MORAL Y LUCES

MORAL Y LUCES

miércoles, 22 de abril de 2020

Lenin, la apertura de una época

Por Antonio Rondón *


Moscú (Prensa Latina) La figura de Vladimir Ilich Lenin significó la apertura de una época, el paso de la teoría política a la práctica en un escenario como la Rusia zarista, a donde llegó la Gran Revolución Socialista de Octubre.

Especialistas, historiadores y políticos valoran la figura de Lenin en ocasión del 150 aniversario de su natalicio. Porque su historia comenzó en la localidad de Simbirsk, en la gobernación de Moscú, el 22 de abril de 1870.

Los padres de Lenin, Ilia Ulianov, hijo de un excampesino siervo, y Ana Smirnova, vieron desde que era pequeño las cualidades fascinantes de su hijo, sobre todo buena memoria e inteligencia.

Entre 1879 y 1887 estudió en la escuela y el bachillerato (Gimnasio), y en su inclinación por la lucha por la justicia pudo incidir el castigo a su hermano mayor en 1887 debido a acciones contra el zarismo.

Una vez que ingresó en la Universidad Imperial de Kazán, para estudiar en la facultad de Derecho, de inmediato se involucró con miembros del movimiento 'Voluntad Popular'. Era una época donde la Rusia zarista intentaba despegar con algunos visos capitalistas.

Apenas tres meses de cursos universitarios bastaron para el primer arresto de Lenin que, finalmente, desembocó en su expulsión de la mencionada facultad. 

Pero el joven cultivó el carácter autodidacta de la adquisición de conocimientos y Kazán no fue la excepción. Mientras mantuvo prisión estudió a filósofos como Nikolái Chernishevski.

Finalmente, en 1888 se le permitió regresar a Kazán para dar exámenes y de paso entró en contacto con círculos cercanos a la teoría marxista, mientras estudió a otros pensadores como Gueorgui Plejánov, quien sería guía para muchas de sus acciones y uno de los colaboradores cercanos.

Lenin, que vivió un tiempo en la región de Samara con su familia, dio los exámenes en la Universidad de San Petersburgo, a donde se trasladó en 1891. Tres años más tarde, se formó el credo leninista de la revolución mundial del proletariado, al frente de las fuerzas democráticas. 

Entre 1895, cuando viajó a Suiza y conoció personalmente a Plejánov, y 1898, cuando salió a la luz el primer número del periódico Iskra, Lenin avanzó en la formación como revolucionario e inició su consolidación como nuevo pensador.

Para 1905, tras ser apresado en varias ocasiones en esa etapa y haber integrado el Partido Social Demócrata Obrero, se produjo la división de esa agrupación en una mayoría (bolchenstvo) y una minoría (menshestvo), lo cual daría paso a los términos bolcheviques y mencheviques.

Lenin siempre abogó por la existencia de un partido para dirigir la revolución y un órgano de prensa. En 1912 se creó el semanario Zvezda y, finalmente, surgió en mayo de ese año la publicación Pravda, donde dio a conocer unos 270 trabajos, ensayos y artículos, muchos de ellos bien conocidos.

De hecho, apareció en 1916 su obra Imperialismo, fase superior del capitalismo, uno de los trabajos más completos de lo que sería el adelanto para la línea política seguida por el pensador, tanto de la salida de Rusia de la I Guerra Mundial, como de la propia Revolución.

Tras el triunfo de la Revolución de Octubre en 1917, la tarea consistió en aprovechar la movilización de trabajadores, soldados y campesinos, unidos por intereses de clase similares, para poner en práctica, aunque con algunos cambios, las concepciones socialistas.

La victoria revolucionaria en la Rusia zarista, a lo cual siguió la invasión de potencias occidentales con apoyo de la resistencia de la llamada guardia blanca en el interior del país, obligó a realizar transformaciones dentro de la propia Europa.

Para evitar grandes protestas, naciones occidentales europeas debieron introducir la jornada laboral de ocho horas, y dejar atrás las de 12 y hasta 14 horas. Con el tiempo, se introdujeron también los jardines infantiles, ayudas sociales para familias numerosas y otras.

Lenin, luego de un periodo de expropiaciones y medidas de restricción, dio paso a la aplicación de la llamada Nueva Política Económica y el Plan de Electrificación del País (Goerlo), convertido en la plataforma para la industrialización de la Unión Soviética, creada en 1922. 


El 21 de enero de 1924 falleció el pensador, jurista, filósofo, dirigente y organizador del movimiento obrero internacional y de su país. 


El legado revolucionario que dejó transformó al mundo y dictó la aparición de un límite histórico de antes y después de la Revolución de Octubre.

Lenin puso fin a un sistema sociopolítico por primera vez en la historia y creó las bases para el socialista, donde lo importante es poner fin a la explotación del hombre, con una fórmula de propiedad que busque el bien común.

De hecho, muchos analistas consideran que el inspirador de la Revolución de Octubre impidió la desaparición del territorio ocupado por el imperio zarista, al cual muchas otras naciones tenían la intención de atomizar y depredar por fragmentos. La creación de la URSS lo impidió.

En el siglo XXI, después de la desintegración de la Unión Soviética, los tiempos convulsos de la década de 1990 y la euforia occidental de celebrar la desaparición del campo socialista, lógicamente se trató de cambiar la visión sobre Lenin.

Pero incluso detractores de esta personalidad descollante, cuyos restos descansan en un mausoleo de la Plaza Roja, en Moscú, reconocen que fue un gran pensador y un factor de un cambio histórico en el orbe.


arb/To

martes, 21 de abril de 2020

Roque Dalton, el poeta guerrillero del "Unicornio azul

Roque Dalton, el poeta guerrillero del "Unicornio azul" que todavía buscan en El Salvador a mas de cuatro décadas de su asesinato.


Derechos de autor de la imagen CONTRAPUNTOImage caption Además de poeta y guerrillero, Roque Dalton fue periodista y ensayista.

El próximo 10 de mayo 2020 harán 45 años, en el Salvador una noche brumosa, Era un 10 de mayo de 1975 se fue un hombre bueno, Roque Dalton, poeta, ensayista, escritor, periodista y guerrillero salvadoreño. El poeta se consideraba un ciudadano de la humanidad, por eso le canto a los sufridos de la historia a los mismos que vino el mesias a predicarles hace algo mas de 2000 años. La noche que murió Roque Dalton era día de la madre en El Salvador. Dicen que esa noche, en la tenebrosa oscuridad, a alguien, a lo lejos, se le  escucho cantar algo, del tambien malogrado poeta Federico Garcia Lorca : 

La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.

En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.

Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.

Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.

Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.

Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.

El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.

Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.
Cómo canta la zumaya,
¡ay, cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.

Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.

"Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre, porque se detendría la muerte y el reposo", escribió el propio Dalton. Sin embargo, su nombre, sin reposo, sigue y seguirá pronunciándose 45 años después de su muerte. (El Progresista)

(poema de Roque Dalton, para los años 70 los de las utopías y sueños azules lo llevábamos en la boca)
Mañana, hijo mío, todo será distinto.
Se marchará la angustia por la puerta del fondo
que han de cerrar, por siempre, las manos de hombres nuevos.

Reirá el campesino sobre la tierra suya
(pequeña, pero suya),
florecida en los besos de su trabajo alegre.

No serán prostitutas la hija del obrero
ni la del campesino
-pan y vestido habrá de su trabajo honrado-.

¡Se acabarán las lágrimas del hogar proletario!
Tu reirás contento, con la risa que lleven 
las vías asfaltadas, las aguas de los ríos,
los caminos rurales...

Mañana, hijo mío, todo será distinto:
sin látigo, ni cárcel, ni bala de fusil
que reprima la idea.

Caminarás por las calles de todas las ciudades,
en tus manos las manos de tus hijos,
como yo no lo pude hacer conmigo.

No encerrará la cárcel tus años juveniles
como encierra los míos:
ni morirás en el exilio,
tembloroso los ojos,
anhelando el paisaje de la patria,
como murió mi padre.

¡Mañana, hijo mío, todo será distinto!
Uno de los guardianes de su arresto, Saúl Mendoza, recuerda ese día con claridad. Había salido a saludar a su madre, pero cuando volvió todo había cambiado, según cuenta en el documental "Roque Dalton, fusilemos la noche", de la cineasta austríaca Tina Leisch.


