MORAL Y LUCES

MORAL Y LUCES

miércoles, 20 de abril de 2016

Fidel: El pueblo cubano vencerá








Discurso del líder de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz, en la clausura del 7º Congreso del Partido Comunista de Cuba


Constituye un esfuerzo sobrehumano dirigir cualquier pueblo en tiempos de crisis. Sin ellos, los cambios serían imposibles. En una reunión como esta, en la que se congregan más de mil representantes escogidos por el propio pueblo revolucionario, que en ellos delegó su autoridad, significa para todos el honor más grande que han recibido en la vida, a este se suma el privilegio de ser revolucionario que es fruto de nuestra propia conciencia.

¿Por qué me hice socialista, más claramente, por qué me convertí en comunista? Esa palabra que expresa el concepto más distorsionado y calumniado de la historia por parte de aquellos que tuvieron el privilegio de explotar a los pobres, despojados desde que fueron privados de todos los bienes materiales que proveen el trabajo, el talento y la energía humana. Desde cuándo el hombre vive en ese dilema, a lo largo del tiempo sin límite. Sé que ustedes no necesitan esta explicación pero sí tal vez algunos oyentes.
Simplemente hablo para que se comprenda mejor que no soy ignorante, extremista, ni ciego, ni adquirí mi ideología por mi propia cuenta estudiando economía.

No tuve preceptor cuando era un estudiante de leyes y ciencias políticas, en las que aquella tiene un gran peso. Desde luego que entonces tenía alrededor de 20 años y era aficionado al deporte y a escalar montañas. Sin preceptor que me ayudara en el estudio del marxismo-leninismo; no era más que un teórico y, desde luego, tenía una confianza total en la Unión Soviética. La obra de Lenin ultrajada tras 70 años de Revolución. ¡Que lección histórica! Se puede afirmar que no deberán transcurrir otros 70 años para que ocurra otro acontecimiento como la Revolución Rusa, para que la humanidad tenga otro ejemplo de una grandiosa Revolución Social que significó un enorme paso en la lucha contra el colonialismo y su inseparable compañero, el imperialismo.

Quizás, sin embargo, el peligro mayor que hoy se cierne sobre la tierra deriva del poder destructivo del armamento moderno que podría socavar la paz del planeta y hacer imposible la vida humana sobre la superficie terrestre.

Desaparecería la especie como desaparecieron los dinosaurios, tal vez habría tiempo para nuevas formas de vida inteligente o tal vez el calor del sol crezca hasta fundir todos los planetas del sistema solar y sus satélites, como gran número de científicos reconocen. De ser ciertas las teorías de varios de ellos, las cuales los legos no ignoramos, el hombre práctico debe conocer más y adaptarse a la realidad. Si la especie sobrevive un espacio de tiempo mucho mayor las futuras generaciones conocerán mucho más que nosotros, aunque primero tendrán que resolver un gran problema. ¿Cómo alimentar los miles de millones de seres humanos cuyas realidades chocarían irremisiblemente con los límites de agua potable y recursos naturales que necesitan?
Algunos o tal vez muchos de ustedes se pregunten dónde está la política en este discurso. Créanme que me apena decirlo, pero la política está aquí en estas moderadas palabras. Ojalá muchos seres humanos nos preocupemos por estas realidades y no sigamos como en los tiempos de Adán y Eva comiendo manzanas prohibidas. ¿Quién va a alimentar a los pueblos sedientos de África sin tecnologías a su alcance, ni lluvias, ni embalses, ni más depósitos subterráneos que los cubiertos por arenas? Veremos que dicen los gobiernos que casi en su totalidad suscribieron los compromisos climáticos.
Hay que martillar constantemente sobre estos temas y no quiero extenderme más allá de lo imprescindible.




Pronto deberé cumplir 90 años, nunca se me habría ocurrido tal idea y nunca fue fruto de un esfuerzo, fue capricho del azar. Pronto seré ya como todos los demás. A todos nos llegará nuestro turno, pero quedarán las ideas de los comunistas cubanos como prueba de que en este planeta, si se trabaja con fervor y dignidad, se pueden producir los bienes materiales y culturales que los seres humanos necesitan, y debemos luchar sin tregua para obtenerlos. A nuestros hermanos de América Latina y del mundo debemos trasmitirles que el pueblo cubano vencerá.

Tal vez sea de las últimas veces que hable en esta sala. He votado por todos los candidatos sometidos a consulta por el Congreso y agradezco la invitación y el honor de escucharme. Los felicito a todos, y en primer lugar, al compañero Raúl Castro por su magnífico esfuerzo.
Emprenderemos la marcha y perfeccionaremos lo que debamos perfeccionar, con lealtad meridiana y la fuerza unida, como Martí, Maceo y Gómez, en marcha indetenible.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2016/04/19/fidel-castro-el-pueblo-cubano-vencera/#.VxcWURzbxyQ

martes, 19 de abril de 2016

Los amigos, esa familia que escogemos



CreditGiselle Potter

“Mis amigas son las hermanas que debí tener”, me dijo una mujer. Otra dijo que quería más a sus amigas que a sus hermanas porque le recordaban cosas de su pasado que sus hermanas no recordaban ni podían recordarle, pues no habían estado ahí. Y un hombre comentó que en realidad no disfrutaba la compañía de cierto amigo, pero que eso no importaba: “él es de la familia”.

Entrevisté a más de 80 personas para un libro que estoy escribiendo sobre la amistad, y me sorprendí al ver cuántos dijeron que este o aquel amigo eran “como de la familia”.

Estos comentarios, y cómo la gente los explicó, ayudaron a entender la naturaleza de la amistad, la naturaleza de la familia, y algo que se encuentra en el corazón de ambas: lo que significa ser cercano a alguien.

Para los amigos, al igual que para la familia, la “cercanía” es el meollo de las relaciones (en ambos contextos escuché con frecuencia: “Desearía que fuéramos más cercanos” pero nunca “desearía que no fuéramos tan cercanos”).

Lo que la gente quiere decir por “cercano” puede diferir mucho, pero sus comentarios en general me ayudaron a entender cómo es que los amigos pueden ser como de la familia, y por qué a menudo digo que mi amigo Karl “es como mi hermano”. En primer lugar, está la antigüedad. Nos conocimos en un campamento de verano cuando yo acababa de cumplir 15, y plantamos las semillas de la cercanía en una de esas conversaciones de la adolescencia, maravillosas, largas y de autodescubrimiento, en una ocasión en la que nos sentamos uno junto al otro detrás del comedor. Nuestra amistad continuó y se hizo más profunda al intercambiar largas cartas que acortaron la distancia entre nuestros hogares en Brooklyn y el Bronx.

Después de la universidad, Karl fue a quien llamé a las 2 de la mañana cuando decidí de último momento que siempre no me uniría a los Cuerpos de Paz. Dos décadas más tarde, en un viaje juntos le mostré la foto de un hombre que acababa de conocer, y le dije: “Es una locura pero no dejo de pensar que me voy a casar con él”, y lo hice.

