MORAL Y LUCES

MORAL Y LUCES

sábado, 28 de septiembre de 2013

A 50 años del golpe de Estado al gobierno encabezado por Juan Bosch


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A 50 años del golpe de Estado al gobierno encabezado por Juan Bosch, conviene explorar las claves que condujeron a abortar, tras una herencia de 31 años de dictadura, el primer intento serio por implantar un régimen democrático funcional comprometido con un programa de reformas sociales y económicas fundamentales orientadas a modernizar el país. Cuyo éxito pudo catapultarlo hacia estadios superiores de desarrollo mediante nuevas infraestructuras -hidroeléctricas y canales de riego, acueductos, puertos- y la diversificación de la economía tradicional del postre (azúcar, café, cacao y tabaco) con proyectos de refinería de petróleo, zonas industriales, complejos químicos, explotación minera y aprovechamiento turístico. Impulso a la reforma agraria, programas de vivienda social, salud pública y educación, incluyendo un innovador plan de alfabetización masiva empleando radios portátiles, a cargo del controversial rumano americano Sacha Volman. Objetivos alcanzados trabajosamente a lo largo de medio siglo.

Para ello nos proponemos analizar esta experiencia en una miniserie que examine este experimento de reformas democráticas que provocó estrategias contradictorias cruzadas entre los actores protagónicos del proceso (partidos, empresarios, gremios, iglesia, militares, medios de comunicación), más propensos a la confrontación que a la cooperación y los acuerdos. En medio del recrudecimiento de la Guerra Fría en el Caribe hegemonizado por EEUU a raíz de la Revolución Cubana, su curso socialista y la alineación con la URSS -cuyo clímax sería la Crisis de Octubre del 62 al detectarse misiles soviéticos emplazados en Cuba. Razón eficiente de la Alianza para el Progreso impulsada por Kennedy desde 1961 como alternativa al cambio revolucionario en Latinoamérica.

La geopolítica gravitaría en nuestra incipiente democracia, constriñéndola. Para Washington, la escasa cultura democrática, la inestabilidad y las presiones sociales, nos hacían vulnerables "a un golpe castrista o comunista" alentado por Cuba -base de las pasadas expediciones libertarias de junio del 59. En momentos en que grupos radicales de izquierda buscaban derrocar a Betancourt en Venezuela.

El factor geopolítico se sintió tras el atentado a Betancourt con las sanciones impuestas al régimen de Trujillo por la OEA en agosto de 1960, aislándolo en el hemisferio. En el ajusticiamiento del 30 de mayo del 61, nos afectó semanas antes el fracaso de la invasión de Bahía de Cochinos del 17 de abril, organizada por la CIA. En los planes de contingencia de EEUU, esta operación era parte de un esquema más amplio para derrocar el régimen cubano, el dominicano y colateralmente el haitiano, pautado por el equipo de gestión de política de exterior de Kennedy. Este revés incidió en el plan magnicida, pese a que el involucramiento norteamericano y la dinámica interna del complot para liquidar a Trujillo ya se hallaban sobre ruedas. Al grado que Henry Dearborn -a cargo de la embajada Americana desde agosto de 1960 en calidad de cónsul y jefe de estación de facto de la CIA- confesó en un panel de TV que no podía disuadir a los complotados a detener la operación, como fuera instruido por sus superiores en Washington. Ejecutándose, con saldo trágico, sin mediar auxilio para salvar sus vidas y ejecutar el plan político.

En este contexto gravitó el temor a una segunda Cuba, centro focal de la política norteamericana hacia la región. Las propias elecciones dominicanas del 20 de diciembre del 62 estuvieron precedidas por la Crisis de los Misiles de octubre. El evento más traumático, desde el punto de vista de seguridad nacional de EEUU, de la Guerra Fría (1947-90). Nunca antes se estuvo tan cerca de una conflagración nuclear con el territorio norteamericano amenazado, a tan sólo 90 millas de alcance de los misiles soviéticos en Cuba. El shock que eso representó en el sistema político y en la opinión pública norteamericana fue decisivamente negativo para el desarrollo político en la República Dominicana. Condicionando fatalmente dicha atmósfera la suerte del experimento democrático del 63. Y abriendo en la región una etapa signada por los golpes de Estado y la entronización de regímenes autoritarios.

En lo formal, el programa del gobierno encabezado por Bosch calzaba plenamente con los lineamientos de la Alianza para el Progreso: cambios democráticos, reforma agraria, política de vivienda, desarrollo económico, diversificación productiva. O sea, modernización y promoción social. Sin embargo, la impronta geopolítica y la dinámica pugnaz de los actores internos determinarían la frustración de esta experiencia democrática.

Juan Bosch ganó abrumadoramente las elecciones del 20 de diciembre del 62 con casi un 60% de la votación del PRD frente a un 30% de Unión Cívica Nacional -el partido conservador que surgió del frente interno antitrujillista y capitaneó la transición tras la muerte del dictador, dominando políticamente el Consejo de Estado que organizó los comicios con apoyo de la OEA. Un restante 10% se distribuyó entre partidos más pequeños: el ideologizado Revolucionario Social Cristiano (5%), con incidencia entre profesionales, el movimiento estudiantil y los sindicatos; el Nacionalista Revolucionario Democrático (3%) del general Ramírez Alcántara, que obtuvo la senaduría por San Juan de la Maguana; la doctrinaria Alianza Social Demócrata (1.7%) del Dr. Jimenes Grullón; y el PRDA (0.12%), un minúsculo desprendimiento del PRD. De suerte que el PRD dominaba en el Congreso, los ayuntamientos y la rama ejecutiva, razón del término "Aplanadora" usado por sus adversarios para graficar su mayoría.

Antes de asumir Bosch la presidencia el 27 de febrero de 1963 y durante sus primeros meses de gestión, se realizaron los trabajos de la Asamblea Revisora, iniciados el 1ro de febrero y finalizados el 20 de abril. Cuyas líneas maestras, plasmadas en la nueva Constitución promulgada el 29 de abril, marcarían su administración, prefigurando focos de conflicto con sectores claves para garantizar la gobernabilidad. Previo a los trabajos de la Asamblea, El Caribe publicó un borrador del proyecto de reforma constitucional, generándose reacciones adversas entre los poderes fácticos. Tal el caso del tratamiento al latifundio y al minifundio, al tema de la propiedad y las expropiaciones, que motivó el pronunciamiento inmediato de las asociaciones empresariales -hacendados y agricultores, industriales, Cámara de Comercio y Producción, Confederación Patronal y Consejo Nacional de Hombres de Empresa. Que reaccionaron ante un proyecto que Bosch, en su momento, consideró tímido al compararlo con la Constitución de Cuba de 1940, la cual conocía en sus alcances sociales y económicos progresistas.

La Iglesia se manifestó sobre el tratamiento concedido al Concordato que desde Trujillo regulaba sus relaciones con el Estado, al no mencionársele en el proyecto, preocupada por el matrimonio canónico y la unión libre, así como la enseñanza en materia religiosa. Sacerdotes y obispos afirmaron que esa Constitución violentaba "las leyes de Dios y de la Iglesia", amenazando sus fueros. Abriéndose un serio conflicto, con pronunciamientos y movilización de colegiales católicos hacia el recinto del Congreso. En una profundización de las diferencias entre el clero y Bosch, secuela del cargo de filo comunista que se le hiciese y que condujo al dramático debate televisivo con el jesuita Láutico García a pocas horas de los comicios. Era evidente que la Iglesia Católica no se sentía representada por la nueva Constitución, a cuya promulgación no acudió.

