MORAL Y LUCES

MORAL Y LUCES

miércoles, 14 de agosto de 2019

Guerra de divisas: colapso capitalista

Guerra de divisas: una nueva etapa en el colapso capitalista


Nick Beams, wsws 

La decisión de la Administración de Trump de etiquetar a China como un "manipulador de divisas", en respuesta a la decisión de Beijing de devaluar ligeramente el renminbi (también conocido como yuan) dejándolo caer a un valor menor a siete por dólar, tiene implicaciones que van mucho más allá de la guerra comercial iniciada por los Estados Unidos.

El impacto inmediato de las decisiones tomadas en Washington y Beijing fue enviar a los mercados financieros a una espiral descendente en todo el mundo, incluso en los Estados Unidos, donde Wall Street experimentó un declive significativo. La caída constituyó un reconocimiento de que la guerra económica ha entrado en una nueva fase aún más peligrosa.

Si bien la turbulencia financiera inicial ha disminuido, con los mercados experimentando un cierto repunte a la luz de un ligero aumento en el valor del renminbi, la guerra de divisas se ha colocado firmemente en la agenda.

Desde la crisis financiera mundial de 2008, todas las principales organizaciones económicas internacionales han advertido continuamente que el proteccionismo y las devaluaciones competitivas de la moneda deben evitarse a toda costa. Estas advertencias se han basado en el entendimiento de que tales medidas fueron un factor crucial en la década de 1930 en profundizar la Gran Depresión y crear las condiciones para el estallido de la Segunda Guerra Mundial.

La prescripción contra las medidas arancelarias proteccionistas ha sido aprobada por la junta en lo que respecta a Estados Unidos. La Administración de Trump no solo ha impuesto aranceles a los productos chinos por valor de cientos de miles de millones de dólares (la última amenaza arancelaria contra China significará que prácticamente todas las exportaciones chinas a EEUU estarán cubiertas), sin que también ha dejado en claro que estos aranceles se utilizarán como un instrumento clave para avanzar su agenda económica en todas partes.

En la actualidad, la Unión Europea está involucrada en negociaciones con los Estados Unidos sobre un acuerdo comercial bajo la amenaza de que si no se adhiere a las demandas de Washington, particularmente en agricultura, se impondrá un aranceles automotriz del 25 por ciento por razones de "seguridad nacional". Esa amenaza se extendió a Japón, que también está involucrado en negociaciones comerciales bilaterales con EEUU, una situación que el primer ministro Shinzo Abe intentó evitar, temiendo con razón que le pondría un látigo en la mano a Washington.

Además, en sus tratos con México, la Administración de Trump amenazó con un arancel a menos que accediera a las demandas de imponer medidas para frenar el flujo de refugiados e inmigrantes. Si bien ese conflicto se resolvió, al menos por el momento, envió una ola de conmoción mundial porque implicó el uso de medidas económicas para hacer cumplir una agenda política.

Se ha empleado el mismo modus operandi, aunque de manera ligeramente diferente, con respecto a Irán. Explotando su dominio de la principal moneda internacional del mundo, el dólar, Washington ha amenazado con multas financieras a compañías y países que se niegan a adherirse a sus sanciones, impuestas después de su retirada unilateral del acuerdo nuclear de 2015 con Irán.

Ahora, cualesquiera que sean los giros y vueltas iniciales, la amenaza de una guerra de divisas significa que se ha alcanzado una nueva etapa en el colapso continuo del orden capitalista mundial.
En condiciones de una marcada desaceleración en la economía global, cuyos signos ya son evidentes en Europa, China, el sudeste asiático y en los propios Estados Unidos, donde la inversión empresarial y la fabricación están en declive, se disparará un guerra de perros rabiosos por mercados, sin un fin a la vista.

Además de calificar a China como una "manipuladora de divisas", hay otros indicios claros del cambio a tal política. Trump ha criticado a la Reserva Federal de los Estados Unidos por no bajar las tasas de interés lo suficientemente rápido como para contrarrestar los efectos de una caída en el valor del euro y el renminbi, alegando que las acciones de la Reserva Federal han puesto a EEUU en desventaja ante la Unión Europea y China.

El giro hacia una guerra de divisas no se limita a la Casa Blanca. La semana pasada, se introdujo una legislación en el Senado estadounidense, patrocinada conjuntamente por un senador republicano y otro demócrata, con el objetivo de reducir el valor del dólar estadounidense.

Según sus patrocinadores, la legislación era necesaria porque durante "dos décadas" los países extranjeros, incluida China, "manipularon sus monedas para impulsar sus exportaciones al tiempo que encarecían los productos estadounidenses en el extranjero", mientras que las compras extranjeras de activos financieros estadounidenses "también hicieron que el dólar estadounidense se sobrevaluara".

La propuesta de Ley de Dólar Competitivo para el Empleo y la Prosperidad, según sus patrocinadores, "administraría la tasa de cambio del dólar estadounidense" y la alinearía colocando una “tarifa de acceso al mercado" de acciones, bonos y otros activos estadounidenses para compradores extranjeros.