Fue entonces cuando Karl dejó Brown para irse a Julliard y, años más tarde, se declaró gay. Karl conocía a mis padres, a mis primos, a mi primer marido y a los demás amigos que habían sido importantes en mi vida, al igual que yo conocía y conozco a los suyos. Visito a su madre en un asilo, al igual que visitaría a la mía si estuviera viva. Podemos hablar de todo y de todos en nuestro pasado sin tener que explicar nada.

Si algo me hace sentir mal, lo llamo; confío en su juicio, aunque no siempre sigo sus consejos. Y, por último, tal vez lo más importante de todo, está la comodidad. Me siento perfectamente cómoda en su casa, y cuando estoy con él, puedo ser quien soy de manera absoluta y desenfadada.

No es que no sepamos cómo sacarnos de quicio; es lo que hacemos. Una caricatura sobre una pareja de casados bien podría describirnos: una mujer de pie en la cocina le dice al hombre frente a ella: “¿Hay algo más que pueda hacer mal por ti?”. A veces siento que, sin importar lo que haga, para Karl siempre habrá otra forma de hacerlo.

Todas las cosas que convirtieron nuestra amistad en algo tan cercano, y que hicieron que Karl sea como un hermano, se encontraban entretejidas en las historias de la gente que entrevisté. “Somos cercanos” podía significar que hablan de todo; o que se veían seguido, o que, aunque no se veían seguido, cuando lo hacían, era como si no hubiera pasado el tiempo: retomaban la amistad justo donde la habían dejado. Y algunas veces “cercano” no significaba nada de lo anterior, sino que tenían una conexión especial, una conexión del corazón.


También había diferencias en lo que significaba “todo”, en la frase “podemos hablar de todo”. Paradójicamente, podían ser cosas muy importantes, cuestiones muy personales o detalles muy insignificantes. Una mujer dijo de una amiga: “No somos tan cercanas; no hablaríamos de los problemas con nuestros hijos”, pero de otra comentó: “No somos tan cercanas; no hablaríamos de lo que vamos a cenar”.

“Como de la familia” puede significar llegar sin previo aviso y hacer planes sin tenerlo previsto: tal vez llames y digas: “Acabo de hacer lasaña. ¿Por qué no vienes a cenar?”. O puedes invitarte: “Me siento un poco desanimado, ¿puedo ir a cenar?”.

Muchas personas ya adultas siguen deseando que sus padres o hermanos los vean por lo que son realmente, y no por cómo quieren que sean. Esta meta puede lograrse en la amistad. “Ella me entiende”, dijo una mujer de una amiga. “Cuando estoy con ella, puedo ser yo misma”.

Sería fácil idealizar a las amistades que son como de la familia al decir que son solo alegría y satisfacción. Y tal vez para algunas personas afortunadas sea así. Pero los amigos también pueden ser como de la familia porque en cierto sentido saben cómo volverte loco. ¿Por qué insiste en lavar los platos a mano si las lavavajillas matan mejor los gérmenes? ¿Por qué siempre llega exactamente cinco minutos tarde?

Tal como sucede con la familia, los amigos que son como de la familia no solo pueden darnos felicidad, sino también causarnos dolor, porque la comodidad de un vínculo cercano a veces puede volverse en nuestra contra. Entre más cercano el vínculo, mayor el poder de lastimar, ya sea a través de la decepción, sentirse defraudado o, por la mayor traición: la muerte. Cuando un amigo muere, una parte de uno muere también, ya que se pierden para siempre las experiencias, las bromas, la historia compartida. Una mujer de setenta y tantos que se lamentaba de la muerte de su mejor amiga dijo que la peor parte era no poder llamarla y decirle lo mal que se sentía por su muerte.

Algunas veces vemos a nuestros amigos como si fueran de la familia porque los miembros de la familia con los que crecimos viven lejos o no son como nosotros, o sencillamente no son tan fáciles de sobrellevar. Una mujer que había perdido todo contacto con su hermana explicó que la opción de alejarse de un miembro de familia que te causa dolor es una liberación moderna, como la libertad de elegir a un cónyuge o divorciarse de uno. Los huecos que deja el rechazo familiar —o los que dejan los parientes que hemos perdido por la distancia, la muerte o las circunstancias— se pueden llenar con amigos que son como de la familia. Pero los amigos que son como de familia no tienen que llenar ningún vacío. Como mi amigo Karl, simplemente puede añadir riqueza, alegría y, sí, a veces exasperación, que también encuentro en mi familia, en mi caso compuesta por dos hermanas a las que soy muy cercana.

Por DEBORAH TANNEN 



Deborah Tannen es profesora de lingüística en Georgetown University y autora de “You Just Don’t Understand!” y “You’re Wearing THAT?”.

TOMADO DEL NEW YORK TIMES

“Ningún político latinoamericano puede permitirse ignorar a Moscú”



Ilustración: Dmitri Divin

En este momento resulta de gran importancia tranquilizar a los miembros de la comunidad empresarial rusa y latinoamericana, convencerlos de que los últimos cambios políticos en la región no influirán de forma negativa en las relaciones bilaterales.
¿De qué cambios se trata?

En primer lugar, de las enormes dificultades por las que están pasando en estos últimos años los políticos latinoamericanos que suelen considerarse como socios fiables y en ocasiones incluso aliados de Moscú.

En Argentina, Cristina Kirchner se enfrenta a los mayores problemas de todos desde que su protegido perdió las elecciones presidenciales en noviembre del año pasado. Kirchner mantenía una muy buena relación personal con Vladímir Putin, y según algunas fuentes de Kommersant, su intervención fue clave para conseguir que la mayoría de los países de la región establecieran un régimen sin visados con Rusia. Su sucesor,Mauricio Macri, considerado como un político partidario de EE UU, durante la campaña electoral apostó por reducir el contacto con Moscú y Pekín a la mínima expresión.

Otra importante aliada de Rusia, la presidenta de Brasil Dilma Rousseff, se enfrenta actualmente a la presión de sus enemigos políticos, que la amenazan con inhabilitarla. Finalmente, en Venezuela el presidenteNicolás Maduro, sucesor de Hugo Chávez, perdió las elecciones parlamentarias contra una oposición cuyos líderes mantienen una actitud extremadamente suspicaz hacia Moscú.

En líneas generales, actualmente en Latinoamérica las fuerzas de izquierdas, que han mantenido tradicionalmente unas relaciones más estrechas con Moscú, únicamente han logrado conservar sus posiciones en los países menos ricos e influyentes: Bolivia, Ecuador y Nicaragua.

En América Latina el péndulo ha oscilado sensiblemente hacia la derecha y esta parecería una tendencia alarmante para los círculos empresariales rusos. No obstante, la mayoría de los representantes de estos círculos que han participado en el foro se han mostrado bastante optimistas. A pesar de la crisis económica en Rusia, que ha afectado a la actividad económica exterior en todas las regiones, en general las empresas rusas han logrado mantener sus posiciones en Latinoamérica.

