MORAL Y LUCES

MORAL Y LUCES

martes, 6 de diciembre de 2016

Danilo Medina:Fidel hizo sacerdocio del ejercicio de la política.


Fidel hizo sacerdocio del ejercicio de la política. Una larga vida entregada a reivindicar con fiera dignidad los anhelos históricos del pueblo cubano y de los pueblos del mundo. Hizo de su batalla por sus convicciones e ideas una forma de vida revolucionaria. 
Danilo Medina
Presidente de República Domincana



Fidel y Cuba ingresando definitivamente en la Historia Grande. Junto a su pueblo, ejemplo de dignidad y soberanía. 
Cristina Fernández de Kirchner
Ex Presidenta de Argentina




Siento su muerte como la pérdida de un hermano mayor, de un compañero insustituible al que jamás olvidaré. La valentía de Fidel Castro y el ejemplo de la Revolución cubana inspiraron a los que resistían la tiranía.
Luiz Inácio Lula da Silva
Ex Presidente de Brasil



Fidel se seguirá extendiendo de generación en generación, como semilla sembrada en suelo fértil y que será este, su legado, junto al de Hugo Chávez Frías, nuestros pilares fundamentales para continuar la lucha revolucionaria por la justicia, la igualdad, la paz y la autodeterminación de nuestros pueblos.
Adán Chávez
Político venezolano



Con su desaparición, pierdo personalmente un amigo y un compañero de más de medio siglo. Es también una gran pérdida para el pueblo argelino, que mantuvo una relación especial con el Comandante, afianzada en el respeto, la admiración y el afecto mutuo.
Abdelaziz Buteflika