Otro tópico fue la materia sindical. Durante el Consejo de Estado surgieron múltiples confederaciones que compitieron para controlar el movimiento sindical, vía la constitución de sindicatos y la obtención de ayuda internacional (de la democracia cristiana internacional a través de la Konrad Adenauer de Alemania, de la embajada de EEUU y la ORIT para el "sindicalismo libre y democrático"). El financiamiento abundaba porque éramos un punto de interés en la geopolítica del Caribe. Bosch y Miolán (quien trabajó en México con Lombardo Toledano, secretario general de la Central de Trabajadores de América Latina) plantearon siempre la conveniencia de establecer un solo sindicato por empresa, en momentos en que proliferaban los sindicatos paralelos. Las confederaciones FOUPSA y CESITRADO, fusionadas a instancias del PRD, la socialcristiana CASC, FOUPSA LIBRE luego CONATRAL, apoyada por la embajada Americana, competían entre sí para formar sindicatos en una misma empresa, así como en los ingenios azucareros por ramas de actividad y por oficios.

De este modo, el paralelismo sindical se sintió amenazado por el canon de la Constitución que reconocía oficialmente un solo sindicato integrado en forma mayoritaria. Se garantizaba la libertad sindical y oficiosamente podían operar varios sindicatos, pero para fines de relaciones contractuales válidas el Estado sólo reconocería el de afiliación mayoritaria. En sus pedagógicas charlas radiales previo a su llegada al gobierno, Bosch solía hablar de la conveniencia de una central única de trabajadores, a la manera de la que existía en México y en la Cuba en la cual vivió como exiliado, ejemplificando con la fusión de las dos grandes confederaciones norteamericanas en una sola, la AFL-CIO, para así fortalecer la fuerza negociadora de los trabajadores frente a los patronos. Lo cual era como mostrar la cruz al diablo, para entidades sindicales altamente ideologizadas y con un financiamiento internacional fuerte que estimulaba la fragmentación.

De esta manera, la hoy celebrada Constitución del 63, antes de que Bosch asumiera la presidencia el 27 de febrero, ya le traía dolores de cabeza, dada la divulgación previa hecha por El Caribe del borrador del proyecto de reforma, a principios de enero. Desatando los demonios del disenso y motivando la sabia y discreta asesoría del liberal juez supremo norteamericano William O. Douglas.

viernes, 27 de septiembre de 2013

Juan Bosch ...recuerdos chilenos [etnomedia]


Juan Bosch ejemplo a seguir

La guerra en Siria: ¿una guerra por la energía?

Aunque los importantísimos yacimientos de gas de Siria no parezcan tener hoy el mismo valor que hace 12 años, momento en que se planificó la guerra contra ese país, no es menos cierto que siguen siendo un factor invisible del conflicto. La Comisión Económica de la Coalición de la oposición externa siria se ha dedicado esencialmente a la repartición del gas que se haría entre los aliados después de la caída del Estado sirio. Pero, como ese momento no acaba de llegar, las grandes potencias van a tener que revisar sus apuestas.
RED VOLTAIRE





Mientras prosigue la guerra en Siria, la prensa dominante, que arremete constantemente contra el Estado sirio, olvida sin embargo de manera recurrente abordar uno de los aspectos más importantes de ese conflicto: su vertiente energética, vinculada fundamentalmente a las reservas de gas [1]. Ese aspecto explica en gran parte el activo respaldo de Rusia, no a la persona de Bachar al-Assad sino al régimen sirio para evitar su caída ya que, provocada por una voluntad externa, esta habría de convertirse en un elemento geopolítico dentro de un dispositivo mucho más amplio y en gran medida directamente enfilado contra la propia Rusia.

Cuando Rusia empieza a levantarse de nuevo, a partir de los años 2000, se convierte en el principal obstáculo al plan destinado a apoderarse del control de las vías energéticas entre Europa y Eurasia a través de los Balcanes, plan que los estrategas estadounidenses habían trazado y comenzado a poner en práctica fundamentalmente con la guerra contra Serbia, en 1999.

Estados Unidos y la Unión Europea tratarán entonces por todos los medios de diversificar el aprovisionamiento de los países europeos para reducir su potencial dependencia de Moscú. Surge así el proyecto del gasoducto Nabucco, hoy prácticamente abandonado, que consistía en garantizar que Europa se alimentara con el gas proveniente de Azerbaiyán y de Turkmenistán, recurso que transitaría a través de Turquía, evitando el territorio de Rusia y bordeando Grecia. Alrededor de ese proyecto existía un ambicioso plan geopolítico estadounidense que consistía en convertir al aliado turco en eje de un «Medio Oriente ampliado», que habría que remodelar previamente, y en centro regional del tránsito energético entre el Medio Oriente y los Balcanes.

Eso explica el deseo de Estados Unidos de ver a Turquía convertida en miembro de la Unión Europea y en garantizar que ese país se mantenga dentro de la órbita estadounidense, lo cual permitiría a Washington controlar indirecta pero firmemente el aprovisionamiento energético de Europa y, sobre todo, impedir una alianza continental energética euro-rusa, considerada contraria a los intereses de Estados Unidos en Eurasia.

Pero el proyecto Nabucco fracasó porque Turkmenistán se volvió hacia China [2] y Azerbaiyán se acercó por su parte al proyecto ruso denominado South Stream [3]. Desarrollado en 2007, el objetivo de South Stream es permitir a Rusia mantener el control del aprovisionamiento a Europa esencialmente a través del Mar Caspio y de Kazajstán (país miembro de la Unión Aduanera), incorporando a la vez a Serbia, cuya importancia para la Unión Europea en el plano energético será en el futuro tan grande como lo es hoy la de Ucrania. Con la diferencia de que se evitará definitivamente el tránsito por Ucrania para impedir que se reproduzcan los incidentes de 2006 y los cortes del aprovisionamiento a Europa.

A raíz de la quiebra de Grecia a causa de la crisis financiera, Rusia está gestionando la compra del consorcio griego del gas a través de Gazprom. Las negociaciones en ese sentido están detenidas desde que el Departamento de Estado de Estados Unidos emitió simplemente una advertencia a Atenas contra toda cooperación con Moscú en el sector de la energía y se pronunció contra la venta a Gazprom indicando que ello «permitiría a Moscú reforzar su dominación sobre el mercado energético de la región». A pesar de todo, South Stream incluye una conexión hacia Grecia, lo cual convierte ese proyecto en una especie de puente energético ortodoxo hacia Europa.

La posición de Ankara es actualmente bastante ambigua. Fuertemente vinculada a Rusia en el plano energético a través deBlue Stream, Ankara también aceptó que se estableciese una conexión entre Blue Stream y South Stream. Turquía, que es la segunda potencia de la OTAN, se declaró además candidata a unirse a la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS, la alianza política encabezada por China y Rusia), con la que firmó en 2013 una asociación de diálogo con vista a su posterior adhesión. ¿Será ese el inicio de un profundo cambio de dicha alianza?

Siria, actualmente enfrascada en una guerra civil interconfesional entre chiitas y sunnitas, está directamente implicada en dos proyectos de gasoductos vinculados a los ya mencionados proyectos Nabucco y South Stream.

En 2009, Irán, Irak y Siria –siendo los dos primeros países con gobiernos musulmanes chiitas y el tercero con un gobierno laico [4]– emprendieron un proyecto llamado Friendship Pipeline. Este gasoducto transportaría hasta el Mediterráneo el gas iraní destinado a Europa, pero sin pasar por el territorio turco. Ese proyecto, que permitiría a Irán vender su gas a Europa, incluye una extensión hacia el Líbano y, según Roland Lombardi, debía terminar conectándose con el proyecto ruso South Stream. Hay que recordar que Irán, destinado inicialmente a ser el proveedor fundamental de Nabucco, fue rápidamente excluido de este último por razones políticas, sobre todo desde que el derrocamiento de su régimen es visto como una opción cada vez más improbable, ya sea por la fuerza o a través de métodos menos violentos, como el intento de revolución de color iniciado en 2009.