Varias fuentes de Kommersant enumeran con satisfacción los últimos logros económicos en la región: México ha comprado 20 aviones Sujói Superjet 100 y otros 10 se encuentran en camino; varias centrales hidroeléctricas en Argentina y Uruguay están equipadas con turbinas rusas; el ejército uruguayo utiliza camiones rusos Ural; Argentina ha comenzado a recibir trolebuses rusos, etc.

En el plano político las cosas tampoco parecen tan desesperanzadoras. No estamos en los años 70 u 80 del siglo pasado, cuando las fuerzas de derechas latinoamericanas daban la espalda a Moscú de forma tan contundente y únicamente miraban hacia Washington, según algunos expertos uruguayos, argentinos, chilenos y bolivianos.

Hemos llegado a una época en que los políticos son más pragmáticos, incluidos los de derechas. Nadie quiere apostar por un solo país, jugárselo todo a una carta, navegar a la deriva hacia un único polo en un mundo multipolar.

Por esta razón, incluso en el caso del acercamiento entre Argentina y EE UU no tiene por qué producirse una ruptura con Rusia. El presidente del Instituto Bering-Bellingshausen, Gerardo Bleier, expone como ejemplo la decisión del nuevo líder argentino de enviar a Moscú a su ministra de Asuntos Exteriores, Susana Mabel Malcorra. Mauricio Macri también envió representantes de su administración al foro de negocios en Montevideo.

“Ya lo ven: una cosa son las declaraciones en campaña y otra cosa muy distinta es la política real. El presidente Macri no es ninguna excepción”, comenta a Kommersant Gerardo Bleier. Y la entrevista termina en un tono del todo optimista: “Ningún político latinoamericano puede permitirse ignorar a Moscú”.


La Ronda de negocios y el Foro mediático “Rusia y América Latina”organizado por el fondo Roscongress y el Instituto Bering-Bellingshausen para las Américas (IBBA) tuvo lugar a finales de marzo en Montevideo. Reunió a directores y representantes de grandes compañías tanto rusas como latinoamericanas del sector energético, agropecuario, aéreo y de otros sectores relevantes.

Artículo publicado originalmente en ruso en Kommersant.

Lea más:


Los rusos hacen amigos en Latinoamérica

TOMADO DE:
La opinión del autor no coincide necesariamente con la de RBTH.

Jose Marti Y la prensa

Artista elabora un Banco de Imágenes de Duarte para la República





El pintor Miguel Núñez realizó una colección de más de cien piezas basadas en la única fotografía de Juan Pablo Duarte

Miguel Núñez banco imagenes Juan Pablo Duarte




SENADO RD RECONOCE A MIGUEL NÚÑEZ. SEMBLANZA!!





SENADO RECONOCE A MIGUEL NÚÑEZ
El Senado de la República Dominicana, reconoció este miércoles al destacado pintor Miguel Núñez, retratista social del arquetipo de la identidad dominicana, en un acto encabezado por la presidenta de la Cámara Alta, Cristina Lizardo Mezquita.
En cumplimiento de una resolución del Pleno senatorial, aprobada en la sesión ordinaria del 14 de mayo de 2014, se entregó el pergamino de reconocimiento al artista plástico.
Núñez es considerado como una de las figuras más destacadas del arte del país.
Durante el acto la presidenta del Senado destacó la grandeza y el genio del arte de Núñez, de quien dijo constituye un patrimonio inestimable para la nación.
“La libertad del pincel, expresión del arte y la creatividad de los grandes pintores, se hace presente en la obra de Miguel Núñez, pues se trata de un arte digno y merecedor de una valoración muy especial” enfatizó Lizardo Mézquita.
De su lado, el senador José Rafael Vargas, proponente de la iniciativa, destacó que gracias a la obra de Núñez, “hoy los dominicanos pueden conocer con mayor precisión y plenitud que Juan Pablo Duarte, es el verdadero rostro de la Patria”, y llamó a la nueva generación a defender el legado del Patricio.
“Duarte es para estos días, cuando fuerzas extrañas nos amenazan, queriendo retrotraernos a la época a la que sojuzgaron nuestra soberanía, como él, debemos resistirnos y defender su legado” apuntó el legislador.
Mientras el artista Miguel Núñez catalogó los actuales momentos como peligrosos, en los que se está cuestionando el derecho del país y su soberanía.
“Les pido que dadas las circunstancias, no se permita que la figura de Duarte se engavete ni la archiven”, manifestó Núñez.

MIGUEL NÚÑEZ: “ME ENORGULLECE PODER RETRATAR A LOS PRÓCERES DE LA PATRIA”





El artista plástico Miguel Núñez nos habla sobre sus facetas como dibujante y retratista y sobre la importancia de cultivar la iconografía Duartiana

El concepto "Sociedad Civil" es creado por el gran capital

 Una crítica clasista al concepto y discurso de la sociedad civil




En las últimas dos décadas, el discurso político ha sido contaminado cada vez más por el concepto y el discurso de la sociedad civil. El colapso de la antigua Unión Soviética a principios de la década de 1990 en combinación con la introducción del neoliberalismo hizo boom al concepto de la sociedad civil. Como tal, la sociedad civil renació como un discurso adecuado para los intereses del capital y en contra de las fuerzas que luchan por una sociedad en la que los seres humanos son los motores del desarrollo en lugar de los intereses y las necesidades del capital (transnacional), y en donde el desarrollo colectivo forma la base de la asignación social e individual de los recursos.

La definición y el significado del concepto de la sociedad civil han cambiado con el tiempo . El concepto tiene, sobre todo, una connotación histórica y filosófica y fue utilizado por las diferentes fuerzas políticas y organizaciones, en contextos políticos, económicos y sociales específicos, para lograr objetivos particulares de estas fuerzas políticas (Kaldor, 2005: 31-71; Fernández, 2003: 31-197). En los “días de gloria” del neoliberalismo, el concepto fue empleado como una “propuesta conservadora para reducir el papel del estado y todo lo que pertenece al sector público” y para “fortalecer la acción privada” (Torres- Rivas, 2001).

En este artículo no vamos a profundizar en los antecedentes históricos y filosóficos de la sociedad civil como se hizo durante los debates en los 90. Sin embargo, el hecho de que el concepto de la sociedad civil se ha amarrado en el pensamiento político de la izquierda nos obliga a politizar en contra del concepto para establecer la esencia del concepto y exponer el significado ideológico real del mismo. Los muchos “rostros” de la sociedad civil, como escribe Wood (1990: 65), han hecho posible que sirva “para muchos propósitos”. Sin embargo, esto no quiere decir que el concepto es neutro.

