MORAL Y LUCES

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sábado, 29 de marzo de 2014

ESCUCHAS TELEFÓNICAS UCRANIANAS


ESCUCHAS TELEFÓNICAS UCRANIANAS

La agenda secreta de Catherine Ashton y Victoria Nuland

Ya se ha convertido en un ritual que siempre funciona. Cada vez que Washington quiere cambiar un régimen, aparecen misteriosos francotiradores que disparan a la vez contra fuerzas gubernamentales y contra manifestantes de la oposición. Y después desaparecen sin dejar rastro. Así sucedió en Siria, en Ucrania y en Venezuela. En Siria, el resultado de los acontecimientos de Deraa fue que una parte de la población pasó un año sublevada contra el gobierno. En Venezuela, los forenses demostraron que los asesinos abatieron personas de ambos bandos y las protestas han ido extinguiéndose. En Ucrania, las conversaciones telefónicas interceptadas y las reacciones que su publicación ha suscitado ya no dejan espacio para las dudas, estima Wayne Madsen.

 



Es evidente, desde el primer momento, que los hechos registrados en Ucrania fueron planificados por provocadores, agitadores, expertos en «revoluciones de colores» sacados de las gavetas del Departamento de Estado estadounidense, de la CIA, del MI6 británico y de la Unión Europea.


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Cada vez que Washington quiere cambiar un régimen, aparecen misteriosos francotiradores que disparan a la vez contra fuerzas gubernamentales y contra manifestantes de la oposición. Y después desaparecen sin dejar rastro. Así sucedió en Siria, en Ucrania y en Venezuela.A raíz de la revelación al gran público de las conversaciones telefónicas [sobre Ucrania] recientemente interceptadas, se ha levantado una esquina del velo sobre los designios secretos para Ucrania de dos de las figuras femeninas que hacen de mascarones de proa de la política exterior de Occidente: Victoria Nuland, secretaria de Estado estadounidense a cargo de asuntos europeos y euroasiáticos, y Catherine Ashton, representante oficial de la Unión Europea y en otros tiempos propagandista de primera línea de la campaña por el desarme nuclear impulsada por Gran Bretaña.