Precisamente en 2009 apareció un proyecto de varios países sunnitas que hubiese podido contar con el aval del Pentágono. El gas qatarí sería enviado a Europa a través de un gasoducto que partiría de Qatar, atravesaría Arabia Saudita y posteriormente Siria hasta llegar a Turquía. Ese proyecto resucitaría el Nabucco, respaldado por turcos y estadounidenses pero abandonado por el momento debido a la ausencia de proveedores confiables. Es evidente que ese proyecto de Qatar es irrealizable sin el derrocamiento de la administración de Bachar al-Assad y sin su reemplazo por un gobierno dócil, lo cual explica las razones que han llevado a cierto número de países a implicarse activamente en el respaldo a la oposición siria [5].

Como puede verse el punto sobre el cual se focaliza toda esta competencia entre los productores de gas es la Unión Europea, enorme y solvente mercado cuyo consumo de gas debe seguir creciendo a pesar de la crisis.

Más que nunca, los acontecimientos tendrán que producirse en el Mediterráneo, donde nuevos actores están a punto de aparecer en el mercado [6]. Israel y Chipre han descubierto reservas muy importantes de gas en las aguas de sus zonas económicas exclusivas y deben convertirse a mediano plazo en importantes exportadores. Y es posible que los descubrimientos de yacimientos de gas en la cuenca del Mediterráneo oriental estén solamente comenzando porque el Líbano y Siria al parecer disponen también de importantes reservas.

Para la exportación de esos nuevos recursos existen dos soluciones que ya están enfrentándose y en las que se entremezclan comercio y geopolítica. Estados Unidos es partidario de una red de gasoductos que alimentarían Europa a través de Turquía y ya se han iniciado las presiones sobre Israel. Por su parte, los rusos preferirían que el gas, previamente licuado, fuese transportado por barco con destino al Asia industrial.

La gran partida de este ajedrez energético parece estar acelerándose. Se enfrentan en ella varios proyectos energéticos y civilizacionales que reflejan claramente las ambiciones políticas y estratégicas de bloques políticos entre los cuales la guerra por las fuentes de energía está intensificándose.
Alexandre Latsa

Fuente
RIA Novosti (Rusia)

“En América latina estamos cumpliendo el ideal de Bolívar”

