MORAL Y LUCES

MORAL Y LUCES

viernes, 18 de octubre de 2013

El prisionero de la tercera planta

El prisionero de la tercera planta



Por DIÓMEDES NÚÑEZ POLANCO
diomedesnp[@]gmail.com 
Es una respuesta a Miguel Guerrero. Fabio R. Herrera-Miniño contestó la petición de Aristófanes Urbáez de que, como hijo de Fabio F. Herrera Cabral, “aclare en honor a la verdad si el profesor Bosch, después que ocurriera el golpe y lo habían retenido en el despacho presidencial…”, trató de suicidarse. Confirma que escuchó de su padre la versión.


El mismo, en su artículo de Hoy (12-10-13), intenta interpretar la información de marras. Hace malabares.
Independientemente de las palabras… ¡Imposible! Un hombre de su visión de la historia, de su reciedumbre moral, humana y social no estaba llamado a ser víctima de suicidio. Y más aun, si se trata de un discípulo de Juan Pablo Duarte y Eugenio María de Hostos: de un hombre cuyas creencias fueron templadas a la luz del fervor por la fe y la esperanza en el destino de su pueblo y de la humanidad…
Arlette Fernández, esposa y compañera del coronel Fernández Domínguez, narra que “Consumado el golpe de Estado, Bosch, prisionero e incomunicado, logró subrepticiamente tener comunicación con Rafael (Fernández Domínguez), quien le envió un mensaje con mi tía Mercedes Fernández de Moya, esposa de Silvestre Alba de Moya, ministro de Trabajo, quien también se encontraba en el Palacio Nacional”.( Arlette Fernández .Coronel Rafael Fernández Domínguez, soldado del pueblo y militar de la libertad, Editora Taína, S. A., 2005, p. 126. Publicación de la Fundación Coronel Rafael Fernández Domínguez).
El profesor Bosch relata detalles de lo ocurrido en las horas previas al golpe de Estado y tras el hecho mismo:  “Fue en horas de la tarde de ese día cuando me enteré de que había un golpe militar organizado para estallar en la noche, y le pedí al jefe del cuerpo de ayudantes, el coronel Julio Amado Calderón Fernández, que localizara al teniente coronel Fernández Domínguez, y una hora y media después el coronel Calderón me dijo que no se hallaba en la ciudad y que según los informes que le habían dado estaba en Cotuí (en realidad, estaba en Cenoví) donde un alto oficial de la Policía tenía una propiedad (se trataba de la finca de los padres de Arlette Fernández).
En el acto le ordené al coronel Calderón que mandara a buscar de la manera que fuera necesaria al Coronel Fernández Domínguez, quien se presentó en mi casa a las diez de la noche.
“Hablé con el coronel Fernández Domínguez en presencia del coronel Calderón y le informé de lo que estaba sucediendo; le dije que debía movilizar inmediatamente a los oficiales en quienes él tenía confianza, que yo me iría al Palacio Nacional, que no iba a ir a ningún otro sitio, que no me asilaría en ninguna embajada, que en el Palacio Nacional estaría, vivo o muerto, esperando que él actuara.
“Esa noche a eso de las 2 de la mañana, se produjo el golpe. Yo quedé preso con Molina Ureña, quien logró salir de Palacio disimuladamente, después de haber comprobado que todos los esfuerzos que yo hacía para comunicarme con alguien en la calle eran inútiles. Y allí estaba cuando uno de los ministros, que era familiar del coronel Fernández Domínguez por vía política, el licenciado Silvestre Alba de Moya, recibió la visita de su señora quien llegó en horas muy tempranas del día con su mensaje del coronel Fernández Domínguez. Ese mensaje era el siguiente:
“Señor Presidente:Estamos listos para asaltar el Palacio Nacional. Somos doce oficiales nada más pero cumpliremos con nuestro deber. Pedimos sin embargo que se le informe al Partido Revolucionario Dominicano a fin de que desate una huelga general.
“Con la misma persona que había llevado el mensaje, la señora del ministro Alba de Moya, le mandé a decir al coronel Fernández Domínguez que un ataque hecho al Palacio Nacional con doce hombres era un suicidio, que esa acción no conduciría a nada positivo, (…)”. (Ibid., p 127).
Prisionero aún en la tercera planta del Palacio Nacional, el 26 de septiembre, Bosch envió un mensaje al pueblo dominicano, del que copiamos fragmentos:
“Ni vivos ni muertos, ni en el poder ni en calle se logrará de nosotros que cambiemos nuestra conducta. Nos hemos opuesto y nos opondremos siempre a los privilegios, al robo, a la persecución, a la tortura.

“Los hombres pueden caer, pero los principios no. Nosotros podemos caer, pero el pueblo no debe permitir que caiga la dignidad democrática”. (Eliades Acosta Matos. 1963: Revolución Inconclusa. Soto Impresores, Santo Domingo, R. D., 2013, p. 479 Publicación de la Fundación Juan Bosch).
Del Palacio Nacional salió el 27 de septiembre hacia el puerto de Santo Domingo para tomar la fragata Mella, que lo trasladó a la isla de Guadalupe, junto con doña Carmen Quidiello de Bosch, su esposa y compañera inseparable. De ahí saldrían a San Juan, en avión que les envió Luis Muñoz Marín, gobernador de Puerto Rico, desde donde planeó y dirigió la lucha por el retorno de la constitucionalidad en la República Dominicana.
Independientemente de las palabras…¡Imposible!, ese hombre no estaba llamado a ser víctima de suicidio, por su estatura de revolucionario, pensador y prócer de la República.

martes, 15 de octubre de 2013

¿Cuál es la diferencia entre la energía atómica y la nuclear?

Profesor Juan Bosch: ¿Cuál es la diferencia entre la energía atómica y la nuclear?
¿Cuál es la diferencia entre la energía atómica y la nuclear?