En este momento, no está claro cuánto apoyo podría obtener dicha legislación. Pero es una clara indicación de la dirección en la cual están soplando los vientos económicos.

Hay otro aspecto crucial en el cambio hacia las devaluaciones competitivas y la erupción de una guerra de divisas que va mucho más allá de la esfera del comercio, por muy importante que sea. En la economía capitalista, el dinero no funciona únicamente como medio de intercambio para el comercio y la inversión, sino que también como una reserva de valor. Pero si el valor de las monedas en papel, es decir, el dinero fiduciario creado por los bancos centrales y no respaldado por oro u otra reserva de valor, se reduce continuamente en un conflicto global, entonces esta función vital se pone en tela de juicio.

Este problema ahora atrae mucha atención en los círculos financieros. Está arraigado en los vastos cambios que han tenido lugar en el funcionamiento de la economía estadounidense durante las últimas tres décadas y más.

A partir de la década de 1980 bajo la Administración de Reagan, hubo un cambio significativo en el modo de acumulación de ganancias en EUA, ya que comenzó a depender cada vez más, no de la inversión en nuevas plantas y equipos y la expansión de la producción, sino del desarrollo de lo que se llegó a ser llamada la financiarización: la acumulación de ganancias a través de operaciones especulativas en acciones y otros activos financieros.

Comenzando con el colapso del mercado de valores de octubre de 1987, hubo una serie de tormentas financieras: el rescate de Long Term Capital Management en 1998, el desastre tecnológico en el cambio de siglo, por nombrar solo dos, que apuntaban a la creciente inestabilidad de todo el sistema financiero.

Sin embargo, estas tormentas fueron resistidas debido a las intervenciones monetarias de la Reserva Federal, el llamada "Put de Greenspan" como se la conoció. Si bien estas operaciones fueron "exitosas" porque superaron problemas inmediatos, aumentaron la inestabilidad subyacente del sistema financiero. En el análisis final, su éxito a corto plazo se basó en el empuje al crecimiento global y las ganancias proporcionado por la explotación de mano de obra barata de los llamados tigres asiáticos y cada vez más, desde mediados de la década de 1990, de China.

Pero en 2008, llegó la cosecha de lo que sembraron: la putrefacción en el corazón del sistema financiero global y de EEUU quedó expuesta en la crisis financiera.

La Reserva Federal, junto con otros bancos centrales, respondió invirtiendo billones de dólares en el sistema financiero global, bajando las tasas de interés a mínimos históricos y comprando activos financieros, lo que se conoce como expansión o flexibilización cuantitativa. El mantra oficial era que esto eventualmente traería consigo una restauración del crecimiento económico, haciendo posible un retorno a las políticas monetarias "normales".

Eso no ha ocurrido. El sistema financiero se ha vuelto tan adicto a la entrada de dinero barato que cualquier "normalización" amenaza con provocar una nueva crisis financiera. Los billones de dólares bombeados en el sistema no han desaparecido. Más bien continúan circulando, buscando ganancias a través de operaciones especulativas. Incapaz de encontrar fuentes rentables en la economía real, este océano de dinero ha virado hacia las deudas gubernamentales, elevando los precios de los bonos y reduciendo los rendimientos, de modo que unos 13,74 billones de dólares en bonos ahora se negocian con rendimientos negativos.

La marcha hacia la guerra de divisas, a través de la devaluación de las monedas fiduciarias, significa que se está gestando una nueva crisis, arraigada en el sistema monetario global. Los signos ya están comenzando a notarse.

En una reciente publicación en blog, Ray Dalio, director del fondo de cobertura de Bridgewater, uno de los más grandes del mundo, señaló que en condiciones en las que los bancos centrales están imprimiendo cantidades cada vez mayores de efectivo, habrá un cambio a formas alternativas de dinero, oro, por ejemplo, u otras formas de riqueza. Planteó la pregunta de qué funcionaría como una reserva de riqueza "cuando la mayoría de los banqueros centrales quieran devaluar sus monedas en el sistema de divisas".

No es posible predecir exactamente cómo se desarrollará esta crisis. Pero una cosa es segura: no hay solución alguna en cambios o ajustes en el sistema financiero. La única forma en que la oligarquía financiera puede devolver valor a su montaña de efectivo es intensificando los ataques contra la clase trabajadora, cuyo trabajo es la única fuente de riqueza real en la economía capitalista.

El claro cambio hacia la guerra de divisas, por lo tanto, no solo significa el desarrollo de una crisis para toda la economía global y el sistema financiero. También presagia el estallido de la lucha de clases a escala mundial, cuyos primeros indicios ya son evidentes, en los que la clase trabajadora se enfrentará cada vez más a la necesidad de luchar por el poder político como medio para poner fin al sistema de ganancias y reorganizar la economía mundial sobre bases socialistas.

miércoles, 10 de julio de 2019

Rusia y China en el patio trasero de EEUU

Rusia busca el poder como un "oso herido" y China pretende endeudar la región: ¿cómo quiere 'salvar' EE.UU. a Latinoamérica?

