se debe utilizar a la policía, deben utilizarse otras fuerzas.

Se le atribuye ser un hombre de Estado, por entablar amistad entre personas y naciones que parecen irreconciliables. ¿Cuál es la raíz de su enfoque diplomático?
Yo siempre trato de entender la historia y por qué las cosas son como son. He aprendido que no hay uniformidad en el mundo. Hay diferentes maneras de ver las cosas. La democracia no se puede exportar, como no se puede exportar la revolución. Tiene que venir de dentro, tiene que venir de su propia sociedad. Es un producto de la historia.

Por lo tanto, en los EEUU, usted nunca tendrá una dictadura como la que tuvimos bajo Rafael Trujillo. Podría ocurrir en la República Dominicana, debido a nuestra historia. Y no es que un dictador muere hoy y mañana tendrás la democracia. Se necesita tiempo, porque hay que tener los valores democráticos, la actitud democrática, el comportamiento democrático. Es necesario que haya un sentido de compromiso con estos valores y con este comportamiento.
¿Qué implica eso sobre Venezuela o Cuba? ¿La gente está aprendiendo allí que hay alternativas, van a cambiar en el futuro del lugar en que se encuentran actualmente?
¿Por qué llegó Castro al poder en Cuba? ¿Por qué hubo una revolución en Cuba? Porque nunca hubo un sistema democrático en Cuba. Fidel Castro era candidato para convertirse en legislador en 1952, cuando Fulgencio Batista llegó con un golpe de Estado. Uno siempre se pregunta qué hubiera pasado si el señor Batista no hubiera cometido este golpe de Estado. Tal vez Fidel Castro se habría convertido en miembro de la Cámara de Diputados y, con el tiempo, debido a su talento, sus habilidades políticas, podría haberse convertido en un presidente democrático elegido y la revolución nunca hubiera tenido lugar. Había muchas revoluciones que tenían lugar en América Latina en ese momento, pero ya que el acceso democrático al poder estaba siendo obstruido, no había más remedio que llevar a cabo una revolución.

MEDIACIÓN EN CRISIS INTERNACIONALES
Los EEUU está a punto de ir a las urnas. Si y cuando el nuevo presidente le pide consejos sobre América Latina, ¿qué le sugiere?
El principal reto para un presidente estadounidense electo es la crisis económica mundial. Porque si ese problema no se resuelve, tendrá un impacto en todos los países de América Latina.

Creo que esta es la cuestión más importante de nuestro tiempo. Es la crisis global más profunda y más grave desde la Gran Depresión. Se trata de un problema estructural y si no somos capaces de resolverlo, vamos a tener una crisis económica mundial más profunda que la que tuvimos en el 2008.

La minería es una importante área de crecimiento para el país, y la inversión extranjera ha sido esencial. Pero, ¿puede la propiedad extranjera ir demasiado lejos?
Creo que en este mundo globalizado, no estamos cuestionando ya el origen del capital. En América Latina, hemos tenido mucho éxito, sobre todo en la última década, en la exportación de nuestros recursos naturales.
Lo que hemos hecho hasta ahora es lo que había que hacer. Pero yo diría que es sólo la primera generación.

Una segunda ola será agregar valor, para transformar estos recursos naturales en productos, donde podemos tener más riqueza en general y crear más oportunidades.
 