Derechos de autor de la imagenAFPImage caption

La de Dalton no fue una muerte cualquiera. No fue una más de la colección en la escalada de violencia política que por esos años sacudía a El Salvador.

Pequeñoburgués comunista

Roque Dalton García nació y se crio en el ala más privilegiada de la sociedad salvadoreña. Su padre, un empresario estadounidense, sólo lo reconoció a los 17 años, pero financió su educación en los mejores institutos católicos de San Salvador.Al terminar su etapa escolar, su padre decidió enviarlo a estudiar Derecho a la Universidad Católica de Chile.


Image captionRoque Dalton con el poeta cubano Herberto Padilla durante su exilio en Cuba.

Sin embargo, al llegar a Santiago, en 1953, Dalton prefirió dejar el catolicismo de lado y estudiar en la entonces reformista Universidad de Chile. Allí aprendió, pero más que de Derecho, de marxismo.

"Me puse en contacto con los comunistas, tuve amigos comunistas, y al principio sin saber que lo eran, luego con un poco más de conciencia, por lo menos di un paso de avance en Chile y de católico conservador que era pasé a ser un católico progresista, un social-cristiano; en ese momento, esa corriente de pensamiento en Chile me pareció sumamente atractiva", aseguró Dalton sobre su viaje a Chile.

Después de Chile volvió a El Salvador y se acercó al Partido Comunista, comenzó a publicar sus primeros trabajos de poesía y ganó sus primeros premios literarios.
Comenzaba entonces a forjarse quien quedaría escrito en la historia como uno de los principales representantes de las letras centroamericanas.


Derechos de autor de la imagenAFPImage captionJulio Cortázar conoció a Dalton en París y luego se toparon en Cuba, en una reunión de artistas extranjeros con Fidel Castro. El argentino era gran admirador de la poesía de Dalton y dedicó varias de sus clases universitarias a su trabajo.

"Roque es para mí el ejemplo muy poco frecuente de un hombre en quien la capacidad literaria, la capacidad poética se dan desde muy joven mezcladas o conjuntamente con un profundo sentimiento de connaturalidad con su propio pueblo, con su historia y su destino", diría el escritor argentino Julio Cortázar años después en una clase magistral donde le pidieron hablar de Dalton.

Con El Salvador inmerso en una seguidilla de gobiernos militares y en plena guerra fría, Dalton fue varias veces arrestado por el régimen.

Finalmente partió al exilio en México, visitó la Unión Soviética, Checoslovaquia y otros países del bloque soviético para terminar finalmente radicado en Cuba.

El origen del unicornio azul

Fue precisamente en Cuba, en plenos años '60, donde el poeta experimentó su minuto literario más prolífico.

Vivía cerca de la Casa de las Américas, en el barrio El Vedado de La Habana, epicentro de la bohemia cultural cubana postrevolucionaria.

Derechos de autor de la imagenAFPImage captionLa historia del unicornio azul de Silvio Rodríguez está inspirada en la de Roque Dalton.

"Conocí a Roque, a su esposa y a sus tres hijos a finales de los años 60. A veces visité su apartamento en la calle J, en El Vedado", recordó en una entrevista el cantautor Silvio Rodríguez, uno de los principales representantes de la Nueva Trova cubana.

Una de las canciones más famosas del cantautor cubano está precisamente dedicada a la memoria del artista salvadoreño.

"Todo empezó por un amigo muy querido que tuve, un salvadoreño llamado Roque Dalton, quien además de haber sido un magnífico poeta fue un gran revolucionario, compromiso que le hizo perder la vida cuando era combatiente clandestino", consignó Rodríguez en la presentación de su disco "Unicornio" en 1982.

"[Juan José Dalton, hijo de Roque] me contó que allá, en las montañas de El Salvador, andando con la aguerrida tropa de los humildes, trotaba un unicornio azul con un cuerno"
Silvio Rodríguez sobre "Unicornio"

"[Juan José Dalton, hijo de Roque] me contó que allá, en las montañas de El Salvador, andando con la aguerrida tropa de los humildes, trotaba un unicornio azul con un cuerno", remató el cubano.

En Cuba, sin embargo, Dalton no sólo se codeó con artistas, sino también con líderes revolucionarios, como el propio Fidel Castro, con quien tuvo una empecinada e histriónica discusión sobre el uso de un arma que logró despertar a un Julio Cortázar que dormitaba.
Derechos de autor de la imagenAFPImage captionLos contactos de Dalton en La Habana no se limitaron al mundo de los libros.

"Nunca se pudo separar al poeta del luchador, al novelista del combatiente, y por eso su vida fue una serie continua de persecuciones, prisiones, exilios, fugas en algunos casos espectaculares y un retorno final a su país después de muchos años pasados en otros lugares de exilio para integrarse a la lucha donde habría de perder la vida", aseguró el autor de Rayuela en su clase magistral.

Y el guerrillero le ganó al poeta: Dalton decidió volver a El Salvador a pelear por la revolución.

La revolución desde adentro

Según su familia, el escritor volvió clandestino a El Salvador en 1973.
Desde La Habana hicieron los contactos para que "Julio Dreyfus", su pseudónimo, se uniera al ERP, siete años antes de que estallara oficialmente la guerra civil. Dalton haría de bisagra entre el gobierno cubano y la organización guerrillera.  Sin embargo, el carisma y la interpretación ideológica de Dalton no cayó demasiado bien entre los líderes guerrilleros.

Documentos dados a conocer tras su muerte por el ERP mostraron la lucha entre la tendencia "operativa", encabezada por el líder del grupo, Alejandro Rivas Mira, que ponía énfasis en la "conducción política y militar", y el movimiento formado alrededor de Dalton, peyorativamente denominado "burocrático" por su contraparte, compuesto por "pequeños burgueses pensantes".

Sus compañeros veían a Dalton con sospechas porque no se adhería a la alternativa de tomar las armas, como el pequeño burgués que no sabía mucho de guerras"

Javier Espinoza

"Sus compañeros veían a Dalton con sospechas porque no se adhería a la alternativa de tomar las armas, como el pequeño burgués que no sabía mucho de guerras", le explica a BBC Mundo Javier Espinoza, periodista salvadoreño y coautor del libro "Quién mató a Roque Dalton".

"Tenemos que ponernos en el contexto de jóvenes con muchas ganas de resolver el conflicto a la fuerza. Dalton tuvo la mala suerte de meterse con un grupo que no se alineaba a su pensar", explica Espinoza.

Y el 13 de abril de 1975 sus propios compañeros de armas lo arrestaron.
Acusado de incitar la insurgencia, de ser un agente encubierto de la CIA -cosa que la propia guerrilla posteriormente desmintió- y demasiado conservador en su postura revolucionaria, Dalton fue apresado junto a su compañero José Armando Arteaga (alias Pancho).

De ahí en adelante, su destino es difuso. Lo que se sabe se basa en versiones y conjeturas.

Image captionTras su asesinato, el cuerpo de Dalton nunca fue encontrado.


Constanza Hola (@constanzahola)BBC Mundo

domingo, 19 de abril de 2020

Luis Sepúlveda: notario de la historia, guardián de la memoria

Cuando enrumba hacia el infinito un hombre bueno, comprometido con el porvenir de la humanidad los cielos universales se tiñen de colores, alegórico a la despedida física mas no su espíritu, su obra, su pensamiento, sus aportes se quedan entre nosotros como una tea que ilumina los caminos de miles y miles de ciudadanos de la humanidad que también esperan la alborada de una pura, verdadera y descontaminada  primavera para el mundo. Luis Sepúlveda nadie se muere de verdad si hay muchos que respetan y siguen su memoria. Feliz viaje a la eternidad, hermano y compañero de fe en el porvenir. (El progresista)


Marcos Roitman Rosenmann, La Jornada

Vivió todas sus vidas. Su imaginación lo llevaba a mundos donde creaba sin ataduras. Fue un personaje al interior de su literatura. Gran conversador y fumador empedernido, abandonó Chile sin quererlo. La dictadura de Pinochet lo llevó al exilio. Nunca perdió sus raíces ni su compromiso político. No sólo escribió literatura, incursionó en el teatro y el cine. Fue un excelente analista político. A diferencia de otros literatos cuya fama los descoloca hasta el extremo de vender su alma, Luis Sepúlveda dejó constancia de sus principios y valores democráticos. Sus artículos circularon en los años oscuros de la dictadura. La revista Análisis los publicaba. Su director, Juan Pablo Cárdenas, editó por primera vez su novela Un viejo que leía novelas de amor. Cuenta que tras enterarse de su publicación por una editorial francesa, recorrió las librerías de Santiago, junto con sus amigos, retirando los ejemplares para que los franceses creyesen que habían sido los primeros en descubrir la obra.

