MORAL Y LUCES

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miércoles, 29 de marzo de 2017

Juan Bosch: la guerra de las galaxias

LA GUERRA DE LAS GALAXIAS 




















LA GUERRA DE LAS GALAXIAS
Juan Bosch

Publicado en Política, teoría y acción, Año VI, N° 58, Santo Domingo,
Enero de 1985
“Los hechos  que tienen  importancia en la vida de un pueblo  no pueden verse  aislados… habría que ir mucho más  atrás porque todos los acontecimientos  históricos  tienen raíces múltiples  y algunas de ellas nacen mucho tiempo antes de lo que se ve a simple vista. Esto que acabamos de decir es lo que explica que a la hora de analizar cada momento de la historia  debemos  partir del  conjunto  de los hechos  anteriores”  Juan Bosch

Las grandes masas de los pueblos del Tercer Mundo oyen hablar de la Guerra de las Galaxias y no tienen idea de lo que significan esas palabras. Tal vez una minoría de personas, entre las cuales habría mayoría de niños, crean que se trata de aventuras protagonizadas por héroes de películas que batallan contra unos cuantos “malos” en las regiones más altas de los cielos porque han visto episodios cinematográficos o televisados en que toman parte hombres que cruzan por esas regiones armados de pistolas electrónicas y vestidos con trajes de brillantes colores y corte ultramoderno que se trasladan a fascinante velocidad de la Tierra a otros planetas persiguiendo a sus enemigos; pero la Guerra de las Galaxias a que se refieren los periódicos y las noticias de radio y televisión no tiene nada que ver con las películas y los cartones animados basados en ese tema. La Guerra de las Galaxias es el nombre que desde hace algún tiempo se les viene dando a unos planes militares que se basan en el uso de un poderío nuclear capaz de aniquilar la vida de los seres que pueblan el mundo en que vivimos con la probable excepción de una mayoría de los que viven en los mares; y para que el lector comprenda de dónde procede esa amenaza vamos a hacer una breve explicación de lo que es el poderío nuclear.

Antes del año 1945 un número muy corto de personas sabían que en la naturaleza había una fuente de energía llamada átomo y que el átomo consistía en cada uno de los pequeñísimos cuerpos eléctricos de que está constituida la materia, pero mucho menos se sabía, con la excepción de algunos grandes conocedores de las Ciencias Físicas, que de los átomos podía obtenerse una fuerza explosiva millones de veces más poderosa que la dinamita, que hasta entonces era el explosivo más potente que el hombre podía producir y controlar a su conveniencia; y sucedió que a mediados de julio de ese año 1945 un grupo de científicos que habían estado trabajando secretamente en un plan destinado a fabricar una bomba atómica, hizo estallar una de prueba en Álamo Gordo, un lugar de Nuevo México, Estados Unidos, y con esa prueba comenzó la Era Atómica es decir, una época nueva de la historia porque la explosión de Álamo Gordo demostró que a partir de ese momento la humanidad disponía de un poder energético cuya existencia había sido insospechada hasta entonces.

Ese poder podía usarse en la guerra para aniquilar militarmente al enemigo, pero también en la paz para ejecutar grandes proyectos de planes beneficiosos para la humanidad, y se usó en la guerra que se llevaba a cabo entre Estados Unidos y su aliada la Unión Soviética contra Japón. Esa era la parte final de la llamada Segunda Guerra Mundial, que había terminado en Europa con la rendición de Alemania el 8 de mayo de 1945 pero seguía en el Pacífico entre norteamericanos y soviéticos de una parte y japoneses de la otra. La bomba atómica fue usada por primera vez el 6 de agosto de ese año 1945, apenas tres semanas después de ser probada en Álamo Gordo; se lanzó sobre la ciudad de Hiroshima, donde además de matar por achicharramiento y por asfixia y de inutilizar por quemaduras profundas a más de 200 mil personas destruyó el centro de la ciudad, todo ello con una sola explosión de corta duración.

La posesión de la bomba atómica convirtió a Estados Unidos en la mayor potencia militar del mundo, pero no por mucho tiempo porque en 1949 la Unión Soviética anunció que había terminado el monopolio norteamericano del poder atómico, lo que significaba que los soviéticos habían fabricado también una bomba atómica y a partir de ese momento empezaría una carrera de competencia entre los dos países que acabaría colocando a la Unión Soviética en el mismo nivel de poderío militar que los Estados Unidos, y no sólo por su dominio de la energía atómica sino además el de la energía nuclear.

¿Cuál es la diferencia entre la energía atómica y la nuclear?
Que la segunda se manifiesta con mayor poder que la atómica porque es el resultado de la integración de un núcleo atómico creado por la unión de dos núcleos de masa más ligera, que se dividen mediante la llamada fisión nuclear. La energía nuclear no deja residuos radioactivos como los deja la atómica, pero además no se agota. La tecnología de la fusión y de la fisión nuclear fue descubierta años después de haberse fabricado la primera bomba atómica, y con ella los norteamericanos hicieron en 1952 la primera bomba termonuclear, cuya capacidad de destrucción era mil veces mayor que la que se lanzó sobre Hiroshima; pero los soviéticos habían avanzado en la física atómica tan de prisa que fabricaron su bomba termonuclear un año después, es decir, en 1953, y se adelantaron a Estados Unidos en la fabricación del primer cohete balístico intercontinental, es decir, que podía salir de territorio soviético y llegar en corto tiempo a cualquier lugar de América del Norte llevando una bomba nuclear.

Ese cohete balístico fue terminado en 1957, año en el que la Unión Soviética produjo también el primer satélite espacial tripulado por hombres, que fue el conocido con el nombre de Sputnik, y así como la humanidad había entrado el 16 de julio de 1945 en la Era Atómica con la explosión en Álamo Gordo de la primera bomba hecha a base del poder explosivo de los átomos (que en ese caso fueron isótopos de átomos de plutonio), el 4 de octubre de 1957 se inició la Era Espacial con el lanzamiento en la Unión Soviética del Sputnik, y lo decimos para que el lector se dé cuenta de que para esa fecha, exactamente cuarenta años después de haber comenzado la Revolución Rusa, la sociedad que la inició cuando era una de las más atrasadas de los países de Occidente se había convertido en la competidora de la más desarrollada del mundo capitalista.

Pero para el 1957 la Doctrina Truman de la Guerra Fría tenía cinco años de lanzada y el gobierno de Eisenhower, sucesor de Truman, no iba a tolerar que esa doctrina quedara hundida en un mar de incapacidad norteamericana para mantener la supremacía nuclear sobre la Unión Soviética, de manera que Estados Unidos apareció construyendo en 1958 un cohete balístico intercontinental y un satélite tripulado por hombres y en 1960 navegaban por las aguas del Atlántico submarinos porta cohetes. Fue ocho años después cuando la Unión Soviética construyó submarinos del mismo tipo y en el mismo año (1968) fabricó cohetes de cabezas nucleares múltiples que llegaban con un retraso de dos años comparados con los que Estados Unidos había fabricado en 1966.

En el camino de la competencia se había ido muy lejos. La bomba de Hiroshima fue llevada a bordo de un avión que volaba a 360 millas por hora y en 1985 un cohete MX de cabezas nucleares múltiples viaja a razón de 15 mil millas por hora, pero además, mientras la bomba de Hiroshima mató e hirió a más de 200 mil personas la que lleva un MX puede matar, herir o inutilizar de por vida a varios millones porque la bomba de 1945 tenía un poder destructor equivalente a 15 mil toneladas de dinamita y un cohete nuclear actual lleva en su seno la capacidad aniquiladora de 5 millones de toneladas de ese explosivo.