Según el almirante Craig Faller, Moscú y Pekín, al igual que Teherán, aspiran a imponer otro orden mundial.

El jefe del Comando Sur de Estados Unidos (SOUTHCOM), el almirante Craig Faller, desarrolló este martes ante el Comité de Servicios Armados del Senado del país norteamericano su estrategia de defensa nacional en Sudamérica, América Central y Caribe, en cuyo marco enumeró las amenazas presentes en la región. Entre estas, destacó la influencia de Rusia y China.
El almirante calificó las acciones de Rusia en la región como las de "un oso herido" que busca el poder. "Quieren hacer que EE.UU. se vea mal y harán cualquier cosa que desafíe la ventaja de EE.UU., incluso si esa ventaja es para el bien internacional", apuntó Faller.
Respecto a la actividad china en Latinoamérica, el militar subrayó que Pekín tiene "legítimos intereses económicos en todo el mundo", detallando que trabajan en la construcción de puertos, desarrollo de infraestructuras o en el acceso al espacio.
Aunque "todo esto que se caracterizaría por los funcionarios estatales chinos como un poder blando", Faller opina que Pekín "está preparando el escenario para un futuro acceso e influencia que tendría claramente una dimensión militar".

¿De qué exactamente se les acusa?

El supuesto peligro que proviene de dichos países, manifestó el militar, no se limita al sector militar, sino que también está presente en la esfera económica y cibernética. Agregó a esto que, al igual que Teherán, Moscú y Pekín han expandido su acceso al vecindario e intentan imponer otro orden mundial "consistente con sus modelos autoritarios". En este sentido, hizo mención especial a Venezuela, donde Rusia y China —alegó— respaldan el "autoritarismo local" por interés económico y por ejercer influencia.
"[Rusia y China] están desdibujando las líneas de lo que constituye una 'amenaza militar', a través de la coerción económica, el robo sistemático de tecnología, las campañas de influencia y la actividad cibernética maliciosa", declaró Faller.
Como ya habitual para las autoridades estadounidense, Faller acusó a Rusia de interferir en los asuntos internos de los países latinoamericanos mediante la supuesta difusión de noticias falsas e injerencias electorales.
Dichas acusaciones han sido firmemente refutadas por Moscú en diferentes ocasiones. En 2018, el año en que se celebraron varias elecciones importantes a lo largo de América Latina, el Kremlin advirtió de que EE.UU. se dedicaba a desinformar e imponer a los países de la región la idea de la supuesta injerencia rusa.
Estas acusaciones contrastan con los cambios de gobierno que el propio Washington ha propiciado en el pasado en los países de la región. Pese a que EE.UU. siempre negó en su momento su participación en derrocamientos de gobernantes, documentos desclasificados años más tarde por sus mismas instituciones revelan lo contrario.

¿Tropas rusas en Venezuela?

En particular, Faller aseguró que Rusia cuenta con tropas en ese país latinoamericano y que la existencia de reportes que refutan dicha afirmación tiene que ver con la manera como el Kremlin manipula los medios de comunicación a nivel mundial.
"Hay tropas rusas, hay contratistas de defensa rusos, hay cientos presentes en Venezuela. Están apoyando al régimen de [presidente legítimo venezolano Nicolás] MaduroMantienen el equipo ruso en funcionamiento. Están llevando a cabo la gama completa de actividades que se esperaría de una potencia extranjera para apoyar a su régimen títere", denunció Faller.
En una entrevista concedida a fines del pasado junio a Financial Times, el presidente ruso, Vladímir Putin, inisitió en que no hay tropas rusas en ese país. El mandatario explicó que el personal ruso que se encuentra en Venezuela está allí en el marco de acuerdos bilaterales existentes entre Moscú y Caracas y se limita únicamente al mantenimiento de la técnica militar y la formación de especialistas en este ámbito.
"Tenemos contratos, en los que está escrito qué es lo que tenemos que hacer para el mantenimiento de esta técnica militar y cómo", precisó el líder ruso, subrayando que eso no puede ser interpretado como un intento de Moscú de influir en la vida política del país. Asimismo, recordó que el suministro de armas rusas a Venezuela se remonta a los tiempos del Gobierno de Hugo Chávez.