Que la segunda, la energía nuclear,  se manifiesta con mayor poder que la atómica porque es el resultado de la integración de un núcleo atómico creado por la unión de dos núcleos de masa más ligera, que se dividen mediante la llamada fisión nuclear. La energía nuclear no deja residuos radioactivos como los deja la atómica, pero además no se agota. La tecnología de la fusión y de la fisión nuclear fue descubierta años después de haberse fabricado la primera bomba atómica, y con ella los norteamericanos hicieron en 1952 la primera bomba termonuclear, cuya capacidad de destrucción era mil veces mayor que la que se lanzó sobre Hiroshima; pero los soviéticos habían avanzado en la física atómica tan de prisa que fabricaron su bomba termonuclear un año después, es decir, en 1953, y se adelantaron a Estados Unidos en la fabricación del primer cohete balístico intercontinental, es decir, que podía salir de territorio soviético y llegar en corto tiempo a cualquier lugar de América del Norte llevando una bomba nuclear.
Ese cohete balístico fue terminado en 1957, año en el que la Unión Soviética produjo también el primer satélite espacial tripulado por hombres, que fue el conocido con el nombre de Sputnik, y así como la humanidad había entrado el 16 de julio de 1945 en la Era Atómica con la explosión en Álamo Gordo de la primera bomba hecha a base del poder explosivo de los átomos (que en ese caso fueron isótopos de átomos de plutonio), el 4 de octubre de 1957 se inició la Era Espacial con el lanzamiento en la Unión Soviética del Sputnik, y lo decimos para que el lector se dé cuenta de que para esa fecha, exactamente cuarenta años después de haber comenzado la Revolución Rusa, la sociedad que la inició cuando era una de las más atrasadas de los países de Occidente se había convertido en la competidora de la más desarrollada del mundo capitalista.
Pero para el 1957 la Doctrina Truman de la Guerra Fría tenía cinco años de lanzada y el gobierno de Eisenhower, sucesor de Truman, no iba a tolerar que esa doctrina quedara hundida en un mar de incapacidad norteamericana para mantener la supremacía nuclear sobre la Unión Soviética, de manera que Estados Unidos apareció construyendo en 1958 un cohete balístico intercontinental y un satélite tripulado por hombres y en 1960 navegaban por las aguas del Atlántico submarinos portacohetes. Fue ocho años después cuando la Unión Soviética construyó submarinos del mismo tipo y en el mismo año (1968) fabricó cohetes de cabezas nucleares múltiples que llegaban con un retraso de dos años comparados con los que Estados Unidos había fabricado en 1966.
En el camino de la competencia se había ido muy lejos. La bomba de Hiroshima fue llevada a bordo de un avión que volaba a 360 millas por hora y en 1985 un cohete MX de cabezas nucleares múltiples viaja a razón de 15 mil millas por hora, pero además, mientras la bomba de Hiroshima mató e hirió a más de 200 mil personas la que lleva un MX puede matar, herir o inutilizar de por vida a varios millones porque la bomba de 1945 tenía un poder destructor equivalente a 15 mil toneladas de dinamita y un cohete nuclear actual lleva en su seno la capacidad aniquiladora de 5 millones de toneladas de ese explosivo.
 El hecho de que la Unión Soviética diera muestras de que podía sobrepasar a Estados Unidos en la carrera de los armamentos nucleares como lo hizo al producir en 1957 el primer cohete balístico intercontinental, facilitó la apertura entre los dos grandes poderes de negociaciones para ponerles límite a la producción y el uso del armamento nuclear. Esas negociaciones condujeron a una cadena de acuerdos iniciada con el Tratado de la Antártida del año 1959 firmado por 26 gobiernos; el de 1963 mediante el cual se estableció una conexión telefónica directa entre Moscú y Washington para que los jefes de los gobiernos norteamericano y soviético pudieran entrar en contacto directo si se presentaba una situación de crisis que pusiera en peligro la paz mundial, y ese mismo año 111 gobiernos firmaron un Tratado que prohibía el uso de la atmósfera, el Espacio exterior y las aguas profundas para hacer en ellos pruebas de armamentos nucleares; en 1967 83 Estados se adhirieron a un Tratado que prohibía colocar armas nucleares en órbita terrestre y su estacionamiento en el espacio exterior y 22 gobiernos latinoamericanos declararon sus territorios libres de posesión, almacenamiento o pruebas de armas nucleares; en el 1968 119 Estados firmaron un Tratado en el que se prohibía la transferencia a países que no tuvieran armamento nuclear de armas o de tecnología de ese tipo y además se comprometían a negociar para detener la carrera armamentista; en 1971 71 gobiernos acordaron prohibir pruebas submarinas de armamentos nucleares dentro de los límites de 12 millas fuera de sus costas.
Todos esos tratados indicaban que la posesión por parte de la Unión Soviética y de Estados Unidos de enormes arsenales nucleares preocupaba a gran parte de la humanidad, incluidas en ella las poblaciones de los dos poderosos países, y a partir de 1971, incluido ese año, los gobiernos norteamericano y soviético llevaron a cabo varios acuerdos; el de 1971 de medidas para evitar accidentes o uso no autorizado de armamento nuclear; el llamado SALT I, de 1972, que limitaba las áreas de estacionamiento a sólo dos en cada uno de los dos países para sistemas de cohetes antibalísticos y en una segunda etapa congelaba el número de submarinos lanzadores de cohetes balísticos intercontinentales; el Acuerdo 1973 para consulta de los dos gobiernos cuando hubiera peligro de una guerra nuclear; los dos Tratados de 1974 que prohibían las explosiones de prueba bajo tierra de bombas de más de 150 kilotones (equivalentes a 150 mil toneladas de dinamita) y las explosiones en grupos que sumaban más de mil 500 kilotones; y por último el Acuerdo SALT II de 1979 por el cual se limitaba el número de vehículos portadores de materiales nucleares estratégicos, lanzadores de cohetes de múltiples cabezas o de bombarderos con cohetes de múltiples cabezas o de bombarderos con cohetes crucero de largo alcance y prohibición de estacionar nuevos cohetes balísticos intercontinentales.
De esos Tratados y Acuerdos, Estados Unidos no ratificó los dos de 1974 ni el llamado SALT II; lo que hizo fue dedicarse a fabricar cohetes destinados a cercar desde países europeos a la Unión Soviética con la bomba de neutrones, destinada a matar soldados y población civil, pero sin causar daño alguno a los edificios o construcciones de otro tipo, y con los cohetes Pershing que pueden atravesar toda Europa y caer en Moscú siete minutos después de haber sido disparados.
Con la llegada al poder en Estados Unidos de los líderes del Partido Republicano encabezados por Ronald Reagan, hecho que se produjo al empezar el año 1981, pasó a ser eje ejecutado un programa de gobierno cuya política exterior estaría vinculada a la producción de armas nucleares pero que en la campaña electoral de 1980 se expresaba en consignas que ocultaban esa vinculación. Lo que ofrecía el candidato presidencial republicano era la restauración del poderío de su país con lo cual aludía, sin mencionarlo, al poder militar, porque referirse directamente al poder militar era una manera de referirse a la producción de nuevas armas nucleares.
“Estados Unidos debe negociar desde una posición de fuerza”, afirmaba Ronald Reagan después de haber asumido la presidencia del país; pero esa posición privilegiada sólo podía alcanzarse negociando con los gobiernos de Europa Occidental, miembros de la OTAN, es decir, aliados de América del Norte, para lo cual se requería hallarse en posesión del aparato del Estado; y tan pronto llegó a la Casa Blanca, Reagan y sus hombres de confianza pusieron en práctica el plan de sus consejeros habían elaborado antes aún de que comenzara la campaña electoral, que consistía en instalar en Europa la nueva cohetería norteamericana y sobre todo la bomba de neutrones con lo cual quedaban sin valor los Tratados de 1974 y el llamado SALT II celebrados con la Unión Soviética y pasaba a adquirir su papel de propaganda política la locución Guerra de las Galaxias.
El significado de esa locución era, y sigue siendo, guerra llevada a cabo en el Espacio, fuera de la Tierra, en las regiones del Universo por donde vuelan día y noche sin ser advertidos por los pueblos del mundo unos aparatos portentosos, y a la vez poderosos, que desde las alturas de muchos kilómetros en que transitan pueden grabar conversaciones telefónicas y retratar un automóvil que rueda a lo largo de una carretera; que pueden acumular en computadoras los datos de todo lo que sus mecanismos de observación captan a la distancia en cualquier país, gracias a los cuales el gobierno que los usa tiene informaciones detalladas de cuanto pasa en un territorio dado.
Estados Unidos tiene el poderío que le confiere la posesión de aparatos nucleares de todo tipo y con ellos de los que le corresponden a una gran potencia espacial, pero la propiedad de tanta maquinaria portentosa no parece estar acompañada por una noción clara de los peligros que conlleva el uso de esos aparatos. Si los hombres que dirigen el Estado norteamericano tuvieran esa noción no alentarían el uso de una propaganda política como la que se hace estimulando la llamada Guerra de las Galaxias, porque una guerra hecha con armamento nuclear en el Espacio terrestre destruirá la atmósfera que nos rodea, y sin esa atmósfera no podría haber vida en la Tierra.
No lo habría para los soviéticos, pero tampoco para los norteamericanos y mucho menos para los miles de millones de seres que forman la población de Tercer Mundo, entre los cuales estamos los dominicanos.

Santo Domingo,
18 de enero de 1985.

Un poco de historia
Antes del año 1945 un número muy corto de personas sabían que en la naturaleza había una fuente de energía llamada átomo y que el átomo consistía en cada uno de los pequeñísimos cuerpos eléctricos de que está constituida la materia, pero mucho menos se sabía, con la excepción de algunos grandes conocedores de las Ciencias Físicas, que de los átomos podía obtenerse una fuerza explosiva millones de veces más poderosa que la dinamita, que hasta entonces era el explosivo más potente que el hombre podía producir y controlar a su conveniencia; y sucedió que a mediados de julio de ese año 1945 un grupo de científicos que habían estado trabajando secretamente en un plan destinado a fabricar una bomba atómica, hizo estallar una de prueba en Álamo Gordo, un lugar de Nuevo México, Estados Unidos, y con esa prueba comenzó la Era Atómica es decir, una época nueva de la historia porque la explosión de Álamo Gordo demostró que a partir de ese momento la humanidad disponía de un poder energético cuya existencia había sido insospechada hasta entonces. Ese poder podía usarse en la guerra para aniquilar militarmente al enemigo, pero también en la paz para ejecutar grandes proyectos de planes beneficiosos para la humanidad, y se usó en la guerra que se llevaba a cabo entre Estados Unidos y su aliada la Unión Soviética contra Japón. Esa era la parte final de la llamada Segunda Guerra Mundial, que había terminado en Europa con la rendición de Alemania el 8 de mayo de 1945 pero seguía en el Pacífico entre norteamericanos y soviéticos de una parte y japoneses de la otra. La bomba atómica fue usada por primera vez el 6 de agosto de ese año 1945, apenas tres semanas después de ser probada en Álamo Gordo; se lanzó sobre la ciudad de Hiroshima, donde además de matar por achicharramiento y por asfixia y de inutilizar por quemaduras profundas a más de 200 mil personas destruyó el centro de la ciudad, todo ello con una sola explosión de corta duración.
 La posesión de la bomba atómica convirtió a Estados Unidos en la mayor potencia militar del mundo, pero no por mucho tiempo porque en 1949 la Unión Soviética anunció que había terminado el monopolio norteamericano del poder ató¬mico, lo que significaba que los soviéticos habían fabricado también una bomba atómica y a partir de ese momento empe¬zaría una carrera de competencia entre los dos países que acabaría colocando a la Unión Soviética en el mismo nivel de poderío militar que los Estados Unidos, y no sólo por su dominio de la energía atómica sino además el de la energía nuclear.