Catherine Ashton, cuya conversación telefónica con el ministro de Relaciones Exteriores de Estonia Urmas Paet fue la segunda que se divulgó desde el inicio del año, ostenta desde el 1º de diciembre de 2009 el rimbombante título de Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. Ya tenía anteriormente, desde 1999, año de su ascenso a la Cámara de los Lores, el risible y muy feudal título de baronesa Ashton de Upholland.
Los admiradores de Lady Ashton sobredimensionan sus méritos. Un video grabado en la sede la Unión Europea en Bruselas la muestra, en el ejercicio de sus funciones de ministra de Relaciones Exteriores de la UE, completamente fuera de sí porque ni ella, ni Robert Cooper –su enviado británico en los Balcanes– tenían la menor idea de qué cara podía tener Tomislav Nikolic –el presidente de Serbia–, cuando sólo les faltaban unos pocos minutos para tener que recibirlo en la ceremonia de bienvenida organizada expresamente para él.
Catherine Ashton está casada con Peter Kellner, ex periodista británico miembro de la dirección del instituto de sondeosYouGov. Esta empresa vive no sólo de la realización de sondeos políticos y electorales sino que también alimenta el suspense en la prensa de la farándula con sondeos de opinión de pronósticos sobre quién será el nuevo ídolo en cada etapa de los concursos que proponen programas de televisión tan estúpidos comoPop Idol y X-Factor.
En su conversación del 26 de febrero con la baronea Ashton, el ministro de Relaciones Exteriores de Estonia, Urmas Paet, le comunica que, según una fuente creíble, manifestantes y policías ucranianos fueron abatidos por los mismos francotiradores [1]. Paet había estado en Kiev el 25 de febrero, durante los violentos enfrentamientos entre manifestantes y policías en la plaza Maidan. Ahora resulta evidente que francotiradores y otros provocadores, incluyendo bandas neonazis y mercenarios extranjeros a las órdenes de la oposición política ucraniana, exacerbaron los hechos de violencia.
En la conversación grabada, Paet revela a Ashton que una médico ucraniana, la doctora Olga Bogomolets, importante figura de la sociedad civil, le hizo saber, durante su estancia en Kiev, que las balas que abatieron manifestantes y policías provenían de las mismas armas y que la oposición estaba encubriendo a los asesinos. La Dra. Bogomolets no es miembro de la corte de Viktor Yanukovich, el presidente ahora en exilio, sino que fue médico personal de Viktor Yuchenko, el presidente instalado por la «revolución naranja»; fue subsidiada por Radio Liberty, financiada por George Soros y la CIA y llamó a sus estudiantes de medicina a participar en las manifestaciones de la plaza Maidan. Esta es la Dra. Bogomolets que le dijo a Paet que las balas que mataron indistintamente manifestantes y policías salieron de las mismas armas y que la mano de la oposición estaba detrás de los ataques. Es importante señalar también que la Dra. Bogomolets rechazó la proposición –de la oposición– de participar en el nuevo gobierno como ministra delegada a cargo de asuntos humanitarios.
Según lo que puede oírse en la llamada telefónica interceptada –al parecer– por agentes de los servicios de seguridad ucranianos (SB) aún fieles a Yanukovich, la señora Ashton dice haberse quedado atónita cuando Paet le anuncia que todo parece indicar que la oposición ucraniana orquestó la masacre de más de 70 de sus propios partidarios, cifra a la que habría que agregar los policías abatidos. La lluvia de balas desatada por los misteriosos francotiradores no es otra cosa que una operación false flag [bajo bandera falsa] montada por la oposición y por sus padrinos de Occidente para suscitar simpatía y respaldo de parte de la opinión pública.
Veamos el diálogo entre el ministro de Relaciones Exteriores de Estonia y la jefa de la diplomacia de la Unión Europea:
  • Paet: «Todas las pruebas muestran que las personas de ambos bandos abatidas por los francotiradores, los policías y la gente que estaban en la calle, eran los mismos francotiradores quienes los mataban, a los de ambos bandos… Ella [la Dra. Bogomolets] me mostró también fotos. Me dijo que, como médico, ella podía decirme que era la misma firma, el mismo tipo de balas… y es muy inquietante que ahora los de la nueva coalición no quieran investigar qué fue lo que pasó exactamente. Por lo tanto, en este momento, es cada vez más evidente para todo el mundo que no es Yanukovich quien está detrás de los francotiradores apostados en los techos. Era alguien de la nueva coalición.»
  • Ashton: «Yo pienso que tenemos, efectivamente, que investigar. Quiero decir… No me habían hablado de esta historia. Es muy interesante… ¡Vaya…!»
  • Paet: «Así que era muy preocupante ver todo eso circulando y cobrar importancia. Eso ya desacredita la nueva coalición.»
Al responder a Paet, Ashton se esfuerza seguidamente por levantar dudas sobre la información que han recogido la Dra. Bogomolets y él mismo, información que muestra que la oposición estaba detrás de los disparos contra manifestantes y policías. Ashton defiende a los diputados de la oposición implicados en las protestas, se expresa contra los médicos y declara, refiriéndose a los dirigentes de las protestas:
  • Ashton: «Ellos tienen que ocuparse de eso también. Pero su tarea es exigir la aplicación de cambios profundos y hacer funcionar el parlamento [Rada]. Si no funciona el parlamento es el caos total lo que les espera. Así que podemos pensar que un manifestante, que un médico, es alguien que cuenta, que cuenta mucho. Pero no son responsables políticos. Y, de una u otra manera, esa gente va a tener que acostumbrarse a la situación en las próximas semanas.»
Fundamentalmente, lo que Ashton le dice a Paet es que, como militante y médico, la Dra. Bogomolets no debe andar criticando las decisiones políticas maquiavélicas de la oposición parlamentaria ucraniana dirigida por el trío Klichko–Yatseniuk–Tiagnibok (o sea el boxeador, el veterano del Banco Mundial y el jefe de los neonazis del partido Svoboda).
En otras palabras, la señora Ashton estima que un boxeador, un tecnócrata del Banco Mundial y un matón nazi están más calificados para decidir el destino de Ucrania que una mujer científica preocupada por aclarar el papel de la oposición en la masacre perpetrada contra los manifestantes de su propio bando, utilizados como carne de cañón, y el asesinato de los policías que trataban de restablecer el orden público.
En cuanto se reveló esta conversación entre la señora Ashton y el señor Paet, los grandes medios de prensa que controlan la información en Occidente pusieron en duda su autencidad. Para ello recurrieron a todos sus sarcasmos y lemas anticonspiracionistas habituales.
Pero los servicios del ministro de Relaciones Exteriores de Estonia confirmaron la autenticidad de la grabación en una nota de prensa que indica:

«La conversación entre el ministro de Relaciones Exteriores Urmas Paet y la responsable de Relaciones Exteriores de la Unión Europea Catherine Ashton divulgada hoy en Internet es auténtica.
Se trata de un intercambio telefónico. Esas palabras fueron intercambiadas por Urmas Paet y Catherine Ashton, el 26 de febrero, después de un viaje a Ucrania del ministro estoniano de Relaciones Exteriores, inmediatamente después de la interrupción de los hechos violentos.
El ministro de Relaciones Exteriores Urmas Paet informa sobre los comentarios que emitió en las reuniones del día anterior y expresa sus preocupaciones sobre la situación en desarrollo.
El señor Paet ha señalado que le parece “totalmente deplorable que esta intercepción [de su entrevista telefónica] se haya producido”.
»
Es evidente, desde el primer momento, que los hechos registrados en Ucrania fueron planificados por provocadores, agitadores, expertos en «revoluciones de colores» sacados de las gavetas del Departamento de Estado estadounidense, de la CIA, del MI6 británico y de la Unión Europea.
La hoja de ruta de Catherine Ashton viene a completar la de Victoria Nuland, también inoportunamente revelada por otra intercepción telefónica en enero de 2013 [2]. El intercambio telefónico entre Victoria Nuland y el embajador de Estados Unidos en Ucrania Geoffrey Pyatt reveló que la administración Obama ya estaba decidiendo quiénes iban a recibir las carteras en el futuro gobierno ucraniano mientras que la señora Catherine Ashton y Jeffrey Feltman, su doble ideológico y subsecretario general adjunto de la ONU, todavía aparentaban interesarse por la búsqueda de una solución negociada de la crisis con Yanukovich, el presidente ucraniano electo democráticamente.
La señora Nuland, que en la conversación telefónica se expresaba a favor de poner a Yatseniuk a la cabeza del futuro gobierno, manifestó la importancia que para ella tiene la cooperación con sus homólogos europeos con un sonoro «¡Que le den por el culo a la Unión Europea!».
Antes de esa frase, Nuland acababa de decirle a Pyatt que Estados Unidos alcanzaría sus objetivos con el respaldo previamente negociado y planificado de la delegación de la ONU. Feltman [3], quien dirigía esa delegación, arrastraba en su estela al secretario general de la ONU Ban Ki-moon, a quien los periodistas de su país designan como «la inatrapable anguila», sobrenombre que se ganó en su época de ministro de Relaciones Exteriores de Corea del Sur, y al diplomático Robert Serry, enviado especial de la ONU en Ucrania.
Durante esa misma conversación interceptada, la señora Victoria Nuland expresaba además su gran confianza en Robert Serry, ex embajador de Dinamarca en Ucrania, nacido en Calcuta y con un nombre más bien inhabitual para un danés. Cuando actuaba como coordinador especial de la ONU para el proceso de paz en el Medio Oriente, Robert Serry acostumbraba a deplorar lo que llamaba «actitudes parciales y discriminatorias» hacia Israel en el recinto de las Naciones Unidas. Por supuesto, ese lenguaje no podía dejar de atraerle los favores de Nuland y de Feltman, bien conocidos ambos por su doble adhesión a los intereses de Israel y de Estados Unidos.
Está claro que ni la conversación de Catherine Ashton ni la de Victoria Nuland debían haber llegado nunca a oídos de la opinión pública. Sin embargo, gracias a agentes leales y eficaces de los servicios de seguridad ucranianos, el mundo conoce ahora la perfidia de estas dos señoras que recorren alegremente un camino que puede acabar para Europa –e incluso para el mundo entero– en un espantoso incendio.


viernes, 28 de marzo de 2014

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“La lucha fue necesaria para el futuro”

Entrevista a Salvador Sánchez Cerén, presidente electo de El Salvador
“La lucha fue necesaria para el futuro”