Monseñor Mejía:el dinero fácil es cáncer social


Monseñor Fausto Ramón Mejía Vallejo llamó a los egresados a actuar con apego a los valores. Archivo
Monseñor Mejía Vallejo dice que el dinero es cáncer social
Fustigó búsqueda del dinero fácil y la corrupción; lamentó haya medios a servicio del capital
Escrito por: FRANCISCO CALDERÓN HERNÁNDEZ
San Francisco de Macorís
 El gran canciller de la Universidad Católica Nordestana (UCNE), monseñor doctor Fausto Ramón Mejía Vallejo, fustigó ayer lo que definió como un gran cáncer social: el deseo de lograr a como dé lugar el enriquecimiento ilícito, la búsqueda del dinero fácil, de las drogas, así como la creciente y galopante corrupción pública y privada,  como norma  de vida.
Lamentó  que cada día crece el individualismo como estilo de vida, el consumismo como ley suprema, el neoliberalismo con su economía de mercado, como una fábrica para producir excluidos sociales; y medios digitales y de comunicación social que, en vez de servir a la verdad y a los valores, muchas veces están al servicio del capital y ponen en peligro nuestra identidad y nuestras tradiciones.
Monseñor  Mejía Vallejo emitió esas consideraciones al pronunciar el discurso central de la sexagésima segunda graduación ordinaria de la UCNE, celebrada ayer en el campus universitario de Los Arroyos, donde 350 nuevos profesionales recibieron sus títulos en diversas profesiones. La ceremonia se llevó a cabo en el polideportivo,  inaugurado en su primera etapa y  levantado a un costo superior a los RD$40 millones.
La invocación del acto y la bendición de las instalaciones  estuvieron a cargo de monseñor Jesús María de Jesús Moya, obispo emérito de la diócesis de San Francisco de Macorís, mientras  la apertura estuvo a cargo del rector de la UCNE, reverendo padre doctor Alfredo de la Cruz.
 Mejía Vallejo habló  además de los cambios vertiginosos  que experimenta el mundo y dijo que este es el segundo cambio de época o de civilización que se registra en la Era Cristiana.
“Todo cambio de época trae aparejado consigo inestabilidad, crisis, inseguridad y desconcierto, que hará que muchos queden atrapados y llevados por la corriente, si  no son capaces de mantener una identidad y unos valores y principios que les sirvan de soportes y de guías para el diario accionar”, subrayó.
Sobre la región. Monseñor Mejía Vallejo destacó las potencialidades de desarrollo que encierra la región Nordeste. “La provincia Duarte es en estos momentos una de las provincias más pujantes y de mayor potencial de desarrollo, por tener muchos recursos naturales y reproductivos; hombres y mujeres emprendedores y más de 20 mil estudiantes universitarios”.
Las claves
1.  Futuro atractivo
Monseñor entiende que la belleza y el entorno natural de las provincias María Trinidad Sánchez y Samaná se convertirán más temprano que tarde en el atractivo turístico más grande del país.
2.  Otra visión
Dijo que la educación superior ahora busca formar profesionales que tengan la capacidad para ser emprendedores, es decir,  que sepan descubrir oportunidades para iniciar sus propios negocios.