Juan Bosch

domingo, 13 de octubre de 2013

EL PARTIDO CIVICO RENOVADOR, PARTIDO EMERGENTE CO...

 EL PARTIDO CIVICO RENOVADOR, PARTIDO EMERGENTE CO...:

EL PARTIDO CIVICO RENOVADOR, PARTIDO EMERGENTE  CON PERSPECTIVA DE CRECIMIENTO. Palabras de   Domingo Núñez   Polanco   Acto de juramen...

DIRECCION ESTRATÉGICA : MISIÓN, VISIÓN Y VALORES

Recomendación 
Defina, ajuste o ratifique la misión, visión y valores de la empresa u organización.


Las empresas u organizaciones que cuentan con una declaración explícita y compartida de su misión, visión y valores pueden orientar mejor sus acciones y hacer frente a las adversidades porque su equipo de dirección o gerencial y el personal tienen claro su propósito básico, el futuro que quieren construir y los valores que le dan fortaleza moral. 
Herramienta 
La misión es la formulación del propósito para el cual existe la organización
  Generalmente es expresada en una sola frase. Tiene un carácter bastante duradero, pero pueden ser mejorada o modificada cuando el “concepto” de le empresa  u organización así lo requiere. 
La visión, también llamada “visión de futuro”, es una formulación de la situación futura deseable para la organizacion. La visión puede ser expresada en una o varias frases redactadas de manera atractiva y motivadora. Al ser la visión una situación futura deseable, es una especie de gran objetivo a lograr y, por eso, es la inspiración y el marco para definir objetivos y metas más específicas. Aunque la visión debe tener un carácter duradero, suele actualizarse regularmente o redefinirse cuando las circunstancias estratégicas de la empresa así lo requieren. 
Los valores, también llamados “valores corporativos, empresariales u organizacionales”, son las creencias (el credo) acerca de las conductas consideradas correctas y valiosas por la empresa. De los tres elementos mencionados, los valores son los que tienen mayor permanencia. No se trata de una declaración circunstancial o de conveniencia, sino de creencias básicas, esenciales, que tienen valor intrínseco. 
 
Aplicación 
 
Si tiene una declaración de misión, visión y valores, revísela para evaluar su vigencia o para ratificarla de manera compartida por el equipo de la empresa u organización. Si no tiene una declaración de misión, visión y valores, proceda a prepararla de alguna de las siguientes maneras: Prepare un borrador y sométalo a discusión por parte de su equipo gerencial. Si las circunstancias y el tiempo lo permiten, estimule una discusión más amplia entre el personal. Realice una reunión especial de trabajo y solicite sugerencias por escrito. Sométalas a discusión durante la misma reunión, o en otra ocasión después de haber procesado las sugerencias. Contrate los servicios de un facilitador experimentado que conduzca profesionalmente un taller para definir la misión, visión y valores de manera participativa. Recuerde que la declaración de misión, visión y valores es un excelente punto de partida y complemento de los procesos de planificación estratégica. Recuerde que la declaración de misión, visión y valores es un excelente recurso para promover la participación, la alineación del equipo y la motivación. Una vez que cuente con una declaración de misión, visión y valores utilícela, divúlguela, téngala presente, utilícela como una referencia permanente. Esta recomendación forma parte del manual “Auxilios Financieros” producido por Venezuela Competitiva, que pone al alcance de los empresarios y gerentes de pequeñas y medianas empresas un conjunto de recomendaciones para hacer frente inmediato a los problemas de sus empresas, para tratar de impedir que se agraven, mientras se logra darles una atención adecuada y profesional para hacer frente inmediato a los problemas de sus empresas, para tratar de impedir que se agraven, mientras se logra darles una atención adecuada y profesional. 
 
La formulación de la misión de la organización. 
 
El concepto de misión y su importancia es aceptado y no difiere mucho entre los autores contemporáneos de la temática. No obstante, en la revisión de la literatura sobre el tema se seleccionaron algunos conceptos dados por autores relevantes: James Stoner[1] en su libro Administración plantea que la misión es la meta general de la organización, basada en las premisas de la planeación que justifica la existencia de una organización mientras que Peter Drucker[2] señala que es la declaración duradera de objetivos que identifica una organización de otra similarFélix Martínez Díaz[3]plantea que la misión ha sido confundida a menudo con la responsabilidad social de la empresa. En este sentido, Sallenave[4] plantea: “la responsabilidad de la empresa se establece en términos de utilidad social, lo cual implica un juicio de valor sobre la contribución eventual de la empresa a un conjunto de objetivos sociales o político – económicos, mientras que la misión de la empresa no es más que una delimitación del campo de acción que los dirigentes fijan a priori a la empresa y que no implica juicio de valor... …
 
La definición de una misión delimita el campo de acción de actividades posibles, con el fin de concentrar los recursos de la empresa en un dominio general, o dirigido a un objetivo permanente. Es importante como guía y disciplina” (D. Arellano). Misión es la razón de ser de la organización, la meta que moviliza nuestras energías y capacidades. Es la base para procurar una unidad de propósitos en dirigentes y trabajadores con el fin de desarrollar un sentido de pertenencia. Es el aporte más importante y significativo a la sociedad. Sin la definición clara de la misión, ninguna organización puede progresar. Una declaración de misión es una descripción breve del propósito mayor, la razón más amplia que justifica la existencia de la organización. Debe orientar el rumbo y el comportamiento en todos los niveles de la organización. Una misión bien formulada permite guiar las acciones, los sentimientos y da la imagen de que se sabe, a dónde se dirige la organización, así como del apoyo, tiempo y recursos vinculados a ella. De lo anterior se desprende que el propósito de una misión no es exponer fines concretos, sino dar una dirección general, una filosofía que motive y sirva de guía al desarrollo de la organización. 
 
El autor Salvador García[5] plantea que los autores sobre el tema de la dirección estratégica muestran una considerable confusión entre los términos visión, objetivos, finalidades tácticas, propósito estratégico, misión, metas, ambiciones, principios guías de comportamiento, etc. y señala que toda organización culturalmente estructurada ha de tener explícitamente definidos dos grandes grupos de valores o principios compartidos que orienten sus objetivos de acción cotidianos. Los valores finales asociados con la visión y la misión. Los valores instrumentales u operativos asociados a la forma de pensar y hacer las cosas con que la organización pretende afrontar las demandas de su entorno e integrar sus tensiones internas para alcanzar su visión y su misión, los cuales se ponen de manifiesto en la etapa de implementación de las estrategias de la organización. Lo que da coherencia a una organización es la claridad y consenso de sus metas y principios, o lo que es lo mismo, de sus fines y de sus valores operativos. 
 
Toda misión de una organización dos dimensiones: una económica y otra social,dependiendo claramente la segunda de la primera. Mientras que la dimensión económica de la misión hace referencia a la necesidad crítica de ser rentable, la social hace referencia a aspectos inespecíficos como generar empleo, desarrollar profesionales, como aspectos específicos según el sector y la actividad a la que se dedica: enseñar, asegurar, etc. 
 