Página/12


A partir del 1º de junio dirigirá el segundo gobierno nacional sucesivo del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) para convertirse en el primer dirigente guerrillero que llega a la presidencia de El Salvador.
Después de un largo proceso de conteo y evaluación de los recursos de la oposición, el Tribunal Supremo Electoral de El Salvador decretó que Salvador Sánchez Cerén fue elegido para ser el próximo presidente del país. Tomará posesión el 1º de junio, para dirigir el segundo gobierno nacional sucesivo del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) y para convertirse en el primer dirigente guerrillero que llega a la presidencia de El Salvador.
Desde su residencia nos concedió la primera entrevista exclusiva desde que fue elegido presidente, el 9 de marzo, en una reñida disputa en la segunda vuelta contra el candidato del partido opositor, Arena.
–Presidente, usted tiene en común con el presidente de Uruguay, Pepe Mujica, y la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, haber estado en la lucha armada contra dictaduras para volverse presidente de la República de un país latinoamericano.
–Es la historia que vivimos los pueblos de Latinoamérica. En las décadas del ’60, del ’70, la lucha fue necesaria para abrir las posibilidades del futuro en que ahora estamos. Sin ese esfuerzo no se hubieran terminado esos regímenes autoritarios que impedían el desarrollo democrático de nuestros países. Y, por lo tanto, el desarrollo productivo y social. Para mí es un agrado también ser de esa lista, de la que hace parte también otro centroamericano, el presidente Daniel Ortega, de Nicaragua, que también participó de una gesta heroica en los años ’70. Esto es parte de la historia del pueblo latinoamericano.
–Usted va a asumir el 1º de junio como nuevo presidente de El Salvador. ¿Cuáles son los temas programáticos fundamentales de su gobierno para los próximos cinco años en el país?
–Desde el inicio de la campaña electoral decidimos hacer un proceso de consulta a la población sobre cuáles son sus principales problemas, cuáles serían las soluciones y qué programas consideraban que deberían continuar. Hicimos la consulta a nivel nacional, platicamos con las familias, visitamos casa por casa, hicimos mesas técnicas de medioambiente, de salud, educación. De ese proceso, del que participaron más de 200 mil personas, nosotros elaboramos nuestro programa de gobierno, a partir de las necesidades que nos fueron planteadas en esa consulta. A partir de ahí hicimos nuestro programa, que se llama Salvador Adelante. Se determinaron como diez ejes, entre ellos temas como el medioambiente, el Estado de derecho, la reforma del Estado en el sentido de fortalecer a las instituciones, ampliar las relaciones internacionales. Pero entre ellos se definieron tres grandes temas. El primero es el empleo. El desempleo está en alrededor de un 6 por ciento, no es un nivel elevado, pero hay una enorme informalidad, que es también una forma de desempleo. Aunque este gobierno hizo esfuerzos importantes, se han generado alrededor de 113 mil empleos, además del surgimiento de 13.000 nuevas empresas. Pero la población considera que el nivel de desempleo es todavía alto. Por eso estamos planteando la necesidad de una transformación productiva, para lo cual se requieren inversiones públicas en infraestructura, en salud y en educación. Además de desarrollar políticas junto al empresariado privado. Somos un país que garantiza la libertad empresarial. Garantizamos también la seguridad jurídica, con reglas claras. Garantizamos también la seguridad financiera. Y tenemos que romper con todas las trabas burocráticas. Vamos a hacer una revisión de todas las leyes que tienen que ver con la inversión, porque muchas de ellas están desfasadas, dando continuidad a lo que está haciendo este gobierno. Esto permitiría, junto con la atracción del capital extranjero, hacer una transformación productiva que permita dar más valor agregado al producto que exportamos. No sólo exportar materias primas, sino productos con mayor valor agregado. De esa forma estimularíamos al comercio, a la industria, al sector de la agroindustria, para dinamizar la estructura productiva del país, en un plan que no sólo sea para cinco años, sino para echar bases para que en un período de más o menos quince años pudiéramos hacer realmente una transformación productiva. Para ello es necesario también que el Estado permita que se puedan incorporar nuevas tecnologías a la producción en nuestro país. Para lo cual estamos creando centros de investigación y de innovación que, junto con empresarios, puedan facilitar nuevas técnicas para mejorar la calidad de los productos.
–¿Cuáles serán los otros dos ejes fundamentales de su gobierno?
–Son la educación y la seguridad. Porque las empresas necesitan recursos humanos con mayor calificación. El tema de la seguridad, a su vez, es uno de los problemas más graves, por la extorsión que las empresas tienen que pagar, sacando recursos de las inversiones. En El Salvador se han aplicado recetas que llamaban “mano dura”, que era aplicar toda la rigurosidad de la policía, pero en lugar de disminuir, la violencia ha aumentado. Nosotros decimos que hay que usar las dos manos: una mano es la de oportunidades. Tenemos un programa que se llama “No más territorios olvidados”, donde hacemos inversiones para generar oportunidades para emprendedores, para que mejoren los ingresos de las familias, para que los jóvenes tengan oportunidades. Todo eso acompañado de un trabajo eficiente en el sistema penitenciario, que permita una rehabilitación de los presos. Hablamos también de una firmeza del Estado, para garantizar el trabajo de la Policía Nacional, con mayores capacidades, más efectivos, mejores condiciones de trabajo, dotada de armamento moderno, de una mayor movilidad, con más capacidad científica para ser más efectiva. Y en el caso de gravedad de la situación de seguridad, apoyarse en el ejército en algunos casos, porque la Constitución de la República establece que, cuando hay un riesgo de amenaza nacional, se puede usar el ejército, pero como apoyo de la Policía Nacional.
–Usted ha convocado a un gobierno de unidad nacional. ¿Qué significaría esto hoy en El Salvador?
–Nosotros surgimos a la vida política a partir de un Acuerdo de Paz, que es producto de un entendimiento que terminó con el conflicto, abriendo una nueva etapa que la hemos llamado de transición democrática, es decir, de construcción de instituciones que fortalezcan a la democracia en El Salvador. Desde 1992, cuando firmamos los Acuerdos de Paz, siempre se han buscado el entendimiento, el diálogo, la concertación. Nuestro gobierno también será un gobierno inclusivo, que dará representación en el gabinete a otras fuerzas políticas que ya han trabajado con nosotros. Los Acuerdos de Paz se han convertido en políticas de Estado. El Salvador es una sociedad con mucha diversidad, hay aquí fuerzas conservadoras que tienen todavía mucho peso, están la fuerzas que acompañan al FMLN, que es un partido moderno, abierto a las ideas, dialoguista. Muchos preguntan: con esa polarización, ¿cómo es posible hacer un gobierno de unidad nacional? Los salvadoreños hemos logrado entender que, aunque seamos fuerzas diversas, con enfoques políticos e ideológicos diferentes, tenemos siempre la capacidad de poner al país en el centro. Lo que buscaremos no son las diferencias, sino aquellos temas que unen a los salvadoreños. El tema del empleo es un tema que une al país. El tema de la seguridad es central para todos los partidos. Hay puntos comunes en torno de los cuales podemos construir entendimientos de largo plazo, con las fuerzas empresariales, con las fuerzas políticas de oposición, con las organizaciones de los trabajadores.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-242828-2014-03-28.html