Entrevista a Ernesto Cardenal




Unas pocas líneas de Ernesto Cardenal dicen un mundo, una bella galaxia en la que todo cabe, con un estilo sencillo, directo, sensible. “¿Qué hay en una estrella? Nosotros mismos. Todos los elementos de nuestro cuerpo y del planeta estuvieron en las entrañas de una estrella. Somos polvo de estrellas (...) De las estrellas somos y volveremos a ellas”, se lee en la Cantiga 4 titulada “Expansión”, incluida en Cántico Cósmico, tercer tomo excepcional de su Poesía Completa, publicada por editora Patria Grande. En el prólogo de esta edición tan necesaria como fundamental, el poeta venezolano Luis Alberto Angulo plantea que no caben dudas de que en algún momento comenzará sin resistencia a ser leído colectivamente como uno de los grandes poetas místicos de la humanidad.“Quizás entonces nadie se asombrará de que los entes educativos y culturales de los gobiernos más avanzados del mundo publiquen en grandes tiradas sus obras y las repartan gratuitamente entre los estudiantes de todos los niveles.” El Ministerio de Educación de la Nación ha distribuido las obras del poeta, sacerdote, teólogo, traductor, escultor y ex ministro de Cultura del gobierno sandinista –entre 1979 y 1987– en una colección para bibliotecas de escuelas secundarias (ver aparte). El bastón, las sandalias de pescador y la boina calada al estilo del Che avanzan ralentizando el tiempo en este hotel de Congreso. “Prefiero que no me hagan homenajes. No me agradan”, dice el fatigado poeta que a los 88 años podría ser una suerte de Bartleby latinoamericano de la poesía.
Aunque preferiría no hacerlo, Cardenal será homenajeado hoy a las 17.30 en el Salón Leopoldo Marechal del Palacio Sarmiento, en una actividad organizada conjuntamente por el Ministerio de Educación y la Editora Patria Grande. Participarán la periodista y conductora Ana Cacopardo, la cantante Teresa Parodi, el actor Horacio Roca y el poeta y conductor Tom Lupo, quienes leerán poemas del poeta nicaragüense. Los periodistas y escritores Reynaldo Sietecase y Stella Calloni compartirán sus experiencias sobre cómo Epigramas, Hora 0, Salmos, Oración por Marilyn Monroe y otros poemas, El estrecho dudoso, Canto Nacional, Oráculo sobre Managua y Los ovnis de oro, entre otros títulos, impactaron en sus vidas y en sus obras. También hablará el poeta Jorge Boccanera. En el marco de su visita al país, el autor de El Evangelio en Solentiname será de la partida del Primer Festival de Poesía en la Feria del Libro de Mendoza, el próximo viernes. Y el sábado, finalmente, presentará su Cántico Cósmico en el Espacio Cultural Le Parc, de Guaymallén. En 2009 obtuvo el Premio Pablo Neruda de Poesía, el primero que recibió quien hasta entonces se consideraba “el poeta menos premiado de la lengua castellana”. El año pasado, para atemperar esta sentencia o prejuicio, le otorgaron el Premio Reina Sofía. Y quién sabe si no se avecina el Premio Nobel de Literatura, al que estuvo nominado en 2005, a pesar de que Cardenal agita las manos como si estuviera espantando mosquitos suecos.
Un Big Bang descomunal ha sido el impacto que le produjo la poesía norteamericana, especialmente la obra de Ezra Pound, a quien tradujo al español, luego de su permanencia en Nueva York, entre 1948 y 1949, como estudiante de la Universidad de Columbia. Del poeta norteamericano, Cardenal tomó un recurso que “consiste más que en un collage, más que en la cita de un trozo de rango poético, en una sabia redistribución de la prosa del historiador o del viajero hasta que alcance un nivel lírico o épico”. “Sus poemas son así, bellos y vastos documentos ajenos cuya gracia está en los cortes y en las junturas”, advierte Pablo Antonio Cuadra. El sacerdote y monje trapense comprometido con la liberación de los pueblos reconoce que la influencia capital de Pound le hizo ver que “no existen temas o elementos que sean propios de la prosa, y otros que sean propios de la poesía”. “Todo lo que se puede decir en un cuento, o en un ensayo, o en una novela, puede también decirse en un poema. En un poema caben datos estadísticos, fragmentos de cartas, editoriales de un periódico, noticias periodísticas, crónicas de historia, documentos, chistes, anécdotas, cosas que antes eran consideradas elementos propios de la prosa y no de la poesía.”
Su mirada se enciende cuando recupera al niño que fue. “Mi primer recuerdo no es escribiendo, es haciendo un poema antes de poder escribir. Lo decía de memoria, creo que tendría unos seis años. Así empezó la humanidad y así también empezó mi poesía en la infancia”, cuenta Cardenal a Página/12.
–Al releer su Poesía Completa, llama la atención encontrar en uno de los Salmos que “las galaxias cantan la gloria de Dios...”, algo que trabaja intensamente en Cántico Cósmico. Su interés por la ciencia y el universo aparecen tempranamente, ¿no?–Pues sí, de muy joven tenía interés por la ciencia, por hacer poesía con la creación y con el lenguaje científico, no el lenguaje –digamos– bíblico, sino de los descubrimientos más recientes. Desde la época de los Salmos y otros poemas juveniles estaba la poesía científica. Y después, leyendo más, documentándome más, fui ampliando esa poesía científica. Desde entonces tenía la vocación de “poeta de la ciencia”, si se puede decir así. La poesía ya estaba desde el principio, con Dios.
–¿La incertidumbre científica no colisionó con su cristianismo? ¿Siempre pudo compatibilizar ciencia y fe?–Sí, perfectamente. La fe y la ciencia para mí son lo mismo. No hay ningún conflicto porque la ciencia es la explicación de la creación, la creación es poema y el creador es poeta. Poema es creación en griego y San Pablo llama a la creación de Dios “poiema”, como un poema de Homero.
–Se suele pensar que la ciencia se opone a la fe o que al menos la cuestiona.–Así ha sido muchas veces ese conflicto. Pero en mi caso no, de ninguna manera.
–¿Por qué no se dio ese conflicto? ¿Tal vez el arte contemplativo le permitió unir elementos que a veces se contraponen?–Pudiera ser, sí. También como poeta, que viene a ser casi lo mismo que el arte contemplativo. Cántico cósmico está pensado como una épica o una epopeya.
–¿Hay épica y epopeya en la poesía actual?–Casi no hay. Hay en la novela, pero no en la poesía. La novela es la épica actual. Y por eso la novela es muy popular y la poesía no. Casi nadie lee poesía y eso es culpa de los poetas, que escriben una poesía que no interesa.
–Cuando dice que la culpa es de los poetas, ¿se refiere a que no son claros en los poemas que escriben?–Exactamente. Son herméticos y no se entiende ni es para entender, y por lo tanto no es para interesar a la población. Yo siempre quise hacer una poesía que se entendiera y que comunicara.
–Se dice que sólo conocemos alrededor de un 9 por ciento del universo, una cifra pequeña.–Así es, más o menos. El universo visible es una parte ínfima. Gran parte de la materia no la vemos, es la llamada “materia invisible”.
–¿Qué hace el poeta con eso que no se ve?–Es el gran misterio sobre el que podemos meditar, aunque la mayoría no piensa en eso. Pero debe pensarse porque la mayor cantidad de realidad que existe es la que no se ve: la energía oscura y la materia oscura. Me gusta mucho mirar las estrellas también cuando hago oraciones, así tengo el universo presente, comunicándome con Dios a través de su creación.
–¿Lee muchos textos científicos?–Sí, es casi todo lo que leo. No suelo leer poesía porque ya no encuentro nada nuevo en lo que se escribe. Leo libros de ciencia. O bien temas de actualidad, que son también los temas de Cántico Cósmico.
–A propósito de la actualidad, ¿cómo vive el presente político de Latinoamérica?–Con mucho amor, con mucho interés, con mucha preocupación, con mucha esperanza. Y sobre todo con optimismo. Hay una nueva realidad en América latina, una nueva independencia. La primera independencia fue del imperio español, ahora es del imperio yanqui. La segunda independencia se está logrando en muchos países, en algunos ya con gobiernos independientes. Y en otros con una independencia relativa. Hugo Chávez fue una gran figura; puede haber tenido los defectos que tú quieras. Sin embargo, su gran mérito fue reanudar el ideario de Bolívar: la creación de una América latina unida para contraponerse a la del Norte. Estamos cumpliendo el ideal de Bolívar de hacer una sola nación.
–En ese sentido, ¿cómo anda Nicaragua?.. Muy mal. Lo que hay ahora no es una revolución ni es de izquierda. Es una dictadura personal, familiar, de una pareja, de un matrimonio y sus hijos. Algo muy vergonzoso... Para mí es peligroso seguir hablando de este tema porque tengo que regresar a Nicaragua.
–¿Es peligroso para usted vivir allá?–Sí, pero no puedo seguir hablando...
Y no habla por unos segundos, como si se replegara en un silencio irreprochable. Este sacerdote ha integrado escritura y militancia política y, junto a su maestro y amigo Thomas Merton, fundó en 1966 una pequeña comunidad contemplativa en Solentiname, donde se fomentó el desarrollo de cooperativas, se creó una escuela de pintura primitiva y un movimiento poético entre los campesinos, además del trabajo de concientización sobre la base del Evangelio interpretado en clave revolucionaria. “Como marxista, Cardenal es hereje; y como sacerdote católico, está al filo de otra herejía, pues rechaza la noción de la incompatibilidad de fe cristiana y política socialista –subrayó Paul W. Borgeson–. En poética, también discrepa con circunscripciones tradicionalistas, en su rechazo de la metáfora y su inclusión de lo común y corriente dentro del arte verbal. Creer y crear, política y fe en Dios no están reñidos para Cardenal: contrariamente, insiste en que el uno lleva definitivamente a lo otro. Así, estas vertientes marcan su obra definitiva.” Cuando Juan Pablo II visitó oficialmente Nicaragua, en 1983, el pontífice –frente a cámaras de televisión que transmitían a todo el mundo– amonestó e increpó severamente al poeta y sacerdote, arrodillado ante él en la misma pista del aeropuerto, por propagar doctrinas apóstatas según la fe católica y por formar parte del gobierno sandinista. El sacerdote de la teología de la liberación, obstinado rebelde contra el Vaticano, estaba recién llegado a Mendoza, en abril de este año, cuando se desayunó con una sorpresa. “En la primera entrevista que tuve, el periodista me preguntó qué opinaba del papa argentino. ¿Cómo el papa argentino? Pensé que preguntaba por el caso de que se eligiera alguna vez un papa argentino. Tres veces le tuve que preguntar hasta que entendí que habían elegido un papa argentino”, recuerda el poeta.
–¿Cree que habrá cambios en la Iglesia?–Sí, al principio no pensé que pudiera estar haciendo todo lo que está haciendo... algo verdaderamente increíble porque está poniendo las cosas al revés. Como debe ser, porque todo estaba mal puesto. Que un papa no ande en el papamóvil sino en el carro más pequeño del Vaticano es el mundo al revés. Los últimos serán los primeros; eso está haciendo Francisco.
–¿Cree que el papa Francisco puede revisar la “suspensión a divinis” que pesa sobre usted?–A mí no me afecta porque es una prohibición para administrar sacramentos y yo no me hice sacerdote para administrar sacramentos y andar celebrando bautismos y matrimonios, sino para ser contemplativo. Y sigo siéndolo. Es más bien un estorbo para mí la práctica pastoral, no es mi vocación. Como poeta y como sacerdote soy un contemplativo.
–¿Qué pasaría si el Papa le quitara esa prohibición de suministrar los sacramentos?–Más bien me puede complicar la vida. Me pondría en compromisos que no tengo actualmente... Ya me siento muy cansado, casi no dormí anoche y me estás haciendo muchas preguntas.
–¿El próximo premio que recibirá será el Nobel de Literatura?–Me complicaría también la vida... no creo que exista ese peligro.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/4-30000-2013-09-25.html#formu_mail