Fidel sobre Frei Betto

Frei Betto

Fidel junto a Frei Betto y un grupo de científicos cubanos en la Inauguración del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de La Habana. Foto: Cortesía del CIGB
Fidel junto a Frei Betto y un grupo de científicos cubanos en la Inauguración del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de La Habana. Foto: Cortesía del CIGB
En medio de estos días bastante atareados, me llega el recordatorio de que Frei Betto me había solicitado unas breves palabras para un libro que se quiere editar y ya está listo.
Creo que se pueden publicar muchas cosas amables sobre él, pero no puedo permitir que se nos escape así.
Primero debo decir que lo conocí hace algo más de 35 años, cuando visité Managua el 19 de julio de 1980, en ocasión del primer aniversario de la Revolución Sandinista. Las calles vibraban con los cantos sobre el héroe y creador de la lucha contra la tiranía somocista: «Carlos Fonseca, tayacán vencedor de la muerte, novio de la patria rojinegra, Nicaragua entera te grita: ¡Presente!», y aquello se repetía y repetía con la voz clara y musical de los nicaragüenses.
Un desfile militar presidido por el Comandante Edén Pastora, a quien sin duda le gustaban las ceremonias militares y marchaba erguido a la cabeza de aquella vigorosa milicia, desfilaba ante Daniel Ortega y demás miembros de la dirección del movimiento revolucionario. Allí estaba Rosario Murillo, que acompañó a Daniel en el audaz viaje que llegó a la ciudad de Matagalpa, cuna del poeta Rubén Darío, en pleno apogeo de la lucha revolucionaria.
En aquella conmemoración tuve el honor de conocer a Frei Betto, jubiloso y feliz con aquella revolución en pleno corazón de Centro América tras la huella del heroico General de Hombres Libres, Augusto César Sandino, asesinado por los intervencionistas yankis.
Desde entonces pude apreciar que se trataba de una persona de vasta cultura, amplios conocimientos y profundas convicciones.
Motivado desde muy joven por la fe religiosa, había transitado por una vida revolucionaria en la que sufrió prisión en dos ocasiones. La primera, sin haber cumplido aún los veinte años; y más tarde, entre 1969 y 1973.
Vivió en favelas y compartió con los más pobres. Se consagró a la concientización y movilización populares, y el contacto con el pueblo lo confirmó en la causa que abrazó para toda su vida.
En 1992, durante el «Período Especial», momento difícil para nuestro país, organizó con otros amigos brasileños el Vuelo de la Solidaridad a Cuba.
Contribuyó con sus opiniones y experiencias a la preparación de la visita a Cuba del Papa Juan Pablo II, y participó como invitado en ese encuentro. Del Papa Francisco, que nos visitó recientemente, conocíamos su simpatía por la paz y su lucha resuelta por el bienestar de todos los pueblos, a quien obsequié el libro Fidel y la religión, escrito por Frei Betto, quien a su vez me había hablado sobre el carácter progresista y las ideas del nuevo jefe de la Iglesia Católica.
Frei Betto en la presentación de su libro "Fidel y la Religión". Foto de Archivo
En Frei Betto está presente un alto sentido de lealtad y amistad. Ha defendido con vehemencia a Cuba y a la Revolución, sin dejar de tener puntos discrepantes o diferentes a los nuestros, y los hemos analizado y discutido de modo constructivo entre revolucionarios y verdaderos amigos, como se comprueba en el diálogo sostenido entre ambos, publicado por él, bajo el título Fidel y la religión.
Asumió como suya la causa de los Cinco Héroes cubanos y la hizo valer en las más diversas tribunas internacionales.
Hombre sencillo, de habla pausada, con la modestia y la humildad que enaltece su condición de fraile, se identificó con los valores genuinos de nuestra revolución que, según afirma, son también los de la religión que él profesa: justicia, igualdad, compromiso con los pobres y discriminados.
Pero nadie piense que no discutimos bastante. Betto sostiene teorías científicas en las cuales cree decididamente, basadas en el «Big Bang». Fue una de las primeras personas que me habló del singular fenómeno. A mí, que cursé el 5to. grado de primaria en el colegio Dolores de Santiago de Cuba, regido por jesuitas bien preparados y exigentes, me habían explicado la existencia de los planetas que giran alrededor del Sol, y las distancias de cada uno de ellos y del nuestro en la inmensa galaxia donde estamos ubicados.
En aquella época progresaba la economía imperialista emanada del colonialismo. Los mapas del África, gran parte del Oriente Medio, el Sur y el Sureste de Asia, Oceanía, Australia, Canadá, Dinamarca, el Caribe y las Malvinas, aparecían con los colores típicos de cada uno de los países anglosajones europeos dueños; y de algunos otros como Francia, Italia, Bélgica y España, todos desarrollados en mayor o menor grado, que avanzaban hacia las sociedades de consumo desde hace menos de un siglo.