A continuación se exponen las seis razones básicas que justifican el que cualquier organización invierta tiempo, recursos y creatividad para formular su misión. 
1. Asegura una continuidad relativa sobre los propósitos de la organización, evitando la búsqueda de propósitos contradictorios o conflictivos. 
2. Sienta una base lógica general para la asignación de los recursos organizacionales. 
3. Es la referencia más adecuada (tal vez la única) para derivar la formulación apropiada de objetivos, políticas y estrategias generales, que deben ser consistentes entre sí y con la misión. 
4. Orienta la concentración de los esfuerzos de los talentos humanos y de los demás recursos organizacionales en un determinado rumbo, reduciendo la fragmentación costosa y contraproducente que ocurre en ausencia de una misión explícita, precisa y clara. 
5. Permite a todas las unidades de la organización formular sus misiones específicas consistentes con la de la organización. La formulación general es una manera de transferir, apropiada y consecuentemente, los objetivos y metas específicas a las estructuras y procesos organizacionales. Desde esta perspectiva es la referencia más apropiada para definir programas y proyectos. 
6. Permite establecer un entorno general y un clima organizativo que pueden servir como fuente de atracción y motivación, tanto interna como externamente. 
 
Características de la misión: 
Debe expresar el servicio que presta la organización, no el producto que vende ésta. Debe estar dirigida al desarrollo y fomentación de los valores positivos en los miembros de la organización. Orientada hacia el exterior de la organización, hacia las necesidades de la Sociedad en general y de los individuos. Ejemplo: El éxito de una empresa de Seguridad y Protección radica en que no existan robos o pérdidas económicas por estas razones, los éxitos están en el exterior; en el interior, costos, esfuerzos, recursos, etc. Orientada hacia el futuro a largo plazo y no hacia el corto plazo y mucho menos al pasado. No solo responder a los cambios, sino que se deben promover. Tener credibilidad, tanto para los componentes de la organización como para los que reciben el servicio. Todos deben conocer, comprender y compartir la Misión. Ser simple, clara y directa. Las misiones excesivamente largas, llenas de ideas, hermosos propósitos y bellas palabras tienden a no funcionar.
 
Contener originalidad.
Ha de hacerse algo diferente, mejor, que distinga y nos llene de orgullo y reconocimiento por parte de las personas a las que servimos. 
Ser única. Esclarecer el encargo social asignado a la organización que la diferencie de cualquier otra. Aunque debe ser suficientemente amplia para que pueda desglosarse en varios objetivos concretos y mensurables que nos conduzcan al cumplimiento de la misma. 
Tener cierto contenido intangible y ambicioso. Debe estar relacionada con resultados prácticos, específicos y alcanzables. Es mejor alcanzar lo humanamente posible, que intentar alcanzar lo idealmente deseable. Ser revisada constantemente, por lo menos cada 2 o 3 años y en caso necesario actualizarla y redefinirla. Ninguna institución humana es eterna, todas cambian con el tiempo e incluso, aún cuando la misión pueda ser eterna, los objetivos particulares pueden cambiar. 
Objetivos de la misión:
 
–Prevenir los cambios que ejercerán una profunda influencia en la organización. 
–Brindar a empleados, clientes y otros, una identidad y un entendimiento de las unidades de crecimiento. —–Brindar un vehículo para generar y proyectar opciones estratégicas. 
–Desarrollar valores positivos en los miembros de la organización que facilite el cumplimiento de las tareas. 
 
Proceso para la elaboración de la misión
–Iniciación y atención por la alta dirección. 
–Participación y compromiso de otros niveles de dirección y representantes de los trabajadores.
–Preparación del equipo en su conceptualización. 
–Elaboración de la expresión de la misión. 
–Revisión y retroalimentación. 
–Aprobación y compromiso. 
 
Normas para la aplicación de la misión: 
Establézcala, hónrela y viva de acuerdo con ella, cree una cultura organizacional. Comprometa a los nuevos trabajadores. Hágala visible a todos, como un compromiso de todos. Úsela en decisiones, estrategias, estructuras, sistemas, estilos, y habilidades. Revísela periódicamente. Una vez analizados los aspectos teóricos sobre la misión sólo se agregará a ello la significación que la misma posee para cualquier organización, no solo como su razón de ser, sino como la guía para la acción, el camino para encausar los esfuerzos de todos los recursos para lograr el fin, la expresión de todos los valores que posee o necesita la organización para su aporte en beneficio de la sociedad. Posterior a su formulación se recomienda diagnosticar la misma. 
 
La visión. 
En los primeros modelos de dirección estratégica no se tenía en cuenta la visión. En 1991 el Dr. Eugenio Yañez González[6] define la misión como el primer paso del modelo que diseñó y sitúa la visión después de realizada la segmentación estratégica, el análisis de las relaciones internas y externas y de los escenarios, este modelo se convirtió en uno de los más usuales en Cuba y es seguido y fundamentado en los modelos de Carlos Lazo Vento, Gliceria Gómez Cevallos y Reynaldo Fernández[7] en su trabajo dirección estratégica territorial. Tecnología, así como en el modelo de los Doctores Fermín Orestes Rodríguez y Sonia Alemañy Ramos[8]. En los últimos años de la década de los 90 autores como el Dr. Angel Luis Portuondo Velez9 y otros, sitúan la visión en segundo lugar después de formulada la misión. En 1997 los autores Joan Goldsmith y keneth Cloke[10], en el modelo de dirección estratégica que aportan sitúan la visión en primer lugar y en segundo lugar definen la misión de la organización. En 1999 en el volumen 1 de la revista La Gestión Estratégica EASDE[11], los autores sitúan los valores compartidos en el primer lugar y en segundo integran la misión y la visión de la organización. Como se aprecia en la década de los 90 ha existido una tendencia en los autores a ir integrando estos elementos, no obstante, se abordan por separado como tres pasos independientes, es criterio del autor del presente trabajo que estos tres elementos deben estar unidos para expresar los valores finales de la organización. 
La visión es un conjunto de valores y definición de un estado deseado ideal que se pretende alcanzar. La formulación de la visión de las organizaciones ha evolucionado en cuanto a la posición en los modelos de dirección estratégica contemporáneos. La formulación de la visión no puede considerarse un paso más, sino un paso decisivo, porque con la definición de la visión es que se logra la definición de lo que debe ser la organización con el estado deseado mínimo aceptable que se plantea a la entidad. 
Esta concepción fortalece el liderazgo debido a que el líder logra transmitir y retroalimentar su visión de futuro al colectivo, compartiendo el consenso que exprese los anhelos, deseos e intereses colectivos. 
 
Para la formulación de la visión se recomiendan los siguientes pasos
–Evaluación de la información. Consiste en evaluar toda la información obtenida en los pasos anteriores, es decir, las fortalezas, debilidades, amenazas, oportunidades, el esbozo del problema estratégico general, la solución estratégica general y los escenarios con su variante positiva, intermedia y negativa. 
–Definición y validación de la visión. Posterior al análisis de la información se recomienda realizar tormenta de ideas mediante la cual se definirá la expresión de la visión, validándose a través de técnicas para lograr consenso. 
–Retroalimentación y fijación. 
–Por último es recomendable realizar una retroalimentación misión visión donde se comprueba si el resultado que se desea obtener es compatible con la misión definida, si realmente contribuye a su materialización y si está en manos de la organización su logro. 
 
Principales insuficiencias en la determinación de una visión.
 
–Definir una visión ajena a la misión, es necesario después de generada la visión compatibilizarla con la misión. 
–Insistir en cifras cuando éstas no aparecen, lo fundamental puede ser cualitativo. 
–Desarrollar procesos de generación de ideas sin retroalimentación y ajuste. 
–Énfasis excesivo en elementos externos, pasar de lo que se puede a lo que se quiere. 
–Establecer una visión sin haber realizado un análisis de las relaciones entre los factores internos y externos. 
 
Los factores claves para el éxito. 
Una vez que la organización conoce su razón de ser, la siguiente pregunta clave a la que se debe dar respuesta es ¿Qué es imprescindible para cumplir con su objeto social? Es esencial para la empresa saber qué necesidad espera satisfacer el público objetivo al que se dirige, qué es lo que valora y qué es lo que no valora, es decir, definir los factores claves de éxito. Conociendo los factores claves para el éxito, la empresa puede dirigir sus acciones hacia el logro de los mismos lo que evidentemente le facilitará alcanzar la satisfacción de las necesidades de sus clientes y con ello alcanzar rasgos distintivos con respecto a su competencia, alcanzando la lealtad en sus consumidores y reduciendo la amenaza de los productos sustitutos. 
Las Áreas de resultados Claves. 
Las áreas de resultados claves son los departamentos o grupos de la organización primordialmente responsables de que ésta pueda lograr un factor clave de éxito determinado. Depende del tipo de factor clave que se busque para que sean claves unas u otras áreas de la organización. Las áreas de resultados claves establecen los lugares dónde se van a situar los recursos y esfuerzos individuales y colectivos. 
 