El hecho de que la Unión Soviética diera muestras de que podía sobrepasar a Estados Unidos en la carrera de los armamentos nucleares como lo hizo al producir en 1957 el primer cohete balístico intercontinental, facilitó la apertura entre los dos grandes poderes de negociaciones para ponerles límite a la producción y el uso del armamento nuclear. Esas negociaciones condujeron a una cadena de acuerdos iniciada con el Tratado de la Antártida del año 1959 firmado por 26 gobiernos; el de 1963 mediante el cual se estableció una conexión telefónica directa entre Moscú y Washington para que los jefes de los gobiernos norteamericano y soviético pudieran entrar en contacto directo si se presentaba una situación de crisis que pusiera en peligro la paz mundial, y ese mismo año 111 gobiernos firmaron un Tratado que prohibía el uso de la atmósfera, el Espacio exterior y las aguas profundas para hacer en ellos pruebas de armamentos nucleares; en 1967 83 Estados se adhirieron a un Tratado que prohibía colocar armas nucleares en órbita terrestre y su estacionamiento en el espacio exterior y 22 gobiernos latinoamericanos declararon sus territorios libres de posesión, almacenamiento o pruebas de armas nucleares; en el 1968 119 Estados firmaron un Tratado en el que se prohibía la transferencia a países que no tuvieran armamento nuclear de armas o de tecnología de ese tipo y además se comprometían a negociar para detener la carrera armamentista; en 1971 71 gobiernos acordaron prohibir pruebas submarinas de armamentos nucleares dentro de los límites de 12 millas fuera de sus costas.

Todos esos tratados indicaban que la posesión por parte de la Unión Soviética y de Estados Unidos de enormes arsenales nucleares preocupaba a gran parte de la humanidad, incluidas en ella las poblaciones de los dos poderosos países, y a partir de 1971, incluido ese año, los gobiernos norteamericanos
y soviético llevaron a cabo varios acuerdos; el de 1971 de medidas para evitar accidentes o uso no autorizado de armamento nuclear; el llamado SALT I, de 1972, que limitaba las áreas de estacionamiento a sólo dos en cada uno de los dos países para sistemas de cohetes antibalísticos y en una segunda etapa congelaba el número de submarinos lanzadores de cohetes balísticos intercontinentales; el Acuerdo 1973 para consulta de los dos gobiernos cuando hubiera peligro de una guerra nuclear; los dos Tratados de 1974 que prohibían las explosiones de prueba bajo tierra de bombas de más de 150 kilotones (equivalentes a 150 mil toneladas de dinamita) y las explosiones en grupos que sumaban más de mil 500 kilotones; y por último el Acuerdo SALT II de 1979 por el cual se limitaba el número de vehículos portadores de materiales nucleares estratégicos, lanzadores de cohetes de múltiples cabezas o de bombarderos con cohetes de múltiples cabezas o de bombarderos con cohetes crucero de largo alcance y prohibición de estacionar nuevos cohetes balísticos intercontinentales.
De esos Tratados y Acuerdos, Estados Unidos no ratificó los dos de 1974 ni el llamado SALT II; lo que hizo fue dedicarse a fabricar cohetes destinados a cercar desde países europeos a la Unión Soviética con la bomba de neutrones, destinada a matar soldados y población civil, pero sin causar daño alguno a los edificios o construcciones de otro tipo, y con los cohetes Pershing que pueden atravesar toda Europa y caer en Moscú siete minutos después de haber sido disparados.

Con la llegada al poder en Estados Unidos de los líderes del Partido Republicano encabezados por Ronald Reagan, hecho que se produjo al empezar el año 1981, pasó a ser eje ejecutado un programa de gobierno cuya política exterior estaría vinculada a la producción de armas nucleares pero que en la campaña electoral de 1980 se expresaba en consignas que ocultaban esa vinculación. Lo que ofrecía el candidato presidencial republicano era la restauración del poderío de su país con lo cual aludía, sin mencionarlo, al poder militar, porque referirse directamente al poder militar era una manera de referirse a la producción de nuevas armas nucleares.

“Estados Unidos debe negociar desde una posición de fuerza”, afirmaba Ronald Reagan después de haber asumido la presidencia del país; pero esa posición privilegiada sólo podía alcanzarse negociando con los gobiernos de Europa Occidental, miembros de la OTAN, es decir, aliados de América del Norte, para lo cual se requería hallarse en posesión del aparato del Estado; y tan pronto llegó a la Casa Blanca, Reagan y sus hombres de confianza pusieron en práctica el plan de sus consejeros habían elaborado antes aún de que comenzara la campaña electoral, que consistía en instalar en Europa la nueva cohetería norteamericana y sobre todo la bomba de neutrones con lo cual quedaban sin valor los Tratados de 1974 y el llamado SALT II celebrados con la Unión Soviética y pasaba a adquirir su papel de propaganda política la locución Guerra de las Galaxias.

El significado de esa locución era, y sigue siendo, guerra llevada a cabo en el Espacio, fuera de la Tierra, en las regiones del Universo por donde vuelan día y noche sin ser advertidos por los pueblos del mundo unos aparatos portentosos, y a la vez poderosos, que desde las alturas de muchos kilómetros en que transitan pueden grabar conversaciones telefónicas y retratar un automóvil que rueda a lo largo de una carretera; que pueden acumular en computadoras los datos de todo lo que sus mecanismos de observación captan a la distancia en cualquier país, gracias a los cuales el gobierno que los usa tiene informaciones detalladas de cuanto pasa en un territorio dado.

Estados Unidos tiene el poderío que le confiere la posesión de aparatos nucleares de todo tipo y con ellos de los que le corresponden a una gran potencia espacial, pero la propiedad de tanta maquinaria portentosa no parece estar acompañada por una noción clara de los peligros que conlleva el uso de esos aparatos. Si los hombres que dirigen el Estado norteamericano tuvieran esa noción no alentarían el uso de una propaganda política como la que se hace estimulando la llamada Guerra de las Galaxias, porque una guerra hecha con armamento nuclear en el Espacio terrestre destruirá la atmósfera que nos rodea, y sin esa atmósfera no podría haber vida en la Tierra.  No lo habría para los soviéticos, pero tampoco para los norteamericanos y mucho menos para los miles de millones de seres que forman la población de Tercer Mundo, entre los cuales estamos los dominicanos.

Santo Domingo,
18 de enero de 1985.

jueves, 23 de marzo de 2017

El dilema de dos partidos, el Partido Comunista Chino y el PLD en RD



Al igual que en el Partido Comunista Chino, en el PLD República Dominicana  han estado surgiendo de manera espontánea grupos y movimientos con una actitud crítica hacia los dirigentes de la cúpula  que hoy quieren reescribir la historia de un partido cuyo líder y fundador  viajó a mejor vida con la creencia de que le dejaba a su pueblo un instrumento de lucha para que los dominicanos alcanzara mejores niveles de vida, progreso y justicia social.

La sangre sigue hirviendo

Hace casi un año os hablé de la conmemoración del 50 aniversario de la Revolución Cultural y de cómo el poder intentaba hacer todo lo posible porque pasase desapercibido para la población. No lo logró. En China hay un movimiento, cada vez mayor, que critica el capitalismo y lo que supone. Entre otras cosas, el intento nada oculto de reescribir la historia de China.

La resistencia se agranda y ya comienza a haber una gran grieta entre el sector dominante dentro del Partido Comunista y las bases militantes (84 millones de afiliados). Incluso entre el PCCh y la gente normal y corriente que, sin militar en el mismo, no comparte ese intento de reescribir la historia. Eso se visibiliza todos los años en la conmemoración del nacimiento de Mao Zedong, cada vez más masiva, cada vez más participativa y cada vez más combativa. Esta conmemoración se ha convertido en el grano en el culo del sector dominante, en todo un desafío que no se sabe muy bien cómo parar.