Endeudamiento como principal estrategia de China

En cuanto a China, el funcionario estadounidense sostuvo que Pekín pone deliberadamente a los países latinoamericanos en situación de deuda, ganando de esta manera influencia en sus gobiernos.
Como el mayor acreedor estatal de Venezuela, el país asiático "ha endeudado a los venezolanos en más de 60.000 millones de dólares" y "está exportando tecnología de vigilancia utilizada para monitorear y reprimir al pueblo de Venezuela", según Faller.
Craig Faller, jefe del Comando Sur de EE.UU.
"China ha endeudado a los venezolanos en más de 60.000 millones de dólares."
Craig Faller, jefe del Comando Sur de EE.UU.
Aunque Faller acusó a Pekín de empeorar la situación de Venezuela con el deliberado endeudamiento, el propio Caracas denuncia que el Gobierno de Donald Trump ha incrementado sus medidas de presión y sanciones contra el país con la finalidad de forzar la renuncia de Maduro y en reconocimiento al autoproclamado "presidente encargado", Juan Guaidó.
Venezuela cataloga estas acciones como un "bloqueo económico y financiero" que le ha causado pérdidas millonarias al país suramericano, la congelación de dos de sus activos del campo energético en el exterior (Citgo y Monómeros) y el bloqueo de cuentas del Estado en el exterior, lo que le ha dificultado la adquisición de alimentos y medicinas.

Socios y aliados en la región

Durante su discurso, Faller habló positivamente de la cooperación militar que existe entre EE.UU. y diversos países de la región como Colombia, Perú, Brasil o Chile.
A finales del pasado junio, el jefe del Comando Sur realizó una gira por Suramérica que lo llevó a visitar Argentina y Chile. El principal objetivo de su viaje era fortalecer las alianzas estadounidenses en la región ante la creciente influencia de potencias como Rusia y China. El almirante hizo hincapié en los ejercicios militares conjuntos realizados en Chile, asegurando que la cooperación debe ir en esa dirección.
Asimismo, Faller se mostró inquieto por una estación espacial en Argentina en la que trabaja China, asegurando que el grado de actividad militar en el lugar es extremadamente preocupante para el país norteamericano.
El almirante destacó asimismo los esfuerzos conjuntos de los militares estadounidenses y sus colegas colombianos para combatir el tráfico de drogas procedentes de ese país.
Sin embargo, el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) publicó el año pasado un informe que indica que tanto los movimientos militares de EE.UU. registrados en Panamá y Colombia, como las bases militares con las que Washington cuenta en Colombia, Perú y Honduras, los ejercicios militares denominados AmazonLog o los acuerdos con las Fuerzas Armadas argentinas suponen una "demostración de fuerza" para conseguir un "cambio de régimen" en Caracas.

Centroamérica

Faller destacó el trabajo del SOUTHCOM en Centroamérica, afirmando que los recientes cambios de gobierno en algunos países son positivos para las relaciones con EE.UU., como en el caso del El Salvador, cuyo liderazgo anterior tenía otra visión. Según el almirante, la influencia de Rusia y China ha disminuido en esta nación centroamericana, al igual que en Honduras y Guatemala.
Cabe destacar, que estos tres Estados forman parte del llamado Triángulo Norte de Centroamérica, región que es considerada como la más mortífera del mundo. El Salvador, en particular, es el país con la tasa de homicidios más alta de todo el continente americano, según un reciente reportede la ONU.
La desenfrenada violencia, combinada con la extrema pobreza y corrupción, son algunas de las razones principales que empujan a decenas de miles de centroamericanos a abandonar sus hogares rumbo a EE.UU. en busca de una mejor vida. 
Las caravanas de migrantes han provocado una crisis humanitaria en la frontera deMéxico y EE.UU.

Ante esta situación, el Gobierno de Donald Trump anunció que suspenderá los programas de ayuda humanitaria destinados a Honduras, Guatemala y El Salvador hasta que estos países adopten medidas para detener el flujo de migrantes.

Posible solución para EE.UU.

De acuerdo con Faller, China entra a la región con una mayor cantidad de dinero en efectivo que el Pentágono. Sin embargo, insistió en que representantes de las fuerzas armadas de diferentes países latinoamericanos le expresaron su disposición a cooperar con Washington a pesar de que Pekín ofrece más dinero.
En algunos casos, muchos de los altos rangos militares de las naciones de la región estudiaron en EE.UU. y ello juega un papel importante. Es el caso de El Salvador, cuyo ministro de Defensa atendió a una institución militar estadounidense.
Para Washington, la mejor forma de competir ante la creciente influencia de Rusia y China —indicó el almirante— es usando su fortaleza y sus acciones, sobre la base del respeto mutuo y la cooperación con los países de la región.
Esto significa, dijo, apelar a la formación educativa, compartir información, además de entrenar mediante ejercicios militares conjuntos, "hombro con hombro", de EE.UU. y los países de América del Sur y el Caribe, así como invertir en las ONG que operan en la zona, todo lo cual calificó como la mejor manera de obtener resultados de resiliencia más duraderos.
"También necesitamos la presencia militar correcta, enfocada y consistente", afirmó.

miércoles, 3 de julio de 2019

China y sus juegos pesados con EEUU

Dos ofensivas con el mismo objetivo, pero de diferente tipo

Veo que hay una cierta relajación tras lo ocurrido estos días en el G-20 y en el acuerdo del día 28 en Viena por Irán. Y voy a intentar explicar qué ha ocurrido y cómo asistimos a una nueva fase de la guerra, sobre todo entre EEUU y China, con ofensivas por ambos bandos aunque de diferente calado. Y lo voy a hacer esta vez sin aceitunas ni cervezas.