La sociedad civil, según Wood (1990: 63-64), “abarca una amplia gama de instituciones y relaciones, desde los hogares, los sindicatos, las asociaciones de voluntarios, hospitales, iglesias, hasta el mercado, las empresas capitalistas, de hecho toda la economía capitalista en conjunto”. En realidad, el concepto de sociedad civil podría ser considerado mejor como una construcción política e ideológica en lugar de un concepto con base científica.

En este artículo se argumenta que el discurso de la sociedad civil no conduce a la liberación del yugo del capital por parte de los pueblos de los países periféricos y centrales sino que, de hecho, los encadena a este sistema de explotación y opresión. Como el discurso de la sociedad civil apunta a la democratización de la sociedad sin luchar por el poder del estado hace que el discurso sea muy conveniente para los intereses del capital.

Este artículo esta estructurado en cuatro partes, además de esta introducción. En la primera sección se discute la “eliminación” del concepto clase en el discurso de la sociedad civil. En la sección dos cuestionamos la supuesta separación entre el estado y la “sociedad” e intentamos demostrar la idoneidad ideológica del discurso de la sociedad civil para el capital. En la tercera sección se presenta las conclusiones. En la sección cuatro, la última sección, incluimos las referencias bibliográficas.

1. La sociedad civil y la realidad de la clase

El concepto de la sociedad civil se incrusta dentro de un discurso que elimina la clase como el fundamento de la sociedad, como la unidad elemental para el análisis del desarrollo de la sociedad capitalista y como la clave para la transformación social hacia una sociedad basada socialista. Por haber “eliminado” la clase de la sociedad, el discurso es capaz de concentrar el análisis de, por ejemplo, la desigualdad y la pobreza, en sus apariencias superficiales en lugar de sus causas. Como consecuencia, el discurso erradica la posibilidad de definir las relaciones estratégicas de poder así como los conflictos entre grupos sociales (Portes y Hoffman, 2003: 9) y se transforma en una herramienta política e ideológica para mantener el status quo. De hecho, el discurso de la sociedad civil está orientado a crear armonía entre las diferentes clases sociales (David, 1998/99: 198).

La “eliminación” de la clase de la sociedad y de su “eliminación” del análisis social hace que la lógica totalizadora y el poder coercitivo del capitalismo se hagan invisibles. El efecto del discurso de la sociedad civil es que, en vez que se debata el capitalismo en sí, se discute una sociedad fragmentada “sin una estructura de poder global, sin una unidad totalizadora, sin coerciones sistémicas” (Wood, 1990: 65).

El discurso de la sociedad civil es de gran utilidad para los intereses del capital. No sólo disfraza los orígenes de la “prosperidad” del capital, sino que también contribuye a mantener la paz entre las clases. El concepto de la sociedad civil contribuye a mantener y profundizar una falsa imagen dentro de las clases y capas sociales oprimidas y explotadas con respecto a los fundamentos de la sociedad capitalista. Mientras que el proceso de la producción capitalista se ha construido de tal forma que se evite que la clase obrera “se transforma” de una clase an sich (en sí mismo) a una clase für sich (por sí mismo) ─el proceso productivo no es sólo técnico, sino también un proceso social “en el que la transformación de las condiciones materiales de la existencia es al mismo tiempo la producción, reproducción, y la transformación de las relaciones sociales entre los productores directos (que participan en el trabajo productivo real) y los que se apropian de su ‘producto excedente’ (los que controlan los medios de producción)” (Zeitlin, 1980: 2)─, el concepto de la sociedad civil tiene la intención de crear la percepción de que la sociedad no está estructurada en clases sociales sino solamente compuesta por individuos. De hecho, como David (1998-1999: 201) comenta, la dominación de clase es “no solo ejercido a través de la propiedad de los medios de producción y la coerción política, sino también por la creación de consenso ideológico a través de las instituciones de la sociedad civil.”

La existencia de diversas clases y fracciones dentro de cada clase hace que la comprensión de la sociedad capitalista es sin duda muy complicada. Sin embargo, como en el discurso de la sociedad civil se ha erradicado la clase, el “problema de la clase” no representa un problema para comprender cabalmente las dinámicas de la sociedad. Confluyendo con el discurso post- marxista, el discurso de la sociedad civil declara que “no hay intereses objetivos de clase” que divide la sociedad ya que “los intereses son puramente subjetivas y cada cultura define las preferencias individuales” (Petras, 1997). 1 Veltmeyer (2000) sostiene que “la base del postmarxismo es un rechazo del concepto que se encuentra en el centro del análisis marxista: clase, definida en términos de la relación de los individuos con los medios de producción en condiciones que son , como Marx ha concebido, ‘definitiva y más allá de su voluntad’, y que corresponden a las etapas del desarrollo de las fuerzas de producción de la sociedad”.

Según Wood (1990: 79), la “eliminación” de la clase es más bien exactamente el problema de discurso de la sociedad civil. Las teorías que no diferencian entre las distintas instituciones sociales y las “identidades”, no pueden tratar de manera crítica el capitalismo. Mediante la “eliminación” de la clase, la relación de explotación desaparece como una de las condiciones objetivas para el desarrollo del sistema capitalista y se transforma en un asunto subjetivo e individual.

2. El discurso de la sociedad civil y la verdad del estado capitalista

El discurso de la sociedad civil intenta hacernos creer que existe una brecha entre el estado y la sociedad, incluso intereses contradictorios. 2 De hecho, el estado está considerado como autónomo y la política y la economía se conciben como dos esferas de acción diferentes.

Hace años, Miliband (1970; 1976) y Poulantzas (1976a; 1976b; 1986) explicaron el papel del estado en la sociedad capitalista, aunque con distintos puntos de vista. Por un lado, el surgimiento del estado fue visto como la consecuencia de las contradicciones entre las clases y entre fracciones de clase (teoría estructuralista del estado) y, por otro lado, el estado capitalista fue considerado como un instrumento en las manos de la clase dominante (la teoría instrumentalista del estado). Sin embargo, según Gold, Lo y Wright (1977: 35-36) la perspectiva instrumentalista tiende al voluntarismo al explicar las actividades del estado. En el caso de los estructuralistas, estos autores consideran que su análisis ha eliminado casi por completo la acción consciente. Creemos la teoría estructuralista así como la teoría instrumentalista del estado, combinada, crucial para nuestra comprensión del funcionamiento del sistema capitalista al nivel político. Además, estamos de acuerdo con Poulantzas (1986: 241; 1976c: 12-13) quien declara que el estado capitalista no representa directamente los intereses económicos de las clases dominantes sino sus intereses políticos.

Una revisión de la discusión “antigua” con respecto a la visión estructuralista e instrumentalista del estado es relevante para el debate que debe ser llevado a cabo dentro de la izquierda en relación con el carácter de clase del concepto y discurso de la sociedad civil. En nuestro punto de vista, el estado debería ser contemplado como una relación de poder y de explotación, afectando y reproduciendo la estructura de las relaciones de clase de la sociedad capitalista. Como Adler (1982: 139) sostiene, aunque el estado no crea la explotación “y por lo tanto tampoco puede ser su objetivo”, no obstante, “da a esta explotación una forma particular, precisamente, la de la forma jurídica”.