No hace mucho tiempo os hablaba de la rebelión en las universidades y de la campaña "Más Marx, menos Occidente" que ha logrado paralizar, al menos, la expansión del sistema occidental en ellas en detrimento del propio. No hace mucho tiempo os hablaba de la rebelión de las bases contra quienes dentro del Partido critican aspectos claves de la historia de China como, por ejemplo, dar más importancia a la represión de Mao que a la invasión japonesa.

La situación, sin ser explosiva para el sector dominante del PCCh, sí es preocupante. Tanto que se ha visto obligado a abordar una modificación del Código Civil en el que se va a incorporar una norma que penaliza "el insulto a los héroes y mártires de la Revolución y la distorsión de sus hazañas".

Estos días se ha estado celebrando la sesión anual de la Asamblea Nacional Popular en la que se han adoptado cuestiones de calado, como la que hace referencia, por primera vez en la milenaria historia del país, a la disposición de China de "hacer frente a situaciones complicadas y graves tanto dentro como fuera del país como consecuencia de los cambios profundos que se están produciendo en el orden mundial". Ya hablaré con más detenimiento de ello, pero esta frase pone de manifiesto que se ha terminado del todo la paciencia china con Occidente, especialmente con EEUU.

Junto a la reunión de la ANP se ha celebrado la del Consejo Consultivo Político Popular y es aquí donde se ha tomado la decisión de modificar el Código Civil en la línea de lo que os he mencionado. La modificación no va a ser inmediata, sino que está previsto que entre en vigor en el año 2020 y con ella se quiere "evitar las falsificaciones históricas". Lo curioso del tema es que se hace utilizando como precedente lo ocurrido tras la desaparición de la URSS y el revisionismo que se introdujo en la mayoría de los países ex-socialistas en los que la Historia ha sido re-interpretada. El caso de Ucrania es el más emblemático, pero lo mismo ocurre en Polonia y en los países bálticos.

El CCPP dice que "varias veces al año" China es víctima de "ataques" en este sentido con una finalidad que va mucho más allá de un revisionismo o falsificación de la historia, puesto que "el gran objetivo es minar o socavar la credibilidad del gobierno". Y dado que el gobierno está en manos del PCCh, lo que hay que hacer es minar la credibilidad de los referentes históricos, de esos héroes y heroínas que forjaron la República Popular. "El espíritu de sacrifico de los revolucionarios comunistas, como se ejemplificó en la Larga Marcha, no se puede poner en cuestión", dice ahora el CCPP. Supongo que no hace falta hablar de la Larga Marcha, buscadlo por ahí porque es muy instructivo.

En China se conoce a los críticos con el sistema, especialmente a quienes critican a Mao por "los horrores de la Revolución Cultural" -entre quienes hasta hace un año estaba el propio sector dominante del PCCh- como "nihilistas históricos". A ellos se refirió a finales del año pasado Xi Jinping, el presidente chino, al referirse a la necesidad de "reforzar la visión de la historia del Partido" y puso como ejemplo lo ocurrido en Rusia. "que se ha olvidado de los héroes revolucionarios". Jinping tiene razón, pero no del todo como puso de manifiesto una reciente encuesta sobre qué dirigentes son los más valorados en los 100 años transcurridos desde la Revolución de Octubre. Os recuerdo que los dirigentes soviéticos salían muy bien parados

Los dirigentes chinos están viendo las orejas al lobo desde hace tiempo. Hasta hace un año "el frente maoísta estaba tranquilo, pero ahora ha repuntado", dice un destacado dirigente chino. A ellos no les cabe otra que sumarse a la ola popular si no quieren que, como los tsunamis, se los lleve por delante.

También tienen presente lo ocurrido en Rusia y en los países ex-socialistas tras la desaparición de la URSS. La revisión de la historia es fundamental para justificar todo tipo de desmanes capitalistas y antisocialistas, como dicen los chinos. Así que ellos ahora, primero, se curan en salud ante sus bases y una gran parte del pueblo chino y, segundo, evitan entrar en un proceso de "desestalinización", es decir, en un proceso de "desmaoización" que acabe no sólo con su legado sino con la propia historia del país. Sobre todo porque en la conmemoración popular del nacimiento de Mao se vieron cosas como éstas, dando predominancia a la bandera con la hoz y el martillo frente a la del país. La foto de arriba, desfile en el pueblo de Shaoshan, donde nació Mao. En la de abajo, manifestación contra las medidas educativas del gobierno.





O esta otra. Hasta el año pasado, como digo,  era muy raro ver en cualquier acto público, del PCCh o no, interpretar el considerado himno de la Revolución Cultural, "Navegar por los mares depende del timonel", y ahora es un clásico de todo tipo de celebraciones. Incluso en los conciertos se programa esta canción ya de forma normal. Buscad un poco. Yo os dejo con una representación popular de esa canción que se hizo en septiembre del año pasado. Eso es lo importante. Y fijaos en los componentes, al menos de dos generaciones. La sangre sigue hirviendo en China, veremos si desborda el recipiente.


El Lince

miércoles, 15 de marzo de 2017

JUAN BOSCH: MIS RELACIONES CON CAAMAÑO


          ¡¡No a la infamia contra el Profesor Juan Bosch!!!

En los últimos días en el país se ha desatado una campaña de infamia contra la memoria del Profesor Juan Bosch, orquestada por el claudicador  de Claudio Caamaño acusándolo de haber traicionado a Caamaño.   Los grupos mas conservadores y retardatorios del país y el mundo, siempre con su mente maquiavelica, ponen a rodar lodo cloacal contra la imagen de los verdaderos patriotas y luchadores por el porvenir de la humanidad. Para esta malsana empresa siempre utilizan a mercenarios de la política, a falsos luchadores por la libertad de los pueblos. En el siguiente documento escrito por el Profesor Juan Bosch después de la llegada y muerte de Caamaño a la la Republica Dominicana. En este articulo el  Profesor Bosch responde aquellos fariseos que ocultando no se que quisieron enlodar la imagen inmaculada del maestro apóstol Juan Bosch.. .  ¡¡¡No a la infamia contra el Profesor Juan Bosch!!!

Nota: Este Articulo se publico antes de morir el señor Claudio Camaño.

                                                            Profesor Juan Bosch y el Coronel Caamaño
En un articulo que produjo la revista ¡ahora!, No 486, del 5 de marzo de este año bajo el titulo de “Bosch relata la desaparición de Caamaño” conté mis relaciones con el Héroe de abril hasta aquel domingo” ya en el mes de octubre (de 1967)” cuando “Caamaño y su familia salieron hacia Madrid desde Benidorm, donde vivía para esos días. En ese articulo expliqué que al despedirme “me dio un abrazo y me dijo algo que no pude entender. Sin embargo, el abrazo y las palabras se correspondían y tenían una significación especial; no era una despedida simple sino algo más. Fue como si me hubiera dicho que volviéramos a vernos en circunstancias especiales, en otra forma, en otra tierra”, según dije en ese artículo. Y lo cierto es que no volvimos a vernos, aunque faltó poco para que nos viéramos de nuevo; y nuestras relaciones se reanudaron, aunque de manera irregular y por muy poco tiempo, algunos meses del año 1968. Y a esas relaciones cortas e irregulares es a las que voy a referirme en este artículo.