Página 12


jueves, 26 de septiembre de 2013

Cambiar de actitud para cambiar las cosas


Perder una guerra imprime carácter. Lo imprime incluso setenta y siete años después de pérdida, sobre todo cuando a la derrota bélica le siguen cuatro decenios de la dictadura fascista más longeva de Europa y tres de Monarquía Parlamentaria que, a pesar de constituir un sistema político nítidamente diferente del franquismo, amplió los sectores sociales con acceso a las élites e incluyó en la comunidad política amplios grupos de población a cambio de impunidad para el periodo anterior y pervivencia de algunos de sus elementos identitarios y discursivos centrales. Conviene recordar que, si bien el mapa político no era transportable a la realidad actual ni hay correlato para la mayor parte de los actores de entonces, una constante se ha mantenido en el campo de la política antagonista, admitámoslo: hoy, como en la Guerra Civil, seguimos profundamente enfrentados, divididos y sectarizados.
Uno de los efectos de esta profunda sectarización, que estuvo parcialmente suspendida durante el fenómeno político del 15-M pero hemos ido recuperando en los últimos tiempos, es la sustitución automática de la discrepancia por el enfrentamiento y del análisis político por el impulso tribal. Así, entre quienes consideran que lo mejor que puede pasar en un determinado país de Oriente Medio es una cosa y quienes consideran que es otra, no surgen reflexiones, artículos, mesas redondas y debates sino alineaciones férreas de uno y otro lado, acusaciones falsas (nadie dijo jamás que quisiera una guerra en Siria), apelaciones al pasado de cada tradición política (escogida o imputada por los detractores) y, en definitiva, un remedo de debate futbolístico chusco de medianoche sin televisión y con redes sociales.
Sería menos grave si las redes sociales no se hubieran convertido, al menos desde el 15-M, en la posibilidad real de generar una esfera pública antagonista, más democratizada y participada que otros medios de comunicación desde la que se han incorporado al sentido común de masas discursos que eran, hasta hace bien poco, marginales. La(s) izquierda(s), tan críticas con la telebasura, nos hemos convertido en consumidores y fabricantes compulsivos de twitter-basura y Facebook-basura en los últimos tiempos. También nos hemos convertido en convocantes compulsivos de todo tipo de manifestaciones, concentraciones y otros eventos a los que ya no va mucha más gente que los que las convocan y que demandan a quien quiera sentirse parte del movimiento más de tres días a la semana de asistencia a movilizaciones además de las asambleas, reuniones y eventos varios de cada colectivo u organización. Por no hablar del retorno a una forma de lenguaje y acción política que, de nuevo, está más pensada para “iniciados” que quieren reforzar posiciones dentro de grupos pequeños y homogéneos que para construir hacia quienes padecen condiciones sociales que empeoran día a día pero no canalizan políticamente su desencanto. Sentirse parte de algo tiene que ser un proceso mucho más sencillo y menos costoso que todo eso si se quieren conquistar mayorías, no puede requerir de una inversión de atención, tiempo y esfuerzo tan enorme.
En mi opinión, este proceso de divorcio de la realidad y de deterioro absoluto del ambiente político entre gentes que piensan y actúan mucho más parecido entre ellos que respecto del resto de la sociedad, tiene que ver con razones de corto y largo alcance histórico. Las de corto alcance se resuelven rápido: el 15-M inauguró el ciclo de movilizaciones más denso de la historia reciente en España. En ese marco, todas las tendencias políticas tradicionalmente marginales (izquierda extraparlamentaria, movimientos sociales y sectores críticos de sindicatos e izquierdas parlamentarias) recibieron inputs positivos en forma de crecimiento en militantes, impacto en la opinión pública, etc… Y se provocó un fenómeno doble: de un lado, la legítima satisfacción y profundización del interés en crecer de cada organización, plataforma o sensibilidad; de otro, el convencimiento sincero, pero profundamente errado en todos los casos, de que el ciclo de movilizaciones traía causa del buen hacer, la persistencia, las propuestas o cualquier otro atributo puesto en valor por cada uno de los actores políticos que se atribuían sin excepción, de forma honesta pero equivocada, el éxito.
Esta última reacción se explica mejor comprendiendo tres características del campo político antagonista que son, a un tiempo, causa y efecto del largo transitar histórico de derrota en derrota. Estas son:
- La dificultad existencial aparejada al compromiso político de izquierdas en España desde tiempos inmemoriales. “Significarse” o “meterse en política” son vectores de rechazo social inmediato en una sociedad caracterizada por una profunda cultura del consenso. Se entiende que del consenso en torno a que los ricos sean cada vez más ricos.
- El refugio de la(s) izquierda(s) en la producción intelectual, derivada de una actitud cultural basada en la justificación teórico-analítica de lo razonable de argumentos que los hechos convierten sistemáticamente en perdedores de la contienda política y de un elemento estructural: durante años las universidades han sido uno de los principales caladeros de militantes políticos.
- La realidad de que, setenta y siete años atrás, en la retaguardia de los frentes de la guerra que perdimos quienes la lucharon y sus herederos políticos, la discrepancia convertida en enfrentamiento no se resolvía en muros de Facebook, sino de fusilamiento.
Esta última característica ha generado una cultura política, sostenida en el tiempo desde entonces, presidida por una desconfianza total derivada de posicionamientos referenciados en marcos del pasado, identidades fortísimas y núcleos estrechos de socialización política. Las dos anteriores, esclerotizadas y neurotizadas por la marginalidad, la sensación de derrota permanente y la necesidad, completamente comprensible desde el punto de vista psicológico, de autojustificación de la propia vida frente al vendaval de derrotas y represión, han derivado en posiciones políticas ancladas a referentes que ya no operan para el 99% de las personas (trotskismo/estalinismo o reforma/revolución, por ejemplo), pero son útiles para reforzar el compromiso y la posición dentro del propio grupo que sí se referencia en torno a estos elementos. También a una arrogancia intelectual tendente a la autocomplacencia cuando aparecen indicios de crecimiento (las reacciones de muchas organizaciones y grupos al 15-M son sintomáticas al respecto), a dar por sentado que análisis rigurosos y trabajados no pueden contraponerse a otros análisis igualmente válidos, convirtiendo el debate de ideas en confrontación moral entre traidores y fieles y no en potencia política derivada del razonamiento colectivo.
Estas razones históricas estructuran un contexto, una cultura política, que no ha de ser estática. No hay ninguna razón para que estas actitudes tengan que ser así para siempre pero necesitamos, para cambiar las cosas, cambiarlas radicalmente. Hay dos razones fundamentales que, a mi juicio, invitan a la reflexión profunda y la acción consecuente: la primera, que tenemos una experiencia reciente en la que la superación de algunos de los problemas enunciados trajo consigo un ciclo de movilizaciones exitoso en muchos aspectos por primera vez en tiempos recientes; la segunda es que vivimos una coyuntura histórica excepcional, un momento que va a marcar el devenir de los próximos decenios y no va a estar abierta permanentemente, conviene, además de enunciarlo, asumir que esto es así con los hechos.
Algunos de los problemas que hoy nos bloquean traen causa de un conflicto armado en el que, mientras el fascismo avanzaba por el frente del Ebro, las izquierdas se mataban en la retaguardia en el Edificio Telefónica de Barcelona. Hoy, afortunadamente, no somos los mismos de entonces ni estamos condenados a repetir la historia como farsa de aquella tragedia, pero necesitamos defender la posibilidad de un mundo en el que los jóvenes tengan futuro, los trabajadores trabajo, los ancianos pensiones, la ciudadanía derechos y las hipotecas no maten. Es evidente que no basta con un cambio de actitud para hacerlo, pero nos ayudaría comprender que el enemigo no está en la trinchera de al lado, sino en la de enfrente.


Grund Magazine

Notas[1] Por ser un artículo especialmente pegado al desempeño político y el clima actual, ha pasado por algunas manos antes de ser publicado. Agradezco mucho su lectura y sus comentarios a Fran Verdes, Antonio Márquez, Ángela Vázquez, Jorge Sola, Jorge Moruno, Raimundo Viejo, Jónatham Moriche, Marina Díaz y a mi padre, aunque toda la responsabilidad sobre los errores y las opiniones vertidas aquí son responsabilidad exclusiva del autor.
Fuente original: http://www.grundmagazine.org/2013/cambiar-de-actitud-para-cambiar-las-cosas/

"Considero que el proyecto socialista de Allende fue precursor del socialismo del siglo XXI

"Considero que el proyecto socialista de Allende fue precursor del socialismo del siglo XXI

Entrevista a Marta Harnecker
"Considero que el proyecto socialista de Allende fue precursor del socialismo del siglo XXI cuyo gran promotor fue el presidente Chávez"



Entrevista a Marta Harnecker realizada por Isabel Rauber, en el Programa "Visión Nacional", en AM 870, Radio Nacional Argentina, el domingo 16 de septiembre de 2013


  ‑Tu eres una militante chilena que tuviste que exiliarte producto del Golpe, ¿cómo viviste aquellos sucesos? -

Primero quiero agradecerte la posibilidad de conversar contigo y llevar este diálogo a todas y todos aquellos compañeros interesados en estudiar el pasado para construir el futuro, así titulé un artículo sobre el tema de la Unidad Popular que publiqué hace 10 años atrás.

Yo era como tú dices una militante del Partido Socialista chileno y en el momento del golpe mi primera militancia era dirigir la revista política Chile hoy, una revista con un valor informativo especial, porque siendo un órgano de la Unidad Popular, el frente político que apoyaba a Allende, estaba abierto a toda la izquierda y de hecho el MIR chileno fue el que nos proporcionaba los datos de inteligencia que nos advertían que se estaba preparando un golpe.