Los objetivos. 
Con la realización de los pasos anteriores se conoce la razón de ser de la organización, es decir, su misión, el estado deseado que se quiere lograr, su posición estratégica, ahora es necesario definir como lograr el tránsito de la misma, del estado actual al estado futuro deseado. En el siguiente paso se establecen los objetivos estratégicos. Los objetivos constituyen una de las categorías fundamentales de la actividad de dirección, debido a que condicionan las actuaciones de la organización y en especial de sus dirigentes. Un objetivo constituye la expresión de un propósito a obtener. Los objetivos tienen varias categorías para su clasificación, entre ellas, están: * Colectivos e individuales. * Generales y particulares. * Principales y secundarios. * Largo y corto plazo. 
Por su precisión los objetivos se clasifican en:Objetivos trayectoria. Son de importancia para fijar políticas, orientaciones hacia donde nos dirigimos y para plantear estrategias globales, pero para realizar un proceso de dirección en un marco de tiempo determinado, es imprescindible guiarnos por objetivos tareas. Expresan un carácter continuo del objetivo en el tiempo y que es una trayectoria que debemos seguir, pueden convertirse en funciones de personas o departamentos. Objetivos normativos. El grado cuantitativo o cualitativo que debe satisfacer un objetivo trayectoria o cualquier otro objetivo que deseamos alcanzar. Expresan cual es el estado deseado del objetivo, el cual garantiza lo que deseamos. Objetivos tareas.Expresan en tiempo. Cantidad y/o cualidad lo que se quiere alcanzar. Estos son los más usuales, sin estos no es posible planear, organizar y controlar un proceso. Algunos pueden ser expresados cuantitativamente, otros se hacen más difícil y se requiere precisión cualitativa de forma adicional o solamente de forma cualitativa se pueden expresar. Desde el punto de vista jerárquico, el primer nivel de objetivo está definido por la misión de la organización como la expresión más general de su razón de ser en cuanto a su papel económico y social. El segundo nivel de los objetivos de una organización son los objetivos generales, los cuales expresan los propósitos o metas a escala global, y a largo plazo, en función de su misión, pero también en función de la situación del entorno y sobre todo de su evolución futura, en especial de las oportunidades y amenazas que éste presenta, así como de la propia situación interna de la organización. 
 
Los cuatro principios fundamentales que rigen la previsión y la planeación de los objetivos pueden ser resumidos de la siguiente forma: 
–Precisión: Deben ser entendidos por todos los subordinados e implicados y poder ser verificados, cuando no puedan ser cuantificables, deben definirse los criterios para evaluar su logro. 
–Participación. Uno de los elementos más importantes de la efectividad de la planificación pues entre más participen los subordinados mayor compromiso existirá en el cumplimiento de los objetivos. 
–Integración: Es necesario integrar el mayor número de aspectos relacionados, de manera que en una formulación se consideren las tareas para el aseguramiento de este. 
–Realismo: Es necesario que sean decisivos, retadores y factibles, que todos los esfuerzos se orienten hacia ellos, pero que sean posibles de alcanzar. 
 
Por otra parte la teoría del establecimiento de metas plantea que existen cinco principios justificativos de la relación entre objetivos y rendimiento: 
1. Rendimiento. El rendimiento de un trabajador que tiene objetivos definidos es más elevado que el de quien carece de ellos. 
2. Especificidad. Los objetivos definidos de forma clara y específica conllevan un mayor rendimiento que los objetivos mal definidos. 
3. Dificultad. Los objetivos que constituyen un desafío de moderada dificultad conducen a un mayor rendimiento que los objetivos percibidos como demasiado difíciles de conseguir. 
4. Realismo. Los objetivos desafiantes han de ser igualmente realistas o factibles si se quiere que el individuo decida hacer un esfuerzo para conseguirlos. 
5. Aceptación. Los objetivos desafiantes y realistas se asocian a un mayor rendimiento siempre y cuando sean decididos, o al menos, aceptados, por parte de quien ha de cumplirlos. 
El establecimiento de objetivos en grupo aumenta su aceptación. Es importante destacar que independiente de la forma en la cual se llegan a definir los objetivos generales, resulta necesario que la participación en su formulación no se limite solo a la alta dirección, en la medida de participación de los oficiales en la formulación de los objetivos, así será el nivel de compromiso en el cumplimiento de éstos. Las intenciones conscientes de la persona (sus metas y objetivos) son los determinantes primarios de su motivación para el esfuerzo de acción. Cuando las personas persiguen unos objetivos desafiantes desarrollan un mejor rendimiento que cuando pretenden la consecución de unos objetivos más fáciles de obtener. 
 
MISIÓN 
La Misión es la razón de existir de una empresa u organización , con lo que le permite lograr rentabilidad. Qué es la organización HOY. La Misión proyecta la singularidad de su empresa. Idealmente debe constar de 3 partes: Descripción de lo que la empresa hace. Para quién está dirigido el esfuerzo, el target. Presentación de la particularidad, lo singular de la organización, el factor diferencial. No debe confundirse la Misión con el “Lema” de la empresa. un lema puede enunciar un principio, mas no proyecta lo que la misión, como algo permanente y duradero. 
 
VISIÓN
 
La Visión es una imagen del futuro deseado que buscamos crear con nuestros esfuerzos y acciones. Es la brújula que nos guiará a líderes y colaboradores. Será aquello que nos permitirá que todas las cosas que hagamos, tengan sentido y coherencia. La organización en el FUTURO. Respóndase: ¿Qué es lo realmente queremos? Debe ser factible alcanzarla, no debe ser una fantasía. La Visión motiva e inspira. Debe ser compartida. Debe ser clara y sencilla, de fácil comunicación.
 
VALORES 
Los Valores son principios considerados válidos ya sea que los tengamos o requerimos de ellos. Los valores son los puntales que le brindan a las organizaciones, su fortaleza, su poder, fortalecen la Visión. Trabaje con un mínimo de 5 y máximo de 7 Valores, una cantidad mayor no es recomendable ya que pierden fuerza. Nada de esto funcionará si la misión, la visión o los valores no son compartidos. No deben ser elaborados únicamente por la Gerencia General para luego ser anunciado, debe ser el resultado de un trabajo en equipo. Tampoco deberá ocurrir que luego de delineados, quedan como simples enunciados, impresos en hermosas placas de bronce que son lucidas en la Recepción de la empresa o la Presidencia Ejecutiva, deben ser verdaderas cartas de navegación.
 El concepto de Misión 
La misión de una organización establece para qué existe. Su origen parece ser la escuela del funcionalismo en antropología y sociología. El funcionalismo se enfoca en las necesidades de los actores del sistema social y de las diversas estructuras que emergen en respuesta a esas necesidades. De la misma manera como en biología un órgano o grupo de células tiene una función determinada para mantener la vida del organismo, una organización tiene una función dentro de una sociedad. Para Parsons (1951), cada actor tiene cierta posición dentro del sistema social y desempeña ciertos roles que tienen un significado en el sistema social, como un todo. El funcionalismo ha sido criticado por no manejar adecuadamente la historia, el cambio y el conflicto. Se ha presentado como una teoría para explicar el orden social de manera estática. Para Campbell y Nash (1992), una misión incluye los siguientes elementos: propósito, estrategia, valores, políticas y estándares de comportamiento. Tanto la estrategia como los valores son conectores entre el propósito de la organización y los patrones de comportamiento resultantes. Existe una misión fuerte cuando los cuatro elementos se refuerzan entre sí. Hay un sentido de misión cuando los participantes tienen un compromiso emocional con la organización, resultado de la coincidencia entre valores organizacionales e individuales. En este marco, la estrategia es una parte de la misión. Mientras algunas organizaciones y ejecutivos enfatizan la estrategia, otros enfatizan la cultura y valores. A diferentes niveles de la organización puede haber distintos énfasis, ya que en el ámbito corporativo es necesario reforzar los valores organizacionales y en el de negocio puede tener sentido darle más peso a la estrategia. Sin embargo, como vimos en la sección anterior, la misión puede verse como un elemento de la estrategia. El elemento fundamental de la misión es el propósito organizacional, entendido como la definición de su razón de ser que puede incluir: producir bienes, atender necesidades, servir a una clientela organizacional, un segmento de mercado, explotar un recurso o competencia, etc. Visto así, el propósito es similar a la definición del dominio, uno de los componentes de la estrategia. Ambos términos explican el papel que tiene la organización en la sociedad. En la práctica existen muchas organizaciones con múltiples beneficiarios, o mixtas. Por esto, es necesario que en la misión quede claro cuál es el propósito fundamental de la organización. Para que la misión sirva a propósitos motivacionales, es preferible que enfatice la creación de valor en la organización, más que su apropiación por algunos de los posibles beneficiarios. Se entiende que si se crea valor habrá algo qué repartir. En la mayoría de las organizaciones de negocios se entiende que los beneficiarios primarios son los accionistas o dueños, por lo cual su propósito es producir utilidades y maximizar el valor de la empresa. Sin embargo, maximizar el valor de la organización es un propósito genérico que no distingue entre organizaciones, y muchas veces no es suficiente para dar dirección y motivar a la firma, por lo que la misión generalmente enfatiza los medios que permitirán maximizar el valor; es decir, a través de servir a qué clientela y atender qué necesidades es como se va a lograr esa maximización del valor. Otras misiones evitan el concepto de beneficiario y se van directamente a la idea de identidad con la organización buscando generar un sentimiento parecido al nacionalismo o al apoyo que ofrecen los fanáticos de un equipo deportivo. 
 