No me seria fácil ahora, a esta distancia de años, cuantos días pasaron desde que Caamaño salió de Benidorm hasta que llegó a Londres; pero deben haber sido pocos porque no debíamos ir por el 15 de octubre cuando se presentó en mi casa una persona que llevaba un mensaje de Caamaño. El mensaje iba dentro de un cigarrillo y era muy corto; en él me anunciaba que el portador me entregaría 500 dólares para que los guardaras para él (Caamaño) podría necesitar en cualquier momento que alguien hiciera viaje a cualquiera otra gestión que él pudiera pedirme. Tal vez dos o tres semanas después de eso, a fines de la primera semana del mes de noviembre, tal como dije en el artículo que reprodujo la revista ¡ahora!, se presentó en Benidorm el capitán Héctor Lachapelle Díaz; y según dijo en el mencionado artículo: “había volado desde Londres hasta Alicante para saber si yo tenia noticias del coronel Caamaño; el Dr. Jottin Cury y Doña Chichita de Caamaño, también en busca de noticias. Cury, Montes Arache, Lachapelle y yo tuvimos largo tiempo realizando punto por punto, y con la mayor atención, todas las posibilidades del caso, y nuestra conclusión fue una: el coronel Caamaño se había ido de Europa por su propia voluntad y después de haber preparado con mucha con mucha anticipación y con mucho cuidado cada uno de sus pasos. No había temor de que le hubiera sucedido o pudiera sucederle una desgracia. Nuestras dudas quedaron sin aclarar sólo en un aspecto. No sabíamos, ni podríamos averiguarlo por el momento, a donde había ido Caamaño.

Lo que no dije de esa entrevista en ese artículo es que en vista de que ni Montes Arache ni Lachapelle Díaz ni Jottin Cury tenía medios para moverse por Europa; yo dispuse de los 500 dólares que Caamaño me había mandado unas tres semanas antes y se los entregué para que los usaran a su mejor saber y entender. A partir de entonces no volví a tener noticias de Caamaño, pero el 6 de enero de 1968 (y no puedo olvidar la fecha porque en la noche anterior había nevado en las montañas que están detrás de Benidorm y el día de los Reyes Magos era frio hasta calar los huesos) supe que estaba en Cuba; lo supe por una visita que llegó de Valencia a llevarme un mensaje suyo.

Yo tengo buena memoria, y para algunas cosas, muy buena; pero hay algunas otras en la cual no es buena; por ejemplo, en los títulos de los libros que leo y en las fechas de los acontecimientos de mi vida, sean o no sean importantes. Puedo recordar que el día de la llegada a Benidorm de la visita de que acabo de hablar era 6 de enero porque en ese caso se unieron dos circunstancias; era el día de Reyes y las montañas de Benidorm estaban nevadas. Sin embargo, no podría decir ahora con seguridad si las cosas que voy a referir inmediatamente las dije en esa fecha o en el mes de marzo, cuando volvió a visitarme la misma persona. Creo, sin embargo, que lo que hablé entonces con esa visita fue lo que voy a contar porque parte de la conversación se relacionó con el Dr. José Francisco Peña Gómez y el Dr. Peña Gómez andaba por esos días cerca de España; tal vez estaba en Suecia y creo que estuvo en Benidorm al finalizar el mes de diciembre.

Lo primero que me dijo la visita, de parte del coronel Caamaño, era que él se hallaba en Cuba y que había un Cubano interesado en tener entrevista con el compañero Peña Gómez (que todavía no tenia titulo de Doctor en Derecho); que la entrevista se había arreglado para ser celebrada en París; que Peña Gómez debía entrar en el tren subterráneo (metro) de la plaza Marceau a las 3:00 de la tarde que cuando fuera bajando las escalera se le acercaría un hombre y le preguntaría si el fumaba cigarrillos Aurora, a lo que Peña Gómez respondería que no. Y que a partir de ese momento el que le hiciera la pregunta se le pondría al lado y seguiría caminando y hablando con el hasta llegar a un punto donde estarían los dos y el desconocido le daría un mensaje del coronel Caamaño que Peña Gómez debía transmitirme inmediatamente.

No se si se debe a que de niño leía novelitas de misterio y espionaje, pero es el caso que soy muy desconfiado en todo lo que se relacione con actividades de este tipo. La cita en el metro de la plaza Marceau que me pareció una provocación, y eso que yo no sabia entonces, como lo vine a saber después. Que el jefe de G-2 Cubano en Europa, (me parece que se llama Hugo Castro), el mismo hombre que arregló el viaje del coronel Caamaño a Cuba, estaba trabajando para la CIA desde antes de ese viaje del coronel Caamaño, de manera que el coronel Caamaño estuvo vendido a la CIA desde antes de pasar, siquiera, en ir a Cuba, porque tan pronto llegó a Londres el Héroe de abril entró en relaciones dl jefe del G-2 cubano, que residía en Paris, ciudad a la cual iba Caamaño con frecuencia.

Mi argumento para no autorizar la entrevista de Peña Gómez en Paris con el misterioso agente cubano fue el siguiente: “Hazle saber a Francis (el nombre que le dábamos a Caamaño en la intimidad) que Peña Gómez es negro, y sin embargo, si lo mando ahora al Congo, que es un país de negros, allí llamará la atención por la arrogancia de su figura, y con mucha más razón llamará la atención en Paris, que es una ciudad de gente blanca, y más todavía en la Place Marceau, que está en el corazón de Paris. Si Peña Gómez va a esa cita, seguramente la CIA lo detectará, y al mismo tiempo se quemarán Peña Gómez y el PRD. No; dile a Francis que no; que no autorizaré esa reunión”.

La persona con quien estaba hablando era de las que no abandonan su posición fácilmente y trató de persuadirme de que tratándose de revolucionarios probados, como eran los cubanos, Peña Gómez no corría ningún peligro de ser descubierto por la CIA pues seguramente los agentes del gobierno de Cuba en Paris habían tomado todas las precauciones para que eso no pudiera suceder. Pero yo tampoco soy de los abandonan fácilmente su posición y le expliqué que de quien hay que desconfiar es de los aliados, no de los enemigos, porque del enemigo no se fía uno nunca, o por lo menos no debe fiarse uno jamás. El peligro está en confiar en un aliado, porque el aliado puede ser, sin uno saberlo, agente del enemigo. Discutimos y al fin las cosas quedaron como yo decía: Peña Gómez no iría a Paris ni a ninguna parte y no tendría entrevistas con ningún miembro del G-2 cubano. Para entrevistas futuras, que Francis mandara un dominicano, no un cubano, fue mi conclusión.
Yo me preparaba ya a decirle a Dios a la persona que había ido a verme en esa fría mañana de enero, pero de pronto ella dijo que había un segundo punto que tratar.

¿Cuál era?
Era que Francis quería que se le enviara a Argelia a un ayudante que había dejado en Londres y mi visitante me entregó un papel con todos los detalles de la forma en que había de hacerse la operación para embarcar al ayudante de Caamaño. En primer lugar, yo debía llamar a un teléfono de Madrid para preguntar no recuerdo que, y esa llamada mía indicaría que el ayudante podía trasladarse de Londres a Madrid; ya en Madrid, el ayudante me llamaría con tal y cual nombre y yo haría entonces los arreglos para enviarle el pasaje a Argel, capital de Argelia, para que se le entregara el papel con las instrucciones de lo que debía hacer al llegar a Argel. Recuerdo nítidamente que en esas instrucciones figuraba el nombre de un café donde el ayudante de Francis debía entrar y el de una bebida que debía pedir en voz alta; después de pedir esa bebida un hombre se le acercaría por el lado derecho y le haría la misma pregunta que se le hubiera hecho en el subterráneo en la Place Marceau a Peña Gómez en caso de que éste hubiera ido a la cita de Paris.