sábado, 22 de septiembre de 2012

La crítica revolucionaria


A propósito de la crítica revolucionaria

Segunda Cita: Ni Ubieta ni Isbel y Algo más sobre la crítica revolucionaria y sus enemigos
Rodríguez Rivera en el concierto de Silvio en La Timba /Foto: KaloianNi Ubieta ni Isbel
por Guillermo Rodríguez Rivera
Los antiguos filósofos pitagóricos desarrollaron la idea de la importancia de “lo medio”. La verdad -creía el viejo filósofo y matemático Pitágoras- está en el equilibrio, que al ser humano le cuesta mucho trabajo alcanzar y todavía más mantener. Los antiguos creían en lo que denominaban la aurea mediocritas, que no es (un parón en seco para los malos traductores) la áurea mediocridad, sino la dorada medianía.
El bienestar físico está (el pitagorismo está en los fundamentos de la ciencia médica: Hipócrates era un pitagórico) en conciliar los extremos: ni muy seco ni muy húmedo, ni muy frío ni muy caliente. Es una garantía de la salud del cuerpo humano y de la estabilidad de la propia naturaleza.
El mundo está lleno de extremos, y la sociedad no es la excepción: el neoliberalismo ha pretendido erigir al mercado en árbitro absoluto que no necesita ser regulado, pero cuando la irresponsabilidad y el afán de lucro del mercado bancario provocaron en 2008 la brutal crisis de la que el capitalismo aún no sale, el inepto e inútil estado, representado nada menos que por el propio George W, Bush, vino a rescatar a los bancos con los millones aportados por los contribuyentes norteamericanos.
El socialismo a veces procedió del mismo modo pero al revés: en Cuba estatalizamos el lustrado de zapatos y la venta de granizado, en un alarde socializador que ha terminado como sabemos.
En Observatorio Crítico se ha desatado una polémica entre Enrique Ubieta e Isbel Díaz Torres. Digo, todavía no es polémica: Isbel responde a un artículo de Enrique, y la emprende contra sus puntos de vista, pero Ubieta no ha respondido.
Isbel parece un crítico “a rajatabla” de casi todo lo que haga el gobierno; la emprende contra los proyectos de inversión en Cuba de países extranjeros amigos, como Brasil y China. Ubieta se identifica con todo lo que provenga de cualquiera de los niveles de la administración estatal, con una fe que me parece digna de mejor causa porque, a pesar de lo que dice, gobierno y revolución no son sinónimos.
Cuando apareció La calle del medio, bajo la dirección de Enrique Ubieta, le mandé un artículo proponiendo crear una Comisión de Protección al Consumidor, porque en casi todas las tiendas que venden alimentos no procesados, como queso, jamón, salame (todas son estatales) le roban en el peso al consumidor, quien no tiene a quién reclamarle. Son innumerables las ocasiones en las que el cubano es defraudado por quienes le venden algún objeto o servicio y ya casi ha sido obligado a resignarse, porque no encuentra a dónde acudir.
Todas las tiendas de alguna jerarquía tienen esa comisión de protección al consumidor, pero la preside su administrador, que sería como que el jefe de un organismo fuera a la vez el secretario del sindicato. Como repudiamos el “consumismo” hemos llegado a repeler al ciudadano que consume.
Muchas veces, desde hace mucho tiempo, se incita a los cubanos a tener mentalidad de productores y no de consumidores, pero producir y consumir son las dos caras de una misma moneda.
El consumo es una actividad imprescindible: el hombre tiene que tener una casa donde tener su familia; precisa de los alimentos para mantenerse y del vestido para acudir a su trabajo y mandar sus hijos a la escuela. El consumismo es la patología de esa necesidad: es una manipulación que incita al ser humano a aumentar irracionalmente su consumo, para beneficiar a los que producen y quieren vender. No hay producción sin consumo: el ser humano puede trabajar sin consumir, pero ese sacrificio tiene un límite. Si no hay consumo, en un momento dado el deseo de producir caerá, se detendrá.
Ubieta no publicó mi artículo y ni siquiera me llamó o me escribió para acusar recibo y explicarme por qué no lo editaba. Estuvo entre esos jefes de periódicos que caracteriza el doctor Esteban Morales, que defienden sin tasa a la administración incluso cuando se la critica para mejorarla y no aumentar la muchas veces justa irritación popular.
Perdóneme Ubieta, pero debe precisar su concepto de “anticapitalismo”.