Resulta que en la reunión del G-20 se ha acordado una tregua en la guerra económica que lanzó EEUU contra China y en la que China respondió de una forma no prevista. Por ejemplo, paralizando la importación de soja desde EEUU. Ese sí fue un torpedo en la línea de flotación de Trump puesto que su gran base social y electoral son los agricultores y el presidente de la Asociación Americana de Productores de Soja pidió públicamente a Trump que llegase a algún acuerdo con China porque, en caso contrario, "el sector no podrá sobrevivir ni un año" (sic).

La soja es el producto estrella, con una reducción total en las exportaciones del 70'6% desde el inicio de la guerra arancelaria hasta el fin definitivo que os comentaba más arriba. Pero no es el único. El resto de productos agrícolas llevaba el mismo camino, con una reducción global de las importaciones chinas del 55'3% (por ejemplo, el sector del algodón ya exportaba el 60% menos). La hecatombre de los agricultores estadounidenses se refleja en este cuadro. De continuar, era el espejo donde se podía mirar Trump de cara a su campaña por la reelección. Luego estaba obligado a dar un paso atrás y los chinos, con elegancia, le han permitido dar ese paso sin que parezca que retrocede (del todo).




La chulería se paga. El actuar como si todo siguiese igual, como si EEUU (y Occidente) siguiesen controlando el mundo es tan irreal como creer en los unicornios. Y así han venido, y todavía lo pretenden, haciendo los occidentales. Error, un craso error. Porque gracias a la guerra económica, China tiene ahora muchos otros suministradores: desde Brasil y Argentina en América Latina a Australia en Oceanía. Pero lo más importante es que se ha cimentado muy rápidamente uno de los principales ejes de la estrategia de futuro de China: la Nueva Ruta de la Seda. Porque los principales suministradores de productos agrícolas a China son países como Rusia, Tailandia, Indonesia, Malasia, Filipinas, Vietnam, Myanmar, Camboya y Laos.

China ofreció volver a comprar soja a EEUU en esa reunión del G-20 a cambio de que EEUU levantase el veto a Huawei. Las dos cosas se han hecho, por lo que estamos en una tregua que dista mucho de ser el fin de la guerra. Una tregua es eso, una tregua. En ella cada parte se reforzará y estará en mejores condiciones para reanudar la guerra cuando sea necesario.

Pero esto es lo que se ve, porque hay otras cosas que están ocultas. Por ejemplo, que EEUU ha visto cómo el "capitalismo liberal" ha sido derrotado por el "capitalismo de Estado". China publicó el 2 de junio un libro blanco en el que establece cuáles son los aspectos intocables: "mantener la apuesta por la innovación propia (o sea, la inteligencia artificial, el 5G y similares), mantener la presencia de las empresas de propiedad estatal en los sectores clave y continuar desarrollando un enfoque estratégico en todo lo relacionado con la inteligencia artificial, el comercio electrónico y las tecnologías de la ciencia de la salud".

No es conocido, pero a esto se respondió desde EEUU y fue Peter Navarro, el asesor de Trump para China: "esto es una amenaza existencial para la prosperidad de EEUU y el predominio de EEUU en la economía mundial. China se ha dirigido a las industrias estadounidenses del futuro. Si consigue el éxito en estas industrias emergentes, EEUU no tendrá futuro económico".

La clave está donde siempre ha estado, en quién tiene el control de los medios de producción. Y en China, en su inmensa mayoría, está en manos del Estado. Por eso asistimos ahora al giro, mejor, un acelerón porque siempre ha sido el gran objetivo de la estrategia estadounidense: destruir al Partido Comunista Chino de la misma manera que se destruyó el Partido Comunista de la URSS y de la que ya os hablé. Para ello hay que desvirtuar la imagen de China, y así hay que interpretar, de nuevo, las moviditas de Hong Kong. Y volverán las campañas sobre el exterminio de los iugures, y la persecución de los cristianos, y los campos de re-educación, y recuerdos de Tiananmen, aplicaciones espías en los teléfonos… y lo que haga falta. Snowden se estará riendo porque comprado con lo que hace Occidente... Pero no Assange, encarcelado y a punto de ser extraditado. En fin, las cositas de los "demócratas" del "mundo libre".

¿Quiere el mundo estar dirigido por estos totalitarios comunistas, represores de las libertades y bla, bla, bla...? ¿No es mejor mantenerse en el orden liberal "basado en reglas" (sin mención al derecho internacional) y bla, bla, bla...?