“No puedo encargarme de esas gestiones ni puedo ayudar al ayudante de Francis a viajar a Argelia porque el dinero que Francis me dejó se gastó hace dos meses. Se le entregué completo a Montes Arache, Lachapelle y Jittin Cury para que pidieran viajar a Paris y Holanda”, le dije a mi visitante.
Mi visitante quiso darme a entender que quizás lo del dinero pudiera resolverse; que lo importante era que yo hiciera la llamada a Madrid y que dieran facilidades para que el ayudante de Caamaño pudiera viajar a Argelia. Pero era natural que yo mantuviera en este caso la mista actitud que había mantenido en el caso de la posible entrevista de Peña Gómez con un desconocido en un lugar de Paris. Cualquiera que fuera mi intervención, pequeña o grande, en el caso de Peña Gómez como en el del ayudante de Caamaño, si la CIA estaba al tanto de los movimientos de Caamaño, el PRD saldría perjudicado sin que ese perjuicio se justificara porque nosotros no estábamos en actividades conspirativas de tipo guerrillero o internacional. Y el instinto me decía, como si supiera en que andaba el jefe del G-2 cubana en Europa, que por detrás de cualquier movimiento que se relacionara con Cuba debía hallarse necesariamente la CIA. Así, pues, tampoco cedí en ese asunto, y la visita se fue pasado el medio día sin haber logrado lo que había ido a buscar a Benidorm.

Y he aquí que un buen dio, en el mes de marzo, probablemente a mediado del mes, la misma persona volvió a presentarse a mi casa de Benidorm y quiso hablar conmigo a solas. Sus acompañantes salieron con Doña Carmen a la playa y a recorrer el poblado, mientras nosotros dos hablábamos. Sus primeras palabras fueros estas: “Me voy a Cuba. Voy haber a Francis y quiero saber que debo decirle de parte de usted”.

Esta declaración me vino como anillo al dedo porque era mucho lo que vi había pensado en Francisco Caamaño Deñó y en su destino. El Héroe de abril había salido de la Revolución convertido en un Líder, y en términos de ajedrez el líder es el jugador no es una ficha de tablero; el es quien mueve las fichas para hacerle frente al adversario. Ahora bien, al irse a Cuba Caamaño se iba convirtiendo por su propia voluntad de jugador en fija que otro jugador podía jugar cuando le conviniera. Por otra parte, la situación mundial estaba cambiando a la carrera y se veía que la ola revolucionaria iba cediendo, por lo menos en la América Latina. ¿Durante cuanto tiempo iba a tener que quedarse Caamaño en Cuba aislado de nosotros y del pueblo Dominicano?. En aquellos días era difícil preverlo, pero ahora sabemos que iba a mantenerse en ese aislamiento más de cinco años, tiempo suficiente para que la imagen de cualquier líder se destiña a los ojos de su pueblo, sobre todo si no a sido un líder de actividad prolongada, como no lo fue Caamaño, que pasó por el cielo político nacional con la fuerza de un relámpago, pero también con la velocidad deslumbrante del relámpago. Había llegado, con esa persona que iba a verlo en Cuba, la oportunidad de hacerle saber a Caamaño mis preocupaciones, y no iba a desperdiciarla.
Así, pues, le hablé a mi visitante de esta manera: “Dile Francis que preveo un entendimiento entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, una especie de acuerdo para llegar a un reparto de influencias en el mundo; explícale cuidadosamente esto que voy a decirte a continuación: que a mi juicio, si hay ese acuerdo entre los dos gigantes, la Unión Soviética le pedirá a los Yanquis que no se matan más con Cuba, que la dejen tranquila, que no le envíen más grupos de antisfidelistas a atacar la isla ni a matar a Fidel; que a cambio de eso, ellos, los Soviéticos, se comprometerán a obtener de Fidel que no manden más guerrillas a otros Países de la América Latina o que cese en su ayuda a las guerrillas que hay ahora en actividad”.

A continuación hice que mi visitante me repitiera esas palabras tal como la había entendido, aunque no fuera tal como yo las había dicho. Mi interés era saber si había captado su sentido. Las repitió y quedé satisfecho; y entonces volví hablar; y esto fue lo que le dije:
“Dile a Francis que se mantenga alerta y que si él advierte señales de ese entendimiento, que se salga de Cuba; que salga por Vietnam y declare al mundo que él estaba en Vietnam observando la manera de combatir de los vietnamitas, y que después de eso el y yo nos veremos donde el quiera”.

Hay terminó la entrevista. La persona que me oyó hablar así esta viva y leerá este articulo; se lo enviare por si tiene que hacer alguna observación, agregar algo que se me haya quedado oculto en los recovecos de la memoria o enmendar cualquier error mío. Pero estoy seguro de que mis palabras fueron en esencia las que están escritas. Esa persona se despidió y no he vuelto a verla. Tampoco volví haber a Francisco Alberto Caamaño, que moriría cinco años después fusilado en las Lomas de Ocoa.

Tal vez iba terminando el mes de mayo quizás estábamos ya en junio; pero es el caso que un domingo, mientras se hallaban en mi casa Peña Gómez y dos jóvenes dominicanas llegó una persona desconocida. Era un cubano que me abrazó con mucha emoción y me entregó una carta, o mejor dicho dos cartas. Una de ellas era de Caamaño; la otra de Raúl Roa. Además de las cartas, el cubano me dio un recado: para dentro de tantos días (ahora no recuerdo si eran diez, doce, o quince) me estaría esperando en Roma un enviado personal de Caamaño. Todavía se hallaba en casa el mensajero cubano cuando llegó otra visita de Madrid con otra carta de muy pocas líneas, que en resumen decía esto: “En estos días van a invitarlo a hacer un viaje fuera de España. No lo haga porque estará vigilado desde que coja el avión”. Por esa razón, quien iba a hacer el viaje a Roma iba hacer José Francisco Peña Gómez y no yo. De ese viaje suyo a Roma a escrito Peña Gómez más de una vez, de manera que pasaré sobre el de prisa sin detalles. En cuanto a la carta de Caamaño que me llevó el cubano, se la devolví con una respuesta muy corta y a mano del propio mensajero que me llevó la suya. ¿Por qué se la devolví?. Porque no quería que esa carta figurara en mi archivo, que en cualquiera salida mía de Benidorm podía ser registrado por agente secreto de cualquier país. En esa carta Caamaño me decía que había recibido el recado que le había enviado en el mes de marzo, pero que yo no comprendía la grandeza del alma de alma de la revolución cubana y de sus lideres; que a esos líderes ningún poder de la tierra los haría desviarse de sus planes de ayudar a la revolución latinoamericana hasta el sacrificio total, de ser necesario, de la revolución cubana.

De esa carta deduje que Caamaño se había sumado con toda el alma a la tesis “foquista” y que no iba abandonarla, y de hay que al darle mis instrucciones a Peña Gómez para la entrevista de Roma le dijera que por ninguna razón comprometiera al partido en ayuda o apoyo a una acción guerrillera, y que si le ofrecían dinero no aceptara, y reclamara solamente la suma gastada e el viaje de Benidorm a Roma ida y vuelta, pero ni un centavo más Recuerdo vivamente que cuando me día cuenta de su misión Peña Gómez me preguntaba como sabia yo que le iban a ofrecer dinero y además decía sonriendo: “ Profesor, era mucho dinero el que querían darme; era un montón enorme de billetes americanos grandes”.