El proceso de producción y explotación, señala Poulantzas (1976a: 21), es “al mismo tiempo el proceso de la reproducción de las relaciones de dominación y subordinación política e ideológica”. Esto significa que la lucha de clases no puede limitarse a la estructura económica y social de la sociedad, pero debe entrar en la arena del estado, o, en términos más generales, también tiene que “entrar” en el nivel de la superestructura. El estado podría ser considerado como relativamente autónomo de la estructura económica y social de la sociedad, pero esta autonomía relativa, como Poulantzas (1986: 140-141) explica, se debe a su relación con las estructuras sociales de la sociedad y no es causado por un cierto poder propio.

El discurso de la sociedad civil apunta al desarme de las clases explotadas y oprimidas. En vez de luchar por el poder propone la creación de “subsociedades”. La apuesta a la fundación de estas “subsociedades” confirma y profundiza la dominación de las estructuras de la sociedad “dominante”. De esta manera, el discurso no contribuye a la democratización de la sociedad como sus partidarios afirman, pero ayuda a prolongar y, por lo tanto, fortalecer el sistema. Al respecto, Petras (1997) anota que los ataques anti-históricos y antisociales al estado solo sirven para deasarmar la posibilidad de “forjar una alternativa eficaz y racional anclada en las potencialidades creativas de la acción pública”.

El papel del estado capitalista en mantener y profundizar el desarrollo capitalista y su clara defensa del capital transnacional en los países periféricos puede ser demostrado con el caso del Estado peruano. Es un ejemplo perfecto y claro para mostrar cómo funciona el estado capitalista en los países periféricos.

En las últimas dos décadas, la burguesía peruana no sólo fue capaz de implementar un proceso de privatización a gran escala , sino que también fue la fuerza política detrás de los acuerdos de libre comercio que el Perú firmó (y sigue firmando) con una variedad de países. En la actualidad, la burguesía peruana es el principal defensor de los intereses d el capital extractivo (transnacional). Ha tenido éxito en evitar un impuesto a las súper ganancias de las corporaciones mineras y está estimulando proyectos de infraestructura que faciliten las actividades del capital extractivo. Estos mismos proyectos se dan, en muchos casos, en forma de Asociaciones Públicos Privados donde, al final, la empresa privada no tiene nada que perder. Es una situación de “ganar o ganar”. En resumen , el estado en los países periféricos ejecuta, principalmente, las funciones económicas e ideológicas que son indispensables para la reproducción ampliada del capital (transnacional).

Las consecuencias políticas devastadoras del discurso de la sociedad civil para la lucha hacia la transformación social parece ser más que evidente. A medida que el discurso hace hincapié en la existencia de intereses contradictorios entre el estado y la sociedad, crea y propaga la idea de que una reforma del estado, es decir, el estado como un instrumento al servicio de toda la población, es posible. Sin embargo, como Fernández (2003: 265 , 274) ─un defensor del discurso de la sociedad civil─ afirma claramente: “Una sociedad civilizada vigorosa proporciona a los individuos y los grupos un sentimiento de respeto por el estado y un compromiso positivo [...] Además, la sociedad civil ofrece nuevos miembros para la clase dominante en la formación [...] El fortalecimiento de la sociedad civil democrática está estrechamente relacionado con el fortalecimiento de las instituciones públicas”. En otras palabras, según Fernández, la sociedad civil es funcional para el desarrollo y el mantenimiento del estado capitalista.

La supuesta separación entre el estado y la sociedad tiene que ver con la forma en que se entiende la estructura de la sociedad. Como el discurso de la sociedad civil contempla la sociedad como compuesta de individuos, una pluralidad de identidades por así decirlo, en lugar de estar estructurada, básicamente, en clases sociales, sus defensores no son capaces de comprender la naturaleza de clase del estado capitalista. En el discurso de la sociedad civil, el estado esta considerado autónomo (ni relativamente autónoma como sostiene Poulantzas) y tiene intereses particulares que se oponen a la “sociedad”.

Los partidarios del concepto de la sociedad civil apuntan a la función instrumental del estado cuando critican y se movilizan en contra de ello. El “carácter estructuralista” del estado es, por otra parte, una píldora muy difícil de tragar para los defensores de la sociedad civil, ya que destruye el fundamento de su intención, supuestamente, de democratizar la sociedad. Por ejemplo, es mucho más fácil movilizarse par a algún tipo de democratización política y obtener ciertos resultados tangibles en lugar de adoptar medidas en favor de la democratización económica ya que esto implicaría un proceso que conlleva a la transformación social.

La democratización política del estado no es algo que pueda ser considerada como contrario a los intereses de la fracción de la burguesía en el poder. A pesar de que podría, en el corto plazo, oponer a los intereses económicos de la clase dominante, en el mediano y largo plazo la democratización podría ser “compatible con sus intereses políticos, con su dominación hegemónica” (Poulantzas, 1986: 242). Por esta razón, como Poulantzas (1976c: 27) argumenta, los intereses de las clases dominadas son, en general, solo garantizados por el estado capitalista cuando éstos sean compatibles con los intereses de la clase dominante. Harnecker (1970: 137) comenta que con el fin de preservar su poder económico, en algunos casos la burguesía tiene que “dar” algo de poder político. Estos “procesos” de dar “espacio” a las clases dominadas en el aparato estatal son el resultado dialéctico de la lucha de clases.

Los defensores de la sociedad civil tienen la intención de fortalecer las fuerzas democráticas fuera del estado. Mientras que, en definitiva, esto podría contribuir a la democratización de la sociedad, sin embargo, al considerar el estado como un organismo autónomo los “abogados” de la sociedad civil ayudan a mistificar la realidad política y de clase del estado capitalista entre la clase obrera y otras capas sociales explotadas y oprimidas. Por lo tanto, aquellos que se adhieren al discurso de la sociedad civil podrían ser considerados como lacayos del capital ya que intentan, tal vez sin ni siquiera ser consciente de ello, de enmascarar la dictadura de la minoría, el régimen de los propietarios de los medios de producción. En vez de apuntar a una verdadera democratización de la sociedad capitalista, ellos, como argumenta Wood (1990: 79), se rinden ante el capitalismo y sus mistificaciones ideológicas “por un concepto indeterminado de democracia”.

3. Conclusiones

El discurso de la sociedad civil no sólo es funcional para el capital también es una expresión de la politización de la sociedad (Tejada, 1996: 127). El concepto y el discurso de la sociedad civil son adecuados para los procesos hacia la superación del capitalismo como para su reproducción. La lucha por la democratización política, por ejemplo, podría dar lugar a discusiones con respecto a la democracia y conducir a procesos de democratización económica. Sin embargo, la democratización política reflejada en la creciente participación de la sociedad civil en los procesos de toma de decisiones políticas también legitima la sociedad capitalista.