Para Betto, versado además en cuestiones científicas, la evolución de la materia estaría acompañada de un elevado porcentaje de radiaciones, visibles unas, y oscuras otras, cuyas consecuencias en miles de millones de años, un número ya incalculable de científicos en más de 500 ―quinientos― centros de observación espacial, no se atreven a predecir.
No sé lo que recordará ahora Frei Betto de aquel intercambio. Téngase presente que solo en mi memoria guardo los recuerdos del encuentro en que me interrogó a su antojo durante un montón de horas en mi propio despacho, donde, como cosa curiosa, yo miraba de vez en cuando una foto de Ernest Hemingway junto a una gigantesca aguja ―dos veces el tamaño del autor de El viejo y el mar― que este me había obsequiado.
Yo estaba avergonzado de mi propia ignorancia que no me permitía un análisis profundo sobre el tema. Me preguntaba por qué había estudiado Derecho. Pensé que fue la falta de orientación profesional lo que me llevó a ese error. El hábito de discutirlo todo dio lugar a que muchos dijeran que yo iba a ser abogado; y cuando me preguntaban qué carrera pensaba estudiar, respondía mecánicamente: «abogado». Matriculé esa carrera, pero estudiando una asignatura ―Economía Política― temida por todos los alumnos del primer curso, descubrí la verdad. Un exigente profesor, que no tenía paz con nadie, en ocasiones examinaba él mismo oralmente a los alumnos; yo, que andaba ocupado con otras tareas de atención a los propios alumnos como cabeza de la candidatura del primer curso de ese año, dejé para el segundo curso la Economía Política, impresa en mil páginas de mimeógrafo con borrosas letras, pues no había libros de textos. Leí varias veces aquel complejo material y me presenté al examen oral. No fue poca mi sorpresa cuando después de un largo examen, el profesor me otorgó la nota de «sobresaliente».
Era precisamente lo que me interesaba: la política; cómo enfrentar los fenómenos de superproducción, las crisis económicas, el desempleo, el hambre y la injusticia social. Por ello incluí otra carrera, la de Ciencias Sociales. Fiel a la idea, a partir del tercer curso, me dediqué a estudiar más de 30 asignaturas correspondientes a estos temas. Me parecía el objetivo a seguir como instrumento de la política revolucionaria que era realmente la idea que se venía gestando en mi mente.
Después de cumplir compromisos de apoyo político al Partido del líder independentista puertorriqueño, Pedro Albizu Campos, por un lado, y por otro con el pueblo dominicano en su lucha contra Leónidas Trujillo, donde adquirí las primeras experiencias en la lucha armada, me dediqué al estudio. En 1959 visité Harvard y allí compré El Capital de Carlos Marx, en inglés, aunque tenía una copia en español. Imagínense la idea de estudiar a Marx en inglés, un autor difícil de comprender en español.
Tal era la fiebre política, que aún conservo.
Debo consignar que no podría concluir estas líneas si no afirmo que, en mi opinión, estamos viviendo un momento decisivo para nuestra especie. Es como si los seres humanos fuésemos incapaces de comprender que nuestra especie está al borde del más grave de los errores, desde que surgió hace menos de un millón de años o tal vez mucho menos, en que varios tipos de seres humanos, entre ellos el Homo Sapiens, el Neandertal y tal vez otro u otros, fuesen capaces de pensar, aunque todavía no se haya dispuesto de las pruebas definitivas. Por otro lado, las noticias sobre las llamadas «civilizaciones» datan desde hace apenas cuatro mil quinientos años, es lo que yo creía desde que al final del Bachillerato pude leer los legendarios poemas atribuidos a un poeta griego llamado Homero; sin embargo, el propio Frei Betto me explicó que la ciudad de Jericó tiene más de diez mil años, él conocía de sobra lo que se ha investigado sobre aquella ciudad, y describía, como si acabara de llegar de una visita, hasta los colores y arquitectura de las casas.
En los últimos cien años dos poderosas potencias, la URSS y la República Popular China, partieron de las ideas marxistas-leninistas en la búsqueda de la libertad y la justicia social por la única vía posible: ¡La Revolución social! Cualquiera de ellas adquirió con los años el poder suficiente para enfrentar al poderoso imperio basado en la opresión y el saqueo. Solo el espíritu realmente aventurero e irresponsable puede llevar a Estados Unidos a una guerra con cualquiera de ellas, independientemente de los hechos que se produjeron en el Estado socialista multinacional de la URSS en el último decenio del siglo XX.
Entre Rusia y China, que tanto hermanó la Revolución, se desarrollan excelentes relaciones.
Hoy Betto recibirá la Categoría Especial Dr. Honoris Causa en Filosofía en el Aula Magna de la Universidad de La Habana. Cuando Frei Betto vuelva a Cuba tendrá que estar bien pertrechado para discutir con su ignorante amigo.
Fidel Castro Ruz