jueves, 27 de marzo de 2014

Que fue la Comuna de París: La Comuna de París

Otras democracias son posibles
La Comuna de París



Acaban de cumplirse 143 años de la proclamación de la Comuna de París, una de las experiencias de democracia obrera participativa más iluminadoras de la historia contemporánea de Occidente, pero también, y al mismo tiempo, una de las más trágicas que se han conocido.
Al final de la guerra franco-prusiana, con una Francia derrotada, su primer ministro, Adolphe Thiers, advirtió la importancia de desarmar inmediatamente París para imponer el humillante armisticio firmado con Prusia. El 18 de marzo de 1871, bajo el pretexto de que las armas eran propiedad del Estado, Thiers ordenó al ejército la retirada de los cañones que la Guardia Nacional tenía en las colinas Montmartre. Entonces una multitud indignada de mujeres y hombres de clase trabajadora se opuso al desarme, que dejaría indefensa la ciudad. Una parte de las tropas enviadas por el Gobierno se negó a disparar contra la gente y muchos de los soldados acabaron confraternizando con el movimiento de resistencia, que se alzaba en armas contra la Asamblea Nacional, desencadenando un proceso revolucionario que enfrentaba al proletariado parisino con la gran clase de terratenientes, rentistas y campesinos ricos que dominaba la Asamblea francesa.
Tras el intento fallido de desarme, el gabinete de Thiers huyó a Versalles. Los sublevados instituyeron un gobierno municipal provisional que después de las elecciones del 26 de marzo se transformó en la Comuna de París. Se constituía, así, una alcaldía rebelde de fuerte base obrera. El ejemplo de París se extendió por otras ciudades y pueblos provinciales, como Lyon y Marsella, donde se proclamaron comunas insurgentes rápidamente aplastadas por Versalles.
Más allá de sus tropiezos, la Comuna de París nos legó uno de los ejercicios de construcción de poder popular desde abajo más relevantes de la historia reciente. ¿Qué aprendizajes de la Comuna en materia de democracia pueden contribuir a iluminar las actuales luchas por democracias reales? ¿En qué medida estas luchas pasan por una práctica política revolucionaria que amplíe el poder efectivo de las clases populares y otros colectivos históricamente afectados por la discriminación? A mi juicio, como embrión de democracia revolucionaria, la Comuna de París proporciona algunas enseñanzas clave que abren caminos poco explorados para el avance de democracias al servicio de la emancipación social:
Democracia de base: la pretensión era la creación de un Estado desde la base formado por autogobiernos municipales federados entre sí con un gobierno central con escasas funciones de coordinación. Un Estado nuevo que contribuyera a deshacer la relación entre gobernantes y gobernados, donde obtener mejores condiciones de vida y trabajo, en el que la gente se sintiera reconocida y que estuviera dispuesta a defender.
Democracia obrera de inspiración socialista. Los comuneros eran conscientes de la necesidad de romper con las viejas formas de dominación política (el parlamentarismo liberal y el Estado capitalista burgués), lo que los llevó a experimentar formas alternativas de política y sociedad. Aunque la Comuna no acabó con el Estado capitalista, su gran mérito fue arrebatar completamente su control a la burguesía, transformándolo en un organismo nuevo que permitía el acceso al poder a quienes tradicionalmente habían sido apartados de él. Ya no era el gobierno de las clases elitistas dominantes, sino de las mayorías populares no representadas, los obreros, cuya bandera roja, símbolo de la fraternidad internacional de los trabajadores, ondeaba por primera vez en la sede del Gobierno, el Hôtel de Ville.
En este punto adquiere especial relevancia el componente socialista de la Comuna, presente en el tipo de democracia que estableció: una democracia no meramente formal, sino sustantiva, participativa, que combinaba democracia representativa con democracia directa. Una democracia que representaba un proceso más allá de la toma coyuntural del poder, ya que aspiraba a sustituir el aparato burgués del Estado por otro en correspondencia con los intereses de la clase trabajadora. En otras palabras, la democracia obrera de la Comuna permitió la inversión del poder, desplazando el poder político clasista y elitista acaparado por propietarios para poner en manos de la clase trabajadora la capacidad efectiva de deliberar, decidir y organizar la sociedad.