Su columna Carne de Blog, en Le Monde Diplomatique, circula por el mundo. Fueron centenares. Chile: El Oasis Seco, del 26 de diciembre de 2019 fue su última entrega. Una crítica mordaz al modelo neoliberal. Así concluía su reflexión:
"La paz del oasis chileno estalló porque las grandes mayorías empezaron a decir no a la precariedad y se lanzaron a la reconquista de sus derechos perdidos. No hay rebelión más justa y democrática que la de estos días en Chile. Reclaman una nueva Constitución que represente a toda la nación y su diversidad, reclaman la recuperación de cuestiones tan esenciales como el agua y el mar también privatizado. Reclaman el derecho a estar presentes y ser sujetos activos del desarrollo del país. Reclaman ser ciudadanos y no súbditos de un modelo fracasado por su falta de humanidad, por la absurda obcecación de sus gestores. Y no hay represión por más dura y criminal que sea, capaz de detener a un pueblo en marcha".
Odiado por la clase dominante chilena hasta el extremo de negar su obra, han preferido la descalificación personal antes que reconocer su genio, su prosa y su aporte a la literatura chilena, latinoamericana y universal. Nunca han faltado los insultos, las mentiras o la persecución ideológica y política. No han soportado que se declarase rojo, rojísimo. Sólo le pedían, como hicieron otros, renegar de su pasado, ello le abriría las puertas a un reconocimiento oficial. Pero no renunció, apoyó las movilizaciones populares contra la dictadura, denunció la violación de derechos humanos, se puso en primera línea. Siempre al lado de las causas justas, de la lucha por la democracia y la justicia social. Generoso, puso su influencia para aligerar el peso de vivir en el exilio de muchos compañeros, nunca lo hizo público, actuó en silencio, como un caballero. Sin pedir nada a cambio. Su apellido materno, Calfucura, lo delataba, llevaba sangre mapuche. Y en una sociedad racista como la chilena es un estigma, pero sentía orgullo de llevar sangre mapuche. Reivindicó y defendió las formas de vida de los pueblos originarios. En 2016 dedicó Historia de un perro llamado leal, a sus nietos y al Pueblo Mapuche, sus hermanos. La novela es una oda al pueblo mapuche.

La derecha chilena no le perdona su irreverencia y su capacidad para describir la cobardía de la burguesía. En un cuento corto, Yacaré, editado junto con Diario de un killer sentimental, pone las siguientes palabras en boca de Daniel Contreras, ex policía de homicidios, exiliado en Berlín, para describir a su interlocutora, Ornella Brunni: "Usted no es más que una burguesita mimada y llena de odio. Quería vengar la muerte de su compañero y lo entiendo, pero no tomó cartas en el asunto, ¿y sabe por qué? Porque los burgueses jamás han tenido valor y siempre se han valido de otras manos para sacar las castañas del fuego".

Su literatura está llena de un conocimiento que seduce, despierta la conciencia y apela a la memoria colectiva, a la naturaleza, a la sabiduría de los pueblos originarios. Así, José Antonio Bolívar Proaño, personaje central de Un viejo que leía novelas de amor, sufrirá un cambio radical. De odiar y querer quemar la Amazonía hasta amarla incondicionalmente: en su impotencia descubrió que no conocía tan bien la selva como para poder odiarla. Aprendió el idioma shuar participando con ellos de las cacerías. Con los shuar, abandonó sus pudores de campesino católico. Andaba semidesnudo y evitaba el contacto con los nuevos colonos que lo miraban como un demente. Nunca pensó en la palabra libertad, y la disfrutaba a su antojo en la selva. Por más que intentara revivir su proyecto de odio, no dejaba de sentirse a gusto en aquel mundo Comía en cuanto tenía hambre. Seleccionaba los frutos sabrosos, rechazaba ciertos peces. Al caer la noche, si deseaba estar solo, se tumbaba bajo una canoa, y, si en cambio precisaba compañía, buscaba a los shuar. Éstos le recibían complacidos.

Supo describir las contradicciones de un capitalismo que rompe lo humano. En Mundo del fin del mundo sentenciaba: “Una visión irracional de la ciencia y el progreso se encarga de legitimar crímenes, y pareciera ser que la única herencia del género humano es la locura; intentan elevar el discurso del necio que quema su casa para calentarse a la categoría de una nueva ética. ‘Desprecio lo que ignoro’ es el lema de curiosos filósofos de la destrucción”. Su muerte por coronavirus no deja de ser una advertencia más de quien nos llamó la atención a defender la naturaleza frente al ansia depredadora del capitalismo salvaje. Luis Sepúlveda, hasta siempre. Nos queda tu ejemplo.

¿Provocaron las epidemias la caída del Imperio Romano?