El golpe en Chile, fue un golpe anunciado. Desde el primer intento de golpe ocurrido en el 29 junio 1973 conducido por el general Viaux, vivimos en constante zozobra.

La amenaza de golpe estaba diariamente presente. Al comienzo toda la izquierda tomaba medidas para enfrentarlo, pero ocurrió como el cuento de Pedrito y el lobo, de tanto anunciar que venía el lobo, y no llegaba, cuando el lobo llegó no estaba preparado para enfrentar. Eso ocurrió con los dirigentes de la izquierda. Muchos de ellos, en ese momento estaban durmiendo en sus casas.

Habíamos empezado a coordinar con el MIR chileno el paso a la clandestinidad de la revista. Este era el partido más preparado para darnos dicha asesoría. La instrucción que habíamos recibido del dirigente nacional encargado de estas actividades era que estuviésemos atentos al levantamiento que se daría en los cuarteles en contra de los militares golpistas.

Este levantamiento nunca se dio. Los mandos golpistas dieron un golpe dentro de las propias fuerzas armadas apresando a los generales más cercanos al presidente Allende, entre ellos al general Bachelet, padre de Michelle, la ex presidenta y actual candidata a la elección presidencial en Chile.

El día 11 el golpe nos pilló por sorpresa. No recuerdo quién me llamó en la madrugada avisándome y rápidamente decidimos irnos todo el equipo que producía la revista al departamento de uno de nuestros periodistas que quedaba a unas 10 cuadras de la moneda.

Allí nos enteramos por la radio del bombardeo de la Moneda y de que el departamento en que estábamos quedaba y que la zona que fue declarada zona de toque de queda durante tres días.

Estando en el departamento recibimos la visita una patrulla militar que en revisó todos nuestros enseres pero felizmente no reconoció a ninguno. ¡Pasamos un gran susto!

Muy pronto yo aparecí en la lista de las personas buscadas. Había una lista de políticos y otra de periodistas, yo figuraba en esta última lista. Poco antes del golpe había recibido en la sede de la revista una visita de generales de la Fuerza Aérea amenazándonos por el tipo de información que estábamos dando acerca de los preparativos del golpe. Terminado el toque de queda, traté de volver a mi departamento pero no pude hacerlo. Una junta fascista se había instalado en los bajos del edificio y controlaba a todo el que entraba o salía.

Pasé algunos días en casas de seguridad. Desde allí hice contacto con el MIR. Se descarto la posibilidad de sacar clandestinamente la revista. Decidí entonces salir del país. Me refugié en la embajada de Venezuela y cuatro meses me dieron salvoconducto para partir a Cuba.

La gran tristeza y frustración que me provocó el golpe militar fue compensada por el encuentro con el que luego fue mi compañero y padre de mi única hija, el comandante Manuel Piñeiro, más conocido como Barbarroja. Cuba fue mi segunda patria. El cariño y la solidaridad de su pueblo me hicieron sentir siempre como que estuviese en mi casa. 

‑¿Cuál consideras tú que sería el mensaje fundamental para el quehacer actual de los gobiernos populares en el continente, en lo que hace a la relación con sus pueblos y a la relación con el poder?


‑Sabes Isabel que yo considero que el proyecto socialista de Allende fue precursor del socialismo del siglo XXI cuyo gran promotor fue el presidente Chávez. Allende no sólo fue el primer presidente socialista electo democráticamente en el mundo, sino que fue el primero en pretender avanzar al socialismo por la vía institucional y el primero en entender que para hacer esto debía distanciarse del modelo soviético.

Ese socialismo no podía ser impuesto desde arriba, tenía que contar con un apoyo muy mayoritario de la población, y tenía que estar inserto en las tradiciones nacionales, un socialismo con vino tinto y empanadas como él lo catalogaba, es decir, una sociedad socialista democrática enraizada en las tradiciones nacional‑populares. Por desgracia, el proyecto de Allende fue demasiado heterodoxo para izquierda chilena de entonces que era demasiado ortodoxa cuyos planteamientos no se correspondían con los nuevos desafíos que el país estaba viviendo. Te pongo algunos ejemplos de esa ortodoxia:

Cuando Allende hablaba del tránsito democrático al socialismo, sectores de la izquierda pintaban en los muros: ¡Viva la dictadura del proletariado!;Cuando Allende —tomando en cuenta que el electorado chileno estaba dividido en forma muy gruesa en tres tercios: los conservadores, los demócrata cristianos y la izquierda, con una leve preponderancia de la izquierda‑, planteaba la necesidad de contar con el apoyo de los demócrata cristianos, con el cual se podría lograr un apoyo mayoritario de la población al proyecto, nuestra izquierda actuaba muy sectariamente enfrentando a los militantes de ese partido; nunca entendió la necesidad de aliarse con fuerzas que catalogaba como burguesas;Cuando Allende hablaba de ganar a sectores de la burguesía para su proyecto, una parte importante de la izquierda reafirmaba que nuestro enemigo era toda la burguesía;

Mientras Allende quería consolidar lo avanzado en el plano económico: la estatización de las grandes empresas estratégicas, teniendo muy claro los límites del poder con que contaba, sectores de la izquierda se tomaban pequeñas empresas y pedían su nacionalización, exigiendo más radicalidad a Allende. Cuando Allende luchaba por conseguir una conducción única del proceso, los partidos más fuertes: el socialista y el comunista, hacían públicas sus divergencias.

Una de las grandes limitaciones que tuvo el gobierno de Allende fue el marco institucional heredado. Aunque el Presidente y la Unidad Popular tenían clara la necesidad de elaborar una nueva constitución para cambiar las reglas del juego institucional y facilitar el tránsito pacífico socialismo, y de hecho el presidente Allende entregó a los partidos que componían la unidad popular una propuesta de nueva constitución en septiembre de 1972; nunca se hizo una convocatoria para llevar adelante este proyecto. Creo importante estudiarla porque allí están plasmadas las ideas de Allende sobre cómo debería ser el tránsito social a partir de la realidad chilena.

¿Y por qué entonces no se llevó nunca adelante una convocatoria?, porque se estimó que la Unidad Popular todavía no tenía el apoyo electoral mayoritario que era indispensable para llevar adelante un proceso constituyente con éxito. La UP nunca logró llegar al 50% más de los votos. La gran pregunta que la historia no puede responder es qué hubiera pasado si dicha coalición política hubiese decidido tensionar sus fuerzas y hacer un trabajo casa por casa para ganar a la población para su proyecto. Quizás aquí faltó audacia, esa audacia que tuvo el Presidente Chávez cuando la oposición llama a un referéndum para derrocarlo y él acepta ir al combate aunque en ese momento las encuestas le daban una aceptación muy baja. Él acepta a pesar de estar en ese momento en condiciones de inferioridad, pero inmediatamente planifica cómo lograr las fuerzas para triunfar en esa contienda y crea la idea de las patrullas, es decir grupos de 10 personas a las que podía integrarse gente sin militancia en partidos pero que simpatizaba con Chávez, cada una de ellas debía lograr el apoyo de otras 10 con un trabajo casa por casa.

Otra lección es que yo creo fundamental del proceso chileno es la importancia de la organización popular en la base. Una de las grandes debilidades nuestras fue no entender esto. Fue delegar la acción política en los políticos, o más bien, el hecho de que los políticos se apropiaron de la política, y con ello los Comités de Unidad Popular —que fueron básicos para el triunfo electoral de Allende— comenzaron a debilitarse y a desaparecer. 

‑¿Cuáles serían los desafíos y las tareas principales para los movimientos populares y la izquierda latinoamericana?


‑Pienso que nuestra izquierda y nuestros movimientos populares deben tener muy presente lo ocurrido en la experiencia chilena para no repetir los mismos errores.