El concepto de Visión Responde a la crítica realizada al concepto de misión, entendida como un reflejo del funcionalismo estático de las organizaciones. Collins y Porras (1997) han presentado un modelo de visión que incluye dos elementos fundamentales: lo que se busca preservar (la ideología central) y lo que se busca cambiar (el futuro previsto). La ideología central incluye una descripción de los valores y el propósito centrales de la organización. El futuro previsto incluye la definición de objetivos a largo plazo (10-30 años) junto con una descripción vívida de cómo se alcanzarán, lo cual puede incluir estrategias o prácticas culturales y operativas. Los objetivos de largo plazo dependen de los propósitos y valores de la organización, sus competencias distintivas y sus indicadores de desempeño clave. Los objetivos pueden ser de cuatro tipos: lograr una meta ambiciosa, imitar una organización modelo, identificar un enemigo común del que hay que defenderse, y conseguir una transformación interna. Campbell y Nash, al contrastar los conceptos de misión y visión, indican que mientras la visión se refiere al futuro, la misión lo hace al presente. Señalan que la misión es una explicación atemporal de la identidad y ambición de la organización; y la visión se asocia más con los objetivos de largo plazo, mientras que la misión se refiere más a la forma como la organización se dirige hoy (estándares de comportamiento) y su propósito. Generalmente se entiende que la visión se refiere al perfil que tendrá la organización en el futuro, con particular enfoque en el desempeño que tendrá la organización con respecto a otras organizaciones rivales y su historia. Es al contrastar la visión con la situación actual de la organización que se derivan los objetivos de largo plazo prioritarios para ella.
 
 ESTRUCTURA DE UN PLAN ESTRATÉGICO
MISIÓN 
La misión organizacional como “una declaración duradera de propósitos quedistingue a una institución de otras similares”. Es un compendio de la razón de ser de una organización, esencial para determinar objetivos y formular estrategias. Una buena misión institucional debe reflejar las expectativas de sus clientes. Es elcliente y solo el cliente quien decide lo que es una organización. La misión debe ser básicamente amplia en su alcance para que permita el estudioy la generación de una vasta gama de objetivos y estrategias factibles sin frenar la creatividad de la gente. La misión describe la naturaleza y el campo al cual se dedica la organización, enotros términos es la respuesta a la pregunta: ¿Para que existe la organización?. Los componentes principales que deben considerarse en la estructuración de lamisión, son los siguientes: • Clientes – ¿quienes son los clientes de la institución? • Productos 0 servicios – ¿ cuales son los productos 0 servicios más importantesde la institución y en que forma deben ser entregados? • Mercados – ¿ compite la institución geográficamente? • Preocupación por supervivencia y mejoramiento. • Preocupación por imagen publica – ¿ cual es la imagen publica a la que aspira la institución? 
VISIÓN 
Visión, según Mintzberg, es la definición de la razón de ser de la organización.Paredes define la visión de futuro como: la declaración amplia y suficiente de donde quiere que su organización este dentro de 3 0 5 años. Es un conjuntode ideas generales que proveen el marco de referencia de lo que una organización es y quiere ser en el futuro. La visión de futuro señala rumbo, da dirección, es la cadena o el lazo que une en la organización el presente y el futuro. Esta describe el carácter y el concepto de las actividades futuras de la organización La respuesta a la pregunta, ¿qué queremos que sea la organización en los próximos años?, Es la visión de futuro, establece aquello que la organización piensa hacer, y para quién lo hará, así como las premisas filosóficas centrales Para la redacción de la visión de futuro se deben considerar los siguientes elementos: • Debe ser formulada por líderes • Dimensión de tiempo • Integradora: compartida entre el grupo gerencial y los colaboradores • Amplia y detallada • Positiva y alentadora • Debe ser realista en lo posible • Comunica entusiasmo • Proyecta sueños y esperanzas • Incorpora valores e intereses comunes • Usa un lenguaje ennoblecedor, gráfico y metafórico • Logra sinergismo • Debe ser difundida interna y externamente
 
VALORES CORPORATIVOSvii Los valores son el conjunto de principios, creencias, reglas que regulan la gestión de la organización. Constituyen la filosofía institucional y el soporte de la cultura organizacional. Toda institución implícita o explícitamente tiene un conjunto de valores corporativos, por lo tanto estos deben ser analizados, ajustados o redefinidos y luego divulgados. En resumen, el objetivo básico de la definición de valores corporativos es el detener un marco de referencia que inspire y regule la vida de la organización. Mediante el liderazgo efectivo, los valores se vuelven contagiosos; afectan los hábitos de pensamiento de la gente. 
OBJETIVOS ESTRATÉGICOS, ESTRATEGIAS Y POLÍTICAS
Los objetivos estrategicos establecen que es lo que se va a lograr y cuando serán alcanzados los resultados, pero no establecen como serán logrados. Estos objetivos afectan la dirección general y viabilidad de la entidad. La estrategia como ya se definió es el patrón o plan que integra las principales metas y políticas de una organización y a la vez establece la secuencia coherente de las acciones a realizar. Establecen como se van a lograr los objetivos estrategicos. Las estrategias pueden ser intentadas (planeadas) o las emergentes (no planeadas). El objetivo básico de la estrategia consiste en lograr una ventaja competitiva. Esta no es mas que cualquier característica de la organización que la diferencia de la competencia directa dentro de su sector. Toda empresa queobtiene beneficios de un modo sostenido tiene algo que sus competidores no pueden igualar, aunque en muchos casos lo imiten. (Folleto de planeación estratégica Linda Kasuga-Luis Humberto Franco calidad y excelencia). Una habilidad distintiva se refiere a la única fortaleza que le permite a una compañía lograr condiciones superior en eficiencia, calidad, innovación o capacidad de satisfacción al cliente. Las políticas son reglas o guías que expresan los limites dentro de los cuales debe ocurrir la acción. Muchas veces toman la forma de acciones de contingencia para resolver conflictos que existen y se relacionan entre objetivos específicos. Las políticas estratégicas son aquellas que guían a la dirección general y la posiciónde la entidad y que también determinan su viabilidad. Una vez establecidos los anteriores podemos definir el paso a paso o programas de trabajo, o planes operativos, que son los que especifican la secuencia de las acciones necesarias para alcanzar los principales objetivos. Los programas ilustran como dentro de los limites establecido por las políticas serán logrados los objetivos, se aseguran que se les asignen los recursos necesarios para el logro de los objetivos y permiten establecer una base dinámica para medir el progreso de tales logros. Las decisiones estratégicas son aquellas que establecen la orientación general deuna empresa y su viabilidad máxima a la luz, tanto para los cambios predecibles como de los impredecibles que, en su momento, puedan ocurrir en los ámbitos que son de su interés o competencia.
 
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UNA ESPERANZA LLAMADA PCR

UNA ESPERANZA LLAMADA PCR
Por Domingo Nuñez Polanco

Cuando un pueblo adopta  su destino, la historia avanza.
Es la lectura principal de lo ocurrido  en los últimos 14 años en la patria grande, como la llamara Bolívar a la  América latina y el Caribe.
Con el naufragio del modelo neoliberal que nos quisieron implantar desde del Norte,  la frustración y la esperanza se juntaron, allí nació la coyuntura.
 La audacia política y la visión de patria de un Guerrero que ya es eternidad, el que demostró con su combate que “si se puede” y le devolvió a esta patria grande los sueños y  las utopías que por más de quinientos años yacían arrinconados  por el yugo opresor del norte y sus socios criollos. Chávez  se hizo presente, ubicándose a la altura de su 
papel histórico.