Es decir, estamos, de nuevo, en una campaña ideológica que los niñines (y niñinas) habituales, esos de la transversalidad, no quieren ver porque les salen sarpullidos solo de pensarlo. Y así vemos cómo los medios de propaganda, incluidos los que van de "alternativos", recogen con entusiasmo la neolengua burguesa que cada vez es más común: cuando hay competencia, por ejemplo en el sector manufacturero tradicional, se habla de "comercio justo" (lenguaje bonito sobre la no explotación, etc.) pero cuando hay supremacía, por ejemplo en las finanzas o en los productos manufactureros de alta gama, se habla de "libre competencia", es decir, la ley del más fuerte. Y si eso falla porque hay otro también fuerte en estos sectores, se va a la guerra, como con Huawei. Y los supuestos "progres" comprando, y vendiendo, todo esto.

Mírese como se mire, esto es ideología. Y esta es una de las ofensivas que hay ahora mismo en marcha: la ofensiva de EEUU contra el papel del Partido Comunista de China tanto en China como en el resto del mundo. No puede ser que un hegemón sea comunista, aunque tenga más de nombre que de realidad. Volvemos a la guerra fría.

Uno de los misterios de la desaparición de la URSS es, para mí, cómo un partido con 20 millones de militantes no dio la cara ante tanto despropósito. La corrupción, la esclerotización, la putrefacción interna del partido tuvo mucho que ver y un relato muy acertado de lo que ocurrió entre la militancia se puede ver en el excelente libro de Sara Rosenberg "La voz de las luciérnagas".

Pero hay una diferencia entre la Unión Soviética y China: que han pasado casi 30 años. Y los chinos han aprendido, y mucho. Y ahora mismo, como son conscientes de esta ofensiva, y acuciados por su propia base, los dirigentes del PCCh han lanzado otra, interna, para fortalecer su presencia, política e ideológica, dentro del país (con lo que eso conlleva de afianzamiento de la estrategia a nivel mundial).

Lo sorprendente es que se está recuperando de forma oficial el legado de Mao, que en los últimos años había pasado casi como la luz por el cristal, sin tocarlo ni mancharlo. Y así, en la última revista editada por el Comité Central del PCCh se puede leer, para mi sorpresa, que "en el estudio de las obras teóricas del marxismo en la China moderna, es necesario buscar en la raíz y explorar las fuentes, estudiar cuidadosamente las obras de escritores famosos del marxismo-leninismo y del camarada Mao Zedong".




Y más sorprendente aún: "para una promoción de la salida al mundo exterior [de China] se requiere que continuamente inventemos formas y medios de propagar la teoría marxista, desarrollar la propaganda teórica utilizando diversas formas de literatura y arte, libros, periódicos, televisión, películas, exposiciones... para que la propaganda teórica se una a la vida y actividad cotidiana".

Porque, "la defensa del marxismo debe llevarse a cabo en condiciones de total apertura al mundo exterior". Es decir, la Nueva Ruta de la Seda tiene, también, un componente ideológico por muy pequeño y sutil que sea. Y esto es importante. Y esto es lo que ha percibido EEUU y por eso lo combate.

Tengo la impresión de que estamos en una versión ideológica del "socialismo con características chinas", es decir, en una especie de "marxismo a la china". Pero algo es algo, sobre todo en estos momentos. Porque lo que hay es un paso al frente, no un paso atrás como en la URSS. Y eso es lo que ha llevado a la tregua del G-20. EEUU pensó que China se rendiría. No ha sido así y, por el contrario, ha sabido contraatacar causando grandes pérdidas. Por ahora, tablas.

Lo mismo que con Irán. La reunión del día 28 en Viena terminó con un "triunfo", así, entre comillas: la moribunda UE aceptaba enfrentarse un poquito a EEUU diciendo que ya estaba operativo su mecanismo para salvar el acuerdo con Irán, el INSTEX. Y todo el mundo lo celebró. Pero no. Los iraníes ya han dicho que es insuficiente, que no permite comprar petróleo y que así no les sirve como instrumento para hacer frente a las sanciones de EEUU. Y los europeos se la han vuelto a envainar, como de costumbre. De ahí que Irán haya decidido sobrepasar su producción de uranio no enriquecido y de ahí que mantenga la fecha del 7 de julio para reducir sus compromisos del acuerdo nuclear, tal y como le permite ese mismo acuerdo si alguna parte lo incumple. Y EEUU lo viene incumpliendo desde el 8 de mayo del año pasado.

Que los europeos son imbéciles es poco cuestionable, que son vasallos de EEUU es tan cierto como que hay noche y día. Porque hace falta ser imbécil para mantener el grueso de su comercio en dólares en vez de en euros, porque hace falta ser imbécil para no acelerar el INSTEX (que tiene el pomposo nombre de Instrumento de Apoyo a los Intercambios Comerciales) que permitiría el comercio en euros con un país de la envergadura de Irán. Pero no, la UE se mantiene en que el INSTEX solo afectará a los productos alimenticios y médicos vendidos por compañías europeas y que no va a comprar petróleo a través de él. Buena vasalla de su señor, EEUU.