Mi amigo, el grande y desaparecido pintor que fue Raúl Martínez, me dijo una vez, socarronamente, mientras miraba una de las buenas revistas de diseño: “El capitalismo hay que destruirlo, pero con mucho cuidado”. Tenía razón. Los logros del capitalismo que significan progreso y bienestar para el ser humano, no deben de ser rechazados por una sociedad que pretenda desarrollar el socialismo: no son obra de la burguesía, sino del esfuerzo histórico de los trabajadores. Por algo Lenin hablaba de la “herencia cultural”, que no es únicamente el respeto a las grandes obras de arte: la nueva sociedad debe heredar todo lo bueno que se ha hecho por la humanidad en el pasado, porque cultura es energía, comida, vivienda, educación.
Porque, además de uno ser anticapitalista, hay que estar a favor de algo. El complemento del “anti” es el “pro”.
El filósofo y politólogo portugués Buenaventura de Sousa Santos, uno de los animadores del foro del Porto Alegre, escribió que “una sociedad socialista no es aquella donde todas sus instituciones son socialistas, sino donde todas las instituciones están dirigidas a conseguir el desarrollo socialista”.
La equivocada ofensiva anticapitalista de marzo de 1968 en Cuba, le hizo un daño a nuestra sociedad socialista que todavía no hemos conseguido sanar. El estado socialista tenía en sus manos las grandes, industrias, el 70% de las tierras del país, la banca, el comercio exterior y las grandes tiendas, los grandes hoteles, el transporte, la educación, los medios informativos, pero quiso tener también las medianas y pequeñas empresas y las estatalizó. Llegó a socializar el puesto de fritas, pero no fue más que para asumir lo que no podía manejar. No hemos conseguido restaurar esa zona de la economía, esencial para el equilibrio económico de la nación.
Así que, contra el capitalismo, “pero con mucho cuidado”, porque, por lo menos a mí, me interesan la soberanía nacional, la independencia cubana y su antiimperialismo, pero creo que, dentro de esos principios inclaudicables, se puede alcanzar no “el individualismo consumista” que Ubieta con razón rechaza, pero sí un mayor bienestar para el pueblo cubano, que lo merece de sobra.
Con el dominio de la pobreza no se consigue eso que Martí llamaba “el respeto a la dignidad plena del hombre”. La revolución y el socialismo no pueden tener otra misión que no sea conseguir la felicidad del ser humano.
Algo más sobre la crítica revolucionaria y sus enemigos
A propósito de la polémica con Observatorio Crítico y las valoraciones de Guillermo Rodríguez Rivera
por Enrique Ubieta Gómez
Guillermo Rodríguez Rivera, el admirado autor de Por los caminos de la mar o Nosotros los cubanos (2005), intercede en la polémica que todavía no es -dice, porque no he respondido-, entre Isbel y yo, con un rotundo “ni, ni”. Alguna vez conversamos personalmente y compartimos, creo, en viaje a la Venezuela bolivariana, pero no nos une amistad alguna. Estoy seguro que he sido un lector más constante de sus textos que él de los míos, y eso no me ofende, como autor me lleva bastante camino andado. Pero puedo asegurar que me conoce poco. Aclaro esto, porque me atribuye una forma de pensar que no aparece en mis textos, ni se insinúa en el que motiva la “polémica”, que no empezó ahora, ni es específicamente con Isbel (aunque por lo que dice en su texto, también es con él).
Todos los que defendemos la Revolución cubana somos estigmatizados como extremistas, dogmáticos u oficialistas. Guillermo sabe de lo que hablo, porque también él ha sufrido esos ataques. La más común e insólita victoria de tales ataques es hacer que los compañeros de ideas se distancien de uno, hacer que participen de la creencia de que somos así. Guillermo al parecer ha sacado sus propias conclusiones sobre mí de la no publicación de un artículo suyo (hace casi tres años) en el mensuario que dirijo. No cometeré el error de suponer que ese es el hecho que motiva a estas alturas su réplica. Respeto su obra escrita y pedagógica, y por tanto respeto al hombre. Pero sus argumentos se distancian notablemente de la esencia de lo discutido en mi texto y se acercan al tema tratado por él en el suyo no publicado entonces. De hecho, aún cuando desde el título establece el veredicto mediador y reclama un punto medio, ignora las opiniones de Isbel -solo le dedica tres líneas-, e ignora las mías, que ni siquiera se comentan, aún cuando soy el objeto más visible de su discrepancia.