Tenemos que entender que para construir una sociedad alternativa al capitalismo esencialmente democrática tenemos que ser capaces de ganarlos el corazón y la cabeza de la mayoría de la gente. Que la crisis actual del capitalismo hace que cada vez mayores sectores se sientan afectados. Ya no sólo existen condiciones objetivas sino también condiciones subjetivas para que cada vez más personas entiendan que el capitalismo no es la solución para sus problemas cotidianos.

Necesitamos elaborar un proyecto alternativo y a ello pueden contribuir especialmente las experiencias de los gobiernos y movimientos populares en los países más avanzados de nuestra región. Se requiere una militancia nueva en que su forma de vivir y trabajar políticamente prefiguren la nueva sociedad Militantes que encarnen en su vida cotidiana los valores que dicen defender. Deben ser democráticos, solidarios, dispuestos a cooperar con los demás, a practicar la camaradería, la honestidad a toda prueba, la sobriedad. Deben proyectar vitalidad y alegría de vivir.

Si luchamos por la liberación social de la mujer, debemos empezar desde ya por transformar las relaciones hombre‑mujer en el seno de la familia;

Nuestros militantes deben capaces de aprender de los nuevos actores sociales del siglo XXI. Estos son particularmente sensibles al tema de la democracia. Sus luchas han tenido generalmente como punto de partida la lucha contra la opresión y la discriminación. De ahí que rechacen ser manipulados y exijan que se respete su autonomía y que puedan participar democráticamente en la toma de decisiones. Pienso que nuestros militantes deben ser también disciplinados. Se que este no es un tema muy simpático para muchos. A mí me gusta citar a uno de los coordinadores nacionales del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra, Joao Pedro Stédile, quien dice: “Si no hay un mínimo de disciplina, que haga que las personas respeten las decisiones de las instancias no se construye una organización. “La disciplina consiste en aceptar las reglas del juego. Hemos aprendido [esto] hasta del fútbol y la Iglesia Católica, que es una de las organizaciones más antiguas del mundo. [...] Si alguien está en la organización por su libre voluntad, tiene que ayudar a construir las reglas y a respetarlas, tiene que tener disciplina, tiene que respetar al colectivo. Si no, la organización no crece.” Pero esto no debe significar que nuestros cuadros deban tener una mentalidad de ordeno y mando, deben ser pedagogos populares , respetuosos de la iniciativa creadora de la gente. Por otra parte, se requiere de una nueva cultura política: una cultura pluralista y tolerante, que ponga por encima lo que une y deje en segundo plano lo que divide; que promueva la unidad en torno a valores como: la solidaridad, el humanismo, el respeto a las diferencias, la defensa de la naturaleza, rechazando el afán de lucro y las leyes del mercado como principios rectores de la actividad humana. Necesitamos una izquierda que comienza a darse cuenta que la radicalidad no está en levantar las consignas más radicales ni en realizar las acciones más radicales —que sólo unos pocos siguen porque asustan a la mayoría—, sino en ser capaces de crear espacios de encuentro y de lucha para amplios sectores; porque constatar que somos muchos los que estamos en la misma lucha es lo que nos hace fuertes, es lo que nos radicaliza. Una izquierda que entienda que hay que ganar hegemonía, es decir, que hay que convencer en lugar de imponer. Una izquierda que entienda que más importante que lo que hayamos hecho en el pasado, es lo hagamos juntos en el futuro por conquistar nuestra soberanía y construir una sociedad que permita el pleno desarrollo del ser humano: la sociedad socialista del siglo XXI. 

Mensaje final 

-Por último, quiero decirles que si bien el capitalismo está en crisis, este no desaparecerá por sí sólo. Si nuestros pueblos no se unen, organizan y luchan con inteligencia, creatividad y coraje, el capitalismo buscará la forma de recomponerse. Nuestros pueblos han dicho basta y echado a andar, ahora no deben detenerse, ¡la lucha es larga pero el futuro es nuestro
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de las autoras mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.



Dominicanos conmemoran 50 años del golpe de Estado contra Juan Bosch

 "porque Juan Bosch estaba encarnando un proyecto de nación y una revolución democrática que era eficaz y era viable. Estaba tomando una serie de medidas para desmontar las estructuras de dominación oligárquicas internas y para garantizar la soberanía nacional frente al dominio tradicional del imperio norteamericano sobre el país". 


En República Dominicana se recuerda la lucha del presidente Juan Bosch, el primer mandatario electo democráticamente en este país y quien saliera del poder tras un golpe de Estado. El escritor Eliades Acosta aseguró que este golpe fue motivado "porque Juan Bosch estaba encarnando un proyecto de nación y una revolución democrática que era eficaz y era viable. Estaba tomando una serie de medidas para desmontar las estructuras de dominación oligárquicas internas y para garantizar la soberanía nacional frente al dominio tradicional del imperio norteamericano sobre el país". teleSUR
El expresidente de República Dominicana Leonel Fernández (2004-2012) afirmó que el golpe de Estado perpetrado el 25 de septiembre de 1963, contra el entonces jefe de Estado Juan Bosch, representa “una mancha y una vergüenza” en la historia contemporánea de la nación caribeña.
Durante un acto que evocó el aniversario número 50 del golpe de Estado, Fernández lamentó que “los resentimientos de grupos de poder económico y social condujeron a la intolerancia y a la intransigencia frente al gobierno de Bosch, lo cual finalmente condujo a su derrocamiento”.
Recordó que Bosch fue el primer presidente electo democráticamente, “después de más de 30 años de tiranía y opresión”, con un pueblo dominicano que acudió a las urnas “deseoso de contribuir a la edificación de un sistema democrático en el país”.
El ex gobernante dijo también que el golpe de Estado generó en la sociedad dominicana mucha sangre, luto y dolor que pudo haber sido evitado, además de que retrasó el progreso económico y social del país.
“Cincuenta años después de haberse perpetrado ese crimen contra la democracia, lo que sigue teniendo validez es su condena y repudio, porque fue un factor que contribuyó a la continuación del atraso en el país y a sembrar el llanto en la familia dominicana”, puntualizó.
Por último, Fernández proclamó que mientras los responsables del golpe de Estado languidecen en el olvido, “la figura de Juan Bosch se agiganta con el tiempo”.
Bosch fue electo presidente de manera democrática, tras el ajusticiamiento del dictador Rafael Leónidas Trujillo, el 30 de mayo de 1961. El golpe de Estado puso fin a un gobierno de solo siete meses, enfocado en establecer beneficios para los sectores más desposeídos.
Asimismo, Bosch puso en práctica la Constitución de 1963, donde se recogía la libre organización sindical, el respeto al derecho al trabajo y la participación de los obreros en los beneficios de las empresas donde laboraban, entre otros beneficios.
Durante su mandato, Bosch rechazó las presiones ejercidas por Estados Unidos y los ultraderechistas dominicanos para que limitara el libre ejercicio del pensamiento y declarara al comunismo como doctrina malsana e ilegal.
El golpe de Estado fue encabezado por el coronel Elías Wessin y Wessin. Según Bosch, el suceso se debió a la corrupción entre los militares y por su negativa a comprar aviones británicos a un precio de cinco millones de dólares, en una negociación fraudulenta para el pueblo dominicano.
teleSUR-PL-HoyDigital/MARL

martes, 24 de septiembre de 2013

El próximo PLD


José Tomás Pérez
@josetomasperezv

En realidad, ¿para qué se fundó el PLD? ¿Estaba la sociedad dominicana preparada para el Partido que creó Juan Bosch?

Durante décadas, la guerra fría entre los dos imperios, Estados Unidos y la Unión Soviética, mantuvo dividido al mundo en dos grandes polos. El PLD nació atrapado en medio de esos polos. Solo la influencia de un pensador con los conocimientos y la experiencia política de Juan Bosch pudo sobreponerse e imprimir a ese partido, desde su nacimiento, un sello original y una visión nueva de la realidad, que le permitiera liberarse de los esquemas ideológicos en que se debatían la izquierda y la derecha.