La democracia de la Comuna se articulaba en torno a cinco principios:
1) elección por sufragio universal de todos los funcionarios públicos.
2) Limitación del salario de los miembros y funcionarios comunales, que no podía exceder el salario medio de un obrero cualificado, y en ningún caso superar los 6.000 francos anuales.
3) Los representantes políticos estaban umbilicalmente ligados a los electores por delegación y mandato imperativo.
4) Cualquier representante podía perder la confianza de los electores y ser depuesto de inmediato; de ahí que la Comuna instituyera la revocabilidad del mandato, acabando con la perversidad de un sistema representativo liberal que, como en la actualidad, permitía suplantar la voluntad de los representados y promovía la profesionalización de la política. La Comuna se cuidó, de este modo, de hacer un uso contrahegemónico de la democracia representativa en el que los representantes obedeciesen y no, a diferencia de lo que ocurre hoy, donde los que mandan no obedecen y los que obedecen no mandan. Este tipo de democracia representativa consagraba el derecho popular a pedir cuentas, exigir responsabilidades y controlar a los representantes, lo que asestó un duro golpe a la aún tan en boga comprensión parasitaria de la política, vista como un trampolín para obtener privilegios, hacer carrera profesional y olvidarse del electorado.
5) Transferencia de tareas del Estado a los trabajadores organizados, como la promoción de la autogestión obrera mediante la socialización de las fábricas abandonadas por los patrones.
Nuevas medidas emancipadoras. Las iniciativas para socializar el poder político no fueron las únicas. También se acompañaron de atrevidas medidas de carácter social, entre las que cabe destacar la separación entre la Iglesia y el Estado, garantizando el carácter laico, obligatorio y gratuito de la educación pública; la expropiación de los bienes de las iglesias; la supresión del servicio militar obligatorio; la aprobación de una moratoria sobre los   alquileres de vivienda que abolía las anteriores leyes en esta materia, confiscaba las viviendas vacías y cancelaba las deudas por alquiler, poniendo la vivienda al servicio de las necesidades sociales y el bienestar general; la supresión del trabajo nocturno en las panaderías y la prohibición de la práctica patronal de multar a los empleados, una estrategia habitual para reducirles el salario.
Sin embargo, la burguesía francesa no permitió que el nuevo sistema político prosperase. Con la colaboración de las tropas prusianas que cercaban París, el gobierno de Versalles envío más de 130 mil soldados que el 28 de mayo de 1871, tras 72 días intensos y fugaces de autogobierno popular, aniquilaron la Comuna. Se estima que en la batalla murieron más de 20.000 parisinos y que unos 43 mil combatientes fueron capturados; unos 13 mil fueron condenados a prisión, 7 mil de los cuales fueron deportados a Nueva Caledonia.
La Comuna de París representa no sólo la última de las grandes revoluciones populares del siglo XIX, sino también el primero de los democraticidios de la era moderna, algo apenas mencionado en la historia “oficial” de la democracia. Lamentablemente, hoy también son tiempos de democraticidio, de exterminio de saberes y prácticas democráticas. El capitalismo ha fulminado la democracia representativa en buena parte de Europa, donde los Parlamentos y las elecciones, como en Italia, son prescindibles. Pero también son, entre otras cosas, tiempos de experimentalismo político, de grietas abiertas en el poder constituido, de protestas populares, de organización colectiva y de luchas por un poder popular constituyente que, como nos recuerda la Comuna de París, nace en las calles como exigencia de cambio de las viejas estructuras políticas y económicas que oprimen a la gente y coartan la construcción de otras democracias posibles.