Digamos que Guillermo ha tomado de pretexto un encontronazo mayor para opinar de asuntos colaterales a él sobre los que no tenemos, en realidad, grandes diferencias. Pero ya que se ha traído a este venerado espacio mi polémica con Observatorio Crítico (y no con Isbel, ni con nadie en particular) creo que es imprescindible que exponga su esencia. Apoyo la crítica revolucionaria, y es absurdo lo que dice Guillermo de mí: “Ubieta se identifica con todo lo que provenga de cualquiera de los niveles de la administración estatal, con una fe que me parece digna de mejor causa porque, a pesar de lo que dice, gobierno y revolución no son sinónimos.” ¿De dónde sacó semejante dislate? Lo invito a leer con calma mi más reciente libro Cuba ¿revolución o reforma? (2012), o a recorrer mi blog o las páginas de La calle del medio, para que descubra que esa afirmación es un estereotipo. En muchos textos míos he diferenciado con meticulosidad los conceptos de consumo y consumismo (sobre esto discuto en mi libro con Dieterich, páginas 175 y 176). En mi artículo “Ser o tener, ¿cuál es tu prioridad?” que puede leerse en mi blog la-ísla-desconocida.blogspot.com (13 de septiembre de 2012) digo: “Cuando una persona que es, y tiene, llega, nadie nota lo segundo. Por lo común, aquel que necesita mostrar que tiene, no está seguro de lo que es o no le importa. Es un problema de prioridades. No rechazo la ropa que está de moda, cara y de marca; si es cómoda y bella para quien la usa, es perfecta. Para gustos, colores. El dilema es otro: hacernos servir por los objetos que adquirimos, o servir a los objetos; que ellos existan para hacernos la vida más cómoda y bella, o vivir para ellos, lo que implica vivir para mostrar lo que tenemos. Que una sonrisa inteligente diga más de nosotros que una cadena de oro. Esa es la verdadera batalla, sutil, encubierta, definitoria, entre el socialismo y el capitalismo.”
Guillermo añade, con justicia, que gobierno y revolución no son sinónimos. Es por eso que mi artículo habla de una identidad histórica -sin dudas precaria, pero real, si entendemos que hablamos de una Revolución que ha tomado el poder-, entre ambos términos, con todas las contradicciones propias que genera el estar en el poder, con todos los errores y aciertos que puedan cometerse desde allí. Si el título de mi artículo anuncia la defensa de “la crítica revolucionaria”, y advierte sobre el intento de contaminarla, es precisamente porque reconoce su necesidad. Digámoslo así: que la crítica revolucionaria contribuya a fortalecer la identidad históricamente limitada entre gobierno y revolución, y no a quebrarla; que trabaje por sostener a la Revolución en el poder -que debe ser escrito en minúsculas, porque existe otro Poder, con mayúsculas, global, que lo domina casi todo-, y no por distanciarnos del poder en nombre de la Revolución, ¿para dejárselo a quién?
En esto, como en muchas cosas, el ejemplo de Silvio es aleccionador. Creo que la izquierda revolucionaria, hoy, es antimperialista, como afirma Silvio -que es la forma actual del capitalismo-, o no es y esa afirmación no reivindica, por favor, la validez de una medida concreta, como lo fue la Ofensiva Revolucionaria de 1968. Solo una sociedad alternativa a la que promueve el consumismo, a la que deshumaniza el trabajo, a la que prioriza el tener sobre el ser; solo una sociedad que convierta a las masas en colectivos de individualidades, y los haga protagonistas de su vida y de su tiempo, es viable para la Humanidad; yo la llamo socialismo y en ella debe primar la más democrática de las aspiraciones posibles hoy: “de cada quien según su capacidad, a cada quién según su trabajo”. Si alguien entendiera que la oposición entre capitalismo y socialismo son los puntos extremos referidos, aún cuando éste tome de aquel lo que sirva, que es mucho, no lo dudo, para el momento histórico -el socialismo no es un lugar de llegada, sino un camino-, pues sí, estoy en el extremo del socialismo. Como no creo que Guillermo se refiera a esto, no acabo de ver mi posición extrema.
Hay dos párrafos, uno en mi texto y otro en el de Isbel, que en mi opinión expresan como ninguno la esencia de lo que discutimos.
Digo yo:
-”resulta incomprensible desde la buena fe, que algunas personas que se definen en la super izquierda defiendan -desde categorías francamente burguesas-, el “derecho” político de los propugnadores, pagados o no, del capitalismo neocolonial. El abrazo nacional no puede producirse en la orilla capitalista. La aceptación de lo diverso parte de reconocer que el socialismo (no el socialdemócrata, hablo del anticapitalista) es la plataforma nacional. La necesaria unidad de la nación no presupone la homogeneidad del pensamiento, ni la unanimidad de criterios, debe estimular el debate y la crítica revolucionarias, siempre en oposición a las de la contrarrevolución; pero la unidad de la nación la proporciona el proyecto colectivo de justicia social, anticapitalista, que garantiza y es garantizado por la soberanía nacional.”