Por Laurent Ripart 
Fuentes: Viento Sur
La llegada del Covid-19 ha vuelto a poner en un primer plano el papel motor de las pandemias en la historia de la humanidad y le ha dado un poco más pertinencia al gran libro que Kyle Harper publicó recientemente, para demostrar que las epidemias y en general, la crisis ecológica, constituyeron el principal motor de la caída de Roma. Este trabajo, que ha tenido un gran eco, es sin duda uno de esos grandes libros que podemos recomendar leer en estos tiempos de encierro.
Nacido en 1979, Kyle Harper se ha impuesto hoy como uno de los más grandes historiadores de su generación, debido a su capacidad de problematizar y su habilidad para presentar cuestiones complejas de manera simple, lo que le da la posibilidad escribir con gran talento obras de síntesis. En 2011 se hizo famoso por la publicación de un notable estudio sobre la esclavitud en el siglo IV, que cuestionó de forma radical la idea, hasta entonces bien asentada, de que la esclavitud habría desaparecido en la Antigüedad Tardía 1/. En 2013 apareció su segundo libro, que analizaba la transformación tardo-antigua de la tradicional moral sexual de la antigüedad grecorromana en teología cristiana del pecado 2/, volviendo de forma crítica sobre un tema bien investigado de una manera que la crítica consideró a menudo expeditiva.
No ha sido el caso de su tercer libro, The Fate of Rome. Climate, Disease and the End of an Empire , traducido en 2019 al español bajo el título El fatal destino de Roma. Cambio climático y enfermedad en el fin de un imperio 3/. Basado en una bibliografía de más de 1.300 títulos, este trabajo ha sido considerado unánimemente como una obra importante, con un éxito mundial fulgurante: se ha traducido a 9 idiomas, lo cual es bastante excepcional para un libro de historia antigua. Este éxito llevó a Kyle Harper a embarcarse en la redacción de un nuevo libro sobre el papel de las epidemias en la historia, que se publicará pronto en Princeton y cuya publicación constituirá, sin duda, un importante evento editorial.
¿Tuvo lugar la caída de Roma?
Al abordar las causas de la caída de Roma, Harper se embarcó en un camino difícil, ya que el tema ha sido muy debatido y constituye un objeto historiográfico particularmente temible. En primer lugar, el propio concepto de caída de Roma es de los más discutidos, y la historiografía actual prefiere el concepto de transformación del mundo romano, que se impuso a partir de los años 1990 bajo la influencia del gran historiador irlandés Peter Brown. Hablar de “End of an Empire” (el final de un imperio) como lo hace Harper es, por tanto, todo salvo una evidencia; de una parte, porque esta terminología remite a un concepto occidental-central, que no tiene en consideración la persistencia de la civilización romana en Bizancio y, de otra parte, porque no es evidente que, incluso en su parte occidental, el mundo romano hubiera realmente llegado a su fin, ya que siguieron siendo importantes muchos elementos de continuidad con la civilización medieval, aunque solo fuera la persistencia de una Iglesia romana que puede aún ser legítimamente considerada como un trozo del imperio romano que ha llegado hasta nuestra época.
Incluso si aceptamos que la caída de Roma tuvo lugar, determinar sus causas sigue siendo un desafío formidable. En un famoso libro, publicado en 1984, el historiador alemán Alexander Demandt se entretuvo en identificar en la literatura histórica no menos de 210 explicaciones diferentes para la caída del Imperio Romano 4/. Irónicamente, algunos críticos pueden haber pensado que el trabajo de Kyle Harper finalmente ha proporcionado la explicación número 211 que merecería ser incorporada en una futura reedición del libro de Demandt. Más allá de la broma, sería peligroso minimizar la importancia del libro de Harper, cuya contribución historiográfica es más que probable que sea duradera.
Una historia social del clima.
Al poner la historia del clima en el centro de su trabajo, Harper está lejos de haber hecho algo nuevo, ya que este campo de estudio fue abierto por historiadores que señalaron durante mucho tiempo que la crisis en el mundo romano correspondió aproximadamente al final de lo que ahora llamamos OCR (Optimo Climático Romano), una fase marcada por un calentamiento y condiciones óptimas de lluvia. Sin embargo, el libro de Harper tiene el mérito de tomas plenamente en cuenta la renovación traída en los últimos treinta años por el auge de los estudios paleoambientales y ofrecer una síntesis muy clara de los datos que los estudios paleoclimatológicos pueden ofrecer hoy en día a las y los historiadores
Sin embargo, más allá de sus cualidades de popularización, Harper ha aportado datos indudablemente nuevos, teniendo en cuenta el hecho de que el Antropoceno es, ante todo, un momento en que la humanidad da forma al medio ambiente. Al vincular el final de la OCR y la deforestación, subrayando su amplitud en la época romana, propone considerar que el establecimiento y desarrollo de la civilización grecorromana se caracterizaron por un proceso de crecimiento extenso, marcado por la profunda disminución de las áreas naturales, lo que habría tenido consecuencias importantes en la evaporación y, por lo tanto, en las precipitaciones. Al hacer de la degradación medioambiental el motor de la caída de Roma, a través de las consecuencias climáticas de la deforestación masiva, Harper ha podido dar a su libro una dimensión que supera los debates propiamente históricos, inscribiéndole en los interrogantes colapsológicos que están actualmente en el corazón de la sociedad contemporánea.
La cuestión de las pandemias
Sin embargo, la contribución más original del libro de Harper es el énfasis que pone en el papel de las pandemias en el proceso de crisis del Imperio Romano, lo que retrospectivamente aparece como una intuición notable cuando la historia de la humanidad se ve sacudida por la llegada del Covid-19. Es cierto que la cuestión está lejos de ser verdaderamente nueva porque las y los historiadores han enfatizado durante mucho tiempo que el mundo romano fue barrido regularmente por grandes pandemias, que las fuentes llaman pestes, un término que hasta el final de la Edad Media podría designar de hecho cualquier tipo de epidemia. Una vez más, Harper no ha realizado un trabajo nuevo, ya que su estudio no se basa en un estudio de primera mano, sino en la síntesis de muchos trabajos dispersos.
Si no ignoraban el papel devastador de las epidemias, las y los historiadores nunca habían visto nada extraordinario en la recurrencia de las pandemias que habían golpeado al mundo romano, considerando que se trataba de una de las plagas endémicas de las sociedades antiguas. Con mucho, la más conocida, la peste de Justiniano, que golpeó al mundo romano durante el reinado del emperador Justiniano (527-565), fue considerada a menudo como una epidemia excepcional. Surgida, como es el caso de todas las grandes pandemias, de China, la peste justiniana constituye la primera pandemia que se puede conectar con el bacilo de Yersin; en otras palabras, con la peste bubónica. Desplazándose con las principales rutas comerciales que cruzaban el Océano Índico, en el año 541, los bacilos de la peste justiniana llegaron a Egipto, desde donde se extendieron al mundo mediterráneo, circulando por medio de las ratas que poblaban los barcos cargados de cereales.
Las y los historiadores sabían desde hace tiempo que la conmoción fue terrible, ya que generalmente estiman que una ciudad como Constantinopla perdió en unas pocas semanas entre el 50 y el 60% de sus 500.000 habitantes. Sin embargo, consideraban la peste de Justiniano como una epidemia aislada, creyendo que sus efectos no habrían sido tan significativos si no hubieran golpeado a un mundo romano ya muy debilitado por desgracias de todo tipo, convirtiendo la pandemia en un acto final de una larga tragedia que había empezado hacía mucho tiempo.
Una historia ecológica de la epidemia
La ruptura historiográfica aportada por Harper consiste en pensar en las epidemias del mundo romano como un todo, cuyo desarrollo debe explicarse por factores estructurales. En este marco, le da un lugar fundamental a la llamada plaga antonina, indudablemente una epidemia de viruela, probablemente importada por los ejércitos romanos de la campaña que habían librado en Mesopotamia en el año 166. Apoyándose en algunos trabajos recientes que muestran la importancia de esta pandemia, ha podido estimar que, por su magnitud, la peste antonina habría constituido una ruptura importante en la historia sanitaria del imperio romano, cuyos efectos habrían sido incomparables con los de las pestes de los siglos anteriores.
Sin duda, este es el punto más discutible de su tesis, en la medida en que la importancia de la peste antonina ha sido objeto de animados debates académicos durante un cuarto de siglo. De hecho, no está en absoluto establecido que hubiera sido de una magnitud mayor que las plagas que se pueden identificar, por ejemplo, en el siglo I, pero que las fuentes mencionan de pasada sin que se pueda realmente comprenderlas, a diferencia de la peste antonina que goza de una ilustración excepcional, gracias en particular a los escritos de Galeno y quizás también de Aelius Aristide que pudo haber sido una víctima. Sin embargo, como el propio Harper reconoce, si ciertos especialistas estiman que la peste de Antonino habría matado entre un quinto y un tercio de la población romana, otros investigadores consideran que en el estado actual de las fuentes nada puede permitir considerar que habría causado una gran mortalidad.
Según Harper, la peste de Antonino no solo habría constituido una epidemia de gran importancia, sino que habría llevado al mundo romano a una nueva era de pandemias, lo que le llevó, en concreto, a asumir en esta perspectiva el expediente de la llamada plaga de Cipriano, debido a que se basa principalmente en el testimonio del obispo Cipriano de Cartago. Si su naturaleza está a debate, Harper cree que fue una forma de gripe que parece haber entrado alrededor del año 249 en el mundo romano a través de Egipto, donde debió haber permanecido endémica hasta alrededor de 262. Siempre preocupado por vincular los factores ecológicos con la historia social, Harper subraya que no sería ilegítimo ver en esta epidemia la base de la que el cristianismo habría despegado, poniendo así en relación el choque epidemiológico y el proceso de cristianización del imperio que caracteriza la segunda mitad del siglo III. Situada así en una perspectiva amplia, la plaga de Justiniano ya no aparece ya como un accidente, sino como la última de una serie de pandemias que habrían golpeado al mundo romano.
Después de haberse esforzado por poner en evidencia el carácter estructural de la peste en el mundo romano tardío, Harper se esfuerza por enfatizar que estas epidemias no deben nada al azar, sino que tienen su origen en el desequilibrio ecológico inducido por el surgimiento de la civilización romana. Las grandes rutas militares y comerciales, que los romanos habían abierto en gran medida al mundo persa e indio, eran de hecho otras tantas avenidas para las pandemias mundiales. Dado que la conquista romana de las tierras salvajes perturbaba al mismo tiempo los equilibrios biológicos, las concentraciones urbanas que se estaban produciendo constituyeron verdaderos caldos de cultivo favorables al desarrollo de epidemias. En este punto, Harper da una imagen de Roma tan inquietante como convincente, cuando muestra hasta qué punto la ciudad podía mostrarse peligrosa, en particular durante el verano cuando sus aguas estancadas y sus calles cubiertas de basuras de todo tipo se transformaban en caldos de cultivo.
¿Qué hacer con el libro de Harper?
El libro de Kyle Harper no ha dejado de irritar a algunos de sus colegas, en la medida en que su trabajo no es un libro de erudición y toma posición sobre cuestiones debatidas que podrían tomarse con más prudencia. Sin duda, podemos considerar que esta es una regla inevitable para un trabajo de síntesis, un libro de tesis, que reorganiza, dándole una nueva coherencia, informaciones ampliamente conocidas por todas y todos los especialistas. Tiene los defectos y cualidades de este tipo de trabajo, ya que su lectura plantea problemas reales sin darles una respuesta verdaderamente convincente. Aunque puede ser un tanto extenso, también es un libro que puede atraer a una gran audiencia, especialmente porque está escrito en un lenguaje muy claro y es ampliamente accesible, incluso para quienes no saben nada de la historia romana.
Más allá de su interés estrictamente pedagógico, este libro también tiene el mérito de ofrecer una alternativa a la interpretación actualmente dominante de la crisis en el mundo romano, que actualmente se sigue pensando de acuerdo con los cánones de la doxa neoliberal, como consecuencia de una hipertrofia del Estado romano, cuyo desarrollo burocrático y militar habría impuesto a la sociedad una carga insoportable que la habría asfixiado. Al proponer una interpretación ecológica de la caída de Roma, el libro de Harper ofrece otro camino, al poner primero en evidencia los riesgos inherentes a las economías globalizadas, de las cuales el Imperio Romano ofrece un ejemplo muy emblemático. También subraya el carácter dialéctico de la relación de las sociedades con su ecosistema, en la medida en que el desarrollo de una civilización altera los equilibrios ambientales en los que había basado su prosperidad. Estas son pistas de reflexión que no carecen de interés en un momento en que la mitad de la humanidad está confinada y, por lo tanto, tiene buenas razones para estar interesada en la historiografía de las pandemias, en la que puede encontrar herramientas para pensar el mundo de después.
Notas:
1/ K. Harper, Slavery in the Late Roman World, AD 275–425, Cambridge (Mass.), HUP, 201
2/ K. Harper, From Shame to Sin. The Christian Transformation of Sexual Morality in Late Antiquity, Cambridge (Mass.), HUP, 2013.
3/ Kyle Harper. El fatal destino de Roma. Cambio climático y enfermedad en el fin de un imperio. Editorial Crítica 512 pg.
4/ A. Demandt, Der Fall Roms. Die Auflösung des römischen Reiches im Urteil der Nachwelt, Munich, 1984.
Laurent Ripart es profesor de historia de la Edad Media en la Universidad Savoie Mont-Blanc (Chambéry) y militante del NPA.
Traducción: Faustino Eguberri para viento sur