El cubano (Por cierto, persona muy gentil y evidentemente muy sincera) que me llevó la carta de Caamaño a Benidorm y su recado para que viajara a Roma me mandó un mensaje con un dominicano que vivía en Madrid para que nos viéramos donde yo quisiera, y como yo salía en esos días de viaje hacia Francia y Suiza, le mande a decir que podíamos verlos en Barcelona. Cuando llegué a mi hotel en aquella Ciudad, hay estaba en cubano. Me dijo que yo debería mandar un hombre a Cuba y le dije que podía hacerlo si me facilitaba el pasaje, pero el quiso darme dinero para comprar el pasaje y yo no podía aceptar semejante trato; de manera que cuando volvimos a vernos, en Benidorm, precisamente en presencia del Dr. Peña Gómez (pues en ese momento estaban reunido en mi casa, o mejor dicho frente a mi casa, los compañeros que habían ido a participar en la reunión de la cual salió la llamada Acta de Benidorm), yo le dije con toda franqueza que nosotros como partido no podíamos tener relaciones con el G-2 cubano ni con ningún G-2 del mundo; y hay terminaron mis relaciones y, en cierto sentido, mis relaciones con Cuba con Caamaño.

Digo que en cierto sentido porque yo seguí haciendo esfuerzo por sacar a Caamaño de Cuba, pero él no respondió a esos esfuerzos; y uso la palabra respondió en términos materiales; esto es, no tuve de él en ningún caso ninguna respuesta. Sus padres estuvieron en Benidorm y vinieron a verme, no recuerdo si en el mes de enero de 1969, preocupados, como es natural, por el destino de su hijo, y le expliqué que no temieran nada porque Francis no podría salir de Cuba con una guerrilla hacia Santo Domingo. Ya para esa época había numerosos síntomas de que se había producido entre la Unión Soviética y los Estados Unidos el entendimiento a que me refería antes, y así se lo dije a Doña Nonín y a Don Fausto Caamaño. Aproveché después un viaje de Narciso Isa Conde a Cuba para tratar de que Caamaño saliera de la Isla hermana y se fuera a Vietnam, donde podríamos vernos y tratar el caso dominicano; pero según me contó después Isa Conde en Paris, Caamaño no accedió a tener esa entrevista conmigo. Yo veía en proceso de liquidación la etapa de fervor revolucionario que se había estado viviendo en toda la América a partir del éxito de la revolución cubana y quería que Caamaño volviera al país y se integrara a la lucha política dentro del Partido Revolucionario Dominicano, donde podía desarrollar con toda amplitud sus capacidades de líder; pero el se negó a aceptar la posibilidad, siquiera, de tratar ese tema conmigo. Caamaño no se sintió nunca Perredeista y además, a pesar de que era el producto de una revolución urbana y de masas, se había hecho “foquista” y era “foquista” de corazón, y de hay no iba a sacarlo nadie como demostraron los hechos.

A fines de 1969, cuando retorné de mi viaje a Corea, China, Vietnam y Cambodia, fue a visitarme en mi casa de Paris un amigo de mis días cubano. Ese amigo era el Embajador de Cuba en Paris y acababa de regresar de un viaje a la hermosa isla de Fidel Castro. Era natural que al vernos al cabo de dos años sin haber cambiado una palabra habláramos de varias cosas, y así lo hicimos; pero de buenas a primera me dijo él: “Profesor, el comandante es su amigo; ustedes son amigos viejos. ¿Por qué no le escribe diciéndole cualquier cosa, lo que usted quiera”.

¿Qué pensé yo al oír lo que decía el Embajador Cubano?.
Pensé en el acto en Francisco Alberto Caamaño; pensé en que se me estaba brindando una oportunidad para llegar hasta él y tratarle de alguna manera lo que quería decirle desde hacia tiempo; pero pensé también que Fidel Castro quería que fuera yo quien le diera pie para poder hablar del caso de Caamaño, y por tal razón yo debía hacer una prueba: esperar que el embajador insistiera en la petición. Si insistía, no había duda de que Fidel Castro quería tratar conmigo el problema de la permanencia de Caamaño en Cuba.

Y el embajador insistió, no una sino dos veces, al cabo de las cuales le escribí a Fidel diciéndole generalidades sobre el PRD y sobre la situación general del PRD y los planes que teníamos para desarrollar como un partido bien organizado. Como respuesta a esa carta me llegó una invitación transmitida verbalmente por el embajador, para que fuera a Cuba y la invitación salía directamente de Fidel Castro.
¿Qué tenia yo que hacer ante esa invitación?.
En primer lugar, tenia que pedirle autorización al partido para hacer el viaje a Cuba, y el segundo lugar tenia que estar segura de que ya en Cuba podría ver a Caamaño, y no solo verlo sino hablar con el tantas veces como fuera necesario para convencerlo de que se fuera a Santo Domingo a trabajar dentro del PRD .

¿Pero como podía asegurarme de todo eso con anticipación?.
De una sola manera: proponiéndole a Fidel que antes de salir hacia Cuba yo debía conocer la agenda de lo que iba a tratar con el y esa agenda debía haber un punto que era para mí de interés especial: ver a Caamaño y hablar con el y quedar en libertad decir que lo había visto en Cuba y de que cosas habíamos hablado. Sin cumplirse esos requisitos no podría ir a Cuba porque desde Cuba saldría hacia Santo Domingo y era absolutamente imposible que llegara a mi país yendo de Cuba y que dijera que no había visto a Caamaño que él no estaba en Cuba. Nadie en Santo Domingo habría creído que abriendo ido a Cuba no pude ver a Caamaño, porque ya hacia tiempo que en mi país se sabía que Caamaño se hallaba en Cuba. En cambio, mi posición ante el pueblo dominicano habría sido muy diferente (y además, la única que sabia en un hombre como yo) si al llegar allí hubiera dicho: “Vi a Caamaño, lo invite a venir a trabajar en el PRD y se negó o aceptó y vendrá tal día.

Desde luego, le propuse al embajador cubano, y a través de él a Fidel castro lo que acabo de decir y espere la respuesta de Fidel. Esa respuesta llegó, pero y en el año de 1970 y no era la que yo esperaba; era así: que no me preocupara por la agenda de lo que íbamos a tratar Fidel y yo, que seria decidido tan pronto yo llegara a la Habana.

¿Qué podría hacer ante esta respuesta? ¿Aceptarla?.
De ninguna manera. Por nada del mundo podía ir a Cuba sin tener la seguridad absoluta, dada por el propio Fidel Castro de que podría ver a Caamaño, podría hablar con él y podría decirle al pueblo dominicano que lo vi y explicarle de que habíamos hablado. Así pues, no acepte el mensaje del embajador (es decir, no lo acepte en mi fuero interno, aunque lo oí con la debida cortesía) y me dispuse a esperar la oportunidad propicia para salirme con mi empeño.
Me acuerdo con el compañero Peña Gómez, Secretario general y jefe del PRD dentro del país, era que yo volvería a Santo Domingo después de pasadas las elecciones de 1970, que iban a tener lugar el 16 de mayo; y por esa razón disponía de tiempo suficiente para esperar un cambio en la actitud de Fidel Castro. En el mes de marzo el embajador cubano volvió a repetirme la invitación de viajar a Cuba y volví a repetirle mis condiciones sin lograr el resultado que buscaba. Pero ya para fines de marzo yo veía con claridad que no iba a poder esperar hasta después de las elecciones sin retornar a Santo Domingo, y no quería salir de Europa sin dejar resuelto el problema que representaba para el porvenir político del país y del PRD el caso de Francisco Alberto Caamaño. Por esa razón, a fines de marzo entré en conversación con un dirigente del partido comunista dominicano, que podía ir fácilmente a Cuba y ver a Caamaño y decirle en mi nombre todo lo que yo quería y no iba a poder decirle.