Dice Isbel, que califica de “tiránico” al Gobierno cubano:
- “Pero si vamos un poco más allá, solo podemos sonreírnos ante la ‘ingenuidad’ del autor, cuando miramos y vemos que los capitalistas hace rato están en el poder, protegidos bajo las casacas empresariales, militaristas, etc. Ubieta finaliza su texto con una parrafada tan esquizo, que no resiste el más elemental análisis. Acepta lo diverso, pero no lo acepta; no desea la homogeneidad del pensamiento, pero excluye a los procapitalistas; habla de unidad nacional, pero no en ‘la orilla capitalista’.”

No son supuestos. En los últimos meses, Observatorio Crítico ha reivindicado la presencia en sus espacios digitales de Yoani Sánchez y del proyecto Estado de SATS, explícitamente liberales y procapitalistas. La contrarrevolución de Miami, por su parte, hace lo mismo: elogia y publicita el “trabajo” que hace Observatorio Crítico desde “la izquierda”. La fórmula de los super izquierdistas es esta: el Gobierno cubano es capitalista, unámonos a los capitalistas para derrocarlo. Extraña fórmula. ¿No sería más sensato decir, si es que hay capitalistas en el poder, unámonos a los revolucionarios en el poder para barrer a los capitalistas en el poder y fuera de él? Recuerden la trágica experiencia de Granada, donde una fracción supuestamente más radical traicionó a Maurice Bishop y propició la invasión militar del imperialismo estadounidense.
Cualquier texto medianamente complejo propicia múltiples lecturas e interpretaciones. No me siento traicionado por otras lecturas ajenas a mis intenciones, más parecidas a las experiencias y preocupaciones vitales de esos lectores. Me siento sin embargo reivindicado y halagado por la lectura de Silvio, y quiero finalizar citándolo, para hacer mío su criterio:
“Recomiendo, sobre todo a los adictos a los temas ideológicos, este interesante artículo de Enrique Ubieta. Como todo escrito de ideas, puede llevarnos a varias conclusiones. Por mi parte no lo interpreto como un veto a la diversidad de ideas que puede existir –y existe– en la comunidad revolucionaria; y creo que tampoco signifique que para ser revolucionario hay que callarse ante todo lo dispuesto por un gobierno, por muy revolucionario que sea. Toda gestión rectora necesita distintos puntos de referencia para tener una visión tridimensional de la realidad. La diversidad es más revolucionaria que contrarrevolucionaria. En definitiva el mismísimo Marx dijo que su divisa era dudar de todo.”
(Tomado de SegundaCita)

“La Revolución cubana es una obra Evangélica”


Frei Betto en encuentro con Fidel: “La Revolución cubana es una obra Evangélica”