Octubre 12 de 2015
1 y 15 p.m.

Frei Betto en la presentación de su libro "Fidel y la Religión". Foto de Archivo
Frei Betto en la presentación de su libro “Fidel y la Religión”. Foto de Archivo
Fidel y Frei Betto el domingo 16 de febrero de 2014.
Fidel y Frei Betto el domingo 16 de febrero de 2014.

Leonel : “Fidel le dio un sentido de dignidad al pueblo cubano”

"Veo a Fidel con respeto, con admiración, con el sentimiento de orgullo de haber tenido a un compatriota latinoamericano de estatura universal. Por eso la noticia de su fallecimiento me entristeció. A mí y a todo el pueblo dominicano. Porque, aunque uno veía que ya iba avanzando en edad, uno nunca creía que Fidel iba a morir."
Servicios de Acento.com.do - 5 de diciembre de 2016 - 8:45 am - 17
Foto: Ex presidente dominicano Leonel Fernández. Foto: Diario Granma
Cortesía de la página de Radio Habana Cuba/Editado por Julio Pérez
Santiago de Cuba, 5 dic (RHC) Dice Leonel Fernández, el expresidente dominicano, que su presencia en Santiago de Cuba es un testimonio de amistad, por parte del pueblo dominicano, y por parte del Partido de la Liberación Dominicana, para con Cuba.
Dice que Martí y Gómez son la mejor demostración del vínculo entre estos dos países.
Y que su pueblo tiene ese deseo de que la sociedad cubana siga progresando; de que todo cubano siga teniendo un tremendo orgullo de su patriotismo, destaca el periódico Granma.
Entonces, pregunto por Fidel.
—Lo conocí hace 20 años, en el contexto de la celebración de la Sexta Cumbre Iberoamericana. En esa ocasión, nos trasladaron en un autobús desde Santiago de Chile hasta Viña del Mar. Y a mí me tocó sentarme al lado de Fidel. Fue una travesía de tres horas donde tuve el privilegio de conversar ampliamente con él.
«Lo que descubrí en primer término fue una persona con una curiosidad insaciable. Quería saberlo todo. Hablaba interrogando. Y hacía preguntas con las cosas que uno jamás había pensado; cosas como: cuál es el volumen de producción de cerdos en tu país, o unidades de producción de pollo. Y yo: mire, presidente, no sé, no tengo idea. Porque uno no ha re­flexio­nado nunca sobre esos temas, ¿verdad? Él era un desafío intelectual para cualquier persona.
«Obviamente, estudiando su trayectoria, uno descubre una singularidad en su liderazgo: que para él no existía la palabra adversidad. La adversidad la convertía en victoria. Y eso tiene mucho que ver con la fuerza de las convicciones. Las suyas eran convicciones muy enraizadas, muy profundas; esas creen­cias parecían llevarlo hasta el límite de temeridad. Porque el ataque al cuartel Moncada es un acto de audacia y de temeridad. El desembarco del Granma es otro acto de audacia; fue algo que puso su vida en riesgo. Y él era alguien que no temía al peligro en aras de un ideal.
«Por otra parte, destaca su talento, su inteligencia, su preparación, su cultura. Era un magnífico orador, un maestro de la palabra, un pedagogo.
«Todas esas cualidades se resumieron en una persona que se convirtió no solo en un líder, sino en el conductor hasta emocional de su país. Y eso era Fidel. Y por tanto es un referente para todos los que hemos desarrollado en el tiempo alguna responsabilidad en nuestros respectivos pueblos. Nunca en su dimensión; nunca con su estatura. Siempre modestamente.
El expresidente de Haití, René García Préval, el expresidente de República Dominicana, Leonel Fernández, y el presidente interino haitiano Jocelerme Privert, en La Habana, Cuba.
El expresidente de Haití, René García Préval, el expresidente de República Dominicana, Leonel Fernández, y el presidente interino haitiano Jocelerme Privert, en La Habana, Cuba.
«Pero sus atributos hay que desarrollarlos: usted tiene que tener pasión por el saber; tiene que tener pasión por las ideas; tiene que desarrollar convicciones respecto a sus creencias; tiene que sentir un compromiso con las personas. Y tener sentido de la historia. Y Fidel, obviamente, se apoyaba en la historia para todas sus acciones. Pero también tenía visión de futuro. Y hay que saber hacia dónde se va.
«Por lo tanto, para mi generación, y para mí personalmente, Fidel es un marco de referencia acerca de cómo se ejerce un liderazgo con sentido de la responsabilidad».
—¿Cuánto hay de Fidel en Leonel Fernández?
—Está siempre el modelo referencial, aunque correspondemos a momentos históricos distintos. En mi época ya la lucha por la democracia se había ido consolidando. Yo vengo de una familia humilde, y ser presidente de la república en tres ocasiones significa que en mi país hay un sistema que permite que eso sea posible. Y ese sistema estuvo antecedido por muchas luchas y derramamiento de sangre…

«Pero Fidel nació en una época en la que no había democracia posible. Por eso tomó el camino de la Revolución.
«Veo a Fidel con respeto, con admiración, con el sentimiento de orgullo de haber tenido a un compatriota latinoamericano de estatura universal. Por eso la noticia de su fallecimiento me entristeció. A mí y a todo el pueblo dominicano. Porque, aunque uno veía que ya iba avanzando en edad, uno nunca creía que Fidel iba a morir.
«También es un capítulo de la historia que se cierra; porque nosotros vivíamos toda esa metodología construida en torno al Moncada, en torno a Girón…; y vivíamos todos sus discursos, que eran una cosa fabulosa. Entonces aprendimos mucho de su método, de su forma de entender, de su forma de interpretar, de colocar en contexto.
«Fidel era un maestro de la política. Y un gran estratega militar. Y un visionario que entendía la geopolítica mundial y sabía manejarse en ese contexto. Además, hizo aportes valiosísimos a la comprensión de la realidad de nuestros pueblos de América Latina.
«Fidel le dio un sentido de dignidad al pueblo cubano. Y de respeto. No es una sociedad rica; es una sociedad que tiene sus limitaciones. Pero, a pesar de eso, tiene un sentido de dignidad que la coloca por encima de los temas materiales.
«Fidel también llevó la solidaridad a un nivel insospechado.
«Fidel es una figura iconográfica.
«Fidel es alguien nuestro.
«Hay que estudiarlo».

domingo, 4 de diciembre de 2016

Fidel en Santa Ifigenia, su morada eterna


Un adiós a Fidel en Santa Ifigenia



El General de Ejército Raúl Castro rindió honores a Fidel al pie del mausoleo que guarda los restos del Comandante en Jefe, en el Cementerio de Santa Ifigenia. Foto: Marcelino Vázquez Hernández/ ACN

A las 6:50 de la mañana entran por el portón del Cementerio de Santa Ifigenia las cenizas de Fidel Castro. Hace una mañana espléndida de domingo, inusitadamente fresca en esta ciudad caribe, como si se hubieran confabulado los vientos para recibir al Comandante en Jefe sobre la tierra de Cuba.