Decenas de jóvenes revolucionarios fueron víctimas de los clichés ideológicos que se difundían desde una sociedad que no profesaba en la práctica lo que trataba de enseñar.

La aberración en que cayeron los sistemas comunistas y socialistas, esclavizando material y espiritualmente a sus pueblos, nunca llegó a la conciencia de esos jóvenes que ingenuamente sacrificaron sus vidas promoviendo una utopía que sólo existía en los libros de los pensadores del marxismo, pero que en la práctica había degenerado en un sistema tan aberrante como el capitalismo que combatían.

Conocedor profundo y testigo ocular de lo que pasaba dentro y fuera de aquella cortina de hierro que dividía a ambos polos, Juan Bosch proclamó desde un principio que el PLD no era un partido leninista y que el propósito de su fundación era llevar a cabo un proyecto de liberación nacional, con definiciones y características propias de una sociedad como lo era la dominicana en esa época.

Juan Bosch, no habría de permitir que su obra maravillosa quedara atrapada dentro del círculo vicioso de estereotipos e ideas prefijadas en que la izquierda dominicana se sumergió para no poder nunca escapar. Por eso el PLD creció y se desarrolló como un partido con personalidad propia.

El concepto de liberación nacional no expresaba un rompimiento con el capitalismo ni con el socialismo. Era más bien el planteamiento de las ideas y experiencias exitosas con que ambos polos funcionaban, echando a un lado las prácticas enajenantes e inhumanas y proponiendo como bandera de lucha el antiimperialismo, la soberanía absoluta de los pueblos y la reivindicación del bienestar humano, razón de ser de los sistemas y de los Estados.

El fracaso en el gobierno de los partidos tradicionales, PRD y PRSC, hizo que estas ideas germinaran y se fueran abriendo paso hasta alcanzar su plenitud en el certamen electoral de Mayo de 1990, cuando Juan Bosch y el PLD ganaron las elecciones, aunque sin poder asumir el gobierno debido a un fraude electoral sin precedentes.

La llegada del PLD al poder, seis años después, marcó, sin embargo, la ruptura con sus raíces ideológicas, poniendo en práctica, arrastrado por las circunstancias, la definición de un modelo de partido sellado por el pragmatismo, ecléctico en su forma de gobernar y alejado de manera radical de los postulados marxistas que contenían sus definiciones doctrinarias.

Esta no fue una crisis ideológica solo del PLD. Con el derrumbamiento de la Unión Soviética y los regímenes socialistas, también se vinieron abajo las estructuras partidarias que en el mundo sustentaban la ideología marxista. Los partidos que no supieron transitar el camino de la adaptación a esta nueva realidad se redujeron a su mínima expresión, muchos de ellos desapareciendo del escenario político.

En los últimos años hemos sido testigo en América Latina del surgimiento de un tipo nuevo de partidos de izquierda que, amparados en ideas y prácticas antiimperialistas, han podido alcanzar la cúspide del poder en sus respectivos países. Con diferencias de matices en cuanto al enfoque antiimperial, unidos en un solo bloque, han devenido en un polo político independiente, contestatario y hasta desafiante de la hegemonía de los Estados Unidos, lo que le ha permitido manejarse con gran autonomía política frente al tradicional gendarmen.

Y mientras tanto ¿qué ha pasado con el PLD? ¿Por qué aquel partido de liberación nacional que fundara Juan Bosch no ha tenido espacio dentro en el terreno de este bloque liberal? ¿Por qué el PLD no ocupa ningún lugar en la clasificación de los partidos de izquierda o centro-izquierda que hace el Proyecto Élites Parlamentarias Latinoamericanas (PELA), el cual incluye partidos de 15 países?

Si algún factor le ha permitido a muchos de los partidos del bloque izquierdista de América del Sur y Centroamérica exhibir los niveles de autonomía política que tienen es el origen de sus victorias. La mayoría de ellos llegó al poder montado en las olas de grandes movimientos populares. Son partidos que gobiernan o han gobernado en contra y a pesar de los grupos oligárquicos, quienes se han visto obligados a aceptar esa realidad a regañadientes. Todos tuvieron un origen popular y nunca cedieron un ápice de su terreno para ascender al poder.

En el caso del PLD no ha pasado así. Al margen de evaluar si estuvo bien o estuvo mal lo que se hizo en términos de táctica política, la alianza con los grupos conservadores que dio origen a su primera victoria electoral, ha marcado a este partido para siempre. Tener que ser complaciente con la oligarquía y los grupos tradicionales de poder fueron convirtiendo al PLD en un partido profundamente conservador. Los mismos grupos oligárquicos que patrocinaron el derrocamiento de Juan Bosch en 1963, han seguido poniendo las reglas, financiando campañas electorales y repartiéndose el poder con los partidos que llegan.

Al margen de los avances que los gobiernos del PLD han logrado para el país en materia económica y social, los cuales sin ninguna mezquindad deben considerarse importantes, su trascendencia histórica como partido político estará limitada y condicionada por este rompimiento ideológico con las clases populares, lo que en la práctica lo convierte en un partido más del sistema.

La pregunta que surge es: ¿hasta cuando estará el PLD jugando este rol de partido conservador desde el gobierno? ¿Estaría el gobierno de Danilo Medina definiendo en su praxis un nuevo tipo de PLD, menos comprometido con los intereses de los grupos oligárquicos y conservadores y más identificados con el sentimiento de las clases populares?

¿Podrá romper el PLD su alianza con el conservadurismo y echar adelante un proyecto eminentemente popular, un híbrido que combine el arte de gobernar al lado de las clases populares con el apoyo a las fuerzas productivas, especialmente las emergentes y las embrionarias?

La sociedad dominicana ha venido incubando un movimiento casi secreto que cuestiona el establishment y la manera como se ha gobernado al país en las últimas décadas. El PRD, ha sido el estrepitoso fracaso del modelo populista llevado a su máxima expresión. Los grupos de izquierda están cada día más dispersos y menos conscientes de lo que quieren.

¿Cuál será entonces el rol que le corresponderá jugar al PLD frente una sociedad que ya no acepta ni se resigna a que se aborde la solución a sus problemas con media tinta y paños tibios?

Algunas señales del presidente Danilo Medina apunta hacia lo que pudiera ser el nuevo PLD. El acercamiento a los pequeños y medianos productores del campo y la ciudad y los encuentros con las comunidades y las asociaciones comunitarias pudieran estar dándonos luces de lo que tiene que ser ese nuevo partido que demanda la sociedad dominicana.

Por años se ha venido cuestionando el alejamiento de la estructura partidaria y de sus dirigentes de las comunidades. Atrás quedaron las instancias orgánicas que creó Juan Bosch para conectar al PLD con el pueblo. La masificación mal conducida ha hecho del partido una organización semiamorfa, sin canales de comunicación con sus bases. Los contactos con la gente se hacen, pero con la nariz tapada. La visión transformadora con que se creó el PLD se ha dejado atrapar en la maraña de intereses de la clase dominante de la sociedad.

El VIII Congreso Norge Botello, tiene una excelente oportunidad para debatir y definir cuál es el próximo PLD que queremos.

El 2016 no es un escenario para simplemente presentar caras nuevas o viejas, sino la ocasión para promover una visión transformadora y moderna del tipo de sociedad que queremos.

Discutamos esto sin que las contradicciones nos causen rubor y sin dejarnos condicionar por el temor a los grupos y sectores que creen que la democracia solo debe llegar al límite de lo que les conviene.

EL DUARTE DE MIGUEL NÚÑEZ

DANIEL BALCÁCER: EL DUARTE DE MIGUEL NÚÑEZ

De  Juan Pablo Duarte  solo se conoce una fotografía hecha en  Caracas  en 1873 cuando el patricio contaba con 60 años de edad.  A...