Frei Betto en el encuentro con Fidel Castro, en La Habana. Foto: Alex Castro/ Cubadebate
Frei Betto en el encuentro con Fidel Castro, en La Habana. Foto: Alex Castro/ Cubadebate
Transcripción: Cubadebate
Comandante, con profunda tristeza para los enemigos de este país -y enorme alegría para nosotros, los amigos de este país- se constata su excelente estado de salud y brillante lucidez. Usted ha dicho que Chávez se preocupa de cada detalle y a mí me gusta el sistema cubano de división social de trabajo: el pueblo cuida de la producción económica, Raúl de la política y Fidel de la ideología, como todos (hemos apreciado) esta tarde  que pasamos aquí. Dos temas quizás no son tratados aquí todavía o no se han tocado. Voy a empezar por el primero, que se tocó brevemente por Pérez Esquivel:
Cuando me preguntan cómo logré conocer bien la Revolución cubana, yo digo: No basta conocer la Historia de Cuba, no basta conocer el Marxismo, hay que conocer la vida y la obra de Jose Marti. Para entender a Fidel como lo ha hecho Katiuska (Blanco) hay que conocer la pedagogía de los Jesuitas.
Muchos aquí, como Santiago Alba, el compañero de Túnez, ha experimentado lo que significa una prueba oral en una escuela de Jesuitas. Es duro.  De ahí viene Fidel.   Yo no soy Jesuita, no estoy haciendo ninguna propaganda. Soy Dominico, pero como soy amigo de Fidel,  nos pusimos de acuerdo Dominicos y Jesuitas. En la tradición Jesuita hay una costumbre que se llama examen de conciencia, que se hace en este país, con otros nombres.
Hubo un tiempo -aquí vengo hace más de 30 años-, que se hablaba de Emulación, después de Rectificación, ahora de Lineamientos. Si  Stalin estuviese vigente, la gente de aquí de Cuba iba a ser llamada “rectificacionista”. Pero mucha gente no se da cuenta que aquí no se hace cambios en la línea de Lampedusa -cambiar para dejar que quede todo como está-, se hacen los cambios para mejorar esta obra social de la Revolución, que es una obra desde mi punto de vista, no solamente política o ideológica, es una obra Evangélica.
¿Qué significa evangelismo de Jesús? Significa dar comida a quien pasa hambre, salud a quien está enfermo, amparo a quien está desamparado, ocupación a quien está desocupado. Eso está en la letra del Evangelio. Por eso digo que esta es una obra trascendente.
Muchas veces nosotros, en los movimientos progresistas, no estamos haciendo  lo que hace la Revolución cubana, nuestro examen de conciencia o nuestra autocrítica. ¿Por qué no hay movimientos progresistas en el mundo, con excepción de los de América Latina? Ante la crisis financiera en Europa, ¿qué propuesta tenemos?  Se habla de ocupación de Wall Street, que es un movimiento de indignación, pero mucha gente no se da cuenta de que Wall Street significa “La calle del muro”, y mientras este muro no venga abajo, nuestra indignación no va  a resultar en nada. Va a ser buena para nosotros, no para el pueblo.
Dos cosas son fundamentales, y esas dos cosas se han practicado en la historia de la Revolución cubana. Primero: tener un proyecto, no solamente la indignación. Tener una propuesta, metas. Y, segundo, raíces populares, contacto con el pueblo. Gramsci decía: “El pueblo tienen las vivencias, pero muchas veces no comprende su situación”. Nosotros, intelectuales, comprendemos la realidad pero no la vivenciamos.
Se habló mucho aquí de internet, y creo que hay allí una trinchera de lucha muy importante, pero yo tengo 13 000 seguidores en Twitter,  y confieso que me siento mucho más feliz trabajando con 13 campesinos, 13 desocupados,  13 obreros. Muchas veces nuestros movimientos hablan por el pueblo, quieren ser vanguardia del pueblo, escriben para el pueblo, pero no se comprometen con el pueblo.  Deberíamos hacer una cierta higienización política. El pueblo no tiene buen olor para nosotros los intelectuales, los artistas, los inteligentes, los cultos. Si el pueblo no va a nosotros, no vamos a ninguna parte.