Es decir, la UE es irrelevante. Sobre todo porque una semana después de la puesta en marcha del INSTEX de forma oficial, y a cuatro días de la fecha tope dada por Irán, no se ha realizado ninguna operación, ninguna. Es un instrumento muerto, vacío. Ni se preocuparon, siquiera, de guardar las apariencias haciendo un par de transacciones para cubrir el expediente. Eso es Europa, un inmenso montón de mierda.

No creo que hagan nada en estos días -si, acaso, culpar a Irán por romper el acuerdo, convirtiendo así a la víctima en el verdugo-, pero por dar un margen al optimismo (y yo no tengo ninguno, pero siempre habrá alguien que lo crea), hay que esperar hasta el domingo.

El Lince

lunes, 1 de julio de 2019

Cumbre del G20 en Osaka

Cumbre del G20 en Osaka: guerra de todos contra todos


Andre Damon, wsws

Los líderes mundiales se reúnen en Osaka, Japón, el viernes para la cumbre del G20 en medio de una promoción interminable de guerras comerciales, proteccionismo y militarismo.

La atmósfera en el G20, formado para coordinar una respuesta internacional y multilateral a una serie de crisis financieras globales a fines de los años noventa podría describirse con la frase atribuida a Thomas Hobbes: Bellum ómnium contra omnes (“la guerra de todos contra todos”).

Las divisiones, reporta Bloomberg, “se extienden mucho más allá de los puntos familiares del acero, el ambiente y el comercio”. Añade: “Una persona involucrada en el proceso dijo que la habilidad para un compromiso había caído prácticamente a cero.

“Otra persona participando en la redacción dijo que se han roto tantos acuerdos unilateralmente que han comenzado a perder significado”. Bloomberg concluyó, “Un oficial estadounidense involucrado en el proceso simplemente describió el comunicado como una pérdida de tiempo”.

Desde que el G20 abandonó el llamado a “resistirse a todas las formas de proteccionismo” en su comunicado final en marzo de 2017, la Casa Blanca ha lanzado una guerra comercial contra China y amenazado con iniciar una contra la Unión Europea, mientras les exigen a sus aliados, incluyendo Japón y la OTAN, que paguen por la protección militar estadounidense.

El crecimiento de las amenazas de guerra comercial y militar se aceleraron después del G20 en Buenos Aires en diciembre:

· El 2 de febrero, Estados Unidos suspendió oficialmente su cumplimiento del tratado INF con Rusia, moviéndose rápido a cercar tanto a Rusia como a China con misiles nucleares de rango intermedio.

· El 10 de mayo, la Casa Blanca duplicó en creces los aranceles sobre bienes chinos valorados en $200 mil millones.

· El 15 de mayo, Trump firmó una orden ejecutiva que prohíbe que las empresas de telecomunicaciones estadounidenses vendan componentes a Huawei, la principal empresa de telecomunicaciones de China y el segundo mayor fabricante de teléfonos inteligentes. En respuesta, Xi llamó a China a comenzar una “nueva larga marcha” en una lucha contra Estados Unidos.

· El 11 de junio, el Departamento de Defensa publicó y luego removió del internet, una doctrina oficial sobre el uso de armas nucleares que prácticamente urge el uso de armas nucleares, declarando que “utilizar armas nucleares crearía las condiciones para resultados decisivos y la restauración de la estabilidad estratégica”.

· El 20 de junio, el Gobierno de Trump autorizó y luego canceló abruptamente, una serie de ataques aéreos y de misiles contra Irán.

· Estados Unidos ha amenazado con imponer sanciones contra empresas europeas que hacen negocios con Irán y contra Alemania si lleva acabo los planes para comprar gas natural de Rusia y transportarlo por medio del oleoducto Nord Stream II.

· Más allá de estos conflictos, Estados Unidos está intentando derrocar el Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, ha amenazado con retener aviones de caza F-35 comprados por Turquía por la disputa sobre los sistemas de defensa de misiles y ha revocado los beneficios comerciales especiales de India en medio de una disputa que va desde el comercio hasta la tecnología militar.

En todos los países miembros del G20, el estallido de las guerras comerciales y el proteccionismo han correspondido con un desbordamiento de nacionalismo, xenofobia y políticas antirrefugiados. Cuando el presidente ruso, Vladimir Putin, declaró antes de la cumbre que la “idea liberal”, que él identifica con el multiculturalismo y la apertura hacia los extranjeros, “se ha vuelto obsoleta”, fue denunciado ampliamente por los principales diarios y políticos occidentales.

Por detestables que sean los comentarios de Putin, sus declaraciones reflejan las tendencias políticas dominantes que operan en cada país. En Alemania, el Gobierno de la gran coalición bajo “Mutti” Angela Merkel ha establecido campos de concentración para refugiados mientras bandas fascistas que operan con la protección del Estado, componen “listas de asesinatos” contra sus oponentes políticos.