Contenido e imágenes de rebelion

sábado, 18 de abril de 2020

PLAYA GIRON A 59 AÑOS DESPUES.



Hasta la hora de escribir este libro no se ha dado una descripción de la batalla de Cuba que permita al lector conocer cómo se desenvolvió, a pesar de que el propio Fidel Castro ha explicado muchas veces su proceso, pero en conversaciones que no se han hecho públicas en detalle. Sin embargo, es posible dar una idea del curso de la lucha, que duró tres días.

La acción comenzó a las dos de la mañana del día 17, cuando los barcos expedicionarios llegaron frente a Playa Girón y comenzaron a desembarcar hombres. A las seis de la mañana los aviones de transporte de los atacantes empezaron a lanzar paracaidistas detrás de Playa Girón a fin de tomar control de San Blas, situada en el camino que unía la playa con el centro de la provincia de Matanzas; a esa misma hora los B-26 iniciaban la acción aérea con cohetes, bombas y fuego de ametralladoras
en las cercanías de Playa Girón, lo que quiere decir que la operación estaba llevándose a cabo con una apropiada cobertura aérea y prácticamente sin ninguna dificultad. Al salir el sol sobre Bahía de Cochinos ese día 17 de abril, las previsiones norteamericanas iban cumpliéndose cabalmente. Faltaba
saber cuáles eran las previsiones de Fidel Castro.

Fidel Castro, cuyas fuerzas en toda la isla se hallaban en estado de alerta desde hacía tres días, comenzó a mover sus milicias hacia el lugar del desembarco tan pronto estuvo seguro
de que el ataque se llevaba a cabo sólo en la costa sur de Las Villas; y mientras tanto su aviación, situada en San Antonio de los Baños, a poco más de doscientos kilómetros de Bahía de Cochinos, empezó a operar con tanta efectividad que a las nueve de la mañana había logrado hundir el barco Houston, en el que los atacantes tenían concentrados sus repuestos de municiones y de armas. A esa hora, las milicias cubanas avanzaban desde varios puntos para reconcentrarse en Jagüey Grande y en sus alrededores. El contraataque cubano iba a comenzar rápidamente.
Ese día los cables de la Associated Press llevaban a todo el mundo estas informaciones: “Fuerzas anticastristas invadieron hoy Cuba por tres puntos y la principal ciudad en el extremo oriental de Cuba, Santiago, puede estar ya en manos de los invasores. Los milicianos de Castro ya han desertado y la batalla decisiva se realizará dentro de unas horas”; “Los desembarcos de Oriente parecen haber encontrado poca resistencia.

En la región de Matanzas se realiza ahora un intento de juntar las varias ramas (sic) del asalto en un solo y potente grupo que pueda cortar la carretera que corre de oeste al este, para luego lanzar una ofensiva final hacia La Habana”; “Los invasores desembarcaron en cuatro de las seis provincias de
Cuba, no haciéndolo únicamente en la provincia de La Habana ni en la de Camagüey”; “Se tienen informaciones de que se lucha en las calles de La Habana”. Por su parte, la United Press International era más entusiasta y cablegrafiaba: “El primer ministro Fidel Castro se ha dado a la fuga y su hermano Raúl fue capturado. El general Lázaro Cárdenas gestiona el asilo político de Fidel”.

En Cuba la situación estaba bajo control desde ese mismo día y la batalla de Playa Girón —que es el nombre que se le da en Cuba— iba desenvolviéndose de manera más normal que lo que seguramente habían esperado Fidel Castro y sus compañeros del Gobierno revolucionario. En un sentido estrictamente militar, era la batalla más importante que se había dado en el Caribe desde el punto de vista de las armas que se usaban en ella, todas modernas, y en ese terreno el Gobierno cubano se
hallaba en condiciones de inferioridad, puesto que su fuerza aérea era más pequeña que la que tenían los atacantes; pero en el sentido político Playa Girón fue tan importante como la segunda batalla de Carabobo. Con ella se cerraba una época y comenzaba otra.

Al terminar el día 17 se hallaban bloqueadas las vías de acceso hacia el interior de Cuba; el día 18 los atacantes estaban cayendo en cercos, por grupos aislados, y cualquier observador podía darse cuenta de que tenían la batalla perdida. Sin embargo, la United Press International enviaba ese día a
sus clientes los siguientes despachos: “El lujoso hotel Habana Libre, en la capital cubana, quedó totalmente destrozado después de un ataque aéreo a La Habana”; “Fuerzas invasoras aislaron hoy el puerto de Bayamo en la costa sur de la provincia de Oriente”. Bayamo está a más de cincuenta kilómetros de la costa del Caribe, pero los redactores del cable no se tomaron el trabajo de ver un mapa de Cuba antes de escribirlo. Por su parte, la Associated Press informaba: “Agricultores,
obreros y milicias se unen a los invasores y acuden a la zona ya liberada que se expande rápidamente”; “La fuerza invasora en la costa sur de Las Villas ha avanzado hasta la región de Colón,
una ciudad de la provincia de Matanzas”. 

Al anochecer de ese día los invasores de Playa Girón eran impotentes para romper el cerco de las milicias cubanas. Esa misma noche el presidente Kennedy abandonó por algún tiempo una fiesta que daba en la Casa Blanca y se reunió con los altos jefes de la CIA, los de la aviación y la marina y el del Estado Mayor Conjunto. La situación en Playa Girón era desesperada y esos altos jefes habían resuelto pedirle al Presidente medidas que pudieran transformarla. De las proposiciones que se le hicieron, Kennedy adoptó una: que 6 aviones a chorro de la Marina norteamericana protegieran a los bombarderos B-26 que debían volar de Puerto Cabezas para estar sobre Playa Girón a las seis de la mañana del día 19. Lo que había asegurado siete días antes —“Este Gobierno hará todo lo que pueda…, para que no haya norteamericanos envueltos en ninguna acción dentro de Cuba”— quedaba, pues, sin efecto, dado que al proteger a los B-26 que atacarían territorio cubano, esos aviones a chorro de la marina de guerra de los Estados Unidos tendrían que actuar necesariamente dentro de Cuba. Se ha dicho a menudo —y los partidarios norteamericanos de la intervención en Cuba se lo han achacado como si fuera un delito— que Kennedy se opuso a que se usara fuerza militar norteamericana en esa ocasión. Pero se trata de una verdad a medias, puesto que los jets de la marina
eran parte de la fuerza militar del país. Es cierto que las instrucciones de Kennedy fueron que los pilotos de esos jets hicieran fuego a los aviones cubanos sólo en el caso de que estos los atacaran, pero nadie puede poner en duda que si un avión norteamericano hubiera sido derribado ese día, los Estados Unidos habrían lanzado sobre la isla todo su poderío armado.