Cuba es el único país de America Latina que tuvo una revolución exitosa, pues hubo hace poco otras revoluciones en Nicaragua, y otras, pero la más exitosa es esta. Pues no es una revolución como la que hubo en Europa, que era un socialismos peluca, que venía de arriba para abajo. Aquí no, aquí es pelo, de abajo para arriba -yo iba a seguir un poco la ecuación del pelo, porque Zuleica (Romay, presidenta del Instituto Cubano del Libro) tiene un pelo breve, Abel tiene un pelo largo y Fidel tiene equilibrio-. Y la virtud está en el medio.
La hora va avanzando y yo sé que el Comandante tiene todavía esta noche tres delegaciones, hacer ocho llamadas internacionales, leer tres libros y más o menos 200 cables, porque la receta de esta capacidad de trabajo es un secreto de Estado de Cuba. No esperen saber, porque no vamos a saber nunca.
Llamo la atención sobre esto: hay que hacer una autocrítica, preguntarnos cómo está nuestra inserción social para la movilización política y qué proyecto de sociedad estamos elaborando junto con este pueblo, junto con los indignados, campesinos, desocupados.
El segundo tema del que no se habló:
Por evocación del presidente Lula Da Silva y ahora por acogida de la presidenta Dilma, del 20 al 22 de junio de este año se va a reunir en Rio de Janeiro la (reunión) Río +20, donde estuvo el Comandante en el 92 e hizo su más breve discurso, siete minutos, una sorpresa internacional porque todos pensaban que iba a hablar demasiado, pero dijo una frase que se quedó consagrada: Hay que salvar la principal especie en extinción, el ser humano.
¿Qué tenemos que hacer nosotros de ahora en adelante? Convencer a nuestros gobiernos a estar presentes en Río de Janeiro. No podemos permitir que todos esos jefes de Estado den la espaldas a la cuestión ambiental, porque no se trata de salvar el medio ambiente, se trata de salvar el ambiente todo. La gente del G-8 no tiene ningún interés en eso.  Obama ha ido a Copenhagen porque había recibido equivocadamente el premio Nobel de la Paz -para vergüenza de Esquivel-, y tenía que pasar por Copenhagen para llegar a Oslo, tenía que hacer una escala técnica. Fue a la conferencia para hacer una demagogia, mas no está comprometido con eso.
Entonces nosotros tenemos dos tareas: movilizar a los jefes de Estado de nuestros países, convencerlos de estar presente en Rio de Janeiro, porque estar presente allí es apoyar todo un proyecto de preservación ambiental efectivo, de salvación de la humanidad, de salvación de este planeta que ha perdido el 30 por ciento de su capacidad de autogeneración. O hay una intervención humana o vamos una apocalipsis.
Ahí se va a realizar la Cumbre de los pueblos y la presidenta Dilma nos ha dicho en Porto Alegre, en el Foro Social temático, que  esta reunión es más importante que la reunión de los Jefes de Estado. Entonces nuestros movimientos tienen que estar presentes para que esta cumbre pueda sonar muy alto en todo el mundo y cada vez concientizar más gente en este proyecto ambiental que por su urgencia tiene también una dimensión política muy curiosa. El tema de la ecología, de todos los temas curiosos, es el único que no hace distinción de clases. La ecología es como los aviones comerciales, que tienen dos clases, ejecutiva y económica, pero, cuando viene abajo, todos mueren igualito. No hay privilegios.
Y termino, Comandante, agradeciéndole por su paciencia, su diálogo con todo este grupo, su capacidad de escuchar. Agradezco, también, a Abel, a Zuleica, a todos los compañeros y compañeras de Cuba, al pueblo que nos escucha, que se interesa por nuestro debate, por nuestra conversación. Pido que Dios bendiga a este país y que cuide la vida de Fidel y su salud

EL DUARTE DE MIGUEL NÚÑEZ

DANIEL BALCÁCER: EL DUARTE DE MIGUEL NÚÑEZ

De  Juan Pablo Duarte  solo se conoce una fotografía hecha en  Caracas  en 1873 cuando el patricio contaba con 60 años de edad.  A...