En Francia, el presidente Emmanuel Macron ha rendido tributo del colaborador con los nazis Philippe Pétain, mientras que, en Estados Unidos, los demócratas aprobaron la semana pasada un paquete de $5 mil millones de apropiaciones dándole a Trump un cheque en blanco para expandir sus campos de concentración para refugiados, llevar a cabo detenciones masivas de inmigrantes y poner fin al asilo.

La “oposición” de Trump representada por el Partido Demócrata ha dedicado la última semana antes de la cumbre denunciando al residente de mentalidad fascista de la Casa Blanca por no adoptar una línea lo suficientemente agresiva contra China.

El líder de la minoría en el Senado, Chuck Schumer de Nueva York, declaró que Trump, “no puede adoptar una postura suave ahora y aceptar un acuerdo malo que no logre reformar las políticas económicas rapaces de China —el ciberespionaje, las transferencias forzadas de tecnología, los patrocinios estatales y, lo peor de todo, los bloqueos de acceso a su mercado—.

Refiriéndose a estos comentarios, el Wall Street Journal observó que Trump se enfrenta “a muchos candidatos presidenciales demócratas dispuestos a atacarlo si acepta lo que consideran un acuerdo débil con China”. Agregó: “en el debate de las primarias demócratas del miércoles por la noche, cuatro de los 10 candidatos eligieron a China como la máxima amenaza que enfrenta EUA”.

Inmediatamente después de la elección de Trump como presidente, fue proclamado por los columnistas y comentaristas sobre política exterior como una figura accidental o una aberración en un “orden mundial liberal” que de lo contrario está sano.

Sin embargo, en los dos años y medio subsecuentes, ha quedado en claro que Trump es meramente la expresión más clara de un proceso general e internacional: el giro de todas las facciones de la élite gobernante en cada país hacia las guerras comerciales, el proteccionismo, los conflictos militares, la xenofobia y el autoritarismo, en medio del resquebrajamiento del orden geopolítico de la posguerra.

Estos acontecimientos confirman el análisis llevado a cabo por el Comité Internacional de que todos los que proclamaban en el periodo previo a la crisis financiera de 2008 el comienzo de una nueva era de oro de la cooperación capitalista “estaban colocando fuertes apuestas en contra de las lecciones de la historia”.

En cambio, todo desarrollo global desde el estallido de la crisis financiera ha confirmado el análisis de los grandes marxistas de los últimos doscientos años, de que el capitalismo se dirige inexorablemente hacia la desigualdad social, la guerra y la dictadura.

Ekaterina Mijailova, Heroína de la Unión Soviética

La imprescindible de Stalingrado

Al igual que me ocurrió con Marta Harnecker, rompo el fin de semana un momento para recordar a otra imprescindible: Ekaterina Mijailova. La imprescindible de Stalingrado. Conocemos muchas historias de Stalingrado, la mayoría colectivas. Pocas individuales, como la casa de Pavlov.



Tuve la suerte, y el privilegio, de conocer a Ekaterina (Catalina, en castellano) en el año 2000 y su historia es tanto fascinante como desconocida. Como la de la mayoría de las mujeres luchadoras y, en la Unión Soviética, fueron millones. En muchos otros sitios también, las hubo y las hay. Pero en la Unión Soviética, durante el combate contra el fascismo, fueron determinantes.

Ekaterina se alistó voluntaria con 17 años, con 19 se convirtió en la salvadora de miles de vidas durante la defensa de Stalingrado. Uno de los aspectos menos conocidos de la guerra es que el tráfico fluvial por el Volga, la última frontera entre los nazis y la Unión Soviética no ocupada, estuvo en manos de mujeres. Capitaneaban, eran la tripulación y la defensa de centenares de barcazas que desafiaban una y otra vez a los bombarderos nazis, a los cazas nazis. 

Esas barcazas transportaban alimentos, municiones, soldados... para la defensa de Stalingrado, la primera ciudad tras el Volga, la primera ciudad en esa frontera. Ekaterina mandaba una de ellas, la que se convirtió en la principal para la salvación de millares de personas, civiles y militares, heridas en Stalingrado. Ekaterina fue voluntaria a Stalingrado. Insisto, tenía 19 años. Todos los días, durante más de un año (desde enero de 1942 a febrero de 1943), se jugó la vida, ella y su tripulación, todas mujeres, transportando heridos del frente de Stalingrado. Ekaterina era enfermera también. Sus cuidados, exquisitos, fueron determinantes en las primeras curas. Fue herida en tres ocasiones por los ametrallamientos producidos por los aviones nazis. Pero siguió, y siguió combatiendo en otros frentes después de la victoria contra los nazis en Stalingrado, ya como enfermera.


Ekaterina Mijailova recibió el título de Heroína de la Unión Soviética y su última misión fue en Austria.

Se ha ido otra mujer irrepetible. Hasta siempre.


El Lince

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