Lo que evitó que eso sucediera no fue una decisión del presidente Kennedy; fue un error, de esos inexplicables que se dan en las horas críticas de la Historia. La orden de que los jets de la marina volaran sobre Playa Girón para proteger a los B-26 que llegarían a ese punto a las seis de la mañana del día 19 fue transmitida desde el Pentágono por el almirante Burke en persona al portaviones Essex, que se hallaba a corta distancia de las costas de Cuba. Esas órdenes limitaban el vuelo de los jets de las seis a las siete de la mañana. Ahora bien, ni el almirante Burke, ni los mandos de operaciones del Essex tomaron en cuenta que entre Nicaragua y Cuba había una hora de diferencia, y que, por tanto, a las seis de la mañana en Bahía de Cochinos serían las cinco de la mañana en Puerto

Cabezas. Ese olvido se tradujo en el fracaso del esfuerzo final, pues cuando llegaron a la altura de Playa Girón, los aviadores de los B-26, todos norteamericanos debido a que los pilotos
cubanos estaban exhaustos tras varios días de vuelos, ya eran allí un poco más de las siete de la mañana y los jets de la marina de guerra de los Estados Unidos estaban recogiéndose
en las pistas del Essex. Ese día caían en manos de las fuerzas cubanas los últimos grupos de expedicionarios. La batalla de Cuba había terminado, y con su final comenzaba en el Caribe una nueva época histórica. La vieja frontera imperial, que había quedado rota para los imperios europeos en el siglo XIX y había sido reconstruida por los Estados Unidos en el siglo XX, quedaba deshecha
definitivamente en Cuba el 19 de abril de 1961.

Con la nueva época se iniciaba una etapa de luchas más duras, más desenfrenadas. Pero la Historia enseñaba que todo lo que había sucedido en un país del Caribe tendería a suceder más tarde o más temprano en los demás, y que cada acontecimiento importante estaba encadenado a uno anterior. Pues
aunque en esa hermosa, rica y apasionante región del mundo hubiera pueblos que hablaban español, inglés, francés, holandés; aunque en unos predominaran los negros y los mestizos de blancos y negros y en otros los blancos y los mestizos de blancos y de indios, lo cierto y verdadero era —y seguirá
siendo por largo tiempo— que el Caribe es una unidad histórica desde que llegó a sus aguas Cristóbal Colón hasta que Fidel Castro dijo, el día 19 de abril de 1961, en su cuarto comunicado de guerra: “Fuerzas del ejército rebelde y de las milicias nacionales revolucionarias tomaron por asalto las últimas posiciones que las fuerzas... invasoras habían ocupado en el territorio nacional. Playa Girón, que fue el último punto de los mercenarios, cayó a las 5:30 de la tarde”.

miércoles, 8 de abril de 2020

Merengue la Protesta - La invasión del 16 -

Repercuciones de la ocupación USA de 1916 a República Dominicana



Repercuciones de la ocupación USA de 1916 a República Dominicana
Invasión USA a República Dominicana 1916
Por José Vásquez Romero
Al conmemorarse un siglo de la ocupación USA de 1916 en la República Dominicana, es oportuno reflexionar acerca de las repercusiones que tuvo aquél acontecimiento en la vida de la ciudadanía en los planos económico, político, social y cultural.
Es inocultable que, en el contexto de aquella prolongada presencia directa, durante ocho años de las fuerzas militares del poderoso país del Norte, se introdujeron medidas en el tren gubernamental, como en el seno de la sociedad que provocaron cambios a corto, mediano y largo plazo en el modo de ser, pensar y actuar de la población. Dicha modificación en la mentalidad del país no fue casual, dado que el propósito fundamental de aquella cruzada imperialista, tenía como misión principal, propiciar justamente el desarrollo de un proceso de cambios sociales y culturales, dirigidos o planificados, orientados a superar las condiciones de atraso secular, que garantizaran un ambiente de gobernabilidad a corto, mediano y largo plazo, en consonancia con sus intereses estratégicos en la República Dominicana.
Por eso desarticularon las principales instituciones del país, como los cuerpos castrenses, la educación la salud, la judicatura y todo el ordenamiento jurídico-legal, en términos del cual se sustentaba por ejemplo, la propiedad de la tierra, uno de los principales ejes representativos de sus intereses. Además sus reformas contribuyeron a reducir el poder absoluto de la Iglesia Católica sobre la sociedad, al introducir el matrimonio civil como una modalidad legalmente válida, al igual que el matrimonio canónico.
José Vásquez
José Vásquez
Sobre todo, con su retirada a partir del mes de julio del año 1924, quedó desarticulado para siempre, el sistema de caudillos regionales dispersos, que imposibilitaba la gobernabilidad del país, y que ya había sufrido fuertes reveces en el contexto de la política de exterminio desarrollada por el presidente Ramón Cáceres, hasta el año 1911 en que fue decapitado. Y que con ponderado realismo y pragmatismo, mantuvo una actitud obediente frente a los requerimientos financieros de los acreedores de USA.
Es preciso destacar que, los norteamericanos no tuvieron en sus perspectivas mantener ocupado el territorio dominicano indefinidamente o más allá de lo conveniente. Si esa hubiese sido su intensión, no se lo hubiese impedido ninguna fuerza nacionalista por poderosa que ésta fuese; el ejemplo de puerto Rico ilustra adecuadamente nuestra afirmación, donde intervinieron en el año1898 en el contexto de la Guerra Hispanoamericana con el deliberado propósito de permanecer indefinidamente. Es decir lo más importante para los Estados Unidos, luego de abolir el sistema de caudillos, era propiciar las condiciones para instaurar un régimen sumiso a sus dictámenes.
Su primer intento en tal sentido lo ejecutaron frente al gobierno provisional de francisco Henríquez y Carvajal, sin obtener los resultados esperados. Dado que éste gobernante que asume la presidencia transitoria, ante el vacío institucional dejado por Jimenes se resistió a ser una marioneta de USA. Por lo que fue forzado a dimitir del cargo, ante la asfixia económica que representó la retención de los fondos por parte del Receptor de Aduanas, como táctica orientada a someterlo a la obediencia u obligarlo a renunciar, como al efecto ocurrió.
Entonces la ocupación de la República Dominicana respondió a una maniobra geoestratégica de carácter político y económico, que incluyó la totalidad del territorio insular. Por eso ocuparon Haití Diez (10) meses antes, específicamente en el mes de julio de 1915.
LAS RIVALIDADES INTERNAS, Y EL CLIMA DE VULNERABILIDAD DEL PAÍS.
En el mes de mayo del año 1916, la sociedad dominicana soportaba un estado de anarquía generalizada, que imposibilitaba la aplicación efectiva de ningún plan o programa de desarrollo, concebido desde la cúpula del Estado, dirigido por el presidente Juan Isidro Jimenes Pereyra, otrora caudillo del partido bolo o jimenista.
Aquél estado de inestabilidad e ingobernabilidad, era la herencia de la lucha fratricida y fanática, protagonizada por los dos principales grupos políticos que se disputaron el electorado, desde la ejecución del primer golpe de Estado de un vicepresidente contra un primer mandatario, como el perpetrado por Horacio Vásquez frente a Jimenes durante su primer mandato, en el año 1902, luego de la decapitación de Lilís.
Peor aún fue la posterior división del partido jimenista, acaudillado por el general Desiderio Arias, quien creó el bando político denominado, “bolos patas prietas”, para resistir contra el gobierno del presidente Jimenes, por puras rivalidades caudillistas tras las cuales se ocultaba la ambición de poder, en una sociedad cuyo único mecanismo de movilidad social y progreso personal, era la actividad política.
Dado que Desiderio, además de jefe político de la citada facción del partido jimenista, ostentaba la condición de Ministro de Guerra, lo cual le daba poderes extraordinarios para maniobrar a su antojo, el presidente Jimenes, ya viejo y enfermo se vio inhabilitado para restaurar el clima de paz y sosiego requerido, tanto por los dominicanos, como por los EE. UU.
En medio de ésta vorágine, el país se hizo más vulnerable que en cualquier otra coyuntura, a la amenaza de intervención militar por parte de Los Estados Unidos de Norteamérica. De forma que, luego de la proclamación de un ultimátum enviado por el presidente Woodrow Wilson a los bandos en pugna en la República Dominicana, para que depusieran las armas a fin restaurar el orden, se produjo el primer desembarco de tropas en territorio dominicano.
LOS INTERESES ESTADOUNIDENSES.
La imperiosa necesidad mostrada por USA para que en el país se restaurara el orden institucional, no guardaba ninguna relación con sentimientos de amistad o preocupación por el bienestar de los dominicanos. No, a los norteamericanos les preocupaban las amenazas a que se exponían sus inversiones financieras e industriales en un país acosado por la guerra, como un mal endémico del periodo decimonónico, recrudecido tras el asesinato del presidente Ramón Cáceres.
Es decir, los Norteamericanos estaban interesados en que, el gobierno dominicano aplicara la célebre “Nota 14”, contenida en la Convención Domínico-Americana aprobada en el año 1907, durante el mandato de Cáceres, el cual fue garante leal de que el Estado dominicano cumpliera con las acreencias pendientes con la banca anglosajona. La referida nota, contenía el compromiso establecido en la convención del citado año, consistente en dar potestad al gobierno de Woodrow Wilson, para nombrar tanto al Receptor de Aduanas, y toda su empleomanía, como al comandante de la Guardia Nacional.
En razón de que el gobierno jimenista no pudo complacer los deseos de Wilson, debido a la presión interna de los nacionalistas, así como por ciertos escrúpulos y convicciones patrióticas, se vio precisado a renunciar, ante la presencia inminente e imponente de las fuerzas de infantería de la marina de guerra del que ya se perfilaba como el país más poderoso de la tierra; reemplazando a Inglaterra y Alemania, que antes de la Primera Guerra Mundial ostentaban la supremacía del control colonial del ultra-continental.
EL CONTEXTO INTERNACIONAL DE LA COYUNTURA
Dos preocupaciones primordiales empujaron a USA a decidir la ocupación del país: primera, el avance de los alemanes, quienes emplearon el recurso militar de los submarinos, como última alternativa ante la derrota sufrida por su infantería frente a la ofensiva militar avasallante de la Triple Alianza”, y por lo cual, para 1917 declararon una envestida generalizada mediante estos recursos bélicos;  segundo, la inocultable inclinación de Jimenes hacia Alemania, que a lo largo del siglo XIX, había sido el primer socio comercial del país, y el principal destino de los bienes y servicios producidos en la República Dominicana. Además la condición del dominicano más rico durante el siglo antepasado, ostentada por Jimenes, siendo por tanto el mayor exportador, de productos agroindustriales a la patria de Otto Von Bismark, lo hacía más próximo al poderoso país europeo y lo situaba, por ende, a mayor distancia de Washington. De manera que, la decisión de ocupar el país en medio de la Primera Guerra Mundial, implicó una estrategia de doble perspectiva; es decir, había en ella una mirada geopolítica y geoeconómica.
LAS PRINCIPALES MEDIDAS DEL GOBIERNO DE OCUPACIÓN
Entre las ejecutorias de éste régimen de fuerza se destacó una vasta serie de medidas, al amparo de un conjunto de órdenes Ejecutivas, que les sirvieron de sustento jurídico-legal. En tal sentido, la Orden Ejecutiva núm. 47, dio lugar a la creación del cuerpo militar sustituto de las antiguas instituciones castrenses dominicanas, y que el gobierno militar anglosajón denominó: Guardia Nacional Dominicana.
Este nuevo cuerpo armado surge como una fuerza policial-militar destinada a reprimir y a pacificar el país mediante la coerción. Constituyó el reemplazo de instancias armadas como: la Guardia Republicana, que sirvió como punta de lanza al gobierno cacerista durante el periodo, 1906-1911; b) el ejército; c) la Marina y d) la guardia fronteriza.
El carácter dictatorial del régimen norteamericano en el país se sustentó en aparatos jurídicos seudo-legales, encabezados por un juez militar denominado “preboste”, quien ejecutaba la tristemente célebre “ley prebostal” de manera arbitraria. Esto implicó, por supuesto, la supresión del maltrecho sistema judicial dominicano, y todas las garantías constitucionales previstas en el mismo.
Ahora bien, era indispensable, a los fines de los intereses de los invasores, la reestructuración o desarticulación de los viejos cuerpos armados dominicanos, todos, herencias de las guerras patria de 1844 y 1863, respectivamente. Pues a partir de la Guerra de la Restauración, cuyo inicio está marcado con esta última fecha, surgió el sistema de caudillos que durante todo el siglo antepasado representó uno de los mayores rompe-cabeza de los norteamericanos, para preservar sus inversiones, en un ambiente de gobernabilidad y estabilidad políticas adecuadas.
La educación.
Otras medidas del gobierno dictatorial de ocupación fueron, las reformas al sistema educativo, en el que se destaca la creación del Concejo Nacional de Educación, además de otras mejoras que produjeron un incremento sin precedentes en la matrícula estudiantil de todos los niveles educativos.
Un claro indicador de los niveles de atraso vigentes en el país a la llegada de las tropas estadounidenses, se revela en la proporción de analfabetas absolutos, la cual ascendía a un 90 por ciento de la población en edad escolar, que era de 200,000 personas. De este universo, solo unos 14,000 estaban matriculados en distintos grados escolares.