Filósofo político y profesor del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coímbra  
Fuente: http://blogs.publico.es/dominiopublico/9492/otras-democracias-son-posibles-la-comuna-de-paris/

martes, 25 de marzo de 2014

Complejo militaro-industrial




La industria del armamento tiene un carácter ambivalente. Es necesaria para garantizar la independencia de una nación, pero produce a la vez los medios que pueden servir para violar la independencia de otras naciones. 
Además de ser el primer productor de armas a nivel mundial, Estados Unidos no sólo es el primer consumidor de armas del mundo sino también el primer exportador (acapara el 34% del mercado mundial). Le siguen Rusia (25% del mercado mundial), Alemania (10%), Francia (8%) y el Reino Unido (4%). En cuanto a los países importadores, China ocupa el primer lugar (con un 11% de las compras en el mercado mundial). Detrás vienen la India (7% de las compras), los Emiratos Árabes Unidos (6%), Corea del Sur (6%) y Grecia (4%) [Cifras SIPRI, 2009]. 
La mayor parte de las transacciones son legales, pero la imposición unilateral de embargos y los embargos impuestos por el Consejo de Seguridad de la ONU han dado lugar a la aparición de un mercado paralelo. Contrariamente a lo que afirman los discursos oficiales, es imposible vender o transportar armas a espaldas del gobierno del país que las produce. El «tráfico» no es por lo tanto otra cosa que una violación no reconocida por los Estados de los embargos que ellos mismos dicen aplicar. 
En Estados Unidos, la industria del armamento –que depende únicamente de los pedidos públicos– se confunde con una parte del poder ejecutivo estadounidense dando así lugar a lo que el general-presidente Eisenhower designó como «complejo militaro-industrial». En menor medida, se ha observado el mismo fenómeno en los demás grandes Estados productores de armas. 
El mercado del armamento está evaluado en 1 200 millardos de dólares al año [1 millardo = mil millones], o sea alrededor de la mitad del monto del mercado de la energía y 10 veces menos que la ayuda al desarrollo. El enorme volumen de esa producción esconde importantes desigualdades cualitativas cuyo resultado es que, en numerosos aspectos, la industria estadounidense del armamento es ampliamente superada por la sofisticación tecnológica de sus competidores.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Verdades ocultas sobre los arsenales químicos y la Convención internacional
ROMA (ITALIA) | 20 DE SEPTIEMBRE DE 2013
 
 
 

 

EL DUARTE DE MIGUEL NÚÑEZ

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