Ese dirigente del PCD salió para la habana en los últimos días de marzo o en los primeros de abril y llevaba una carta mía para Caamaño en la que le pedía que lo oyera como si se tratara de mi mismo, pues lo que el iba a decirle era lo que no podía decirle yo porque las circunstancias habían cambiado y ya yo no podría verlo en Cuba debido a que tenia que salir para el país lo antes posible. El dirigente del PCD fue a la Habana y vio a Caamaño y habló con el. Desgraciadamente no pudo hacerlo a tiempo, y el día que llegó a verme en Paris yo tenia ya dos o tres horas volando en dirección hacia Santo Domingo. Todavía quedó en el aire una posibilidad, y fue la de que yo aceptara la invitación que me hizo el gobierno cubana para que visitara a Cuba para la celebración del 26 de julio de ese año de 1970; pero yo estaba ya en Santo Domingo, y en caso de haber viajado a Cuba quizás el Doctor Balaguer que pretendió no dejarme entrar en el mes de abril se habría aprovechado de la ocasión para mantenerme fuera del país.

Para mí estaba claro que si se me invitaba a ir a Cuba era porque se aceptaban las condiciones que yo había manifestado. Ahora bien, ¿habría Caamaño aceptado salir de Cuba y venir al país a luchar dentro del PRD?.

Eso no podía saberlo yo y posiblemente no lo sabía ni siquiera Fidel Castro. Los hechos ocurridos en febrero de 1973 indican que Caamaño no habría aceptado mi proposición porque creía en sus métodos de lucha, no en los míos, aunque estos fueran los que aconsejaban las circunstancias del país y de América, así como en el 1965 aconsejaron la guerra del pueblo.

martes, 31 de enero de 2017

Juan Bosch resucitado



e-mail: periodicohoydigital@gmail.com

La denominada clase media capitaleña dominicana se convocó a través de las redes sociales y otros medios de comunicación para una marcha cívica realizada la media mañana del domingo 22 de enero de 2017.
El móvil de la manifestación era el de expresar su indignación y reclamo de justicia ante las denuncias de corrupción e impunidad gubernamental, aprovechando los escándalos internacionales sobre sobornos a funcionarios de distintos países, por parte de la empresa constructora brasileña Odebrecht. 

La magnitud de la concurrencia exige de un análisis político objetivo y sosegado que permita extraer una lectura provechosa para el presente y el futuro de la nación. Para ello tomaremos como referente un extenso documento escrito por Juan Bosch desde La Habana el 30 de noviembre de 1981, titulado ¿Cuándo Pasa una Clase a ser Gobernante?. El trabajo se recoge en su libro “Clases Sociales en la República Dominicana”, publicada en 1986.

En la página 184 del texto dice Bosch: “Hay un rasgo común a casi todos los gobernantes de la historia dominicana que sustituyeron en el uso del poder del Estado a la clase gobernante que no hemos tenido y que todavía no tenemos, y es su dedicación a favorecer de manera legal y especialmente ilegal a personas determinadas. Algunas de esas personas fueron extranjeras domiciliadas en el país y otras extranjeras que no vivían aquí, pero la mayoría de los que se hicieron ricos con el apoyo oculto o abierto de un gobierno han sido dominicanos, y lo mismo en el caso de esos dominicanos que en el caso de los extranjeros avecindados en el país, los gobernantes que los favorecieron tomaron parte, de manera consciente o inconsciente, en la tarea de formar y desarrollar una clase económicamente dominante que más tarde o más temprano pasaría a convertirse en una clase gobernante…; y en la República Dominicana, como en cualquier otro país de capitalismo tardío, la corrupción administrativa, en sus variantes de robo abierto o encubierto, tráfico de influencias y soborno, es una forma de acumulación originaria que está en uso cuando faltan menos de veinte para que termine el siglo XX…”.

Concluye don Juan su planteamiento expresando: “A diferencia de lo que hizo Trujillo, el Dr. Balaguer no usó los mecanismos de la acumulación originaria en provecho suyo, pero no hizo nada para impedir que lo hicieran funcionarios, amigos y favorecidos de su gobierno. En ese sentido él estaba preparado ideológicamente para aceptar que esos mecanismos son parte integrante del sistema capitalista, y así lo dijo poco antes de las elecciones de 1978 cuando declaró que ningún gobierno, naturalmente, del sistema podrá erradicar la corrupción administrativa”.

La poderosa Odebrecht admitió ante el gobierno norteamericano haber pagado a funcionarios dominicanos noventa y dos millones de dólares, en forma de soborno. Resultaría provechoso para el Estado y beneficioso para el Partido de gobierno transparentar la investigación del escándalo y dar seguridades a la nación de que por primera vez en la historia dominicana habrá una gestión gubernamental que hizo quedar mal al Dr. Balaguer en su fatalista sentencia.

Ojalá no tengamos que acudir al evangelista Mateo quien escribió en su capítulo 7, versículo 15 la siguiente advertencia: “Tengan cuidado con los falsos profetas, que vienen a ustedes disfrazados de ovejas, cuando en realidad son lobos feroces. Ustedes los conocerán por sus frutos”.


viernes, 9 de diciembre de 2016

Diomedes: Eterna amistad: Bosch y Fidel




En ocasión de la lamentable partida física del Comandante Fidel Castro Ruz, hemos estado en sus funerales, tanto en La Habana como en Santiago. Viajamos en representación de la Fundación Juan Bosch, como su presidente, y formamos junto a Patricio Bosch, la delegación oficial de esa entidad. Patricio, hijo de don Juan y doña […]

Por:Diómedes Núñez Polanco

e-mail:diomedesnp@gmail.com


En ocasión de la lamentable partida física del Comandante Fidel Castro Ruz, hemos estado en sus funerales, tanto en La Habana como en Santiago. Viajamos en representación de la Fundación Juan Bosch, como su presidente, y formamos junto a Patricio Bosch, la delegación oficial de esa entidad. Patricio, hijo de don Juan y doña Carmen Quidiello, nació en Cuba, allá reside y trabaja. La muerte de Fidel Castro es un hecho histórico, dada su dimensión latinoamericana y universal. Así quedó claro por la admiración y el afecto de todos, expresados en estos días. En próximas entregas, trataremos más sobre Fidel y Cuba; ahora nos centramos en las relaciones de amistad y de lucha por un mundo mejor, entre Bosch y Fidel.

Esa relación creció con el tiempo. En sus investigaciones y estudios sobre la historia y política internacional, se destacan en Bosch los temas sobre Cuba y su líder histórico en la segunda mitad del siglo XX e inicios del XXI. Ha afirmado que Fidel figura entre los tres genios políticos y militares de América Latina; los otros dos: Tousassaint Louverture y Simón Bolívar. En 1970, publicó en España “De Cristóbal Colón a Fidel Castro, el Caribe, frontera imperial”, calificado como obra monumental por Gabriel García Márquez.

Estos grandes líderes se conocieron en los preparativos de la expedición de Cayo Confites, en Cuba, en el verano de 1947. Después de Juan Rodríguez, financiador y comandante del movimiento insurreccional, Bosch era segundo al mando. Contaba con 38 años, y había llegado a Cuba desde Puerto Rico, en enero de 1939, año en que, junto a otros exiliados de la tiranía trujillista, fundó allí el Partido Revolucionario Dominicano (PRD). Fidel contaba apenas con 20 años cuando llegó a Cayo Confites, y los 21 los cumplió allá, el 13 de agosto. Prácticamente un adolescente, incluso al enterarse de la decisión, su madre fue a convencerlo de que desistiera de su propósito. Imposible.

“Finalizado el curso del segundo año -cuenta Fidel- hice los exámenes de algunas asignaturas. Yo era presidente de la Escuela de Derecho y todos me conocían, además, como presidente del Comité Pro Democracia Dominicana. Tenía muchos amigos dominicanos que eran exiliados y cuando se habló de que se iba a organizar una expedición para derrocar a Trujillo, me sentí moralmente obligado a participar. Tan pronto empezaron a reclutar gente, dejé de hacer los exámenes que tenía pendientes y me enrolé en la expedición”.