Para revertir esta realidad, la primera medida tomada por el Contralmirante Henry Knapp, fue dictar la Orden Ejecutiva Num. 25, del 19 de enero de 1917, procediendo a nombrar una comisión conformada por Monseñor Nouel como presidente, Pelegrín Castillo, Jacinto de Castro Manuel Ubaldo Gómez, Mauel de Js. Troncoso de la Concha, Federico Velázquez y Julio Ortega Frier, como miembros. Dicha comisión concluyó elaborando un Código educativo antes de concluir el año. Este Código estaba compuesto por seis leyes, entre las cuales se estipulaba la gratuidad y la obligatoriedad de la educación, para las edades oscilantes entre los 7-14 años de edad.
Un factor favorable al desarrollo cuantitativo del sistema educativo en este periodo consistió en la integración de la comunidad en forma gratuita al proceso de construcción de escuelas; las cuales resultaban más baratas porque además eran construidas con materiales de la flora nativa, por lo que no había que pagar costo alguno. De modo que, al finalizar el año 1920, se había erigido un total de 150 planteles escolares en todo el territorio nacional.
Para 1920, el 50 por ciento de la población en edad escolar, que como se vio era de 200,000 personas, estaban matriculados en diferentes escuelas. Este hecho se vio favorecido además por el incremento sin precedentes de los sueldos a los educadores, a un monto por más del cien por ciento; es decir los maestros rurales, que antes de la ocupación ganaban U$ 8 .00, ahora ganaban U$ 15.00; y los maestro urbanos que antes ganaban solo U$60.00, ahora ganaban U$ 150.00.
Una herencia positiva de poderosa incidencia en la sociedad dominicana, fue la institucionalización de las sociedades de padres y amigos de la escuela. Estas organizaciones comunitarias se crearon al fragor de los esfuerzos por mejorar las condiciones infraestructurales del sistema, en un proceso en el que, como se dijo, se multiplicaron exponencialmente las edificaciones escolares a escala nacional. Estas medidas se tradujeron también en mecanismos de contrainsurgencia, mediante las cuales los caudillos aventureros perdían prestigio.
INDICADORE DE PROGRESO EN EL AREA DE LA SALUD
También se estructuró un nuevo sistema de salud, basado en la creación del Ministerio de Salud y Sanidad. Esto fue posible mediante la centralización de las actividades de salud, antes dispersas en los municipios, a cargo de los ayuntamientos; permitiendo organizar un nuevo sistema de cuarentena, así como la creación de instituciones hospitalarias en las cabeceras de las principales provincias: San pedro de Macorís, Santo Domingo y Santiago.
Mediante la Orden Ejecutiva Num. 196, Henry Knapp decretó la estructuración del Ministerio de sanidad y Beneficencia, que para el año 1919 operaba bajo una legislación que unificó el sistema de salud a escala nacional. Un claro indicador de los niveles de atraso en materia de salud lo revela el hecho de que en el país solo había 95 profesionales de la medicina entre doctores y licenciados. Lo que promediaba un médico por cada 8,500 pacientes potenciales. Esta relación podía variar de, 2,500 pacientes por médico en algunas provincias, a la suma exorbitante de 30,000 pacientes por médico en el peor de los casos.