Cuando frente al edificio administrativo de Santa Ifigenia se detiene el armón militar que ha peregrinado con la urna de cedro por casi toda la Isla, ya están alineados los miembros del Buró Político, con el General de Ejército Raúl Castro Ruz a la cabeza, en la explanada contigua frente al austero monumento donde reposarán las cenizas. El mausoleo es una piedra pulida, igual que las que abundan en los márgenes del Río Cauto, solo que esta es de granito y proviene del yacimiento de Las Guásimas, al este de Santiago de Cuba. En el corazón de la roca, hay un tajo cuadrado donde va la urna, protegida por una placa que lleva grabado una sola palabra: Fidel.

Hay otros detalles que conmueven de este lugar, delimitado por helechos, palmas y las califas moradas de la Sierra Maestra, que también acompañan el Mausoleo de los Combatientes del Segundo Frente, donde yace Vilma Espín. A la derecha, una pared de hormigón donde se puede leer, en letras doradas, el concepto de Revolución que expresó Fidel el 1 de mayo de 2000 y que los cubanos han refrendado en estos días de luto.

Fidel no está solo en Santa Ifigenia. Lo acompañan cubanos que él adoró en vida, comenzando por José Martí, los mártires del ataque al Cuartel Moncada y los caídos en misiones internacionalistas. En el horizonte, las montañas de la Sierra Maestra. A unos pasos de su tumba, Carlos Manuel de Céspedes, Mariana Grajales, 32 generales de las guerras de Independencia contra el colonialismo español, los hermanos Frank y Josué País….

Cuando la banda de música interpreta las notas de la cantata “Eterno Fidel”, la pequeña urna que se guardaba dentro de la caja de cedro, llega hasta las manos de Dalia Soto del Valle, su esposa, que es la estampa de la dignidad y el dolor. Detrás de ella está la familia y justo frente, al otro lado del Mausoleo, más de 40 invitados internacionales, amigos del Comandante y personalidades que asistieron ayer al acto en la Plaza Antonio Maceo. Cuando el arca con las cenizas llega hasta Raúl, sus manos ya no tiemblan. La coloca contra su pecho, la alza hasta el orificio en el interior de esta gran piedra y se le escapa un largo suspiro. Este momento de la ceremonia no dura más de tres minutos, pero pesan como horas sobre los hombros de todos los presentes. Corren lágrimas en los rostros de los curtidos guerrilleros, de las mujeres y hombres que están aquí. Pero no hay lamentos, ni gritos, ni gestos que distraigan la solemnidad de estos instantes.

A lo lejos solo se escucha la marcha que viene desde la Plaza Antonio Maceo hasta las cercanías de la necrópolis: “Yo soy Fidel”, “Yo soy Fidel”, y ese es el único sonido que se alternará, como un eco allá a lo lejos, durante toda la ceremonia con el Himno Nacional, la música luctuosa, los pasos firmes de los soldados del Departamento de Ceremonias de las Fuerzas Armadas y las salvas de la artillería.

Después de colocar la tapa en el nicho, todo ocurre mucho más rápido. Toque de atención. Himno Nacional. 21 salvas de cañones. Una grabación con la voz de Fidel que nos devuelve el concepto de Revolución. Relevo de la guardia de honor, tanto la formada previamente ante el Mausoleo de Martí, como la que escolta el lugar de reposo de Fidel. Los presentes, incluidos las escoltas y los compañeros que cuidaron al líder de la Revolución en sus últimos años, depositan rosas blancas en la base del panteón. La fila comienza con Raúl y termina con el argentino Diego Armando Maradona, y entre uno y otro los presidentes Nicolás Maduro –Venezuela-, Daniel Ortega –Nicaragua-, Evo Morales –Bolivia-, Denis Sassou-Nguesso –Congo-, Malatu Teshome –Etiopía-, Alfred Marie-Jeanne –presidente del Consejo Regional de La Martinica- y los ex mandatarios, Luiz Inacio Lula da Silva y Dilma Rousseff, de Brasil.