Estos procesos libertarios, de independencia y justicia social son eventos generadores de cambios profundos en la consciencia de la América morena. Dejan lecciones que urge retomar.
En la República Dominicana el movimiento progresista y liberal ha recorrido caminos  tortuosos, y aún hoy, a las alturas del siglo XXI, no ha logrado cuajar sus sueños.
Quisqueya, la tierra del gran Cacique libertario Enriquillo se rezagó en el proceso latinoamericano. Brasil, Argentina,  Venezuela, Ecuador, Nicaragua, Bolivia etc., nos tomaron ventaja en esta marcha hacia el  futuro y los movimientos de la izquierda nacional, no se escapan a esta crítica. Los soñadores originales no tuvieron descendientes para continuar el desafío. Los pioneros fueron sacrificados prematuramente, o fueron ahogados en las tormentas de los egos. En ambos casos, las proclamadas vanguardias herederas, renunciaron a la dialéctica del crecimiento social y conceptual, se aferraron a la supervivencia del aparato y expulsaron a su fuente natural: el Pueblo.
En los últimos cincuenta años surgieron experiencias y líderes políticos, muchos, que hoy no están: Juan Bosch y su gobierno democrático 1963. Manolo Tavarez  Justo y las Manaclas, Tomas Fernández Domínguez y su movimiento constitucionalista, Francis Caamaño y la guerra patria  de Abril 1965, Balaguer y sus 12 años de contrarrevolución, Juan Bosch y Peña Gómez se dividen, uno, Peña  Gómez ,toma  el camino de la Social Democracia y Juan se hace más progresista y abraza el socialismo como su norte en la búsqueda del bien colectivo, Don Antonio Guzmán y la apertura a la democracia, el retorno de Balaguer y su gobierno conservador, Leonel Fernández y la modernidad, Hipólito Mejía y la crisis financiera, retorno de Leonel Fernández y el fortalecimiento de su liderazgo, llegada de Danilo Medina al Palacio Nacional y sus iniciativas de hacer lo que nunca se hecho.
Si bien los sectores progresistas y liberales han  promovió batallas políticas e ideológicas importantes a nivel de opinión pública y otros escenarios, no estuvieron a la altura de las expectativas generadas. Sin embargo, la historia no se detiene, prosigue su curso trazado por las corrientes sociales, políticas y económicas.



Por las  curiosidades del devenir histórico y del realismo mágico, precisamente gracias a la  crisis económica, social, política y sobre todo a la de orden ético  que se originó en la primera década del siglo XXI, surge una nueva fuerza política llamada PCR.

¿Cuál sería la labor fundamental de esa nueva fuerza?

El PCR debe ser convocador y promotor del rescate de valores ancestrales, que fortalezcan los tejidos sociales, estimulen la investigación propia y la producción de conocimiento que apoye el ejercicio y la creatividad en las artes y que promueva la organización de redes sociales y la participación comunitaria, tareas urgentes para un proceso social.



La gran tarea de comenzar a darle cuerpo a los sueños de un país, es a través de su historia, de la Cultura, esta tiene que ver con el imaginario social, el mayor poder dinamizador de la sociedad.  Tratamos con seres que sueñan, que aman, que  inventan mundos.
La creación de este espacio cívico renovador, educador y conductor es inaplazable.
Si el PCR nació como repuesta  a la  desilusión de las grandes mayorías  y por la audacia de un líder (General Zorrilla Ozuna), que supo  ubicarse a la altura histórica para dar esperanzas a los excluidos, a los pobres de nuestra patria, al igual que aquel Arañero de Barina, Venezuela  que lucho y vivió por los pobres del mundo.



El partido cívico renovador debe constituirse en una nueva experiencia organizativa, social, política y cultural, superando errores del pasado y haciendo aportes a los irreversibles cambios sociales de  la época.

Domingo Núñez Polanco  

sábado, 12 de octubre de 2013

EL EMBAUCADOR






El más memorable encuentro con el Che




El azar situó en un mismo avión, en 1965, al guerrillero heroico y a Roberto Fernández Retamar. En aquella travesía de Praga a La Habana ocurrió un diálogo hondo, relatado aquí por el actual presidente de la Casa de las Américas.

Mi siguiente (y más memorable) encuentro con el Che se debió a un azar: un «seguro azar», en las palabras de Salinas. En los primeros días de marzo de 1965, al ir a abordar ese avión Praga-Habana que todo cubano toma, o aspira a tomar, alguna vez, y que se va haciendo familiar como un tranvía de barrio, tuve la alegría de saber que haría el vuelo no solo con muchos alumnos becados, sino también con el Che y otros compañeros del Gobierno (Osmany Cienfuegos, Arnol Rodríguez), además del secretario del Che, Manresa. Cruzamos unas palabras, y todo no habría pasado de allí. Pero, por desperfecto del aparato, el vuelo supuso una larga detención en Shannon, Irlanda, y significó dos días con sus noches. En esas condiciones, sin tabaco que fumar, prácticamente sin libros que leer (el Che acabó leyéndose la antología poética compilada por De Onís, que yo llevaba, así como mi ensayo Martí en su (tercer) mundo, con el que fue generoso, y a pesar de ocasionales incursiones en el ajedrez y el dominó, la conversación adquirió una importancia especial. Debo a ese hecho fortuito el haber hablado algunas horas con el Che, lo que es una de las cosas gratas y aleccionadoras que en estos tiempos me han ocurrido.

El Che es persona difícil de elogiar. Con una mirada, una sonrisa, o llegado el caso una frase mordaz, desarma al candoroso (o malicioso) alabador. Deplora a los turiferarios y sus variantes. Por otra parte, es imposible no sentir en su compañía, incluso en esa temporal y accidental intimidad, la impresión de rectitud y grandeza que emana de él. Y desde luego de austeridad. A la pobre aeromoza del avión de Cubana que en el aeropuerto de Shannon le llevó una caja de tabacos, le preguntó si la acababa de comprar en dólares, y al responderle ella afirmativamente, le pidió que la devolviera y reclamara el dinero.

La evidencia de la superioridad humana del Che la ha expresado admirablemente uno de los escritores más rigurosos de nuestra América en estos años: don Ezequiel Martínez Estrada. También él sintió esa impresión, y la dijo en su Che Guevara, capitán del pueblo. Véanse esas páginas del escritor menos áulico del continente, y me será más fácil hacerme entender. Ellas expresan, mejor de lo que yo podría hacerlo, la experiencia que me fue dado tener en esas horas. Que no estaban hechas, por supuesto, de meros asentimientos.

Se comprenderá que en horas se habla de muchas cosas. Algunas iban a adquirir después, para mí, valor especial. En general, el Che volvía entusiasmado con África, y lamentaba lo poco que entre los pueblos africanos habíamos divulgado nuestros hechos, y lo poco que nosotros conocíamos los suyos. Es menester salvar ambas lagunas: enviarles, traducidos al inglés y al francés, nuestros textos más importantes, y editar aquí los de ellos. Él había recomendado la publicación entre nosotros del libro fundamental de Fanon, Los condenados de la tierra, y hablamos de él. A partir de la experiencia concreta de África, Fanon llegó, por sus propios pasos, a conclusiones bien cercanas a las de nuestra Revolución. Nos es menester pensar por nuestra cuenta los problemas y las soluciones. Es bien pobre, por ejemplo, lo que existe en relación con la economía política del período de transición. Hay que ir a las fuentes, estudiar acuciosamente a Marx y Lenin. Sólido conocimiento de los clásicos, y fidelidad, en los planteamientos, a nuestras realidades, nos permitirán eludir el escolasticismo contemporáneo. Esa es tarea particularmente importante y difícil para nuestros países, los países de eso que ahora han dado en llamar el tercer mundo. Carecemos de cuadros especializados, pero no por eso podemos quedarnos de brazos cruzados. Hay que interrogarse ante los errores, dar con sus raíces, rectificarlos. Arriesgamos quedar presos en la ley del valor y sus consecuencias, aun cuando creamos asumir posiciones inequívocamente revolucionarias.