“(…) cuando llegó el momento de la expedición, me marché hacia Oriente y no pasé ni por mi casa. Viajé en guagua hasta Holguín, donde se estaban reuniendo los reclutas, de allí partí para Antilla y de Antilla para Cayo Confites, al noroeste de Camagüey…”.
Luego pasa a referirse a la manera en que fue impresionado al conocer a Bosch:
“Durante aquel período se esperaba más personal procedente de Cuba, Miami y otros lugares. Estando en la isla, un día llegó un grupo de dominicanos y, entre ellos, Juan Bosch. Muy pronto hicimos amistad. Entre tanta gente en el cayo, a mi me gustaba conversar con él; de todos los dominicanos que conocí fue el que más me impresionó.

“Lo recuerdo como un hombre mayor. Cumplí 21 años en el cayo, y pienso que Bosch ya tendría unos 36 o 37 años. Su conversación realmente conmovía, la forma en que se expresaba; parecía un hombre muy sensible.
“Vivía muy modesto allí, igual que todos los demás, y creo que sufría lo mismo que la gente. Yo no lo conocía, no sabía que era el escritor, el historiador, el intelectual. Lo vi como un dominicano honorable, de conversación agradable, que decía cosas profundas y sensibles; transmitía todo eso. Se le veía como una persona que sentía los sufrimientos de los demás, estaba sufriendo por el trabajo duro de la gente. Además vivía la emoción, porque era el intelectual, al fin y al cabo, que se incorpora a la acción, llegada la hora de la lucha -un poco como hicieron Martí y otros muchos intelectuales de nuestra propia guerra-. Pudiéramos decir que era allí el hombre de mayor calibre, el más destacado.

“Muchas veces nos íbamos para un extremo de la isla y conversábamos; sus palabras me marcaron mucho. Así nos hicimos amigos. La amistad tiene un mérito por su parte, él ya era una personalidad y yo era un estudiante joven que no significaba nada entre tantos jefes, coroneles… Yo era un teniente y mandaba un pelotón. Sin embargo, Bosch me trató con mucha deferencia y consideración.”

martes, 4 de octubre de 2016

De Chavez a Juan Bosch


El Comandante Presidente Hugo Chávez en visita al país manifestó que no se regresaba sin conocer al Profesor Juan Bosch. Chávez maravillado con  Bosch, de rodilla y besándole la mano dijo: capitán, capitán de todos los tiempos…
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viernes, 13 de mayo de 2016

Nuestro sueño es el sueño de Juan Bosch

Por Diómedes Núñez Polanco

diomedesnp[@]gmail.com
 
El 3 de mayo pasado, el Movimiento 30 de Junio realizó un hermoso y concurrido acto en el hotel Santo Domingo Barceló, en apoyo a la reelección presidencial y vice-presidencial de Danilo Medina y Margarita Cedeño de Fernández. Compartimos con los lectores fragmentos de las palabras que pronunciamos en esa actividad:

El PLD es el espacio natural para los hombres y las mujeres que creen en la liberación, en el cambio, como lo creyó el compañero Juan Bosch, al fundarlo en 1973. El partido es la garantía de la permanencia del legado.

En lo esencial, los gobiernos del PLD y de Danilo Medina son la continuidad del pensamiento de Bosch, sobre la vida y la sociedad. Tal como pudo observarse en el documental de Guillermo Piña Contreras, con el que iniciamos este acto, sobre la vida y las ideas de nuestro maestro y líder, desde la niñez y hasta el final de sus días, su gran preocupación fue la pobreza del pueblo dominicano, cómo enfrentarla, cómo lograr mejores y mayores condiciones materiales y sociales de vida. En esa dirección han estado centradas las políticas públicas de los gobiernos peledeístas y del Presidente Medina.

No hay tiempo en este acto para detallar todo lo que se ha hecho en estos cuatro años, en favor de los sectores más vulnerables de la sociedad. Esos programas y proyectos han tenido una ruta concreta: enfrentar la miseria y la pobreza, e impulsar el crecimiento y el desarrollo. Porque la pobreza no genera cambio, transformación ni revolución; la pobreza provoca motines, rebeliones.

Solo el desarrollo de las fuerzas productivas genera cambios verdaderos; por ello se ha estado capitalizado el país: en los gobiernos del PLD y de Danilo Medina (1996-2016, excepto 2000-2004) el Producto Interno Bruto se ha triplicado y el Presupuesto Nacional se ha transformado más de 17 veces.

De todo lo que ofrece el nuevo Programa de Gobierno del PLD 2016-2020, el más emblemático es el referido La República Digital, expresión de la clara visión de Danilo sobre el tiempo presente y el porvenir: vivimos hoy no solo una época de cambios, sino especialmente un cambio de época. Así como la invención de la imprenta generó una nueva era, expresada en el esplendor del Renacimiento, la Reforma luterana y la Contrarreforma de Ignacio de Loyola, con el Concilio de Trento incluido, hoy transitamos por una época nueva: revolución tecnológica, científica y de las comunicaciones, la Internet y las redes sociales.

Pero si alguien pone en duda que los gobiernos del PLD son, en lo fundamental, la continuidad del pensamiento de Juan Bosch, le invitamos a leer lo que él respondió, en julio de 1967, a la periodista francesa Elena de la Souchere, sobre la situación económica dominicana de entonces:
“(…)Nuestro país, en términos cortos y en términos medianos y largos, se encuentra en una situación difícil. Tendríamos que aumentar nuestro producto nacional bruto en un 5 por 100 anual durante 20 años seguidos, y a los 20 años tendríamos una población de casi ocho millones de habitantes y en esa población no menos de tres millones viviendo en nivel de subsistencia. (…). ” (Revista Mundo Nuevo, No. 13: julio, París, 1967, en: Guillermo Piña Contreras, editor. En primera persona. Entrevistas con Juan Bosch, Santo Domingo, Comisión Permanente de la Feria del Libro, 2000, p. 192).

Además, Bosch se refirió a la ausencia, para la época, de infraestructuras: “Nosotros necesitaríamos una gran cantidad de canales, de carreteras, de puertos, de aeropuertos, de bancos, de escuelas técnicas, de universidades, de tendidos eléctricos, de centrales eléctricas, de acerías. Es decir, inversiones tan grandes que esperar el tiempo necesario para realizarlas resulta casi imposible, dado el ritmo de crecimiento de nuestros países y la distancia cada vez mayor en que nos vamos situando en relación con los países desarrollados.(…)”. (Ibíd., p. 195).

Y cierra sus juicios con esta perla: “(..) Lo más importante es capitalizar para poder invertir en infraestructura. Y no debemos olvidar que la más valiosa de las infraestructuras es la cabeza del hombre, es decir, la educación, y la educación requiere un largo tiempo para dar sus frutos”. (Ibídem.)
Después de leer estas declaraciones del Maestro, no puedo terminar mi participación sin citar las palabras del compañero presidente Medina, del sábado 30 de abril, al presentar el Programa de Gobierno del PLD 2016-2020, cuando al referirse a las realizaciones y a lo proyectado, expresó : “Nuestro sueño es el sueño de Juan Bosch”.

EL DUARTE DE MIGUEL NÚÑEZ

DANIEL BALCÁCER: EL DUARTE DE MIGUEL NÚÑEZ

De  Juan Pablo Duarte  solo se conoce una fotografía hecha en  Caracas  en 1873 cuando el patricio contaba con 60 años de edad.  A...