Como se había anunciado previamente, ha sido una ceremonia solemne y privada. Y aunque no se dijo en la nota que anunció la despedida en Santa Ifigenia, no sorprende que también sea profundamente conmovedora, escoltada por sus seres y muertos queridos, sin más lujo que el que poseen las piedras y los helechos de las montañas. A las 7:40 de la mañana salieron los últimos dolientes del cementerio de Santiago de Cuba. Fidel descansa en paz. Hasta siempre, Comandante.

Raúl deposita en la piedra la pequeña urna donde están las cenizas de Fidel. Se escucha un suspiro hondo. Foto: Marcelino Vázquez Hernández/ ACN


Raúl deposita la pequeña urna con las cenizas de Fidel. Se escucha un suspiro hondo. Foto: Marcelino Vázquez Hernández/ ACN

El mausoleo es una piedra pulida, igual que las que abundan en los márgenes del Río Cauto, solo que esta es de granito, pesa más de 2 400 kilogramos por centímetro cuadrado y proviene del yacimiento de Las Guásimas, al este de Santiago de Cuba. Foto: Marcelino Vásquez Hernández/ ACN

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En Irán no juegan con los corruptos

Confirman la pena de muerte para uno de los hombres más ricos de Irán
El magnate Babak Zanjani fue acusado de defraudar al Estado por cerca de 3.000 millones de dólares.



La Corte Suprema de Irán ha confirmado la sentencia de muerte impuesta al magnate Babak Zanjani, uno de los empresarios más ricos del país, por corrupción y malversación de fondos, informa TASS.

La fortuna del multimillonario, que fue director de la corporación Sorinet Group, se estima en 13.500 millones de dólares. Zanjani fue arrestado en diciembre de 2013, acusado de malversar miles de millones de dólares en ingresos por la venta de petróleo realizada en nombre de las autoridades a través de sus empresas. En marzo de 2016 el empresario fue condenado a morir en la horca. 

El magnate fue acusado de un fraude que causó daños al Estado por cerca de 3.000 millones de dólares. En 2012 el multimillonario fue incluido en la 'lista negra' de EE.UU. y la UE por eludir las sanciones impuestas contra Teherán.

Se informa que los casos de otros dos acusados, condenados a pena de muerte en marzo de 2016, han sido enviados a reconsideración. 

Tomado de RT

jueves, 1 de diciembre de 2016

PABLO NERUDA A FIDEL CASTRO

A FIDEL CASTRO. POEMA DE PABLO NERUDA



Fidel, Fidel, los pueblos te agradecen
palabras en acción y hechos que cantan,
por eso desde lejos te he traído
una copa del vino de mi patria:
es la sangre de un pueblo subterráneo
que llega de la sombra a tu garganta,
son mineros que viven hace siglos
sacando fuego de la tierra helada.


Van debajo del mar por los carbones
Y cuando vuelven son como fantasmas:
se acostumbraron a la noche eterna,
les robaron la luz de la jornada
y sin embargo aquí tienes la copa
de tantos sufrimientos y distancias:
la alegría del hombre encarcelado,
poblado por tinieblas y esperanzas
que adentro de la mina sabe cuándo
llegó la primavera y su fragancia
porque sabe que el hombre está luchando
hasta alcanzar la claridad más ancha.
Y a Cuba ven los mineros australes,
los hijos solitarios de la pampa,
los pastores del frío en Patagonia,
los padres del estaño y de la plata,
los que casándose con la cordillera
sacan el cobre de Chuquicamata,
los hombres de autobuses escondidos
en poblaciones puras de nostalgia,
las mujeres de campos y talleres,
los niños que lloraron sus infancias:
ésta es la copa, tómala, Fidel.

Está llena de tantas esperanzas
que al beberla sabrás que tu victoria
es como el viejo vino de mi patria:
no lo hace un hombre sino muchos hombres
y no una uva sino muchas plantas:
no es una gota sino muchos ríos:
no un capitán sino muchas batallas.
Y están contigo porque representas
todo el honor de nuestra lucha larga
y si cayera Cuba caeríamos,
y vendríamos para levantarla,
y si florece con todas sus flores
florecerá con nuestra propia savia.
Y si se atreven a tocar la frente
de Cuba por tus manos libertada
encontrarán los puños de los pueblos,
sacaremos las armas enterradas:
la sangre y el orgullo acudirán
a defender a Cuba bienamada.
fidel-castro-1

EL DUARTE DE MIGUEL NÚÑEZ

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