Hablamos de un trabajo que había aparecido recientemente en la revista de Sartre, Les Temps Modernes. Se trata de El castrismo: la larga marcha de la América Latina. Su autor, Régis Debray, joven estudioso francés que viviera en Cuba y en otros países de la América Latina, es un admirador irrestricto del Che. En su casa, que yo acababa de visitar, solo hay un retrato: una foto del Che que le tomó él mismo en La Habana. Esto no se lo dije al Comandante, pero de la lectura del artículo se desprendía más de lo que yo pudiera decir. Dicho artículo es sin duda notable, y al Che le interesaba, aunque aquí o allá hubiera propuesto rectificaciones.

No sé cómo pasamos a hablar de lecturas juveniles. El Che tuvo esa formación de francotirador propia de muchos intelectuales latinoamericanos y caribeños: se entusiasmó con Freud y se separó de él ante el fanatismo estrecho de muchos psicoanalistas; no desconoció a Spengler, quien tanto influiría precisamente en Martínez Estrada; le atrajo la literatura, pero estudió Medicina. El resto de lo que sus biógrafos llamarán su evolución, pertenece ya a la historia de nuestros años. El Che en Guatemala, en México, en Cuba; el Che guerrillero, estadista, economista, escritor, teorizante. Se trata de uno de esos grandes hombres múltiples que nuestras tierras mestizas dan de tiempo en tiempo, y es ya inimaginable en un país capitalista desarrollado.

Le mencioné la nueva edición de su libro La guerra de guerrillas, que yo le había pedido para hacer con él un Bolsilibro, en las ediciones de la UNEAC, donde ya habíamos publicado los Pasajes. El Che no estaba conforme con reeditar el libro tal como está en la actualidad: quiere reescribirlo, de acuerdo con nuevas experiencias, o al menos hacerlo preceder de un prólogo aclaratorio. Yo le expliqué que nos interesaba la obra en sí, por el valor histórico que ya posee, pero el Che pensaba sobre todo en la utilidad que podría prestar. También hablamos de sus Pasajes, y de una nueva estructura que hubiera querido darles.

Al abordar las publicaciones cubanas, mencionamos los libros de la colección "Arte y sociedad", que él había leído. La necesidad de arte, de Fischer, le parecía interesante y útil, aunque considerara excesivo nuestro entusiasmo por el libro. Yo le hablé de la posibilidad de dar a conocer allí alguna obra non sancta (concretamente, Literatura y Revolución, de Trotski), y ello no le preocupó, aunque me sugirió que le añadiera un prólogo mío. Pero mucho de lo publicado por autores cubanos lo estimaba distante todavía de la calidad requerida.

Coincidiendo en principio con él, le sugerí sin embargo que acaso esa opinión era un capítulo del contrapunto entre el hombre de acción y el hombre de contemplación. Este último aparece siempre a los ojos de aquel como defectuoso. Pero no: el Che no escatimó su elogio para aquellas obras cubanas de primer orden, especialmente la novelística de Alejo Carpentier, y fue generoso en muchos de sus juicios. Desde luego, consideraba imprescindible el mayor compromiso revolucionario por parte de nuestros intelectuales. Me prometió entonces dejarme ver copia de un trabajo que había escrito sobre esto.

El lector supondrá que se trataba de El socialismo y el hombre en Cuba, que ha sido amplia y justamente divulgado. Yo hubiera preferido, y así se lo hice saber personalmente y luego en una carta larga y acaso excesiva, que no metiera en un mismo saco a todos los escritores y artistas de su generación; pero los puntos de vista de ese trabajo son de una extraordinaria importancia, y enriquecerán mucho nuestro ámbito. Por cuestiones meramente profesionales, hablamos sobre todo de aquellas partes tocantes a la literatura y el arte. El Che ha desencuadernado, para siempre entre nosotros, los errores del llamado realismo socialista, si bien insiste en que no podemos bastarnos con esa actitud, sino proseguir hasta dar con un arte que sea expresión de nuestro grandioso proceso revolucionario.

Aunque me detuviera en esos puntos, por las razones mencionadas, ellos distan mucho de ser los más importantes del trabajo. Es tonto que ahora me ponga a glosar lo que ya está dicho, y muy bien dicho, en esas páginas memorables. Pero sí podría comentar sobre lo que no está escrito allí, y me pareció entender. Me pareció entender que el Che considera la conversión de un hombre en revolucionario genuino como una ascesis, un proceso de purificación similar a aquel a que aspiran algunos religiosos. De más está decir que estas palabras no pretendo atribuírselas a él. Se trata de hacerse mejor, para decirlo en términos sencillos, de darse a los demás, de olvidarse de sí, cumpliendo un deber exigente. No encontramos otras ideas en José Martí. Por supuesto, cuando la vara de medir es el propio Che Guevara, y él se considera como un aspirante a esa meta, no puede parecer extraño que su juicio sobre los demás (los intelectuales, por ejemplo) sea duro. El Che es él mismo un intelectual, pero un intelectual que ha sufrido la experiencia de esa conversión, de esa purificación, al contacto con el pueblo, con sus miserias, con sus padecimientos, con sus luchas. No es cierto que no haya habido intelectuales en la Sierra: los hubo, comenzando por el propio Fidel.

Ese es el caso del Che, sin duda. Pero se trata de intelectuales que fueron capaces de ir más allá, de transformarse, para servir más. En Martí, en Rubén Martínez Villena, Cuba nos había ofrecido ejemplos así. Naturalmente que no se supone que todos los intelectuales logren esa dimensión, que será alcanzada por los dirigentes, por la vanguardia, para decirlo en los términos del Che. Y son ellos los que, al hacer posible la configuración histórica del país, hacen posible, también, la tarea de los otros trabajadores intelectuales. A esos trabajadores intelectuales les ha sido dada una responsabilidad inmensa, que es un desafío: ser los contemporáneos, y alguna vez los contertulios, de los revolucionarios más importantes de estos años. Algo así como ser contemporáneo de Lenin, o, en nuestra área, de Bolívar. No cabe duda de que una zona de nuestro arte se ha lanzado a aceptar ese magno desafío; no cabe duda, tampoco, de que los resultados (y acaso los métodos) todavía no están por regla general a la altura de lo que se requiere. Negar lo primero, es equivocarse; también negar lo segundo. Pero no quiero desviarme hacia ese tema.

Fuente: http://desinformemonos.org/2013/10/el-mas-memorable-encuentro-con-el-che/

DOS PREGUNTAS A LA CUPULA DIRIGENCIAL DEL PLD

Dos preguntas a los dirigentes del PLD a propósito de algo que decía el Profesor Juan Bosch allá por los años 80s.

1)      Perdió el PLD el carisma del que hablaba el profesor Juan Bosch?

2)      Se convirtió el PLD en un Partido Populista,  tal como lo  advertía  el profesor Bosch, de no llevar al partido a un comportamiento o actitud populista por sus perniciosas consecuencias, la corrupción por ejemplo?

Decía el profesor Juan Bosch allá por los años 80s.

“El PLD tiene un crédito acumulado en el alma de las masas populares, y el fruto de ese crédito es eso que llama carisma. El PLD tiene carisma propio, que no es el de su líder. El líder puede tener o no tener carisma, pero el Partido lo tiene por sí mismo como podemos verlo en los actos masivos en que no interviene el líder, a los cuales acude tanto el pueblo como el que va a los actos en que participa el líder. Hay que preservar ese carisma, esa atracción que tiene sobre el pueblo el PLD, y debemos conservarlo evitando, cueste lo que cueste, caer en el populismo”.

“El Partido debe mantenerse alerta contra el contagio que una actitud populista puede introducir en sus filas, y debe luchar a brazo partido para asegurarle al pueblo que lo que haremos desde el gobierno si ganamos las elecciones se hará con fines de beneficios sociales, no personales. Por el camino de los beneficios personales se llega, y por cierto rápidamente, al establecimiento de una situación generalizada de privilegios, y de ese estado de privilegios se cae en la corrupción, que es la meta que persiguen los partidarios del populismo. Los peledeístas debemos tener cuidado con el contagio del populismo; debemos evitarlo a cualquier costo, y debemos vigilarnos los unos a los otros para impedir que ese mal nos coma el alma”.  Juan Bosch




EL DUARTE DE MIGUEL NÚÑEZ

DANIEL BALCÁCER: EL DUARTE DE MIGUEL NÚÑEZ

De  Juan Pablo Duarte  solo se conoce una fotografía hecha en  Caracas  en 1873 cuando el patricio contaba con 60 años de edad.  A...