En el contexto político mundial, el concepto de la sociedad civil es una construcción política para enmascarar los fundamentos de la sociedad capitalista. El concepto “elimina” la clase de la sociedad y del análisis social, y considera al estado como neutro. De esta manera, la “lógica totalizadora del capitalismo”, como Wood (2000: 284) escribe, está siendo reducida a “un conjunto de instituciones y relaciones entre un montón de otros” y esta reducción es el “carácter distintivo principal de la ‘sociedad civil’ en su nueva personificación”.

El discurso actual de la sociedad civil tiene que ser considerado como un ataque político a los intereses históricos de la clase obrera, definido como un proceso hacia la creación de una sociedad basada en los principios socialistas. Es la tarea de las fuerzas revolucionarias para mostrar la naturaleza de clase del discurso de la sociedad civil para revelar el carácter de clase del estado y forjar la conciencia de clase de los explotados y los oprimidos.

El concepto de la sociedad civil es importante para la lucha contra el capital, ya que podría ayudar a reunir una gama diversa y amplia de movimientos sociales detrás de la bandera de la democratización de la sociedad capitalista. Para transformar esta lucha en un combate por la transformación social parece ser muy difícil debido a los intereses de clase contradictorios dentro y entre los movimientos sociales. Como afirma Petras (1997), “la política de identidad en el sentido de la conciencia de una forma particular de opresión por un grupo inmediato puede ser un punto de partida adecuado. Este entendimiento, sin embargo, se convertirá en una ‘prisión de identidad’ (raza o género) aislada de otros grupos sociales explotados a menos que trasciendan los puntos inmediatos de opresión y se enfrenta al sistema social en el que está inmersa”.

Aunque podría parecer que el discurso de la sociedad civil apunta a la democratización de la sociedad, mediante la introducción de conceptos relacionados a la pluralidad de las identidades el discurso ayuda, de hecho, a mantener la esencia de la organización no-democrática de la sociedad, es decir, su estructura de clases. Además, el discurso “de-conceptualiza” el capitalismo, por estar “dividiendo la sociedad en fragmentos, sin una estructura de poder que abarca todo” (Wood, 2000: 285).

Una verdadera democratización de la sociedad debería significar su democratización económica. En el contexto de los debates continuos sobre las cuestiones de desarrollo, consideramos que el desarrollo “genuino” sólo puede tener lugar si esto implicaría una transformación social de la sociedad. De hecho, si el desarrollo se entiende como una mejora constante y estructural de las condiciones sociales de una parte cada vez mayor de la población mundial debería implicar una ruptura con la mercantilización de las necesidades sociales básicas de la población, como el agua, la salud y la educación. Si también apunta a un aumento cualitativo de la participación de la población en la toma de decisiones políticas y económicas, debe significar dar a las masas explotadas y oprimidas la propiedad, el control y la gestión de los medios de producción.

El estado en la sociedad capitalista no puede ser reformado para “trabajar” en favor de las clases explotadas y oprimidas ya que es, en esencia , una agencia para promover el desarrollo de la sociedad capitalista, es decir, para mantener, profundizar y ampliar las relaciones de explotación y opresión. El concepto y el discurso de la sociedad civil podrían ser considerados como instrumentos en las manos de la burguesía porque enmascaran la función del estado en la sociedad capitalista.

Aunque no consideramos que sea imposible para el estado a contribuir al cambio social, por un período de tiempo determinado y dependiendo de la correlación de fuerzas de clase dentro y fuera del estado, sin embargo, el proyecto revolucionario de transformación social no puede depender de ello , sino más bien que tenga que destruir el estado. Como comenta Lenin (1960: 299), “si el estado es un producto del cáracter irreconcilable de las contradicciones de clase, si es una fuerza que está por encima de la sociedad y que ‘se divorcia más y más de la sociedad’, resulta claro que la liberación de la clase oprimida es imposible, no solo sin una revolución violenta, sino también sin la destrucción del aparato del poder estatal que ha sido creado por la clase dominante y en el que toma cuerpo aquel ‘divorcio’.”

4. Referencias

Adler, Max (1982), La concepción del estado en el marxismo, México, Siglo XXI Editores S.A.

David, Miguel Limia (1998-1999), “Retomando el debate sobre la sociedad civil”, Marx Ahora 6-7 (1998-1999), pp. 185-207.

Fernández, José (2003), El despertar de la sociedad civil. Una perspectiva histórica, México, Oceano de Mexico, S.A. de C.V.

Gold, David A., Clarence Y. Lo. H. y Erik Olin Wright (1977), “Recientes desarrollos en la teoría marxista del estado capitalista”, en Heinz Rudolf Sonntag y Héctor Valecillos (coords.), El estado en el capitalismo contemporáneo, México: Siglo Veintiuno Editores S.A., pp. 23-61.

Harnecker, Marta (1970), Los conceptos elementales del materialismo histórico, México, Siglo Veintiuno Editores S.A.

Kaldor, Mary (2005), La sociedad civil global. Una respuesta a la guerra, Barcelona, Tusquets Editores.

Lenin, Vladidmir Ilyich (1960), “El estado y la revolución. La doctrina marxista del estado y las tareas del proletariado en la revolución”, en Vladidmir Ilyich Lenin, Obras Escogidas en tres tomos, 2, Moscú, Progreso, pp. 291-389.

Miliband, Ralph (1976), El estado en la sociedad capitalista, México, Siglo Veintiuno Editores S.A.

Miliband, Ralph (1970), “The capitalist state: Reply to Nicos Poulantzas” en http://ebookbrowse.com/miliband-the-capitalist-state-reply-to-poulantzas-pdf-d180550096 (consultado 17/02/2013).

Petras, James (1997), “A Marxist critique of Post-Marxism”, en


Portes, Alejandro y Kelly Hoffman (2003). “Las estructuras de clase en América Latina: composición y cambios durante la época neoliberal”, CEPAL, Serie Políticas Sociales, no. 68. Santiago de Chile, en http://www.eclac.org/publicaciones/xml/1/12451/lcl1902e-p.pdf (15/04/2014).

Poulantzas, Nicos (1986), Poder político y clases sociales en el estado capitalista, México, Siglo Veintiuno Editores S.A.

Poulantzas, Nicos (1976a, Las clases sociales en el capitalismo actual, México, Siglo Veintiuno Editores S.A.

Poulantzas, Nicos (1976b), “The capitalist state: A reply to Miliband and Laclau” en http://ebookbrowse.com/poulantzas-nicos-capitalist-state-reply-miliband-laclau-new-left-review-n95-p-63-83-1976-doc-d197652786 (consultado 17/02/2013).

Poulantzas, Nicos (1976c), Crítica de la hegemonia del estado, Buenos Aires, Cuervo.

Tejada, Aurelio Alonso (1996) “El concepto de sociedad civil en el debate contemporáneo: los contextos”, Marx Ahora 2, pp. 119-135. 