También se estableció un sistema de cuarentena más eficiente, se crearon zonas de tolerancia para el ejercicio del trabajo sexual, se definió un régimen de adecuado control de drogas narcóticas, se estableció entre un 10 y un 15 por ciento de los arbitrios municipales para la salud, y también se fundó una lotería, que en solo seis meses produjo ingresos por un monto de U$ 125,000.
LAS OBRAS PÚBLICAS
En este plano se desarrolló un vasto programa construcciones de carreteras, unas que habían sido planeadas e iniciadas por el presidente Ramón Cáceres y otras nuevas, como la Autopista Duarte Santo Domingo-Santiago, además de mejoras a las obras ferroviarias, ya existentes, así como puertos, edificaciones y una amplia  red de telecomunicaciones.
Otra acción de reformas operó sobre el viejo sistema legal de la propiedad territorial. La ley Torrens de origen inglés, rigió el nuevo proceso de partición de terrenos: latifundios y minifundios. Se impuso un alto tributo a la propiedad de la tierra, y a quien no lo pagaba se le expropiaba su parcela. Esta fue una de las causas principales de la resistencia de los gavilleros del Este del país, zona en la que los norteamericanos instauraron el mayor complejo de ingenios azucareros, para los cuales requerían inmensas extensiones de tierra.
RESISTENCIA A LOS OCUPANTES
El movimiento de resistencia contra la ocupación tuvo dos modalidades; una diplomática y otra guerrillera. La primera fue una expresión de la intelectualidad, la incipiente burguesía y la clase media urbana, que empleó la denuncia internacional y la prensa como su principal arma de combate. Los máximos representantes de esta lucha cívica fueron; Francisco y Federico Henríquez y Carvajal, pedro y Max Henríquez Ureña, Apolinar Henríquez, Américo Lugo y Fabio Fiallo, entre otros.
El programa de este movimiento se fundamentaba en: primero, desarrollar una campaña de denuncia en los EE.UU.,  América Latina y Europa;  segundo, luchar por la preservación de la unidad de los diferentes sectores opuestos a la ocupación  garantizando su negativa a firmar cualquier pacto o acuerdo que pudiese legitimar la presencia de las tropas estadounidenses en el país; tercero formación de una institución nacionalista que vino a ser luego la Unión Nacional Dominicana, la cual funcionó en el exterior mediante tres embajadas para la denuncia internacional: una en los Estados Unido, otra en Europa Latino América. También se organizaron Juntas Nacionalista que sirvieron como recaudadoras de finanzas para la causa. El clima dictatorial dominante en el país la dirección de los nacionalistas se instauró en Cuba, donde había residido Francisco Henríquez y Carvajal, quien la presidió.
La Unión Nacional Dominicana se fundó el 8 de febrero de 1920, momento a partir del cual dejó establecida su declaración de principios rectores, que se denominaron “Credo Nacional”.
Una de las figuras más señeras en la lucha por la restitución de la soberanía fue la maestra Ercilia Pepín, quien al momento de la ocupación tenía un Instituto de Señoritas, el cual clausuró para dedicarse a concientizar a la población, sobre todo a la juventud en torno a la necesidad de defender la soberanía. Instaba en sus conferencias patrióticas al canto y aprendizaje del himno nacional dominicano.
LA RESISTENCIA ARMADA
Esta estuvo representada en primera instancia, por los rebeldes de origen civil y militar atrincherados en el cerro de la Barranquita, situada en la provincia Valverde (Mao), y sobre todo por los campesinos del Este, denominados gavilleros, la mayoría de los cuales fueron víctimas de la expropiación de sus tierras, a raíz de la puesta en vigencia de la “Ley Torrens”, instrumento jurídico-legal mediante el cual los ocupantes despojaron de sus propiedades a los campesinos minifundistas y latifundistas) para convertirlas en haciendas azucareras.  Claro que entre los insurrectos del Este había caudillos regionales herederos de las luchas del siglo XIX, como Martín peguero, Salustiano (Chachá) Coicochea, Ramón Natera, Vicente evangelista, Ramón Batías, entre otros.
Un claro indicador del carácter cruento de aquella resistencia lo muestran, las estadísticas registradas al respecto: a lo largo del proceso se escenificaron más de 300 combates, los cuales estuvieron constituidos por columnas guerrilleras, que muchas veces ascendieron a 500 insurgentes simultáneamente. El saldo de muertos en combates frente a las fuerzas interventoras superó las 1,000 víctimas.
Los principales mecanismos de insurgencia fueron, los ataques violentos a los intereses estadounidenses, las confiscaciones de propiedades, bienes y servicios de uso doméstico, como alimentos vestimenta, animales, entre otros; así como secuestros de extranjeros directa o indirectamente vinculados a los ocupantes.
En el lado opuesto, funcionó un brutal sistema de torturas organizado por las fuerzas militares extranjeras, entre las que se cuentan, el suplicio del agua, el tortor de la soga, y otras crueldades similares, siempre con el propósito de obtener confesiones y de amedrentar a la población. Una de las figuras emblemáticas en tal sentido fue cayo Báez, a quien se le torturó en el año 1920, hasta la inconciencia para obtener confesiones que él se negó a ofrecer; pues éste dominicano de origen petromacorisano, puso en evidencia una reciedumbre moral con perfiles estoicos, que desconcertó a sus verdugos; Cayo Báez quedó estigmatizado físicamente por las torturas, pero su alma diáfana y transparente como un cristal lo inmortalizaron en la memoria popular dominicana.  La revista “Las Letras” donde se publicó la imagen de éste mártir torturado, fue clausurada y su director Blanco Fombona fue exiliado. Otras víctimas de torturas y asesinato fueron Gregorio Urbano Gilbert y Oliborio Mateo, respectivamente.
EL PLAN DE EVACUACIÓN DE LAS TROPAS.
Al plan mediante el cual se negoció la restauración de la soberanía formal del Estado dominicano, y la consiguiente retirada de las tropas militares se le denominó, “Plan Hughe-Peynado”. Dicho pacto consistió en un conjunto de aspectos, en los que el mayor beneficiado fue EE.UU.; es decir lo único favorable para los dominicanos/as fue que a partir de su retirada no nos gobernarían directamente, sino a través del conjunto de medidas y órdenes ejecutivas decretadas en el contexto de su mandato dictatorial de ocho (8) años, y que quedaron vigentes hasta que Rafael L. Trujillo pagó la deuda en el año 1947. El gobierno militar fue ejercido mediante el nombramiento de cuatro (4) gobernadores oficiales, pues hubo algunos provisionales que promediaron en el poder dos (2) años cada uno. Siguiendo la cronología de sus mandatos estos fueron: Henry Knapp, Thomas Snowden, Samuel Robinson y Harry Lee.
En octubre de 1922, a raíz de la entrada en vigencia del pacto Hughes-Peynado, fue nombrado como presidente provisorio el hacendado del Este Juan Bautista Vicini Burgos. El mismo se encargó de garantizar la transición política, mediante la organización de elecciones efectuadas en mayo de 1924, y en la que participaron Horacio Vásquez y Peynado, resultando ganador Vásquez. Harry Lee, último gobernador, abandona el país luego de concluidas dichas elecciones. Esto evidencia que el papel de Vicini Burgos fue solo protocolar.
Como epílogo debe resaltarse que, la dictadura trujillista fue un producto del período de ocupación militar estadounidense, dado que además de ser uno de los principales perseguidores de gavilleros, aprendió las artes de tortura más inhumanas y crueles en el contexto de aquél régimen de ocupación. A la llegada de las tropas anglosajonas en la fecha indicada, Trujillo había cumplido 24 años de edad; por lo que estaba lo suficientemente maduro para servir con eficacia a la causa oprobiosa de los invasores. Además el autoritarismo se consolidó en estas dos coyunturas estelares en forma más lacerante que en cualquier época de nuestra convulsionada historia; y quedó impregnado en la vida institucional y en la mentalidad dominicana; derivando de aquí también, el carácter conservador de nuestra sociedad. Fue en aquél periodo en que se forjaron los militares más represivos, que luego de la instauración de la dictadura trujillista continuaron aplicando el mismo patrón. Entre ellos pueden citarse: Emilio Ludovino Fernández, Fausto Caamaño Medina, Ramón Emilio Jiménez, Mélido Marte, entre otros.
Santo Domingo, República Dominicana
22 de septiembre, 2016.


EL DUARTE DE MIGUEL NÚÑEZ

DANIEL BALCÁCER: EL DUARTE DE MIGUEL NÚÑEZ

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