Torres-Rivas, Edelberto (2001) “La sociedad civil en la construcción democrática: notas desde una perspectiva crítica”, en


Veltmeyer, Henry (2000). “The Post-Marxist project: An assessment and critique of Ernesto Laclau”. Artículo inedito .

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Zeitlin, Maurice (1980), “On classes, class conflict, and the state: An introductory note”, en Maurice Zeitlin (coord.), Classes, Class Conflict, and the State. Empirical studies in class analysis, Cambridge, Massachusetts, Winthrop Publishers, Inc., pp. 1-37. 


Notas:


1 Es interesante observar la relación entre la sociedad civil y el discurso postmarxista. Según Petras (1997), uno de los argumentos del postmarxismo contra el marxismo es la siguiente: “El énfasis marxista en la clase social es ‘reduccionista’ porque las clases se están disolviendo; los puntos políticos principales de partido son culturales y arraigado en las diversas identidades (raza, género, étnicidad , preferencia sexual)”.

2 Según Fernández (2003: 240), la sociedad civil no está “sistematicamente opuesta” al estado.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


lunes, 18 de abril de 2016

El “Angelito Negro”: el niño preso en los doce años de Balaguer








El “Angelito Negro”: el niño que fue preso político en los doce años de Balaguer

Es muy posible que gran parte de los dominicanos desconozcan en la historia del siglo XX, la participación de niños en situaciones políticas peligrosas para sus vidas. Algunos, todavía adolescentes o muy jóvenes, fueron llevados a la cárcel acusados de atentar contra gobiernos establecidos. Que se recuerde, durante la ocupación militar norteamericana de 1916 muchachos menores de edad estuvieron detenidos y señalados de comunistas. Autodefinidos como “Los Boas”, al ser interrogados declararon ser un grupo de amigos que se juntaban en un ventorrillo de Ciudad Nueva a tomar mabí y comer arepa; que en horas de la noche lanzaban piedras a los soldados americanos desde las azoteas; pero que no tenían ideas de lo que era el comunismo.

También podría ser parte de una investigación más acabada, la detención del joven Enrique Jiménez, que luego encabezó la expedición de junio de 1959 contra Trujillo, apresado, interrogado y acusado de vincularse a los conspiradores de 1935, que planificaban ajusticiar al tirano. Más reciente en 1967, un niño de 15 años sufrió la acusación pública y televisada de ser parte de una trama internacional contra el gobierno del doctor Joaquín Balaguer preparada por la izquierda dominicana: Jorgito Puello Soriano ocupó las primeras planas de los periódicos y bautizado por el “El Nacional” como “El Angelito Negro”.

Jorge Antonio Puello Soriano, hijo de Jorge Puello (El Men), dirigente del Movimiento Popular Dominicano (MPD). Nació el 20 de octubre de 1951 y residía en la calle Barahona, en el sector de San Carlos de la ciudad de Santo Domingo. En 1966 estudiaba en el octavo curso del liceo Argentina, lugar en que inició sus “trabajos políticos” en 1964, tratando de ganar adeptos para la Unión de Estudiantes Revolucionarios y para el Movimiento Popular Dominicano.

La ficha preparada por las autoridades en 1967 define su perfil juvenil: menor de edad, de raza negra y la forma de la cara redonda; ojos negros, con las orejas grandes y salientes, y las cejas arqueadas pero muy separadas de los ojos. Sus labios pequeños y gruesos, con la barbilla triangular y una estatura de 4 pies. Pesaba 90 libras y con solo 15 años de edad se le sindicaba como miembro del Movimiento Popular Dominicano. Detenido junto a Henry Segarra Santos cuando intentaba viajar hacia Europa, su caso fue noticia en las primeras semanas de 1967 y el presidente Joaquín Balaguer se refirió a él acusándolo de formar parte de un plan internacional contra su gobierno.

En un extenso discurso pronunciado la noche del 4 de febrero de 1967, el mandatario aportó un conjunto de detalles con los que armó una supuesta conspiración de la izquierda dominicana en la que participaban los gobiernos de Cuba, Rusia, Corea del Norte, Viet nam y otros países de la llamada orbita comunista. La trama, que además de atentar contra la soberanía nacional por incluir intereses políticos extra nacionales, señalaba al Movimiento Revolucionario 14 de Junio y al MPD como responsables de los contactos y preparativos para promover la guerra de guerrillas y poner en peligro el gobierno constitucional que él presidía. La madeja que envolvía los planes contra el país partía de la recuperación de comprometedores documentos obtenidos por las autoridades en diciembre de 1966 en colaboración con las autoridades de Venezuela.

Tal y como fue relatado por el gobierno, el sindicalista de Fopusa-Cesitrado Fernando de la Rosa regresaba de Budapest, Hungría, país al que habría viajado para participar en la Conferencia Sindical Mundial celebrada a mediados de diciembre de 1966. El 23 de diciembre, cuando hacía escala en el aeropuerto de Maiquetía de Caracas, fue detenido por las autoridades venezolanas, quienes encontraron oculto en su chaqueta una importante cantidad de documentos que había recibido en París de una dominicana, con el fin de que los trajera a Santo Domingo, pero que eran propiedad del abogado Juan B. Mejía y del sindicalista Julio de Peña Valdez.

Copia del pasaporte de Jorgito Puello

Con esa documentación en las manos, las autoridades dieron seguimiento a los pasos dados por los izquierdistas para ponerse en contactos, principalmente con los comunistas de Cuba:“Debido a lo que revelaban los documentos encontrados a Fernando de la Rosa, era evidente para el Gobierno dominicano que Julio de peña Valdez y Juan B. Mejía tendrían que iniciar correspondencia con los comunistas que ellos habían visitado (…). Además, era razonable suponer que esta información sería enviada al exterior solamente a manos de emisarios muy dignos de confianza. Por lo tanto, cuando se supo que Henry Segarra Santos, un miembro muy conocido del Movimiento Popular Dominicano (MPD) y dos más de sus compañeros partirían muy pronto al extranjero, se dieron instrucciones para poner en ejecución un plan para interceptar dicha correspondencia. Como uno de los viajeros sería un mozalbete de quince años, hijo de Jorge Puello, otro miembro prominente del MPD, se dedujo que por tener la apariencia más inocente del grupo, este jovencito sería el que llevaría los documentos importantes”.

En aquellos días la izquierda estaba enfrascada en un proceso de lo discusión y “redefinición” de sus líneas; discutían la existencia o no del “partido comunista” y hacían esfuerzos para restaurar los contactos con los partidos comunistas en el exterior, con el fin de obtener apoyo económico y adiestramiento en teoría marxista y prácticas de guerras de guerrillas. En ese interés fue que el Movimiento Revolucionario Catorce de Junio envió a Juan B. Mejía y a Julito de Peña Valdez a entrevistarse con los partidos y gobiernos aliados en sus luchas, en 1966. Pero en ese momento, ya Julito había decido abandonar al 1J4 y pasar al MPD, mientras que el doctor Mejía estaba en proceso de irse de la organización. La lucha entre los “transformistas” y los “no transformistas” llevaban a la división a la más importante organización de la izquierda dominicana.

El MPD terminó siendo el destinatario de las relaciones conseguidas en el exterior por Julito de Peña para el Movimiento Revolucionario 14 de Junio, aunque su documentación estaba en manos de las autoridades dominicanas. A principios de 1967 el MPD decidió enviar al exterior una comisión que visitaría Cuba, la que fue aprovechada para dar seguimiento a los acuerdos tomados. Henry Segarra Santos, Pedro Cruz Sandoval y Jorge Antonio Soriano Puello fueron enviados a París, Francia, para desde allí viajar hasta La Habana. El grupointentó salir por el aeropuerto de Punta Caucedo en un vuelo de la Pan American, que los llevaría a Nueva York y desde esa ciudad partirían para Europa el 15 de enero de 1967. Junto con ellos, preparadas en recipientes de espuma de afeitar, estuches de pasta de dientes y el doble fondo de una maleta, viajaba la documentación que luego Balaguer utilizaría para su discurso del 4 de febrero. En esos papeles se explicaba la situación de la izquierda dominicana, movimiento sindical, relaciones con la Unión de Jóvenes Comunistas y la Federación de Estudiantes Universitarios de Cuba, así como otras informaciones de interés para el gobierno. Esa documentación, como lo contó Jorgito al AGN, le fue confiscada por las autoridades dominicanas.

Jorge Puello conocido como El Men en foto reciente.

En una entrevista concedida a los investigadores del programa de “Historia Oral” del Archivo General de la Nación en el 2015, Jorgito narró que su padre (El Men) consiguió una beca de estudio en Cuba, decidió sacarlo del país porque las cosas no estaban nada bien y que era mejor tenerlo lejos de los problemas políticos: Me metieron en un paquete donde iba Henry Segarra. Hubo un chivateo, nos denunciaron y nos agarró el Servicio Secreto. Nosotros supuestamente íbamos para Francia, pero en realidad era para Cuba. Henry y Sandoval irían a tomar cursos de guerrillas y yo a estudiar. Un espía primo de uno de los Rivera llegó a mi casa cuando estábamos preparando el viaje. Llegó a la casa y se dio cuenta de que íbamos a salir del país. El dio la información al Servicio Secreto y nos agarraron.

Antes, en febrero de 1967, Jorgito Puello, en entrevista para “El Nacional” relató lo sucedido en el aeropuerto Punta Caucedo el día de su detención, que lo convirtió en el preso político más joven en el gobierno de los “Doce años”: dijo que el propósito era viajar a Francia y que entre sus planes estaba solicitar al presidente Charles De Gaulle una beca para realizar estudios. Qué sus relaciones con el MPD las tenía desde 1964 y que en la agrupación se le consideraba, aun con 14 años de edad, como “un intelectual de la misma capacidad que Segarra Santos”. También explicó que al ser detenidos dentro del avión, solo tenían allí unos 5 minutos cuando llegaron los inspectores de Migración y exclamaron: “Estos tres son ¡caminen por ahí!”. Llevados a una habitación de la terminal aérea, los desnudaron y registraron minuciosamente “tratando de sugestionarnos”. A mí me obligaron, “poniéndome una gruesa macana en la boca, para que dijera que yo iba para Rusia”. Y aunque el presidente Balaguer dijo en su discurso que era para Rusia, realmente era para Francia a estudiar, aclaró el niño.

La versión del mandatario en el referido discurso, a que hacía referencia el jovenzuelo, se inició llamando la atención a los que no creían en el peligro comunista: “hay muchos dominicanos que todavía se preguntan, con ingenuidad digna de un cuento de hadas, si en el país existe o no una conjura comunista susceptible de poner en peligro la soberanía nacional y la seguridad del Estado. Los documentos que la policía venezolana ocupó a Fernando Arturo de la Rosa Ruiz, Secretario de Capacitación del Sindicato de la Compañía Dominicana de Teléfonos, a raíz de su detención en Venezuela el 23 de diciembre de 1966, prueban el grado de penetración a que ha llegado la labor del comunismo en la sociedad dominicana”.

Ficha policial de Jorge Puello hijo.j

El presidente anotó unas series de detalles coincidentes, con el fin de exponer la trama denunciada: los preparativos para trasladar armas de guerra, de las que fueron utilizadas en la revolución de Abril para ocultarlas en la zona rural. Dijo además, que “tomará medidas inmediatas, inspiradas en nuestra seguridad nacional y en la conveniencia de contrarrestar las amenazas representadas por la constante intervención de las potencias chino soviéticas de la Cuba de Fidel Castro en nuestro país”.

Llamó la atención las referencias hechas por el presidente sobre la prisión de Jorgito Puello, de quien explicó sería enviado a Moscú, Rusia “para entrenarlo en el marxismo-leninismo”. Mostrando una foto del pasaporte del adolescente, lo relacionó con los propósitos de la izquierda de intentar transformarlo en el “arquitecto del comunismo en la República Dominicana”.

Al ser liberado, el 8 de febrero de 1967, después de permanecer más de 15 días en una celda solitaria del Palacio de la Policía, Jorgito visitó la redacción de El Nacional. En esa ocasión el periodista Radhamés Gómez Pepín escribió: “Todos en EL NACIONAL querían conocer personalmente a Jorgito, porque la defensa de Jorgito la hizo suya EL NACIONAL a través de sus editoriales. Por eso cuando Jorgito estuvo en EL NACIONAL hubo gran revuelo. Poro junto con el revuelo hubo críticas: “Qué Gobierno” era lo que más repetían empleados de Publicaciones ¡Ahora!, que se reunieron en la Redacción del periódico a conocer a Jorgito. (…). Mientras Jorgito permanecía en su mutismo (….), muchos de los que estaban en la Redacción también recordaron al presidente Balaguer, porque también les vino a la mente el poeta Andrés Eloy Blanco: “Aunque la Virgen sea blanca, píntame Angelitos negros”.

El “Angelito Negro”, apenas comenzaba sus días de martirios en la política dominicana. Viviendo en la clandestinidad, abandonó los estudios y tuvo que asumir responsabilidades políticas en el MPD. Trabajó políticamente en condición de “cuadro” de su partido. En Santiago de los Caballeros era permanentemente vigilado y perseguido, hasta que en 1969 fue detenido y llevado a la cárcel de La Victoria, en la que estuvo preso por varios años. En 1973 salió del país hacia Europa, y vivió en Italia donde participó de las actividades en que se reclamaba la libertad de los presos políticos dominicanos.

Residiendo en ese país se alejó de la política partidaria y su nombre quedó en el olvido. Después de muchos años, el Archivo General de la Nación recogió su testimonio en el que contó los detalles y circunstancias relacionadas con su sonado caso, cuando se le tuvo como el preso político más joven de la República Dominicana y la gente comenzó a conocerlo como “El Angelito Negro”.

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